A través de la historia
de los fenómenos psíquicos, las crónicas del supuesto "espiritismo"
en Europa, América y otras partes, ocupan un importante lugar. Con conocimiento
de causa yo digo que ningún otro término fue jamás peor empleado que el vocablo
"espiritismo", adaptado en Europa y en América a ese culto mencionado
anteriormente, puesto que no hay nada tocante al espíritu en ello. Las
doctrinas aquí expuestas en los capítulos anteriores, son las del espiritismo y
espiritualismo verdaderos; las mal denominadas prácticas de los médiums
modernos y de los supuestos espiritistas, constituyen en realidad el Culto de
los Muertos, la necromancia de antaño, en efecto, la cual ha estado siempre
prohibida por los instructores espirituales.
Esas prácticas constituyen una
materialización crasa de la idea espiritual y se relacionan con lo material más
que con el espíritu. Se cree que este culto comenzó a diseminarse en Norte
América hacia mediados del siglo diecinueve, en la ciudad de Rochester, estado
de Nueva York, bajo la mediumnidad de las hermanas Fox; pero esa práctica era
ya conocida en Salem, durante el famoso período de gran agitación sobre
hechicería. En Europa, a fines del siglo XVIII, se ejercían las mismas
prácticas, similares fenómenos eran percibidos, se desarrollaban médiums y se
celebraban séances o sesiones espiritistas.
Por siglos el
espiritismo ha sido perfectamente conocido en la India , donde esa práctica es
propiamente designada "culto de losbhutas", que significa la
intención de comunicarse con el diablo o con los remanentes Astrales de
personas fallecidas. Bhuta debería ser su nombre aquí también,
pues por el ejercicio de ese culto las partes crasas y diabólicas, o
terrenales, de los hombres son estimuladas, invocadas y comunicadas con
aquellos. Pero los hechos de la extensa crónica de cuarenta años de práctica en
Norte América requieren un breve examen. Todos los Teósofos dedicados estarán
de acuerdo en admitir estos eventos. Sin embargo, la explicación y las
deducciones teosóficas son totalmente diferentes a las del espiritista
ordinario.
Ninguna filosofía se ha desarrollado siguiendo la literatura del
espiritismo, y únicamente la
Teosofía será capaz de suministrar la correcta explicación,
señalar defectos, advertir peligros y sugerir remedios.
Como es obvio que la
clarividencia, la clariaudiencia, la transmisión el pensamiento, la profecía,
el sueño y la visión, la levitación y las apariciones fenoménicas, son todos
poderes o facultades que han sido conocidos a través de los siglos, los
problemas más apremiantes con respecto al espiritismo, son los que tratan de la
comunicación mediumnística con las almas de los seres que han fallecido y se
encuentran ahora desencarnados, y con espíritus no clasificados, que no han
encarnado sobre la tierra sino que pertenecen a otras esferas. Quizás también
la cuestión de la materialización de formas en las reuniones espiritistas
amerita cierta atención. Las comunicaciones incluyen el hablar en estado de
trance, producir escritos sobre una pizarra o papel, producción de voces
independientes en el aire, hablar a través de la boca del médium, y la
precipitación de mensajes escritos venidos del aire.
¿Pueden los médiums
comunicarse con los espíritus de los muertos? ¿Pueden nuestros amados difuntos
percibir las condiciones de existencia terrenal que ellos han abandonado, y
pueden regresar alguna vez para hablar y conversar con nosotros?
Las respuestas a estas
preguntas se han insinuado en los capítulos anteriores. Nuestros difuntos no
nos ven aquí Ellos están exonerados de la terrible angustia que tal espectáculo
les causaría. De cuando en cuando, un médium de pensamientos puros y
desinteresados, puede ascender durante un estado de trance hasta la región en
que se encuentra el alma del difunto y puede al despertar recordar algunos
fragmentos de lo que fue oído o percibido allí; pero ésto es muy raro. De vez
en cuando, en el curso de los años, algún espíritu humano superior puede, en un
momento dado, retornar y por medios certeros comunicarse con los mortales. En
el momento de la muerte, el alma puede hablar a algún amigo sobre la tierra
antes de que la puerta se cierre difinitivamente. Pero por regla general, la
mayoría de las comunicaciones que, según se alega, son transmitidas diariamente
a través de los médiums, provienen de los no inteligentes restos humanos
astrales, o, en un gran número de casos, son resultado de la invención,
recopilación, descubrimiento y coordinación por parte del semi-desligado cuerpo
astral del médium viviente.
