miércoles, 31 de octubre de 2018

¿QUÉ ES LA GRAN FRATERNIDAD BLANCA UNIVERSAL? -Parte II (Final)



PLANOS DE VIDA Y JERARQUÍAS DE LOS SERES 

En la práctica, se distinguen tres mundos: 
El mundo físico, o de los cuerpos, el mundo espiritual o de las mentes y el mundo divino, o del Espíritu. Los tres mundos se interpenetran unos a otros. También se puede hablar del mundo de las formas, ya sean estas físicas, etéricas, astrales o mentales, y del mundo sin formas al cual es posible acceder a través del éxtasis, la intuición, la inspiración y la iluminación. Dichos mundos están jerarquizados: Un arquitecto empieza por tener una idea del edificio que va a construir, luego esta idea se convierte en un proyecto sobre un plano, más tarde se hará una maqueta y finalmente se construirá el edificio. De este modo, todo existe primero en “lo alto” antes de plasmarse concretamente en “lo bajo”. El mundo físico es así un reflejo del mundo mental y este a su vez será un reflejo del mundo divino. La pobreza, la enfermedad y el sufrimiento, etc. tienen su causa profunda en lo alto, en el mundo “causal” de cada individuo, es decir, en el mundo espiritual. 
“Lo que está arriba es como lo que está abajo”, dijo Hermes Trismegistos el Egipcio. 
“Así en la Tierra como en el Cielo”, se refiere a la Voluntad divina en el Padrenuestro. 

En el hombre mismo coexisten distintos planos de vida jerarquizados: El de la vida física, el movimiento y el instinto; el de la vida afectiva, los sentimientos y sensaciones; el de la vida mental inferior, los pensamientos lógicos e interesados; el de la vida mental superior, con sus pensamientos inspirados, desinteresados y colectivos; el de la vida del alma, donde se experimenta el amor puro y el de la vida del espíritu, que es un plano de fuerza, voluntad y realización. Los tres planos inferiores corresponden al ego y a la personalidad, mientras que los restantes corresponden al hombre superior y espiritual, es decir, al ser humano propiamente dicho. En la práctica, podemos encontrar cuatro niveles o escalones: El corazón y el intelecto son los dos de abajo, mientras que el alma y el espíritu son los dos superiores. Aunque estos planos de vida existen en todos los seres humanos, hay sin embargo una jerarquía humana, la única que puede llamarse auténtica, basada en el nivel de consciencia en que se mueve normalmente cada individuo: 

El nivel más bajo aquí sería el del animal humano, para el que sólo cuentan los instintos; por encima de este se encuentra el del hombre puramente emocional, dominado por el placer y el dolor; Luego viene el nivel de la vida mental inferior, donde impera la lógica al servicio de los intereses del ego. Este nivel es el que corresponde a la inmensa mayoría de la humanidad actual. Más arriba, se sitúa el nivel de los genios, caracterizado por el pensamiento desinteresado, colectivo. En seguida estaría el nivel de los santos, regido por el amor a todos los seres, y finalmente, el nivel de aquellos que han llegado a obtener el verdadero poder, hijo del amor y la sabiduría, y este es el nivel del Maestro y el Mago. Lo anterior nos permite inferir la existencia de problemas insolubles en el estado actual de la consciencia humana, problemas que sólo desaparecerán cuando el hombre alcance un nivel superior de consciencia. Pero se infiere también que, por debajo del ser humano existe toda una jerarquía de seres hasta llegar al mineral, y por encima del hombre se eleva otra jerarquía, formada por los Ángeles, Arcángeles, Principados, Poderes (Potestades), Fuerzas (Virtudes), Señoríos (Dominaciones), Tronos, Querubines y Serafines, hasta llegar a Dios mismo. * Esta jerarquía fué revelada según la Tradición a san Dionisio el Aréopagita, y ha sido trasmitida por la Cábala judía. Pero ha sido verificada también por los más Grandes Maestros. 

 CONSTITUCIÓN Y DESTINO DEL HOMBRE 

A lo largo de esta inmensa escala vibratoria de la Vida universal, se dan dos movimientos opuestos, que son dos aspectos de la gran vibración cósmica: Uno ascendente y otro descendente, dando orígen a la involución, que es una proyección o emanación del Espíritu que se condensa en una materia cada vez más compacta hasta llegar a la piedra, y a la evolución de esta misma materia, que se sutiliza progresivamente hasta retornar a su orígen. Este doble movimiento puede extenderse hasta abarcar inmensos períodos de tiempo y espacios cósmicos o, por el contrario, puede reducirse a lapsos y espacios muy pequeños e incluso existir dentro de una cierta permanencia, como sería el caso del agua que se congela (involución) y se evapora (evolución). El hombre que bebe, desciende por la corriente de la evolución, pero el hombre que medita asciende por la misma corriente. Pero es precisamente en el ser humano donde se va a producir el encuentro entre la materia compacta que asciende hacia el Espíritu divino a través de los distintos reinos de la naturaleza, y el propio Espíritu divino que desciende tendiendo la mano desde arriba y sin cesar a la materia, desde muy lejos en al caso del mineral y el vegetal, un poco más cerca en el animal y directamente en el hombre, ya que en él se produce el contacto. 

Esta es la razón de que sea el hombre el único que puede pensar y llegar a ser consciente de la presencia de Dios en él. ----------------- Traduccción de M. de GANDILLAC (Oeuvres complètes du Pseudo- Denys L’Aréopagite, París, 1943), cuya terminología es mucho más precisa que la terminología tradicional de la Iglesia (las palabras entre paréntesis). Pero entre la etapa en que el hombre piensa y aquella en que llegará a espiritualizar su cuerpo físico para revestirse de “Un cuerpo glorioso e inmortal” (san Pablo), tiene que haber una labor muy intensa de mejoramiento y purificación, que no puede llevarse a cabo en el curso de una sola vida terrenal, ni tampoco en el más-allá, puesto que es la propia materia corporal la que debe ser trabajada para permitir que el Espíritu se exprese cada vez más libremente a través de ella. Esta es la razón por la cual un individuo tiene que reencarnarse miles de veces sobre la tierra pàra tomar un cuerpo físico. Este ciclo de las encarnaciones lógicamente ocupa su lugar entre los grandes y pequeños ciclos de la naturaleza. 

Es indispensable admitirlo (antes de poder verificarlo), para poder comprender lo tocante a la vida humana, su orígen, sus leyes, su finalidad. En caso contrario, cualquier pasaje de los Evangelios se convierte en letra muerta, si no se admite que la reencarnación era algo ya conocido y admitido por aquellos que escuchaban al Cristo. No obstante, ningún monje o sacerdote católico se atreve a admitirla, ni siquiera en privado o de forma ocasional. Se trata empero de una gran verdad que no debería ser ocultada. En cada encarnación, el espíritu humano vuelve a recorrer el camino de la involución, revistiéndose de cuerpos cada vez más densos: Cuerpo mental, astral, etérico y físico, de forma semejante al embrión en el seno materno, que va reproduciendo en el curso de unas pocas semanas todo el gran ciclo de evolución biológica que va desde la ameba hasta el mamífero. Cada ciclo empieza siempre por el resúmen del ciclo anterior. 

