Dice el Concilio Vaticano en el capitulo primero de la
Constitución "Dei Filius"' "Hay un solo Dios vivo y verdadero,
Creador y Señor del Cielo y de la Tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible,
infinito en su entendimiento, voluntad y toda suerte de perfección"
Siendo Dios incomprensible, sería insensata la posición
intelectual del hombre que pretendiera haberle comprendido, hasta el punto de
querer descifrar sus designios y aun tratar de imponer su concepto de Dios
como el único verdadero.
Todos los conceptos de Dios imaginados por los hombres,
tienen algo de verdad y algo de error. Como todas las concepciones relativas
de la mente humana. Creacionistas, panteístas, panenteistas, emanantistas,
agnósticos e idealistas, han visto alguna faceta de ese Ser incomprensible.
Dios no puede ser objeto de polémicas, y menos de luchas, sino motivo, muy
respetable, de que cada uno de nosotros se esfuerce en comprender la verdad
relativa que ha cabido en la inteligencia de los demás. Si el hombre es la
medida de todas las cosas, como afirmaba Protágoras, no cabe duda que, en este
aspecto, cada hombre pretende hacerse un Dios a su medida. Y lo peor del caso
es que esta medida resulta ¡ay! harto pequeña para medir a un Ser infinito y
absoluto.
El Concilio Vaticano en el canon 3°, "De Deo rerum
omnium creatare", dice: "Si alguno dijere que una sola y misma es la
substancia o esencia de Dios y de todas las cosas, sea anatematizado".
Naturalmente, el anatema no resuelve el problema al
entendimiento. El mismo Santo Tomás ha dicho: "Todos participamos de la
Esencia de Dios". San Pablo dijo en el Areópago griego: "Por que dentro
de Dios vivimos, nos movemos y existimos; y como algunos de vuestros poetas
dijeron: Somos del linaje o descendencia del mismo Dios". En los
"Hechos" (17-28) se nos dice: "Dios no está lejos de cada uno de
nosotros porque dentro de Él vivimos, nos movemos y existimos". Por otro lado
se nos dice en la "Doctrina Cristiana" que Dios está en todo por
esencia, presencia y potencia. Si pues Dios está en todo y todos vivimos dentro
de Él, ¿puede reputarse demasiado heterodoxo el preguntarse si la Creación es
substancialmente diferente de su Creador? En su momento lo veremos.
Sigue diciendo el Concilio Vaticano (Cap. IV. "De
fide et ratione"): "Si alguno dijere que en la revelación divina no
se contiene misterio alguno, verdadero y propiamente dicho, sino que pueden
todos los dogmas de la fe ser entendidos y deducidos con evidencia por la
razón convenientemente impuesta en los principios naturales, sea
anatematizado". Esta actitud del Concilio no tiene nada de persuasiva y
da la medida del peligro que encierra el dogmatizar con criterio cerrado.
Dios -dice algún teólogo- "no es ni cuerpo, ni
espíritu, ni substancia, ni ser; sino sobrecorporal, sobrespiritual,
sobresubstancial y sobresencial. Moisés al anunciarles a los hijos de Israel,
le llama El que es. (O on) ". Este es el concepto de lo Absoluto.
Se comprende que el Ser Supremo no puede tener atributos
ni cualidades, sino en todo caso, propiedades esenciales. Tales son las de
Unidad, Eternidad, Inmensidad, Inmutabilidad, Simplicidad, Omnisciencia,
Omnipotencia, Bondad y Providencia.
Bonatto emplea una frase de raigambre pitagórica para
definir al Absoluto: "Dios en su eternidad es como un ojo desde el centro
de un círculo, que ve a un tiempo todas las cosas: el presente, el pasado y el
futuro". "Es el Punto al cual están presente todos los tiempos",
dice el Dante (Paraíso XVII). "Para representar a Dios, el sabio escribe
la unidad", dijo también Pitágoras hace veinticinco siglos. Añadiendo:
"Dios es un circulo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia
en ninguna".
Dice Víctor Hugo (en "William Shakespeare"):
"Dios es el invisible latente del infinito patente. Dios es el invisible
evidente. El mundo concentrado es Dios; Dios dilatado es el mundo; y nada hay
fuera de Dios".
"Después de manifestar el Universo con un átomo de
mi Ser, sigo existiendo" (que dice el Bhagavad-Gita).