La teoría que asevera que
los espíritus de los muertos se comunican con los vivos, suscita ciertas dudas,
algunas de las cuales citamos a continuación:
I. Estos espíritus nunca
han logrado explicar las Leyes que gobiernan cualquiera de los fenómenos
espiritistas, a excepción de unos cuantos casos, no aceptados por el culto, en
los que la teoría teosófica fue expresada. Como esta teoría destruiría sistemas
tales como el establecido por A. J. Davis, estos espíritus cayeron en el
descrédito.
II. Los llamados
espíritus se contradicen entre sí, porque la descripción de la vida después de
la muerte dada por uno de ellos, difiere enteramente de la descripción
suministrada por cualquier otro. Estas discordancias varían, de acuerdo con el
médium y con las toerías atribuídas al difunto durante su vida. Unos espíritus
admiten la reencarnación y otros la rechazan.
III. Los espíritus no han
descubierto nada con respecto a la historia, la antropología u otros asuntos
importantes, y parecen tener menos capacidad y conocimientos desde esas esferas
que los seres vivientes mismos; y aunque ellos a menudo pretenden ser hombres
que vivieron en las civilizaciones antiguas, muestran una gran ignorancia sobre
esas civilizaciones, o simplemente repiten hechos relativos a temas y
descubrimientos recientemente publicados.
IV. Durante estos
cuarenta años de espiritismo, no se ha obtenido de los espíritus ninguna
exposición racional de los fenómenos ni del desarrollo de
la mediumnidad. Según los reportajes, grandes filósofos hablaron por conducto
de médiums, pero sus espíritus solamente articularon las más simples
trivialidades.
V. Física y moralmente los
médiums llegan a un estado de deterioro, son acusados de fraude y hasta
descubiertos como delincuentes, sin que los espíritus-guías en modo alguno
intervengan para prevenirlos o protegerlos.
VI. Se admite que los
espíritus-guías defraudan e incitan al fraude.
VII. Se puede ver
claramente a través de todo lo reportado acerca de los espíritus, que sus
aseveraciones y filosofía, si es que existe tal, varían con el médium y con el
pensamiento contemporáneo del espiritista viviente.
Todas estas razones y
muchas más que pudieran aducirse, fortalecen al hombre de ciencia materialista
en su actitud ridiculizante hacia el espiritismo; pero, por el contrario, el
teósofo tiene que concluir en que las entidades, si hubiera algunas que se
pudieran comunicar, no son espíritus humanos, y que las explicaciones han de
fundarse en otras teorías.
La materialización de una
forma en el aire, sin contacto con el cuerpo físico del médium, es una
realidad; pero eso no es un espíritu. Según fue expresado claramente por uno de
los "espíritus" no bien recibido por los espiritistas, uno de los
métodos para producir este fenómeno consiste en la acumulación de na masa de
partículas electromagnéticas, a la cual se agrega materia y una imagen
proyectada desde la esfera Astral. Esta es la realidad tras de ese fenómeno,
tan esencialmente fraudulento como un artificio de muselinas y de máscaras. En
cuanto a la manera de llevar a cabo este fenómeno, eso es un asunto muy
distinto. Los espíritus son incapaces de explicarlo, pero se ha hecho un intento
para indicar los métodos e instrumentos en los capítulos anteriores. El segundo
método consiste en hacer uso del cuerpo astral del médium viviente. En este
caso la forma astral del médium produce una exudación, que acumula gradualmente
sobre sí misma partículas extraídas del aire y de los cuerpos mismos de los
asambleístas que asisten a la sesión, hasta que, al fin, la forma astral se
hace visible. Algunas veces asume una apariencia diferente. En casi todos los
casos, la media luz es un requisito indispensable, porque una abundancia de luz
perturbaría fuertemente la materia astral y haría la proyección difícil.
Algunas de las supuestas materializaciones son pura farsa, porque las mismas no
son sino placas de substancia electro-magnética, sobre las que se reflejan
imágenes yacentes en la
Luz Astral. Estas imágenes se asemejan a las fisonomías de
personas fallecidas, pero no son más que mera ilusión.
Para poder comprender los
fenómenos psíquicos encontrados en la historia del "espiritismo", es
necesario conocer y admitir lo siguiente:
I. La herencia completa
del hombre desde un punto de vista astral, espiritual y psíquico, como un ser
que conoce, razonas, siente y actúa por medio del cuerpo físico, del cuerpo
astral y del alma.