Al morir, el hombre se despoja sucesivamente de sus cuerpos físico, etérico, astral y mental, hasta que sólo queda aquel “grano de trigo” que menciona san Pablo, aquella chispa divina que constituirá el verdadero hombre futuro. Más adelante, él tendrá que volver a la tierra para continuar su aprendizaje, que había sido interrumpido por el reposo en el más-allá. La vida es en realidad una escuela donde se va perfeccionando la consciencia, de tal manera que cada existencia terrenal está estrechamente vinculada con las anteriores a través de la denominada ley del Karma, o de las consecuencias. Para conocer las leyes de la vida es necesario equivocarse, comenzando a partir de los propios errores (que son una secuela y una condición de nuestra libertad), compensándolos mediante una limitación o un sufrimiento. Así, cualquier pensamiento, sentimiento, palabra o acto va a generar, de una vida a otra, una serie de consecuencias felices o desfavorables, según que haya sido correcto o no, es decir, conforme o contrario al Plan que rige el mundo (la Voluntad de Dios). Para poder llegar algún día a ser verdaderamente un colaborador de Dios -y este es el destino final de todos nosotros-, es preciso aprender las leyes que gobiernan el mundo a través de la propia experiencia. Las condiciones de nuestra vida actual han sido ya preparadas previamente por nosotros en otras existencias y, del mismo modo, podemos desde ahora preparar las que tendremos en vidas futuras, buscando mejorar nuestra condición, si entramos en la Escuela de los Maestros y practicamos sus métodos, ya que los Maestros son nuestros “hermanos más avanzados”, que han pagado ya todo su Karma y concluído su evolución, llegando a ser Maestros de sí mismos, con libertad para dejar la tierra, a la cual han vuelto movidos por un sacrificio voluntario, por amor hacia nosotros, para pagar por nosotros y ayudarnos a compensar más rápidamente, en suma, para liberarnos. 

III - TRABAJO Y MÉTODOS DE LA FRATERNIDAD BLANCA UNIVERSAL * PRECEPTOS GENERALES 

A. Unión con Dios Todo el problema del hombre contemporáneo consiste en restaurar su vínculo con Dios, es decir, interiorizarse, unirse con el Espíritu que está a la vez en él, en su prójimo, en todos los seres y formas de la Naturaleza y por encima de todos ellos, del cual provienen todas sus fuerzas, todas sus luces y alegrías, toda su vida. Vincularse, para llegar a unirse. Establecer vínculos: ese es el trabajo. Unirse es el resultado. Y ¿Cómo “vincularse con Dios”? 

En el fondo, es algo muy sencillo: Por el pensamiento, por el corazón y por la voluntad, es decir, delegando en nosotros la Trinidad divina, haciéndole eco, como una antena repetidora. 

1. Por el pensamiento: Hay que pensar en Él, reconociendo su existencia desde una perspectiva lógica, estudiando por doquier sus manifestaciones, en uno mismo y en nuestro entorno, viendo su mano en todos los acontecimientos que nos suceden, sean buenos o malos, escrutando su rostro en todo lo que ocurre alrededor nuestro, ya sea o no agradable, observando su trabajo sobre la Naturaleza exterior y contemplando su pensamiento en todo lo que su Mente ha creado. Es necesario pues orientar el propio pensamiento en este sentido, comenzando y terminando el día con Él, llenando cada instante con su Presencia, puesto que Él es la fuente de todo. 

2. Por el corazón: Hay que abrirse a Él, reconocerle con humildad, gratitud y confianza; Aceptar las dichas y ------------------ * Para mayores detalles y aclaraciones, ver las conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov. los sufrimientos que provienen de Él y que nos llegan por intermedio del prójimo y de la Naturaleza; Hay que hablar con Él como lo haríamos con un Padre. La fé no consiste en adherirnos ciegamente a una creencia, sino que es la confianza que tenemos en la sagrada fuente de nuestra vida y de la Vida universal. En cierta medida, es también una certeza inquebrantable basada en las experiencias ya vividas. El intelecto nos sirve para ir ante Dios e invocarle; Por el corazón le hacemos entrar, le recibimos. 3. Por la voluntad: Se tomará a Dios como un modelo a seguir, se dará sin cesar, se ayudará, se irradiará, se apoyará a otros. No se guardará para sí la vida que recibimos ni tampoco las riquezas que ella nos aporta: Luz, calor, fuerza, magnetismo, incluso la riqueza material. 

Aquí también, el modelo es la Naturaleza, pero no la naturaleza inferior con sus bestias salvajes y su lucha por la vida, sino la naturaleza superior donde existe el don gratuito y perpetuo de la flor perfumada, del manantial en la montaña, del sol y las estrellas, sobre todo del sol! Pues en la luz, el calor y la vida que el sol nos dispensa a diario, hay que reconocer las manifestaciones de la Trinidad divina del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Un gran secreto se oculta detrás de tan claras y sencillas correspondencias, gracias a las cuales el lenguaje de todas las épocas y todos los pueblos ha podido vincular la luz con la inteligencia, la sabiduría y la comprensión; el calor con la bondad, el amor, la compasión y la caridad; la vida con la fuente de toda energía, de todo poder, de toda posibilidad. Este triple correspondencia, que viene a constituir un “vínculo correcto con Dios”, es la base de la nueva vida, la del discípulo y el santo. Puesto que todo reside en Dios, si las relaciones con Él son correctas, también lo serán las que podamos establecer con todos los demás seres, con el prójimo y con nosotros mismos. 

B. El problema de la personalidad 

El principal obstáculo dentro de esta labor de relación, que hoy por hoy ha llegado a ser desmesurado a causa del espíritu crítico y el desarrollo del intelecto en el hombre actual, es la personalidad. Es lo más difícil de vencer, puesto que representa la raíz misma de nuestra consciencia, el lugar donde se guardan nuestras energías mas preciadas; A medida que aumentan dichas energías, más difícil será dominarla. Con todo, no se trata de destruirla ni de matarla sino de domesticarla ya que, una vez dominada, se convertirá en el instrumento de trabajo más poderoso que podemos tener sobre la tierra. Pero este control es tan difícil que sólo puede llevarse a cabo de una forma perfecta y completa en el nivel del Maestro. Este es precisamente el significado de la palabra “Maestro”: En cada etapa del trabajo, la personalidad se va haciendo más y más sutil, el orgullo se disimula como lo haría un Proteo multiforme. Se requiere pues una extrema vigilancia y ante todo un conocimiento produndo de sí mismo, que permita reconocer las astutas y maquiavélicas jugadas de la personalidad, mediante las cuales intenta pasar desapercibida para el propio individuo. Veamos pues algunos ejercicios recomendados: 

1. En relación con Dios: No debemos criticar al destino, ni a las circunstancias concretas que nos vemos obligados a vivir, ni rebelarnos contra ellas o intentar la huída. Esto sería como criticar el Plan divino, eludirlo y creernos implícitamente superiores a Dios: Esta es la muestra de un orgullo peyorativo, inconciente sin duda, pero que constituye el medio más seguro para alejarnos de Dios y atraer todos los males. 

