PLANOS DE VIDA Y JERARQUÍAS DE LOS SERES
En la práctica, se distinguen tres mundos:
El mundo
físico, o de los cuerpos, el mundo espiritual o de las
mentes y el mundo divino, o del Espíritu. Los tres mundos
se interpenetran unos a otros. También se puede hablar del
mundo de las formas, ya sean estas físicas, etéricas,
astrales o mentales, y del mundo sin formas al cual es
posible acceder a través del éxtasis, la intuición, la
inspiración y la iluminación.
Dichos mundos están jerarquizados: Un arquitecto
empieza por tener una idea del edificio que va a construir,
luego esta idea se convierte en un proyecto sobre un plano,
más tarde se hará una maqueta y finalmente se construirá el
edificio. De este modo, todo existe primero en “lo alto”
antes de plasmarse concretamente en “lo bajo”. El mundo
físico es así un reflejo del mundo mental y este a su vez
será un reflejo del mundo divino. La pobreza, la enfermedad
y el sufrimiento, etc. tienen su causa profunda en lo alto,
en el mundo “causal” de cada individuo, es decir, en el
mundo espiritual.
“Lo que está arriba es como lo que está
abajo”, dijo Hermes Trismegistos el Egipcio.
“Así en la
Tierra como en el Cielo”, se refiere a la Voluntad divina
en el Padrenuestro.
En el hombre mismo coexisten distintos planos de vida
jerarquizados: El de la vida física, el movimiento y el
instinto; el de la vida afectiva, los sentimientos y
sensaciones; el de la vida mental inferior, los
pensamientos lógicos e interesados; el de la vida mental
superior, con sus pensamientos inspirados, desinteresados y
colectivos; el de la vida del alma, donde se experimenta el
amor puro y el de la vida del espíritu, que es un plano de
fuerza, voluntad y realización. Los tres planos inferiores
corresponden al ego y a la personalidad, mientras que los
restantes corresponden al hombre superior y espiritual, es decir, al ser humano propiamente dicho. En la práctica,
podemos encontrar cuatro niveles o escalones: El corazón y
el intelecto son los dos de abajo, mientras que el alma y
el espíritu son los dos superiores.
Aunque estos planos de vida existen en todos los seres
humanos, hay sin embargo una jerarquía humana, la única que
puede llamarse auténtica, basada en el nivel de consciencia
en que se mueve normalmente cada individuo:
El nivel más
bajo aquí sería el del animal humano, para el que sólo
cuentan los instintos; por encima de este se encuentra el
del hombre puramente emocional, dominado por el placer y el
dolor; Luego viene el nivel de la vida mental inferior,
donde impera la lógica al servicio de los intereses del
ego. Este nivel es el que corresponde a la inmensa mayoría
de la humanidad actual. Más arriba, se sitúa el nivel de
los genios, caracterizado por el pensamiento desinteresado,
colectivo. En seguida estaría el nivel de los santos,
regido por el amor a todos los seres, y finalmente, el
nivel de aquellos que han llegado a obtener el verdadero
poder, hijo del amor y la sabiduría, y este es el nivel del
Maestro y el Mago.
Lo anterior nos permite inferir la existencia de
problemas insolubles en el estado actual de la consciencia
humana, problemas que sólo desaparecerán cuando el hombre
alcance un nivel superior de consciencia. Pero se infiere
también que, por debajo del ser humano existe toda una
jerarquía de seres hasta llegar al mineral, y por encima
del hombre se eleva otra jerarquía, formada por los
Ángeles, Arcángeles, Principados, Poderes (Potestades),
Fuerzas (Virtudes), Señoríos (Dominaciones), Tronos,
Querubines y Serafines, hasta llegar a Dios mismo. * Esta
jerarquía fué revelada según la Tradición a san Dionisio el
Aréopagita, y ha sido trasmitida por la Cábala judía. Pero
ha sido verificada también por los más Grandes Maestros.
CONSTITUCIÓN Y DESTINO DEL HOMBRE
A lo largo de esta inmensa escala vibratoria de la
Vida universal, se dan dos movimientos opuestos, que son
dos aspectos de la gran vibración cósmica: Uno ascendente y
otro descendente, dando orígen a la involución, que es una
proyección o emanación del Espíritu que se condensa en una
materia cada vez más compacta hasta llegar a la piedra, y a
la evolución de esta misma materia, que se sutiliza
progresivamente hasta retornar a su orígen. Este doble movimiento puede extenderse hasta abarcar inmensos períodos
de tiempo y espacios cósmicos o, por el contrario, puede
reducirse a lapsos y espacios muy pequeños e incluso
existir dentro de una cierta permanencia, como sería el
caso del agua que se congela (involución) y se evapora
(evolución). El hombre que bebe, desciende por la corriente
de la evolución, pero el hombre que medita asciende por la
misma corriente.
Pero es precisamente en el ser humano donde se va a
producir el encuentro entre la materia compacta que
asciende hacia el Espíritu divino a través de los distintos
reinos de la naturaleza, y el propio Espíritu divino que
desciende tendiendo la mano desde arriba y sin cesar a la
materia, desde muy lejos en al caso del mineral y el
vegetal, un poco más cerca en el animal y directamente en
el hombre, ya que en él se produce el contacto.
Esta es la
razón de que sea el hombre el único que puede pensar y
llegar a ser consciente de la presencia de Dios en él.
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Traduccción de M. de GANDILLAC (Oeuvres complètes du
Pseudo- Denys L’Aréopagite, París, 1943), cuya
terminología es mucho más precisa que la terminología
tradicional de la Iglesia (las palabras entre
paréntesis).
Pero entre la etapa en que el hombre piensa y aquella
en que llegará a espiritualizar su cuerpo físico para
revestirse de “Un cuerpo glorioso e inmortal” (san Pablo),
tiene que haber una labor muy intensa de mejoramiento y
purificación, que no puede llevarse a cabo en el curso de
una sola vida terrenal, ni tampoco en el más-allá, puesto
que es la propia materia corporal la que debe ser trabajada
para permitir que el Espíritu se exprese cada vez más
libremente a través de ella. Esta es la razón por la cual
un individuo tiene que reencarnarse miles de veces sobre la
tierra pàra tomar un cuerpo físico. Este ciclo de las
encarnaciones lógicamente ocupa su lugar entre los grandes
y pequeños ciclos de la naturaleza.
Es indispensable
admitirlo (antes de poder verificarlo), para poder
comprender lo tocante a la vida humana, su orígen, sus
leyes, su finalidad. En caso contrario, cualquier pasaje de
los Evangelios se convierte en letra muerta, si no se
admite que la reencarnación era algo ya conocido y admitido
por aquellos que escuchaban al Cristo. No obstante, ningún
monje o sacerdote católico se atreve a admitirla, ni
siquiera en privado o de forma ocasional. Se trata empero
de una gran verdad que no debería ser ocultada.
En cada encarnación, el espíritu humano vuelve a
recorrer el camino de la involución, revistiéndose de cuerpos cada vez más densos: Cuerpo mental, astral, etérico
y físico, de forma semejante al embrión en el seno materno,
que va reproduciendo en el curso de unas pocas semanas todo
el gran ciclo de evolución biológica que va desde la ameba
hasta el mamífero. Cada ciclo empieza siempre por el
resúmen del ciclo anterior.
Al morir, el hombre se despoja
sucesivamente de sus cuerpos físico, etérico, astral y
mental, hasta que sólo queda aquel “grano de trigo” que
menciona san Pablo, aquella chispa divina que constituirá
el verdadero hombre futuro. Más adelante, él tendrá que
volver a la tierra para continuar su aprendizaje, que había
sido interrumpido por el reposo en el más-allá.
