martes, 26 de julio de 2016
El Secreto de los Iniciados
La falsa interpretación de una serie de parábolas y dichos de Jesús no es de extrañar en lo más mínimo. Desde Orfeo, el primer el Adepto Iniciado de los cuales la historia vislumbra en la noche de la era pre-Cristiana, a través de Pitágoras, Confucio, Buda, Jesús, Apolonio de Tiana, y Amonio Sacas, ningún Maestro o Iniciado alguna vez ha dejado nada por escrito para uso público.
Todos y cada uno de ellos siempre han recomendado invariablemente el silencio y el secreto sobre ciertos hechos y actos, desde Confucio, que se negó a explicar pública y satisfactoriamente lo que quería decir con su «Gran Extremo», o dar la clave de la adivinación por «pajitas», hasta Jesús, quien encargó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Cristo (Chrestos) (NOTA: Mateo, xvi, 20. FINAL NOTA), el «hombre de las penas» y pruebas, antes de su última y suprema Iniciación, o que hubiera él producido el «milagro» de la resurrección (NOTA: Marcos, v, 43. FINAL NOTA).
Los apóstoles tenían que guardar silencio, de modo de que la mano izquierda no supiera lo que la mano derecha hacía; en palabras más claras, que los peligrosos competentes en la Ciencia de la Mano Izquierda –los terribles enemigos de los Adeptos de la Mano Derecha, especialmente antes de su suprema Iniciación– no pudiesen lucrar con la publicidad para no dañar a ambos el sanador ni al paciente.
Y si lo anterior fuese mantenido como simplemente una suposición, entonces¿qué puede ser el significado de estas palabras terribles: A vosotros se es dado conocer el misterio del Reino de Dios: pero para aquellos que están fuera, todas estas cosas son hechas en parábolas; para que viendo, vean y no perciban, y oyendo, oigan y no entiendan; no sea que se conviertan y sus pecados deban ser perdonados (NOTA: Marcos, IV, 11, 12. FINAL NOTA).
A menos de interpretarse en el sentido de la ley del silencio y Karma, el completo egoísmo y el espíritu no-caritativo de esta observación son más que evidentes. Estas palabras están directamente conectadas con el dogma terrible de la predestinación. ¿Arrojará el Cristiano bueno e inteligente tal mancha de egoísmo cruel sobre su Salvador? (NOTA: ¿No es evidente que las palabras: «A menos que en cualquier momento deban convertirse (o: «No sea que por accidente tengan que cambiar de nuevo» –como en la versión revisada), y sus pecados les sean perdonados»– en absoluto quieren dar a entender que Jesús temiera que a través del arrepentimiento cualquier extraño, o «aquellos que están fuera», escaparían de la condenación, como el sentido literal claramente muestra, pero una cosa muy diferente? Es decir, para que ninguno de los profanos mediante la comprensión de su predicación, no disimulada por la parábola, se apoderase de algunas de las enseñanzas secretas y misterios de la Iniciación –y aun incluso de poderes Ocultos. «Sean Convertidos» es, en otras palabras, obtener un conocimiento que pertenece exclusivamente a los Iniciados; «y sus pecados, se les perdonarán», es decir, sus pecados caerían sobre el revelador ilegal, en aquellos quienes habiendo ayudado a indignos para cosechar ahí donde nunca se han esforzado por sembrar, y les había dado, por lo tanto [a los indignos.–El Traductor], los medios de escapar en esta tierra de su Karma merecido, el cual por lo tanto debe actuar en el revelador, quien, en lugar del bien, hizo un daño y fracasó. FINAL NOTA)
La obra de la propagación de tales verdades en las parábolas se dejó a los discípulos de los grandes Iniciados. Era su deber seguir la nota de la Enseñanza Secreta, sin revelar sus misterios. Esto se muestra en las historias de todos los grandes Adeptos. Pitágoras dividió sus lecciones en oyentes de conferencias exotéricas y esotéricas. Los Magos recibieron sus instrucciones y se iniciaron en las lejanas cuevas ocultas de Bactria. Cuando Josefo declara que Abraham enseñó Matemáticas quería decir la «Magia », porque en el código Pitagórico Matemáticas significa Ciencia Esotérica, o Gnosis.
El profesor Wilder observa: Los Esenios de Judea y el Carmelo hicieron distinciones similares, dividiendo a sus seguidores en neófitos, hermanos y perfectos… Amonio obligaba a sus discípulos con un juramento a no divulgar sus doctrinas superiores, excepto a aquellos que habían sido cuidadosamente instruidos y entrenados [preparados para iniciación] (NOTA: Nuevo platonismo y Alquimia, 1869, páginas 7, 9. FINAL NOTA).
