Consideremos ahora los estados del hombre después de la muerte del cuerpo físico y antes del nacimiento, habiendo ya examinado de una manera general todo el campo de la evolución de las cosas y de los seres. Esto de inmediato suscita las siguientes preguntas: ¿Existe en realidad un cielo o un infierno, y qué son éstos? ¿Son estados de conciencia, o lugares? ¿Puede encontrarse un lugar en el espacio en donde los mismos puedan ser localizados y a los cuales nosotros vamos, así como de donde también venimos?
Debemos también retroceder al tema del cuarto principio de la constitución del hombre, o sea el de los deseos y de las pasiones, que en el idioma Sánscrito se denomina Kama. Tomando en consideración lo que se dijo acerca de ese principio y también la teoría relacionada del cuerpo astral y de
El hálito abandona el cuerpo y decimos que el hombre ha muerto, pero ésto es sólo el comienzo de la muerte, porque ésta prosigue su curso en otros planos. Cuando la forma corporal ya está rígida y los ojos cerrados, todas las fuerzas del cuerpo y de la mente se precipitan a través del cerebro, y por medio de una serie de impresiones o imágenes la vida entera que acaba de terminar queda indeleblemente grabada en el hombre interno, no solamente en una forma general, sino también hasta en los más mínimos y fugaces detalles. En este momento, aunque todos los indicios conducen al médico a pronunciar la muerte y aunque a primera vista y para todo fin la persona está muerta, el hombre verdadero, el Ego, está actuando intensamente en el cerebro y hasta que esta tarea esté terminada no debería decirse que la persona ha fallecido en realidad. Cuando esta labor solemne se ha realizado, el cuerpo astral se desprende del cuerpo físico, y como la energía vital se ha separado, los cinco principios restantes pronto se encuentran dentro del estado llamado Kama-Loka.
La separación natural de los principios, ocasionada por la muerte física divide al hombre en tres partes:
Primero: El cuerpo visible que con todos sus elementos es abandonado para su completa disgregación en el plano terrestre, en donde todos los rudimentos de que el mismo se compone, con el tiempo se dispersan entre las diferentes divisiones físicas de la naturaleza.
Segundo: El Kama-Rupa, que se compone del cuerpo astral y de las pasiones y deseos, que de inmediato también comienzan a disgregarse sobre el plano astral.
Tercero: El hombre verdadero, la suprema Triada Atma-Buddhi-Manas, inmortal, ahora fuera de las condiciones terrestres y carente de cuerpo físico, comienza su función en Devachán sólo como una mente cubierta con una vestidura muy etérea, la cual él descartará cuando le llegue la hora del retorno hacia la esfera terrestre.
El Kama-Loka, o la sede de los deseos, es la región astral que penetra y circunda la tierra. Como sitio, Kama-Loka se encuentra en, sobre, y alrededor de la tierra y su extensión alcanza a una distancia definida sobre la tierra, pero las leyes ordinarias que aquí prevalecen no rigen allí, y las entidades que allí dentro residen, no están sujetas a las mismas condiciones que nosotros con respecto al espacio y al tiempo.
Como un estado o condición, es metafísico, aunque lo metafísico concierne al plano astral. Se le ha llamado el plano del deseo porque se relaciona con el cuarto principio, y en él, la fuerza predominante es la del deseo exento y separado de la inteligencia. Kama-Loka es una esfera astral intermedia entre la vida terrestre y la celeste. Sin duda alguna, éste es el origen de la doctrina Cristiana del purgatorio, en donde el alma sufre su penitencia por los pecados cometidos y de los cuales puede ser redimida por medio de plegarias y otras ceremonias u ofrendas. El hecho real tras de esta superstición, es que el alma puede ser retenida en Kama-Loka por la enorme fuerza de algún deseo aún no satisfecho y por lo que no puede liberarse de la vestidura astral y kármica, hasta que tal deseo haya sido satisfecho por algún otro ser sobre la tierra o por el alma misma. Pero si la persona era de pensamientos puros y elevados y de nobles aspiraciones, la separación de los principios sobre ese plano se completa con rapidez, permitiendo de esta manera que la triada superior entre al plano de Devachán.
Esta esfera es puramente astral y participa de la naturaleza de la materia astral, la cual es esencialmente terrestre y satánica, y en donde todas las fuerzas funcionan sin ser dirigidas por el alma o la conciencia.
