jueves, 14 de julio de 2016

MANAS




WILLIAM Q. JUDGE

En nuestro análisis de la naturaleza del hombre,hasta ahora hemos considerado únicamente los elementos perecederos que constituyen el hombre inferior, y hemos arribado al cuarto principio o plano - - el del deseo - sin haber hecho alusión alguna a la cuestión de la Mente. Pero aún hasta el punto que hemos abordado, debe ser evidente que hay una gran diferencia entre las ideas ordinarias acerca de la Mente y las que se encuentran en la Teosofía. De ordinario se piensa en la Mente como algo inmaterial, o que es meramente el nombre dado a la acción del cerebro al desarrollar el pensamiento, proceso enteramente desconocido, como no sea por inferencia, o sea que si no hay cerebro tampoco puede haber mente. 

Bastante atención ha sido invertida en catalogar ciertas funciones y atributos mentales, pero faltan los términos en el idioma para poder describir los actuales hechos metafísicos y espirituales con respecto al hombre. Esta confusión y carencia de palabras para estos usos, se debe casi enteramente, primero, a la religión dogmática, la cual ha afirmado y vigorizado por muchos siglos dogmas y doctrinas que son inaceptables a la razón, así como al conflicto natural que surgió entre la ciencia y la religión tan pronto como fueron desechados los grilletes que impuso la religión a la ciencia, y a ésta se le permitió tratar con los hechos de la naturaleza. La reacción contra la religión, naturalmente, impidió que la ciencia adoptara nada más que un concepto materialista del hombre y de la naturaleza. Por lo tanto, de ninguna de esas dos fuentes hemos podido obtener hasta ahora los términos necesarios para describir los principios quinto, sexto y séptimo, que componen la Trinidad, el hombre real, el peregrino inmortal.


El quinto principio es Manas en la clasificación adoptada por el señor Sinnett, y usualmente se define como la Mente. Otros nombres le han sido asignados, pero Manas es el conocedor, el percibidor, el pensador. El sexto es Buddhi, o discernimiento espiritual; el séptimo esAtma, o Espíritu, el rayo de luz que emana del Ser Absoluto. Nuestro idioma será suficiente para describir en parte la naturaleza deManas, pero no así Buddhi o Atma, y aún muchas cosas relativas a Manas, pero no así Buddhi o Atma, y aún muchas cosas relativas a Manas quedarán por esclarecerse.

El curso de la evolución desarrolló los principios inferiores y produjo al fin la forma humana, provista de un cerebro con una capacidad mayor y más profunda que la de cualquier otro animal. Pero este hombre, humano en la forma, no lo era aún en lo mental, y por lo tanto necesitaba el quinto principio, que es el principio del pensamiento y de la percepción, para diferenciarlo del reino animal y para conferirle el poder de llegar a convertirse en autoconsciente. La mónada quedó aprisionada en estas formas, y esa mónada está compuesta de Atmay Buddhi, porque sin la presencia de la mónada la evolución no podría marchar hacia adelante. Retrocediendo momentáneamente a la época en que las razas carecían de la mente, se abre aquí la siguiente pregunta: "¿Quién dio la mente, de dónde vino y qué es?". La mente es el eslabón entre el Espíritu de Dios en lo alto y lo personal abajo, y les fue concedida a las mónadas sin mente por otras mónadas que habían pasado por este proceso, edades tras edades en otros mundos y sistemas de mundos, viniendo la mente, por lo tanto, de otros períodos evolucionarios llevados a cabo y completados mucho tiempo antes de que el sistema solar hubiera comenzado. Esta es la teoría, extraña e inaceptable hoy, pero que debe ser enunciada si es que vamos a decir la verdad acerca de la Teosofía; y ésto es simplemente repetir lo que otros han dicho anteriormente.


La manera en que esta luz de la mente fue dada a los Hombres sin Mente, puede ser comprendida por medio del ejemplo de una vela que va encendiendo a su vez muchas otras. Dada una vela encendida y muchas otras apagadas, se entiende que con una luz las otras pueden ser también encendidas. Lo mismo ocurre en el caso de Manas, que es la llama encendida. Los hombres sin mente, teniendo los cuatro principios elementales de Cuerpo Físico, Cuerpo Astral, Vida y Deseo, son las velas apagadas que no pueden encenderse por sí mismas. Los Hijos de la Sabiduría, que son los Hermanos Mayores de cada familia humana en cualquier globo, poseen la luz, heredada de otros progenitores de épocas remotas, mucho más lejanas, en una procesión interminable, sin principio ni fin. Ellos pegan fuego al conjunto de los principios inferiores y a la Mónada, encendiendo así a Manas en los nuevos hombres, preparando otra gran raza para la iniciación final. 

