Las aves son, en general, un símbolo del alma -los espíritus del aire, el espíritu liberado del
cuerpo-, o una manifestación de la divinidad. Sus poderes de ascensión las convierten en
símbolos naturales de todo lo que se eleva, o las asocian a las regiones superiores de la
atmósfera y los cielos, y, por ende, a la aspiración y la trascendencia. La facultad de volar hacia
lo alto les confiere el poder de viajar entre este mundo y el otro; por lo tanto, actúan
frecuentemente como mensajeras de dioses o ángeles, y acompañan al héroe de mitos, leyendas
y fábulas en sus aventuras o búsquedas, confiándole algún secreto o anunciando algún hecho
sobrenatural: de aquí proviene la expresión "me lo contó un pajarito".
Gallinas, patos, gansos y pavos
Las aves domésticas tienen, sin embargo, un significado más terrenal. La gallina es el ejemplo
sobresaliente del instinto maternal por el cuidado que brinda a sus polluelos: también representa
la providencia y la procreación. La gallina negra coincide con el perro y el gato negros en el
papel de representante de las brujas o del Demonio, mientras que la gallina que cacarea tipifica
la dominación femenina o una mujer audaz y emprendedora, tan aterradora que "una mujer
silbando y una gallina cacareando ahuyentan al demonio de su guarida".
Para el cristianismo, la gallina con sus polluelos representa a Cristo con su rebaño, quien se
vale de una analogía propia cuando recuerda con cuánta frecuencia había querido reunir a su
alrededor al pueblo de Jerusalén, del mismo modo que la gallina reúne junto a ella a sus
pequeños.
El pato, en cambio, ha dado lugar a más metáforas y analogías que símbolos, cuando
decimos, por ejemplo, "como agua sobre las plumas de un pato" (en el sentido de algo que no
surte ningún efecto), "como pato moribundo en una tormenta" (quedar de una pieza, pasmado o
asombrado), etc.
En la tradición amerindia el pato puede actuar como mediador entre los
espíritus del cielo y el agua: en China y Japón representa la fidelidad y felicidad conyugales, la
dicha y la belleza. El pato y la pata juntos simbolizan la unión de los amantes, la felicidad y
consideración mutuas.
Los patos aparecen a veces unidos mediante dos alas entrelazadas, o sea,
la forma más estrecha de la unión y la felicidad conyugales.
El simbolismo del ganso está más difundido que el de cualquiera de las otras aves domésticas.
Es un ave eminentemente solar, pues, según se dice, el ganso sigue al sol en sus migraciones, y
también puede intercambiarse simbólicamente con el cisne blanco, que tiene un carácter
enteramente solar.
El ganso es el ave "del hálito", del viento: también representa la vigilancia, porque avisa al
instante, con un fuerte graznido, la llegada de extraños. Cuenta la leyenda que los gansos
sagrados -guardados en Roma y asociados con Marte, dios de la guerra, Juno, Reina de los
Cielos, y Príapo como símbolo de la fertilidad- salvaron a la Ciudad Eterna al dar la alarma ante
la llegada de los invasores. Para los griegos y los romanos, el ganso estaba con sagrado a los
dioses de la guerra, pero era también un emblema de la divinidad solar, Apolo, y mensajero de
Mercurio, dios del comercio, de Eros, dios del amor, y de Peitho, diosa de la elocuencia y la
persuasión.
En la mitología céltica, el ganso era también un atributo de los dioses de la guerra.
Pero fue probablemente el simbolismo egipcio e hindú el que le dio mayor importancia.
En la
mitología egipcia, el Ganso del Nilo, el Gran Hablador, era el creador del mundo que había
puesto el Huevo Cósmico, del cual había emergido el sol, Amon-Ra. El ganso era también el
emblema de Seb, o Geb, dios de la Tierra, y representaba el amor: era también el símbolo de
Isis, Osiris y Horus.
El ánsar o ganso salvaje de la mitología hindú es el vehículo de Brahmâ, el
gran principio creador. También denota libertad, devoción y espiritualidad, sabiduría y
elocuencia. El Ham-Sa aparece con figura de ganso o de cisne, y representa el más notable de
los intercambios entre estas dos aves.
