La cruz, inseparablemente conectada con el círculo y el cuadrado, es un símbolo tan antiguo y
difundido que se encuentra en todos los países, épocas y culturas. Aparece en innumerables
formas. El centro de la cruz, el punto de intersección de los dos brazos es, al igual que el centro
del círculo, del cuadrado o de cualquier centro sagrado, un punto de comunicación con otros
mundos y estados del ser –un eje cósmico.
La cruz representa obviamente los cuatro puntos cardinales –Norte, Sur, Este y Oeste-, las
cuatro estaciones del año y, cuando aparece dentro del círculo, las cuatro divisiones de los
ciclos de manifestación. Pero es también un símbolo de la humanidad arquetípica: el eje
vertical es el elemento activo, masculino, positivo y celestial, el eje horizontal es el elemento
pasivo, femenino, negativo y terrenal; juntos forman la totalidad, el Andrógino.
Ello representa
toda la potencialidad humana, con sus infinitas posibilidades de expansión en todas las
direcciones. También simboliza, en sí mismo, la vida eterna.
La forma más antigua de la cruz es posiblemente la swástica, de hecho es tan antigua que sus
orígenes exactos no se conocen. Según algunos, tuvo su origen en dos palos de madera que en
tiempos primitivos se frotaban para encender fuego. En apoyo de esta teoría podemos
mencionar las representaciones de la Reina del Fuego de data védica, Arani, cuyo nombre
derivaba de esos dos palos, que se sujetaban con cuatro clavos y tenían una pequeña cubeta u
hoyo en el centro, por donde se introducía verticalmente un trozo de madera y se lo hacía girar
violentamente, con un movimiento de vaivén, para encender el fuego.
Otros sostienen que debe
buscarse su origen en la revolución de la Osa Mayor en el cielo alrededor del eje de la Estrella
Polar, o que deriva del diseño del laberinto egipcio o de la llave griega. Alternativamente,
podría ser un desarrollo de la letra china chi, que expresa perfección, excelencia y renovación
de la fuerza vital, o representar, nuevamente, la cuadratura del círculo. Pero dondequiera que
aparezca, desde la India hasta Islandia, desde China hasta América del Sur, la swástica es
siempre símbolo de buena suerte y buenos augurios. El origen de la palabra, tal como nosotros
la usamos, proviene de la voz sánscrita "su-asti", que significa "Está bien" o "Que le vaya
bien".
La swástica
La swástica suele ser considerada como un símbolo de linaje solar, puesto que acompaña a los
dioses solares del fuego y del trueno, pero la figura tiene dos formas: una con los brazos
orientados en el sentido de las agujas del reloj y la otra en sentido contrario. Se supone que las
dos representan los aspectos solar y lunar, masculino y femenino, lo cual se sustenta en el hecho
de que la forma de la swástica tiene los brazos doblados en el sentido de las agujas del reloj
cuando aparece sobre el corazón del Buddha o cuando acompaña a los dioses solares, mientras
que los brazos están doblados en sentido inverso a las agujas del reloj cuando acompaña a las
figuras de las diosas lunares Artemisa y Astarté. En China las dos swásticas son indudablemente
el yin y el yang: el yin, representa el elemento femenino, en sentido contrario a las agujas del
reloj; el yang, masculino, en el sentido de las agujas del reloj. Ambos símbolos solían utilizarse
en las orlas o guarniciones de los mantos ceremoniales y también aparecen juntos en las
vestimentas en los rituales de sacrificios del Emperador.
Las swásticas entrelazadas formaban “nudos místicos” que simbolizaban los misterios del
universo, la inescrutabilidad y el infinito.
La swástica masculina yang podía estar sola y seguía
siendo un símbolo de buena suerte, pero si la swástica yin estaba sola, asumía un aspecto
tenebroso y representaba la mala suerte.
En el nivel metafísico, la swástica se relaciona con el círculo y el cuadrado, y se convierte en
símbolo del movimiento en un sentido especial: el movimiento de la vida, es decir, la acción del
Principio en el mundo, que representa nuevamente las fuerzas complementarias y las fases del
movimiento, centrífugo y centrípeto, aspirante y expelente, un movimiento que va del centro a la
periferia y retorna al centro; Alfa y Omega o el principio y el fin y, nuevamente, la cuadratura
del círculo.