Una de las razones más poderosas para la necesidad de estricto secrecto está dada por Jesús mismo, si se le puede dar crédito a Mateo. Porque ahí el Maestro se le hace decir claramente:
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen
con sus patas, y se vuelvan y os despedacen (NOTA: Mateo, VII, 6. FINAL NOTA).
Palabras profundamente verdaderas y sabias. Muchos son los que en nuestra época, y aun entre nosotros, han sido obligados a recordarlo –aunque a menudo cuando era demasiado tarde (NOTA: La historia está llena de pruebas de lo mismo. Si Anaxágoras no hubiera enunciado la gran verdad enseñada en los Misterios, a saber, que el sol era sin duda más grande que el Peloponeso, no habría sido perseguido y casi condenado a muerte por la turba fanática. Si esa chusma que se levantó contra Pitágoras hubiese entendido lo que el misterioso Sabio de Crotona quiso decir cuando dio su remembranza de haber sido el «Hijo de Mercurio» –Dios de la Sabiduría Secreta– no se habría visto obligado a huir para salvar su vida; ni Sócrates, hubiera sido ejecutado, de haber mantenido en secreto las revelaciones de su divino daimon.
Él sabía lo poco que su siglo –salvo los iniciados– entendería lo que quiso decir, si hubiese compartido todo lo que sabía de la luna.
Así, limitó su declaración a una alegoría, que ahora está demostrado que ha sido más científica, de lo que se había pensado en aquellos tiempos. Él sostuvo que la luna estaba habitada y que los seres lunares vivían en los valles profundos, vastos y oscuros, estando nuestro satélite sin aire y sin ningún tipo de atmósfera exterior fuera de tales valles, esto, desacatando la revelación llena de significado para los pocos solamente, debe ser así por necesidad, si existe alguna atmosfera en nuestra brillante Selene después de todo. Los hechos registrados en los anales secretos de los Misterios tuvieron que permanecer velados bajo pena de muerte. FINAL NOTA).
Incluso Maimónides recomienda silencio en relación con el verdadero significado de los textos de la Biblia. Este mandato destruye la afirmación habitual de que «la Sagrada Escritura » es el único libro en el mundo cuyos oráculos divinos contienen la verdad pura sin adornos.
Puede que sea así para los Cabalistas eruditos; sin duda es todo lo contrario con respecto a los Cristianos. Porque esto es lo que dice el docto Filósofo Hebreo: Quien sea que encuentre el verdadero significado del libro de Génesis debe tener cuidado de no divulgarlo. Esta es una máxima que todos nuestros sabios nos repiten, y sobre todo, respetando el trabajo de los seis días. Si una persona descubriera el verdadero significado por sí misma, o con la ayuda de otra persona, entonces debe guardar silencio, o si habla de ello debe hablar oscuramente, de un modo enigmático, como lo hago yo, dejando el resto a ser adivinado por aquellos que me puedan entender (NOTA: Guía del Perplejo, Pt. II, Capítulo 29. Maimónides también se refiere a su Comentario de la Mishná (Hagigah, II, i). H.P.B. cita la p. 71 de El Libro de Dios por Kenealy, que abrevia a Maimónides.–El Compilador]. FINAL NOTA).
La Simbología y el Esoterismo del Antiguo Testamento, siendo confesada así por uno de los más grandes Filósofos Judíos, es solo natural el encontrar Padres Cristianos que hacen la misma confesión en relación con el Nuevo Testamento y la Biblia en general. Así nos encontramos con Clemente de Alejandría y Orígenes admitiéndolo con tanta claridad como las palabras pueden hacerlo. Clemente, que había sido iniciado en los Misterios de Eleusis, dice, que: Las doctrinas enseñadas ahí contienen en ellas al final de todas las instrucciones, ya que fueron tomados de Moisés y los profetas (NOTA: Stromata, Bk. V, cap. XI. FINAL NOTA),una ligera perversión de los hechos perdonables en el buen Padre. Las palabras admiten que, después de todo, que los Misterios de los Judíos eran idénticos a los de los Griegos Paganos, que los tomaron de los Egipcios, quienes los pidieron prestados, a su vez, de los Caldeos, que los habían tomado de los Arios, los Atlantes y así sucesivamente, más allá de los días de esa Raza.
El significado secreto del Evangelio es de nuevo abiertamente confesado por Clemente cuando dice que los misterios de la fe no deben ser divulgados a todos.
Pero dado que esta tradición no se ha publicado solo para aquel que percibe la magnificencia de la palabra; es necesario, por lo tanto, esconder la sabiduría hablada que el Hijo de Dios enseñó,
en un misterio (NOTA: Op. Cit., Bk. I, cap. xii. FINAL NOTA).