En China, el ganso se relaciona nuevamente con el poder solar, yang: es el ave mensajera que
trae buenas nuevas. Como el pato, expresa la felicidad conyugal, pero también el cambio
estacional del otoño, y aunque tiene carácter solar, el arte chino y japonés suele mostrarlo
asociado con la luna otoñal. En occidente, el ganso es la comida característica de las festividades
navideñas y del día de San Miguel, fechas que están conectadas simbólicamente en el hemisferio
norte con el poder decreciente del sol en la estación otoñal y su creciente poder después del día
más corto del año, hacia fines del mes de diciembre.
A1 igual que el tabaco y la papa, oriundos del continente americano, el pavo fue importado al
Viejo Mundo en fecha relativamente reciente. En México era el ave sagrada de los toltecas, "el
ave enjoyada", y constituía la comida típica de las fiestas y ceremonias rituales de acción de
gracias, simbolismo que ha sido adoptado en Estados Unidos para el Día de Acción de Gracias,
y comúnmente en Inglaterra para la Navidad.
La paloma
La paloma, otra ave que es asociada también con la vida hogareña, es símbolo de paz y
dulzura en todo el mundo, especialmente cuando aparece con la rama de olivo. Representa
también el espíritu de la luz, el alma, y es un pájaro consagrado a todas las Reinas del Cielo. La
paloma sagrada se vincula también con los cultos funerarios. Pero el significado de la paloma es
ambivalente, por cuanto se considera que simboliza la inocencia y la castidad, pero en algunos
casos representa la lascivia, particularmente bajo la forma del palomo.
En el Antiguo Testamento tipifica la inocencia, la simplicidad, la mansedumbre, y encarna el
alma de los muertos. En el Nuevo Testamento y en el arte cristiano representa el Espíritu Santo,
la Anunciación, el bautismo, la paz y la inocencia. Una bandada de palomas simboliza la
fidelidad y la fe; siete palomas, los Siete Dones del Espíritu; una paloma con una rama de palma
no solo expresa la paz, sino el triunfo sobre la muerte; una paloma blanca es un alma salvada, en
contraposición con el cuervo negro, emblema del pecado.
Según la tradición sumeria y hebrea,
una paloma fue expulsada del Arca, en la época del Diluvio Universal, mientras que en el
Antiguo Testamento, la paloma regresa con la rama de olivo para consolidar la paz entre Dios y
el hombre.
En la iconografía egipcia, la paloma se posa en las ramas del Árbol de la Vida y se la
representa con los frutos del árbol y con jícaras que contienen las Aguas de la Vida. Para los
griegos y los romanos era un símbolo del amor, especialmente como atributo de Venus, Reina
del Cielo, y representaba también la renovación de la vida.
Zeus era alimentado por palomas;
Atenea tenía a su lado una paloma con la rama de olivo; y para Adonis y Baco era un emblema
del amor y la pasión. En la religión islámica, las Tres Vírgenes sagradas se representan en forma
de columnas coronadas por palomas. Tanto en China como en Japón, la paloma simboliza
longevidad, respeto y orden, pero en Japón también está consagrada al dios de la guerra.
La cigüeña y la grulla
La cigüeña es, junto con el águila y el ibis, la destructora de los reptiles, esas criaturas cuyo
significado es siempre funesto: por lo tanto, todo lo que las aniquila tiene carácter benéfico y
solar. Pero de las tres aves, sólo el águila sigue siendo enteramente solar, ya que el ibis y la
cigüeña consiguen el sustento en los pantanos o a la vera de los ríos, en el elemento líquido.
Como hemos visto, este elemento se relaciona con la creación, pues la vida se origina en las
aguas. Por lo tanto la cigüeña, por su estrecha conexión con el embrión, es portadora de nueva
vida; de aquí proviene la conocida expresión "a los bebés los trae la cigüeña".
La cigüeña simboliza también la llegada de la nueva vida en primavera, y es siempre un signo
de buen augurio. Tener en el tejado de la casa un nido de cigüeña trae buena suerte.
La grulla, que es también un ave de las aguas, tiene un vasto simbolismo en Oriente.
Es un
ave de linaje solar, mensajera de los dioses, e intermediaria entre el cielo y la tierra.