2. En relación con el prójimo: A. No hay que adoptar un aire de superioridad ni avasallar a los demás, haciendo énfasis en términos como “Yo”, “lo mío”, etc. Mientras más se impone esta fuerza, más tiende a desbordarse, a dominar y a coartar la libertad de los demás. La gente piensa que aquellos que tienen poca “personalidad” son débiles, sin atractivo, insípidos y con poca vitalidad, mientras que una fuerte personalidad ayuda a remontarse a través del vasallaje y la tiranía. Así pues, hay que observarse con detenimiento si se quiere respetar la libertad de otros. Es lo primero que deberíamos hacer, aunque para algunos esto representa un gran problema. Hay que tener coraje y pensar que nosotros mismos somos los constructores de esta personalidad y, por lo mismo, podemos ser también los artesanos de los instrumentos que la controlen! 

B. Evitar la crítica negativa hacia los demás, que sólo busca destacar sus defectos y errores, pues tal actitud no es precisamente una prueba de inteligencia por nuestra parte, sino que oculta más bien una intención de dominarles. Por el contrario, debemos enfatizar en los demás sus rasgos más positivos, la belleza de su rostro, de su carácter, sus buenas intenciones, etc., buscando siempre razones para excusarles. Frente a la antipatía o la pesadez de alguien deberíamos pensar: “Esta persona es como una pintura sin terminar, una obra de Dios que no ha sido acabada” Así pues, debemos armarnos de respeto y paciencia! 

C. No hay que enfadarse por una palabra, un reproche, un gesto o una acción cualquiera que afecte a nuestra “personalidad”. Aunque nos sintamos un poco heridos, debemos borrar poco a poco esta idea ofensiva que atenta contra nuestro ego, nuestro prestigio, y afecta la imágen que tenemos de nosotros mismos. Debemos pensar que una palabra ofensiva es algo así como un lenguaje extraño,ininteligible para nosotros! Todo golpe que aceptamos de esta forma se convierte en un Karma ya pagado. Es preciso no dejarse llevar por una reacción instintiva, milenaria, tan difícil de controlar, intentando neutralizarla totalmente a base de paciencia, vigilancia, ejercicios...Ante todo hay que ensayar a ponerse en la piel de los demás. 

D. No hay que estar siempre justificándonos. Si hemos cometido un error, no debemos hacer responsables de ello a otros. Y si estamos en lo cierto, tampoco hace falta estar a la defensiva de un modo exacerbado. Un discípulo no debe justificarse a sí mismo, ni tampoco hacerlo frente a su Maestro: El Cielo ya se encargará de justificarle hasta centuplicar sus aciertos. Este es el mejor ejercicio para el desapego y constituye una preparación muy importante de cara al desarrollo de la consciencia colectiva que será la pauta de la nueva cultura. El trabajo con la personalidad podría resumirse en la siguiente fórmula: 

SABER POLARIZARSE. 

Esto significa, saber estar activos o receptivos en cada momento, expresando nuestro polo masculino o femenino, según que corresponda ser emisores o receptores. Es todo un arte, sin duda alguna, pero es algo que se puede aprender. Cuando el discípulo haya superado todas las pruebas y se haya hecho humilde, sabio e inofensivo, estando así receptivo a todo lo que viene de lo Alto a través de todos los seres, y por otra parte activo para eliminar todas las influencias negativas del mundo inferior, entonces todo irá mejor para él: Su Maestro y la Naturaleza podrán confiarle ya sus secretos, otorgarle nuevas fuerzas, llevarle hacia unas mejores condiciones de vida. 

PRECEPTOS ESPECIALES 

Todos los métodos que se resumen a continuación, van destinados a promover la unión con Dios y el dominio de la personalidad, ya que en esto reside la clave primordial de la evolución humana. Para mayor comodidad del lector, hemos separado los ejercicios según van destinados al cuerpo físico, al corazón o al intelecto, pero advertimos que todos ellos conservan entre sí una íntima y constante relación. Esta unidad es precisamente la esencia de la Enseñanza práctica, que va destinada a romper con toda inercia en nuestros gestos, a través de una mayor consciencia de los mismos,restableciendo así la unidad interna del ser humano en cuanto a sus pensamientos, sentimientos y actos, para dar paso a la necesaria unidad entre el hombre y la Naturaleza. A. Preceptos y ejercicios para el cuerpo Aquí se trata de rectificar los errores que se han venido cometiendo a través de miles de generaciones y de existencias, errores que están grabados de forma muy profunda en nuestro carácter. Para ello se buscará un vínculo consciente con los cuatro Elementos (Cósmicos, simbólicos), a través de las dos actitudes opuestas del cuerpo: La quietud y el movimiento. 

1.El alimento es lo que nos vincula con el Elemento Tierra (De donde proviene todo nuestro alimento físico). -Eliminar la carne y la grasa de orígen animal (Animales de sangre caliente). -Practicar el ayuno semanal (Jueves por la tarde y Viernes hasta el mediodía). -Masticar a fondo, con una respiración profunda de vez en cuando, para asimilar el “prana” o fuerza etérica y así nutrir también el cuerpo vital o etérico. -Comer en silencio, con un sentido de recogimiento, gratitud y meditación. De esta forma, la nutrición se convierte en una verdadera comunión con la Naturaleza, con los seres humanos que han contribuído a cultivar y cocinar los alimentos, con los Ángeles que han participado en el diseño y desarrollo de las plantas, y sobre todo con la Vida divina que sostiene nuestra propia vida mediante el alimento. Una plegaria al comenzar y al terminar nos vinculará con el Amor divino, fuente de toda vida. El sentimiento de gratitud nutre también nuestro cuerpo astral y la meditación hará lo mismo con el cuerpo mental. Este punto constituye un EJERCICIO ESENCIAL dentro de la nueva Enseñanza. -La preparación del alimento se considera como una acción sagrada, que debe ir acompañada por pensamientos puros, buenos sentimientos e incluso algunos cánticos, de forma que los alimentos queden impregnados de vibraciones muy positivas. -Algo semejante sucede con la acción de cultivar y cuidar las plantas alimenticias. Todo acto humano tiene que estar revestido de sabiduría y amor. 

 2. Al beber y al lavarnos, creamos un vínculo con el Elemento Agua. -A la mañana, beber un vaso de agua caliente en ayunas, o entre las comidas durante el Invierno. En caso de enfermedades infecciosas, se puede beber lo mismo en gran cantidad; el agua purifica y magnetiza de nuevo todo el organismo. -A la noche, lavarse los pies con agua caliente antes de acostarse (Con esto se renueva el equilibrio del sistema nervioso y se actúa también sobre el plexo solar). -De cuando en cuando, efectuar un lavado intestinal (durante el ayuno si es posible), para purificar el organismo. -Toda ablución o absorción de agua debe hacerse de forma consciente, es decir, acompañada de pensamientos y sentimientos apropiados (gratitud, meditación sobre las correspondencias del agua con las energías etéricas y astrales de las que ella es el vehículo, y sobre la pureza y la vida que ella nos aporta). Si así lo hacemos, toda ablución se convertirá en un bautismo, y toda vez que bebamos será una comunión. Mi “Hermana Agua”, como la llamaba san Francisco, se convertirá así en la más directa colaboradora en el proceso de la propia trasformación. 

