jueves, 21 de febrero de 2019

Los Oráculos Caldeos - Fragmentos y comentarios



Los Iniciadores 

En la frontera entre el mundo inteligible y el mundo sensible existen los Iynges -seres misteriosos cuyo nombre podría traducirse como Ruedas, Remolinos e incluso Urladores-. Como en los tres Principios regidores me parece detectar una correspondencia con los creadores, preservadores y destructores, o más bien regeneradores (perfeccionadores o acabadores) de la teosofía hindú, llamaré a estos Iynges «Iniciadores», en el sentido de quien Comienza o Establece el impulso inicial. 

Ante todo, es menester dejar por sentado el significado del léxico que usaremos al tratar este tema tan enigmático, advirtiendo al lector que su atención podría estar centrándose en un aspecto equivocado de las cosas, es decir, interpretar un sentido de pequeñez y superstición, allí donde los Oráculos intentan transmitir una revelación de una cierta grandeza. Iynx es el ave al que llamamos torcecuello. Se lo denominaba iynx en griego debido a que emite un agudo chillido, mas en castellano se conoce como torcecuello haciendo referencia al movimiento que ejerce con la cabeza. 

Iyge y iygmós son términos usados para describir gritos, chillidos, alaridos, tanto de alegría como de dolor, incluso para definir el silbido de las serpientes. Se dice que los magos de la antigüedad solían atar el torcecuello a una rueda, y creían que haciéndola girar arrastraban también, junto al ave, el corazón de los hombres y lo encadenaban a la obediencia. Por consiguiente, esta rueda mágica se usaba frecuentemente como medio para recuperar amantes infieles. Esta práctica se llamaba la escena del pájaro mágico o la curiosa rueda mágica. Se ligaba el desafortunado pájaro a la rueda con las patas y alas estaqueadas en cruz, de modo que formara cuatro rayos. Esto le daba la apariencia de un águila con las alas desplegadas. 

Así, la palabra iynx tomó el significado de un suspiro encantador, hechicero y apasionado. 
Según parece, la idea de base fue la de una «rueda alada» que emitía sonidos, lo que recuerda a las criaturas aladas o las ruedas en la famosa Visión de Ezequiel, quien asistió a la mística escena en Babilonia. Esto sugiere que, probablemente, había captado algunas reminiscencias del simbolismo de los misterios caldeos. Resta un enigma por descubrir: cómo se introdujo inicialmente el torcecuello y cómo, luego, asumió el papel preponderante. Acude a la mente la historia del becerro en el rito védico, el cual molestaba tanto durante la ceremonia que oficiaba el sabio, que éste tuvo que atarlo a algún sitio para poder continuar con la celebración. ¡Este incidente casual se convirtió finalmente en el rasgo principal del rito!

 Una cosa cierta es que los Iygnes de los Oráculos Caldeos no tienen nada que ver con los torcecuellos; por lo tanto, pondremos énfasis en traducirlo como Ruedas o Iniciadores. Probablemente, fueron ideadas como Esferas de Vida que daban vueltas como un remolino, desde el centro hacia afuera, en todas las direcciones, y después de haber alcanzado los límites del borde o periferia, volvían, girando, al centro del cual habían partido. Quizá también fueran concebidas como Globos Alados -una figura familiar en el arte de Babilonia y Egipto- que simbolizaban poderes del Aire, a mitad de camino entre el Cielo, el Gran Borde y la Tierra, el centro fijo. En otras palabras, eran los Niños del Eón. 

Un antiguo escritor anónimo sostiene  que es la mezcla del orden intelectual (o gnóstico) con el orden inteligible (o ideal) lo que hace «brotar» al inicio el Único Iynx, y luego los tres Iynges definidos como paternales e inexpresables. Esta mezcla representa la unión de los prototipos que distinguimos como sujeto y objeto en el mundo sensible de la diversidad, es decir, lo que llamaríamos, en el plano de la realidad, la energía de la Mente capaz de reflexionar sobre sí misma. 
Este escritor también define el Iynx como «el Único que trae consigo los tres Abismos» (lo cual está señalando una naturaleza eónica), y agrega que esta jerarquía del tres-en-uno es la que divide los mundos en tres -a saber, empírico, etéreo y terrenal. El aporte de Damascio refina y complica la idea al señalar que «la Mente del Padre propone [en la escena de la manifestación] el orden de la tríada -Iynges, Sinoques, Teletarchae-», términos que podemos traducir, tentativamente, como Remolinos, Aquello que mantiene unido y Lo que Perfecciona. 

Ya hemos mencionado los Sinoques anteriormente; en cuanto al término Teletarchía es usado por los escritores eclesiásticos como sinónimo de Trinidad. 
A Orfeo se lo considera un teletárches en cuanto fundador de misterios o actos de perfeccionamiento. El significado esencial que yace detrás de los nombres de los miembros de esta tría da sugiere -como ya se dijo- las ideas de creación (o, preferiblemente, comienzo), preservación (o mantenimiento) y finalización (o perfeccionamiento o acabado). Damascio piensa que las últimas palabras de los siguientes dos versos se refieren a la tríada del Único Iynx. Muchas son aquellas que de un salto suben a los mundos resplandecientes; entre ellas están las tres excelencias [o alturas]. 

El significado de la primera cláusula es dudoso. Tampoco queda claro quiénes son las «muchas”. Podría referirse a la existencia de Iynges huéspedes o subordinados. Por el contrario, puede que no tenga ninguna correlación con estas figuras de la Naturaleza de los Iynges en el Camino del Descenso (o sea, en la consecución de la manifestación) y, en cambio, podría referirse a las almas que en la Ascensión ganan su camino hacia los mundos resplandecientes o Mundos de Luz y, conscientemente, se convierten en Iynges. De acuerdo con la opinión de Damascio y Proclo, la Orden de los Iynges se caracteriza por poseer ambos poderes, el de proceder o emanar y el de reunir o contraer, es decir, fusionan los conceptos de expansión y contracción, de exhalación e inspiración; más que nada son Inteligencias libres. 

Los Remolinos [Iynges] creados por el Pensamiento del Padre también son inteligentes [o gnósticos] en sí mismos, movidos por Voluntades inefables, imposibles de entender. 
Los Remolinos son creados por el Pensamiento Divino, como Hijos de la Voluntad y el Yoga, y procrean a través del pensamiento; nacen de la Mente y dan a luz a otras mentes. El epíteto que los caracteriza es «Inefables» o «Inexpresables». Más adelante, los Oráculos los llaman «veloces», y se dice que proceden del Padre y que corren velozmente y desean ardientemente llegar al Padre. 
Son los Poderes del Padre, en relación a los cuales Proclo sostiene: Pues no sólo estas tres divinidades {o naturalezas divinas} se manifiestan a sí mismas y se contraen {a partir de la manifestación} sino que son también, de acuerdo a los Oráculos, Guardianes [o Vigilantes o Protectores] de las Obras del Padre -si, de la única Mente que se crea a sí misma. 

Según Proclo, Iynx, en su significado esencial, denota «el poder de la transmisión», lo que, para los Oráculos, representa «el sustento de las fuentes». 
La misma idea se trasluce en el siguiente verso: Porque todo el cosmos tiene sustentadores inflexibles e inteligentes

El significado aparece suficientemente claro cuando Proclo, en otro contexto, afirma que la Orden de los lynges «tiene un poder de transmisión, [es decir, de intermediario o transportador], como lo llaman los teólogos, de todas las cosas desde el Orden Inteligible [o Arquetípico a la Materia], y nuevamente de todas las cosas desde la Materia a lo Inteligible». En otras palabras, existe un vínculo directo entre lo Divino y lo físico, y en alguna medida se sugiere la idea de la existencia de Ángeles o Mensajeros, sean éstos Ruedas, Remolinos o Vórtices -por una parte relacionados a átomos vortiginosos y por otra parte a individualidades-. Además, aunque se manifiesten en el tiempo y el espacio, en esencia, es prácticamente imposible ligarlos a ideas de extensión en el espacio y de secuencia en el tiempo. Porfirio ha conservado un curioso oráculo que dice:  

Con ritos secretos extraemos el iynx del éter. 

Sin embargo, este verso podría provenir de alguna fuente Teúrgica o de la Magia helenizada y no del Oráculo. Es posible que lo mismo ocurra con el siguiente verso citado por Proclo: Sed activos [o actuad] alrededor del objeto girante de Hecate. Es difícil establecer el significado exacto de strophalus, si bien en algunos casos podría significar trompa.  
Así, en los Misterios, las trompas estaban incluidas en los juegos místicos del joven Baco, o Iacco y, entre otras cosas, éstas representaban las estrellas fijas y los trompos, los planetas. 
El Iynx era considerado activo o energizante en los tres planos -empírico, etéreo y terrenal. 

LOS SUSTENTADORES 

Aunque los comentaristas neoplatónicos elaboraron otras dos jerarquías similares a partir de los Sinoques y Teletarchae, ambas deberían considerarse como variaciones de esta misteriosa Orden de los Iynges. En la manifestación, de uno se pasa a tres, y de ahí a muchos, como se lee en un pequeño fragmento del Oráculo: Mejor dicho, tantos como se encuentran sujetos a los Sinoques de la esfera hilética [o terrenal]. Este verso representaría simplemente los Poderes que mantienen todo unido, o contraen o reúnen las cosas materiales; y, una vez más, se los identifica con los Iynges, que reúnen en sí las Inteligencias creativas, preservativas, destructivas o perfeccionistas de la Mente Paterna. 

