RICARDO LINDEMANN
Charla dada en las
ruinas de la Academia
de Platón, Atenas, 23 de julio de 2010.
Con la Academia de Platón en
Atenas (fundada en 387 AC ),
se formó un lugar para irradiar sabiduría al mundo, y liberar a los hombres de
la ignorancia, la causa del mal. Por medio de Alejandro Magno, que tenía a
Aristóteles, un discípulo de Platón, como su maestro, la racionalidad del
pensamiento griego influyó en casi todo el mundo. En Alejandría, se creó la
palabra griegaTeosofía, en el siglo tres de nuestra era, por
neoplatónicos tales como Ammonio Saccas (1275-242 DC) y sus discípulos
inmediatos, particularmente Plotino, Longino y Orígenes. Pero el verdadero
significado de la palabra ‘filosofía’ originalmente vinculada a Pitágoras como
un “amor o aspiración hacia la sabiduría” ya se había distorsionado o perdido.
Pitágoras (Samos 580 AC - 500 AC ) fue el primer
filósofo occidental que sostuvo la doctrina de la reencarnación y, como
consecuencia, también el vegetarianismo, como un modo de compasión hacia la
vida como un todo, lo que parece indicar alguna influencia del Hinduismo y del
Budismo. Se estima que fue a India justo durante el periodo del florecimiento
del Budismo.
El Obispo C. W. Leadbeater (1847-1934) también dijo: “Pitágoras
viajó por muchos de los países de la cuenca del Mediterráneo, estudiando
durante algunos años en Egipto, donde fue iniciado en Sais. También fue
iniciado en los Misterios de Eleusis, de Kabir y de los Caldeos, y por esto
estaba totalmente versado en todo el conocimiento oculto del antiguo mundo.
Además de sus viajes alrededor del Mediterráneo, Pitágoras viajó a India, donde
se encontró con el Señor Buddha, y se hizo uno de sus discípulos. Pasó algunos
años en India, y se dice que tuvo el alto honor de tener una entrevista con el
próximo Maestro del Mundo.” Respecto a una conexión aún más antigua con el
Oriente, la Sra. H.
P. Blavatsky dijo: “La
Teosofía es el equivalente a Brahma-vidyâ, el conocimiento
divino.”[1]
De todos modos, es un hecho
que Platón apoyó el concepto de la reencarnación. Sus palabras maestras eran:
“La responsabilidad está con quien elige, Dios está Justificado.”[2] Su famoso libro es un trabajo dedicado
a la búsqueda de la justicia, y racionalmente encontraríamos gran dificultad en
cualquier idea de justicia divina sin aceptar la reencarnación y Némesis. Por
ejemplo, si en la misma familia naciera un atleta olímpico y una persona
discapacitada físicamente, o un genio y una persona deficiente mentalmente, y
si esas diferencias extremas no se atribuyeran al Karma de encarnaciones
anteriores, lógicamente necesitaríamos atribuírselas a la voluntad de Dios,
pero de este modo la justicia divina parecería estar ausente. Obviamente, las
Leyes de Karma y Reencarnación son mutuamente interdependientes.
Con los
primeros griegos “desde Homero a Herodoto, no era una diosa, sino un sentimiento moral, dice Decharme; la barrera del mal
y la inmoralidad… Pero, con el tiempo, ese ‘sentimiento’ fue deificado, y su
personificación se convirtió en una diosa fatal y punitiva. Por lo tanto, si
relacionamos a Némesis con Karma, tenemos que verificarlo en su triple carácter
de Némesis, de Adrastea y Temis. Pues, mientras la última es la Diosa del Orden y de la Armonía Universales ,
que, como Némesis, está encargada de reprimir todos los excesos, y de mantener
al hombre dentro de los límites de la Naturaleza y de la rectitud bajo penas severas, Adrastea, lo ‘inevitable’,
representa a Némesis como el efecto inmutable de causas creadas por el hombre
mismo… es la diosa equitativa que reserva su cólera sólo para aquellos
enloquecidos por el orgullo, el egoísmo y la impiedad… En pocas palabras,
mientras que Némesis es una diosa exotérica, mitológica, o un Poder, personificado y
antropomorfizado en sus diversos aspectos, Karma es una verdad altamente filosófica,
una expresión de las más nobles y divinas de la intuición primitiva del hombre
respecto a la Deidad.[3]
Incluso en la Sagrada Biblia
podemos encontrar la manifestación de la Ley Divina de Karma: “No os engañéis: Dios no puede ser burlado; que todo lo
que el hombre sembrare, eso también cosechará.”[4] También el caso de reencarnación de
Elías, el profeta del Antiguo Testamento, en el cuerpo de Juan el Bautista, lo
confirma claramente el Señor Cristo: “De cierto os digo, que no se levantó
entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el Bautista; mas el que es
más pequeño en el Reino de los Cielos, mayor es que él. (Lo que significa que
no era iniciado en los Misterios, y por lo tanto todavía era incapaz de
recordar sus vidas pasadas por sí mismo.) Desde los días de Juan el Bautista
hasta ahora, el reino de los cielos se conquista por la fuerza y los valientes
lo arrebatan. (Simbólicamente, el altamente Iniciado que conquista la
perfección antes que la raza, ciertamente toma el reino de los cielos por la
fuerza, incluso con violencia, como una sagrada batalla contra el yo inferior.)
Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron. Y si queréis
recibir (es decir, si eres capaz de creerlo), él es aquél Elías que había de
venir. El que tiene oídos para oír, que oiga.”[5] El comentario del Obispo Leadbeater,
de la Iglesia
Católica Liberal, también es muy claro: “Comentadores
ortodoxos explican que Cristo, no quiso decir eso literalmente en esa ocasión;
que Él meramente quiso decir que Juan el Bautista era un tipo de Elías, era el
mismo tipo de hombre que el profeta anterior. Se debe recordar que Cristo
estaba familiarizado con la opinión popular (por ejemplo: Juan 9:2). Sabía muy
bien que la gente especulaba sobre Él; que alguien dijo que Él era Elías, otros
que Él era Jeremías u otro de los antiguos profetas reencarnado (Mateo
16:13-14). Él era muy consciente que el regreso de Elías había sido profetizado
(Malaquías 4:5) y que la gente lo esperaba (Mateo 17:10-13), y por lo tanto Él
debe haber sabido (Juan 16:30), cómo tomarían lo que Él dijo, quienes Lo
escuchaban. Él hizo una afirmación clara e inequívoca. Si no quiso decir eso,
significa que engañó a las personas intencionalmente, y sabemos que Él no pudo
hacer eso. Entonces, Cristo lo dijo o no lo dijo. Si no lo dijo, ¿qué sucede
con la inspiración de los evangelios? Y si sí lo dijo, entonces la
reencarnación es un hecho, porque está su afirmación que Juan el Bautista era
Elías en un cuerpo nuevo.”[6]
Ciertamente, Orígenes
(185-253 DC) fue un sacerdote e incluso uno de los Padres de la Iglesia , y fundador de la Filosofía Patrística ,
quien sostuvo la idea de la reencarnación en su libro De Principiis[7], dado que
también era un neoplatónico, como se mencionó anteriormente.
Desafortunadamente, el Emperador Justiniano I (483-565 DC), interfirió en los
asuntos de la Iglesia
y convocó al Concilio de Constantinopla II, donde la doctrina de Orígenes sobre
la pre-existencia del alma, se negó por anatema[8] el 5 de mayo de 553, que
posteriormente se generalizó, haciendo imposible que la doctrina de la
reencarnación se aceptara en el Cristianismo después del siglo sexto. Incluso
el Papa Virgilio prefirió no asistir al Concilio, justificando su ausencia
aparentando estar enfermo, acusado por el Emperador Justiniano I. Tal vez, este
fue el mayor error en la historia de la filosofía cristiana, porque la
exclusión de la doctrina de la reencarnación creó esencialmente la doctrina de
la condenación eterna en el infierno, que generó mucho daño y sufrimiento
difícil de evaluar en la historia occidental.
Es ciertamente sorprendente
que esta decisión del Concilio se tomara dentro de la Catedral de Hagia Sophia, construida por
Justiniano I, y conquistada por lo turcos exactamente 900 años después de ese
Concilio, aunque es difícil especular si pudo haber una conexión kármica entre
esos dos eventos. Aunque esto significa que la doctrina de la reencarnación fue
por lo menos aceptada durante cinco siglos, y no negada en el Cristianismo.
