martes, 7 de mayo de 2019

BHAGAVÂN DÂS - INTRODUCCIÓN

Si dejamos aparte por su excepcional trascendencia La Doctrina Secreta de Blavatsky, que está esperando el diáfano comentador de sus secretos, no creo que haya en la moderna biografía teosófica una obra de tan profunda enseñanza como la que Bhagavan Das ofrece a la prolongada meditación del lector en las siguientes páginas con el significativo título de LA CIENCIA DE LA PAZ. 
Desde luego que no se trata de la paz entre las naciones ni siquiera entre las familias, sino de aquella interna paz que aludía Jesús el Cristo al decir a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; pero no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.” Es la Paz sólo asequible por el conocimiento, y por esto llama el autor a su libro: LA CIENCIA DE LA PAZ, que es como si dijera: el conocimiento o ciencia que conduce al logro de la paz. Pero tengamos en cuenta que la paz es uno de los términos de un par de opuestos cuyo otro término es guerra, lucha, combate, pelea; y precisamente, según verá el lector si se detiene a estudiar la obra, es necesaria la guerra para llegar a la paz, pues la paz no tendría valor ni significado positivo para nuestra conciencia si no fuese el término, le resultado, el finiquito de la guerra. 

Pero ¿contra quién hemos de guerrear para conseguir la paz interna? 
¿Dónde están nuestros enemigos? A esto responde el Cristo parafraseando al profeta Miqueas: 
“No penséis que vine a meter paz sobre la tierra: no vine a meter paz, sino espada. Porque vine a separar al hombre contra su padre y a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su casa.” La contradicción no puede ser más notoria desde el punto de vista exotérico, porque bien pudiera haber excusado el Cristo su venida si había de venir para sembrar la discordia en las familias, para encender la hoguera entre quienes por oficio de la sangre y comunidad de intereses están mayormente obligados a obedecer el supremo mandamiento de amor. Pero desde el punto de vista esotérico y con arreglo al principio fundamental de polaridad o ley de pares de opuestos, es indispensable encender la guerra para lograr la paz, y los enemigos contra quienes ha de guerrear el hombre están en su propia casa, es decir, en su naturaleza inferior, son las cosas que más quiere y a que más se apega mientras e identifica con los objetos del mundo exterior, con el No – Yo, con el “Esto” de la sentencia o aforismo que constituye el eje en cuyo torno gira todo el complicado argumento de LA CIENCIA DE LA PAZ. 

Durante el período en que alucinado por Maya dice el ego: “Yo soy Esto” y se identifica con su personalidad, no puede por menos de experimentar la dolorosa inquietud del deseo nunca satisfecho, está en continua guerra consigo mismo y con los demás Yos de quienes se cree independientemente separado; pero en cuanto reconoce su verdadera y entra en el sendero de la renunciación y dice: “Yo no soy Esto”, entonces mata el deseo, que era su más acérrimo enemigo, se identifica con todos los demás Yos en la suprema síntesis del Pratyagâtmâ o Yo universal, y alcanza la final victoria sobre su naturaleza inferior, y goza de la inefable paz que supera toda comprensión. 

Desde luego que para la completa inteligencia de cuanto Bhagavan Das expone en las siguientes páginas, es necesario estar algo versado en filosofía y sobre todo en sus modalidades metafísica y sicológica, pues hay en este libro pasajes que requieren muy concentrado esfuerzo de atención; pero esta dificultad se aminorará si en vez de contraerse el estudiante a la solitaria y somera lectura del libro, se reúne con otros igualmente anhelosos de aprender la ciencia de la paz, y lo hacen objeto de colectivo estudio, sin avergonzarse de preguntar a quienes por su mayor experiencia y conocimiento consideren capaces de esclarecer los muchos puntos a cuya dilucidación no alcanza la palabra escrita y que sólo es posible por la que recién animada por la idea fluye directamente de labio a oído, tal como se trasmiten en las escuelas esotéricas las eternas verdades de la divina sabiduría. Es necesario estudiar más bien que leer este trascendental libro. Conviene fijar exactamente el significado de cada palabra, de cada frase, de cada párrafo y no pasar adelante sin comprenderlo, pues lo contrario arriesga el lector perder la brújula de su mente y naufragar en un mar de confusiones. 

A mi entender es LA CIENCIA DE LA PAZ un acertado y habilísimo desenvolvimiento de los fundamentales conceptos aforísticamente expuestos en el Bhagavad Gîtâ y en los Upanishads, en estos perdurables y fidedignos testimonios de que la filosofía occidental, desde Platón a Hegel y Fichte pasando por San agustín, y desde Aristóteles a Bergson pasando por Santo Tomás, es una paráfrasis, una verbal palingenesia de la multimilenaria filosofía oriental. En cuanto a la traducción, he procurado interpretar fielmente el pensamiento del autor y anoté algunos pasajes con objeto de esclarecer conceptos susceptibles de duda o mala inteligencia, con la esperanza de que si el lector estudioso procede cual exige la moderna metodología científica, cuyo principal requisito es el lógico ordenamiento de ideas, tenga poderoso auxiliar de sus esfuerzo mentales en la claridad de la expresión. 

 FEDERICO CLIMENT TERRER

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