El Oráculo los simboliza con la expresión «Sus Luminosidades» queriendo dar el sentido de Rayos o Inteligencias. Sin embargo, la palabra Presteres (Luminosidades) estaría, gráfica y literalmente, mejor representada por Ardientes Torbellinos (o tromba marina), los cuales, nuevamente, representan los Iynges o Remolinos o Torbellinos o Ruedas que giran en todas las direcciones. 
En relación a esto el Oráculo dice: Todas las cosas se rinden a los Sabios Remolinos de Fuego del Fuego Omnisciente [es decir del Padre], sujetas a la Voluntad del Padre que las incita a obedecer. Como hemos visto anteriormente a estos Remolinos, representados por los Sinoques -es decir, en el sentido de poseedores del poder de mantener las cosas unidas- también se les llamó «Guardianes», y esto surgió de los siguientes versos: Él dio a Su propio Remolino de Fuego el poder de vigilar las cumbres, fusionando con los Sinoques el verdadero poder de Su propia Fuerza. En este contexto «las cumbres» representan el aspecto creativo de estos mismísimos Iynges; o sea, la cumbre de una serie que comprende los aspectos creativos (o iniciador), preservativo (o guardián) y perfectivo (regenerador o que lleva a la completa realización) De este modo, Damascio sostiene que la entera Orden Demiúrgica -es decir, la orden de las cosas en génesis- estaba cercada por lo que los Oráculos llaman «la Guardia del Remolino de Fuego». 

En resumen, representa el poder de mantener las cosas unidas (¿equivaldría a la gravitación en el aspecto «vivo» de las cosas?). Se refiere fundamentalmente al gran Poder del aspecto Materno de las cosas; pues, como ya hemos visto anteriormente, la Gran Madre es: Fuente de todas las Fuentes, Vientre que mantiene unidas todas las cosas. En conclusión, la porción creativa de los Iynges reside en el aspecto Paterno; aquella preservativa (o Sinoques), en el aspecto Materno y la que perfecciona o lleva a la compleción (Teletarchae), en el aspecto que representa al Hijo. Damascio corrobora esta conclusión cuando, al hablar de los Sinoques, dice que los Oráculos los llaman los «Hacedores de la totalidad» (holopoioí), es decir, que los relaciona con la idea de la totalidad y de la unidad, de la sustancia esencial de las cosas y, por ende, con la noción de Eón. 

Por supuesto, las categorías simbólicas de Padre, Madre e Hijo son, en verdad, distintos aspectos de Un único Misterio, Aquello que conoce sólo a sí mismo y, sin embargo, está más allá del conocimiento. Refiriéndose a esto Proclo escribe:  Incluir {contener, preservar} todas las cosas en la única excelencia {o cumbre} de Su propia subsistencia, ya que, de acuerdo al Oráculo, Él mismo perdura por encima de todo. 

LOS ACABADORES 

Según Proclo, los Poderes Perfectivos o Teletarchae se dividían de la misma manera que los Sinoques (y que los Iynges); es decir, que nuevamente nos enfrentamos a la misma situación, considerando ahora el aspecto Filial de ésta. Los comentaristas neoplatónicos elaboraron una división triple, e incluso una en siete partes, de este orden o jerarquía. Siempre en la opinión de Proclo, al considerar la energía Teletarchica, o actividad, como una tríada, se descubre que su primera cualidad está relacionada con la sustancia esencial o más sutil, la Empírica, y, como tal, desempeña el papel de Conductora o Guía del «pie de Fuego» [¿tarsón?] -siendo ésta una simple frase poética para definir el primer contacto del Fuego con la sustancia-. Su segunda cualidad, al abarcar principios, fines e intermedios, perfecciona el Éter, y la tercera se refiere a la Materia Primordial (Hyle), aún caótica e informe, a la cual también perfecciona. 

Partiendo de ésta y de otras elaboraciones similares, es posible descubrir que se consideraban tres Teletarchs, íntimamente ligados a los Sinoques y, en consecuencia, a los lynges. 
La calidad de unificador o de mantener las cosas unidas del poder de los Sinoques resulta definida y delimitada por la naturaleza perfeccionadora del poder Teletarchae: Las cosas dispuestas por Orden de Necesidad en principio, fin e intermedio. En relación a esto es interesante citar una frase que Proclo seguramente extrajo del Oráculo, la cual se conecta a la Ascensión del alma individual y no a la cosmogénesis, a la perfección en los Misterios y no a los Misterios que perfeccionan el mundo: Él, el Amo del Alma, quien pone sus pies en los reinos etéreos, es el Perfeccionador [Teletarch] . Finalmente, Proclo atribuye los siguientes versos a los Teletarchs: Mejor dicho un Nombre de augusta majestad, que con un remolino insomne salta hacia los mundos a causa de la repentina Anunciación del Padre. 

En algún pasaje de su libro Proclo se refiere al «Nombre Transmisor que se lanza a la actividad en los mundos ilimitados»; y en otro fragmento, ya citado anteriormente, asigna este nombre a los Iynges. Es evidente, según manifiesta Damascio,  que esto se conecta con el concepto de los «Intermediarios situados» entre el Padre y la Madre, los cuales, en su condición de Teletarchs, son perfeccionadores y gobiernan sobre todas las perfecciones o ritos de perfección de los Misterios. 
Analizados los más altos Principios o Poderes Gobernantes del Mundo Sensible, los comentaristas continúan hablando de una sucesiva división de los Dioses en Dioses dentro de las Zonas y Dioses más allá de las Zonas; mas no existe ningún verso del Oráculo que confirme esta hipótesis. 
Lo más probable es que simplemente fueran clasificados de acuerdo a la relación de sus facultades con las Siete Esferas o más allá de ellas. 

LOS DAIMONES 

Según Olimpiodoro, los poderes menores se dividían en Ángeles, Daimones y Héroes. 
No se han encontrado fragmentos acerca de los Héroes, mientras que las referencias a Ángeles y Daimones a veces son algo confusas. Con relación a las Daimones podemos citar el siguiente verso: 

La Naturaleza nos persuade de que los Daimones son puros, y las cosas que crecen de la materia perversa son útiles y buenas. 

Kroll sostiene que esto significa que la Naturaleza nos engaña haciéndonos pensar que los Daimones perversos son buenos. Sin embargo, otra interpretación nos llevaría a pensar que, desde el punto de vista del Hombre, los Daimones pueden ser buenos o malos, mas de acuerdo a la Naturaleza son puros, indiferentes y no morales. Es decir, sus facultades están condicionadas por la naturaleza del hombre. Son entidades no humanas y dentro de ellas existe una escala, desde la más baja a la más alta. 

LOS PERROS 

Los Oráculos llaman a algunos de los Daimones “Perros”. En relación a esto es posible citar un interesante pasaje de Lydus:  

y por consiguiente la tradición del Discurso Místico [¿los Oráculos?] sostiene que Hecaté {la Madre del Mundo} tiene cuatro cabezas que hacen referencia a los cuatro elementos. Así, la cabeza del Caballo que exhala aliento de fuego representa la esfera de fuego; la rugiente cabeza del Toro, un cierto poder rugiente de la esfera de aire; la amarga e inestable naturaleza de la Hidra {o serpiente de Agua}, la esfera de agua; y la naturaleza punitiva y vengadora del Perro la esfera de la tierra. 

La última frase esclarece en algo la figura análoga que Anubis tenía en la tradición psicopómpica egipcia, y también el siguiente fragmento de los Oráculos señala: 

Los Perros terrestres surgen del Vientre de la Tierra y nunca muestran un signo verdadero hacia lo mortal. 
Es imposible determinar el significado preciso de esta frase fuera de su contexto. Así, los Perros son los guardianes inteligentes de los secretos de varias tradiciones de misterio; están siempre vigilando. En algunas ocasiones, a los Guardias Externos de la Adyta, sitio donde se celebraban los ritos místicos, se les llamaba Perros. Mucho más podría decirse acerca de este simbolismo, comenzando por Anubis y el Perro-mono de Thoth Perro era un nombre de Honor en los Misterios. 
Por ejemplo, los pitagóricos denominaban a los Planetas, los Perros de Perséfone; para referirse poéticamente a las chispas decían los Perros de Hefesto; 

Las Euménides eran consideradas Perros y las Arpías Perros del Gran Zeus. 

Esto quizá proporcione algo de claridad al Oráculo que nos interesa; sin embargo, en los oráculos en general, parece que Perro era un nombre genérico con un significado más amplio que en el simbolismo que usa Lydus; a menos que supongamos que para él la esfera tierra se extendía hasta la Luna, de manera que se configuraran tres «planos» -terrenal, acuático y aéreo-, cada uno de los cuales con sus propios Perros. Acerca de este argumento, Olimpiodoro escribe:

«De los espacios aéreos comienzan a nacer los Daimones irracionales. » Y también los Oráculos dicen: Ella [¿Hecate?] es la Conductora de los Perros aéreos, terrestres y acuáticos

Kroll se refiere a estos últimos Perros con el epíteto de Caminantes sobre el Agua, el mismo que cita Proclo, basándose en los Oráculos, en el siguiente pasaje: 

«El término acuático aplicado a las naturalezas divinas significa el dominio indiviso sobre el agua; por lo cual el Oráculo también los llama Dioses Caminantes sobre el Agua».  

Sin embargo, queda claro que se refiere a un dominio mucho más alto que aquel de los Perros. 
Estos Daimones inferiores existían no más allá de la Luna, o sea, en lo que se considera el reino de la naturaleza impura o de la materia prima. Más allá de la Luna, los Daimones eran de un orden más alto, más puro, y en este caso se los llamó Ángeles -un término que con toda probabilidad llegó a estos Oráculos helenizados a través de la línea de la tradición Mágica caldea. 

Psello se refiere a «las tribus de flujo múltiple» de los Daimones (o sea, la idea del alma grupal), y con toda probabilidad tomó esta frase de los Oráculos. Esto indicaría que la naturaleza de los Daimones era inestable y Proteica, es decir, que podían asumir cualquier forma que desearan. 

EL ALMA HUMANA 

Trataremos ahora un importante argumento de la doctrina del Oráculo, el que se ocupa del alma humana. El alma, como vimos anteriormente nació de la unión de tres; es decir, es una tríada, más bien una mónada unida con una tríada. Después de mezclar la Chispa del Alma con dos elementos hechos uno -Mente y Aliento Divino- Él agregó, como tercer elemento, Amor puro, el Maestro augusto que todo lo mantiene unido. Por lo tanto, debemos suponer que las almas individuales, entendidas como vidas, surgen del Alma del Mundo, la Gran Madre; de todas maneras, es el Padre quien las condiciona a través de Su Pensamiento Creativo. 