La vida es en realidad una escuela donde se va
perfeccionando la consciencia, de tal manera que cada
existencia terrenal está estrechamente vinculada con las
anteriores a través de la denominada ley del Karma, o de
las consecuencias. Para conocer las leyes de la vida es
necesario equivocarse, comenzando a partir de los propios
errores (que son una secuela y una condición de nuestra
libertad), compensándolos mediante una limitación o un
sufrimiento. Así, cualquier pensamiento, sentimiento,
palabra o acto va a generar, de una vida a otra, una serie
de consecuencias felices o desfavorables, según que haya
sido correcto o no, es decir, conforme o contrario al Plan
que rige el mundo (la Voluntad de Dios). Para poder llegar
algún día a ser verdaderamente un colaborador de Dios -y
este es el destino final de todos nosotros-, es preciso
aprender las leyes que gobiernan el mundo a través de la
propia experiencia. Las condiciones de nuestra vida actual
han sido ya preparadas previamente por nosotros en otras
existencias y, del mismo modo, podemos desde ahora preparar
las que tendremos en vidas futuras, buscando mejorar
nuestra condición, si entramos en la Escuela de los
Maestros y practicamos sus métodos, ya que los Maestros son
nuestros “hermanos más avanzados”, que han pagado ya todo
su Karma y concluído su evolución, llegando a ser Maestros
de sí mismos, con libertad para dejar la tierra, a la cual
han vuelto movidos por un sacrificio voluntario, por amor
hacia nosotros, para pagar por nosotros y ayudarnos a
compensar más rápidamente, en suma, para liberarnos.
III - TRABAJO Y MÉTODOS
DE LA FRATERNIDAD BLANCA UNIVERSAL *
PRECEPTOS GENERALES
A. Unión con Dios
Todo el problema del hombre contemporáneo consiste en
restaurar su vínculo con Dios, es decir, interiorizarse,
unirse con el Espíritu que está a la vez en él, en su
prójimo, en todos los seres y formas de la Naturaleza y por
encima de todos ellos, del cual provienen todas sus
fuerzas, todas sus luces y alegrías, toda su vida.
Vincularse, para llegar a unirse. Establecer vínculos:
ese es el trabajo. Unirse es el resultado.
Y ¿Cómo “vincularse con Dios”?
En el fondo, es algo
muy sencillo: Por el pensamiento, por el corazón y por la
voluntad, es decir, delegando en nosotros la Trinidad
divina, haciéndole eco, como una antena repetidora.
1. Por el pensamiento: Hay que pensar en Él,
reconociendo su existencia desde una perspectiva lógica,
estudiando por doquier sus manifestaciones, en uno mismo y
en nuestro entorno, viendo su mano en todos los
acontecimientos que nos suceden, sean buenos o malos,
escrutando su rostro en todo lo que ocurre alrededor
nuestro, ya sea o no agradable, observando su trabajo sobre
la Naturaleza exterior y contemplando su pensamiento en
todo lo que su Mente ha creado. Es necesario pues orientar
el propio pensamiento en este sentido, comenzando y
terminando el día con Él, llenando cada instante con su
Presencia, puesto que Él es la fuente de todo.
2. Por el corazón: Hay que abrirse a Él, reconocerle
con humildad, gratitud y confianza; Aceptar las dichas y
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* Para mayores detalles y aclaraciones, ver las
conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov.
los sufrimientos que provienen de Él y que nos llegan por
intermedio del prójimo y de la Naturaleza; Hay que hablar
con Él como lo haríamos con un Padre. La fé no consiste en
adherirnos ciegamente a una creencia, sino que es la
confianza que tenemos en la sagrada fuente de nuestra vida
y de la Vida universal. En cierta medida, es también una
certeza inquebrantable basada en las experiencias ya
vividas. El intelecto nos sirve para ir ante Dios e
invocarle; Por el corazón le hacemos entrar, le recibimos.
3. Por la voluntad: Se tomará a Dios como un modelo
a seguir, se dará sin cesar, se ayudará, se irradiará, se
apoyará a otros. No se guardará para sí la vida que
recibimos ni tampoco las riquezas que ella nos aporta: Luz, calor, fuerza, magnetismo, incluso la riqueza material.
Aquí también, el modelo es la Naturaleza, pero no la
naturaleza inferior con sus bestias salvajes y su lucha por
la vida, sino la naturaleza superior donde existe el don
gratuito y perpetuo de la flor perfumada, del manantial en
la montaña, del sol y las estrellas, sobre todo del sol!
Pues en la luz, el calor y la vida que el sol nos dispensa
a diario, hay que reconocer las manifestaciones de la
Trinidad divina del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Un
gran secreto se oculta detrás de tan claras y sencillas
correspondencias, gracias a las cuales el lenguaje de todas
las épocas y todos los pueblos ha podido vincular la luz
con la inteligencia, la sabiduría y la comprensión; el
calor con la bondad, el amor, la compasión y la caridad; la
vida con la fuente de toda energía, de todo poder, de toda
posibilidad.
Este triple correspondencia, que viene a constituir un
“vínculo correcto con Dios”, es la base de la nueva vida,
la del discípulo y el santo. Puesto que todo reside en
Dios, si las relaciones con Él son correctas, también lo
serán las que podamos establecer con todos los demás seres,
con el prójimo y con nosotros mismos.
B. El problema de la personalidad
El principal obstáculo dentro de esta labor de
relación, que hoy por hoy ha llegado a ser desmesurado a
causa del espíritu crítico y el desarrollo del intelecto en
el hombre actual, es la personalidad. Es lo más difícil de
vencer, puesto que representa la raíz misma de nuestra
consciencia, el lugar donde se guardan nuestras energías
mas preciadas; A medida que aumentan dichas energías, más
difícil será dominarla. Con todo, no se trata de destruirla
ni de matarla sino de domesticarla ya que, una vez
dominada, se convertirá en el instrumento de trabajo más
poderoso que podemos tener sobre la tierra. Pero este
control es tan difícil que sólo puede llevarse a cabo de
una forma perfecta y completa en el nivel del Maestro. Este
es precisamente el significado de la palabra “Maestro”: En
cada etapa del trabajo, la personalidad se va haciendo más
y más sutil, el orgullo se disimula como lo haría un Proteo
multiforme. Se requiere pues una extrema vigilancia y ante
todo un conocimiento produndo de sí mismo, que permita
reconocer las astutas y maquiavélicas jugadas de la
personalidad, mediante las cuales intenta pasar
desapercibida para el propio individuo. Veamos pues algunos
ejercicios recomendados:
1. En relación con Dios:
No debemos criticar al destino, ni a las
circunstancias concretas que nos vemos obligados a vivir,
ni rebelarnos contra ellas o intentar la huída. Esto sería
como criticar el Plan divino, eludirlo y creernos
implícitamente superiores a Dios: Esta es la muestra de un
orgullo peyorativo, inconciente sin duda, pero que
constituye el medio más seguro para alejarnos de Dios y
atraer todos los males.
2. En relación con el prójimo:
A. No hay que adoptar un aire de superioridad ni
avasallar a los demás, haciendo énfasis en términos como
“Yo”, “lo mío”, etc. Mientras más se impone esta fuerza,
más tiende a desbordarse, a dominar y a coartar la libertad
de los demás. La gente piensa que aquellos que tienen poca
“personalidad” son débiles, sin atractivo, insípidos y con
poca vitalidad, mientras que una fuerte personalidad ayuda
a remontarse a través del vasallaje y la tiranía. Así pues,
hay que observarse con detenimiento si se quiere respetar
la libertad de otros. Es lo primero que deberíamos hacer,
aunque para algunos esto representa un gran problema. Hay
que tener coraje y pensar que nosotros mismos somos los
constructores de esta personalidad y, por lo mismo, podemos
ser también los artesanos de los instrumentos que la
controlen!