No menos explícito es Orígenes, en lo que se refiere a la Biblia y sus fábulas simbólicas. Exclama:
Si nos atenemos a la letra, y se debe entender lo que está escrito en la ley, a la manera de los Judíos, y la gente común, entonces me avergonzaría de confesar en voz alta que es Dios quien ha dado estas leyes, entonces las leyes de los hombres parecen ser más excelentes y razonables (NOTA: In Leviticum, Homilia VII. FINAL NOTA). Y bien se podría haber «ruborizado» el sincero y honesto Padre de la Cristiandad primitiva en sus días de relativa pureza. Pero los Cristianos de esta nuestra época altamente literaria y civilizada no se sonrojan en absoluto; pues tragan, por el contrario, la «luz» antes de la formación del sol, el Jardín del Edén, la ballena de Jonás y todo, a pesar de que el mismo Orígenes se pregunta en un arrebato de indignación muy natural:
¿Qué hombre con sentido estaría de acuerdo con la afirmación de que el primer, segundo y tercer días, en que se nombran la noche y la mañana, eran sin sol, la luna y las estrellas, y el primer día sin un cielo? ¿Qué hombre es tan idiota como para suponer que Dios plantó árboles en el Paraíso, posadas en el Edén, como un labrador, etc.? Creo que todo hombre debe tener estas cosas por imágenes, en las que un sentido oculto yace escondido (NOTA: Orígenes, De Principiis, Bk. IV, cho I, § 16. FINAL NOTA).
Sin embargo, millones de «tales idiotas» se encuentran en nuestro siglo de las luces y no sólo en el siglo tercero. Cuando la declaración inequívoca de Pablo en Gálatas, iv, 22-25, que la historia de Abraham y sus dos hijos, es toda «una alegoría», y que «Agar es el Monte Sinaí» se añade a esto, poca culpa entonces, de hecho, puede agregarse a Cristiano o Pagano quien se niega a aceptar la Biblia bajo ninguna otra luz que la de una alegoría muy ingeniosa.
Rabí Shimon ben Yohai, el compilador del Zohar, nunca impartió los puntos más importantes de su doctrina que no fuese por vía oral, y para un número muy limitado de discípulos. Por lo tanto, sin la iniciación final en la Merkabah, el estudio de la Kabalah estará siempre incompleto, y la Merkabah se puede enseñar sólo «en la oscuridad, en un lugar desierto, y después de muchas y terribles pruebas».
Desde la muerte de ese gran Iniciado Judío esta doctrina oculta se ha mantenido, para el mundo exterior, como un secreto inviolable.
Entre la secta venerable de los Tannaim, los hombres sabios, hubo quienes enseñaron los secretos prácticamente e iniciaron a algunos discípulos en el gran Misterio final. Sin embargo, el Hagigah Mishná, Sección 2 ª, dice que la tabla de contenidos de la Merkabah «sólo debe ser entregada a los viejos sabios». La Guemará es aún más dogmática. «Los secretos más importantes de los Misterios no fueron reveladas siquiera a todos los sacerdotes. Solo a los iniciados los habían divulgado» (NOTA: [Clemente, Strom., V, 670]. FINAL NOTA). Y así nos encontramos que el mismo gran secreto prevalecía en todas las religiones antiguas (NOTA: Isis sin Velo, vol. II, pág. 350. FINAL NOTA).
¿Qué dice la propia Kabalah? Sus grandes rabinos de hecho amenazaban a quien aceptara sus palabras literalmente. Leemos en el Zohar: ¡Ay del hombre que ve en la Torá, es decir, la Ley, solo simple recitales y palabras sencillas y ordinarias! Porque si en verdad sólo contuviere estas, aún hoy en día seríamos capaces de componer una Torá mucho más digno de admiración. Porque si encontramos sólo las palabras simples, sólo tendríamos que dirigirnos a los legisladores de la tierra (NOTA: Los «legisladores» materialistas, los críticos y Saduceos que han tratado de hacer pedazos las doctrinas y enseñanzas de los grandes Maestros Asiáticos pasados y presentes –no estudiosos en el sentido moderno de la palabra– harían bien en meditar sobre estas palabras.
No hay duda de que doctrinas y enseñanzas secretas, de haber sido inventadas y escritas en Oxford y Cambridge, serían más brillantes hacia el exterior. ¿Responderían igualmente a las verdades y hechos universales? Es sin embargo la siguiente pregunta. FINAL NOTA), a aquellos en quienes con más frecuencia encontramos con la mayor de grandeza.