El Padre pensó estas cosas y [así] hizo que el mortal [el hombre] se animara. «Hombre mortal» en este contexto significa el hombre condicionado por su cuerpo. Por su parte, el alma es concebida como un término medio entre Mente y Cuerpo -ya sea para el Gran Mundo como para el pequeño mundo, u hombre-. Los siguientes versos se refieren a este argumento: El Padre de los hombres y de los dioses puso la Mente en el Alma, y el Alma en el Cuerpo inerte. De todas formas, no es tarea fácil definir con gran claridad la distinción entre Mente y Alma. Podrían imaginarse como Luz y Vida, los eternos complementos del Único Misterio, los poderes masculino y femenino del Supremo asexuado. 

La misma consideración vale para el alma individual en el hombre; la chispa del alma es una chispa de luz, la cual es también una chispa de vida, o más bien una corriente de vida; es el centro y la esfera en un abrazo perpetuo -pues mente y alma no pueden estar disociadas, ningún hombre es capaz de separarlas-. La naturaleza del alma así definida (átmabuddhi) es inmortal y divina. Porque el Alma, al ser un Fuego resplandeciente a causa del Poder del Padre, mantiene la inmunidad contra la Muerte y da Vida al cuerpo, y posee la plenitud [pleromata] de muchos vientres. En el proceso cósmico -y también en el caso de los individuos-, cuando el Mar de la Sustancia ha sido impregnado por los Rayos de Luz, todo el Mar cambia, y pasa de una Materia oscura e inerte (tamas) a un Alma brillante (sattva). Se ha convertido ahora en algo cósmico y ya no es caótico o indeterminado. Ahora es el Mar de la Vida, el complemento de toda imperfección. Seguramente, Psello se refiere al Alma individual cuando escribe: «Pues, si de acuerdo a los Oráculos, es una porción del Fuego Divino, un Fuego resplandeciente, y una creación del Pensamiento del Padre, su forma es in-material y subsiste por sí misma. 

LOS VEHÍCULOS DEL HOMBRE 

Es muy probable que en el texto original del Oráculo figurasen otros «vehículos» o «ropajes» del Alma, además del cuerpo burdo; pero no se ha conservado verso alguno referido a este interesante argumento. Sin embargo, Proclo sostiene que los discípulos de Porfirio parecen seguir los Oráculos al decir que «en su Descenso el Alma recolecta una porción de Éter, y de Sol y de Luna y de todos los elementos contenidos en el Aire». Compárese esto con el Oráculo citado anteriormente: ¡Oh Éter, Sol, Aliento de la Luna, Líderes del Aire! 

También se refiere a este tema un fragmento de Porfirio que nos llega a través de Estobeo:

Pues cuando el alma va hacia el cuerpo sólido, la sigue el espíritu que ha recogido en las esferas. 

Compárese asimismo con el siguiente pasaje extraído del tratado hermético La Llave:

Ahora los principios del Hombre están sabiamente vehiculizados: la mente en la razón, la razón en el alma, el alma en el espíritu y el espíritu en el cuerpo. El espíritu invade el cuerpo por medio de venas, arterias y sangre, le concede movimiento a la criatura viviente y de alguna manera la soporta. . . Lo mismo sucede con aquellos que estén saliendo del cuerpo. Pues cuando el alma se retira en sí misma, el espíritu se contrae dentro de la sangre, y el alma dentro del espíritu. y entonces la mente, despojada de sus envoltorios, y naturalmente divina, toma para sí un cuerpo ardiente. 

Proclo, hablando también del Ascenso o Retorno y haciendo clara referencia a los Oráculos, escribe: Para que el vehículo visible, a través de la acción visible de ellos [los Rayos] pueda obtener su tratamiento adecuado [o cuidado], y que el vehículo que es más divino que éste, pueda secretamente ser purificado, y [así] volver a su propio terreno 'conducido hacia arriba por los Rayos del Sol y de la Luna', como dice en alguna parte alguno de los Dioses [es decir los Oráculos]. Compárese con el Pitri-yana y el Deva-yana o Camino de los Padres y Camino de los Dioses, en los Upanisads. 
La escuela neoplatónica generalmente llamaba a este «:vehículo más divino» , cuerpo «semejante al rayo» (augo-eidés), o «semejante a las estrellas» (astro-eidés), o «espirituoso» (pneumatikón). 
La purificación y animación de este cuerpo por medio de los Rayos está admirablemente explicada en las rúbricas del VI volumen del Ritual Mitraico. 

LA ESCLAVITUD DEL ALMA 

El alma, en sí misma, posee una naturaleza divina y es naturalmente libre; no obstante, ahora, en el estado terrenal, es esclava, debido a que ha sido embebida con las cosas de la materia prima (hyle). Este parece ser el significado de las siguientes tres líneas, que desafortunadamente han sido mutiladas por los copistas: El alma de los hombres se apretará a Dios estrechamente, con nada que la sujete a la muerte; [pero ahora] todo está ebrio, pues se glorifica en la Armonía bajo cuya influencia existe la estructura mortal. Junto a estos versos es interesante citar otro ya aparecido en la primera parte: 

No saber que Dios es totalmente Bueno. ¡Oh, desdichados esclavos, sed sensatos! 

La Armonía representa el sistema de las Siete Esferas Formadoras de la Génesis, o sea, el Destino. Y así escribe Proclo refiriéndose a las Almas: También los Dioses [es decir, los Oráculos] dicen que son esclavas cuando entran en el proceso de generación (génesis); pero si ellas sirven su esclavitud con el cuello erguido, serán conducidas a casa nuevamente, dejando atrás este estado de nacimiento y muerte (génesis). 

EL CUERPO 

Con referencia al cuerpo, la doctrina de los Oráculos concordaba con casi todas la escuelas místicas de la época, y el concepto era, en general, el de un dualismo ascético e ingenuo; si hemos de confiar en las palabras de los comentaristas. El cuerpo se identificaba más o menos con la materia y se lo consideraba como un estado de flujo, desparramado y disperso. 

Los Oráculos lo llamaban, aparentemente, la nave tumultuosa o nave del tumulto. El epíteto deriva del concepto de olas rompientes, impetuosas, clamorosas, ya su vez se conecta con la idea de la naturaleza fluida de las cosas materiales, presumiblemente en contraste con la quietud de la mente contemplativa. Proclo habla de «la tierra a partir de la cual debemos iluminar el corazón», y este corazón debe asociarse con lo que él llama, siguiendo los Oráculos, «el corazón interno en la esencia del alma».

 Así, el desafortunado cuerpo se considera la raíz del malo la maldad e incluso la purgación de la materia; además, uno de los fragmentos que aún se conservan lo define sencillamente como el excremento o la escoria de la materia. Es importante destacar aquí que en el Pistis Sophia, la materia se considera como la superfluidad de la maldad, y los hombres -es decir, los cuerpos de los hombres- «la purgación de la materia (hyle) de los Soberanos». Resulta sumamente creíble que ésta fuera una de las doctrinas de Los Libros de los Caldeos. En este contexto la Materia (hyle) no representa la fructífera sustancia del universo, la «Tierra en la que fluye la leche y la miel», sino el elemento seco y escuálido que yace debajo de la Luna. Proclo afirma que los Oráculos definen esta Materia como «árida», o sea, algo incapaz de dar frutos, el Desierto, en contraste con la Tierra de la verdadera sustancia de la vida. 

LA NATURALEZA 

En esta materia prima mora el cuerpo, sujeto a la Naturaleza, o sea, al Destino. 
Según estas consideraciones, el cuerpo físico aparecería como una excreción dentro del dominio de la Naturaleza o Esfera del Destino. Por consiguiente, y relacionándolo con el Alma, o mejor con las Chispas de Luz, Psello escribe: Pero el Fuego Gnóstico viene de Arriba, y necesita sólo su Fuente nativa [presumiblemente la verdadera sustancia espiritual de la vida]; pero si se ve afectado por los sentimientos del cuerpo, la Necesidad exige que la sirva [al cuerpo] y [así] será enviado bajo el dominio del Destino, y guiado por la Naturaleza. 
Esto sugiere el sentido de asumir la «forma de un siervo» enunciada en las Epístolas Paulinas, y el concepto de Hermes Trismegisto de «convertirse en un esclavo dentro de la Armonía [es decir, dentro de la Esfera del Destino].» 

Esta materia prima o sustancia hilética se extendía hasta la Luna y, por lo tanto, abarcaba prácticamente toda la atmósfera o alrededores de la Tierra, lo que generalmente se conocía como región sublunar. La Luna era su Soberana, y constituía la imagen de la Gran Madre, la Naturaleza, que condiciona toda la génesis, es decir, el proceso de transformación o de nacimiento y muerte. Hablando de esta Esfera Lunar que circunda las regiones terrenales, Proclo sostiene que en ella estaban las causas de toda la génesis o generación, y cita un logos sagrado que lo confirma: La gloria de la Naturaleza auto revelada [o imagen] emite su brillo. No queda totalmente claro si estas palabras son cita textual del Oráculo; sin embargo, es bastante probable si se relacionan con otro verso aislado que dice: No invoques la imagen auto revelada de la Naturaleza. En este caso la Madre Naturaleza es lo que los Griegos llamaban Hecate, y su imagen o símbolo de la naturaleza, o gloria, es la Luna. 

Un fragmento muy parecido expresa: No gires el rostro hacia la Naturaleza; [pues] su Nombre es idéntico a Destino. Quizá la segunda cláusula haya sido mutilada en la tradición, por lo cual es muy difícil establecer el sentido preciso del presente texto, a menos que simplemente signifique, como manifiesta Jámblico, que: «Todo el ser [o esencia] del Destino está en la Naturaleza» -o sea, que los términos Naturaleza y Destino son idénticos-. En estrecha relación a esto transcribimos la siguiente prohibición del Oráculo: ¡No acrecientes el Destino! Aquí el Destino podría interpretarse como el resultado del contacto con mucha gente y objetos. 