El encendido del fuego de Manas está simbolizado en todas las grandes religiones y en la Francmasonería. En Oriente, un sacerdote aparece sosteniendo una vela encendida en el altar y millares de feligreses encienden sus velas de la del sacerdote. Los Parsis también tienen su fuego sagrado, el cual es encendido por alguna otra llama sagrada.

Manas o el Pensador es el ser reencarnante, el inmortal que transporta consigo las experiencias y valores de todas las diferentes existencias vividas sobre la tierra o en otro globo. La naturaleza de Manas se vuelve doble o dual tan pronto como se enlaza en un cuerpo. Porque el cerebro humano es un organismo superior y Manas lo usa para razonar de premisa a conclusión. Esto también diferencia al hombre del animal, porque el animal actúa por medio de impulsos automáticos y los llamados instintos, mientras que el hombre puede usar el razonamiento. Este es el aspecto inferior del Pensador o Manas, y bajo ningún concepto, como algunos han supuesto, el supremo y mejor don que es propio del hombre. Su otro aspecto, para la Teosofía el más elevado, es el intuitivo, que conoce sin depender en absoluto de la razón. 

El aspecto inferior, puramente intelectual, es el más próximo al principio del Deseo, y es así como se distingue de otra parte, la cual tiene afinidad con los principios espirituales superiores. Si el Pensador, pues, se vuelve completamente intelectual, la naturaleza toda del ser comienza a dirigirse hacia abajo; porque el intelecto solo es frío, sin corazón, egoísta, porque no está iluminado por los otros dos principios superiores de Buddhi y Atma.

En Manas están almacenados los pensamientos de todas nuestras vidas. Es decir, en una encarnación, la suma total de pensamientos detrás de las acciones de ese período de vida, serán en general de un mismo carácter, pero pueden ser clasificados en una o más categorías. Esto es, el hombre de negocios de hoy en día es un caso específico; los pensamientos todos de su vida representan un solo hilo de razonamiento. 

El artista es otro caso. El hombre que se afanó en los negocios pero que también pensó mucho en la fama y en el poder que nunca pudo lograr, es aún otro caso. La gran masa de gente pobre, abnegada, intrépida, que tiene poco tiempo para pensar, constituye otra clase distinta. En todos éstos, la cantidad total de pensamientos durante la vida forma la corriente o hilo de la meditación de una vida - "aquello en que el corazón estuvo centrado" - y está ahora almacenado en Manas para ser sacado a la luz otra vez en cualquier época, en cualquier encarnación en que el cerebro y el ambiente sean similares a aquéllos que se usaron para engendrar esa clase de pensamientos.

Es Manas quien ve los objetos que le son presentados por los órganos corporales y los verdaderos órganos internos. Cuando el ojo enfoca una imagen en la retina, el panorama completo se transforma en vibraciones en los nervios ópticos, las cuales desaparecen en el interior del cerebro, en donde Manas está capacitado para percibirlas como ideas. Y de la misma manera ocurre con todos los otros órganos de los sentidos. Si la conexión entre Manas y el cerebro se rompe, la inteligencia no se manifestará a menos que Manas haya descubierto, por medio de entrenamiento, la manera de proyectar el cuerpo astral fuera del físico u orgánico y pueda continuar por ese medio en comunicación con sus prójimos.


El hipnotismo, el mesmerismo y el espiritismo, han probado ya que los órganos y los sentidos no pueden ellos mismos conocer los objetos. Porque según vemos en los experimentos mesméricos e hipnóticos, el objeto visto o sentido, y del cual todas las sensaciones de objeto sólido pueden percibirse, es a menudo sólo una idea existente en el cerebro del que opera. De la misma forma, Manas usando el cuerpo astral, sólo tiene que imprimir una idea sobre la otra persona para inducirla a percibir la idea y a transformarla en un cuerpo visible, al cual parecen seguir los efectos usuales de densidad y peso. 

