lunes, 20 de junio de 2016

La Teosofía y los Maestros

WILLIAM Q. JUDGE

La Teosofía es ese océano de conocimientos que se extiende desde una orilla de la evolución de los seres conscientes a la otra; insondable en sus partes más profundas, ofrece a las mentes más eminentes la esfera de acción de mayor ámbito y alcance, y, sin embargo, poco profunda en sus orillas, no abrumará la comprensión de un niño. La Teosofía es sabiduría concerniente a Dios para aquéllos que creen que El está en todas las cosas y en todo, y sabiduría tocante a la naturaleza, para el hombre que acepta la declaración de la Biblia Cristiana de que Dios no puede ser medido ni descubierto y que las sombras envuelven su pabellón. Aunque el vocablo Teosofía contiene etimológicamente el término Dios, y a primera vista aparenta abarcar sólo la religión, no por ello descuida la ciencia, porque la Teosofía es la ciencia de las ciencias y por lo tanto ha sido llamada la Religión-Sabiduría. 

 Puesto que ninguna ciencia es completa si excluye un solo aspecto de la naturaleza, ya sea visible o invisible, asimismo toda religión que dependiendo simplemente de una supuesta revelación se desvía de las cosas y las leyes que las gobiernan, no es sino una ilusión, un enemigo del progreso, un obstáculo en la marcha progresiva del hombre hacia la felicidad. Abarcando ambos, lo científico y lo religioso, la Teosofía es una religión científica y una ciencia religiosa.

No es una creencia ni un dogma formulado o inventado por los hombres, sino un conocimiento de las leyes que gobiernan la evolución de los constituyentes físicos, astrales, psíquicos e intelectuales de la naturaleza y del hombre. La religión de hoy no es sino una serie de dogmas promulgados por los hombres y sin fundamento científico hacia los mismos principios éticos que ella enseña; mientras tanto nuestra ciencia hasta ahora ignora lo invisible y rehusando admitir la existencia en el hombre de una completa serie de facultades interiores de percepción, queda excluída del inmenso y verdadero campo de experiencia que yace dentro de los mundos visibles y tangibles. 

La Teosofía sabe que el todo está constituído por lo visible y lo invisible; y comprendiendo que las cosas y objetos externos son sólo transitorios, ésta percibe los hechos reales de la naturaleza, tanto externos como internos. Por tanto, la Teosofía es completa en sí misma y no percibe en ninguna parte misterio alguno sin solución; por ello elimina la palabra coincidencia de su vocabulario y proclama el reino de la ley en todas las cosas y en todas las circunstancias.

Que el hombre posee un alma inmortal es una creencia común de la humanidad; a ésto la Teosofía le añade que el hombre es un alma, y aún más, que toda la naturaleza es consciente, que la inmensa variedad de objetos y hombres no son simples agregados de átomos accidentalmente acumulados, y por tanto sin ley que desarrolle ley, sino que hasta el más ínfimo átomo es alma y espíritu perpetuamente evolucionando bajo el dominio de una ley inherente en todo. La enseñanza Teosófica es idéntica a la de la antigüedad que dice que la marcha de la evolución es el drama del alma y que la naturaleza no existe con ningún otro fin que el de servir para la experiencia del alma.

El Teósofo está de acuerdo con el Profesor Huxley 1 en su declaración de que deben existir seres en el universo cuya inteligencia se halla tan avanzada en relación a la nuestra como la nuestra a la del escarabajo; que tales seres toman parte activa en el gobierno del orden natural de las cosas. Avanzando todavía más a la luz de la confianza que él deposita en sus maestros, el Teósofo añade que tales inteligencias fueron una vez humanas y que al igual que nosotros, ellos también vinieron de previos mundos en donde era dable adquirir una experiencia tan diversificada como es posible de ser adquirida en este globo. Por lo tanto, nosotros no estamos apareciendo por primera vez cuando descendemos a este planeta, sino que hemos seguido un largo e inconmensurable curso de actividad y percepción inteligente en otros sistemas de globos, algunos de los cuales fueron destruídos edades antes de la condensación del sistema solar. 