Kama-Loka es, por decirlo así, el foso de escorias de la gran caldera de la vida, donde la naturaleza provee los medios para la eliminación de los elementos que no tienen cabida en Devachán, y por esa razón debe haber diversos niveles o grados en Kama-Loka, cada uno de los cuales era conocido por los antepesados. En el idioma Sánscrito, se les ha dado a estos grados el nombre de Lokas, o localidades en el sentido metafísico. La vida humana es muy variada en lo que toca al carácter y a otras potencialidades, y por cada una de estas características se provee el lugar apropiado después de la muerte, convirtiéndose de esta manera Kama-Loka en una esfera infinitamente variada. Durante la vida, algunas de las diferencias que existen entre los hombres son modificadas y otras inhibidas por una semejanza de cuerpo y rasgos hereditarios; pero en Kama-Loka todas las pasiones y deseos escondidos son desencadenados a consecuencia de la ausencia del cuerpo físico, y por esa razón ese estado es mucho más diversificado que el plano de la vida física. No sólo es necesario considerar las variedades y diferencias naturales, sino también las ocasionadas por la manera de morir, acerca de lo cual se hará referencia más adelante. Todas estas divisiones no son sino el resultado natural de los pensamientos de la vida, y de los últimos pensamientos de las personas que mueren sobre la tierra.
El proveer una descripción de todos estos niveles sobrepasa los límites de esta obra, ya que serían necesarios varios tomos para describirlos y, además, pocos lo comprenderían.
Al tratar sobre el tema de Kama-Loka nos vemos obligados a tratar también acerca del cuarto principio en la clasificación de la constitución del hombre, y ésto crea un conflicto con las ideas y educación modernas acerca de los deseos y las pasiones. Generalmente se supone que estos deseos y pasiones son tendencias innatas en el individuo y en el estudiante común, y como tales ofrecen una apariencia enteramente vaga y confusa. Pero en este sistema filosófico, las pasiones y los deseos no son inherentes simplemente al individuo, ni tampoco son causados por el cuerpo mismo. Mientras el hombre reside en la tierra, los deseos y las pasiones - o sea el principio de Kama - no tienen vida separada del cuerpo astral y del hombre interno, estando, por decirlo así, esparcidos a través de su ser. Pero al unirse esas tendencias en fusión con el cuerpo astral después de la muerte y formar una entidad con su propio término de vida aunque sin el alma, surgen entonces algunas preguntas.
Durante la vida terrenal, los deseos y las pasiones están guiados por la mente y por el alma, pero después de la muerte funcionan sin la dirección de su anterior amo y maestro. Mientras vivimos, somos responsables de esas tendencias y de sus efectos, y cuando hemos abandonado esta vida seguimos siendo responsables, aún cuando estas pasiones continúen funcionando y produciendo efectos sobre otros seres mientras existan como la entidad antes descrita y sin nuestra directa guía y control. En ésto se reconoce la continuación de nuestra responsabilidad. Esas pasiones y deseos forman parte de los Skandas - bien conocidos en la filosofía oriental - , los cuales son los agregados que constituyen al hombre. El cuerpo físico incluye un grupo de Skandas, el hombre astral otro, el principio de Kama es otro grupo y aún otros más, que pertenecen a otras partes. En Kama se encuentran los Skandas realmente activos e importantes, los que controlan los renacimientos y conducen a todas las variedades de vida y circunstancias de cada renacimiento. Estos están siendo producidos de día en día, de acuerdo con la ley de que cada pensamiento se combina instantáneamente con una de las fuerzas elementales de la naturaleza, convirtiéndose hasta cierto punto en una entidad que perdurará tanto como haya sido la intensidad del pensamiento al momento de partir del cerebro, y todas estas entidades quedan irremisíblemente conectadas con el ser que las creó.