B. Evitar la crítica negativa hacia los demás, que
sólo busca destacar sus defectos y errores, pues tal
actitud no es precisamente una prueba de inteligencia por
nuestra parte, sino que oculta más bien una intención de
dominarles. Por el contrario, debemos enfatizar en los
demás sus rasgos más positivos, la belleza de su rostro, de
su carácter, sus buenas intenciones, etc., buscando siempre
razones para excusarles. Frente a la antipatía o la pesadez
de alguien deberíamos pensar: “Esta persona es como una
pintura sin terminar, una obra de Dios que no ha sido
acabada” Así pues, debemos armarnos de respeto y
paciencia!
C. No hay que enfadarse por una palabra, un reproche,
un gesto o una acción cualquiera que afecte a nuestra
“personalidad”. Aunque nos sintamos un poco heridos,
debemos borrar poco a poco esta idea ofensiva que atenta
contra nuestro ego, nuestro prestigio, y afecta la imágen
que tenemos de nosotros mismos. Debemos pensar que una
palabra ofensiva es algo así como un lenguaje extraño,ininteligible para nosotros! Todo golpe que aceptamos de
esta forma se convierte en un Karma ya pagado. Es preciso
no dejarse llevar por una reacción instintiva, milenaria,
tan difícil de controlar, intentando neutralizarla
totalmente a base de paciencia, vigilancia,
ejercicios...Ante todo hay que ensayar a ponerse en la piel
de los demás.
D. No hay que estar siempre justificándonos. Si
hemos cometido un error, no debemos hacer responsables de
ello a otros. Y si estamos en lo cierto, tampoco hace falta
estar a la defensiva de un modo exacerbado. Un discípulo no
debe justificarse a sí mismo, ni tampoco hacerlo frente a
su Maestro: El Cielo ya se encargará de justificarle hasta
centuplicar sus aciertos. Este es el mejor ejercicio para
el desapego y constituye una preparación muy importante de
cara al desarrollo de la consciencia colectiva que será la
pauta de la nueva cultura.
El trabajo con la personalidad podría resumirse en la
siguiente fórmula:
SABER POLARIZARSE.
Esto significa,
saber estar activos o receptivos en cada momento,
expresando nuestro polo masculino o femenino, según que
corresponda ser emisores o receptores. Es todo un arte, sin
duda alguna, pero es algo que se puede aprender. Cuando el
discípulo haya superado todas las pruebas y se haya hecho
humilde, sabio e inofensivo, estando así receptivo a todo
lo que viene de lo Alto a través de todos los seres, y por
otra parte activo para eliminar todas las influencias
negativas del mundo inferior, entonces todo irá mejor para
él: Su Maestro y la Naturaleza podrán confiarle ya sus
secretos, otorgarle nuevas fuerzas, llevarle hacia unas
mejores condiciones de vida.
PRECEPTOS ESPECIALES
Todos los métodos que se resumen a continuación, van
destinados a promover la unión con Dios y el dominio de la
personalidad, ya que en esto reside la clave primordial de
la evolución humana.
Para mayor comodidad del lector, hemos separado los
ejercicios según van destinados al cuerpo físico, al
corazón o al intelecto, pero advertimos que todos ellos
conservan entre sí una íntima y constante relación. Esta
unidad es precisamente la esencia de la Enseñanza práctica,
que va destinada a romper con toda inercia en nuestros
gestos, a través de una mayor consciencia de los mismos,restableciendo así la unidad interna del ser humano en
cuanto a sus pensamientos, sentimientos y actos, para dar
paso a la necesaria unidad entre el hombre y la Naturaleza.
A. Preceptos y ejercicios para el cuerpo
Aquí se trata de rectificar los errores que se han
venido cometiendo a través de miles de generaciones y de
existencias, errores que están grabados de forma muy
profunda en nuestro carácter. Para ello se buscará un
vínculo consciente con los cuatro Elementos (Cósmicos,
simbólicos), a través de las dos actitudes opuestas del
cuerpo: La quietud y el movimiento.
1.El alimento es lo que nos vincula con el Elemento
Tierra (De donde proviene todo nuestro alimento físico).
-Eliminar la carne y la grasa de orígen animal
(Animales de sangre caliente).
-Practicar el ayuno semanal (Jueves por la tarde y
Viernes hasta el mediodía).
-Masticar a fondo, con una respiración profunda de
vez en cuando, para asimilar el “prana” o fuerza etérica y
así nutrir también el cuerpo vital o etérico.
-Comer en silencio, con un sentido de recogimiento,
gratitud y meditación. De esta forma, la nutrición se
convierte en una verdadera comunión con la Naturaleza, con
los seres humanos que han contribuído a cultivar y cocinar
los alimentos, con los Ángeles que han participado en el
diseño y desarrollo de las plantas, y sobre todo con la
Vida divina que sostiene nuestra propia vida mediante el
alimento. Una plegaria al comenzar y al terminar nos
vinculará con el Amor divino, fuente de toda vida. El
sentimiento de gratitud nutre también nuestro cuerpo astral
y la meditación hará lo mismo con el cuerpo mental. Este
punto constituye un EJERCICIO ESENCIAL dentro de la nueva
Enseñanza.
-La preparación del alimento se considera como una
acción sagrada, que debe ir acompañada por pensamientos
puros, buenos sentimientos e incluso algunos cánticos, de
forma que los alimentos queden impregnados de vibraciones
muy positivas.
-Algo semejante sucede con la acción de cultivar y
cuidar las plantas alimenticias. Todo acto humano tiene que
estar revestido de sabiduría y amor.
2. Al beber y al lavarnos, creamos un vínculo con el
Elemento Agua.
-A la mañana, beber un vaso de agua caliente en
ayunas, o entre las comidas durante el Invierno. En caso de
enfermedades infecciosas, se puede beber lo mismo en gran
cantidad; el agua purifica y magnetiza de nuevo todo el
organismo.
-A la noche, lavarse los pies con agua caliente
antes de acostarse (Con esto se renueva el equilibrio del
sistema nervioso y se actúa también sobre el plexo solar).
-De cuando en cuando, efectuar un lavado intestinal
(durante el ayuno si es posible), para purificar el
organismo.
-Toda ablución o absorción de agua debe hacerse de
forma consciente, es decir, acompañada de pensamientos y
sentimientos apropiados (gratitud, meditación sobre las
correspondencias del agua con las energías etéricas y
astrales de las que ella es el vehículo, y sobre la pureza
y la vida que ella nos aporta). Si así lo hacemos, toda
ablución se convertirá en un bautismo, y toda vez que
bebamos será una comunión. Mi “Hermana Agua”, como la
llamaba san Francisco, se convertirá así en la más directa
colaboradora en el proceso de la propia trasformación.
3. La respiración es el agente que nos vincula con el
Elemento Aire.
-Hacer a un lado el tabaco. Buscar el aire más puro,
ir a menudo a la montaña, al bosque.