Sería suficiente con imitarlos, y hacer una Torá de sus palabras y ejemplo. Pero no es así, cada palabra de la Torá contiene un significado elevado y un misterio sublime… Los recitales de la Torá son las vestiduras de la Torá. ¡Ay del que toma esta vestimenta por la propia Torá… El simple nota sólo las prendas o recitales de la Torá; no conocen otra cosa, no ven lo que está oculto bajo la vestidura. Los más instruidos no prestan atención a la vestidura, sino al cuerpo que envuelve (NOTA: Zohar, iii, fol. 152 b, citado en la Qabbalah de Myer, pág. 102. FINAL NOTA).
Amonio Sacas enseñó que la Doctrina Secreta de la Sabiduría-Religión se encontró completa en los Libros de Thoth (Hermes), de los que tanto Pitágoras y Platón derivaron su conocimiento y gran parte de su filosofía, y estos Libros fueron declarados por él ser «idénticos con las enseñanzas de los sabios del remoto Oriente». Comenta el profesor A. Wilder:
Como el nombre Thoth significa colegio o asamblea, no es del todo improbable que los libros fueran llamados así por ser los oráculos coleccionados y las doctrinas de la fraternidad sacerdotal de Memphis. El rabino Wise ha sugerido una hipótesis similar en relación con las declaraciones divinas registradas en las Escrituras Hebreas (NOTA: Nuevo platonismo y Alquimia, p. 6. FINAL
NOTA). Esto es muy probable. Sólo que las «declaraciones divinas» no han sido nunca, hasta ahora,
entendidas por los profanos. Filón de Alejandría, un no-iniciado, trató de dar su significado secreto –y falló. Pero los libros de Thoth o la Biblia, los Vedas o la Kabalah, todos imponen la misma secrecía en cuanto a ciertos misterios de la naturaleza simbolizados. «¡Ay de aquel que divulga ilegalmente las palabras susurradas al oído de Manushi por el Primer Iniciador!». ¿Quién fue tal «Iniciador», queda claro en el Libro de Enoc: De ellos [los Ángeles] he oído todas las cosas, y entendí lo que vi, eso que no se realizará en esta generación [Raza], sino en una generación que tendrá éxito en un periodo lejano [las 6ta y 7ma Razas] a cuenta de los elegidos [los Iniciados] (NOTA:Libro de Enoc, I, 2, tr. por Richard Laurence, Londres, Kegan Paul, 1883. [San Diego, Librero Wizards, rpr. 1983]. FINAL NOTA).
Una vez más, se dice con respecto al juicio de aquellos que, cuando han aprendido «todos los secretos de los ángeles», los que revelan, que: Ellos han descubierto secretos, y ellos son los que han sido juzgados, pero no tú, mi hijo [Noé]. El Señor de los Espíritus sabe que eres puro y bueno, libre de la afrenta de descubrir [revelar] secretos (NOTA: Op. Cit., LXIV, 10. FINAL NOTA).
Pero hay aquellos en nuestro siglo, quienes, habiendo «descubierto secretos» sin ayuda y por su propio aprendizaje y agudeza solamente, y que siendo, sin embargo, hombres honestos, y sencillos, sin desanimarse por las amenazas o advertencias, ya que no se comprometieron a guardar el secreto, se sienten bastante asombrados de tales revelaciones. Uno de ellos es el erudito autor y descubridor de una «Clave del Misterio Hebreo-Egipcio». Como él dice, hay «algunas extrañas características relacionadas con la promulgación y condición» de la Biblia.
Los que compilaron este Libro eran hombres como nosotros. Ellos sabían, vieron, manejaron y se dieron cuenta, a través de la medida clave (NOTA: La clave se ha mostrado que está «en la fuente de las medidas originando la pulgada Británica y el codo antiguo», como el autor trata de demostrar. FINAL NOTA), la ley del Dios viviente siempre-activo (NOTA: La palabra en plural podría haber resuelto mejor el misterio. Dios está siempre presente, si fuera siempre activo ya no podría ser un Dios infinito, ni omnipresente en su limitación. FINAL NOTA). No necesitaban fe, de que Él era, que Él trabajó, planeó y realizó, como un poderoso mecánico y arquitecto (NOTA: El autor es evidentemente un Masón de la forma de pensar del General Pike. En tanto que los masones Americanos e Ingleses rechacen el «Principio Creativo» del «Gran Oriente» de Francia, permanecerán en la oscuridad. FINAL NOTA).
¿Qué era, entonces, que reservó sólo a ellos este conocimiento, mientras, en primer lugar, como hombres de Dios, y en segundo lugar, como apóstoles de Jesús el Cristo, ellos repartieron un servicio ritual cegador, y una enseñanza vacía de fe, y sin sustancia, como prueba, viniendo propiamente a través del ejercicio de los sentidos que la Deidad le ha dado a todos los hombres como el medio esencial para la obtención de un correcto entendimiento? Misterio, y parábola, y dichos oscuros, y el encubrimiento de los verdaderos significados son las cargas de los Testamentos, Antiguo y Nuevo.