Conduce las
almas al Paraíso y significa longevidad, vigilancia, prosperidad y autoridad.
En China es "el
Patriarca de la Tribu Emplumada", y en Japón, "la Honorable Grulla".
En el arte oriental se la
representa generalmente junto con el sol y varios pinos. En la mitología céltica, por el contrario,
es el ave sagrada del soberano del mundo subterráneo y anuncia guerra y muerte.
El águila
Por su fuerza y su magnificencia, el águila es asociada naturalmente con el poder, la autoridad
y la majestad real. Es el atributo de todos los dioses celestiales, y suele intercambiarse
simbólicamente con el halcón y el gavilán.
Es también el principio espiritual que se remonta
hacia las alturas, la inspiración, el elemento aéreo. Por su carácter solar está en permanente
conflicto con el mal o con los poderes infernales, y, como hemos visto, una de las
representaciones más frecuentes del águila es aquella en que aparece luchando con la serpiente,
o apresándola entre sus garras, lo cual simboliza la lucha entre la luz y la oscuridad, entre el bien
y el mal.
Sin embargo, aunque el águila y la serpiente están en perpetuo conflicto, juntas representan la
suma de espíritu y materia y, por lo tanto, la unidad cósmica primordial.
La lucha entre el águila
y el león, o entre el águila y el toro, en la que el águila sale invariablemente victoriosa,
representa el triunfo de lo espiritual sobre lo material, de la mente sobre la materia.
Las águilas de dos cabezas son atributo de los dioses gemelos y simbolizan el poder dual, la
omnisciencia y la omnipotencia. En la alquimia, representan al dios Mercurio
masculino-femenino, mientras que el águila coronada y el león son el viento y la tierra, el
mercurio y el azufre, el principio volátil y el principio fijo.
La vincha con el águila emplumada que usa en la cabeza el jefe de los Pieles Rojas es una
expresión del Gran Espíritu, del Pájaro del Trueno.
El águila actúa como mediadora entre el
cielo y la tierra. Para los aztecas, era el poder celestial, el sol naciente, la devoradora de la
serpiente de la oscuridad. El águila de los hindúes es el Pájaro Garuda, en el cual va montado
Vishnu, y está en guerra con las Nagas, las serpientes.
En la mitología escandinava, el águila
aparece en las ramas del Yggdrasil, el Gran Fresno, el Árbol del Mundo como símbolo de la luz,
en la lucha contra la serpiente de las tinieblas.
Para los griegos y los romanos, era la portadora del rayo de Zeus/Júpiter, símbolo del poder
espiritual, y para los romanos, en particular, representaba el poder del Emperador. El águila
romana seguía al ejército romano y a los colonizadores dondequiera que fuesen.
Corrían extrañas historias acerca del águila.
Se sostenía que era capaz de remontarse hasta el
sol y de contemplarlo sin pestañear; otros creían que renovaba su plumaje volando hasta el sol y
sumergiéndose luego en el mar.
El cristianismo consideraba estas ideas como símbolos de Cristo
que contempla la gloria de Dios y rescata las almas del mar del pecado.
Sol emplumado de los pieles rojas
El águila como símbolo de inspiración se adoptó particularmente para representar la
inspiración de las Sagradas Escrituras: de aquí que se la utilice en las iglesias como una suerte
de atril desde el cual se leen las Escrituras.
El buitre y la lechuza
En extraño contraste con el águila, solar y masculina, en otro tiempo se creía que el buitre era
enteramente femenino, mientras que el gavilán y el halcón tenían carácter masculino; por lo
tanto, los buitres representaban el principio femenino maternal, cuidaban de sus pequeños y
proporcionaban abrigo y protección. Por otro lado, simbolizaban también la destrucción y la
voracidad, pero por ser aves que se alimentan de carroña, tipifican, al mismo tiempo, la
purificación y trabajan para el bien.
En Egipto, la diosa Isis asumió una vez la apariencia de un
buitre; desde entonces simboliza el amor maternal y las buenas obras. Hathor aparece a veces
con cabeza de buitre, y Maat lleva como adorno un buitre en la cabeza. En la mitología
grecorromana el buitre era el ave sagrada de Apolo, pero también era montado por
Cronos/Saturno.
