Qué extraño es estar
aquí. El misterio nunca te deja en paz. Detrás de tu cara, debajo de tus
palabras, por encima de tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha el
silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie más puede darte
noticia de este mundo interior. Cada cual es un artista. Al abrir la boca
sacamos sonidos de la montaña que hay debajo del alma. Esos sonidos son
palabras. El mundo está lleno de palabras. Son muchos los que hablan al mismo
tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las calles, en la televisión, en la
radio, en el papel, en los libros. El ruido de las palabras conserva para
nosotros lo que llamamos «mundo». Intercambiamos nuestros sonidos y formamos
pautas, vaticinios, bendiciones y blasfemias. Nuestra tribu lingüística
cohesiona el mundo diariamente. Pero el hecho de pronunciar palabras revela que
cada cual crea incesantemente. Cada persona extrae sonidos del silencio y
seduce lo invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aquí unos recién
llegados. Las galaxias del cíelo se alejan bailando hacia el infinito. Bajo
nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente formados con esta arcilla.
Sin embargo, el guijarro más pequeño es millones de años más viejo que
nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un
mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que
contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras
significados, raíces y refugio. Detrás de su superficie brillante hay oscuridad
y silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez hacia dentro y
hacia fuera.
Si
nos volvemos adictos a lo exterior, nuestra interioridad vendrá a acosarnos. Nos dominará la sed y ninguna imagen, persona o acto podrá saciarla. Para
estar completos, debemos ser fíeles a nuestra compleja vulnerabilidad. Para
conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo
visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno,
lo antiguo y lo nuevo. Nadie puede afrontar esta misión por nosotros. Cada
cual es umbral, único e irrepetible, de un mundo interior. Esta integridad es
santidad. Ser santo es ser natural, acoger los mundos que encuentran
equilibrio en ti. Detrás de la fachada de la imagen y la distracción, cada uno
es un artista en este sentido primigenio e inexorable. Cada uno está condenado
y tiene el privilegio de ser un artista interior que lleva consigo y da forma a
un mundo único.
La
presencia humana es un sacramento creativo y turbulento, un signo visible de
la gracia invisible. No existe otro acceso a misterio tan íntimo y aterrador.
La amistad es la gracia dulce que nos libera para afrontar esta aventura,
reconocerla y habitarla. Este libro quiere ser un espejo indirecto donde
vislumbrar la presencia y el poder de la amistad interior y exterior. La
amistad es una fuerza creadora y subversiva. Asegura que la intimidad es la ley
secreta de la vida y el universo. El viaje humano es un acto continuo de
transfiguración. Afrontados con amistad, lo desconocido, lo anónimo, lo
negativo y lo amenazante nos revelan poco a poco su secreta afinidad. El ser
humano, en tanto que artista, está siempre activo en esta revelación. La
imaginación es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente
el poder de la posibilidad. Por consiguiente, no se ha de reducir la amistad a
una relación excluyente o sentimental; es una fuerza mucho más extensa e
intensa.
El pensamiento celta no era discursivo ni sistemático. Pero
en sus especulaciones líricas los celtas dieron expresión a la sublime unidad
de la vida y la experiencia. El pensamiento celta no estaba lastrado por el
dualismo. No dividía lo que propiamente ha de estar unido. La imaginación
celta expresa la amistad interior que abarca como un todo la naturaleza, la
divinidad, el mundo subterráneo y el mundo humano. El dualismo que separa lo
visible de lo invisible, el tiempo de la eternidad, lo humano de lo divino,
les era ajeno. Su sentido de la amistad ontológica generaba un mundo empírico
impregnado de una rica textura de alteridad, ambivalencia, simbolismo e
imaginación. Para nuestra separación dolorosa, la posibilidad de esta amistad
fecunda y unifícadora es el don de los celtas.