"Todos los sistemas filosóficos,
todas las religiones convienen en comprender bajo el nombre de Dios a lo
absoluto. Entendemos por absoluto lo que es en si y para si, el sujeto-objeto.
Es fin, en si y para si; es su síntesis. ¿Suponéis ahora que esa síntesis se
verifica en el hombre? El hombre es Dios". .. "Me aíslo del mundo,
me concentro y siento en mi algo que se llama espíritu. Este algo vuela de
idea en idea a las más altas regiones de lo abstracto. ¿Quién lo determina a la
acción? Tengo cerrados mis sentidos al Universo exterior; no serán mis
impresiones. He echado un velo sobre mi memoria: no serán mis recuerdos".
. . "Un ser, me digo, que tiene actividad propia y la puede ejercer sobre
sí mismo, es un ser en sí y para sí, un sujeto-objeto, la reproducción de Dios;
estamos casi confundidos en el mar de la existencia. No vacilo en repetirlo;
el hombre está en Dios y Dios en el hombre". . . "Fundid en uno lo
finito y lo infinito, abrazad a Dios en el conjunto de sus determinaciones,
concebible en toda la generalidad y la pureza de la idea en que se ha
desenvuelto él Universo, y si os sentís inclinados a doblar la rodilla ante lo
invisible y lo absoluto, la doblaréis ante el Espíritu, ante ese espíritu que
se desprende del seno de la eternidad por la escala del tiempo, recorre en
alas de su inmensidad el espacio, se derrama por el mundo con sus torrentes de
atributos y produce miríadas de seres sin destruirse como causa". (Pi y
Margall).
"Ningún hombre puede dudar de su propia existencia y
de ello se infiere la existencia de Dios. Por eso se dice que el YO es la única
prueba evidente". (`El Yo es invisible, indomesticable, intangible,
indefinible, inefable e inconcebible", porque es la primera realidad; dice
el Mandukyopanishad).
"El Universo es de Dios, en Dios y para Dios, pero
Dios permanece más allá del Universo" (Valera).
"Sobre lo manifestado existe en verdad lo
Inmanifestado y eterno que permanece entre la destrucción de todos los
seres". (Bhagavad-Gita).
EL CONCEPTO DE LA TRINIDAD.
Dice la teología cristiana que "Dios es uno en
esencia y trino en personas".
La frase es inexacta y conviene que, en estos conceptos
metafísicos, empleemos las palabras adecuadas para que no se nos pierdan los
conceptos. La palabra "persona" quiere decir máscara u apariencia,
cosa no aplicable en ningún caso al Ser divino. Debemos sustituir la frase por
esta otra: "Dios es uno en esencia y trino en manifestación".
Pero vamos por partes:
La palabra Dios es un término concreto que indica
manifestación. Antes que Dios está la Divinidad, por que antes del Ser está la
Seidad; antes de la existencia está la esencia. En una palabra, antes de lo
concreto está lo abstracto en el orden causal de la manifestación.
Dios es trino al manifestarse como Creador. La teología
cristiana trata de definir de una manera racional el llamado "misterio de
la Trinidad" en la forma siguiente: "Dios es Espíritu. Dos son las
operaciones del espíritu: conocer y querer. Dios conociéndose a Sí mismo
engendra la Idea eterna expresada en el Verbo. Esta Idea, esta palabra es por
sí subsistente; es un yo divino, y se denomina Hijo, por que es engendrado, y
Verbo por que es la palabra de Dios. El Padre conociéndose en el Hijo, le ama y
el Hijo ama al Padre, y este amor substancial es Dios. Y así, de ambos procede
el Espíritu Santo, aspirado por vía de voluntad y de amor". Sintetizando:
Dios Padre conociéndose a Sí mismo, engendra al Hijo por vía de entendimiento;
Dios Padre amándose a Sí mismo en el Hijo, aspira al Espíritu Santo por vía de
voluntad y de amor.
El concepto está explicado con la suficiente claridad y
sugestión para despertar una intuición sobre él. Casi no resulta suprarracional.
Pero esto exige que hablemos de "espíritus" y nunca más de personas.
La idea personal de Dios ha hecho mucho daño a la teología.
Es natural que en el corazón del creyente se humanice el
amor a Dios y que las almas sencillas busquen una imagen concreta en la que se
pueda posar su intuición de lo divino. Pero esto, que se puede dejar pasar como
símbolo, no es aceptable en la realidad que con ello se quiere expresar.