Por ser un ave nocturna consagrada a Juno, la mayoría de los mitos y religiones lo relacionan
con la lechuza, símbolo de la oscuridad y la muerte, mientras que el cristianismo la identifica
con el demonio como representación del poder de las tinieblas.
Este tétrico simbolismo tiene
notables excepciones en las culturas grecorromana y amerindia, donde la lechuza tipifica el
poder profético y la sabiduría.
Es un atributo de Atenea/Minerva, y de esta fuente deriva sin
duda en Occidente la idea de la "vieja y sabia lechuza".
El cisne y el reyezuelo
Como hemos visto, el cisne y el ganso comparten el mismo simbolismo, que puede
corresponder tanto a uno como a otro, pero el cisne tiene además un simbolismo propio referido
a su "canto". Se suponía que en el momento de morir, el cisne entonaba un canto característico,
dulce y plañidero. Esto dio origen al "canto del cisne", metáfora que significa la muerte, el acto
final.
El dulce y melodioso canto del cisne se comparaba también con el canto del poeta. Por lo
tanto, es el ave identificada con el poeta, de aquí que se llame a Shakespeare "el cisne de Avon".
En esta asociación poética es también el símbolo de la soledad y el retraimiento.
El cisne combina las fuerzas del aire y el agua, representa la vida, el amanecer y es
predominantemente solar. En la mitología céltica, los cisnes tienen carácter solar y benéfico, y
poseen los poderes curativos del sol y las aguas. El cisne se caracteriza por sus grandes poderes
de trasformación: así vemos que en los mitos y fábulas los reyes, príncipes y princesas adoptan
la forma de cisnes o se convierten en cisnes.
Cuando el cisne lleva alrededor del cuello una
cadena de oro o plata, podemos reconocer instantáneamente a algún personaje de la realeza o la
apariencia sobrenatural de una divinidad.
La mitología grecorromana confería al cisne una significación amorosa relacionada con la
historia de Zeus/Júpiter, que convirtióse en cisne para seducir a Leda. Era el ave sagrada de
Afrodita/Venus y el ave solar de Febo/Apolo. En el cristianismo, el cisne blanco es un emblema
de la Virgen María, mientras que el canto que entona con su último aliento representa la
resignación de los mártires cristianos. El huevo cósmico de oro de la mitología hindú era
depositado en el seno de las aguas por el pájaro divino, del cual surgió Brahmâ, que a menudo
va montado en un cisne. Ham-Sa, que puede ser cisne o ganso, aunque generalmente toma la
apariencia de un cisne, es "ese par de cisnes que son Ham y Sa, que moran en la mente del
Grande". Están esculpidos en los templos, y representan la perfecta unión hacia la cual se elevan
los seres celestiales: también son Hálito y Espíritu.
Curiosamente, uno de los pájaros más pequeños, el reyezuelo, es llamado el "Rey de los
Pájaros", el "Pequeño Rey", pero su simbolismo es ambivalente, ya que puede ocupar el lugar de
la paloma como símbolo del alma o el espíritu, mientras que, por otro lado, representa a una
bruja, en cuyo caso adquiere carácter maléfico.
Matar a un reyezuelo se considera, en general,
un hecho sumamente infortunado; sin embargo, en Francia e Inglaterra existe la costumbre de
cazarlo para Navidad y, después de colgarlo de un largo palo, hombres y mujeres lo llevan en
procesión de un lado a otro, recorriendo las casas del barrio, donde los vecinos los reciben
cálidamente y les ofrecen regalos. Finalmente, entierran al reyezuelo en el cementerio de la
parroquia como símbolo de la muerte del año viejo.
La abeja
De todos los insectos, la abeja es probablemente el que encierra mayor simbolismo y representa
en todas partes la laboriosidad y el orden. Como es un insecto alado, comparte con los pájaros la
facultad de llevar mensajes de este mundo al mundo de los espíritus; el antiguo hábito de
"contarle a las abejas" cualquier acontecimiento importante acaecido en la familia era el medio
de enviar la noticia a las almas que moraban en el otro mundo.
Al igual que los pájaros, las
abejas pueden identificarse con el alma y, en consecuencia, con la inmortalidad En tiempos
antiguos se creía que eran hermafroditas, por lo que representaban la castidad y la virginidad.