Este alcance inmenso de sistema evolucionario significa, pues, que este planeta en el cual nos encontramos es el resultado de la actividad y evolución de algún otro planeta que desapareció hace mucho tiempo, dejando tras sí sus energías que habrían de ser utilizadas en inducir la formación de la tierra, y que a su vez los habitantes de la misma vinieron de algún mundo anterior para proceder aquí con su labor asignada en la materia. Los planetas más brillantes, tales comoVenus, son la residencia de entidades aún más avanzadas, una vez tan humildes como nosotros, ahora elevadas a un grado de gloria incomprensible a nuestro intelecto.

El ser más inteligente del universo -el hombre- jamás ha estado entonces sin un amigo; más bien tiene una rama de hermanos mayores que velan contínuamente por el progreso de los menos adelantados; que conservan el conocimiento adquirido a través de eones de ensayo y experiencia, e incesantemente buscan las oportunidades de inducir la inteligencia en desarrollo de la raza, en éste o en otros globos, a considerar las grandes verdades que conciernen al destino del alma. Estos hermanos mayores también guardan el conocimiento que ellos mismos han adquirido de las leyes de la naturaleza en todos sus departamentos, y se encuentran siempre dispuestos a usarlo, cuando lo permita la ley cíclica, para el provecho de la humanidad. 

Ellos siempre han existido como un cuerpo o asociación, todos conociéndose unos a otros, sin importar la parte del mundo en que puedan encontrarse, y todos trabajando por la raza humana en diferentes formas. En algunas épocas llegan a ser bien conocidos por la gente y circulan dentro de núcleos de hombres comunes, siempre que la oranización social, la virtud, y el grado de desarrollo de los pueblos lo permitan. Porque si se dieran a conocer públicamente en todas partes, serían venerados como dioses por unos y perseguidos como demonios por otros. En esos períodos en que ellos se manifiestan, algunos de sus miembros se convierten en gobernantes de los hombres, otros en instructores y unos cuantos en grandes filósofos, mientras que otros permanecen aún desconocidos, excepto para los miembros más avanzados de su grupo.

Sería subversivo a los fines que ellos contemplan, que llegaran a hacerse conocidos en esta civilización, la cual está casi totalmente basada en el dinero, la fama, la gloria y la personalidad. Porque esta era, según ha declarado uno de ellos "es una era de transición", cuando todo sistema de pensamiento, de ciencia, de religión, de gobierno y de sociedad está en proceso de cambio, y las mentes de los hombres están solamente preparándose para un cambio hacia aquel estado que permitirá a la raza avanzar hasta el grado propicio en que estos hermanos mayores puedan introducir sus actuales presencias en nuestra escena. 

Ellos pueden de veras ser llamados los porta-antorcha de la verdad a través de las edades; investigan todas las cosas y todos los seres; conocen lo que es el hombre en lo más recóndito e íntimo de su naturaleza, y aún lo que son sus poderes y su destino, su estado antes del nacimiento y los estados a través de los cuales él pasa después de la muerte del cuerpo; ellos han velado junto a la cuna de las naciones y han visto los grandes logros de los antepasados; han velado con tristeza la decadencia de aquéllos que carecieron de fuerza para resistir la ley cíclica del ascenso y la caída; y mientras los cataclismos parecían traer una total destrucción del arte, la arquitectura, la religión y la filosofía, ellos han conservado los archivos y registros completos en lugares salvos de ser destruídos por los hombres o por el tiempo. Ellos han efctuado minuciosas observaciones, a través de miembros de su hermandad psíquicamente entrenados en los reinos invisibles de la naturaleza y de la mente. 

Estas observaciones fueron registradas y los anales conservados. Han llegado al completo dominio de los misterios del sonido y del color, a través de los cuales únicamente puede llegarse a la comunicación con los seres elementales que están tras el velo de la materia, y así pueden estos Hermanos Mayores explicar el porqué cae la lluvia y con qué objeto cae; si la tierra es hueca o no; qué hace soplar al viento y brillar la luz, y la hazaña aún más importante de todas - una que requiere el conocimiento del fundamento mismo de la naturaleza - , saben cuáles son las subdivisiones últimas del tiempo y cuáles el significado y la duración de los ciclos.

