domingo, 17 de marzo de 2019

La Vida - Perspectivas de un Monje Budista Zen



Cuando hablamos de “la vida”, estamos utilizando un concepto que se refiere a conjuntos. 
No existe nada aislado, no existe nada “por sí mismo”. Igual que en la naturaleza, y nosotros somos eso, todo es interdependiente. Así, decimos que para que uno viva, otro tiene que morir o, la muerte de unos simplifica la vida de otros. Por todas partes es así, miremos donde miremos y por lo tanto todo lo que nace tiene que morir: si tiene principio, tiene fin, tanto individual (Ego) como colectivamente. Por tanto, todo es impermanente. Todo cuanto tiene forma, desaparece y vuelve a la raíz, al origen. Para un Ego, esto tiene significado pero para los conjuntos no significa nada, esta es la Nada del Zen. En el fondo de todos los conjuntos del Universo, todo es vacío en el sentido de la impermanencia y de la no significación, es decir, no-Ego personal o circunstancial. 

A estos efectos qué es la especie Humana sino una forma natural que, como la genética nos enseña hoy, resume los hallazgos de muchas especies de gusanos, moscas, anfibios, reptiles, aves y mamíferos? Cada paso en la evolución de estas formas ha sido hecho en proporciones de adelantos y retrocesos, con ganancias de ciertas facultades y pérdidas de otras. Solo esta variedad tan flexible (con millones de años) ha logrado la supervivencia de unas especies y la desaparición de otras. Los animales, disponen de una sabiduría instintiva, congénita y heredada de sus antecesores que se manifiesta desde que nacen.  Después, los padres y el grupo les enseñan y entrenan sobre muchas cosas necesarias. Igualmente, cada uno aprende por experiencia según el medio en el que se desarrolla, siempre que la relación con los conjuntos entre los que sobrevive le dé oportunidad. 

A los humanos nos ocurre lo mismo. Apenas somos conscientes del funcionamiento de nuestro cuerpo-mente-cosmos y lo poco que somos conscientes lo llamamos “yo mismo” gracias a un desarrollo engañoso de ciertas partes del cerebro que recogen millones de datos (inconscientes para nosotros) y los utilizan combinándolos programas según las instrucciones de neurotransmisores genéticos que aseguran más fiablemente nuestra supervivencia aunque creamos que dirige nuestra voluntad condicionada por las percepciones. Nuestro cerebro nos engaña e incluso se está demostrando que rellena huecos “mintiéndonos”. Es un robot que nos cuida como sabe pero cuyo resultado es egocéntrico, egoísta, descentrado y causa de sufrimientos inútiles o quizás útiles en algunos, pero innecesarios ¡Pero hay que pasar por ello! 

Confusos e ignorantes, enajenados en nuestro Ego, nos preguntamos cómo salir de esta jaula hacia una vida que sea otra cosa menos demencial, porque el Mundo ya ha sido descubierto en su destructividad e ignorancia así como el propio Ego, su constructor con otros Egos, consumidor y sostenedor con sus ilusiones y desilusiones, sueños y engaños, creencias y supersticiones, juicios y valoraciones,... en resumen unas fugaces satisfacciones y duraderos sufrimientos, fracasos y frustraciones que son la existencia para la mayoría. La vida es otra cosa que intuimos.  

Qué método, qué guía utilizar para liberarse de tantos obstáculos sin saber cómo hacerlo? Cómo ordenarlo? Por eso aparecen Buda, sus Enseñanzas y los que las transmiten directamente. Este es el hombre que aclaró su mente y guiado por la compasión y la sabiduría de su realizada naturaleza nos da la ayuda que necesitamos. Todos tenemos su naturaleza (sabiduría) pero nos falta su lucidez. 
El Budismo Zen Soto es un Sistema de Enseñanza y guía que no es religioso y que consiste en la profundización de la consciencia más allá del Ego (egoísmo) o consciencia superficial condicionada, por medio de la experiencia de desapego y la impermanencia o impersonalidad (no de la despersonaliación). Los ejercicios son los actos de la vida cotidiana como lavarse, vestirse, desayunar, conducir, relacionarse, pasear, cocinar, limpiar la casa... realizadas aprendiendo a concentrar la atención en cada acción sin objetivo de ganancia o pérdida de forma que podemos estar Practicando el Zen casi constantemente sin cambiar nada. 