-Practicar respiraciones rítmicas ( 8-32-16 ),
alternando las ventanillas derecha e izquierda de la naríz
en series de 6, tres veces al día. * Con gratitud y
meditación hasta donde sea posible, siguiendo siempre las
siguientes pautas: Aspirar el Aire (8 segundos),
agradeciendo por todo lo que el Aire nos trae junto con él
(Vida, prana, pensamientos); Retener el aire (32 segundos)
distribuyendo mentalmente las energías sutiles de las que
el aire es el vehículo por todo el cuerpo, pidiendo que
ellas mejoren nuestra salud y acrecienten nuestra fuerza
física y mental. Al exhalar el aire (16 segundos) pedir que
este soplo sea benéfico para el mundo a través de la
palabra, el canto, el magnetismo y de nuestro influjo en
general. De esta forma, estaremos estableciendo también una
comunión con el pensamiento y el amor divinos que habitan en el aire, siguiendo el ritmo normal de recibir - guardar
- dar.
-Otras respiraciones especiales prolongadas o
sostenidas por más tiempo, siguiendo siempre un ritmo, sólo
deben efectuarse de acuerdo a los consejos del Maestro. No
es conveniente entrar a practicar este Yoga si no
disponemos de una guía y una supervisión apropiadas.
4. Hay diversos ejercicios para vincularnos con el
Elemento Fuego:
-Asistir a la salida del Sol, del 22 de Marzo al 29
de Septiembre, participando en ella con el corazón y el
pensamiento. El Sol dispensa la energía física y espiritual
de toda nuestra vida (Ver más adelante los ejercicios para
el intelecto). Tema para repetir mentalmente: “Así como el
Sol se levanta sobre la tierra, así también se eleve el Sol
de la Sabiduría sobre mi inteligencia, el Sol del Amor
sobre mi corazón y el Sol de la Voluntad sobre mi cuerpo y
mi espíritu.! Este es otro EJERCICIO ESENCIAL dentro de
la nueva Enseñanza.
-Tomar baños matinales de sol durante el verano.
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* Ver: Omraam Mikhaël Aïvanhov: “La respiración, su
dimensión espiritual y aplicaciones prácticas”, Ed.Prosveta
-Encender las hogueras en el campo, en verano, para
entrar en comunión con el Elemento cósmico más poderoso,
sutil y misterioso, símbolo del Fuego sagrado, del
Espíritu.
-Meditar ante la llama de una vela, con el corazón y
la mente abiertos como siempre a todo lo que nos trae esta
llama, como un símbolo de lo viviente, lo espiritual, lo
divino.
5. Ejercicio de la quietud y el silencio
Hé aquí una disciplina básica: Obtener la perfección
propia del silencio, aprender a dominar los músculos y
nervios, así como las pequeñas y continuas reacciones de
nuestro cuerpo; Este apaciguamiento corporal nos permitirá
llenar el silencio con toda la riqueza de la meditación y
la apertura de nuestro corazón. Al imponer silencio en la
vida externa, se puede concentrar la atención sobre la vida
interna, llegando a “escuchar” su pensamiento y a percibir
su sentimiento, dando paso con ello a una mayor proximidad de los Seres de lo Alto. El silencio nos vincula con las
energías más elevadas, él es la morada de Dios.
6. Ejercicios de movimiento: GIMNASIA Y PANEURITMIA.
La gimnasia cotidiana (8 movimientos), busca vincular
al cuerpo con las energías sutiles de la naturaleza (El
movimiento es el lenguaje del cuerpo). Esta gimnasia va a
equilibrar las corrientes ascendentes y descendentes,
regulando la polaridad del cuerpo (izquierda y derecha),
impregnándole de un correcto ritmo alternado: Recibir y
dar. Al estar vivificados y magnetizados por el pensamiento
particular que debe acompañar cada movimiento, este se
trasforma en una magia que refuerza la salud y esparce una
irradiación benéfica sobre el mundo.
La paneuritmia consiste en una serie de movimientos
rítmicos colectivos que adoptan la forma de una ronda
sagrada, acompañada de una música maravillosa, con lo cual
se llega al más alto exorcismo, al más completo ejercicio
iniciático, dotado de una riqueza y una profundidad
grandiosas. Por supuesto, su eficacia estará en gran parte
en función de la concentración de la consciencia: Ella
puede curar, proteger, atraer todas las bendiciones e
irradiarlas sobre el mundo.
Otras paneuritmias aún no practicadas en Francia,
tienen una poderosa virtud mágica: Son una muestra de la
gran Magia Blanca del futuro: El Pentagrama, los Rayos del
Sol, etc., cuya música y letra nos han sido trasmitidas por
el Maestro Deunov.
7. Señalemos finalmente, en este ámbito de lo físico,
que todo movimiento armonioso, todo gesto ponderado,
equilibrado, consciente, todo trabajo manual puede servir
como soporte de un trabajo espiritual, a través del
pensamiento y el sentimiento que deben estar involucrados
en él, acordes con el gesto particular que se realiza. De
este modo, todos los trabajos de tipo doméstico, por
ejemplo, así como los que se realizan en los campos y
jardines, todos los trabajos de construcción y confección
en cualquier materia que sea, hasta los gestos más
sencillos como quitarse o ponerse la ropa, pueden adquirir
un valor espiritual de primer orden, de acuerdo con el
significado interno que pueden conferirles el pensamiento y
el corazón, gracias a las “correspondencias” que enlazan
todos los planos de la vida.
El resultado que se puede obtener en concreto de estos
ejercicios corporales, es la salud y la pureza, como
también un refuerzo de la propia voluntad.
B. Preceptos y ejercicios para el corazón
Este punto es uno de los que ofrecen mayor dificultad
al hombre de nuestro tiempo, más aún si se trata de un
intelectual y si es un francés, habituado a la crítica, a
la autodefensa, a la desconfianza absoluta de todo lo que
es sentimiento, producto de dos siglos de racionalismo
exagerado hasta más no poder.
Todas las grandes Escuelas y
Universidades francesas se han dedicado a desarrollar la
mente crítica, con menosprecio de las cosas más bellas, de
las aspiraciones más nobles, de los impulsos más sagrados.
Es pues toda una educación que es preciso rectificar: la
gente no sabe, o no se atreve a vibrar.
Se hace indispensable:
1.Abrir el corazón;
2.
Esclarecerlo y purificarlo.
Abrir el corazón es dejar que este vibre, maravillado
ante todo lo que es bello, lleno de compasión ante el
sufrimiento. Recuperar de nuevo la espontaneidad de cara a
las reacciones más nimias, como si todo fuera nuevo. Volver
a ser como niños, humildes y espontáneos, respetuosos ante
todas las formas de vida y todos los seres. Desinhibirnos
hasta llorar de alegría o admiración frente a la
naturaleza, ante un bello espectáculo, al escuchar un
armonioso concierto musical o frente al Maestro. Hay sin
duda algo noble y sagrado en estas lágrimas: Ellas atraen
la presencia de los Ángeles. Hay un ejercicio especial
destinado a abrir y expandir el corazón frente a todo
sufrimiento, y consiste en ponernos constantemente en el
lugar de los demás, entrar en su situación. Aquí deberá ser
la imaginación la que actúa, creando una simpatía y
haciendo salir al individuo de su egoísmo. Se trata de un
ejercicio tan importante que es capaz de llevar al ser
humano hasta la verdadera clarividencia, que es la del
amor.
Pero también es necesario purificar y esclarecer el
corazón, hacerlo más sensible, lúcido y desinteresado,
exento de toda actitud tiránica y ciega.