Irónicamente, fue un
Emperador Bizantino quien destruyó una de las principales contribuciones del
pensamiento neoplatónico al Cristianismo, la doctrina de la reencarnación. Como
consecuencia, la doctrina de la condenación eterna en el infierno es uno de los
conceptos más contradictorios del Cristianismo tradicional: que Dios es
Misericordioso, o que el Cristianismo es la religión del perdón y la compasión,
como el Señor Cristo mismo lo enseña. Es demasiado contradictorio e injusto
pagar eternamente, por un error cometido en una vida. Si incluso un padre
humano puede perdonar a su hijo dándole una segunda oportunidad, cómo se puede
comprender que un Padre Divino puede ser tan cruel como para destinar a sus
hijos a una condenación eterna.
Existe evidencia de una
enseñanza esotérica en el Cristianismo y de otra exotérica, como el Señor
Cristo dijo:
Y les
dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que
están fuera, por parábolas se dan todas las cosas; para que viendo, vean y no
echen de ver; y oyendo oigan y no entiendan; porque no se conviertan, y les
sean perdonados los pecados.[9] Y con muchas parábolas les hablaba la
palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábola no les hablaba; más a sus
discípulos en particular declaraba todo.[10]
generalmente
guardados en secreto del profano y del no iniciado, que se les enseñaba por
medio de representación dramática y otro métodos, el origen de las cosas, la
naturaleza del espíritu humano, su relación con el cuerpo, y el método de su
purificación y el restablecimiento a una vida superior. La ciencia física, la
medicina, las leyes de la música, la adivinación, se enseñaban del mismo modo.
También, las principales
enseñanzas de karma y reencarnación se enfatizaban en los Misterios, y en el
Cristianismo esotérico no podía ser tan explícito en su aspecto exotérico,
porque el énfasis del Cristianismo es perdón y compasión.
Es muy importante mencionar
que las enseñanzas de los Misterios no eran meras especulaciones o creencias,
sino que se obtenían después de un largo curso de purificación y preparación
para las iniciaciones, por medio del éxtasis, como un método principal de
investigación en el campo del conocimiento super-sensorial. La Sra. Blavatsky
define esto según la Ciencia
del Ocultismo o Gupta-Vidyâ, del modo siguiente:
… ¿Cómo
hicieron esto? Se responde: controlando, examinando, y verificando en cada
departamento de la naturaleza las tradiciones de la antigüedad por medio de la
visión independiente de los grandes adeptos; es decir, hombres que
desarrollaron y perfeccionaron sus organizaciones física, mental, psíquica y
espiritual, al máximo grado posible. Ninguna visión de un adepto fue
aceptada hasta ser controlada y confirmada por las visiones así obtenidas
como para permanecer como evidencia independiente de otros adeptos, y por
siglos de experiencia.
Más información actualizada
se puede obtener del modo siguiente: Introducción
a ‘Química Oculta’:
El Sorprendente Fenómeno de PES de Estructura Nuclear y
Partículas Subatómicas[11] de M. Srinivasan, PhD; La Renovación de
Sí Mismo, a la Luz
de la Sabiduría Antigua[12] y La Ciencia de la
Yoga[13] de I. K. Taimni, PhD, todo publicado
por la Editorial
Teosófica , Chennai.
Las condiciones de la vida
después de la muerte también fue una de las principales enseñanzas en los
Misterios, como C. W. Leadbeater menciona en Vislumbres
de la Historia
Masónica :
Los mitos
de la religión exotérica del país fueron adoptados y estudiados en los
Misterios de Eleusis, como en los Misterios de Egipto. Entre los relacionados
con la vida después de la muerte, estuvo el de Tantalus, condenado a sufrir una
sed eterna en el Hades: el agua rodeándolo por todas partes, pero que
retrocedía siempre que intentaba beber; sobre su cabeza colgaban ramas de
frutas que retrocedían de igual modo cuando estiraba su mano para tocarlas.