Pero, pregunta ahora el hombre de negocios del siglo, que lee los periódicos y que cree en el "progreso moderno", si tales hermanos mayores fuesen realmente todo lo que usted pretende que ellos sean, ¿cómo es que no han dejado traza alguna en la historia ni congregaron otros hombres a su alrededor? A ésto, la propia respuesta de ellos, publicada hace tiempo por el señor A. P. Sinnett, es mejor que cualquier otra que yo pudiera ofrecer:
"Si le place discutiremos primeramente lo que se refiere al supuesto fracaso de la 'Fraternidad' en dejar indicio alguno en la historia del mundo. Según ustedes piensan, ellos, con sus ventajas extraordinarias, deberían haber sido capaces de atraer a su escuela un número considerable de las mentes más cultas de cada raza. ¿Cómo sabría usted que no han logrado tal cosa? ¿Está usted enterado de sus esfuerzos, sus éxitos y fracasos? ¿Posee usted alguna sumaria contra ellos para procesarlos? ¿Cómo sería posible recopilar pruebas de los hechos de esos hombres que han mantenido asiduamente cerrado todo acceso posible a través del cual el curioso pudiera espiarlos? 

La condición precisa de su éxito es que ellos jamás fueran supervisados u obstaculizados; lo que han llevado a cabo, ellos lo saben; lo único que los que se han encontrado fuera de su círculo podrían percibir serían los resultados, cuyas causas quedarían siempre ocultas y fuera de alcance. Para explicar tales resultados, muchos hombres en distintas épocas inventaron teorías de la intervención de dioses, providencias especiales, destinos e influencias benéficas o maléficas de los astros. Jamás ha existido una época dentro o fuera del supuesto período histórico, dentro de la cual estos predecesores nuestros no estuvieran amoldando los eventos y "haciendo historia", cuya realidad y hechos fueron subsecuente e invariablemente torcidos por los historiadores para ajustarlos a prejuicios contemporáneos. ¿Está usted bien seguro de que los heróicos personajes visibles en los sucesivos dramas, no eran a menudo sino sus máscaras o títeres? Nosotros jamás pretendimos ser capaces de arrastrar las naciones en masa a una u otra crisis, a despecho de la tendencia general de las relaciones cósmicas del mundo. 

Los ciclos tienen que recorrer sus rondas. Los períodos de claridad y obscuridad mental y moral se suceden unos a otros lo mismo que el día a la noche. Los yugas, o ciclos mayores y menores tienen que llevarse a cabo de acuerdo con el régimen establecido de las cosas. Y nosotros, nacidos dentro de la corriente majestuosa, apenas podemos modificar y dirigir algunas de sus corrientes secundarias" 2.

Es en virtud de la ley cíclica y durante un período de ignorancia en la historia de la mente, que la filosofía verdadera desaparece por un tiempo; pero es esta misma ley la que causa su reaparición, tan segura como la salida del sol ante la faz de la inteligencia humana que se encuentra presente para contemplarla. Pero hay algunas tareas que solamente pueden ser cumplidas o ejecutadas por el Maestro, mientras que otros trabajos requieren la ayuda de los compañeros. Es el deber del Maestro el preservar la filosofía verdadera, pero se requiere la ayuda de los compañeros para redescubrirla y promulgarla. Nuevamente los Hermanos Mayores han indicado en dónde puede ser encontrada la verdad - La Teosofía - , y los compañeros por todas partes del mundo se ocupan en ponerla de mnifiesto para su mayor circulación y propagación.

Los Hermanos Mayores de la Humanidad son hombres que fueron perfeccionados en anteriores períodos de evolución. Estos períodos de manifestación son desconocidos a los evolucionistas modernos en lo que a su número concierne, aunque por largo tiempo sí han sido reconocidos no solamente por los hindúes antiguos, sino también por aquellas grandes inteligencias y hombres eminentes que instituyeron y continuaron la forma originalmente pura e inadulterada de los Misterios de la Grecia Antigua. Los períodos de manifestación de los universos visibles que surgen del Gran Desconocido son eternos en sus idas y venidas, y se alternan con períodos equivalentes de silencio y reposo, de vuelta a lo Desconocido. 

El objeto de estas majestuosas oleadas es la producción del hombre perfecto, la evolución del alma, y estas olas siempre resultan en el crecimiento del número de Hermanos Mayores; la vida del más insignificante de los hombres los refleja en el día y la noche, la vigilia y el sueño, el nacimiento y la muerte, "porque estos dos, la luz y la obscuridad, el día y la noche, son los senderos eternos del mundo" 3.

