jueves, 2 de junio de 2016

Platón y los orígenes de la Teosofía




RICARDO LINDEMANN

Charla dada en las ruinas de la Academia de Platón, Atenas, 23 de julio de 2010.

   Con la Academia de Platón en Atenas (fundada en 387 AC), se formó un lugar para irradiar sabiduría al mundo, y liberar a los hombres de la ignorancia, la causa del mal. Por medio de Alejandro Magno, que tenía a Aristóteles, un discípulo de Platón, como su maestro, la racionalidad del pensamiento griego influyó en casi todo el mundo. En Alejandría, se creó la palabra griegaTeosofía, en el siglo tres de nuestra era, por neoplatónicos tales como Ammonio Saccas (1275-242 DC) y sus discípulos inmediatos, particularmente Plotino, Longino y Orígenes. Pero el verdadero significado de la palabra ‘filosofía’ originalmente vinculada a Pitágoras como un “amor o aspiración hacia la sabiduría” ya se había distorsionado o perdido.
   
Pitágoras (Samos 580 AC - 500 AC) fue el primer filósofo occidental que sostuvo la doctrina de la reencarnación y, como consecuencia, también el vegetarianismo, como un modo de compasión hacia la vida como un todo, lo que parece indicar alguna influencia del Hinduismo y del Budismo. Se estima que fue a India justo durante el periodo del florecimiento del Budismo. 

El Obispo C. W. Leadbeater (1847-1934) también dijo: “Pitágoras viajó por muchos de los países de la cuenca del Mediterráneo, estudiando durante algunos años en Egipto, donde fue iniciado en Sais. También fue iniciado en los Misterios de Eleusis, de Kabir y de los Caldeos, y por esto estaba totalmente versado en todo el conocimiento oculto del antiguo mundo. Además de sus viajes alrededor del Mediterráneo, Pitágoras viajó a India, donde se encontró con el Señor Buddha, y se hizo uno de sus discípulos. Pasó algunos años en India, y se dice que tuvo el alto honor de tener una entrevista con el próximo Maestro del Mundo.” Respecto a una conexión aún más antigua con el Oriente, la Sra. H. P. Blavatsky dijo: “La Teosofía es el equivalente a Brahma-vidyâ, el conocimiento divino.”[1]
   
De todos modos, es un hecho que Platón apoyó el concepto de la reencarnación. Sus palabras maestras eran: “La responsabilidad está con quien elige, Dios está Justificado.”[2] Su famoso libro es un trabajo dedicado a la búsqueda de la justicia, y racionalmente encontraríamos gran dificultad en cualquier idea de justicia divina sin aceptar la reencarnación y Némesis. Por ejemplo, si en la misma familia naciera un atleta olímpico y una persona discapacitada físicamente, o un genio y una persona deficiente mentalmente, y si esas diferencias extremas no se atribuyeran al Karma de encarnaciones anteriores, lógicamente necesitaríamos atribuírselas a la voluntad de Dios, pero de este modo la justicia divina parecería estar ausente. Obviamente, las Leyes de Karma y Reencarnación son mutuamente interdependientes.
   
La Sra. Blavatsky comenta sobre Karma y su correspondencia con Némesis: 

Con los primeros griegos “desde Homero a Herodoto, no era una diosa, sino un sentimiento moral, dice Decharme; la barrera del mal y la inmoralidad… Pero, con el tiempo, ese ‘sentimiento’ fue deificado, y su personificación se convirtió en una diosa fatal y punitiva. Por lo tanto, si relacionamos a Némesis con Karma, tenemos que verificarlo en su triple carácter de Némesis, de Adrastea y Temis. Pues, mientras la última es la Diosa del Orden y de la Armonía Universales, que, como Némesis, está encargada de reprimir todos los excesos, y de mantener al hombre dentro de los límites de la Naturaleza y de la rectitud bajo penas severas, Adrastea, lo ‘inevitable’, representa a Némesis como el efecto inmutable de causas creadas por el hombre mismo… es la diosa equitativa que reserva su cólera sólo para aquellos enloquecidos por el orgullo, el egoísmo y la impiedadEn pocas palabras, mientras que Némesis es una diosa exotérica, mitológica, o un Poder, personificado y antropomorfizado en sus diversos aspectos, Karma es una verdad altamente filosófica, una expresión de las más nobles y divinas de la intuición primitiva del hombre respecto a la Deidad.[3]

   Incluso en la Sagrada Biblia podemos encontrar la manifestación de la Ley Divina de Karma: “No os engañéis: Dios no puede ser burlado; que todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará.[4] También el caso de reencarnación de Elías, el profeta del Antiguo Testamento, en el cuerpo de Juan el Bautista, lo confirma claramente el Señor Cristo: “De cierto os digo, que no se levantó entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el Bautista; mas el que es más pequeño en el Reino de los Cielos, mayor es que él. (Lo que significa que no era iniciado en los Misterios, y por lo tanto todavía era incapaz de recordar sus vidas pasadas por sí mismo.) Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos se conquista por la fuerza y los valientes lo arrebatan. (Simbólicamente, el altamente Iniciado que conquista la perfección antes que la raza, ciertamente toma el reino de los cielos por la fuerza, incluso con violencia, como una sagrada batalla contra el yo inferior.) 

Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron. Y si queréis recibir (es decir, si eres capaz de creerlo), él es aquél Elías que había de venir. El que tiene oídos para oír, que oiga.[5] El comentario del Obispo Leadbeater, de la Iglesia Católica Liberal, también es muy claro: “Comentadores ortodoxos explican que Cristo, no quiso decir eso literalmente en esa ocasión; que Él meramente quiso decir que Juan el Bautista era un tipo de Elías, era el mismo tipo de hombre que el profeta anterior. Se debe recordar que Cristo estaba familiarizado con la opinión popular (por ejemplo: Juan 9:2). Sabía muy bien que la gente especulaba sobre Él; que alguien dijo que Él era Elías, otros que Él era Jeremías u otro de los antiguos profetas reencarnado (Mateo 16:13-14). Él era muy consciente que el regreso de Elías había sido profetizado (Malaquías 4:5) y que la gente lo esperaba (Mateo 17:10-13), y por lo tanto Él debe haber sabido (Juan 16:30), cómo tomarían lo que Él dijo, quienes Lo escuchaban. Él hizo una afirmación clara e inequívoca. Si no quiso decir eso, significa que engañó a las personas intencionalmente, y sabemos que Él no pudo hacer eso. Entonces, Cristo lo dijo o no lo dijo. Si no lo dijo, ¿qué sucede con la inspiración de los evangelios? Y si sí lo dijo, entonces la reencarnación es un hecho, porque está su afirmación que Juan el Bautista era Elías en un cuerpo nuevo.”[6]
   
Ciertamente, Orígenes (185-253 DC) fue un sacerdote e incluso uno de los Padres de la Iglesia, y fundador de la Filosofía Patrística, quien sostuvo la idea de la reencarnación en su libro De Principiis[7], dado que también era un neoplatónico, como se mencionó anteriormente. Desafortunadamente, el Emperador Justiniano I (483-565 DC), interfirió en los asuntos de la Iglesia y convocó al Concilio de Constantinopla II, donde la doctrina de Orígenes sobre la pre-existencia del alma, se negó por anatema[8] el 5 de mayo de 553, que posteriormente se generalizó, haciendo imposible que la doctrina de la reencarnación se aceptara en el Cristianismo después del siglo sexto. Incluso el Papa Virgilio prefirió no asistir al Concilio, justificando su ausencia aparentando estar enfermo, acusado por el Emperador Justiniano I. Tal vez, este fue el mayor error en la historia de la filosofía cristiana, porque la exclusión de la doctrina de la reencarnación creó esencialmente la doctrina de la condenación eterna en el infierno, que generó mucho daño y sufrimiento difícil de evaluar en la historia occidental.
   
Es ciertamente sorprendente que esta decisión del Concilio se tomara dentro de la Catedral de Hagia Sophia, construida por Justiniano I, y conquistada por lo turcos exactamente 900 años después de ese Concilio, aunque es difícil especular si pudo haber una conexión kármica entre esos dos eventos. Aunque esto significa que la doctrina de la reencarnación fue por lo menos aceptada durante cinco siglos, y no negada en el Cristianismo.
   
Irónicamente, fue un Emperador Bizantino quien destruyó una de las principales contribuciones del pensamiento neoplatónico al Cristianismo, la doctrina de la reencarnación. Como consecuencia, la doctrina de la condenación eterna en el infierno es uno de los conceptos más contradictorios del Cristianismo tradicional: que Dios es Misericordioso, o que el Cristianismo es la religión del perdón y la compasión, como el Señor Cristo mismo lo enseña. Es demasiado contradictorio e injusto pagar eternamente, por un error cometido en una vida. Si incluso un padre humano puede perdonar a su hijo dándole una segunda oportunidad, cómo se puede comprender que un Padre Divino puede ser tan cruel como para destinar a sus hijos a una condenación eterna.
   