Cada cosa con la cual nos relacionamos en la Tierra aumenta nuestro destino, pues destino, en este sentido, es el resultado de acontecimientos terrenales. De acuerdo a este concepto, deberíamos buscar dentro de nosotros mismos todas las nuevas concepciones, y no correr de aquí para allá dispersándonos por todos lados. Esta búsqueda interior por medio de la mente verdadera no perturba los poderes secretos de la Gran naturaleza, sino que implica, más bien, la comprensión del Destino. Por lo tanto, la prohibición significaría: 

«No acrecientes los dominios del cuerpo de naturaleza inferior, o sea, del cuerpo constituido por el plasma que rige la Luna»

Dentro del mismo marco de ideas, y extraído del Oráculo, es interesante mencionar este verso aislado: ¡Oh tú, hombre, obra sutil de la Naturaleza atrevida! Esta sentencia se refiere al cuerpo del hombre forjado por los Poderes de la Naturaleza, es decir, por las inteligencias elementales de la Madre. 

LA CHISPA DIVINA 

En conclusión, esta doctrina considera al alma como algo que combate contra el cuerpo; y en esta gran Lucha o Pasión, el alma es ayudada por el Padre, quien, en una partícula o porción de Su propia Mente, le ha otorgado el símbolo viviente, prenda, o muestra de sí mismo. Esta lucha o pasión es, en realidad, el trabajo o agonía del parto del Hijo que nace por sí mismo. Es gracias a esta Chispa Divina, de esta prenda cedida por el Padre, que las almas, habiendo caído en el proceso de generación y, por lo tanto, habiendo olvidado en el tiempo su origen divino, pueden recuperar la memoria del Padre. Pues la Mente del Padre ha sembrado símbolos por todo el mundo -[la Mente]- que comprende cosas comprensibles, y recuerda bellezas inefables. 

Psello posee una variante de este verso: La Mente del Padre ha sembrado símbolos en las almas. Estos símbolos representan las semillas de la Divinidad (los logos o palabras de Filón y de la Gnosis Cristiana), pero estarán latentes hasta que el alma transforme su voluntad y pase de servir las cosas del Destino a servir las de la Libertad, de la propia voluntad al libre albedrío espiritual. Afortunadamente se han conservado tres versos relaciona-dos con esto: Pues la Mente del Padre no recibe su voluntad hasta que ella no se haya separado del Olvido y proclamado la palabra, poniendo en su lugar [del Olvido] la Memoria del símbolo puro de la Paternidad. Refiriéndose a este pasaje Psello comenta: Por lo tanto, cada uno, buceando en las inefables profundidades de su propia naturaleza, encuentra el símbolo del Padre de Todo. Proclamar la palabra significa, en sentido místico, poner en acción este logos o chispa de luz. 

EL CAMINO DEL RETORNO 

El camino del Retorno al Padre está extensamente explicado en el Oráculo y, por fortuna, se conservan un gran número de fragmentos sobre este argumento: 

Busca el canal de la Corriente del Alma, desde donde surge la orden de que el alma, esclava del cuerpo [la cual descendió, y] debe elevarse nuevamente, en una sola acción con la palabra santa. 

Es dudoso el significado del término palabra tanto en este fragmento como en el precedente. 
Es posible darle un valor místico, como se sugirió anteriormente, o bien mágico, en el sentido de la expresión de un discurso convincente. En el segundo caso existen dos opciones, una de más bajo nivel representada por el uso teúrgico de la invocación, y otra de un nivel más elevado, relacionada con la expresión de las verdaderas «palabras del poder» o «discurso de los dioses», el cual se manifestaría a través de una justa acción u obra. Esto recuerda la «Gran Obra» de los Alquimistas y el Karma-yoga, o la «unión por las obras» de la teosofía de los Vedas, tomada en el sentido místico y no con el significado corriente de actos ceremoniales. 

Kroll piensa que «palabra santa» designa el conocimiento del mundo inteligible del Padre, pero yo no estoy totalmente de acuerdo con esta interpretación. 

LA ARMADURA DE LUZ SONORA 

En el misterioso párrafo que se transcribe a continuación se explica la naturaleza de la Búsqueda: Armado en todo sentido, vestido con la flor de la Luz Sonora, armando mente y cuerpo con el Poder trífido, él debe definir en su corazón todos los símbolos de la Tríada, y no moverse en forma dispersa por los caminos empíricos [o canales], sino [moverse] sosegadamente. Compárese con el verso citado anteriormente: Sí, en efecto, completamente armada, dentro y fuera, como una diosa. Esto se refiere al proceso de Regeneración como está descrito en el Ritual Mitraico. El «Poder trífido» probablemente se haya extraído del símbolo del tridente, y representa el triple poder de la Mónada. Como dice el Ritual Mitraico, el hombre debe mantenerse calmo dentro y no permitir la dispersión fuera de sí; todas sus partes o miembros deben permanecer juntos y mantenerse unidos, como Osiris en la resurrección. 

Esto también puede cotejarse con La Crucifixión Gnóstica  y con la increíble descripción de una experiencia similar en una historia de E. R. Innes en La Revista Teosófica. 
Algo que merece ser resaltado es la frase gráfica «Luz Sonora», que muestra cómo los iniciados en estos misterios conocían la estrecha relación entre color y sonido. Sin embargo, considerando su sentido místico, esta Luz Sonora representaba, probablemente, la Palabra Proclamada o, para usar otra figura, el acto de vestirse con el «Manto de Gloria». Compárese con el Descenso del Águila en el Himno del Alma de Bardaisan: Voló en la forma del Águila, De todas las tribus aladas el rey de las aves; Voló y ardió a mi lado, y se convirtió enteramente en palabra. 

Como podemos comprobar, esta Luz Sonora es el verdadero símbolo de la Mónada Paternal, Espiritual e Inteligible. Proclo habla del concepto de inteligencia como de una «buena rueda», con lo que quiere significar algo que gira suavemente alrededor de un centro, siendo dicho centro el Inteligible. Pero en mi opinión, de ninguna manera éste es un buen parangón, ya que el Inteligible o Mente Espiritual abarca todas las cosas y no es sólo un centro. De todas maneras, Proclo parece basarse en los siguientes versos: Impulsándose hacia el centro de la Luz Sonora. Pero recordando el «Poder trífido» de un fragmento anterior, quizá podríamos traducir kêntron como «aguijón»: Estimulándose con el aguijón de la Luz Sonora. 

Así, es posible relacionar esta idea principal con la doctrina contemporánea de Trismegisto sobre la Mente Maestra (o Mente Espiritual), en la cual ésta se considera el Conductor del Carruaje del Alma, al tiempo que sus rayos gnósticos (o riendas) cantan sus ideales de verdad. En cualquier caso, el místico no debiera encontrar dificultades en transmutar los símbolos, pasando del centro a la periferia o viceversa según lo requiera la idea en cuestión. Finalmente, y en relación con la primera cita debajo de este encabezamiento, es posible observar que a través de la regeneración el hombre comienza a revestirse; sólo cuando se haya confeccionado estas nuevas ropas, éstas no lo atarán más, sino que lo vestirán de poder. Por esto al florecimiento (o vigor) de la Luz Sonora (o Resonante) se lo simboliza como una armadura que irradia luz. «Poder» ( o fuerza) sugiere estabilidad interna, aquella que se planta dentro y constituye la raíz de la estabilidad, los cimientos. 

La «chispa» átmica o espiritual establecida en el suelo virgen, o vientre, de la naturaleza espiritual del hombre, representa la Fuerza del Padre, el Poder que detiene el torbellino del caos e inicia la formación u ordenamiento de sí mismo. y es así como el hombre comienza a construir los símbolos y sonidos a través de los cuales su Nombre y su Palabra se hacen realidad. 

EL ASCENSO 

Un hombre como el descrito debería comenzar a conocer la naturaleza de las regiones donde ha sido llevado, y así comprender el precepto místico: Dejad abiertos los Abismos inmortales del alma, y abrid todos los ojos inmediatamente hacia Arriba. Es justo seguir las grandes pasiones o deseos del alma siempre que el «ojo» o verdadero centro de la mente mire fijamente hacia Arriba; pues sólo entonces las pasiones serán puras de verdad, y no meras atracciones personales o insignificantes lazos de emoción y sentimiento. Esta «apertura de todos los ojos» se relaciona al misterio del Eón. 
En los Abismos del Nuevo Amanecer cada átomo del hombre debe convertirse en un ojo, ser «todo ojo». Como vehículo de la Luz Sonora debe convertirse en un Eón -«una Estrella en el mundo de los hombres, un Ojo en la región de los dioses»-. Pero para vestirse con estas Vestiduras Reales, con este Manto de Gloria, debe liberarse de las «ropas de sirviente», de los lazos de la esclavitud, del «caparazón terrenal»: Una vez que el mortal ha sido dotado con la Mente, debe poner freno a su alma, para no sumergirse en la Tierra plagada de enfermedades, sino para ganar la libertad. 

El término «dotado con la Mente» representa la expresión «guiado por la Mente» de Hermes Trismegisto. Esta Mente Espiritual, o Gran Mente, es el Prometeo o Visionario y, como dice Proclo, la Mente en el hombre es quien juega el rol de la Providencia en nuestra vida regida por la razón (es decir, en el hombre racional o animal), para que esta vida no sea destruida al ser: Lavada en los delirios de la Tierra y las necesidades de la Naturaleza. Esta es una cita directa del poema pues Proclo agrega: «Como dice uno de los Oráculos». 

En los fragmentos de Hermes Trismegisto se menciona varias veces este «lavado» o bautismo del alma en las olas del Océano de la Génesis, o Generación, en las Esferas Acuáticas, y representa lo contrario al Bautismo Espiritual o «Lavado en la Mente», tal como figura en la Proclamación Divina de Heraldo en el tratado llamado «La Copa» o «Crátera» -es decir, la Mónada. Bautizaos 
Con esta Copa Bautismal, que el corazón puede hacerlo, vosotros que tenéis fe en vuestro ascenso hacia Él, quien os ha enviado la Copa, vosotros que no sabéis para qué habéis nacido. 
Una intención similar tienen los siguientes versos: Apuraos hacia la Luz y los Rayos del Padre, desde donde os han enviado un alma ricamente ataviada con la Mente. «Apurarse» es una palabra misteriosa que sugiere actividad sin movimiento. 