En toda edad y en la complea historia de las naciones, se les ha dado a estos hombres de gran poderío y compasión, distintas designaciones. Ellos han sido llamados Iniciados, Adeptos, Magos, Hierofantes, Reyes del Oriente, Sabios, Hermanos y varios otros nombres. Pero en el idioma Sánscrito hay una palabra que cuando se le aplica a ellos, inmediata y completamente los identifica con la humanidad. Ese nombre es el de Mahatma. Esta palabra se compone de "Maha", gran, y "Atma", alma, y por lo tanto significa gran alma; y puesto que todos los hombres poseen almas, lo que distingue al Mahatma es su grandeza. 

El uso del término Mahatma, se ha extendido mayormente a través de la Sociedad Teosófica por el hecho de que la Sra. H. P. Blavatsky constantemente se refería a los Mahatmas como sus Maestros, quienes la favorecieron con el conocimiento que ella poseía. Ellos fueron primeramente conocidos como los Hermanos, pero más adelante, al acudir muchos hindúes al movimiento Teosófico, el nombre de Mahatma fue introducido por razón de que este título tiene tras sí una solidez inmensa en la tradición y literatura de la India. 

En distintas ocasiones algunos enemigos sin escrúpulos de la Sociedad Teosófica llegaron a decir que aún el mismo nombre de Mahatma había sido inventado, y que tales seres eran desconocidos entre los hindúes y en su literatura. Pero estas aseveraciones han sido hechas simplemente para desacreditar, si fuese posible, un movimiento filosófico que amenaza trastornar completamente los erróneos dogmas teológicos que prevalecen hoy en día. Porque a través de la literatura hindú se hace referencia a los Mahatmas y en partes del Norte de la India el término es de uso común. En el antiguo poema de Bhagavad-Gita, reverenciado por todas las sectas y aceptado por los críticos occidentales por ser tan noble como hermoso, hay un verso que dice, "Semejante Mahatma es difícil de encontrar". 4
Pero independientemente de toda disputa acerca de términos específicos, existen amplios argumentos y pruebas para demostrar que una fraternidad de hombres poseedores del maravilloso conocimiento delineado anteriormente, ha existido siempre y probablemente exista hoy. 

Los antiguos misterios contínuamente hacen referencia a ellos. Egipto antiguo los tuvo en sus grandes Reyes - Iniciados, hijos del sol y amigos de los grandes dioses. Existe una tendencia a menospreciar las ideas de los antiguos, lo cual es en sí denigrante a la humanidad actual. Aún el cristiano que habla con reverencia de Abraham como "el amigo de Dios", considerará desdeñosamente las pretensiones de los soberanos egipcios, de gozar de la misma amistad, como tan solo una pretensión puerile de nobleza y rango. Pero la realidad es que estos grandes egipcios eran Iniciados, miembros de una gran logia única, la cual abarca todas las otras, de cualquier grado que sean sus actividades. Los más recientes y decadentes egipcios, desde luego, deben haber imitado a sus predecesores, pero ésto fué ya cuando la doctrina verdadera estaba comenzando una vez más a ser obscurecida con motivo de la ascendencia del dogma y del sacerdocio.

La historia de Apolonio de Tyana se refiere a un miembro de una de estas mismas fraternidades antiguas, que aparecieron entre los hombres durante un ciclo descendente y con el sólo propósito de mantener un testigo en la escena para las generaciones venideras.
Abraham y Moisés entre los Judíos son otros dos Iniciados, Adeptos, quienes tenían que efectuar su tarea entre cierto pueblo, y es en la historia de Abraham que nos encontramos con Melquisíades, quien era aún más grande que Abraham, puesto que tenía el derecho de conferirle a éste un rango, un privilegio o una bendición. El mismo capítulo de la historia humana que contiene los nombres de Moisés y de Abraham, está iluminado con el de Salomón. Estos tres componen una gran Tríada de Adeptos, los anales de cuyos hechos no pueden echarse a un lado como una fantasía ni como faltos de fundamento.