Dejemos a un lado por el momento la encarnación del Hijo en la figura (esta si
persona) de Jesucristo, que no atañe al concepto metafísico del Principio
Creador.
El siguiente esquema, que por ser geométrico permite
mantener el concepto en la esfera de lo ideal, resume todo lo dicho.
A lo que debemos añadir la siguiente tabla de conceptos
ternarios correspondientes: [1]
Trinidad Espiritual
Padre Hijo
Espíritu Santo
Propiedades Ser Conocer Querer
Facultades Esencia Consciencia Amor
Funciones Existencia Ideación Voluntad
Manifestaciones Esencia Presencia Potencia
Proyecciones Espíritu Forma Fuerza
que indican distintos modos o grados de la manifestación
divina.
Algunos artistas eminentes (Velázquez y el Greco
entre ellos) con certera intuición filosófica, han representado la Trinidad
divina con una cuarta figura: la Madre. Nueva persona que tampoco es
"persona" en su realidad metafísica. Es un símbolo de la
"mater" o materia (también "matriz") sobre la cual se
plasma la voluntad ordenadora de la Trinidad divina para crear el Universo. La
"triada" se plasma en el "Cosmos" para formar el mundo,
corno decía Pitágoras. Y surge así el "cuaternario",
"augusto y puro símbolo" por el que juraban los pitagóricos.
Estos tuvieron el acierto de expresar todos estos
conceptos sin salirse de la esfera abstracta de la matemática; sin personalizar
ni concretar en figuras alegóricas; lo cual les permitió conservar en ello el
espíritu filosófico y el rigor metafísico[2].
El cristianismo, al igual que otras religiones positivas
anteriores, ha expresado estos "misterios" concretándolos y
humanizándolos, hasta el punto de referir algunos de ellos a las personas de
Jesucristo y de su madre: Jesucristo es el Hijo de Dios que ha encarnado en
María virgen. Se ha mezclado lo metafísico, lo mítico, lo místico y lo
histórico. Y aunque esto sea plausible para los efectos prácticos y populares
de la religión, debemos discriminarlo para evitar equívocos en el campo de la
metafísica, de la filosofía y de la misma teología.
La verdad metafísica que llevamos expuesta se resume en
lo siguiente: La Divinidad se manifiesta en tres modos espirituales: Ser,
Conocer y Querer o sea Esencia, Ideación y Voluntad; los cuales se plasman en
la Substancia universal realizando el acto creador. La Esencia viene a la
existencia.
La verdad mística o sea la que se refiere a las
realidades espirituales del ser humano, puede concretarse en este concepto: El
espíritu humano proviene de la Esencia divina, y como ella, posee las tres
propiedades de ser, conocer y querer. De aquí las ideas del "Cristo
interior" y de la "Chispa divina" a que nos hemos referido. Y
también el sabio aserto de que el hombre está hecho "a imagen y semejanza
de Dios" (el "microcosmos" semejando al "macrocosmos"
según los antiguos griegos): Ese espíritu humano, uno y trino, constituido de
esencia, consciencia y sentencia, se manifiesta en la materia por medio de una
forma corporal. Por esto el hombre es, en síntesis, un compuesto de Esencia,
Substancia y Vida, o sea de Espíritu, Alma y Cuerpo, que más adelante veremos.
La verdad mítica es que el Cristo, hijo de Dios, toma cuerpo
en la Virgen madre por obra del Espíritu Santo. Cosa que tomada al pie de la
letra ha llevado la incredulidad a muchas almas razonadoras. Y que tiene dos
interpretaciones; una mística y otra cósmica. Bajo el punto de vista místico,
el Cristo es nuestro propio espíritu, hijo de Dios puesto que participa de su
Esencia; que toma cuerpo (o encarna) en la materia por obra de la Voluntad del
Creador. Bajo el punto de vista cósmico, el Cristo que es el Verbo o Idea divina,
produce las formas de los seres, plasmándolas en la materia virgen (el Caos)
por obra de la Voluntad del Padre, que es amor, fuerza creadora por excelencia
o Espíritu Santo; como ya hemos visto y aun volveremos a ver cuando nos
ocupemos de la Creación.[3]
La verdad histórica es que Jesucristo, el genio
místico del Cristianismo, hijo de Dios, como lo somos todos, pero más aun en
el sentido de manifestar las perfecciones divinas en lohumano, nace del vientre de María, la mujer pura que por
su corazón limpio y por haber concebido sin pasión, merece el calificativo de
virgen. Concepción que se atribuye el Espíritu Santo en forma de paloma como
símbolo del puro amor que supo albergarse en los corazones privilegiados de la
madre y del hijo.