En casi todas las tradiciones existe el simbolismo de la abeja.
En la iconografía hindú, si está
posada sobre el loto representa a Vishnu; las abejas azules sobre la frente encarnan a Krisna y el éter; las abejas, en las que se conjugan la dulzura y el dolor, forman la cuerda del arco de Kama,
dios del amor.
En el antiguo Egipto, la abeja no solo simbolizaba la industriosidad, sino que era
dadora de la vida y, por lo tanto, de la inmortalidad. También denotaba realeza, y era un
emblema del Faraón del Bajo Egipto. Los griegos creían que el alma de los muertos podía
albergarse en las abejas. La Diosa Madre recibía el nombre de Abeja Reina, y sus sacerdotisas
eran melissae, las Abejas.
Los oficiantes de Eleusis eran abejas y se las asociaba con Pan,
Príapo, Zeus y también con Deméter, Cibeles y Diana. Eran los "pájaros de las Musas", que
derrochaban elocuencia y palabras melosas. Aunque Virgilio las llama "el hálito de la vida",
para los romanos el enjambre de abejas denotaba infortunio, mientras que una abeja sin cabeza
conjuraba el mal de ojo.
El islamismo identifica a las abejas con la fidelidad, la inteligencia, la sabiduría y la inocencia.
Ibin al-Athir dice: "Las abejas favorecen la eclosión de los frutos, realizan tareas útiles, trabajan
de día, elaboran su propio alimento, repudian la suciedad y los malos olores, y obedecen a sus
conductores; sienten aversión por la oscuridad de la indiscreción, las nubes de la duda, las
tormentas de la rebelión, el humo de lo prohibido, el agua de lo superfluo y el fuego de la
lujuria."
Los celtas creían que las abejas poseían una sabiduría secreta proveniente del mundo
subterráneo, el mundo mítico de los muertos. El cristianismo asociaba a la abeja con la castidad
de las vírgenes y con la Virgen María; simbolizaba también la diligencia, el orden y la
prudencia.
La colmena representaba la vida ordenada y piadosa de la comunidad religiosa: las
abejas eran los fieles cristianos y la colmena, la Iglesia.
Otros insectos
La hormiga es otro símbolo de laboriosidad, virtud y vida comunitaria organizada, pero
también entraña sumisión ciega y subordinación; por eso, cuando nos referimos a un estado
totalitario o a un vasto complejo urbano decimos peyorativamente que es un "verdadero
hormiguero".
La conocida fábula de la cigarra y la hormiga hace hincapié en que la hormiga trabaja por el
trabajo en sí y es incapaz de gozar del ocio, en contraposición con la vida alegre y
despreocupada de la cigarra, que canta y juega durante todo el verano, sin guardar nada para los
meses de invierno.
Aquí se toma a la hormiga como modelo de frugalidad y previsión, pero en
realidad la fábula es injusta con la cigarra, que muchas veces beneficia a la hormiga cuando
perfora los tallos de las plantas, liberando los jugos nutricios y proporcionando de ese modo a la
hormiga la escasa e indispensable humedad que necesita para sobrevivir.
Los chinos sienten
afecto por la cigarra y el grillo, los guardan en pequeñas jaulas de caña, y se deleitan con su
alegre y agudo chirrido. Ambos simbolizan la buena suerte, la abundancia y la virtud. En
cambio, los hebreos consideran a la cigarra corno un flagelo, pues la identifican probablemente
con la langosta. La cigarra dorada de los griegos representaba la nobleza y la aristocracia.
Ya nos hemos referido a la araña, pero podríamos agregar que en algunas islas de Oceanía, la
Vieja Araña es la creadora del universo. Su asociación con las poderosas Diosas Madres y con
las divinidades que rigen el destino humano explica la razón por la cual dar muerte a una araña
es signo de mala suerte. Aunque la araña puede ser funesta, cumple un papel benéfico cuando
atrapa a las moscas, asociadas siempre con la enfermedad, la corrupción y el mal.
El Belcebú
fenicio, Señor de las Moscas, es el agente del poder de destrucción, muerte y putrefacción. Los
demonios suelen ser representados bajo la forma de moscas, que en este caso simbolizarían los
poderes sobrenaturales del mal.
Cooper J.C
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