En el hipnotismo hay muchos experimentos, todos los cuales demuestran que la llamada materia no es de por sí sólida o densa; que la vista no siempre depende de los ojos y de los rayos de luz procedentes de un objeto; que lo que es intangible para un cerebro y órganos normales, puede ser perfectamente tangible para otro; y que efectos físicos en el cuerpo pueden ser producidos tan sólo por una idea. 

Los bien conocidos experimentos de producir una ampolla con un simple pedazo de papel, o impedir que un emplasto produzca una ampolla por medio de la fuerza de sugestión transmitida al sujeto, ya sea que iba o no a formarse una ampolla, prueban concluyentemente el poder de efectuar un impulso sobre la materia por el uso de ese principio llamado Manas. Pero todos estos fenómenos son la manifestación de los poderes de Manas inferior actuando en el Cuerpo Astral y el cuarto principio, el del Deseo, empleando el cuerpo físico como escenario para la exhibición de esos poderes.


Es este Manas inferior el que retiene todas las impresiones de una vida y algunas veces las revela de una manera singular, como en trances o sueños, delirio, estados inducidos, aquí y allá, en condiciones normales, y muy a menudo en el momento de la muerte física. Pero Manas está tan ocupado con el cerebro, con la memoria y la sensación, que usualmente no despliega sino unas pocas reminiscencias fuera del conjunto de eventos que los años le han puesto por delante. Manas inferior impide el funcionamiento de Manas Superior, porque justamente al nivel actual de la evolución, el Deseo y los correspondientes poderes, facultades y sentidos, son los más altamente desarrollados, obscureciendo, por decirlo así, la luz blanca de la parte espiritual de Manas. 

Manas inferior queda coloreado or todo objeto que le sea presentado, sea ello un pensamiento o un objeto material. Es decir, Manas inferior operando a través del cerebro es de inmediato transformado en la forma y otras características de un objeto dado, ya sea mental o no. Esto hace que tenga cuatro peculiaridades: Primera, volar natural y súbitamente desde algún punto, objeto o sujeto; Segunda, volar hacia alguna idea agradable;Tercera, volar hacia una idea desagradable; Cuarta, permanecer pasiva, sin considerar nada. La primera se debe a la memoria y a la moción natural de Manas; la segunda y tercera se deben únicamente a la memoria; la cuarta significa el sueño cuando éste no es anormal, y cuando es anormal y va hacia la demencia.


Estas características mentales que pertenecen todas a Manas Inferior, son las mismas que deben ser combatidas y conquistadas por Manas Superior, con la ayuda de Buddhi y Atma. Si Manas Superior puede actuar, viene a ser lo que algunas veces llamamos un Genio; y si domina por completo, entonces el hombre puede convertirse en un dios. Pero la memoria continuamente presenta imágenes a Manas Inferior, lo que trae por resultado que el Superior sea obscurecido. Algunas veces, sin embargo, vemos aquí y allá por el sendero de la vida, hombres que son genios o grandes videntes y profetas. En éstos, los poderes Superiores de Manas están activos y la persona iluminada. Tales fueron los grandes Sabios de la antigüedad, seres como Buda, Jesús, Confucio, Zoroastro y otros. También poetas, tales como Tennyson, Longfellow, y otros, son hombres en quienes Manas Superior de cuando en cuando proyecta un rayo luminoso sobre el hombre terrenal, pronto, no obstante, a ser obscurecido a consecuencia de la educación dogmática religiosa, la cual ha grabado en la memoria ciertas imágenes que siempre impiden a Manas lograr su plena actividad.

En esta Trinidad superior tenemos a Dios sobre cada uno de nosotros; este es Atma y puede ser denominado el Yo Superior.

Luego está la parte espiritual del alma denominada Buddhi; cuando está completamente unido con Manas, a éste puede llamársele el Divino Ego.