Así pues, la afirmación de que "el Cristo, hijo de Dios,
nació de la Virgen madre por obra del Espíritu Santo", es rigurosamente
cierta bajo todos los puntos de vista. Pero aquél que incapaz de captar la
intuición religiosa que esta afirmación encierra, la tome en sentido material,
será el único equivocado. ¿Por qué se ha de involucrar en un concepto
metafísico el cuerpo físico de una mujer por muy santa que haya sido?
Sabemos que alguien nos ha de objetar que Dios, en su
omnipotencia y libérrima voluntad, puede fecundar un óvulo en el vientre de
una mujer sin el concurso de varón[4].
No ponemos en duda ni un momento que esto pueda ocurrir por un acto
sobrenatural, por que ignoramos hasta donde puede llegar la voluntad divina.
Pero hasta el presente sabemos que las Leyes de la Naturaleza obran siempre en
su plano correspondiente. El plano físico tiene sus leyes físicas; el plano
espiritual tiene sus leyes espirituales. Y el tratar de inmiscuir lo espiritual
en lo físico y viceversa, trabucando los principios de causalidad estatuidos
por Dios como base de la ordenación universal, no agrega ni un ápice de
grandeza o excelsitud a las realidades trascendentes que tratan de expresarse
por medio de mitos y metáforas.
Y si aceptamos la excepción de lo
sobrenatural para el caso del divino Maestro de Nazaret, tenemos también que
aceptarlo para todos aquellos casos acusados por tradiciones anteriores; como
por ejemplo, el de Buddha naciendo de la virgen Maya y el más antiguo aún de
Sarrukin, rey de Akkad, hijo de una princesa virgen, y cual Moisés, echado al
río en un arca embetunada; y, en fin el de la leyenda china de Fo-Hi, nacido
de la virgen Hoa-Se fecundada por tina radiación sobrenatural, y el de la
tradición indostánica de Krishna nacido del vientre de la virgen Devaki que
fue fecundada milagrosamente por el Maha-Deva. A no ser que adoptemos la
actitud Intransigente del dogmático ingenuo y digamos que nuestra verdad es la
única verdadera. Pero a esto conviene recordar las sensatas frases del padre
Mendive: "Dios no puede inducirnos con sus milagros a que admitamos como
verdadero lo que pugna manifiestamente con los principios de nuestra propia
razón". "El acudir siempre a lo desconocido y problemático para
saltar las dificultades sin cuento que, a manera de torrente devastador, se
echan sobre una doctrina problemática e incierta, me parece muy semejante a
aquello que todo el mundo conoce con el nombre de "el mentir de las
estrellas"[5].
Y por su parte, el padre Feijó nos dijo: "El grano
del Evangelio no presta nutrimento seguro, sino separado de la paja. Paja
llamó a las relaciones de revelaciones y milagros, que carecen de fundamento
sólido, y aunque vulgarmente se crea que estas alimentan en algún modo la
piedad, digo, que ese es un alimento vicioso, sujeto a muchos
inconvenientes". (Purgatorio de San Patricio).
Dr Eduardo Alfonso
NOTAS
[1] La Conciencia es la esencia del ser en cuanto conocedora o capaz de conocer.
La conciencia es la esencia consciente enfocada en cualquier plano de
existencia (conciencia física, emocional, sentimental, intelectual, etc.). Y
estos conceptos son aplicables al hombre.
[2] Los indostánicos con su trimurti de Brahma, Vishnú y Sihva, personificaron las fuerzas cósmicas creadoras, conservadoras y destructoras. A otras trinidades aludimos en el capítulo final.
[3] "Entre el mundo de las ideas y el de la forma, existe un abismo que solo puede salvar la palabra". (Gustavo Adolfo Becquer - Prólogo de "RIMAS").
Frase clarividente. ¡Por eso Dios creó el Universo con el Verbo! (El "Logos" platónico).
[4] Los biólogos han logrado también provocar el desarrollo de los huevos de ciertos animales sin el concurso del macho, simplemente por un estímulo físico-químico; como por ejemplo los óvulos de rana y de erizo de mar por la acción del ácido butírico y el agua salina hipertónica. Pero esto solamente ocurre en los gérmenes que tienen cierta tendencia partenogenética.
[5] Mendive. "La Religión católica vindicada de las imposturas racionalistas".
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