Para ello tenemos una meditación especial llamada Zazen (ver postura e indicaciones en el Apéndice). Está comprobada la disminución de los sufrimientos, la ansiedad, depresión, enfermedades psicosomáticas o del estrés y el aumento de la resistencia, capacidad de aprendizaje... Descubierto por el Buda Gautama, ha sido mejorado por los Maestros de la india, China y Japón y Practicado por millones de personas, especialmente en Asia, durante dos mil quinientos años.  
Es sencillo porque es esencial, es decir, va directo al asunto sin interpretaciones intermedias porque es arracional e intuitivo, no exige pensar aunque enseña a hacerlo. 

El egoísmo (Ego), no es pecado para el Zen, sino una falta o error por ignorancia, una actitud que desconoce los valores naturales. Resultado de una educación o adiestramiento desequilibrados deja la totalidad de las cosas (Cosmos) a un lado en beneficio inmediato, sea de placer, fortuna o prestigio. Estos valores sociales de la domesticación generalizada expresan un grado de madurez escaso tanto en los individuos como en las sociedades y culturas dependientes, que individualmente podemos evitar madurando. La experiencia del Zen es una reprogramación del Ego a la LUZ de la percepción de la Unidad de todas las cosas y seres. Todo cuanto sentimos, pensamos y hacemos, está sostenido por nuestra naturaleza pero no hecho por ella, sino en gran parte por nuestra condición (aprendizaje), que es lo mismo que decir que por un disco, cinta, película, programa... llamado Ego: es el robot. 

Es tanto como decir que estamos viviendo en la ilusión de los deseos y las imágenes aprendidas pagando el precio de unos sufrimientos innecesarios sólo para alimentar sueños. Resumiendo, sufrimos y ni siquiera sabemos vivir. En qué consistirá vivir? Esto es lo que enseña el Budismo Zen como método y no como religión dogmática, ortodoxa y rígida. Estamos en el siglo veintiuno ya. Buda era flexible, serio y adaptativo. Adelante lector, explora tu “doble” aspecto y descubre que uno de ellos, no existe. Una vez más intento compartir contigo las Enseñanzas de Buda y su Transmisión por sus sucesores hasta hoy mismo, de maestro a discípulo directamente, según la línea o genealogía que desde el sabio de la India pasa por China y llega a Japón hasta mi maestro durante 25 años, Soden Shuyu Narita recientemente fallecido. 

En el Soto Zen decimos que “se transmite más allá de palabras o letras” (ni los Sutras ni el Koan) pero sin embargo es una de las Disciplinas cuyas sugerencias han provocado abundante literatura, lo que es una aparente contradicción. Quiere decir que no es algo que se pueda transmitir sólo hablando o leyendo sino como ocurre con todo, con las más sencillas actividades y saberes, es indispensable practicarlo, pero es tan creativo y estimulante que lo compartimos con nuestros más “hábiles medios”. Por otro lado, hay gente que quiere saber de qué se trata, qué le diferencia o qué comparte el Soto Zen con otros muchos Budismos. Atender esta curiosidad también puede significar una ayuda que conduzca a practicarlo un día, rompiendo la creencia de que se logra estudiando o con fuerza de voluntad. Hay Budismos litúrgicos, folclóricos, mágicos, chamánicos, festivos, dogmáticos, olímpicos... Es difícil escoger. 

Para los que ya han leído alguno de mis libros tengo que decirles que puede parecer que los temas se repiten. Aclararé que ciertamente es así pero siempre contienen algo más que hay 14 que saber encontrar porque no hay dos momentos iguales en ningún aspecto de la vida. Por ello recomiendo una lectura concentrada y lenta que exprima el jugo del sentido más que de la palabra, al fin y al cabo un vehículo. Confieso que también pretendo entretener en ambos sentidos si sólo hay dos, uno divirtiendo al buscador interesado, otro, familiarizando al principiante con enfoques difíciles de coger a la primera, dada la gran diferencia que hay entre lo conocido y el Zen. 