No hay ningún medio de escape; lo único que podemos hacer es generar pensamientos de buena índole, porque ni aún los más elevados Maestros están exentos de esa Ley, sólo que ellos "pueblan su corriente en el espacio" con poderosas entidades capaces únicamente del bien. Ahora bien, en Kama-Loka este conjunto de deseos y pensamientos sigue existiendo definitivamente hasta su desintegración total, y entonces el remanente consiste en la esencia de esos Skandas, conectados desde luego con el ser que los generó. La eliminación de estos Skandas es tan imposible como borrar el universo. Por lo tanto, éstos, se dice, permanecen hasta que el ser o Ego emerge del estado de Devachán y entonces, instantáneamente y de acuerdo con la ley de la atracción, los Skandas son atraídos hacia el ser, quien con talesSkandas, como gérmenes o base, elabora para la nueva encarnación una nueva serie de Skandas. Kama-Loka, por lo tanto, se distingue del plano terrestre por la existencia allí de masas de pasiones y deseos sin control ni guía; pero al mismo tiempo la vida terrestre es también un Kama-Loka, puesto que está gobernada mayormente por el principio de Kama, y continuará siéndolo hasta una fecha remota en el curso de la evolución en que las razas de los hombres habrán desarrollado los principios quinto y sexto de su naturaleza, desplazando el principio de Kama hacia su propia esfera de acción, liberando así la vida terrenal de su influencia.
El hombre astral en el plano de Kama-Loka es simplemente un cascarón sin alma y sin mente, sin conciencia así como también incapaz de actuar, a no ser que sea vivificado por fuerzas o poderes fuera de éste. Tiene lo que aparenta ser una conciencia animal o automática debida enteramente a la muy reciente asociación con el Ego humano. Porque de acuerdo con los principios presentados en otro capítulo, cada uno de los átomos que forman parte del hombre posee una memoria capaz de durar por un período de tiempo proporcional al ímpetu que se le dio. En el caso de una persona muy materialista y crasa o egoísta, el ímpetu predomina por más largo tiempo que en cualquier otra, y por consiguiente en ese caso, la conciencia automática parecerá más definida y desconcertante para quien, sin conocimiento de la materia, especule con la necromancia. La parte puramente astral de ese cascarón contiene y lleva los anales de todo lo que ocurrió en presencia de la persona cuando vivía, porque una de las propiedades de la substancia astral es la de absorber las escenas e imágenes y las impresiones de todos los pensamientos, y retenerlos y proyectarlos por reflejo cuando las condiciones lo permiten. Este cascarón astral arrojado por todo ser humano a su fallecimiento, sería una amenaza para todos los hombres si no fuera porque en todos los casos, con una sola excepción que se mencionará más adelante, carece de todos los principios superiores que son los dirigentes. Pero encontrándose esos principios dirigentes desunidos del cascarón, éste flota de un lugar a otro, sin ninguna voluntad propia sino gobernado enteramente por atracciones en los campos astrales y magnéticos.
El hombre real, el Ego, a quien algunas personas dan el nombre de espíritu, puede comunicarse algunas veces con nosotros inmediatamente después de la muerte y sólo por unos breves instantes, pero, pasados éstos, el alma no tiene más que hacer con la vida terrestre, hasta el momento de su subsiguiente reencarnación. Lo que puede influir, y en realidad influye a los sensitivos y a los médiums desde esta esfera astral, son los cascarones anteriormente descritos. Sin alma y conciencia, estos cascarones astrales no son bajo ningún concepto los espíritus de nuestros difuntos. Ellos son ropajes y envolturas desechados por el hombre interno; son la parte crasa y terrestre descarrados por los antiguos como demonios - nuestros demonios personales - por ser esencialmente astrales, terrestres y pasionales. En realidad sería sorprendente, si este cascarón, después de haber sido por tantos años el vehículo del hombre verdadero, o Ego sobre la tierra, no retuviera una memoria y conciencia automáticas. Como podemos observar, el decapitado cuerpo de una rana o gallina, por un cierto tiempo puede actuar y moverse con una vida e inteligencia aparentes; ¿por qué no va a ser posible, para la forma astral, aún más sutil y delicada, actuar y moverse con una mucho mayor apariencia de dirección mental? Existentes en la esfera de Kama-Loka como, por cierto, también en todas partes del globo y del sistema solar, están los elementales o fuerzas de la todas partes del globo y del sistema solar, están los elementales o fuerzas de la naturaleza.