Aceptando que las narraciones de la Biblia fueron invenciones con el propósito de engañar a las masas ignorantes, aun con la aplicación de un código muy perfecto de las obligaciones morales: ¿Cómo es posible justificar tan grandes fraudes, como parte de una economía Divina, cuando a esta economía el atributo de la simple y perfecta honestidad debe, en la naturaleza de las cosas, serle atribuido?
¿Qué tiene, o por cual posibilidad debe tener el misterio, con la promulgación de las verdades de Dios? (NOTA: J. Ralston Skinner, La fuente de las Medidas, pp 308-09. [Cincinnati, Robert Clark Co., 1875. Reimpreso con el nuevo Hebreo e índices numéricos agregados por John Drais; San Diego, biblioteca Wizards, RPR 1982]. FINAL NOTA) Nada en absoluto, muy seguramente, si esos misterios se hubieran dado desde el principio.
Y así fue en lo que respecta a las primeras, semi-divinas, Razas puras y espirituales de la Humanidad. Ellos tuvieron las «verdades de Dios», y las vivieron, y sus ideales. Ellos las preservaron, por cuanto no había casi ningún mal, y por lo tanto, apenas un posible abuso de ese conocimiento y esas verdades. Pero la evolución y la caída gradual en la materialidad son también una de las «verdades» y también una de las leyes de «Dios». Y mientras la humanidad progresaba, y se convertía con cada generación más de la tierra, más terrenal, la individualidad de cada Ego temporal comenzó a afirmarse.
Es el egoísmo personal que desarrolla e insta al hombre en el abuso de su conocimiento y poder. Y el egoísmo es un edificio humano, cuyas ventanas y puertas están siempre abiertas para que entre toda clase de iniquidad en el alma del hombre. Pocos eran los hombres durante la adolescencia temprana de la humanidad, y menos aún lo son ahora, que se sientan dispuestos a poner en practica la declaración forzosa de Pope que se iba a sacar su propio corazón, si no tuviera mejor disposición que amarse sólo a sí mismo, y reírse de todos sus vecinos. De ahí la necesidad gradual de alejar del hombre el conocimiento y poder divino, que se convirtió en cada nuevo ciclo humano como un arma de doble filo más peligrosa, cuyo lado maligno estaba siempre amenazando al prójimo, y cuyo poder para el bien se prodigaba libremente sólo para uno mismo.
Los pocos «elegidos», cuya naturaleza interior permaneció inmutable por su crecimiento físico exterior, se convirtieron así con el tiempo en los únicos guardianes de los misterios revelados, pasando el conocimiento
a los más aptos para recibirlo, y manteniéndolo inaccesible para otros. Rechazad esta explicación
de las Enseñanzas Secretas, y el mero nombre de la Religión se convertirá en sinónimo de engaño y de fraude. Sin embargo, no se puede permitir que las masas quedasen sin algún tipo de restricción moral.
El hombre siempre está deseando un «más allá» y no puede vivir sin un ideal de algún tipo, como un faro y consuelo. Al mismo tiempo, ningún hombre promedio, incluso en nuestra era de educación universal, se le podría cargar con verdades demasiado metafísicas, demasiado sutiles para que su mente pudiese comprender, sin el peligro de una reacción inminente, y la fe en los Dioses y los Santos haciendo espacio para un ateísmo científico vacío.
Ningún filántropo real, por lo tanto un Ocultista, soñaría ni por un momento en una humanidad sin un título de Religión. Incluso la Religión de hoy día en Europa, limitada a los Domingos, es mejor que nada. Pero si, como Bunyan lo expresó (NOTA: [Véase Thomas Fuller, Gnomologia, # 4011.] FINAL NOTA), «La Religión es la mejor armadura que un hombre puede tener», sin duda es la «peor capa», y es esta «capa» y falsa pretensión contra la que luchan los Ocultistas y Teosofistas.
La verdadera Deidad ideal, el único Dios viviente en la Naturaleza, no puede sufrir en la adoración del hombre si esta capa exterior, tejida por capricho del hombre y arrojado sobre la Deidad por la hábil mano del sacerdote codicioso de poder y dominación, se descorre. La hora ha llegado con el comienzo de este siglo para destronar al «Dios supremo» de todas las naciones en favor de Una Deidad Universal –el Dios de la Ley Inmutable, no de caridad; el Dios de Justa Retribución, no de misericordia, que no es más que un incentivo para hacer el mal y la repetición del mismo.