Si se tratase de un principiante, además interesado, le entretengo buscando la liebre, le doy un tiempo que en realidad es suyo. Sin saberlo, se impregna de la miel. Entre los razonamientos e informaciones, se cuela un perfume, un sabor que poco después se llega a reconocer porque la Práctica es una penetración en la propia consciencia, natural de por sí, aunque velada por lo superfluo. Esto es, una penetración en la Realidad. Esta enumeración polivalente se hace conveniente porque los occidentales no tenemos tradición Budista, por lo que hemos de esforzarnos en realizar un trabajo que en Asia se ha hecho durante siglos y siglos, que también tiende a automatizarse. Nosotros no tenemos el oído hecho, el sentido práctico, el carácter de lo misterioso sin interpretar... en fin, los ingredientes orientales para la acogida del Budismo Zen. 

La lectura siembra y renueva la mente, abriéndola a veces. La mente se abre porque ya está abierta desde que nacemos, puesto que nuestra naturaleza es común a todos los seres vivos, es sabia aunque tiene una capa de barro por encima, pero si hay auténtica necesidad de encontrar el sentido de la vida, de  Despertar a lo real, las semillas de la Budeidad germinarán con rapidez y alegría. 
Los insatisfechos, los inadaptados al mundo, los frustrados, confusos, desorientados... si son generosos, es decir, si no están apegados en exceso, adictos a su Ego, “ven las cosas tal como son”. Para los jóvenes y los que tienen proyectos o sus conocimientos profesionales son grandes, es más difícil porque tienen que renunciar a demasiadas cosas. Vivir “encantado de sí”, es estar todavía en la infancia de la consciencia y no cambiarán de camino fácilmente. 

El miedo a la pérdida, paraliza. La mayor parte de los que no han cumplido los cuarenta son buscadores de superficie, consumidores de exotismo, diletantes, curiosos y turistas perdidos. Algunos vienen al Templo con la “peregrina” idea de haber percibido la divinidad porque se han tomado alguna droga. Otros buscan variaciones activas y excitantes, como técnicas marciales o tiro con arco. Los de más de cuarenta buscan entretenimientos como la jardinería, el arreglo floral, la cocina oriental, la huerta, la escultura... los más viejos, la caligrafía, el tai-chi, la ceremonia del té, la meditación (que no se practica en todos los Budismos). 

Con todas las actividades se puede practicar, que es la única manera de realizar la Propia Naturaleza, que no es pensamiento ni ideología, ni antagonismo o lucha contra algo o a favor de algo que sea la vida en todas sus formas y manifestaciones, porque se mantiene independiente de movimientos políticos o religiosos, porque se trata de un método de profundización y ensanchamiento de la consciencia no personal, es decir, más allá del Ego y sus parciales intereses comerciales, al cambio desde el robot egótico o egocéntrico a la consciencia cosmo-céntrica o Ego Iluminación: del estado neurótico infantil, en madurez y curación. Qué es Realizar la Iluminación o la Propia Naturaleza más que armonizar con el Cosmos en lo que llamamos todos nuestros sentidos, unificando pensamiento, sensación, emoción, sentimiento y acción? 

Esta es la identidad primordial que nos hermana con todos los seres, como indica nuestro mapa genético: ser lo que somos, bacterias, gusanos, insectos, reptiles, aves, mamíferos. 
La energía se transforma, cambia, la muerte de unos seres es la vida de otros, energía y forma, forma y vacío se interpenetran, uno depende del otro, todos los seres son interdependientes y sin embargo tanta variedad es una sola cosa que llamamos la Vida; Todo y Nada, ilimitados, armónicos, qué papel puede jugar aquí el artificio, lo superfluo, la apariencia, lo ilusorio, el dogma, el prejuicio, la superstición, el robot? Complicaciones. “La hoja vuelve a la raíz, a su origen” es lo sencillo y sabio. 