El corazón debe
reflejar las aspiraciones del Alma, antes que las
exigencias del yo. Corresponde pues a la inteligencia
trabajar sin descanso sobre el corazón, vigilando
atentamente los sentimientos que vayan surgiendo en él,
pero sin llegar a excluirlos y apartarlos como lo hace hoy
en día. Del mismo modo que el corazón debe sostener a la inteligencia mediante su calor, así también ella debe
aportar su luz al corazón, mostrándole lo que es correcto y
lo que no, lo que es fruto de la personalidad y lo que no,
pero sin llegar a bloquearlo, sin hacerlo a un lado.
Además de estas premisas generales, hay también unos
ejercicios especiales que actúan directa y eficazmente
sobre el corazón:
1. EL ARTE, y en particular la música y el canto,
sobre todo el canto coral. El primer trabajo del discípulo
será el de entonar los cantos místicos y mágicos del
Maestro Deunov, compuestos de acuerdo con leyes muy
profundas para promover nuestro desarrollo a través de la
sensibilidad. Además, la unión de las voces mixtas en un
gran coro representa el prototipo de la consciencia
colectiva ( total entrega del individuo a una entidad
superior, pero sin dejar de ser él mismo). La creación de
una armonía colectiva atrae a los seres de lo Alto y ellos
nos ayudan a abrir el corazón, ya que nosotros no podríamos
hacer gran cosa sin Ellos, pero si llamamos en nuestra
ayuda al mundo invisible, todo se nos posibilitará.
Cualquier audición de música noble (ya sea clásica o
romántica), actuará eficazmente en este sentido. Se trata
de una magia purificante, apaciguadora, que nos ennoblece y
nos lleva a vibrar en una frecuencia superior a la de la
vida corriente, ayudando también a la meditación.
Todo el gran arte (clásico), junto con la poesía, el
teatro, etc. sirve para educar la sensibilidad, elevándonos
por encima de nosotros mismos hasta el nivel de la
consciencia colectiva, que corresponde a los genios. En
concreto, el teatro es toda una escuela del desdoblamiento,
que nos obliga a salir de sí mismos para experimentar la
circunstancia de otros personajes. Pero esto no significa
que sea bueno experimentar según qué circunstancia, pues no
todo el teatro tiene la misma calidad. Nos referimos aquí
al nuevo teatro, que seguirá las pautas de la Enseñanza de
los Maestros.
2. LA NATURALEZA: Existe un consenso general según el
cual el atento contacto con la Naturaleza, saber observarla
con profundo respeto, es un camino directo para desarrollar
el corazón, especialmente en el caso de los niños. El
cuidado de las semillas, plantas y animales, respetando
hasta la más pequeña forma de vida, sirve para trabajar la
facultad del asombro y la maravilla. La forma de ver la
Naturaleza, de acuerdo con esta Enseñanza (Simbolismo, Vida
universal, etc), revolucionará este aprendizaje afectivo y
ensanchará en forma extraordinaria el amor.
3. EL MAESTRO: El contacto interno con el Maestro es
absolutamente indispensable para elevar el nivel vibratorio
de la sensibilidad, siempre y cuando la polarización se
realice correctamente, lo cual significa que el discípulo
debe estar receptivo, humilde como un niño, en sintonía con
las corrientes más puras y poderosas que emanan de él y que
él puede atraer de las esferas superiores de la Vida
divina. De cara al avance y al desarrollo individual, nada
mejor que contar con la presencia visible o invisible de un
Maestro, que nos llevará a ser como el huevo que se incuba
bajo el ala del ave, o como el niño en los brazos de la
madre: El calor y la luz espiritual estarán obrando de una
forma directa. Dichosos pues aquellos que tienen un
Maestro, que están unidos a él, que le aman y le escuchan!
4. Por encima del Maestro y a través de él, el supremo
educador del corazón no es otro que DIOS MISMO. Y el
vínculo del corazón con Dios se realiza a través de la
invocación, la plegaria pronunciada, la contemplación. El
Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos dejó muchas fórmulas
para ayudarnos en este aspecto, en cualquier momento del
día, frente a cualquier dificultad, en toda circunstancia.
Estas fórmulas deberán ser pronunciadas en voz alta,
lentamente, varias veces, poniendo en ello toda nuestra
atención y “todo el corazón”.
Ejemplos:
“El amor de Dios resuelve todos los problemas.”
“Dios es Amor, Dios es Sabiduría, Dios es Verdad.”
“Señor, yo amo Tu Sabiduría, yo tengo fé en Tu Amor,
yo pongo mi esperanza en Tu Poder y Voluntad.”
“Señor Dios, vive en mí para que yo pueda llevar a
cabo Tu Voluntad; Dios en mí y yo en Él, para que
todo sea posible.” etc.
La oración puede hacerse siguiendo un modelo fijo o
adoptando aquellos que nos lleguen por medio de la
inspiración. Ejemplo del primer caso es el Padrenuestro
tradicional, que es en realidad una maravillosa plegaria
cabalística, en cuyo significado hay que profundizar.
También están la “Buena oración”, del Maestro Deunov, o la
emocionante “Plegaria por la armonía universal” del Maestro
Omraam Mikhaël Aïvanhov (Ver Volúmen XIII de sus Obras
Completas).
Toda oración inspirada o inventada supone dos fases:
1. Reconocer humildemente ante Dios las propias faltas,
debilidades, errores etc, junto con la propia impotencia, tontería y egoísmo, admitiendo que sin Él no somos nada.
Con esto, nos “ponemos de rodillas”, moralmente hablando.
2. Pedir ayuda de lo alto, aunque nunca de tipo material,
egoísta o mezquino; Pedir luz, calor, fuerza, salud, pero
sobre todo luz, puesto que todo depende de ella. Mejor aún
si pedimos por los demás, puesto que Dios desea que se
establezca un vínculo consciente entre todos. Se puede
objetar que, si cada uno pide por los demás bajo tal
enfoque, está pidiendo a la vez para sí mismo, pero no es
del todo así, ya que el objetivo del desarrollo humano es
la formación de esta consciencia colectiva gracias a la
cual cada individuo vive para todos sin dejar de ser él
mismo. Con tal consciencia, el Reino de Dios podrá venir a
instalarse definitivamente sobre la Tierra.
Por encima de la plegaria se llega a la contemplación,
donde el alma se abre por completo ante una gran Presencia,
que puede ser o no física, sintiendo que dicha Presencia le
invade por completo, como si entrara en ella el Maestro, el
Sol, el Cristo.
Todas estas prácticas van dirigidas a hacer del
corazón un canal conductor de todos los movimientos del
alma, hasta llegar al éxtasis.
C. Preceptos y ejercicios para el intelecto
Para las personas de naturaleza afectiva, que no están
muy habituadas a pensar, resulta difícil leer y reflexionar
sobre aquello que leen. Pero puede serlo incluso para los
intelectuales, cuando hay que vaciarse de antemano de todos
los conocimientos muertos e inútiles que han venido
acumulando desde la infancia, con el objeto de
reemplazarlos por un saber vivo. Aquí es preciso hacer una
especie de “Operación Descartes” *, eliminando toda la
hojarasca que ha sido trasmitida a través de la familia, la
escuela, la iglesia, la universidad, la profesión, el mundo
en general, para quedarse sólo con aquello que encaja bien
con la Enseñanza del Maestro. Puede ser este un proceso
rápido o todo lo contrario, muy lento, según el carácter de
cada individuo y, para llevarlo a buen fin, es necesario
estudiar y meditar.
1. Estudiar constantemente la Enseñanza, puesto que
Ella es infinita como el Universo mismo. Leer y releer las
Conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, así como
los pensamientos cotidianos extraídos de sus Conferencias;
Leer también los libros sagrados judeo-cristianos
tradicionales y en especial, el Nuevo Testamento.