Moisés fue instruído por los egipcios y en el país de Madián; de ambos adquirió considerables conocimientos ocultos, y todo estudiante avanzado de la gran Masonería Universal puede percibir a través de todos los textos de Moisés, la mano, el plan y la obra de un maestro. Abraham por otra parte conocía todas las artes y mucho de los poderes psíquicos que eran practicados en su época, o de lo contrario él no se hubiera asociado con reyes ni habría sido "el amigo de Dios"; y tan sólo la referencia a sus diálogos con el Todopoderoso en relación con la destrucción de ciudades, demuestra que él fue un Adepto, quien por muy largo tiempo había transcendido la necesidad del ceremonial u otras ayudas adventicias. Salomón completa esta tríada y se destaca en caracteres de fuego. Alrededor suyo se agrupa tal volumen de leyenda y de historias acerca de sus manipulaciones de los poderes elementales y sus facultades mágicas, que uno tendría que condenar todo el mundo de la antigüedad como una camarilla de necios creadores de mentiras por pura diversión, si se niega que él fue un gran personaje, un ejemplar maravilloso de la encarnación de un poderoso Adepto entre los hombres. 

Nosotros no estamos obligados a aceptar el nombre de Salomón ni a creer que él gobernó a los judíos; pero sí tenemos que admitir el hecho de que en algún lugar, durante los nebulosos tiempos a los cuales se refieren los anales judáicos, un hombre, que era un Adepto, vivió y luchó entre los hombres de la tierra, y a quien tiempo después se le dio el nombre de Salomón Los críticos peripatéticos pueden aparentar no ver en la universal y prevalesciente tradición, sino tan sólo la evidencia de su credulidad humana y de su habilidad de imitar, pero el verdadero estudiante de la naturaleza humana y de la vida, sabe que las universales tradiciones son verídicas y surgen de hechos verídicos en la historia del hombre.

Dirigiendo nuestra atención hacia la India, por largo tiempo olvidada e ignorada por el lascivo, egoísta, combatiente y comercializado mundo occidental, la encontramos repleta de una gran erudición referencte a estos hombres maravillosos, entre los cuales Noé, Abraham, Moisés y Salomón, son tan sólo ejemplos. Los habitantes de la India están preparados, por razón de su temperamento y su clima, para ser los conservadores de las joyas filosóficas, éticas y psíquicas que hubiéramos perdido para siempre, si las mismas hubieran sido abandonadas al saqueo de los Godos y de los Vándalos, como lo fueron las naciones occidentales en los tempranos días de sus luchas en pro de la cultura y de la civilización. 

Si los hombres que desenfrenadamente quemaron inmensos montones de tesoros históricos y etnológicos, encontrados por los esbirros de los soberanos católicos de España en la América Central y del Sur, hubieran logrado localizar los libros y los documentos escritos en hojas de palma en la India, antes de que el escudo protector de Inglaterra se levantase contra ellos, los hubieran destruído de la misma manera que arruinaron los anales de los Americanos, tal como sus predecesores intentaron hacer con la Biblioteca de Alejandría. Afortunadamente, los sucesos se desarrollaron de otra manera.

A través de la extensa literatura indostánica encontramos docenas de grandes Adeptos, bien conocidos de la gente, que enseñaron la misma doctrina - la epopeya del alma humana. Sus nombres no son familiares al oído occidental, pero los testimonios de sus pensamientos, sus obras y sus poderes aún viven. Todavía más, en el apacible e inmutable Oriente existen hoy en día por centenares, personas que saben por su propio conocimiento que la Gran Logia existe aún y tiene sus Mahatmas, Adeptos, Iniciados o Hermanos. Y aún más, en ese país hay tal número de hombres expertos en la aplicación práctica de un poder menor, pero aún maravilloso, sobre la naturaleza y sus fuerzas, que tenemos un volumen innegable de evidencia humana para probar nuestra tesis.

Y si la Teosofía - la enseñanza de esa Gran Logia - es como se dijo científica y religiosa, entonces, desde el punto de vista ético tenemos aún más pruebas. Una poderosa Triada actuando con y por medio de los principios éticos, la forman Buda, Confucio y Jesús. El primero, un hindú, establece una religión que hoy abarca mucho más prosélitos que el Cristianismo, enseñando, centurias antes de Jesús, la misma ética que éste enseñó y que había sido ya promulgada siglos antes de Buda. Jusús, que viene a reformar a su pueblo, repite esta ética antigua, y Confucio hace lo mismo en la antigua y honorable China.

1 Essays on Some Controverted Questions. Londres 1891.
2 El Mundo Oculto. Londres 1881.
3 Bhagavad-Gita, Capítulo VIII.

4 Bhagavad-Gita, Capítulo VII.

El Oceano de la Teosofía

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