II. La naturaleza de la
mente, su función, sus poderes; la naturaleza y el poder de la imaginación; la
duración y efectos de las impresiones recibidas. Lo más importante en este
sentido es la persistencia de la impresión más leve como de la más profunda;
que toda impresión produce una imagen en el aura individual, y que por medio de
ésta se establece una conexión entre las auras de amigos y parientes, viejos,
nuevos, cercanos, distantes y remotos en grado: ésto daría a un clarividente un
vasto alcance de posible visión.
III. La naturaleza,
magnitud, funcionamiento y poder de las facultades internas y órganos astrales
del hombre, que incluímos en los términos cuerpo astral y Kama. Que las citadas
facultades no son obstruídas en su funcionamiento por el estado de trance o por
el sueño, sino que las mismas son acrecentadas en el médium durante el estado
de trance; al mismo tiempo la actividad de tales facultades no es libre, sino
que está gobernada por el conjunto armónico del pensamiento de los
asambleístas, o por una voluntad predominante, o por el ser diabólico que
pudiera sigilosamente presidir detrás de la escena; que si un investigador
científico y escéptico se encuentra presente, su actitud mental puede
totalmente impedir la acción de los poderes del médium, a través de lo que podríamos
llamar un proceso de congelación, que ningún vocablo en nuestro idioma podrá
describir adecuadamente.
IV. El destino del hombre
verdadero después de la muerte, su estado, sus poderes, su actividad en esa
esfera y su relación, si tal existe, con todos los que él ha dejado atrás aquí.
V. Que el intermediario
entre la muerte y el cuerpo físico, o sea el cuerpo Astral, es desechado al
momento de la muerte y abandonado en la Luz Astral , para ser disipado; y que el hombre
real o Ego continúa su marcha hacia el estado de Devachán.
VI. La existencia,
naturaleza, poder y funcionamiento de la Luz Astral y su labor como registro de la Naturaleza. Que la
misma contiene, retiene y refleja las escenas e imágenes de cada uno de los
acontecimientos, así como también de todos los pensamientos, que hayan tenido
lugar durante la vida de cada persona; que esa Luz astral penetra y se difunde
a través del globo terrestre y la atmósfera que lo rodea; que la transmisión de
vibraciones a través de la
Luz Astral es virtualmente instantánea, puesto que el grado
vibratorio es más elevado aún que el de la electricidad que conocemos hoy en
día.
VII. La existencia dentro
de la Luz Astral
de seres que no usan cuerpos físicos como los nuestros, pero que tampoco son
humanos en su naturaleza aunque poseen ciertos poderes, facultades y una
especie de conciencia peculiar a ellos. Estas entidades incluyen las fuerzas
elementales o los espíritus de la naturaleza, que se subdividen en un gran
número de tipos y grados, y los cuales toman parte en todas las operaciones de la Naturaleza y en todas
las actividades de la mente del hombre. Que estos duendes o elementales actúan
automáticamente en las asambleas espiritistas dentro de sus respectivos campos;
un grupo proyectando las imágenes o retratos, otro produciendo sonidos y aún
otros despolarizando objetos con el fin de efectuar fenómenos. Los hombres sin
alma que residen en este plano astral actúan en combinación con estos seres
elementales. A los citados hombres sin alma hay que atribuirles, entre otros,
el fenómeno de la "voz independiente", que suena siempre como una voz
dentro de un tonel, por la simple razón de que es producida en un vacío
atmosférico, lo que es absolutamente indispensable a una entidad tan
distanciada de lo espiritual. El timbre peculiar de ese tipo de voz no ha sido
considerado importante por los espiritistas, pero ello es sumamente
significativo desde el punto de vista del ocultismo.
VIII. La existencia y el
funcionamiento de leyes y fuerzas ocultas en la naturaleza, que pueden
emplearse para producir resltados fenoménicos en este plano; que estas leyes y
estas fuerzas pueden ser operadas por el hombre subconsciente y por los
elementales consciente o inconscientemente, y que muchos de estos procesos
ocultos son automáticos, en la misma forma que la congelación del agua bajo el
frío o el derretimiento del hielo bajo el calor.
IX. Que el cuerpo astral
del médium, como participa de la naturaleza de la substancia astral puede
extenderse hasta cierta distancia del cuerpo físico y actuar fuera de éste,
pudiendo extender a veces un miembro de sí mismo, tal como una mano, un braza o
una pierna, y de este modo mover objetos, redactar cartas, producir contactos
corporales y así, ad infinitum.