2. Estudiar, según la inclinación de cada cual, todas
las ciencias de la Naturaleza, donde las ciencias ordinarias recobran su lugar legítimo, como base material
para ir hacia los conocimientos más elevados.
Estos conocimientos superiores están constituídos por
las ciencias esotéricas, vivas o sagradas como son: la
Astrología, la Alquimia, la Cábala, la Magia, que vinculan
al hombre con el Universo al revelarle los grandes
principios y energías de la Creación, dotándole de un
material inagotable para la meditación, junto con los
mecanismos prácticos para trabajar consigo mismo y con el
mundo, que van a ser para él de un valor incalculable, como
que representan algo seguro, justo y benéfico.
Por eso
debemos cuidarnos de juzgar estas ciencias con ligereza, al
contemplar el uso erróneo que se ha hecho de las mismas,
los abusos, la comercialización y las degradaciones a veces
criminales a que se han visto sometidas en todas las
épocas. .
La meditación, precedida de la concentración, es
aquí el ejercicio fundamental que, junto con la oración,
constituyen la base de la educación espiritual en todas las
religiones del mundo. En la práctica, es un ejercicio
difícil para los occidentales que viven una vida tensa y
agitada, dispersa y mentalmente tumultuosa, deteriorada por
la influencia de los medios de comunicación (TV, radio,
cine, etc.) de una forma evidente y grave. Los peligros que
supone la televisión para la juventud, al lado de la música
de jazz y otras danzas “modernas”, han sido ya denunciados
en América, pero sin embargo existen por doquier hoy en día
y amenazan con empujar a toda la humanidad hacia la
desintegración mental.
Existe una técnica para la concentración y la
meditación, pero puede variar considerablemente de una
mente a otra.
No obstante, se pueden mencionar las fases y
los puntos más destacados:
Para concentrarse, hay que empezar por la
inmobilidad física, dejando primero que fluya libremente
todo el torrente de ideas e imágenes, pero estudiando a la
vez su mecanismo y analizándolo para ir desmontándolo poco
a poco, con extrema suavidad. Luego viene la relajación
mental, donde se puede alternar una imágen concreta que
impone la mente, con un libre flujo de imágenes, teniendo
sí cuidado en descartar los pensamientos de tipo obsesivo,
los cuales finalmente se eliminan por completo para dar
paso a un sólo pensamiento, lo que resulta más fácil si se
trata de una cosa sencilla, agradable. Pensar en aquello
que nos gusta, aquello que amamos, nos ayuda a concentrar
más rápido nuestra mente. Así por ejemplo, podemos empezar
por concentrarnos en la imágen del rostro del Maestro.
Para meditar, es preciso partir de una idea noble,
elevada, luminosa, que deberá mantenerse durante largo
tiempo. El Maestro Deunov comparaba la meditación con la
acción de masticar el alimento; Aquí trabaja
particularmente la imaginación, es decir, la fuerza
creadora y organizadora de las ideas, como facultad
conductora de la meditación. Por sí solo, el intelecto no
es la facultad más apropiada para el conocimiento de lo
real. Es la sensibilidad la que puede percibir y
experimentar lo real. Corresponde al intelecto crear
imágenes, fijar un modelo ideal, elaborar proyectos que,
sin existir ahora, pueden ir cobrando existencia gracias a
él. Si evocamos por ejemplo un color: el azul, o una
virtud: la paz, hay que traer a la mente las imágenes que
nos proporciona la memoria y la experiencia respecto a esta
idea concreta, dándoles fuerza ,calor, vida, ampliándolas a
través de la reflexión y el análisis, haciendo que vibren
con insistencia, concentrándonos en ellas y pidiendo ayuda
a los seres de lo Alto.
Todo ello va encaminado a la
creación de un nuevo estado de ánimo, que nos permita
sentir por ejemplo el efecto de una gran paz interior, o la
pura armonía que trasmite el color azul, o una iluminación
interna que trae nuevas ideas, intuiciones, inspiraciones,
toda una nueva riqueza para la propia trasformación.
Ejemplos de temas para la meditación:
-Todo lo relativo al alimento (durante las comidas);
Los
cuatro Elementos, los siete colores, todas las virtudes, el
Padrenuestro, los textos de san Juan, los Grandes Seres más
evolucionados que nosotros, (Maestros, Santos, etc), las
Jerarquías divinas, la Santa Trinidad, la Madre divina o
Vírgen cósmica, el Cristo... Y sobre todo el Sol naciente.
En efecto, el Sol es un reflejo de Dios, una imágen
del Cristo, es a la vez el corazón y la cabeza de nuestro
mundo, la Fuente de nuestra vida. La meditación podrá ser
extensa y poderosa a la salida del Sol en Junio, en el
verano. Podemos imaginar un puente que nos lleva al Sol,
proyectar nuestra propia imágen como si estuviéramos allí,
en el Sol, mirando hacia la Tierra y viendo nuestro ser
físico junto con la personalidad que hemos dejado allí.
También podemos imaginar que ayudamos a repartir sus rayos
benefactores, identificándonos con su luz pura, sutil,
veloz, poderosa, fiel, vivificante, etc. Pero más que
imponernos un tema de forma artificial, debemos adquirir el
hábito de vaciar por completo nuestra mente para recibir el
tema que el Cielo mismo nos quiere enviar en ese momento,
que será sin duda alguna el más conveniente y apropiado.
El resultado de estos ejercicios es hacer del
intelecto un canal conductor de la Mente divina, ese gran
Mago de la evolución.
TRABAJOS Y EJERCICIOS COLECTIVOS
El objetivo de la Enseñanza de la Fraternidad Blanca
Universal consiste en la práctica en preparar a los seres
humanos para la nueva cultura, creando en ellos una
consciencia colectiva, en la que es primordial el trabajo
en común. “Cuando esteis dos o tres de vosotros reunidos en
Mi nombre, Yo seré con vosotros”. Esto significa, entre
otras cosas, el acto de unirse para una labor común de tipo
espiritual, desinteresado, que abra las puertas a esa nueva
consciencia, de forma que ya no sean tres sino un sólo ser,
un nuevo ser de mayor belleza. Esta es la verdadera
consciencia cristiana, el auténtico amor fraternal.
Los hermanos de la Fraternidad Blanca Universal
realizan toda clase de trabajo en equipo, ya sean trabajos
manuales o intelectuales. Pero esto no es algo tan nuevo,
puesto que forma parte esencial de la convivencia entre los
“boyscouts”, por citar un ejemplo. La diferencia estriba en
que aquí los trabajos giran alrededor de una labor común
que está por encima de todos los individuos: la Obra del
Maestro.
Además, los hermanos deben acostumbrarse a:
A. Comer juntos, respetando las normas de la buena
nutrición (ya expuestas en una sección anterior). Son
también recomendables los “ágapes” o reuniones semanales.
B. Orar, cantar, meditar y permanecer en silencio,
todo ello estando juntos.
C. Asistir a contemplar la salida del Sol, del 21 de
Marzo al 29 de Septiembre.
Esta es la disciplina esencial para el discípulo de
la Fraternidad Blanca Universal, que constituirá la regla
de oro de la nueva cultura. Los ejercicios pueden
realizarse de diversas formas, pero la más completa
incluirá -de un modo gradual-, la gimnasia y, de ser
posible, la Paneuritmia, la respiración, el canto, la
oración, la meditación, la contemplación, la
identificación. Más tarde, después de tomar el desayuno en
común, cada uno puede dedicarse a sus ocupaciones personales, estando lleno de energía, gozando de una paz y
una riqueza incomparables.