Estas entidades son innumerables y sus subdivisiones son casi infinitas, siendo, en cierto sentido, como los nervios de la naturaleza. Cada clase tiene su propia función o trabajo, lo mismo que lo tiene cada elemento o cada cosa en la naturaleza. Lo mismo que el fuego quema y el agua corre cuesta abajo y no hacia arriba de acuerdo con su propia ley natural, de la misma manera los elementales actúan y funcionan bajo ley, pero como se encuentran en un grado de evolución más elevado que el del fuego y del agua de nuestro ambiente, la acción de esos elementales parece guiada por la mente. Algunos de ellos tienen una especial relación con las actividades mentales y con el funcionamiento de los órganos astrales, estén estos órganos unidos o no, a un cuerpo físico. Cuando un médium forma el canal, y también en el caso de otro tipo de coordinaciones naturales, estos elementales establecen una conexión artificial con el cascarón astral de una persona fallecida, con la ayuda del fluido nervioso del médium y de otras personas que le rodeen; el cascarón se galvaniza y adquiere una vida artificial.
A través del médium se establece entonces una conexión con las fuerzas físicas y psíquicas de todos los concurrentes. Viejas impresiones e imágenes latentes en el cuerpo astral transfieren las imágenes a la mente del médium, las viejas pasiones se encienden y se enardecen de nuevo. Numerosos mensajes y relatos son obtenidos por medio de este proceso, pero ni uno solo de esos mensajes es original; ni uno solo dimana del espíritu. Por lo extraño de esos mensajes y a consecuencia de la ignorancia de las personas que a menudo se envuelven en esas prácticas, esta experiencia es tomada erróneamente como obra del espíritu, pero toda ella procede de seres vivientes, cuando no simplemente de fragmentos recogidos en
Una breve clasificación de estos cascarones que visitan e influyen a los médiums se da a continuación.
1)Los cascarones de las personas recientemente fallecidas, cuya sepultura se encuentra a una distancia no muy lejana. Los cascarones de esta clase serán completamente coherentes, de acuerdo con la vida y los pensamientos de sus dueños anteriores. Una persona no materialista, buena y espiritualizada, desecha un cascarón que rápidamente se disgrega. El cascarón de una persona crasa, vil, egoísta y materialista será pesado, consistente y de larga vida; y así sucesivamente con todas las variedades.
2) Los cascarones de las personas que hayan fallecido a una distancia lejana del lugar en donde el médium se encuentra. El transcurso del tiempo le permite a tales cascarones escaparse de la cercanía de sus viejos cuerpos, y al mismo tiempo induce un grado más rápido de desintegración, el cual corresponde en el plano astral a la putrefacción del plano físico. Estos cascarones son indistintos, tenebrosos e incoherentes; responden brevemente al estímulo psíquico, y son fácilmente barridos y arremolinados por cualquier corriente magnética. Ellos son galvanizados por un instante por las corrientes astrales del médium y de las personas que toman parte en la sesión y están emparentados con el difunto.
3) Los restos o reliquias puramente nebulosos, difícilmente pueden ser clasificados. No hay vocablos en nuestro idioma para describirlos, aunque tales restos son realidades en esta esfera. Se podría decir que estos restos nebulosos son meramente el molde o la impresión dejada en la materia astral de lo que fue una vez el cascarón coherente y ya por largo tiempo disgregado. Estos están, por lo tanto, tan cerca de considerárseles ficticios, que casi se merecen esa designación. Tales fotografías nebulosas son amplificadas, decoradas, y dotadas de vida imaginaria por los pensamientos, deseos, esperanzas e imaginaciones de los médiums y de los concurrentes a la reunión espiritista.