Esto se interpretó como significando que todo el que muere lleno de deseo
sensual de cualquier tipo se encuentra a sí mismo después de la muerte pleno de
deseo, pero incapaz de poder gratificarlo. Otra historia era la de Sísifo,
condenado siempre a empujar hacia la cima de un cerro un enorme bloque de
mármol, que tan pronto alcanzaba la cima, caía nuevamente. Eso representa la
condición después de la muerte de un hombre lleno de ambición personal, que pasó
su vida haciendo planes con fines egoístas. En el otro mundo continúa haciendo
planes y llevándolos a cabo, pero siempre encuentra, a punto de terminarlos,
que son sólo sueños.[14]
No se
necesita metafísica o educación para hacer que un hombre comprenda las amplias
verdades del Karma y la
Reencarnación … las masas adoptaron el Budismo con entusiasmo,
mientras que, como se dijo antes, el efecto práctico sobre ellas, de esta ética
filosófica, todavía se ve por el bajo porcentaje de crímenes entre las
poblaciones budistas, en comparación con cualquier otra religión. El punto
principal es, arrancar de raíz la fuente más fértil de todo crimen e
inmoralidad, la creencia de que es posible para ellos escapar a las
consecuencias de sus propias acciones. Una vez que se les enseñe la mayor de
todas las leyes, Karma y Reencarnación,
y además, cuando sientan en ellos mismos la verdadera dignidad de la naturaleza
humana, se alejarán del mal, y lo evitarán al igual que un daño físico.[15]
Es sorprendente cómo estas
conclusiones son similares a las de Platón en el diálogo sobre la justicia en La República. Blavatsky
incluso considera los principios teosóficos a ser aplicados para el
mejoramiento social, del modo siguiente:
Permítame
recordarle brevemente que estos principios son: Unidad y Causación universales;
Solidaridad Humana; la Ley
de Karma; Reencarnación. Éstos son los cuatro eslabones de la cadena de oro que
debería unir a la humanidad en una familia, una Fraternidad universal.[16]
Otra importante enseñanza de
los Misterios Antiguos es la perfectibilidad del ser humano. La existencia de
Hombres Perfectos o Mahatmas, así como su Gran Fraternidad, es una conclusión
lógica, si uno acepta o comprende las Leyes de la Reencarnación , Karma
y la Evolución. Está
bellamente expresado en las palabras tradicionales:
Existe
una dinastía espiritual cuyo trono nunca está vacante, cuyo esplendor nunca
falla; sus miembros forman una cadena de oro cuyos eslabones jamás pueden
romperse, porque devuelven el mundo a Dios, de quien se originó.
También el Señor Cristo dijo
como un mandamiento especial: “Sed pues perfectos, como vuestro Padre que está
en los cielos es perfecto.”[17]
Por otra parte, el
Cristianismo podría haber tenido un verdadero desarrollo neoplatónico, pero por
las interferencias arbitrarias de Justiniano I, que excluyó los pensamientos de
Orígenes y consecuentemente la
Reencarnación de sus enseñanzas, negó la libertad de
pensamiento en la interpretación de las escrituras con todas sus terribles
consecuencias, llegando incluso a la oscuridad de la inquisición en la Edad Media.
Desafortunadamente, Justiniano también cerró la Academia de Platón en el
529 DC y el último lugar donde los Misterios de Egipto todavía estaban activos
alrededor del 550 DC.
Por lo tanto, estamos aquí
con este gran desafío para restablecer la filosofía griega e incluso sus
Misterios Antiguos a su glorioso esplendor, restableciendo sus conceptos de
justicia y responsabilidad para el bienestar y mejoramiento de la vida humana,
y finalmente para la liberación de la consciencia humana.
Referencias y Notas
[1] Blavatsky, H. P., La Clave de la Teosofía , TPH,
Londres (reimpresión de facsímil original 1889), p.2.
[2] Platón, La República , en: Grandes Libros del Mundo Occidental,
Enciclopedia Británica, Chicago, 1994.
[8] Davis,
Leo Donald, SJ, Los Siete
Primeros Concilios Ecuménicos (325-787); Su Historia y Teología, The
Liturgical Press, Collegeville, USA, 1990, p.246.
[11] Srinivasan, M., PhD, Introducción
a ´Química Oculta´: El Sorprendente Fenómeno de PES de la Estructura Nuclear
y de Partículas Subatómicas, TPH, Chennai, 2002.
[12] Taimni,
I. K., PhD, La Renovación de
Sí Mismo a la Luz
de la Sabiduría
Antigua , TPH, Chennai, 1998.
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