D. Aprender a resolver todos los asuntos propios de la
vida en común según las reglas del Amor y la Sabiduría,
superando los inevitables conflictos y fricciones que son
producto del espíritu individualista de Occidente. Se llega
así a consolidar una estricta y fructífera disciplina, que
no tiene parangón en el mundo actual, mientras que, por
otra parte, se aprende a amar a los demás hermanos. Durante
la temporada de verano en el campus de Bonfin, es donde
estos ejercicios se practican al máximo, gozando del clima
seco y soleado, en medio de la paz del bosque.
Añadiremos ahora algunas indicaciones útiles para el
trabajo semanal de los diversos grupos de hermanos en cada
localidad:
Esta labor no consiste propiamente en ejercicios, sino
en una aplicación de los ejercicios anteriores, y tiene
como fin crear un ámbito donde las fuerzas “blancas” puedan
irradiar sobre el mundo, purificándolo, aumentando el nivel
de luz, de pureza, de amor, de forma que les permita luchar
contra las innumerables fuerzas de la oscuridad, contra
todo el piélago de impurezas y malos sentimientos en el que
se halla sumergido el mundo, como en un océano. Pero
también se proponen construir antenas capaces de captar las
energías divinas, nutrirse de ellas y poderlas difundir
ampliamente por todo el mundo en forma anónima, para el uso
particular que el Maestro quiera darles, puesto que él más
que nadie sabe concentrarlas y dirigirlas conforme a la
Voluntad de Dios.
El gran mérito de esta labor radica en
que los que en ella participan no esperan ver directamente
sus resultados, siendo así un trabajo totalmente
desinteresado. Sin embargo, ellos serán los primeros en
beneficiarse, ya que van a sentirse de inmediato
restaurados, esclarecidos, vivificados. Después de una
labor de grupo como esta, uno debería salir animado, feliz,
apaciguado y más fuerte que cuando empezó el trabajo. Pero
para que así sea hay que tener en cuenta ciertas reglas:
1. Prepararnos en casa, antes de ir a la reunión,
haciendo a un lado todo tipo de inquietud personal y
concentrándonos para poder aportar al grupo toda la energía
disponible, toda el alma, toda nuestra presencia.
2. Practicar profundos silencios y eliminar toda
discusión, toda conversación particular o personal.Unirnos
a través del pensamiento y el sentimiento con otros
hermanos de distintos pueblos y ciudades, y por supuesto,
con el Maestro.
3. Comenzar por una serie de oraciones, que pueden ir
alternadas con cantos: Padrenuestro, “Bendiga mi alma el Señor”, “Buena oración”, “Espíritu divino”, “Salmo 91”, “El
señor sea bendito”, AUM.
4. Entonar algunos cantos del Maestro Deunov, de
carácter profundo, que nos ayudarán a elevarnos hacia el
Espíritu divino.
5. Escuchar alguna conferencia del Maestro Omraam
Mikhaël Aïvanhov, que podrá ser comentada por el jefe de
grupo, evitando que los comentarios generen una discusión o
conversaciones personales.
6. Meditar sobre el tema expuesto en la conferencia.
7. Entonar nuevamente otros cantos, escogiendo ahora
aquellos que sean más animados y alegres, que nos ayudarán
a bajar del Cielo a la Tierra, para irradiar y expandir la
alegría y el buen tono.
8. Conservar al máximo este ánimo positivo al salir de
la reunión, junto con la tónica desinteresada y colectiva.
Tal es el plan de trabajo para el discípulo de la
Fraternidad Blanca Universal. En las conferencias del
Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov se podrá encontrar todas
las explicaciones necesarias, todos los detalles y otras
reflexiones de gran valor educativo, relacionadas con las
experiencias concretas de la vida en la Fraternidad Blanca
Universal francesa, durante mas de medio siglo. Allí se
expone, de una forma familiar y sencilla, toda una
“documentación” valiosísima, acerca de todo lo que se ha
venido tratando en este breve opúsculo, que sólo intenta
ser una guía, un resumen de puntos básicos para tener una
somera idea de lo que puede ser la Sabiduría y el Amor de
nuestro Maestro.
Sería un grave error pensar que todo ha sido dicho y
resumido aquí, bajo esta apariencia de síntesis, pues se
trata sólamente de una orientación que señala los puntos
fundamentales de una Enseñanza grandiosa, infinita, que va
ganando en altura y profundidad a medida que el discípulo
va ensanchando su propio nivel de consciencia.
A los que se
decidan a vivir esta nueva experiencia de vida colectiva,
con todas sus alegrías y dificultades, les serán revelados
poco a poco los grandes secretos de todas las Iniciaciones
y todos los Sacrificios que han jalonado el camino de los
Grandes Maestros.
No hay otro camino distinto al auténtico camino de
Aquel que dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
No hay otra Enseñanza como esta, capaz de englobar todos
los conocimientos, todas las experiencias, todas las
posibilidades, desarrollando al mismo tiempo el verdadero
amor fraternal. Incluso podríamos profetizar que llegará el día, y no está muy lejano, en que las enseñanzas
espirituales de todas las sectas, de todas las teosofías,
de todos los “franco-tiradores del Espíritu” y también de
todas las iglesias, volverán a reunirse y se fundirán por
fín en esa inefable corriente de Luz y de Fuego que viene a
todos nosotros desde nuestro Padre celestial, a través de
su Hijo, es decir, de Su Amor, encarnado en los Maestros, y
del Espíritu Santo, que porta la llama de su Sabiduría, la
cual llegará también algún día a cada individuo, en
recompensa por sus esfuerzos y sacrificios!
APÉNDICE
A PROPÓSITO DE LOS “MAESTROS”
Respecto a los Maestros, suelen darse las siguientes
objeciones: ¿Porqué es indispensable seguir a los Maestros?
¿Cómo probar su existencia? ¿Cómo reconocer a un verdadero
Maestro?
Veamos cómo se puede responder escuetamente a estas
preguntas:
1. La necesidad de tener un Maestro en la vida
individual no debería ni siquiera ser discutida. En cuanto
a la vida colectiva, no hay más que observar la impotencia
general de la humanidad para resolver los asuntos
colectivos (Sociales, políticos, internacionales), para
lograr la estabilidad sin necesidad de destruirse unos a
otros o de explotarse mutuamente. Todo esto se basa en la
inconsciencia, la ignorancia o la inmoralidad congénita de
las gentes. En última instancia, todos los problemas
colectivos tienen su orígen en los defectos inherentes a la
educación de los individuos.
Ahora bien, hasta el presente las instituciones
humanas responsables de la educación individual han
fallado, y esto lo prueba la experiencia:
A. La ciencia oficial, tal como se enseña en las
escuelas y universidades, está llena de doctrinas
pedagógicas demasiado ambiciosas e ineficaces, con un
intelectualismo exacerbado, separado de la vida, una
orgullosa ignorancia de la verdad natural del hombre, un
materialismo oficial que intenta comercializar hasta el
alma, reduciendo al ser humano al nivel de un robot, es en
fin, una ciencia incapaz de construir hombres reales, almas vivientes. Si las hay, es seguramente a pesar de la
ciencia!
B. Las religiones actuales, con sus tradiciones
obsoletas, sus formas y ritos separados también de la vida,
sus compromisos con la política, las finanzas y los poderes
terrenales ya de por sí tan sospechosos, su funcionamiento
movido por intereses creados, sus teologías doctrinarias o
muertas, en una palabra, su materialismo, son también
incapaces de orientar a las conciencias ávidas de luz o de
inspirar a las almas sedientas de amor.