La swástica puede formarse también con la doble Z o la doble S. La forma Z sugiere el
símbolo del fuego, como los dos palos con que se enciende el fuego, o el símbolo del
relámpago.
La forma S, encontrada en Escandinavia, es más suave y flexible y puede ser una
forma estilizada de dos brazos y dos piernas. Esto podría tener alguna relación con el triquedro,
un emblema compuesto por tres piernas o brazos doblados que irradian del centro; se lo ha
encontrado en Sicilia y en la Isla de Man, apareció también en antiguas monedas de Frigia y, al
igual que la swástica, es un símbolo de buena suerte, pero personifica también al dios del mar de
los celtas, Manannen, asociado a la Isla de Man.
En el cristianismo primitivo, la swástica aparecía frecuentemente en las catacumbas y
simbolizaba el poder de Cristo, mientras que en tiempos medievales tenía la figura del
gammadión, así llamado porque estaba formado por las cuatro letras griegas G o gamma, y no
solo representaba a Cristo como piedra angular del cristianismo, sino también a los cuatro
evangelistas, con Jesucristo en el centro.
La swástica se usaba en las vestiduras de los antiguos sacerdotes y personifica al Buen Pastor.
Más tarde fue utilizada en Inglaterra como ornamento en las campanas de las iglesias.
Otras formas
Las formas de la cruz son infinitas, una de las más antiguas es la cruz egipcia, ankh, también
llamada cruz ansata o “cruz con asas”. Está formada por una cruz en T o tau y un círculo encima
de ella, con lo cual combina los símbolos masculino y femenino de Osiris e Isis, y expresa la
unión del cielo y la tierra. Según otra interpretación, representa el círculo de la eternidad junto
con la cruz de la extensión infinita; en cualquiera de los dos casos, es un símbolo vital que
significa la inmortalidad y la "vida por venir". Es también uno de los atributos de Maat, Diosa
de la Verdad, que suele aparecer sosteniendo la cruz en la mano.
Los cristianos adoptaron este signo cuando colocaban el círculo encima de la cruz y ponían
otra cruz dentro del círculo. Empero, para el cristianismo la cruz también significa muerte,
sufrimiento y sacrificio. Los dos brazos de la cruz representan la misericordia y el juicio, y las
dos naturalezas de Cristo. Este simbolismo se ve reforzado aún más por la frecuente aparición
de las figuras del sol y la luna a ambos lados de la cruz. Se decía que la madera de la cruz
provenía del Árbol del Conocimiento -causante de la Caída del Hombre- que Cristo trasformó
en el Árbol de la Vida o la redención.
La cruz en tau que se menciona en el Antiguo Testamento (Ezequiel 9:4) fue encontrada a lo
largo de los continentes asiático y americano desde los tiempos más remotos, y al parecer fue
aceptada también como signo del hombre, según lo atestiguan las palabras pronunciadas más
tarde por el mártir Justino: "El signo está impreso en la naturaleza toda ... forma parte del
hombre mismo." Frecuentemente tiene carácter fálico cuando acompaña a Príapo y a otros
dioses de la fertilidad. Es también el martillo de deidades del trueno como Tor, y la llave del
poder supremo.
La cruz dentro del círculo es un signo solar; representa la rueda del movimiento, del cambio y
del poder solar, los cielos y la rueda de la buena fortuna, mientras que la cruz dentro del
cuadrado es estática y simboliza la estabilidad de la tierra. Entre los indígenas norteamericanos
la cruz de la choza o la tienda es la que está incluida dentro del círculo y representa el centro del
mundo, el espacio sagrado, el Gran Espíritu.
La cruz de los templarios, con sus extremos redondeados, sugiere la combinación de la cruz
con el círculo y ejemplifica las fuerzas centrípeta y centrífuga, mientras que la cruz de Malta,
con su aguzada forma apuntando hacia adentro tipifica las fuerzas y el movimiento dirigidos
hacia lo interior. Representaba también los cuatro grandes dioses asirios, Ra, Anu, Bel o Belo y
Hea. La Cruz Rosa concentra su simbolismo en el centro, que representa el corazón y la
armonía.