Hay personas mejor dotadas que otras; las cualidades son variadas, Budas grandes, medianos, pequeños... El propio Shakyamuni empleaba instrumentos distintos y hábiles (Hoben en japonés) según con quién trataba: palabras, gestos, encargos, silencios, instrucciones, trabajos, servicios... para ayudar a su Despertar. En occidente hay una resistencia a Practicar las Enseñanzas de Buda sin comprenderlas racionalmente de antemano pero también hay gente que las capta instintivamente y confiando en su Propia Naturaleza, se entregan al Camino para descubrir que “no es fácil ni tampoco difícil” porque no se trata de comprender, luchar o sacrificarse, sino de realizar. La comprensión es un regalo, la realización es iluminación o lucidez, como quieras llamarlo, durante el camino. 

Quiero transmitir el aspecto más sencillo, natural y empírico (comprobable) del Budismo Zen que representa los saberes, a la vez, de la mezcla y mutuo intercambio revitalizador con el Taoísmo, tan bien expresado por Lao-Tse en su menos conocida obra que el Tao-Te-King, llamada HUA-HU-CHING. Esta simplificación gestada por siglos, desde el sexto en el que llegó Bodhidharma de la India como Zen, es la que trajo el refundador japonés Eihei Dogen Zenji en el siglo trece, cuya corriente se originó por los antecesores de mi maestro el Honorable Narita durante los últimos trescientos años en su Templo de Todenji en Akita, costa del mar de China, norte de la gran isla de Honsu, en el Japón, donde recibí su Ordenación de monje después de cinco años de contacto, estudio y Práctica que no se interrumpió durante veinticinco años. 

Si rechazamos un mundo basura donde ocurre lo que ocurre con la gente y entre la gente, los vegetales y los animales, el mar, los ríos, el aire y las montañas y concluimos imposible de cambiar. Si rechazo mi propio Ego basura crecido en semejante ambiente cuyas críticas y acciones son insuficientes aunque intente sujetarle, debilitarle, desactivarle... habría que cambiarle por algo esencial. Nadie se va a librar de estas opciones. Por qué, pues, desarrollar esta espiritualidad y no otra? 18 Para el Budismo Zen no tiene interés alguno imponer este método ni competir con otros como viene sucediendo en los que hablan de espiritualidad (para nosotros, la experiencia del Camino), seguramente porque para nosotros tiene otro sentido, distinto a la mayoría de Enseñanzas, otras propuestas, otros medios. Para nosotros no hay colisión con el Cosmos sino que tenemos el propósito de formar parte de él ejercitando los sentidos y los órganos. 

Cada uno de nosotros, somos un microcosmos, un cuerpo con abundantes receptores que llamamos sentidos como la vista, oído, tacto, gusto, olfato... y pensamiento. Además el sentido de la medida, la fuerza, la posición en el espacio, la ocupación del espacio, la recepción de fenómenos y otros sensores... Por vivir, desarrollamos, relacionamos y morimos. Las leyes de la Naturaleza nos afectan: la gravedad, la presión, la temperatura, la humedad, las necesidades de intercambio de alimentos y agua, de defensa, de supervivencia, en fin... modificamos el ambiente y somos modificados por él. Este microcosmos, como el de todos los seres vivos, está ocupado por parásitos, bacterias, virus y demás formas de vida. Somos agua en un ochenta por ciento, minerales, y en la boca solo, tenemos quinientas clases de bacterias. De la boca al ano, un kilo y medio más de bacterias a quienes servimos y nos sirven, sintetizando vitaminas que no podemos producir. Respiramos oxígeno producido en sus dos tercios por las algas marinas, y exhalamos carbónico que no puede ser consumido en su totalidad por los vegetales.