En tal estado de cosas, ¿Donde hallar la salvación?
Sólo es posible encontrarla acudiendo a los auténticos
pedagogos y psicólogos, a los profesores competentes y
coherentes en todos los aspectos de su vida, los Maestros
contemporáneos, aquellos cuyo mensaje se adapta a nosotros
y especialmente aquel que la Providencia nos ha enviado!
De
este modo, en vez de seguir por la vía de la desesperación,
resultaría más prudente para la humanidad ingresar a la
Escuela de los Maestros que son los únicos capaces de
resolver sus complejos problemas.
Por lo que hace a la existencia real de los
Maestros, de la que los teósofos han sido pioneros en
afirmarla de una forma sistemática, no se trata de probarla
(pues no se prueba lo que existe!), sino de aceptarla por
diversos caminos:
A. Mediante la lógica, observando la escala de la
humanidad y la jerarquía de las consciencias, desde el
salvaje hasta el hombre civilizado (ver el tema de la Gran
Escala), y realizando una interpolación; No existe razón
alguna para que esta escala no pueda prolongarse más allá
del genio y del santo, del mismo modo que se prolonga hacia
abajo.
B. Mediante la Historia: Los “Grandes Iniciados” se
destacan a lo largo de la historia de la humanidad, por
encima de los héroes y los santos. Muchos científicos se
han interesado en estos últimos años por investigar la
importancia de estos grandes “profetas” y “misioneros” del
Espíritu, en la creación de las culturas y del verdadero
progreso humano, entre ellos podemos citar a Henri Bergson,
Henri Berr, Jean Przyluski y Lecomte du Noüy; pero la
mayría de los sabios y científicos, incluso entre aquellos
más espiritualistas, ignoran aún la existencia y la
naturaleza de los “Maestros”, los hombres más evolucionados
de la Tierra.
C. Mediante la documentación actual, que nos informa
particularmente acerca de los Maestros hindúes. Recomiendo
especialmente la lectura de un libro famoso en este campo: La experiencia liberadora, escrito por el Dr. Roger Godel
(1952). Pero también han existido Maestros en Francia, en
Suiza, al final del siglo XIX, grandes taumaturgos y
clarividentes cristianos sobre los cuales es fácil
informarse si se quiere.
D. Por medio de la experiencia personal, a través de
un contacto directo y prolongado, con todo lo que esto
puede revelarnos. (Ver más adelante)
E. Mediante una sincera labor de autocrítica,
conducente a desenmascarar en uno mismo las verdaderas
razones que inducen a los Occidentales a negar la
existencia de los Maestros, o a rehusar acercarse a Ellos.
Dichas razones pueden ser de tres clases: La pereza o la
inercia, que no quiere ver la verdad allí donde ella está,
ni vencer los hábitos y prejuicios del pensamiento y la
vida; El temor, el miedo a verse obligados a cambiar su
propñia filosofía y su manera de vivir, o el de renunciar
al confort y a los placeres terrenales. También está el
temor al “qué dirán”, a la opinión pública, el miedo a
disgustar a quienes amamos (con un amor equivocado, por
supuesto); Por último, está el orgullo intelectual, moral
y espiritual, unido a un prestigio personal que rehusa
admitir una superioridad sobrehumana viviente (Sólo se
admite la de los muertos, puesto que ellos no pueden venir
a verificar la forma en que vivimos!) El hecho es que el
hombre moderno y “civilizado” se niega a reconocer otro
maestro diferente a él mismo!
3. La tercera pregunta es quizás la más importante:
¿Cómo reconocer al auténtico Maestro “blanco”, vivo, en
medio de la multitud de impostores que se llaman a sí
mismos “maestros espirituales”, y que no son más que
aprendices o falsos maestros, o incluso maestros “negros”,
que pululan por doquier en esta época? Pues de dos
maneras: a. Objetivamente, observándoles, estando cerca de
ellos, no con un espíritu crítico y negativo sino con mente
y corazón abiertos.
Lo que caracteriza a un Maestro
“blanco” no son los conocimientos, ni siquiera los milagros
o las facultades psíquicas supranormales que tanto
impresionan al ser humano ordinario (Y que sin duda tienen
un gran valor) No! Son las tres cualidades siguientes, que
revelan todas su extrema pureza interna:
El perfecto
discernimiento, el absoluto desinterés y la estabilidad,
frente a toda clase de obstáculos, circunstancias,
humillaciones, tentaciones, persecuciones y otras muestras
de la ingratitud humana. Tal estabilidad también podría
llamarse fidelidad, con todo lo que dicho término comporta
de fuerza, de belleza y amor. Estas fueron las cualidades
de Jesús! En este mismo ámbito objetivo, cabe también
observar a los discípulos del Maestro, la manera como ellos se trasforman, se esclarecen, se suavizan poco a poco (Esto
sí que es un verdadero milagro, a los ojos de aquel que
conoce la resistencia humana al cambio!), y también fijarse
en las obras terrenales del Maestro (Centros espirituales,
conferencias, música, etc.)
Hay quienes al escuchar aquel
canto llamado Hodi hodi, han reconocido en su autor a un
Mago inspirado por Dios y han viajado a Bulgaria para tomar
contacto directo con el Maestro Deunov! Por su parte,
quienes han escuchado y leído las conferencias del Maestro
Omraam Mikhaël Aïvanhov, encuentran en ellas un lenguaje y
un acento únicos, inspirados por un amor y una sabiduría
trascendentales. Los que vivieron a su lado pudieron
comprobar su estabilidad a toda prueba!
b. Pero también es posible reconocer sujetivamente al
Maestro, por lo que nos aporta directamente a nosotros, por
aquello que sentimos, por lo que vivimos y comprendemos
gracias a él. Hé aquí el criterio por excelencia, sólo que
se trata de algo individual e intrasferible! El Maestro
Blanco nos aporta:
1. La luz, respecto a nuestro destino y a todo nuestro
ser, incluso en su aspecto subconciente, como si nos
sometiera a un psicoanálisis, pero de una forma muy suave y
sutil.
2. El calor que proviene del amor inmenso en que nos
envuelve como una madre, y que le permite sustentarnos,
reconfortarnos y vapulearnos incluso sin que sintamos dolor
alguno
3. La fuerza, el impulso, el tono vibratorio que
trasmite su palabra, su ejemplo, su sóla presencia.
4. La libertad, puesto que él nos libera de todos
nuetros obstáculos internos y externos, y nos hace libres,
estando a su cuidado. Precisamente, una de las cosas que
más distingue a un maestro blanco de uno negro, es que este
último siempre nos constriñe y limita, haciéndonos esclavos
de nosotros mismos, de una organización o de él en persona,
mientras que el primero nos concede absoluta libertad e
iniciativa, sin presión alguna ni coerción de ningún tipo.
El Maestro blanco nos ayuda, pero sin obligarnos jamás,
incluso él mismo se encarga de enseñarnos los medios para
verificarlo!
5. Un último criterio, lo constituye la Paz que
irradia el verdadero Maestro, simplemente con su presencia;
esta paz actúa como un conjuro que disuelve los problemas,
alivia los sufrimientos, aleja las malas influencias y
parece purificarlo todo! ¿Cúal fué sinó el último legado
del Cristo a sus discípulos? “Mi paz os dejo, mi Paz os
doy”. Para los que han experimentado esta paz inefable, no es posible ninguna duda acerca de la autenticidad de aquel
a quien la Providencia les ha confiado!
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