Existe evidencia de una enseñanza esotérica en el Cristianismo y de otra exotérica, como el Señor Cristo dijo:

Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas se dan todas las cosas; para que viendo, vean y no echen de ver; y oyendo oigan y no entiendan; porque no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.[9] Y con muchas parábolas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábola no les hablaba; más a sus discípulos en particular declaraba todo.[10]

   La Sra. Blavatsky refiriéndose e incluso definiendo los Misterios, observó que eran:

generalmente guardados en secreto del profano y del no iniciado, que se les enseñaba por medio de representación dramática y otro métodos, el origen de las cosas, la naturaleza del espíritu humano, su relación con el cuerpo, y el método de su purificación y el restablecimiento a una vida superior. La ciencia física, la medicina, las leyes de la música, la adivinación, se enseñaban del mismo modo.

   
También, las principales enseñanzas de karma y reencarnación se enfatizaban en los Misterios, y en el Cristianismo esotérico no podía ser tan explícito en su aspecto exotérico, porque el énfasis del Cristianismo es perdón y compasión.
   
Es muy importante mencionar que las enseñanzas de los Misterios no eran meras especulaciones o creencias, sino que se obtenían después de un largo curso de purificación y preparación para las iniciaciones, por medio del éxtasis, como un método principal de investigación en el campo del conocimiento super-sensorial. La Sra. Blavatsky define esto según la Ciencia del Ocultismo o Gupta-Vidyâ, del modo siguiente:


La Doctrina Secreta es la Sabiduría acumulada de las Edades, y sólo su cosmogonía es el sistema más estupendo y elaborado… pero tal es el poder misterioso del simbolismo Oculto, que los hechos que realmente ocuparon incontables generaciones de iniciados videntes y profetas, para reunir, establecer y explicar, en la desconcertante serie del progreso evolutivo, todo está registrado en unas pocas páginas de signos geométricos y grifos. La centelleante mirada de esos videntes penetró en el corazón mismo de la materia, y registró el alma de las cosas… Es inútil decir que el sistema en cuestión no es la imaginación de uno o varios individuos aislados. Que es el registro ininterrumpido que cubre miles de generaciones de Videntes cuyas experiencias respectivas examinaron y verificaron las tradiciones pasadas oralmente.
… ¿Cómo hicieron esto? Se responde: controlando, examinando, y verificando en cada departamento de la naturaleza las tradiciones de la antigüedad por medio de la visión independiente de los grandes adeptos; es decir, hombres que desarrollaron y perfeccionaron sus organizaciones física, mental, psíquica y espiritual, al máximo grado posible. Ninguna visión de un adepto fue aceptada  hasta ser controlada y confirmada por las visiones así obtenidas como para permanecer como evidencia independiente de otros adeptos, y por siglos de experiencia. 
  
   
Más información actualizada se puede obtener del modo siguiente: Introducción a ‘Química Oculta’: 
El Sorprendente Fenómeno de PES de Estructura Nuclear y Partículas Subatómicas[11] de M. Srinivasan, PhD; La Renovación de Sí Mismo, a la Luz de la Sabiduría Antigua[12] y La Ciencia de la Yoga[13] de I. K. Taimni, PhD, todo publicado por la Editorial Teosófica, Chennai.
   
Las condiciones de la vida después de la muerte también fue una de las principales enseñanzas en los Misterios, como C. W. Leadbeater menciona en Vislumbres de la Historia Masónica:


Los mitos de la religión exotérica del país fueron adoptados y estudiados en los Misterios de Eleusis, como en los Misterios de Egipto. Entre los relacionados con la vida después de la muerte, estuvo el de Tantalus, condenado a sufrir una sed eterna en el Hades: el agua rodeándolo por todas partes, pero que retrocedía siempre que intentaba beber; sobre su cabeza colgaban ramas de frutas que retrocedían de igual modo cuando estiraba su mano para tocarlas. Esto se interpretó como significando que todo el que muere lleno de deseo sensual de cualquier tipo se encuentra a sí mismo después de la muerte pleno de deseo, pero incapaz de poder gratificarlo. Otra historia era la de Sísifo, condenado siempre a empujar hacia la cima de un cerro un enorme bloque de mármol, que tan pronto alcanzaba la cima, caía nuevamente. Eso representa la condición después de la muerte de un hombre lleno de ambición personal, que pasó su vida haciendo planes con fines egoístas. En el otro mundo continúa haciendo planes y llevándolos a cabo, pero siempre encuentra, a punto de terminarlos, que son sólo sueños.[14]

   La Sra. Blavatsky también mencionó en La Clave de la Teosofía:

No se necesita metafísica o educación para hacer que un hombre comprenda las amplias verdades del Karma y la Reencarnación… las masas adoptaron el Budismo con entusiasmo, mientras que, como se dijo antes, el efecto práctico sobre ellas, de esta ética filosófica, todavía se ve por el bajo porcentaje de crímenes entre las poblaciones budistas, en comparación con cualquier otra religión. El punto principal es, arrancar de raíz la fuente más fértil de todo crimen e inmoralidad, la creencia de que es posible para ellos escapar a las consecuencias de sus propias acciones. Una vez que se les enseñe la mayor de todas las leyes, Karma y Reencarnación, y además, cuando sientan en ellos mismos la verdadera dignidad de la naturaleza humana, se alejarán del mal, y lo evitarán al igual que un daño físico.[15]

   
Es sorprendente cómo estas conclusiones son similares a las de Platón en el diálogo sobre la justicia en La República. Blavatsky incluso considera los principios teosóficos a ser aplicados para el mejoramiento social, del modo siguiente:

Permítame recordarle brevemente que estos principios son: Unidad y Causación universales; Solidaridad Humana; la Ley de Karma; Reencarnación. Éstos son los cuatro eslabones de la cadena de oro que debería unir a la humanidad en una familia, una Fraternidad universal.[16]

   
Otra importante enseñanza de los Misterios Antiguos es la perfectibilidad del ser humano. La existencia de Hombres Perfectos o Mahatmas, así como su Gran Fraternidad, es una conclusión lógica, si uno acepta o comprende las Leyes de la Reencarnación, Karma y la Evolución. Está bellamente expresado en las palabras tradicionales:


Existe una dinastía espiritual cuyo trono nunca está vacante, cuyo esplendor nunca falla; sus miembros forman una cadena de oro cuyos eslabones jamás pueden romperse, porque devuelven el mundo a Dios, de quien se originó.

   
También el Señor Cristo dijo como un mandamiento especial: “Sed pues perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”[17]
   
Por otra parte, el Cristianismo podría haber tenido un verdadero desarrollo neoplatónico, pero por las interferencias arbitrarias de Justiniano I, que excluyó los pensamientos de Orígenes y consecuentemente la Reencarnación de sus enseñanzas, negó la libertad de pensamiento en la interpretación de las escrituras con todas sus terribles consecuencias, llegando incluso a la oscuridad de la inquisición en la Edad Media. Desafortunadamente, Justiniano también cerró la Academia de Platón en el 529 DC y el último lugar donde los Misterios de Egipto todavía estaban activos alrededor del 550 DC.
   
Por lo tanto, estamos aquí con este gran desafío para restablecer la filosofía griega e incluso sus Misterios Antiguos a su glorioso esplendor, restableciendo sus conceptos de justicia y responsabilidad para el bienestar y mejoramiento de la vida humana, y finalmente para la liberación de la consciencia humana.


Referencias y Notas
[1] Blavatsky, H. P., La Clave de la Teosofía, TPH, Londres (reimpresión de facsímil original 1889), p.2.
[2] Platón, La República, en: Grandes Libros del Mundo Occidental, Enciclopedia Británica, Chicago, 1994.
[3] Blavatsky, H. P., La Doctrina Secreta, Edit. Kier, Vol. III, p. 296.
[4] La Sagrada Biblia, Gálatas 6:7
[5] La Sagrada Biblia, Mateo 11:11-15.
[6] Leadbeater, C. W., La Gnosis Cristiana, St. Alban Press, Londres, 1983, p. 199-200.
[7] Orígenes, Sobre los Primeros Principios, Peter Smith, Gloucester, MA, USA, 1973, p. 73.
[8] Davis, Leo Donald, SJ, Los Siete Primeros Concilios Ecuménicos (325-787); Su Historia y Teología, The Liturgical Press, Collegeville, USA, 1990, p.246.
[9] La Sagrada Biblia, Marcos 4:11-12.
[10] La Sagrada Biblia, Marcos 4:33-34
[11] Srinivasan, M., PhD, Introducción a ´Química Oculta´: El Sorprendente Fenómeno de PES de la Estructura Nuclear y de Partículas Subatómicas, TPH, Chennai, 2002.
[12] Taimni, I. K., PhD, La Renovación de Sí Mismo a la Luz de la Sabiduría Antigua, TPH, Chennai, 1998.
[13] Taimni, I. K., PhD, La Ciencia de la Yoga, TPH, Chennai, 1961.
[14] Leadbeater, C. W., obra citada, Nota 2.
[15] Blavatsky, H. P., obra citada, nota 3.
[16] Blavatsky, H. P., obra citada, p. 241/42 Edit. Española.

[17] La Sagrada Biblia, Mateo 5:48.

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