La concepción celta de la amistad encuentra su inspiración
y plenitud en la sublime idea del anam
cara. Anam es la palabra gaélica que significa «alma»; cara es «amigo». De manera que anam
cara significa «alma gemela, amigo espiritual e íntimo». Anam cara era una persona a quien uno
podía revelar las intimidades ocultas de la vida. Esta amistad era un acto de
reconocimiento y pertenencia. Cuando se tenía un anam cara, esa amistad trascendía todas las convenciones y
categorías. Los amigos espirituales estaban unidos de una manera antigua y
eterna. Inspirándonos en este concepto, analizaremos la
amistad interpersonal. La idea central es aquí el reconocimiento y el despertar
de la antigua comunión que hace de los dos amigos uno. Puesto que el nacimiento
del corazón humano es un proceso en curso, el amor es nacimiento continuo de
creatividad en y entre nosotros. Exploraremos el anhelo en tanto que presencia
de lo divino y el alma como casa del arraigo.
Esbozaremos una espiritualidad de la amistad con el
cuerpo. El cuerpo es tu casa de arcilla, la única que tienes en el universo.
El cuerpo está en el alma; este reconocimiento confiere al cuerpo una dignidad
sagrada y mística. Los sentidos son antesalas de lo divino. La espiritualidad
de los sentidos es la espiritualidad de la transfiguración.
Exploraremos el arte de la amistad interior. Cuando uno deja de
temer a su soledad, una nueva creatividad despierta en su seno. La riqueza
interior olvidada o descuidada empieza a revelarse. Uno vuelve a su casa
interior y aprende a descansar en ella. Los pensamientos son los sentidos
interiores. Infundidos de silencio y soledad, revelan el misterio del paisaje
interior.
Reflexionaremos sobre el trabajo como poética del crecimiento. Lo
invisible anhela volverse visible, expresarse en nuestras acciones. Éste es el
deseo íntimo del trabajo. Cuando nuestra vida interior entabla amistad con el
mundo exterior del trabajo, se despierta una nueva imaginación y se producen
grandes cambios.
Contemplaremos nuestra amistad en el tiempo de las cosechas de la
vida, la vejez. Exploraremos la memoria, el lugar donde nuestros días pasados
se reúnen secretamente y reconocen que el corazón fervoroso nunca envejece. El
tiempo es eternidad que vive peligrosamente.
Indagaremos en nuestra amistad inexorable con el camarada
primero y último, la muerte. Reflexionaremos sobre la muerte como el camarada
invisible que nos acompaña en el camino de la vida desde el nacimiento. La muerte
es la gran herida del universo, la raíz de todo miedo y negatividad.
La amistad con nuestra muerte nos permitiría celebrar la eternidad del alma, que la muerte no puede tocar.
La amistad con nuestra muerte nos permitiría celebrar la eternidad del alma, que la muerte no puede tocar.
La
imaginación celta amaba el círculo.
Veía que el ritmo de
la experiencia, la naturaleza y la divinidad, seguía un camino circular. La
estructura de este libro así lo reconoce al seguir un ritmo circular. Comienza
con la exploración de la amistad como despertar, luego indaga en los sentidos
como puertas inmediatas y creativas. Así prepara el terreno para una evaluación
positiva de la soledad, que a su vez busca expresarse en el mundo exterior del
trabajo y la acción. A medida que disminuye nuestra energía exterior,
afrontamos la misión de envejecer y morir. Esta estructura sigue el círculo de
la vida en su espiral hacia la muerte y trata de echar luz sobre la profunda
invitación que presenta.
Los capítulos giran en torno al , mudo y oculto, que abarca el antiguo centro innominado del yo humano.
Aquí reside lo indecible, lo inefable. Este libro quiere ser esencialmente una
fenomenología de la amistad en forma lírico-especulativa. Se inspira en la
metafísica lírica que subyace en la espiritualidad celta. Más que un análisis
fragmentario de datos sobre los celtas, es una amplia reflexión, una
conversación interior con la imaginación celta que se propone exponer la
filosofía y la espiritualidad de la amistad que la caracterizan.
JOHN
O´DONOHUE
No hay comentarios:
Publicar un comentario