El mayor crimen que fue perpetrado jamás sobre la humanidad se cometió el día en que el primer sacerdote inventó la primera oración con un objetivo egoísta a la vista. Un Dios que puede ser propiciado por oraciones inicuas para «bendecir las armas» de los adoradores, y enviar derrota y muerte a miles de sus enemigos –sus hermanos; una Deidad que se puede suponer que no vuelve oídos sordos a los cantos de alabanzas mezclados con ruegos para un «viento favorable propicio» para sí mismo, y tan naturalmente desastroso para otros navegantes que vienen de una dirección opuesta, es esta idea de Dios que ha fomentado el egoísmo en el hombre, y lo privó de su autonomía.
La oración es una acción noble, cuando se trata de un intenso sentimiento, un deseo ardiente brotando de nuestro corazón, para el bien de los demás, y cuando está totalmente desvinculado de cualquier objetivo personal egoísta; el deseo de un más allá es natural y santo en el hombre, pero con la condición de compartir esa felicidad con los demás. Uno puede entender, y apreciar bien las palabras del «pagano» Sócrates, quien declaró en su profunda, aunque empírica sabiduría, que: Nuestras oraciones deben ser por bendiciones para todos, en general, porque los Dioses saben lo que es mejor para nosotros (NOTA: [Vease las Leyes de Platón, Libros 3, 7 y 10 (¶ 900 etc.), así como la Introducción a BK. X por Proclo en Th. Taylor ed.]. FINAL NOTA).
Pero la oración oficial –en favor de una calamidad pública, o para el beneficio de un individuo, independientemente de las pérdidas de miles– es el más vil de los crímenes, además de ser una vanidad impertinente y una superstición. Esta es la herencia directa por despojo de los Jehovitas –los Judíos del Desierto y del Becerro de Oro.
Es «Jehová», como se mostrará en un momento, quien sugirió la necesidad de velar y ocultar este sustituto para el nombre impronunciable, y esto fue lo que guió a todo este «misterio, parábolas, dichos oscuros, y encubrimientos». Moisés, en todo caso, inició sus setenta Ancianos en las verdades ocultas, y por lo tanto justifica hasta cierto grado a los escritores del Antiguo Testamento.
Los del Nuevo Testamento han fallado en hacer aún tanto o tan poco. Han desfigurado la gran figura central de Cristo con sus dogmas, y han llevado a la gente a millones de errores y los crímenes más oscuros, en Su santo nombre.
Es evidente que con la excepción de Pablo y Clemente de Alejandría, quienes habían sido ambos iniciados en los Misterios, ninguno de los Padres sabía mucho de la verdad. En su mayoría eran gente inculta, ignorante, y si, como Agustín y Lactancio, o incluso el venerable Beda y otros, eran tan dolorosamente ignorantes de las verdades más importantes que se enseñaban en los templos paganos –de la redondez de la tierra, hasta la época de Galileo (NOTA: En su Pneumatologie, vol. IV [de Esprit Des…], pp. 105-112, el Marqués de Mirville reclama el conocimiento de la teoría del sistema heliocéntrico antes –que Galileo– para el Papa Urbano VIII. El autor va más allá.
Él trata de mostrar al famoso Papa, como el perseguido, no perseguidor por Galileo y calumniado por el Astrónomo Florentino. Si es así, tanto peor para la Iglesia Latina, ya que sus Papas, a sabiendas de ello, aún conservaron el silencio sobre este hecho tan importante, ya sea para proteger a Josué o su propia infalibilidad.
Uno bien puede entender que la Biblia, habiendo sido tan exaltada sobre todos los otros sistemas, y su supuesto monoteísmo dependiendo de preservar el silencio, no quedaba nada más, por supuesto, que guardar silencio sobre su simbolismo, permitiendo así que todas sus meteduras de pata se engendraran en su Dios. FINAL NOTA)por ejemplo, dejando el sistema heliocéntrico fuera de cuestión –¡Cuán grande debe haber sido la ignorancia de los demás! Aprendizaje y pecado eran sinónimos con los primeros Cristianos. De ahí las acusaciones de tratar con el Diablo prodigadas contra los Filósofos Paganos.
Pero la verdad debe salir. Los Ocultistas, referidos como «los seguidores del maldito Caín», por escritores como de Mirville, ahora están en condiciones de revertir las tablas. Eso que hasta ahora era conocido sólo por los Cabalistas antiguos y modernos de Europa y Asia, es ahora publicado y demostrado como matemáticamente cierto. El autor de la Clave del Misterio Hebreo-Egipcio en la Fuente de las Medidas ha demostrado con satisfacción general, se espera, que los dos grandes nombres de Dios, Jehová y Elohim, representan, en un sentido de su valores numéricos, un valor de diámetro y de circunferencia, respectivamente; en otras palabras, que son índices numéricos de relaciones geométricas y, finalmente, que Jehová es Caín y viceversa.