3. La respiración es el agente que nos vincula con el Elemento Aire. -Hacer a un lado el tabaco. Buscar el aire más puro, ir a menudo a la montaña, al bosque. -Practicar respiraciones rítmicas ( 8-32-16 ), alternando las ventanillas derecha e izquierda de la naríz en series de 6, tres veces al día. * Con gratitud y meditación hasta donde sea posible, siguiendo siempre las siguientes pautas: Aspirar el Aire (8 segundos), agradeciendo por todo lo que el Aire nos trae junto con él (Vida, prana, pensamientos); Retener el aire (32 segundos) distribuyendo mentalmente las energías sutiles de las que el aire es el vehículo por todo el cuerpo, pidiendo que ellas mejoren nuestra salud y acrecienten nuestra fuerza física y mental. Al exhalar el aire (16 segundos) pedir que este soplo sea benéfico para el mundo a través de la palabra, el canto, el magnetismo y de nuestro influjo en general. De esta forma, estaremos estableciendo también una comunión con el pensamiento y el amor divinos que habitan en el aire, siguiendo el ritmo normal de recibir - guardar - dar. -Otras respiraciones especiales prolongadas o sostenidas por más tiempo, siguiendo siempre un ritmo, sólo deben efectuarse de acuerdo a los consejos del Maestro. No es conveniente entrar a practicar este Yoga si no disponemos de una guía y una supervisión apropiadas. 

4. Hay diversos ejercicios para vincularnos con el Elemento Fuego: -Asistir a la salida del Sol, del 22 de Marzo al 29 de Septiembre, participando en ella con el corazón y el pensamiento. El Sol dispensa la energía física y espiritual de toda nuestra vida (Ver más adelante los ejercicios para el intelecto). Tema para repetir mentalmente: “Así como el Sol se levanta sobre la tierra, así también se eleve el Sol de la Sabiduría sobre mi inteligencia, el Sol del Amor sobre mi corazón y el Sol de la Voluntad sobre mi cuerpo y mi espíritu.! Este es otro EJERCICIO ESENCIAL dentro de la nueva Enseñanza. -Tomar baños matinales de sol durante el verano. ---------------- * Ver: Omraam Mikhaël Aïvanhov: “La respiración, su dimensión espiritual y aplicaciones prácticas”, Ed.Prosveta -Encender las hogueras en el campo, en verano, para entrar en comunión con el Elemento cósmico más poderoso, sutil y misterioso, símbolo del Fuego sagrado, del Espíritu. -Meditar ante la llama de una vela, con el corazón y la mente abiertos como siempre a todo lo que nos trae esta llama, como un símbolo de lo viviente, lo espiritual, lo divino. 

5. Ejercicio de la quietud y el silencio Hé aquí una disciplina básica: Obtener la perfección propia del silencio, aprender a dominar los músculos y nervios, así como las pequeñas y continuas reacciones de nuestro cuerpo; Este apaciguamiento corporal nos permitirá llenar el silencio con toda la riqueza de la meditación y la apertura de nuestro corazón. Al imponer silencio en la vida externa, se puede concentrar la atención sobre la vida interna, llegando a “escuchar” su pensamiento y a percibir su sentimiento, dando paso con ello a una mayor proximidad de los Seres de lo Alto. El silencio nos vincula con las energías más elevadas, él es la morada de Dios. 

6. Ejercicios de movimiento: GIMNASIA Y PANEURITMIA. La gimnasia cotidiana (8 movimientos), busca vincular al cuerpo con las energías sutiles de la naturaleza (El movimiento es el lenguaje del cuerpo). Esta gimnasia va a equilibrar las corrientes ascendentes y descendentes, regulando la polaridad del cuerpo (izquierda y derecha), impregnándole de un correcto ritmo alternado: Recibir y dar. Al estar vivificados y magnetizados por el pensamiento particular que debe acompañar cada movimiento, este se trasforma en una magia que refuerza la salud y esparce una irradiación benéfica sobre el mundo. 

La paneuritmia consiste en una serie de movimientos rítmicos colectivos que adoptan la forma de una ronda sagrada, acompañada de una música maravillosa, con lo cual se llega al más alto exorcismo, al más completo ejercicio iniciático, dotado de una riqueza y una profundidad grandiosas. Por supuesto, su eficacia estará en gran parte en función de la concentración de la consciencia: Ella puede curar, proteger, atraer todas las bendiciones e irradiarlas sobre el mundo. Otras paneuritmias aún no practicadas en Francia, tienen una poderosa virtud mágica: Son una muestra de la gran Magia Blanca del futuro: El Pentagrama, los Rayos del Sol, etc., cuya música y letra nos han sido trasmitidas por el Maestro Deunov. 

7. Señalemos finalmente, en este ámbito de lo físico, que todo movimiento armonioso, todo gesto ponderado, equilibrado, consciente, todo trabajo manual puede servir como soporte de un trabajo espiritual, a través del pensamiento y el sentimiento que deben estar involucrados en él, acordes con el gesto particular que se realiza. De este modo, todos los trabajos de tipo doméstico, por ejemplo, así como los que se realizan en los campos y jardines, todos los trabajos de construcción y confección en cualquier materia que sea, hasta los gestos más sencillos como quitarse o ponerse la ropa, pueden adquirir un valor espiritual de primer orden, de acuerdo con el significado interno que pueden conferirles el pensamiento y el corazón, gracias a las “correspondencias” que enlazan todos los planos de la vida. El resultado que se puede obtener en concreto de estos ejercicios corporales, es la salud y la pureza, como también un refuerzo de la propia voluntad. B. Preceptos y ejercicios para el corazón Este punto es uno de los que ofrecen mayor dificultad al hombre de nuestro tiempo, más aún si se trata de un intelectual y si es un francés, habituado a la crítica, a la autodefensa, a la desconfianza absoluta de todo lo que es sentimiento, producto de dos siglos de racionalismo exagerado hasta más no poder. 

Todas las grandes Escuelas y Universidades francesas se han dedicado a desarrollar la mente crítica, con menosprecio de las cosas más bellas, de las aspiraciones más nobles, de los impulsos más sagrados. Es pues toda una educación que es preciso rectificar: la gente no sabe, o no se atreve a vibrar. Se hace indispensable: 
1.Abrir el corazón; 
2. Esclarecerlo y purificarlo. 

Abrir el corazón es dejar que este vibre, maravillado ante todo lo que es bello, lleno de compasión ante el sufrimiento. Recuperar de nuevo la espontaneidad de cara a las reacciones más nimias, como si todo fuera nuevo. Volver a ser como niños, humildes y espontáneos, respetuosos ante todas las formas de vida y todos los seres. Desinhibirnos hasta llorar de alegría o admiración frente a la naturaleza, ante un bello espectáculo, al escuchar un armonioso concierto musical o frente al Maestro. Hay sin duda algo noble y sagrado en estas lágrimas: Ellas atraen la presencia de los Ángeles. Hay un ejercicio especial destinado a abrir y expandir el corazón frente a todo sufrimiento, y consiste en ponernos constantemente en el lugar de los demás, entrar en su situación. Aquí deberá ser la imaginación la que actúa, creando una simpatía y haciendo salir al individuo de su egoísmo. Se trata de un ejercicio tan importante que es capaz de llevar al ser humano hasta la verdadera clarividencia, que es la del amor. Pero también es necesario purificar y esclarecer el corazón, hacerlo más sensible, lúcido y desinteresado, exento de toda actitud tiránica y ciega. 