El Ego interno, o entidad que reencarna, ocupando cuerpo tras cuerpo, acumulando impresiones vida tras vida, adquiriendo experiencia y sumándola al divino Ego, sufriendo y gozando a través de un inmenso período de años, es el quinto principio - Manas - sin unión conBuddhi. Esta es la individualidad permanente que da a cada hombre la sensación de ser él mismo y no algún otro individuo; aquello que a través de todos los cambios de los días y de las noches, desde la juventud hasta el final de la vida, nos hace sentir una misma identidad durante todo ese período. Manas también tiende un puente de continuidad sobre el espacio o brecha que deja el sueño, y, de la misma manera, salva la brecha que deja el sueño, y, de la misma manera, salva la brecha que deja el sueño de la muerte. Es ésto y no nuestro cerebro, lo que nos eleva por encima del animal. La profundidad y variedad de las circunvoluciones o repliegues del cerebro humano, son causados por la presencia de Manas y no son las causas de la mente como creen algunos. Y cuando, ya sea total u ocasionalmente, llegamos a la unidad consciente con Buddhi, nuestra alma Espiritual, contemplamos entonces a Dios, por decirlo así. Esta es la visión a que todos los antiguos aspiraban, pero en lo que los derecho a la grandeza natural y seguir adorando un dios imaginario, creado únicamente por sus propias fantasías y no muy carente de las flaquezas de la naturaleza humana.


Esta individualidad permanente de la presente raza ha pasado, por lo tanto, a través de toda clase de experiencias posibles, porque la Teosofía insiste en la permanencia de la individualidad y en la necesidad de continuar tomando parte en la evolución. Tiene un deber que cumplir, el cual consiste en elevar a un nivel superior toda la materia que le concierne en la cadena de globos a la cual pertenece la Tierra. Nosotros todos hemos vivido y tomado parte en civilización tras civilización y raza tras raza sobre la Tierra, y así continuaremos a través de todas las rondas y razas hasta que la séptima sea completada. Al mismo tiempo debe recordarse, que la materia de este globo y todo cuanto a él está relacionado también ha pasado a través de toda clase de formas, con sólo algunas posibles excepciones en esferas muy inferiores de formación mineral. Pero en general, toda la materia visible, o la suspendida en el espacio y aún por precipitarse, han sido ya moldeadas en una u otra ocasión en forma de toda variedad, muchas de las cuales no tenemos siquiera una idea de ellas. 

Los procesos de la evolución, por lo tanto, en algunos departamentos se adelantan ahora con mayor rapidez que en épocas pasadas, porque ambos, Manasy la materia, han ido adquiriendo ya capacidad y facilidad de acción. Especialmente es esto así con relación al hombre, quien es el más avanzado de todas las cosas y de todos los seres en esta evolución. El está ahora encarnado y proyectado a través de la vida más rápidamente que en los períodos anteriores, cuando tomaba tantísimos años el obtener una "vestidura de piel".


Este volver a la vida una y otra vez no puede ser evitado por el hombre ordinario, porque Manas Inferior se encuentra aún atado al Deseo, que es en la actualidad el principio dominante y preponderante. Estando así influenciado por el Deseo, Manas es alucinado continuamente durante su encarnación, y al ser así engañado es inacapaz de impedir la acción sobre sí mismo de las fuerzas generadas durante la vida. Estas fuerzas son generadas por Manas, o sea, por los pensamientos generados en el período de vida. Cada pensamiento crea un enlace físico lo mismo que mental, con la clase de deseo en el cual tuvo su raíz. La vida entera está repleta de tales pensamientos, y cuando el período de reposo después de la muerte llega a su fin, Manas está enlazado a la tierra por innumerables hilos electro-magnéticos, por razón de los pensamientos generados durante la última vida y, por tanto, por el deseo, porque fue el deseo lo que le causó tantísimos pensamientos y la ignorancia de la verdadera naturaleza de las cosas. 

Una comprensión de esta doctrina, de que el hombre es realmente un pensador y hecho de pensamiento, clarificará todo lo demás relacionado con la encarnación y con la reencarnación. El cuerpo del hombre interno está hecho de pensamiento, y siendo esto así, claramente se deduce que si los pensamientos tienen más afinidad con la vida terrenal que con cualquier otra vida, un retorno aquí es inevitable.



En nuestros días, Manas no está enteramente activo en la raza, porque el Deseo aún permanece supremo. En el próximo ciclo del período humano, Manas estará completamente activo y desarrollado en la raza completa. Por ésto, los hombres de la tierra no han llegado aún al punto de hacer una selección consciente acerca del sendero que tomarán; pero cuando se esté ya en el ciclo a que se ha hecho referencia, y con Manas activo, todos serán entonces compelidos a hacer una elección consciente de partir hacia la derecha o hacia la izquierda, conduciendo uno de estos senderos a la unión completa y consciente con Atma, el otro, a la aniquilación de esos seres que prefieran tal sendero.

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