El alma debe aligerarse y liberarse del burdo ropaje de materia (hyle). Porque las cosas Divinas no son accesibles a los mortales que fijan sus mentes en el cuerpo; son aquellos que se despojan [de esto] y quedan desnudos, quienes apuran su camino hacia las Alturas. Estos son los verdaderos Desnudos, los auténticos Gimnosofistas, como los llamaba Apolonio de Tiana, aquellos que se despojaban de sus «formas de sirvientes», de los andrajos que representan la más baja naturaleza. Compárese esto con una declaración del antiguo comentarista judío en el Documento de los Naasenos, quien evidentemente conocía bien a fondo Los Libros de los Caldeos: 

Pues este Misterio es la Puerta del Cielo, y esta es la Casa de Dios, donde sólo mora el Buen Dios, y donde no entrará ningún hombre impuro. 

Esta Casa está reservada solamente para el Espíritu; y cuando ellos vengan deberán dejar fuera sus ropajes, y todos se convertirán en novios, y obtendrán la verdadera humanidad a través del Espíritu Virginal. 

Al producirse esta transmutación, los «andrajos» se convierten en las resplandecientes vestiduras de los elementos puros; los «vestidos de boda» mencionados, en las parábolas de los Evangelios, y el alma, por su propio poder, gana la libertad. Según Proclo, un hombre en estas condiciones posee un alma que desprecia el cuerpo y es capaz de mirar hacia Arriba, 'por su propia fuerza' -de acuerdo al Oráculo- separada del materialismo de los órganos de los sentidos. 

LA PURIFICACION POR EL FUEGO 

El camino del Retorno, o Ascenso, se concibe como una purificación del alma a través de un despojo de los elementos materiales, obteniéndose así un acceso al misterio purificador del Bautismo de Fuego, cuya máxima expresión es el «Lavado» en la Mente Divina de las enseñanzas herméticas. Porque si el mortal se acerca al Fuego, tendrá la Luz de Dios. Con referencia a esta «purificación perfeccionadora», Proclo sostiene que se realiza por medio del Fuego Divino, cuyo alto grado de purificación hace desaparecer todas las manchas del alma, las cuales, al haber llegado a ella por el camino inverso de la generación, oscurecían la pureza de su esencia. Proclo extrajo este concepto directamente de los Oráculos. 

LOS PODERES ANGELICOS DE LA PURIFICACION 

Algunas Inteligencias o Poderes Divinos participan en este proceso de purificación: son los Ángeles, Mensajeros o Mediadores, que representan la correspondencia más elevada de los Daimones infernales en La Visión de Aristeo, en la cual las manchas del alma están gráficamente pintadas. 
Sin embargo, el rol que juegan estas Inteligencias no es externo al alma, sino una parte integrante del proceso de transmutación; es la porción Angélica del hombre lo que conduce al alma hacia Arriba. Según relata Proclo basándose en los Oráculos, es esto lo que hace que el alma «brille con Fuego», es decir, aquello que brilla en sí mismo y emana en todas direcciones. Su irradiación se vuelve verdaderamente astral (augo-eidés o astro-eidés) e irradia con inteligencia. 
Es este poder Angelical el que purifica el alma de la materia prima (hyle), y la ilumina con un cálido espíritu, es decir, le otorga un sutil vehículo cósmico y verdaderamente impersonal, templado con esa «temperatura» o «amalgama» que el Ritual Mitraico sostiene dependa totalmente del Fuego. 

De acuerdo a los comentarios de Proclo es posible que el poema original contuviera además otros versos referidos a ciertos Poderes Angelicales que, de alguna manera, provocaban la intrusión de las protuberancias externas que el alma había proyectado amablemente en conformidad con las formas de los miembros de la prisión terrena. Por lo tanto, la función de estos Poderes era la de restituir al alma a su forma esférica y pura. A esto debe referirse el oscuro y corrupto verso: 
Las proyecciones del alma son fácilmente reabsorbidas por inhalación. 

LOS FUEGOS SAGRADOS 

El aliento (o Espíritu) representa, en un sentido místico, la Esposa del Fuego (de la Mente), y así vemos que Proclo habla de «perfeccionar el esfuerzo de las almas» y «encender el Fuego en ellas» , y también de «encender los fuegos que las conducen al Hogar». Todo esto, para la mística, puede significar únicamente el comienzo de lo que se llama los fuegos sagrados de la transformación espiritual. De acuerdo a los conceptos expresados en el Ritual Mitraico, estos «fuegos» son corrientes inteligentes, transformadoras, que reforman el plasma del alma convirtiéndolo en el «cuerpo perfecto» o «cuerpo de la resurrección». Así se lee lo siguiente: Extended hacia todas partes las riendas de Fuego para [guiar] el alma informe. Es decir, que es necesario forzar la naturaleza fluida y acuosa del alma por medio del apasionado aliento o espíritu de la Mente verdadera. 
Este mismo significado se le atribuye al oscuro fragmento que se transcribe a continuación:

Si extiendes la Mente ardiente para que fluya en obras de piedad, también preservarás el cuerpo. 

Parece expresar que, por medio de la purificación, ya fuerza de prácticas piadosas, el alma se hace fluida, es decir, ya no está ligada a la forma de las cosas externas, sino que se libera de los prejuicios, opiniones, pasiones personales y sentimientos. y como se lee en el Ritual Mitraico, «con las puras purezas ahora purificadas» , este plasma del alma regenerado, el germen del «cuerpo perfecto», puede volver a ser configurado de acuerdo a los planes y símbolos de la Mente verdadera. Entonces las almas regeneradas poseerán la Gnosis de la Mente Divina, serán libres del Destino, respirarán el Fuego Inteligible y comprenderán las Obras del Padre. Ellas huyen de la condenada y desconsiderada ala del Destino, y permanecen en Dios, aspirando dentro de sí lo mejor de los Fuegos, pues descienden del Padre, de quien, en el transcurso del descenso, recogen la Flor del Fruto Empírico que las nutre. 

Parece arriesgado precisar lo que este párrafo significa pues, con toda probabilidad, el texto se halla mutilado en varias partes. De todas maneras, tomándolo tal como está, es posible concluir que la primera línea se refiere al estado de las almas sujetas al Destino; es decir, que de algún modo habían dejado el estado de monotonía y reposo y se habían lanzado hacia los reinos hiléticos de la Génesis o series repetidas de nacimiento y muerte. Ahora ellas regresan a la memoria de su estado espiritual, una vez más permanecen en Dios e inspiran los «Fuegos Gnósticos» del Espíritu Santo -la verdadera Ambrosia, aquella que otorga la inmortalidad (athanasía)-. Éste es el significado de escapar de la «descarada (o desconsiderada) y condenada ala del Destino». 

EL FRUTO DEL ARBOL DEL FUEGO 

Según se lee en La Gran Anunciación, texto de la tradición Simoniana basado en doctrinas místicas de la Magia caldea,82 este Fruto de la Vida -es decir, la Gnosis o el Hijo Gnóstico de Dios- era representado como el Fruto del Árbol del Fuego. Hipólito, el Padre de la Iglesia, resume el texto original de la siguiente manera: En general se puede decir, que de todas las cosa que existen, sean éstas sensibles o inteligibles, a las cuales él [el escritor de La Gran Anunciación] llama Manifestadas y Ocultas, el Fuego que está sobre los cielos es el Tesoro. Este se representa como si fuera un Gran Árbol, como el de la visión de Nabucodonosor, y es aquel capaz de nutrir toda la carne. Además él considera que el lado manifestado del Fuego se corresponde con el tronco, las ramas, las hojas y la corteza que lo envuelven por fuera. Todas las partes del Gran Árbol fueron devoradas por las llamas del Fuego y destruidas. 

Pero el Fruto del Árbol, si imaginamos que ha sido perfeccionado y que ha tomado su propia forma, está en el Almacén y no comparte el destino del fuego. Pues el Fruto ha sido producido para estar en el Almacén, mas la cáscara para ser dada al Fuego; es decir, el tronco existe, no por su propio interés, sino por el del Fruto. Para más detalles véase mi libro “Simón el Mago”. Con toda probabilidad la forma original de La Gran Anunciación es la de un documento precristiano, pues el antiguo comentarista judío del Documento de los Naasenos ya lo conocía. Ahora bien, en este Documento, el iniciado helénico precristiano escribe: Más aún, los frigios dicen que el Padre de las Totalidades es Amiygdalos (lit. Almendro). El siguiente párrafo lo explica el mismo comentarista judío que conocía La Gran Anunciación: No es un árbol ordinario; Él es ese Almendro, el Preexistente, quien teniendo en Sí mismo el Fruto Perfecto, pulsando y moviéndose en Su Profundidad, hizo pedazos Su Vientre y dio a luz a Su propio Hijo

EL PAEAN DEL ALMA 

 Retornando a los Oráculos, Proclo se basa en un pasaje similar al último de los versos citados, cuando escribe: Déjanos ofrecer esta alabanza a Dios -la transformación en algo como Él-. Déjanos abandonar la Esencia Florecida [el Río de la Génesis] y que no arrastremos nada hacia el verdadero Fin; permítenos conocer el Maestro, y que nuestro amor fluya hacia el Padre. Y cuando Él nos llame permítenos ser obedientes; permítenos apurarnos hacia el Ardor, y huir del Frío; déjanos ser Fuego; déjanos disfrutar nuestro Camino a través del Fuego. Tenemos un 'ágil Camino de retorno'. '
Nuestro Padre es nuestro Guía', quien abre los Caminos de Fuego, y para no quedar en el olvido nos dejamos fluir corriente abajo. 