El corazón debe reflejar las aspiraciones del Alma, antes que las exigencias del yo. Corresponde pues a la inteligencia trabajar sin descanso sobre el corazón, vigilando atentamente los sentimientos que vayan surgiendo en él, pero sin llegar a excluirlos y apartarlos como lo hace hoy en día. Del mismo modo que el corazón debe sostener a la inteligencia mediante su calor, así también ella debe aportar su luz al corazón, mostrándole lo que es correcto y lo que no, lo que es fruto de la personalidad y lo que no, pero sin llegar a bloquearlo, sin hacerlo a un lado. Además de estas premisas generales, hay también unos ejercicios especiales que actúan directa y eficazmente sobre el corazón: 

1. EL ARTE, y en particular la música y el canto, sobre todo el canto coral. El primer trabajo del discípulo será el de entonar los cantos místicos y mágicos del Maestro Deunov, compuestos de acuerdo con leyes muy profundas para promover nuestro desarrollo a través de la sensibilidad. Además, la unión de las voces mixtas en un gran coro representa el prototipo de la consciencia colectiva ( total entrega del individuo a una entidad superior, pero sin dejar de ser él mismo). La creación de una armonía colectiva atrae a los seres de lo Alto y ellos nos ayudan a abrir el corazón, ya que nosotros no podríamos hacer gran cosa sin Ellos, pero si llamamos en nuestra ayuda al mundo invisible, todo se nos posibilitará. Cualquier audición de música noble (ya sea clásica o romántica), actuará eficazmente en este sentido. Se trata de una magia purificante, apaciguadora, que nos ennoblece y nos lleva a vibrar en una frecuencia superior a la de la vida corriente, ayudando también a la meditación. Todo el gran arte (clásico), junto con la poesía, el teatro, etc. sirve para educar la sensibilidad, elevándonos por encima de nosotros mismos hasta el nivel de la consciencia colectiva, que corresponde a los genios. En concreto, el teatro es toda una escuela del desdoblamiento, que nos obliga a salir de sí mismos para experimentar la circunstancia de otros personajes. Pero esto no significa que sea bueno experimentar según qué circunstancia, pues no todo el teatro tiene la misma calidad. Nos referimos aquí al nuevo teatro, que seguirá las pautas de la Enseñanza de los Maestros. 

2. LA NATURALEZA: Existe un consenso general según el cual el atento contacto con la Naturaleza, saber observarla con profundo respeto, es un camino directo para desarrollar el corazón, especialmente en el caso de los niños. El cuidado de las semillas, plantas y animales, respetando hasta la más pequeña forma de vida, sirve para trabajar la facultad del asombro y la maravilla. La forma de ver la Naturaleza, de acuerdo con esta Enseñanza (Simbolismo, Vida universal, etc), revolucionará este aprendizaje afectivo y ensanchará en forma extraordinaria el amor. 

 3. EL MAESTRO: El contacto interno con el Maestro es absolutamente indispensable para elevar el nivel vibratorio de la sensibilidad, siempre y cuando la polarización se realice correctamente, lo cual significa que el discípulo debe estar receptivo, humilde como un niño, en sintonía con las corrientes más puras y poderosas que emanan de él y que él puede atraer de las esferas superiores de la Vida divina. De cara al avance y al desarrollo individual, nada mejor que contar con la presencia visible o invisible de un Maestro, que nos llevará a ser como el huevo que se incuba bajo el ala del ave, o como el niño en los brazos de la madre: El calor y la luz espiritual estarán obrando de una forma directa. Dichosos pues aquellos que tienen un Maestro, que están unidos a él, que le aman y le escuchan! 

4. Por encima del Maestro y a través de él, el supremo educador del corazón no es otro que DIOS MISMO. Y el vínculo del corazón con Dios se realiza a través de la invocación, la plegaria pronunciada, la contemplación. El Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos dejó muchas fórmulas para ayudarnos en este aspecto, en cualquier momento del día, frente a cualquier dificultad, en toda circunstancia. Estas fórmulas deberán ser pronunciadas en voz alta, lentamente, varias veces, poniendo en ello toda nuestra atención y “todo el corazón”. Ejemplos: “El amor de Dios resuelve todos los problemas.” “Dios es Amor, Dios es Sabiduría, Dios es Verdad.” “Señor, yo amo Tu Sabiduría, yo tengo fé en Tu Amor, yo pongo mi esperanza en Tu Poder y Voluntad.” “Señor Dios, vive en mí para que yo pueda llevar a cabo Tu Voluntad; Dios en mí y yo en Él, para que todo sea posible.” etc. La oración puede hacerse siguiendo un modelo fijo o adoptando aquellos que nos lleguen por medio de la inspiración. Ejemplo del primer caso es el Padrenuestro tradicional, que es en realidad una maravillosa plegaria cabalística, en cuyo significado hay que profundizar. También están la “Buena oración”, del Maestro Deunov, o la emocionante “Plegaria por la armonía universal” del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov (Ver Volúmen XIII de sus Obras Completas). 

Toda oración inspirada o inventada supone dos fases: 

1. Reconocer humildemente ante Dios las propias faltas, debilidades, errores etc, junto con la propia impotencia, tontería y egoísmo, admitiendo que sin Él no somos nada. Con esto, nos “ponemos de rodillas”, moralmente hablando. 

2. Pedir ayuda de lo alto, aunque nunca de tipo material, egoísta o mezquino; Pedir luz, calor, fuerza, salud, pero sobre todo luz, puesto que todo depende de ella. Mejor aún si pedimos por los demás, puesto que Dios desea que se establezca un vínculo consciente entre todos. Se puede objetar que, si cada uno pide por los demás bajo tal enfoque, está pidiendo a la vez para sí mismo, pero no es del todo así, ya que el objetivo del desarrollo humano es la formación de esta consciencia colectiva gracias a la cual cada individuo vive para todos sin dejar de ser él mismo. Con tal consciencia, el Reino de Dios podrá venir a instalarse definitivamente sobre la Tierra. Por encima de la plegaria se llega a la contemplación, donde el alma se abre por completo ante una gran Presencia, que puede ser o no física, sintiendo que dicha Presencia le invade por completo, como si entrara en ella el Maestro, el Sol, el Cristo. 

Todas estas prácticas van dirigidas a hacer del corazón un canal conductor de todos los movimientos del alma, hasta llegar al éxtasis. C. Preceptos y ejercicios para el intelecto Para las personas de naturaleza afectiva, que no están muy habituadas a pensar, resulta difícil leer y reflexionar sobre aquello que leen. Pero puede serlo incluso para los intelectuales, cuando hay que vaciarse de antemano de todos los conocimientos muertos e inútiles que han venido acumulando desde la infancia, con el objeto de reemplazarlos por un saber vivo. Aquí es preciso hacer una especie de “Operación Descartes” *, eliminando toda la hojarasca que ha sido trasmitida a través de la familia, la escuela, la iglesia, la universidad, la profesión, el mundo en general, para quedarse sólo con aquello que encaja bien con la Enseñanza del Maestro. Puede ser este un proceso rápido o todo lo contrario, muy lento, según el carácter de cada individuo y, para llevarlo a buen fin, es necesario estudiar y meditar. 

