sábado, 16 de marzo de 2019

SERPIENTES, DRAGONES Y MONSTRUOS



En casi todos los mitos del Árbol de la Vida hay un guardián, representado generalmente por un dragón o una serpiente, que impide al hombre, a menudo por medio de ardides, apoderarse de los frutos del árbol. Tenemos aquí, una vez más, el simbolismo de la sabiduría y la inmortalidad, que son difíciles de obtener. En otros mitos ocurre precisamente lo contrario: la serpiente tienta al hombre o mujer para que coma el fruto prohibido que le otorgará la inmortalidad. 

En este caso, la serpiente simboliza la Tentación, como en el relato de Adán y Eva del Antiguo Testamento. El árbol aparece a menudo con una serpiente junto a la raíz, o, más frecuentemente, enroscada alrededor del tronco, lo cual encierra un simbolismo sumamente complejo. 
La serpiente es el elemento masculino, e1 falo, el "esposo de todas las mujeres" y acompaña siempre a diversas Grandes Madres: cuando aparece con el árbol femenino, los dos juntos representan la relación y el equilibrio masculino-femenino. Pero la serpiente simboliza también la sabiduría, que es femenina, puesto que vive bajo tierra, está en contacto con los poderes femeninos de las aguas y con el mundo subterráneo, aunque, al igual que el árbol, emerge a la luz. También puede treparse al árbol, en dirección al cielo, y una vez más, como el árbol, puede estar en contacto con los tres reinos, convirtiéndose así en un símbolo de la comunicación entre ellos, además de actuar como mensajera entre los dioses y los hombres. Cuando el árbol y la serpiente aparecen juntos, el árbol representa el eje del mundo, y la serpiente enroscada alrededor de su tronco significa los ciclos de la manifestación. 

El simbolismo de la serpiente es a veces confuso, ya que la serpiente puede ser macho, hembra, o engendrarse a sí misma; puede representar el poder lunar, acuoso y mágico de la Madre Tierra, o los rayos solares del Padre Cielo; puede simbolizar el bien o el mal, la luz o la oscuridad, la destrucción o la curación: como destructora representa naturalmente la muerte, pero como es capaz de mudar la piel y aparecer entonces, renovada, es vida y resurrección. Estos aspectos duales de la serpiente se muestran en el Caduceo, sostenido a veces por Baal, Ishtar e Isis, y siempre por Mercurio, mensajero de los dioses, identificado con el dios griego Hermes, quien tenía también el poder de curación. Aquí las dos serpientes entrelazadas representan veneno y curación, enfermedad y salud, agua y fuego, es decir, todas las fuerzas contrarias que operan en el universo y que sin embargo actúan conjuntamente. Simbolizan también la naturaleza hermética y homeopática "que puede vencer a la naturaleza". 

                                     


En la Alquimia, las serpientes significan lo masculino y femenino, el poder trasmutador del azufre y el mercurio. En la mitología china, las dos fuerzas yin y yang están representadas por un hermano y una hermana, Fo-hi y Niukua, que a veces revisten la forma de serpientes con cabeza humana.

                                                         

En el arte chino es muy raro que una misma figura combine rasgos antropomórficos y zoomórficos, y éste es uno de los pocos casos; otro es el de la forma humana con cabeza de serpiente, que puede representar el Año de la Serpiente en el Zodíaco chino de las Doce Ramas Terrestres y sus símbolos animales. Mientras que en Occidente se suele identificar a la serpiente con el mal y el demonio, en el Lejano Oriente rara vez tiene mayores diferencias con el dragón, caracterizado por sus cualidades benéficas, por ejemplo el Dragón de las Nubes, portador de la lluvia vivificante y bienhechora. 

                                    


El dragón también es sabiduría, fortaleza y supremo poder espiritual. Es el gran símbolo del Taoísmo: "El perfecto ritmo de la forma del dragón epitomiza todo lo que está contenido en el misticismo taoísta y su arte. Es el misterio último que se oculta en las nubes, en la cima de las montañas y en las profundidades de la tierra; simboliza así la sabiduría, el Tao.

                        


" El dragón, como la serpiente, tiene aspectos duales: es masculino, yang, cuando aparece en las vestimentas rituales del Emperador, que era el representante en la tierra del gran poder espiritual. 
Lo acompaña el fénix de la Emperatriz, el poder yin. Juntos representan los opuestos complementarios yin-yang, y la interacción del cielo y la tierra, el macrocosmos y el microcosmos, y todos los ritmos de nacimiento y muerte, de involución y evolución que existen en el universo. Estos poderes se representan también bajo la forma de dos Dragones en Pugna, símbolo de los Dos Grandes Poderes que se enfrentan permanentemente y son interdependientes. 

En las religiones monoteístas, el dragón suele representar el mal contra el cual lucha algún héroe, como San Jorge. 