Se dice que la lujuria de la generación «moja» el alma y la hace húmeda; el Fuego la seca y la convierte en más liviana. Olimpiodoro llama Paean o Canto de Gozo al Himno u Oda de Alabanza que las almas cantan en su Camino hacia Arriba y seguramente, este nombre lo ha extraído del Oráculo. Se trata de una continua alabanza del hombre que ha logrado armonizar con la Música de las Esferas. 

LOS CULTOS DEL MISTERIO 

El culto del Oráculo es, ante todo, el culto del Fuego, y posee, en su mayor parte, un alto sentido místico más que la vulgar apariencia externa de la adoración del fuego. El Sagrado Fuego de la Vida debía ser adorado en el altar del silencio de la naturaleza interior. Estos misterios interiores eran en sí imposibles de expresar, y pareciera que el único método para acercarse a ellos sólo era transmitido bajo el voto de silencio. Por lo tanto, al principio, el Oráculo era considerado una obra apócrifa -en el sentido original del término- o un documento esotérico. Proclo sostiene que su mistagogía se evidenciaba por las siguientes palabras: Mantened el silencio, vosotros quienes admitís el arte en los ritos secretos [mysta]. 

En otro lugar señala que los Oráculos sólo fueron transmitidos a los Mistes,(m) y que existía un ceremonial interno como modo para acercarse a la naturaleza más íntima de los ritos, los cuales eran indudablemente un sacramento solitario, al igual que la dinámica del Ritual Mitraico. 
Así se ha recuperado un fragmento que proporciona las siguientes instrucciones para un sacerdote oficiante: Pero ante todo el sacerdote que dirige las Obras del Fuego debe rociar con una fría ola del profundo y sonoro mar. Por lo tanto, existía una liturgia ceremonial, pero la consumación del rito más íntimo se hacía en soledad y tenía el carácter de una Unión Mística o Matrimonio Sagrado. 

EL MATRIMONIO MISTICO 

Refiriéndose al alma, Proclo afirma lo siguiente: De acuerdo a una cierta e inefable tendencia, que conduce 'aquello que es completo' hacia la naturaleza semejante de 'aquello que completa', algo hace que una porción de sí mismo, de forma inmaterial e impalpable, se convierta en un receptáculo de resplandor, al tiempo que permite a la otra parte emitir su Luz.Él dice que ésta es la explicación a los siguientes versos: Cuando las corrientes se mezclan para consumar las Obras del Fuego Inmortal. 

LOS MISTERIOS PURIFICADORES 

Todo esto sólo puede lograrse a través del cuerpo perfeccionado o, mejor dicho, del cuerpo perfecto. Con referencia a las visiones sobre los poderes menores ejercidos por los Daimones, Proclo declara: Los Dioses nos advierten de no mirarlos antes de estar protegidos con los poderes nacidos de los Ritos del Misterio: No debéis mirarlos antes de que el cuerpo se haya perfeccionado; [porque] ellos siempre fascinan las almas de los hombres y las separan de los Misterios. Las visiones menores debían modificarse de forma tal que fuera posible ver las teofanías o manifestaciones de los Dioses. Esto sólo se lograba por medio de una ordenada disciplina. Y según expresa Proclo: 

Pues la contemplación y el arte del perfeccionamiento, que es lo que nos hace el Camino hacia Arriba seguro y libre de obstáculos, es una marcha ordenada. Como dice el Oráculo: Dios nunca está demasiado alejado del hombre, y con el Poder de la Vida lo induce a una búsqueda infructuosa -como cuando [tratamos] de realizar el Ascenso a las cimas más divinas de la contemplación de la Obras más sagradas, en desorden y discordias decir, 'con labios no santificados y pies no lavados'. 

LA GNOSIS DEL FUEGO 

Además, Proclo sostiene que el primer preparativo de este culto verdaderamente sagrado consiste en tener una intuición correcta de la naturaleza de lo Divino, o como lo manifiestan gráficamente los Oráculos, una «intuición calentada por el Fuego»:90 Porque si el mortal se acerca al Fuego, tendrá la Luz de Dios. Sin embargo, no debe haber prisa o premura, sino una perseverancia sosegada y tenaz, pues todo constituye un crecimiento natural. Con respecto a esto se dice: Para el hombre mortal que se toma el tiempo adecuado los Bienaventurados surgirán rápidamente. De todas formas, esto no significa que el hombre deba ser lento: Un mortal perezoso en estas cosas presagia el rechazo de los Dioses. Damascio explica esta sentencia en un interesante pasaje donde, hablando de esos misteriosos «instrumentos», los iynx, manifiesta: «Cuando giran hacia adentro, invocan los Dioses, cuando giran hacia afuera, rechazan aquello que han invocado». En sentido místico significa que cuando el remolino -o el «instrumento» vórtice de la conciencia o el sentido único del cuerpo perfecto- gira hacia adentro, aparecen las teofanías o manifestaciones de los Dioses; cuando el giro del remolino es hacia afuera, hacia lo físico, los Dioses desaparecen. 

LAS MANIFESTACIONES DE LOS DIOSES 

Los Dioses no tienen forma en sí mismos, son incorpóreos. No obstante, son capaces de asumir algunas formas por el bien de los mortales; como escribe Proclo: «Pues aunque [los Dioses] son incorpóreos:» Es por vuestro bien que a nuestras manifestaciones, auto reveladas, se les permite expresarse a través de cuerpos. 

La expresión 'auto reveladas' que, por una parte, significa la selección de alguna imagen en la propia mente de la persona que ve y, por otra, denota la idea de ver con la propia luz, se relaciona con el misterio de esa Luz monádica que trasciende los tres planos o estados inferiores (empírico, etéreo e hilético). Más adelante, Simplicio, citando a Proclo, agrega: Ésta, dice, es la Luz que recibe primero las invisibles porciones de los Dioses, y para aquellos que lo merecen manifiesta en sí misma los espectáculos auto revelados. Pues así, dice Proclo de acuerdo al Oráculo: Las cosas que no tienen forma toman forma.Esto representaría la verdadera Luz Astral, cósmica y no personal. Sin embargo, Simplicio hace una réplica a esta interpretación de Proclo, alegando que, de acuerdo a los Oráculos, las señales de formas típicas, o símbolos esenciales, y otras visiones divinas, no ocurrían en la Luz sino en el éter. 

De cualquier modo, no es necesario extendernos en este punto, sólo es preciso remarcar que la experiencia personal que tuvo Proclo en estos temas es mucho más amplia que la de Simplicio. Las cosas que se veían en la Gran Luz eran reales, pues esta Luz constituía el Plano de la Verdad, mientras el etéreo era un reflejo, y además estaba condicionado por la personalidad de la persona que veía. Por lo que Proclo declara: Los Dioses [presumiblemente los Oráculos] nos advierten que debemos comprender la forma de la luz que ellos manifiestan. En otro pasaje Proclo se refiere a la experiencia mística de estas teofanías en el plano empírico, donde el fuego asume diferentes formas: 

«La tradición de estas [visiones] es transmitida por la mistagogía de la tradición de los Dioses, la cual dice:» Cuando hayáis expresado éstas [¿palabras de poder?], podréis contemplar o bien un fuego [¿llama?] que representa un niño danzando sobre la superficie de las olas del aire [¿éter?], o bien una llama informe de la cual procede una voz; o [ aún] una gran abundancia de luz alrededor del área [de visión], girando, estridente. Más aún, también podríais ver un caballo hecho enteramente de fuego, lanzando destellos de luz; o nuevamente un niño a horcajadas de un veloz caballo, -un niño totalmente vestido en llamas, o todo adornado con oro, o bien sin nada encima, o tirando con un arco parado en el lomo del caballo. 

Este párrafo puede compararse con las visiones simbólicas del Ritual Mitraico  que, evidentemente, se refieren al mismo orden de experiencias, al igual que los cuatro versos siguientes: Si no os dirigís a Mí frecuentemente, contemplaréis cómo todas las cosas se vuelven oscuras; pues llegado ese momento es imposible ver la cúpula del Cielo, las Estrellas no brillan, la luz de la Luna se opaca, la Tierra ya no es más firme; con los destellos de Luz todo arde en llamas. Es posible agregar las siguientes líneas en relación a la idea subyacente en la frase «una llama informe de la cual procede una voz», del fragmento anterior al último: 

Y cuando contempléis el verdadero Fuego sagrado con la danzante brillantez que destella informe a través de los Abismos del mundo entero, entonces escucharéis la Voz del Fuego. 

EL ARTE TEURGICO 

Pero resultó muy difícil lograr esta visión pura e informe, pues pudieron intervenir toda clase de falsas apariciones y cambios de forma. Éstas deberían quitarse del campo de la visión, ya que se sostiene sean debidas a presencias impuras, o si se prefiere, a las impurezas de la naturaleza inferior del hombre. En mérito a este argumento, los Oráculos (o más probablemente sea una interpolación de la tradición teúrgica) proporcionan una cierta instrucción, como puede verse en el curioso fragmento que se transcribe a continuación: 

Pero cuando percibáis un daimón acercarse a la Tierra hacedIe una ofrenda con la piedra mnouziris, proclamando [el canto apropiado]

No se tiene idea alguna de qué cosa podría haber sido esa piedra. «Hacer una ofrenda» con una piedra sólo puede significar ponerla en el fuego, y esto nos conectaría con la alquimia. 
Además, mnouziris es un barbarum nomen. 

El canto, o mantra, también consistiría en una barbara nomina (nombres nativos), y en relación a él, Psello cita las famosas líneas que, en general, se dice pertenezcan al Oráculo, pero que por razones de métrica no podrían incluirse como parte del poema: 

Tratad de no cambiar nunca los nombres nativos; porque existen nombres en todas las naciones, nombres poseedores de poder, otorgados por los Dioses, que se usan en ritos místicos, nombres que ningún lenguaje puede explicar. 

Más aún, en esta Teurgia u Obra Divina, se han empleado ciertos símbolos o figuras simbólicas pues, como dice Proclo, los Oráculos llaman los compactadores a los puntos angulares de las figuras. 