Con este punto de vista, dice el autor, …ayuda, también, a quitar la horrible mancha puesta sobre el nombre de Caín, un trabajo de incriminación, para destruir su carácter; porque aun sin estas proyecciones, por el propio texto, él [Caín] era Jehová. Así que con las escuelas teológicas será mejor que estén creativas con sus enmiendas honorables, si tal cosa es posible, para el buen nombre y la fama del Dios que adoran (NOTA: Op. Cit., App. VII, p. 296.
El escritor se siente feliz de encontrar este hecho matemáticamente demostrado. Cuando se dijo en Isis sin Velo que Jehová y Saturno eran uno y lo mismo con Adam-Kadmon, Caín, Adán y Eva, Abel, Set, etc., y que todos eran símbolos convertibles en La Doctrina Secreta (ver Vol. II pp. 446, 448, 464 y ss,); que corresponden, en breve, a números secretos y que tenían más de un significado en la Biblia como en otras doctrinas –las declaraciones del autor pasaron inadvertidas. Isis ha fallado en aparecer bajo una forma científica, y por dar demasiado, de hecho, dio muy poco para satisfacer al investigador. Pero ahora, si las matemáticas y la geometría, además de la evidencia de la Biblia y la Kabalah sirven para algo, el público debe encontrarse satisfecho. Ni prueba más completa, más científicamente comprobada se puede encontrar para demostrar que Caín es la transformación de un Elohim (el Sephirah Binah) en Yah-veh (o Dios-Eva) andrógino, y que Set es el de Jehová masculino, que en los descubrimientos combinados de Seyffarth, Knight, etc. y, finalmente, en el trabajo más erudito del Sr. Ralston Skinner. Las relaciones posteriores de estas personificaciones de las primeras razas humanas, en su desarrollo gradual, se darán más adelante en el texto. FINAL NOTA).
Este no es la primera advertencia recibida por las «escuelas teológicas», las cuales, sin embargo, no cabe duda lo sabían desde el principio, al igual que Clemente de Alejandría y otros. Pero si así fuese se beneficiará menos por ello, ya que la admisión implicaría más para ellos, que la mero santidad y dignidad de la fe establecida.
Pero, también se les puede preguntar, ¿Por qué las religiones Asiáticas, que no tienen nada de este tipo que ocultar y que proclaman abiertamente el esoterismo de sus doctrinas, siguen el mismo camino? Se trata simplemente de esto: en el presente, y sin lugar a dudas forzado por la Iglesia, silencio sobre este tema se relaciona tan sólo con la forma externa o teórica de la Biblia –la revelación de los secretos los cuales no habrían generado ningún daño práctico, si se hubieran explicado desde el primer momento– es una cuestión totalmente diferente con el Esoterismo y Simbología Oriental. La gran figura central de los Evangelios se hubiera mantenido como está, inmutable por el simbolismo del Antiguo Testamento siendo revelado, como lo estaría la del fundador del Budismo si los escritos Brahmánicos de los Purânas, que precedieron a su nacimiento, se hubiera demostrado que eran alegóricos. Jesús de Nazaret, por otra parte, habría ganado más de lo que habría perdido si hubiera sido presentado como un simple mortal libre para ser juzgado por sus propios preceptos o méritos, en lugar de ser el padre de la Cristiandad, como un Dios cuyos numerosos actos y declaraciones están ahora tan abiertos a la crítica. Por otro lado los símbolos y frases alegóricas que velan las grandes verdades de la Naturaleza en los Vedas, los Brâhmanas, los Upanishads y especialmente en el trabajo Lamaísta Theg-pa chen-po mdo y otras obras, son de naturaleza muy diferente, y mucho más complicado en su significado secreto. Mientras que los glifos de la Biblia tienen casi todos una base trinitaria, las de los libros orientales se trabajan en el principio septenario.
Ellos están tan estrechamente relacionados con los misterios físicos y fisiológicos, en cuanto al psiquismo y la naturaleza trascendental de los elementos cósmicos y la Teogonía; sin acertijos, resultarían más perjudiciales para los no iniciados, entregados en manos de las generaciones presentes en su estado actual de desarrollo físico e intelectual, en ausencia de la espiritualidad e incluso de moralidad práctica, que se convertirían en absolutamente desastrosos.
Sin embargo, las enseñanzas secretas de los santuarios no se han quedado sin testigo, sino que se han hecho inmortales de varias maneras. Han irrumpido en el mundo en cientos de volúmenes completos de la pintoresca, rompecabezas fraseología del alquimista; han brillado como cataratas incontenibles de la tradición mística oculta de las plumas de los poetas y bardos. El Genio solamente tuvo ciertos privilegios, en esos años oscuros, cuando ningún soñador podía ofrecer al mundo, incluso una ficción sin igualar su cielo y su tierra al texto bíblico.