Algunas veces la cruz y la media luna aparecen juntas, en cuyo caso la media luna se
convierte en la barca lunar de las Diosas de la Luna, las Reinas del Cielo, que simbolizan el
aspecto femenino y receptivo de la vida, mientras que la cruz es el elemento fálico masculino;
juntas personifican la unión, el cielo y la tierra.
La Cruz Escocesa de San Andrés era también un signo utilizado por los romanos para señalar
los hitos y tenía, por lo tanto, el significado de una barrera. Desde el punto de vista metafísico
expresa la unión de los mundos superior e inferior. La Y o cruz bifurcada que usaban los
cristianos en sus vestimentas y representaba los brazos extendidos de Cristo recibía también el
nombre de Cruz de los Ladrones del Calvario, y anteriormente, según Pitágoras, era un símbolo
de la vida humana: el palo vertical simbolizaba la inocencia del niño, y los dos brazos, los
senderos izquierdo y derecho del bien y del mal, que expresaban las opciones morales de la edad
adulta. Como todas las cruces, la cruz bifurcada personifica también las encrucijadas y los
caminos divergentes de la vida. Las encrucijadas han tenido siempre gran importancia, no solo
como intersección y bifurcación de los caminos, como unión de los opuestos y lugar donde
confluyen el tiempo y el espacio, sino también como un sitio mágico y peligroso donde, al igual
que en el umbral, se encuentran o chocan las fuerzas contrarias. Las brujas y los demonios
también rondan por las encrucijadas.
La antigua costumbre de enterrar a los suicidas, los
criminales y los vampiros en las encrucijadas tenía por objeto desorientarlos y confundirlos para
que no pudieran encontrar el camino de regreso a sus antiguas guaridas y no causaran daño a los
seres vivos. Jano, cuya cabeza tenía dos caras, una que miraba hacia adelante y la otra hacia
atrás, era el dios de los umbrales y las encrucijadas.
Las explicaciones de las variaciones de la cruz podrían llenar un volumen entero. Hay cruces
cuyos cuatro brazos terminan en cruces, la pequeña cruz o cruz recruceteada, usada por los
gnósticos, la cruz trebolada, con sus extremos en forma de tréboles y trifolios, que en el
cristianismo representa a Cristo como símbolo de la nueva vida y la resurrección, y es asociada
también con el brote de nuevos vástagos en la vara de Aarón, la Cruz Papal de tres brazos; la
Cruz doble que para los cristianos significaba al mismo tiempo la cruz de Cristo y la letra griega
X como representación de Cristo en la cruz (los crucifijos, tal como los conocemos ahora, no
aparecen hasta el siglo IX) y la cruz conocida como Lábaro, que era llamada también la cruz
Chi-Rho2, por las dos letras del alfabeto griego (X, P), que eran las dos primeras letras de la
palabra "Cristo". En realidad, la cruz Lábaro es anterior al advenimiento del cristianismo, y en
Grecia era señal de buenos augurios.
Los cuatro brazos de la cruz son asociados, evidentemente, con el cuadrado, del cual forman
las diagonales. Ambos están relacionados con el número cuatro, el número de la tierra, los
cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos, etcétera. El cuadrado representa la unión de los
cuatro elementos, la estabilidad, la integridad y la solidez de la tierra, en contraposición con el
movimiento circular de los cielos. Como hemos dicho, constituye la base fija de los edificios,
ciudades, jardines y campos, en contraste con el círculo móvil de las tiendas y campamentos de
los pueblos nómades. El cuadrado, o cubo, es la base de los monumentos, tanto sagrados como
seculares. En el primer caso, representa la tierra y los niveles terrenales de la existencia, reviste
particular importancia en el simbolismo hinduista, donde expresa la pauta arquetípica del orden
en el universo, de la proporción absoluta y de la equilibrada perfección de la forma.
COOPER JC
NOTA
2 Chi: 22ª letra del alfabeto griego (X) que en castellano corresponde a nuestra C.
Rho: 17ª letra del alfabeto griego (P) que en castellano corresponde a nuestra letra R. (N. de la T. )
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