LAS ALMAS REALES 

Pero la Teurgia no era para todos, era el Arte Real y sólo podían practicarla con éxito espiritual aquellos a quienes los escritores herméticos llamaban Almas Reales.98 Sinesio ha conservado los siguientes versos que explican la naturaleza de estas almas: Sí, en efecto, al fin ellos caerán desde el Cielo a la Tierra, felices por todas las almas; benditos sean aquellos cuyos destinos [lit. hilos] no pueden expresarse con lengua alguna, como tantos nacidos del Ser Radiante, el Rey, y de las semillas del Mismísimo Zeus, a través de una fuerte Necesidad. Esta es una referencia evidente a la Casta, a los Hijos de Dios. De la misma manera, el iniciado órfico declara: «Mi Casta proviene del Cielo». Habría alguna pequeña duda sobre la proveniencia del fragmento anterior, es decir, si pertenece o no al Oráculo, ya que Sinesio no especifica la fuente de su cita; pero, aún faltando la declaración explícita, todo parece indicar su autenticidad, especialmente el siguiente texto de este mismo Obispo, filósofo y místico al mismo tiempo: 

LA CHISPA DE LUZ 

Dejadlo oír los sagrados Oráculos que hablan de los diferentes caminos. Ya que considerando la lista completa de los incentivos [o alicientes] que llegan desde el Hogar para hacernos regresar, y de acuerdo a que esté en nuestro poder provocar el crecimiento de la Semilla implantada, los Oráculos dicen: 

Él dio a algunos la posibilidad de recibir el indicio de la Luz, ya otros, aún cuando estaban dormidos, Él dio el poder de producir el Fruto de Su propio Poder. 

El «Indicio de la Luz» es, evidentemente, el Símbolo que el Padre implanta en las almas. 
Es la Semilla de la Divinidad, la Chispa de Luz, que comienza a arder y gradualmente se transforma en Fuego. Esta Chispa de Luz fue concebida como una semilla sembrada en un buen suelo capaz de dar frutos, treinta, sesenta o cien veces, según sostiene la Gnosis Cristianizada. Asimismo, en los Extractos realizados por el Padre de la Iglesia Clemente de Alejandría a partir de una obra desaparecida del cristiano gnóstico Theodotus, se lee: 

Los seguidores de la doctrina Valentiniana declaran que cuando el Cuerpo Físico ha sido configurado, el Logos implanta la Semilla Masculina en el Alma Elegida, que aún duerme. Si el alma puede pronunciar su propia y verdadera Palabra (Logos), proclamar su Sonido, y crear símbolos por sí misma, entonces el hombre tendrá, legítimamente, esperanzas de entender lo que su conciencia es capaz de obtener de las más altas esferas. 

Pero, aún si su alma no puede hacerlo, aún si ignora lo que la rodea y carece del poder creativo, es posible que pueda coger algo de la Fuerza y Poderío (no de la Luz) de la Mente del Padre, y que esto constituya una fuente de inspiración para concebir algunas ideas verdaderas. 

De acuerdo al Ritual Mitráico 101 y a Lydus,102 el alma regenerada se transforma en una «Estrella de cinco puntas», y expresan: «El Oráculo declara que las almas, cuando han sido devueltas a su anterior naturaleza a través de estas cinco puntas, trascienden el Destino». Porque los Teúrgos no forman parte del rebaño sujeto al Destino. Y con respecto a esto Proclo agrega: «Deberíamos evitar la multitud de hombres que van en manada, como dicen los Oráculos». El rebaño tiene, por así decirlo, una «superalma» que comparten entre todos -aún no están separados- o, más bien, tienen un alma cada uno y comparten una «supermente». 

Los hombres del rebaño representan las «procesiones del Destino» de los escritos herméticos,103 mientras que aquellos que se han perfeccionado a sí mismos están libres de la Rueda del Destino, y se convierten en Ángeles de Dios. Hablando del hombre que es verdaderamente devoto de las cosas sagradas, Proclo cita un Oráculo que dice: Él, un Ángel, corre vivo en el poder. 

EL QUE NO SE REGENERA 

 Por el contrario, el que no se regenera se caracteriza por: Difícil de girar con una carga en la espalda, quien no tiene participación en la Luz. Con relación a aquellos que «conducen una vida malvada», Proclo declara, citando a los oráculos: Pues para ellos no hay gran camino fuera del de los Perros irracionales. Sobre lo cual agrega: Las Bestias de la Tierra habitarán mi nave. Compárese esto con la doctrina Gnóstica Valentiniana tal como la resume Hipólito: De acuerdo a ellos, este hombre material es como un hospedaje, una morada, a veces sólo para el alma, otras veces para el alma y los Daimones, otras para el alma y las palabras (logoi); palabras que, sembradas en este mundo desde Arriba -del Fruto Común de la Pleroma (Plenitud) y la Sabiduría- moran en el cuerpo de arcilla junto con el alma, cuando los Daimones dejan de cohabitar con ella. 

También es posible la comparación con la doctrina Basilidiana, resumida así por Clemente de Alejandría: Los Basilidianos están acostumbrados a nombrar las pasiones como apéndices [o incrementos]; y dicen que estas esencias tienen una cierta existencia substancial y se unen al alma racional, a causa de un cierto trastorno y confusión primitiva. En este núcleo crecen otras naturalezas bastardas y alienas a dicha esencia, como son las del lobo, el mono, el león, la cabra, etc. y cuando las cualidades peculiares de esas naturalezas aparecen alrededor del alma, causan en ella el deseo de transformarse en las naturalezas especiales de esos animales, pues imitan las acciones de aquellos cuyas características soportan. 

EL PERFECCIONAMIENTO DEL CUERPO 

Como ya hemos visto anteriormente, en los Oráculos el cuerpo físico era denominado el «estiércol de la materia»; y es posible observar el mismo concepto en el oscuro verso que se transcribe a continuación: No debéis dejar el estiércol de la materia en las alturas; la imagen [eidólon] también tiene su parte en el espacio que brilla hacia todos lados. Esto pareciera significar, o bien que los estados más elevados de conciencia no debían contaminarse y ensuciarse con las pasiones del cuerpo, o bien que el cuerpo no debía dejarse atrás, en trance, sino que, por el contrario, ese contacto consciente debía mantenerse a lo largo de toda la operación sagrada, tal como lo expresa la más alta teurgia en el Ritual Mitraico. 

La «imagen» -presumiblemente la imagen humana, o sea, el ingenioso vehículo del alma, el augoeides o astroeides- jugaba una parte muy importante en la unión de la conciencia con el mundo de la luz. En relación a este aspecto es interesante mencionar las líneas ya citadas anteriormente: 

Si extendéis la Mente ardiente para que fluya en obras de piedad, también preservaréis el cuerpo. 

Es arriesgado dar un significado preciso a la expresión: «que fluya en obras de piedad».
 Según lo explica el Ritual Mitráico, es probable que se trate de una expresión poética que simboliza la sustancia plástica y pura a partir de la cual se forma el «cuerpo perfecto». En cuanto a la obra de «la Mente ardiente», se describe en el sermón hermético titulado «La Llave» como sigue: 

Pues cuando el alma se retira en sí misma, el espíritu se contrae dentro de la sangre, y el alma dentro del espíritu. y entonces la mente despojada de sus envoltorios, y naturalmente divina, toma para sí un cuerpo ardiente y atraviesa todo el espacio.106 Y además: Cuando la mente se convierte en una divinidad, la ley exige que tome un cuerpo ardiente para ejecutar los servicios de Dios» .

 A este punto es oportuno agregar un pasaje de Juliano el Emperador y Filósofo, quien amaba estos Oráculos: Los Oráculos de los Dioses dan fe de esto; por lo tanto digo, por medio de la vida santa en la pureza, no sólo nuestras almas sino también nuestros cuerpos se hacen merecedores de recibir mucha ayuda y salvación [seguridad]; pues ellos dicen: Salvaos vosotros así como a la cosa mortal de amarga materia que os rodea. Para la comprensión del misterioso término «amarga materia», véase la nota en el Ritual Mitráico, citada anteriormente. Kroll piensa que todo este concepto se refiere al dogma de la resurrección del cuerpo físico, pero el Ritual Mitráico deja bien claro que el único «cuerpo de resurrección» del cual los místicos y gnósticos tenían conocimiento era el «cuerpo perfecto»; la resurrección del basto cuerpo físico era una superstición de los ignorantes. 

El «estiércol de la materia» a que se refiere más arriba se traduciría como «escoria» o «espuma», si bien podría sugerirse alguna interpretación un tanto más mística. «Escoria», considerada como una palabra misteriosa, es exactamente igual a «espuma», pero desde un punto de vista analítico sugiere el significado contrario. Ciertos estados del alma pueden definirse como «espumosos». Cuando en la alquimia espiritual el plasma del alma se representa como la esfera acuosa que gradualmente se va secando, para ser, eventualmente, formada y modelada por el «fuego» de la mente espiritual, entonces la espuma se eleva hacia la superficie y es entregada al Destino. 

En este caso, la espuma representaría a los hombres sujetos a las ataduras del Destino. En cambio «escoria» sugiere la tierra o el aspecto metálico de las cosas, y así la basura cae y no se eleva, y es nuevamente entregada para posterior enseñanza y disciplina; por lo que son como joyas y tierra pura a las cuales la ley no otorga la libertad. Espuma y escoria pertenecen al aspecto material de las cosas, mientras que las imágenes constituirían el equivalente en el aspecto mental. Lo que la espuma es para el alma, es la escoria para la materia pura y la imagen para la mente. Tanto la espuma como la imagen tienen que ver con la superficie de las cosas y no con la profundidad. 