Y que, además, el cuerpo astral de una persona puede ser inducido a sentir
sensaciones que al ser transmitidas al cerebro persuaden a la persona a creer
que ha experimentado un contacto corporal o que ha oído un sonido.
La mediumnidad está
repleta de peligros, porque en la actualidad el cuerpo Astral del hombre sólo
funciona normalmente mientras permanece unido al cuerpo físico. En épocas
venideras el cuerpo astral funcionará normalmente sin un cuerpo físico, de la
misma manera que lo hizo en tiempos remotos. Convertirse en médium significa
que uno tiene que desorganizarse fisiológicamente con respecto al sistema
nervioso, ya que por mediación de éste se efectúa la conexión entre los dos
mundos. Tan pronto como la puerta se abre, todas las fuerzas desconocidas se
precipitan dentro, y como la parte más crasa de la naturaleza es la más próxima
a nosotros en este plano, es esa parte la que más nos perjudica; la naturaleza
inferior es igualmente la primera en ser afectada e incitada, porque las
fuerzas que se emplean pertenecen a esa parte de nuestro ser. Nosotros quedamos
entonces a la merced de los más viles pensamientos de todos los hombres y
expuestos a la perversa influencia de los cascarones o vestiduras astrales del Kama-Loka. Si a ésto se le
agrega la adquisición de un interés monetario por la práctica de la
mediumnidad, encontramos un peligro adicional, porque las cosas del Espíritu y
las relacionadas con el mundo astral no deben ser jamás objeto de comercio.
Esta es la gran dolencia del espiritismo en las Américas, que ha envilecido y
degradado totalmente su historia; hasta que ésto haya sido eliminado, no se
podrá obtener beneficio alguno de esa práctica. Todos esos que deseen oír la
verdad procedente del otro mundo, deben consagrarse dentro de sí mismos a la
verdad y dejar fuera todas las consideraciones de orden monetario.
Aventurarse a adquirir el
disfrute de los poderes psíquicos por pura curiosidad y con fines egoístas, es
también peligroso por las mismas razones atribuídas anteriormente a la práctica
de la mediumnidad. Como la civilización de la época actual es egoísta en grado
superlativo y está basada en el elemento de lo personal, los métodos para el
desarrollo de estos poderes en la forma correcta no han sido divulgados, sino
que los Maestros de Sabiduría han expresado que la filosofía y la ética deben
ser primeramente conocidas y practicadas, antes de que pueda darse a conocer el
modo de desarrollo del otro departamento; así, la censura de los Maestros con
respecto al entrenamiento de los médiums se encuentra justificada en la
historia del espiritismo, que no es sino una historia interminable de la ruina
de médiums desde todo punto de vista.
Igualmente impropio es el
método de las escuelas científicas, que sin pensamiento alguno acerca de la
verdadera naturaleza del hombre, se inmiscuyen en experimentos hipnóticos, en
los que los sujetos son lesionados de por vida e inducidos a ejecutar actos
vergonzosos y a desempeñar papeles repugnantes, para satisfacción de los
investigadores, papeles que jamás serían desempeñados por ellos en pleno goce
de sus facultades. La Logia
de los Maestros no puede interesarse en la Ciencia , a menos que ésta se esfuerce en mejorar
el estado del hombre tanto moral como materialmente, y ninguna ayuda se le dará
a la Ciencia
hasta que ésta se decida a ver al hombre y la vida desde el punto de vista
moral y espiritual. Por esta razón, aquellos que saben todo lo concerniente al
mundo físico, a sus moradores y a sus leyes, están procediendo con el inicio de
una reforma moral y filosófica antes de que le sea concedida atención alguna a
los seductivos fenómenos posibles por los poderes internos del hombre.
En el momento presente,
el ciclo casi ha terminado su curso con respecto al siglo. Ahora, lo mismo que
hace cien años, las fuerzas están debilitándose; por esa razón los fenómenos
del espiritismo están mermando en número y en notoriedad; la Logia espera que, para la
época en que la próxima marea comience a subir, el Occidente habrá adquirido
algún conocimiento verdadero de la genuina filosofía con respecto al Hombre y a
la Naturaleza ,
y esté listo entonces para permitir que se levante el velo un poco más.
Contribuir al progreso de la raza en ese sentido, es el propósito de este
libro, y, por lo tanto, su contenido se somete al juicio imparcial de sus
lectores en todas las latitudes del mundo.
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