4) Las entidades definidas y coherentes, almas humanas despojadas del vínculo espiritual, dirigiéndose ahora hacia abajo, al peor de todos los estados, el Avitchi, en donde la aniquilación de la personalidad es la conclusión. Estas entidades son conocidas como magos negros. Habiendo centralizado su conciencia en el principio de Kama, conservado su intelecto y habiéndose divorciado del Espíritu, ellos son en realidad los únicos seres malditos que conocemos. Durante las vidas poseyeron cuerpos humanos, y arribaron a su horrendo estado a consecuencia de persistentes vidas de maldad por la maldad misma; algunos de estos seres ya condenados a convertirse en la clase de entidades que hemos descrito, se encuentran entre nosotros sobre la tierra hoy en día. Estas entidades no son cascarones ordinarios, porque ellos han centralizado toda su fuerza en Kama, han expelido toda chispa de pensamiento virtuoso o aspiración elevada, y poseen una maestría completa de la esfera astral. Yo los he clasificado dentro de la categoría de cascarones, porque son tales en el sentido de que los otros cascarones están condenados al mismo fin, pero sólo de una manera mecánica. Esas entidades negras pueden subsistir y en realidad subsisten por muchos siglos, gratificando su lujuria por mediación de todo ser sensitivo a quien ellos puedan asir, cuando los malos pensamientos les abren las puertas. Estas entidades presiden en casi todas las sesiones espiritistas, asumiendo nombres ilustres y haciéndose cargo del manejo de la sesión a fin de retener el control y continuar la ilusión del médium, proporcionándose así ellos mismos el servicio de medios apropiados para la satisfacción de sus propios deseos egoístas. Verdaderamente, con los cascarones de los suicidas, de esos infelices que mueren en manos de la autoridad, con los de los borrachos y glotones, estos magos negros que habitan el mundo astral tienen monopolizado el campo de la mediumnidad física y son capaces de invadir el ambiente de cualquier médium por bueno que sea. La puerta, una vez abierta permanece abierta para todos.
Esta clase de cascarones ha perdido el Manas superior, pero en la lucha, no sólo después de la muerte sino también durante la vida, la parte inferior de Manas, que debió haber sido elevada a la perfección divina, fue arrancada de la influencia de su Señor y da ahora a esta entidad una inteligencia carente de Espíritu, pero que es capaz de sufrir, como en realidad sufrirá cuando le llegue su hora final.
En la esfera de Kama-Loka, los suicidas y los que repentinamente son despojados de la vida natural a causa de accidente o de homicidio, bien sea legal o ilegal, pasan allí un período casi igual a lo que hubiera sido la vida en la tierra a no ser por el violento desenlace. Estos seres no están en realidad muertos. Para producirse una muerte normal, debe encontrarse presente un cierto factor que no está aún reconocido por la ciencia médica. Esto es, los principios que constituyen el ser, según ha sido descrito en otros capítulos, tienen su propio período de cohesión, a cuya conclusión natural éstos se separan unos de otros en virtud de sus propias leyes. Esto implica el gran tema de las fuerzas coherentes del ser humano, tema que requeriría un libro por separado para ser explicado.
Debo limitarme, por tanto, a aseverar que esta ley de cohesión prevalece en medio de los principios humanos. Antes de esa conclusión natural los citados principios no pueden ser separados. Evidentemente, la destrucción normal de la fuerza cohesiva no puede ser efectuada por medio de procesos mecánicos con la sola excepción del cuerpo físico. Por lo tanto un suicida, o persona que muere a consecuencia de un accidente o es asesinada a manos de un hombre o por mandatos de las leyes humanas, no ha llegado a la conclusión natural de la cohesión entre sus elementos constituyentes, y es precipitado hacia el Kama-Loka simplemente en un estado de muerte parcial. Allí los principios sobrevivientes tienen que permanecer hasta que la conclusión del período real y natural de la vida se haya completado, bien sea ese período un mes o sesenta años.
Sin embargo, los diversos niveles o subplanos del Kama-Loka proporcionan los medios para todas las variedades de cascarones recién mencionados. Algunos de ellos se pasan todo el período en un gran sufrimiento, otros en una especie de sueño ilusorio, cada uno de acuerdo con su responsabilidad moral. Pero los criminales ejecutados son generalmente arrancados de esa vida llenos de odio y de deseos de venganza, dolorosamente afectados por un castigo cuya justicia no pueden admitir. En Kama-Loka esos desdichados están siempre reviviendo su crimen, su juicio, su ejecución y su venganza. Así, cuando quiera que ellos logran ponerse en contacto con un ser viviente sensitivo, bien sea éste un médium o no, procuran inyectar pensamientos homicidas y de crímenes en el cerebro de esos otros desdichados. Y de que esas entidades tienen a menudo éxito en tales tentativas, los estudiantes avanzados de Teosofía lo saben muy bien.
Hemos llegado ahora a la esfera del Devachán. Después de un cierto tiempo en Kama-Loca, el ser cae dentro de un estado de inconsciencia, el cual antecede a la transición hacia el próximo estado. Este proceso es similar al del nacimiento a la vida, que tiene como preludio un período tenebroso de un pesado sueño. El ser despierta entonces a la gloria del Devachán.
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