El dragón custodia frecuentemente un tesoro o una doncella, símbolos de la sabiduría oculta, tema que encontramos en el mito, la leyenda, el drama y los cuentos de hadas, y tipifica también el eterno conflicto entre las fuerzas del bien y del mal, la luz y la oscuridad, la aparente muerte de la vegetación en la estación invernal y su renacimiento en la primavera. En el nivel psicológico, es también el hombre que vence a su propia naturaleza tenebrosa. Uno de los casos en que el dragón no tiene poderes maléficos se da en Occidente con el Dragón Rojo de Gales, que por sus características se asemeja mucho más al dragón oriental como símbolo del poder solar. 

El cristianismo habla del dragón y la serpiente como si fueran la misma cosa: -esa vieja serpiente", la Tentadora, también significa muerte y oscuridad: en el Antiguo Testamento, los dragones también están relacionados con la muerte. La lucha entre el Arcángel Miguel y el dragón es más antigua que el cristianismo el cual, corno en tantos otros casos, adaptó el simbolismo pagano a su doctrina. 
El Arcángel San Miguel es el antiguo Dios del Sol que derrota al dragón o a la serpiente de las tinieblas. Por otra parte la serpiente puede representar a Cristo como emblema de la sabiduría, y en la cruz es Cristo que resucita en el Árbol de la Vida. La serpiente maligna es Satanás, Lucifer, el Diablo, mientras que, según Tertuliano, algunos llamaban a Cristo "la buena serpiente". 

Cuando la serpiente es asociada con el Árbol de la Vida tiene efectos benéficos, mientras que cuando se la asocia con el Árbol del Conocimiento es maléfica. El budismo interpreta de dos maneras diferentes el simbolismo de la serpiente. En el centro de la Ronda de la Existencia hay tres criaturas: el cerdo, símbolo de la codicia, el gallo, de la pasión carnal, y la serpiente, de la ira, estos son los tres pecados principales que atan a la humanidad al mundo y a la ronda de la ilusión. Pero a veces la serpiente representa al Buddha, que se trasforma en una naga, o serpiente, para ayudar a los hombres en tiempos de enfermedad o hambruna.



El aspecto curativo de la serpiente también aparece en el mito céltico cuando se la asocia con los poderes curativos de las aguas; el dios céltico Cernunnos es representado a menudo como una serpiente con cuernos. En este caso, simboliza la virilidad y fertilidad; es también un atributo de Bridgit, la Gran Madre céltica. Cuando la serpiente aparece con el águila posada en las ramas del Yggdrasil, o con el venado, tenemos otros ejemplos de la serpiente en su condición maléfica, como manifestación de los poderes de las tinieblas; el águila y el venado son dos poderes solares que luchan contra las tinieblas y las derrotan. La victoria se representa con el águila apresando en sus garras a la serpiente, o con el venado aplastándola con las patas. 

Por otra parte, la serpiente y el dragón simbolizan la unión de los contrarios en el mundo, la unión de la materia y el espíritu. La conocida Serpiente Emplumada de los aztecas tiene linaje solar y como combinación de pájaro y serpiente representa también los poderes del viento, la lluvia, el trueno y el relámpago, y acompaña siempre a los dioses del viento y la lluvia. Ejemplifica, asimismo, los poderes de la ascensión, el hálito vital y el conocimiento, además de actuar como mensajera entre los dioses y los hombres. Combinaciones zoomórficas La combinación de aves y bestias, tales como el grifo, de cuerpo de león y cabeza y garras de águila, es benéfica en algunos casos: aquí simboliza los grandes poderes solares, la fuerza y la sabiduría. 

El cristianismo, sin embargo, representó al grifo como un demonio, pero más tarde Dante afirmó que el grifo denotaba las dos naturalezas de Cristo. En otros casos, p. ej., el basilisco, mitad ave y mitad serpiente, era un monstruo totalmente maléfico y enemistado con todo lo bueno. Algunos son una verdadera amenaza y deben ser aniquilados por el héroe, como en la historia del Minotauro cretense, el monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que era el guardián del caos central y primitivo. 

                                      


El Minotauro fue muerto por el héroe Teseo, quien luego encontró el centro, eliminó la amenaza que pendía sobre los demás, y restauró la ley y el orden. Otros monstruos son neutros, tales como Capricornio, mitad pez y mitad cabra, que representa en el Zodíaco el solsticio de invierno; es también una forma del antiguo dios babilonio Ea-Oannes. 

El Centauro, otro signo del Zodíaco, mitad hombre, mitad caballo, es conocido también como el Arquero. Ejemplifica al hombre total, en el que se conjugan la naturaleza animal y la naturaleza espiritual; su arco y su flecha son símbolos de poder y control, mientras que el exacto ángulo de 45 grados tipifica el perfecto uso de ese poder. Estas combinaciones zoomórficas representan también el hecho de liberarse de las habituales reglas convencionales del mundo, e introducen otras posibilidades en la creación. Estos temibles monstruos pueden representar las oscuras y terroríficas fuerzas de la naturaleza y los peligros que acechan a la psique a lo largo del sendero espiritual. Son también, frecuentemente, guardianes del umbral o del tesoro, sea material o espiritual, y deben ser aniquilados.

Cooper J.C

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