1. Estudiar constantemente la Enseñanza, puesto que Ella es infinita como el Universo mismo. Leer y releer las Conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, así como los pensamientos cotidianos extraídos de sus Conferencias; Leer también los libros sagrados judeo-cristianos tradicionales y en especial, el Nuevo Testamento. 

2. Estudiar, según la inclinación de cada cual, todas las ciencias de la Naturaleza, donde las ciencias ordinarias recobran su lugar legítimo, como base material para ir hacia los conocimientos más elevados. Estos conocimientos superiores están constituídos por las ciencias esotéricas, vivas o sagradas como son: la Astrología, la Alquimia, la Cábala, la Magia, que vinculan al hombre con el Universo al revelarle los grandes principios y energías de la Creación, dotándole de un material inagotable para la meditación, junto con los mecanismos prácticos para trabajar consigo mismo y con el mundo, que van a ser para él de un valor incalculable, como que representan algo seguro, justo y benéfico. 

Por eso debemos cuidarnos de juzgar estas ciencias con ligereza, al contemplar el uso erróneo que se ha hecho de las mismas, los abusos, la comercialización y las degradaciones a veces criminales a que se han visto sometidas en todas las épocas. . 

La meditación, precedida de la concentración, es aquí el ejercicio fundamental que, junto con la oración, constituyen la base de la educación espiritual en todas las religiones del mundo. En la práctica, es un ejercicio difícil para los occidentales que viven una vida tensa y agitada, dispersa y mentalmente tumultuosa, deteriorada por la influencia de los medios de comunicación (TV, radio, cine, etc.) de una forma evidente y grave. Los peligros que supone la televisión para la juventud, al lado de la música de jazz y otras danzas “modernas”, han sido ya denunciados en América, pero sin embargo existen por doquier hoy en día y amenazan con empujar a toda la humanidad hacia la desintegración mental. Existe una técnica para la concentración y la meditación, pero puede variar considerablemente de una mente a otra. 
No obstante, se pueden mencionar las fases y los puntos más destacados: Para concentrarse, hay que empezar por la inmobilidad física, dejando primero que fluya libremente todo el torrente de ideas e imágenes, pero estudiando a la vez su mecanismo y analizándolo para ir desmontándolo poco a poco, con extrema suavidad. Luego viene la relajación mental, donde se puede alternar una imágen concreta que impone la mente, con un libre flujo de imágenes, teniendo sí cuidado en descartar los pensamientos de tipo obsesivo, los cuales finalmente se eliminan por completo para dar paso a un sólo pensamiento, lo que resulta más fácil si se trata de una cosa sencilla, agradable. Pensar en aquello que nos gusta, aquello que amamos, nos ayuda a concentrar más rápido nuestra mente. Así por ejemplo, podemos empezar por concentrarnos en la imágen del rostro del Maestro. Para meditar, es preciso partir de una idea noble, elevada, luminosa, que deberá mantenerse durante largo tiempo. El Maestro Deunov comparaba la meditación con la acción de masticar el alimento; Aquí trabaja particularmente la imaginación, es decir, la fuerza creadora y organizadora de las ideas, como facultad conductora de la meditación. Por sí solo, el intelecto no es la facultad más apropiada para el conocimiento de lo real. Es la sensibilidad la que puede percibir y experimentar lo real. Corresponde al intelecto crear imágenes, fijar un modelo ideal, elaborar proyectos que, sin existir ahora, pueden ir cobrando existencia gracias a él. Si evocamos por ejemplo un color: el azul, o una virtud: la paz, hay que traer a la mente las imágenes que nos proporciona la memoria y la experiencia respecto a esta idea concreta, dándoles fuerza ,calor, vida, ampliándolas a través de la reflexión y el análisis, haciendo que vibren con insistencia, concentrándonos en ellas y pidiendo ayuda a los seres de lo Alto. 

Todo ello va encaminado a la creación de un nuevo estado de ánimo, que nos permita sentir por ejemplo el efecto de una gran paz interior, o la pura armonía que trasmite el color azul, o una iluminación interna que trae nuevas ideas, intuiciones, inspiraciones, toda una nueva riqueza para la propia trasformación. Ejemplos de temas para la meditación: -Todo lo relativo al alimento (durante las comidas); 

Los cuatro Elementos, los siete colores, todas las virtudes, el Padrenuestro, los textos de san Juan, los Grandes Seres más evolucionados que nosotros, (Maestros, Santos, etc), las Jerarquías divinas, la Santa Trinidad, la Madre divina o Vírgen cósmica, el Cristo... Y sobre todo el Sol naciente. En efecto, el Sol es un reflejo de Dios, una imágen del Cristo, es a la vez el corazón y la cabeza de nuestro mundo, la Fuente de nuestra vida. La meditación podrá ser extensa y poderosa a la salida del Sol en Junio, en el verano. Podemos imaginar un puente que nos lleva al Sol, proyectar nuestra propia imágen como si estuviéramos allí, en el Sol, mirando hacia la Tierra y viendo nuestro ser físico junto con la personalidad que hemos dejado allí. También podemos imaginar que ayudamos a repartir sus rayos benefactores, identificándonos con su luz pura, sutil, veloz, poderosa, fiel, vivificante, etc. Pero más que imponernos un tema de forma artificial, debemos adquirir el hábito de vaciar por completo nuestra mente para recibir el tema que el Cielo mismo nos quiere enviar en ese momento, que será sin duda alguna el más conveniente y apropiado. 
El resultado de estos ejercicios es hacer del intelecto un canal conductor de la Mente divina, ese gran Mago de la evolución. 

 TRABAJOS Y EJERCICIOS COLECTIVOS 

El objetivo de la Enseñanza de la Fraternidad Blanca Universal consiste en la práctica en preparar a los seres humanos para la nueva cultura, creando en ellos una consciencia colectiva, en la que es primordial el trabajo en común. “Cuando esteis dos o tres de vosotros reunidos en Mi nombre, Yo seré con vosotros”. Esto significa, entre otras cosas, el acto de unirse para una labor común de tipo espiritual, desinteresado, que abra las puertas a esa nueva consciencia, de forma que ya no sean tres sino un sólo ser, un nuevo ser de mayor belleza. Esta es la verdadera consciencia cristiana, el auténtico amor fraternal. 
Los hermanos de la Fraternidad Blanca Universal realizan toda clase de trabajo en equipo, ya sean trabajos manuales o intelectuales. Pero esto no es algo tan nuevo, puesto que forma parte esencial de la convivencia entre los “boyscouts”, por citar un ejemplo. La diferencia estriba en que aquí los trabajos giran alrededor de una labor común que está por encima de todos los individuos: la Obra del Maestro. Además, los hermanos deben acostumbrarse a:

A. Comer juntos, respetando las normas de la buena nutrición (ya expuestas en una sección anterior). Son también recomendables los “ágapes” o reuniones semanales. 
B. Orar, cantar, meditar y permanecer en silencio, todo ello estando juntos. 
C. Asistir a contemplar la salida del Sol, del 21 de Marzo al 29 de Septiembre. Esta es la disciplina esencial para el discípulo de la Fraternidad Blanca Universal, que constituirá la regla de oro de la nueva cultura. Los ejercicios pueden realizarse de diversas formas, pero la más completa incluirá -de un modo gradual-, la gimnasia y, de ser posible, la Paneuritmia, la respiración, el canto, la oración, la meditación, la contemplación, la identificación. Más tarde, después de tomar el desayuno en común, cada uno puede dedicarse a sus ocupaciones personales, estando lleno de energía, gozando de una paz y una riqueza incomparables. 
D. Aprender a resolver todos los asuntos propios de la vida en común según las reglas del Amor y la Sabiduría, superando los inevitables conflictos y fricciones que son producto del espíritu individualista de Occidente. Se llega así a consolidar una estricta y fructífera disciplina, que no tiene parangón en el mundo actual, mientras que, por otra parte, se aprende a amar a los demás hermanos. Durante la temporada de verano en el campus de Bonfin, es donde estos ejercicios se practican al máximo, gozando del clima seco y soleado, en medio de la paz del bosque. Añadiremos ahora algunas indicaciones útiles para el trabajo semanal de los diversos grupos de hermanos en cada localidad: Esta labor no consiste propiamente en ejercicios, sino en una aplicación de los ejercicios anteriores, y tiene como fin crear un ámbito donde las fuerzas “blancas” puedan irradiar sobre el mundo, purificándolo, aumentando el nivel de luz, de pureza, de amor, de forma que les permita luchar contra las innumerables fuerzas de la oscuridad, contra todo el piélago de impurezas y malos sentimientos en el que se halla sumergido el mundo, como en un océano. Pero también se proponen construir antenas capaces de captar las energías divinas, nutrirse de ellas y poderlas difundir ampliamente por todo el mundo en forma anónima, para el uso particular que el Maestro quiera darles, puesto que él más que nadie sabe concentrarlas y dirigirlas conforme a la Voluntad de Dios. 

El gran mérito de esta labor radica en que los que en ella participan no esperan ver directamente sus resultados, siendo así un trabajo totalmente desinteresado. Sin embargo, ellos serán los primeros en beneficiarse, ya que van a sentirse de inmediato restaurados, esclarecidos, vivificados. Después de una labor de grupo como esta, uno debería salir animado, feliz, apaciguado y más fuerte que cuando empezó el trabajo. Pero para que así sea hay que tener en cuenta ciertas reglas: 

1. Prepararnos en casa, antes de ir a la reunión, haciendo a un lado todo tipo de inquietud personal y concentrándonos para poder aportar al grupo toda la energía disponible, toda el alma, toda nuestra presencia. 

2. Practicar profundos silencios y eliminar toda discusión, toda conversación particular o personal.Unirnos a través del pensamiento y el sentimiento con otros hermanos de distintos pueblos y ciudades, y por supuesto, con el Maestro. 

3. Comenzar por una serie de oraciones, que pueden ir alternadas con cantos: Padrenuestro, “Bendiga mi alma el Señor”, “Buena oración”, “Espíritu divino”, “Salmo 91”, “El señor sea bendito”, AUM. 

4. Entonar algunos cantos del Maestro Deunov, de carácter profundo, que nos ayudarán a elevarnos hacia el Espíritu divino. 

5. Escuchar alguna conferencia del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, que podrá ser comentada por el jefe de grupo, evitando que los comentarios generen una discusión o conversaciones personales. 

6. Meditar sobre el tema expuesto en la conferencia. 

7. Entonar nuevamente otros cantos, escogiendo ahora aquellos que sean más animados y alegres, que nos ayudarán a bajar del Cielo a la Tierra, para irradiar y expandir la alegría y el buen tono. 

8. Conservar al máximo este ánimo positivo al salir de la reunión, junto con la tónica desinteresada y colectiva. Tal es el plan de trabajo para el discípulo de la Fraternidad Blanca Universal. En las conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov se podrá encontrar todas las explicaciones necesarias, todos los detalles y otras reflexiones de gran valor educativo, relacionadas con las experiencias concretas de la vida en la Fraternidad Blanca Universal francesa, durante mas de medio siglo. Allí se expone, de una forma familiar y sencilla, toda una “documentación” valiosísima, acerca de todo lo que se ha venido tratando en este breve opúsculo, que sólo intenta ser una guía, un resumen de puntos básicos para tener una somera idea de lo que puede ser la Sabiduría y el Amor de nuestro Maestro. Sería un grave error pensar que todo ha sido dicho y resumido aquí, bajo esta apariencia de síntesis, pues se trata sólamente de una orientación que señala los puntos fundamentales de una Enseñanza grandiosa, infinita, que va ganando en altura y profundidad a medida que el discípulo va ensanchando su propio nivel de consciencia. 

A los que se decidan a vivir esta nueva experiencia de vida colectiva, con todas sus alegrías y dificultades, les serán revelados poco a poco los grandes secretos de todas las Iniciaciones y todos los Sacrificios que han jalonado el camino de los Grandes Maestros. No hay otro camino distinto al auténtico camino de Aquel que dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. No hay otra Enseñanza como esta, capaz de englobar todos los conocimientos, todas las experiencias, todas las posibilidades, desarrollando al mismo tiempo el verdadero amor fraternal. Incluso podríamos profetizar que llegará el día, y no está muy lejano, en que las enseñanzas espirituales de todas las sectas, de todas las teosofías, de todos los “franco-tiradores del Espíritu” y también de todas las iglesias, volverán a reunirse y se fundirán por fín en esa inefable corriente de Luz y de Fuego que viene a todos nosotros desde nuestro Padre celestial, a través de su Hijo, es decir, de Su Amor, encarnado en los Maestros, y del Espíritu Santo, que porta la llama de su Sabiduría, la cual llegará también algún día a cada individuo, en recompensa por sus esfuerzos y sacrificios! 

APÉNDICE A PROPÓSITO DE LOS “MAESTROS” 

Respecto a los Maestros, suelen darse las siguientes objeciones: ¿Porqué es indispensable seguir a los Maestros? ¿Cómo probar su existencia? ¿Cómo reconocer a un verdadero Maestro? Veamos cómo se puede responder escuetamente a estas preguntas: 

1. La necesidad de tener un Maestro en la vida individual no debería ni siquiera ser discutida. En cuanto a la vida colectiva, no hay más que observar la impotencia general de la humanidad para resolver los asuntos colectivos (Sociales, políticos, internacionales), para lograr la estabilidad sin necesidad de destruirse unos a otros o de explotarse mutuamente. Todo esto se basa en la inconsciencia, la ignorancia o la inmoralidad congénita de las gentes. En última instancia, todos los problemas colectivos tienen su orígen en los defectos inherentes a la educación de los individuos. Ahora bien, hasta el presente las instituciones humanas responsables de la educación individual han fallado, y esto lo prueba la experiencia: 

A. La ciencia oficial, tal como se enseña en las escuelas y universidades, está llena de doctrinas pedagógicas demasiado ambiciosas e ineficaces, con un intelectualismo exacerbado, separado de la vida, una orgullosa ignorancia de la verdad natural del hombre, un materialismo oficial que intenta comercializar hasta el alma, reduciendo al ser humano al nivel de un robot, es en fin, una ciencia incapaz de construir hombres reales, almas vivientes. Si las hay, es seguramente a pesar de la ciencia! 