Nuestro cerebro está lleno de información válida y errónea a la vez tomada de otros muchos Egos y  circunstancias. Por qué sostenemos ser mejores y superiores? Quién nos plantó esa idea asesina? Excepto en un uso de utilidad discutible de las palabras y una gran capacidad de adaptación (como las moscas, las ratas y ciertas bacterias) o la construcción de utensilios, la mayoría nos superan. 
La vida y la inteligencia comienzan cuando el Ego (el disco de los deseos, temores, valores, preferencias, costumbres, prejuicios, supersticiones, etc.) se aprende a dejar de lado, a “dejar caer”, y se practican las Enseñanzas de Buda. La simple identificación de la irrealidad que es el Ego, el sufrimiento que causa y la percepción de la Totalidad, son los acontecimientos más importantes para la vida en todas sus formas. Es comprobado y comprobable obviamente que en la medida en que aprendemos a desapegarnos de todo ello, “cada cosa es vista tal cual es”. 

La Gran Iluminación es el Gran Desapego y a la inversa, la Gran Ignorancia es la Identificación con el Ego, creer que soy Yo. Al emanciparse del Ego y madurar, ganancia y pérdida cotidianas, amor y odio, vencer o ser vencido... no producen tanta emoción positiva o negativa (Karma), sufrimiento o satisfacción, porque el Practicante del Zen no aspira a nada, intuye que en su Naturaleza, en su Budeidad, está “Todo”. Son las emociones del momento, las sensaciones de los contactos, el patrimonio natural y continuo, limpio, ordinario y sencillo que llamamos Iluminación. Ninguna personalidad llama la atención del Despierto porque todas están hechas de retales, de parches ajenos, el Kesa vulgar del Ego. Sólo lo real es elocuente, está al  alcance de todos porque son todos los momentos del día, dan la sabiduría y la ecuanimidad del Cosmos y puede comportarse como quien lo busca, sin acabarse. La mente egocéntrica se resiste ignorantemente a los cambios pretendiendo que los acontecimientos se adapten a sus deseos y como consecuencia, es causa de sufrimiento (las Cuatro Nobles Verdades). 

Comenzar por el apéndice del libro puede ser útil para algunos, pues lo primero a tener en cuenta es que todo cambia continuamente, nada permanece (mujo). Comprender cómo y por qué ocurre el apego, la adicción a cosas y personas, cómo se construye el Ego, condicionando tanto los deseos-ilusiones, como su efecto en el sufrimiento. (Dodécuple Cadena del Condicionamiento Dependiente). Y cuál es el Camino de la Práctica para independizarse de la esclavitud al Ego y volver a la realidad (Óctuple Sendero y Seis Paramitas). Para el que no conozca esta colección y sea este libro el primero que lee sobre el tema del Budismo Zen (hay muchos Budismos) le recomendaré el resto de los libros que son copiables en la web. No obstante haré un corto y ambientador resumen en los primeros comentarios. Estos libros pueden ser útiles para el que no sabe por dónde empezar. 

En el Zen hay dos corrientes, la religiosa, estricta y dogmática y la flexible, que no es una religión sino un método. En esta se ha prescindido de diosecillos y diosecillas, la mayoría resultado de pactos con otras Enseñanzas convivientes, como el Shinto en el Japón. Esta no religiosa  es la nuestra. 
La religiosa también tiene representantes en España. Vengo tratando de la dinámica del Ego más allá de los símbolos y las técnicas de los variados psicoanálisis dejando sentado desde el principio que nuestro Ego es un robot, un disco aprendido que creemos es nuestro Yo o nosotros mismos, cuando es un, simple o complicado, sistema condicionado de supervivencia que con frecuencia nos engaña porque ha sido engañado a su vez con cuentos de hadas, ilusiones, significados, abstracciones... condicionamientos al fin y al cabo que alejándonos de la realidad-real, es causa de sufrimientos. 

