Sophia, Noviembre 1910
La interesante carta que sigue fue escrita por nuestro gran Maestro a un miembro de la
Sociedad Teosófica ya fallecido. Contiene una valiosa lección.
«Yo no puedo ayudaron si no os cuidáis de colocaros en la atmósfera de la Teosofía, o
mejor dicho, si no lográis sentir que Ellos están a vuestro lado.
Existe una ininterrumpida
concatenación de causas y efectos en la vida de cada Teosofista, y aun en la de cada uno de
los miembros de nuestra Sociedad.
»Ninguno parece sospechar la verdadera naturaleza de nuestra Sociedad, la cual no puede
morir.
La Corporación Madre, donde quiera que se manifieste, es el semillero y alimento de
las Sociedades del siglo XX. Hablo de la ley (de causa y efecto) en la vida de cada Teosofista,
cuyo celo es apoyado. Ninguno de vosotros ha pensado en vigilar, estudiando y
aprovechando así las lecciones que se le presentan, la tela que la vida va tejiendo alrededor
de cada uno, aunque en ese tejido intangible, pero siempre claramente apreciable para
quienes quieran ver su contextura, en ese libro siempre abierto, consagrado por la mística
luz que os rodea, podéis aprender siempre, aun quienes no posean poderes clarividentes.
»Por qué no habéis seguido atentamente (ayudados por vuestro poder de
raciocinio e intelecto físico, dejando aparte lo espiritual), aquellos diarios registros de
la vida de cada uno, aquellos insignificantes acontecimientos que forman cada vida?
No podéis procuraros una prueba mejor de la siempre invisible Presencia que os asiste.
Os digo que habéis alcanzado contacto con el Maestro, y que antes que podáis esperar
ir más adelante, es preciso que os deis cuenta de lo que tenéis. Yo sé que el Maestro (sin
inmiscuirse en el Karma), ha precipitado y en otros casos retardado algunos
acontecimientos y contingencias en las vidas de todos aquellos de vosotros que sois
celosos y sinceros. Si os hubierais fijado en esas casualidades y pequeños sucesos, su
solo enlace pudiera haberos revelado una mano directora. Es el primer precepto en la
vida diaria de un estudiante de Ocultismo, no apartar la atención de las más pequeñas
circunstancias que puedan concurrir en sí mismo o en las vidas de sus allegados
estudiantes; registrar y ordenar esas observaciones, estén o no relacionadas con sus
objetos espirituales, y reunirlas todas para compararlas con los registros de los otros y
así extraer de ellos su interno significado. Debéis hacer esto al menos una vez por
semana.
De esos resúmenes deduciréis la dirección que debéis tomar. Se trata del
fenómeno de transferencia de pensamiento y de intuición aplicado a los
acontecimientos de la vida.
»Una vez comparados y totalizados esos acontecimientos (los más triviales son con
frecuencia los más luminosos), pueden revelaros perceptiblemente el camino a seguir.
Trabajando solo, nadie puede lograrlo fácilmente. Si trabajáis en común es relativamente
fácil alcanzarlo. Así concentráis la atención sobre las leyes que rigen a los
más sencillos acontecimientos de la vida, sin perder de vista que éstos son dirigidos
por e] invisible Gurú, el Maestro bajo cuya dirección está la Sociedad Teosófica. Este
ejercicio aparta la atención de las cosas extrañas que pudieran mezclarse en el progreso
mental; aguza y desenvuelve la intuición, y os hace gradualmente sensitivos para los
más pequeños cambios en la influencia espiritual del Gurú. (Cuando un estudiante
celoso ingresa en la S.T., no existen ya en su vida circunstancias insignificantes o
triviales, porque cada una es un lazo intencionadamente colocado en la cadena de
hechos que han de conducirle a la Puerta de Oro. Cada paso, cada persona con quien
entre en relación, cada palabra pronunciada, puede ser una palabra
intencionadamente puesta en la sentencia del día, con la idea de dar cierta
importancia al capítulo a que pertenece, y determinado sentido kármico al volumen
de la vida.»
Traducido de The Adyar Bulletin, por J.G.R.
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