B. Las religiones actuales, con sus tradiciones obsoletas, sus formas y ritos separados también de la vida, sus compromisos con la política, las finanzas y los poderes terrenales ya de por sí tan sospechosos, su funcionamiento movido por intereses creados, sus teologías doctrinarias o muertas, en una palabra, su materialismo, son también incapaces de orientar a las conciencias ávidas de luz o de inspirar a las almas sedientas de amor. En tal estado de cosas, ¿Donde hallar la salvación? Sólo es posible encontrarla acudiendo a los auténticos pedagogos y psicólogos, a los profesores competentes y coherentes en todos los aspectos de su vida, los Maestros contemporáneos, aquellos cuyo mensaje se adapta a nosotros y especialmente aquel que la Providencia nos ha enviado! 

De este modo, en vez de seguir por la vía de la desesperación, resultaría más prudente para la humanidad ingresar a la Escuela de los Maestros que son los únicos capaces de resolver sus complejos problemas.  

Por lo que hace a la existencia real de los Maestros, de la que los teósofos han sido pioneros en afirmarla de una forma sistemática, no se trata de probarla (pues no se prueba lo que existe!), sino de aceptarla por diversos caminos: A. Mediante la lógica, observando la escala de la humanidad y la jerarquía de las consciencias, desde el salvaje hasta el hombre civilizado (ver el tema de la Gran Escala), y realizando una interpolación; No existe razón alguna para que esta escala no pueda prolongarse más allá del genio y del santo, del mismo modo que se prolonga hacia abajo. 

B. Mediante la Historia: Los “Grandes Iniciados” se destacan a lo largo de la historia de la humanidad, por encima de los héroes y los santos. Muchos científicos se han interesado en estos últimos años por investigar la importancia de estos grandes “profetas” y “misioneros” del Espíritu, en la creación de las culturas y del verdadero progreso humano, entre ellos podemos citar a Henri Bergson, Henri Berr, Jean Przyluski y Lecomte du Noüy; pero la mayría de los sabios y científicos, incluso entre aquellos más espiritualistas, ignoran aún la existencia y la naturaleza de los “Maestros”, los hombres más evolucionados de la Tierra. 

C. Mediante la documentación actual, que nos informa particularmente acerca de los Maestros hindúes. Recomiendo especialmente la lectura de un libro famoso en este campo: La experiencia liberadora, escrito por el Dr. Roger Godel (1952). Pero también han existido Maestros en Francia, en Suiza, al final del siglo XIX, grandes taumaturgos y clarividentes cristianos sobre los cuales es fácil informarse si se quiere. 

D. Por medio de la experiencia personal, a través de un contacto directo y prolongado, con todo lo que esto puede revelarnos. (Ver más adelante) E. Mediante una sincera labor de autocrítica, conducente a desenmascarar en uno mismo las verdaderas razones que inducen a los Occidentales a negar la existencia de los Maestros, o a rehusar acercarse a Ellos. Dichas razones pueden ser de tres clases: La pereza o la inercia, que no quiere ver la verdad allí donde ella está, ni vencer los hábitos y prejuicios del pensamiento y la vida; El temor, el miedo a verse obligados a cambiar su propñia filosofía y su manera de vivir, o el de renunciar al confort y a los placeres terrenales. También está el temor al “qué dirán”, a la opinión pública, el miedo a disgustar a quienes amamos (con un amor equivocado, por supuesto); Por último, está el orgullo intelectual, moral y espiritual, unido a un prestigio personal que rehusa admitir una superioridad sobrehumana viviente (Sólo se admite la de los muertos, puesto que ellos no pueden venir a verificar la forma en que vivimos!) El hecho es que el hombre moderno y “civilizado” se niega a reconocer otro maestro diferente a él mismo! 3. La tercera pregunta es quizás la más importante: ¿Cómo reconocer al auténtico Maestro “blanco”, vivo, en medio de la multitud de impostores que se llaman a sí mismos “maestros espirituales”, y que no son más que aprendices o falsos maestros, o incluso maestros “negros”, que pululan por doquier en esta época? Pues de dos maneras: a. Objetivamente, observándoles, estando cerca de ellos, no con un espíritu crítico y negativo sino con mente y corazón abiertos. 

Lo que caracteriza a un Maestro “blanco” no son los conocimientos, ni siquiera los milagros o las facultades psíquicas supranormales que tanto impresionan al ser humano ordinario (Y que sin duda tienen un gran valor) No! Son las tres cualidades siguientes, que revelan todas su extrema pureza interna: 
El perfecto discernimiento, el absoluto desinterés y la estabilidad, frente a toda clase de obstáculos, circunstancias, humillaciones, tentaciones, persecuciones y otras muestras de la ingratitud humana. Tal estabilidad también podría llamarse fidelidad, con todo lo que dicho término comporta de fuerza, de belleza y amor. Estas fueron las cualidades de Jesús! En este mismo ámbito objetivo, cabe también observar a los discípulos del Maestro, la manera como ellos se trasforman, se esclarecen, se suavizan poco a poco (Esto sí que es un verdadero milagro, a los ojos de aquel que conoce la resistencia humana al cambio!), y también fijarse en las obras terrenales del Maestro (Centros espirituales, conferencias, música, etc.) 

Hay quienes al escuchar aquel canto llamado Hodi hodi, han reconocido en su autor a un Mago inspirado por Dios y han viajado a Bulgaria para tomar contacto directo con el Maestro Deunov! Por su parte, quienes han escuchado y leído las conferencias del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, encuentran en ellas un lenguaje y un acento únicos, inspirados por un amor y una sabiduría trascendentales. Los que vivieron a su lado pudieron comprobar su estabilidad a toda prueba! b. Pero también es posible reconocer sujetivamente al Maestro, por lo que nos aporta directamente a nosotros, por aquello que sentimos, por lo que vivimos y comprendemos gracias a él. Hé aquí el criterio por excelencia, sólo que se trata de algo individual e intrasferible! El Maestro Blanco nos aporta: 

1. La luz, respecto a nuestro destino y a todo nuestro ser, incluso en su aspecto subconciente, como si nos sometiera a un psicoanálisis, pero de una forma muy suave y sutil. 

2. El calor que proviene del amor inmenso en que nos envuelve como una madre, y que le permite sustentarnos, reconfortarnos y vapulearnos incluso sin que sintamos dolor alguno 

3. La fuerza, el impulso, el tono vibratorio que trasmite su palabra, su ejemplo, su sóla presencia. 

4. La libertad, puesto que él nos libera de todos nuetros obstáculos internos y externos, y nos hace libres, estando a su cuidado. Precisamente, una de las cosas que más distingue a un maestro blanco de uno negro, es que este último siempre nos constriñe y limita, haciéndonos esclavos de nosotros mismos, de una organización o de él en persona, mientras que el primero nos concede absoluta libertad e iniciativa, sin presión alguna ni coerción de ningún tipo. El Maestro blanco nos ayuda, pero sin obligarnos jamás, incluso él mismo se encarga de enseñarnos los medios para verificarlo! 5. Un último criterio, lo constituye la Paz que irradia el verdadero Maestro, simplemente con su presencia; esta paz actúa como un conjuro que disuelve los problemas, alivia los sufrimientos, aleja las malas influencias y parece purificarlo todo! ¿Cúal fué sinó el último legado del Cristo a sus discípulos? “Mi paz os dejo, mi Paz os doy”. Para los que han experimentado esta paz inefable, no es posible ninguna duda acerca de la autenticidad de aquel a quien la Providencia les ha confiado!

ALFRED LAUMONIER 

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