Al genio solamente se le permitía en esos siglos de ceguera mental, cuando el miedo del «Santo Oficio» arrojaba un grueso velo sobre cada verdad cósmica y psíquica, para revelar sin impedimentos algunas de las más grandes verdades de la Iniciación ¿De dónde Ariosto, en su Orlando Furioso, pudo obtener su concepción de aquel valle de la Luna, donde después de nuestra muerte podemos encontrar las ideas y las imágenes de todo lo que existe en la tierra? ¿Cómo llegó Dante a imaginar las muchas descripciones que figuran en su Infierno –un nuevo Apocalipsis de San Juan, una verdadera revelación Oculta en verso– su visita y comunión con las Almas de las Siete Esferas? En la poesía y la sátira toda verdad oculta ha sido bien recibida, ninguna ha sido reconocida como seria. El conde de Gabalis es más conocido y apreciado que Porfirio y Jámblico. La misteriosa Atlántida de Platón es proclamada una ficción, mientras que el Diluvio de Noé está el día de hoy presente en el cerebro de ciertos Arqueólogos, quienes se burlan del mundo arquetípico del Zodiaco de Marcel Palingenius (NOTA: [Zodiacus vitae, etc., por Marcello Palingenio Stellato (Pseudonimo de Pier Angelo Manzoli–, ca. 1534. Ver apéndice Bio-Bibliográfico para más datos]. FINAL NOTA), y tomarían como una afrenta personal si se les pide discutir sobre los cuatro mundos de Mercurio Trismegisto –el Arquetípico, el Espiritual, el Astral y el Elemental, con otros tres detrás de la escena abierta. Es evidente que la sociedad civilizada sigue estando preparada a medias para la revelación. Por lo tanto, los Iniciados nunca darán a conocer el secreto completo, hasta que el grueso de la humanidad haya cambiado su naturaleza actual y esté mejor preparada para la verdad. Clemente de Alejandría
estaba positivamente en lo cierto al decir que «es necesario ocultar en un misterio la sabiduría hablada» (NOTA: Stromata, Bk. I, cap. xii. FINAL NOTA) –que enseñan los «Hijos de Dios».
La sabiduría, como se verá, se refiere a todas las verdades primigenias entregadas a las primeras Razas, la «Mente nacida», por los «Constructores» mismos del universo …hubo, en todo país antiguo con demandas de civilización, una doctrina esotérica, un sistema que fue denominado SABIDURÍA (NOTA: «Los escritos existentes en los tiempos antiguos a menudo personificaban la Sabiduría como una emanación asociada del Creador. Así pues, tenemos el Buda Hindú, el Nebo Babilónico, el Thoth de Memphis, el Hermes de Grecia, también las divinidades femeninas, Neith, M’tis, Atenea, y la potencia Gnóstica de Achamoth o Sofía. El Pentateuco Samaritano denominado el Libro del Génesis, Akamauth, o Sabiduría, y dos restos de antiguos tratados, la Sabiduría de Salomón y la Sabiduría de Jesús, se refieren al mismo asunto. El Libro de Mashalim
Los Discursos o Proverbios de Salomón…personifican la Sabiduría como el auxiliar del Creador». [nota al pie de página de A. Wilder].
En la Sabiduría Secreta del Oriente, ese auxiliar se encuentra de manera colectiva en las primeras emanaciones de la Luz Primordial, los Siete Dhyani-Chohans, que han demostrado ser idénticos a los «Siete Espíritus de la Presencia» de los Católicos Romanos. FINAL NOTA); y aquellos a los que se dedicaron a su proceso fueron primero denominados sabios, u hombres sabios… Pitágoras llamó a este sistema ήγ νώσις τών όντων, la Gnosis o Conocimiento de las cosas que son. Bajo la noble designación de SABIDURIA, los antiguos maestros, los sabios de la India, los magos de Persia y Babilonia, los videntes y profetas de Israel, los hierofantes de Egipto y Arabia, y los filósofos de Grecia y Occidente incluyeron todo el conocimiento que se considera como esencialmente divino; clasificando una parte como esotérico y el resto como exterior. Los Rabinos Hebreos llaman el exterior y las series seculares la Merkabah, como el cuerpo o vehículo que contiene el conocimiento superior (NOTA: Nueva platonismo y Alquimia, p. 6 y nota al pie. FINAL NOTA).
Más adelante, hablaremos de la ley del silencio impuesta a los chelas Orientales.
H.P. Blavatsky- Collected Writings Vol. XIV
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