REENCARNACIÓN 

Como era de esperar, los Oráculos enseñaron la doctrina de los repetidos descensos y retornos del alma, dándole cualquiera de los nombres con que es posible llamar a este proceso, ya sea trasmigración, reencarnación, palinginesia, metempsicosis, metensomatosis, transcorporación. 
En relación a este tema Proclo escribe:Ellos hacían descender el alma al mundo varias veces por muchas causas, ya sea despojándolas de sus plumas [o alas], o por la Voluntad del Padre.108 Sin embargo, al igual que en la doctrina hermética, el alma de un hombre no podía renacer en el cuerpo de una bestia. Respecto a esto Proclo es bastante claro cuando dice: El pasaje hacia naturalezas irracionales es contrario a la naturaleza de las almas humanas, y no sólo los Oráculos lo enseñan, cuando dicen: "ésta es la ley de los Benditos y nada la puede romper";pues el alma humana: Completa nuevamente su vida en los hombres y no en las bestias. 

LA OSCURIDAD 

También existía en los Oráculos una doctrina del castigo en lo Invisible (Hades), ya que Proclo habla de «los Poderes Vengadores (Poina¡), Estranguladores de los Mortales», y de un estado de tristeza y dolor, por debajo del cual se extendía un abismo aún más horrible de Oscuridad. Sobre esto tratan los siguientes versos: Estad atentos a no bajar cerca del mundo de los Rayos Oscuros, debajo del cual se extiende el Piélago [o Abismo] desprovisto de forma, donde no hay luz para ver, envuelto en una negra y sucia tristeza, donde se regocijan las sombras [eidola], desprovisto de todo conocimiento, escarpado y sinuoso, siempre serpenteando alrededor de su propia ciega y profundidad, eternamente casado con un cuerpo imposible de ver, inerte [y] sin vida. Esta descripción de la Serpiente de la oscuridad, siempre unida a su equivalente de Ignorancia y Materia ciega, puede compararse con la visión del tratado hermético Poimandrés: Pero enseguida llegó la Oscuridad y se instaló en una parte de eso, impresionante y triste, arrollándose en sinuosos pliegues, de manera que tomó la forma de una serpiente.110 Esta es una visión del otro lado de la Luz, es decir, de las antípodas, y siempre en las palabras de Proclo: «Pues ésta es la Región que Odia la Luz, como también señalan los Oráculos.

Pensando en el sistema que subyace en los Oráculos, Psello sostiene que debajo del Éter existen tres mundos hiléticos o planos de la materia prima -sublunar, terrenal y subterrenal-, el primero de los cuales es llamado chthoniao, «El que Odia la Luz», y no comprende sólo el plano de naturaleza sublunar sino que también contiene dentro la materia primordial (hyle) que ellos llaman el Sedimento del Gran Abismo (ver nota 'g'). 

LAS ESCALERAS INFERNALES 

En relación con los fragmentos anteriores es posible citar las siguientes líneas que, aunque viciadas, evidentemente forman parte de las instrucciones dadas al alma para su viaje a través del Hades: 

¡Pero no vayas hacia abajo! Detrás de ti yace el Precipicio, desviado de la Tierra, que te lleva hacia una escalera de siete peldaños, al final de la cual yace el Trono de la Horrenda Necesidad. 

La topografía del Trono de la Necesidad corresponde de alguna manera a la que se observa en la famosa visión de Er que tuviera Platón -la cual, probablemente, derivaba de un misterioso mito órfico; el cual, a su vez, estaba en contacto con las fuentes caldeas-. Según un fragmento de una teogonía preservada por Jerónimo, lo mismo ocurre en la visión de Aristeo, que quizá estuviera conectada con la iniciación órfica. 

En este caso es Adrasteia, Hija de la Necesidad, quien preside los castigos en el Tártaro, y extiende su dominio a las zonas más alejadas del cosmos hilético. Proclo también habla de la Naturaleza totalmente generativa o «genesiúrgica» -o sea, la Naturaleza bajo la influencia de la Necesidad- y en ella pueden encontrarse «la turbulencia de la materia», «el mundo que odia la luz» y «las corrientes sinuosas» por donde las masas son conducidas hacia abajo, como dicen los Dioses [es decir, los Oráculos]. Es más, seguramente debió producirse algún bramido o rugido terrorífico que hiriera al alma malvada, tal como sucede en la Visión de Er, ya que Psello cita un fragmento incompleto que dice: «¡Ah! ¡Ah!» la tierra les ruge, hasta que [ellos se vuelven] niños (?). 

Sin embargo, es posible proponer un punto de vista diferente desde donde observar esta metáfora simbólica,  y tomarla no como una advertencia a gente ordinaria sujeta a las leyes del destino, sino como una reprensión hacia aquellos que han sido iniciados o regenerados y, por ende, pueden aspirar a separarse de las Esferas del Destino. Los «Precipicios» o Simas podrían considerarse entonces como el camino de descenso desde la Luz y la Plenitud hacia las esferas del Destino, consideradas el órgano o instrumento de creación de la oscuridad y de las cosas «llanas» (sombras). Entonces el alma desciende por una escalera «llana», constituida por planos, que representa el camino de la mente formal. Por lo tanto, la reprensión pareciera decir: 

No dejes que la mente descienda hacia las Esferas del Destino usando «planos», ideas formales y una visión ordinaria y superficial de las cosas; pues, de ser así, sería propensa a dejar atrás algo de sí misma. Existe una manera clara y directa de descender, o mejor dicho, penetrar en las más lejanas Profundidades con cierta seguridad, pero es por un camino de criaturas vivas, y no por medio de escaleras construidas por la mente. 

En el lenguaje místico «Trono» significa el punto de estabilidad: sugiere el contacto con El Estable. Esta escalera de siete planos, la escalera o raíz de la forma, es esencialmente estable y no vital; y para un iniciado en su viaje de retorno, activo en el misterio de la regeneración, es mejor evitarlo, ya que conduce de nuevo a la prisión; es el verdadero camino hacia abajo, pero no el justo camino de regreso. Lleva a sitios dominados por el Destino, una prisión o escuela donde el alma es circundada por reglas, y por el contrario no conduce a la Libertad. 

SOBRE LA CONDUCTA 

Podríamos concluir con algunos fragmentos que hacen referencia al recto vivir, para lo cual citamos, en primer lugar, el famoso enigma: ¡No ensuciéis el espíritu, y no profundicéis el plano! Generalmente, se piensa que la primera cláusula se refiere al cuerpo espiritual o, mejor dicho, espirituoso, mientras que la segunda significaría: «No conviertas el plano en algo sólido» -es decir, siguiendo la tradición pitagórica: no transformes el cuerpo delicado en algo denso y grosero. Desde un punto de vista más místico podría sugerirse que la Naturaleza normal es sólo superficie. Hasta que un hombre es iniciado de verdad, o sea naturalmente regenerado, es mejor para él no ahondar con anticipación en los poderes mágicos de la Naturaleza, sino más bien mantenerse dentro del aspecto plano de las cosas hasta que su propia sustancia se purifique. 

Una vez purificado no existe nada en él donde estos poderes mágicos puedan acoplarse. Tan pronto como su naturaleza se ha purificado la Mente Espiritual comienza a entrar en su «cuerpo perfecto», y así él puede controlar las fuerzas interiores, o internas, o los poderes sexuales de la Naturaleza -aquellos poderes creativos y pasiones que hacen que ella se duplique-. El aspecto superficial de la Naturaleza es completo en su propio camino, y el hombre normal debiera estar contento con esto; no tendría que tratar de conmocionar los poderes secretos de los Abismos, o Vientre, hasta ser guiado por la Sabiduría de la Mente Espiritual. En la traducción al latín del tratado desaparecido de Proclo Sobre la Providencia, se encuentran tres dichos adjudicados a los Oráculos (Responsa); si bien Kroll piensa que sólo el segundo es auténtico: Cuando miráis a ellos mismos, dejad que el miedo acuda a vosotros. Confiad que ellos están fuera del cuerpo, y sed. La generación de las enfermedades en nosotros está bajo nuestro control, pues ellas nacen de la vida que conducimos. Si el hombre observa su ser más inferior, teme a causa de su imperfección; si contempla su ser más elevado, siente temor reverencial. El segundo aforismo puede compararse con la instrucción del tratado hermético La Mente a Hermes: y entonces piensa separado de ellos, y ordena al alma ir hacia cualquier tierra, y ella será más rápida que la orden. 

LA GNOSIS DE LA PIEDAD 

Del análisis del siguiente fragmento es posible deducir que el espíritu de la doctrina de los Oráculos se fundamentó ampliamente en las artes de la astrología, medición de la Tierra, adivinación, augurios y demás, e hizo inclinar a la mente a la sola contemplación de las verdades espirituales: 

No sometáis la mente a las vastas mediciones de la Tierra, pues el Árbol de la Verdad no crece en la Tierra; y no midáis el sol añadiendo vara sobre vara, pues su trayectoria está definida por la Voluntad eterna del Padre, y no a causa tuya. Dejad ir la prisa de la Luna; ella corre siempre en base a la Necesidad. 

La procesión de las estrellas no surgió a causa tuya. El amplio vuelo de los pájaros en lo alto del aire nunca es verdad, ni tampoco las porciones de las entrañas de las víctimas. Esos son todos juguetes, dando apoyo a un fraude mercenario. Volad por sobre esas cosas si queréis entrar en el Paraíso de la Adoración de la Verdad, donde se unen Virtud, Sabiduría y la Buena Regla. 

En este fragmento se palpa un cierto sabor judío sibilino, lo cual parece indicar el contacto con los círculos gnósticos judíos. Sin embargo, como en los fragmentos no hay nada más que demuestre signos de influencia judía, es posible concluir, justamente, que la ética de los Oráculos era similar, pero similaridad no significa plagio. Más aún, la fraseología es idéntica a la de otros fragmentos del Oráculo sobre los cuales no existe ninguna sospecha de influencia «judaizante»; por ejemplo: 

Las dos, la trayectoria lunar y la progresión estelar. Esta progresión estelar no se originó del vientre de las cosas por causa tuya. Es por vuestro bien que a nuestras manifestaciones, auto reveladas, se les permite expresarse a través de cuerpos. 

Y así concluyen estos dos pequeños volúmenes, con la esperanza de que al menos algunos de los muchos enigmas relacionados con estos famosos Oráculos hayan sido, en parte, desvelados.

G.R.S. MEAD

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