Para el Ego, todo vale. La Iluminación o la lucidez de “ver las cosas tal y como son” no consiste en sustituir un Ego por otro, sino en VER por uno mismo, más allá del Ego y al propio Ego, lo que llamamos los intereses personales (persona = personalidad = máscara = personaje), objetivos y valores egoístas o egocéntricos. La vida empieza donde el Ego se acaba y esto puede aprenderse. Psicoanálisis y religiones, al aumentar los apegos (información egocéntrica) refuerzan el Ego en lugar de debilitarle. Los humanos no hemos prescindido de nuestros instintos, posiblemente hemos ampliado el aparato que colecciona información al crecer nuestro cerebro y comprimirse. El Ego es un proyecto, un esquema, un aparato recolector que almacena información indiscriminada y desordenadamente, que puede ser modificado y transformado. 

Las palabras y los conceptos condicionan el comportamiento complicando la Realización de nuestra Naturaleza, en una confusa mezcolanza desde hace un millón de años, cuando comenzó nuestra “salida” o apartamiento de la naturaleza hasta el punto de agredir al medio que nos sostiene. 
Ningún ser vivo compromete de manera suicida su hábitat. El Budismo Zen es una Disciplina o Enseñanza que posibilita la vuelta al Camino que conduce a la recuperación de nuestra Naturaleza, que no es distinta a la de todos los seres vivos, sin convertirnos en salvajes ni en zombis, sino despertar a la lucidez que distingue lo real de lo irreal, lo necesario de lo superfluo. Aunque hay mucha gente que sufre, los hispanos de aquí y de allá los mares no tenemos las instrucciones adecuadas para percibir esa Naturaleza nuestra. 

Hace algo más de dos mil años los griegos lo intentaron “objetivando” al Buda, metiendo en los frascos de la palabra y la imagen su Enseñanza, humanizándole como si Gautama y Buda fueran lo mismo. Aunque colaboraron en el Mahayana haciéndolo más comprensible filosóficamente, no vieron la Luz de Asia, el Buda, la sabiduría que ningún hombre puede poseer. 
Hicieron lo que hoy hace la televisión: masificar la información, hacerla fácil a base de reducciones e ideas simples, excepto en una región que trataré más adelante en este libro y que quizás sea útil. 

El Budismo Zen aparece en las culturas occidentales muy oportunamente, es decir, cuando las ideologías políticas y las religiones están en decadencia. Es una época de transición técnicocientífica, humanístico-revolucionaria, en la que los valores tradicionales y los del progreso se contrastan iconoclásticamente como en otras ocasiones coincidentes con los tiempos de Buda, de Dogen y otros maestros como Sawaki. Los indios tiñeron el Budismo, que se despegaba revolucionariamente del hinduismo, del sobrenaturalismo mágico, los griegos lo conceptualizan y lo concretizan, los chinos lo simplifican y con la ayuda de los taoístas lo hacen útil... los japoneses lo calman y mezclan con geniecillos shintoístas. El ámbito hispano, tras siglos de oscurantismo, se encuentra tan hambriento como desconfiado. Digo hambriento al contemplar cómo se entregan a la irracionalidad de las magias, mancias (blancas y negras) y sugestiones curativas, a las adivinanzas zodiacales como papanatas. Digo desconfiado porque otra parte, debilitada e insegura, rechaza cuanto huele a organización y sacaperras. 

Con la supervivencia facilitada, aumentan las ilusiones y deseos. Aflojados de carácter y embotada la intuición, se entregan al consumo. Los animales domésticos lo son porque han sido enseñados a obedecer con pan y palo, que son los ingredientes básicos del condicionamiento y el refuerzo de lo aprendido según las consecuencias del Hombre, del Amo. El caso extremo son los animales de circo y los que trabajan en el campo, cuyo aprendizaje apenas tiene que ver con su naturaleza excepto que necesitan un líder, un jefe y cogidos desde pequeños, su cerebro inocente y limpio acepta la implantación de artificialidades. Así es conducido el Hombre, para pensar, sentir, actuar, mezclando en la confusión condición y naturaleza. El Zen enseña a des-condicionarse, a librarse del disco-Ego, a percibir y usar la Propia Naturaleza y su sabiduría de millones de años de evolución. 

Me inclino ante todo con las manos juntas. 

Gassho

SOKO DAIDO

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