7. La base del conocimiento correcto es percepción correcta, deducción correcta y testimonio correcto (o evidencia exacta).
Uno de los conceptos revolucionarios a que debe ajustarse el estudiante de ocultismo es la aceptación de que la mente constituye el medio por el cual se adquiere el conocimiento. Por lo general en Occidente se tiene la idea de que la mente es la parte del mecanismo humano que utiliza el conocimiento.
El proceso de "dar vueltas y vueltas a una idea", de esforzarse en resolver problemas mediante una intensa tarea mental, nada tiene que ver con la función del desenvolvimiento del alma. Es sólo una etapa preliminar, y debe ser reemplazada por otro método. Quien estudia raja yoga debe comprender que la mente está destinada a ser un órgano de percepción; sólo así comprenderá correctamente esta ciencia. El proceso a seguir, en relación con la mente, podría describirse más o menos como:
1. Correcto control de las modificaciones (o actividades) del principio pensante.
2. Estabilización de la mente y su consiguiente empleo por el alma, como órgano de visión, un sexto sentido, y la síntesis de los otros cinco sentidos.
3. Resultado: Conocimiento correcto.
4. Correcto uso de la facultad perceptiva, de modo que el nuevo campo de conocimiento, con el cual se hace contacto, sea visto tal cual es.
5. Lo percibido es interpretado correctamente, con la consiguiente aprobación de la intuición y la razón.
6. Correcta transmisión al cerebro físico de lo percibido; el testimonio del sexto sentido es interpretado correctamente y la evidencia trasmitida con exactitud esotérica.
Resultado: Reacción correcta del cerebro físico al conocimiento trasmitido.
Una vez estudiado y seguido este proceso, el hombre, en el plano físico, se da cuenta cada vez más, de las cosas del alma y de los misterios del reino del alma o del "Reino de Dios". Se le revela todo cuanto atañe al grupo, y descubre la naturaleza de la conciencia grupal. Se observará que estas reglas, incluso ahora, son consideradas premisas esenciales,, cuando se necesita un testimonio exacto, respecto a los asuntos mundiales. Si estas reglas se aplican al mundo de actividad psíquica (inferior y superior) conseguiremos simplificar la actual confusión.
En un antiguo libro, escrito para discípulos de cierto grado, aparecen las palabras dadas a continuación, de valor para los discípulos probacionistas y aceptados. La traducción es libre pero imparte el sentido. "Quien mira hacia afuera, debe tener cuidado de que a través de la ventana pase la luz del sol. Si lo hiciera antes del amanecer (de su esfuerzo A. A. B.), debe recordar que el orbe aún no ha salido, no puede percibir los claros perfiles y los espectros y sombras, los espacios sombríos y áreas oscuras todavía confunden su visión."
Al final de este párrafo tenemos un símbolo curioso, que imparte a la mente del discípulo esta idea: "Guarda silencio y reserva tu opinión".
8. El conocimiento incorrecto se basa en la percepción de la forma y no en el estado del ser.
Este aforismo es algo difícil de explicar. Su significado es: Conocimiento, deducción y decisión, basados en las cosas externas y en la forma, a través de la cual la vida se expresa en cualesquiera de los reinos de la naturaleza, constituyendo para el ocultista un conocimiento falso y no veraz.
En la actual etapa del proceso evolutivo no hay forma alguna que esté a la altura de la vida inmanente, ni es una expresión adecuada de la misma. Ningún verdadero adepto juzga una expresión de la divinidad por medio del tercer aspecto. Raja yoga entrena al hombre para actuar en el segundo aspecto y por su intermedio ponerse en armonía con la "verdadera naturaleza" latente en toda forma.
El "ser" es la realidad esencial y todos los seres se esfuerzan por alcanzar esta expresión real.
Por lo tanto, todo conocimiento adquirido por medio de las facultades inferiores, basado en el aspecto forma, es conocimiento incorrecto. Sólo el alma percibe correctamente; sólo el alma tiene el poder de ponerse en contacto con el germen o principio budi (el principio crístico, en terminología cristiana) que reside en el corazón de cada átomo, ya sea el de la materia, investigado en el laboratorio del científico; el átomo humano, en el crisol de la experiencia diaria, el átomo planetario, dentro de cuyo círculo infranqueable todos nuestros reinos de la naturaleza están contenidos, o el átomo solar, Dios en manifestación por medio de un sistema solar. Cristo “sabía lo que había en el hombre", en consecuencia, pudo ser un Salvador.
9. La fantasía descansa sobre imágenes que no tienen existencia real.
Esto significa que tales imágenes, sin existencia real, son conjuradas por los hombres mismos, construidas en sus propias auras mentales y energetizadas por su voluntad o deseo y se desvanecen en cuanto se dirige la atención a otras cosas. ”La energía sigue al pensamiento" es uno de los principios básicos del sistema de raya yoga, e incluso es aplicable a las imágenes de la fantasía, las cuales pueden dividirse en tres grupos, que el estudiante hará bien en considerar:
1. Las formas mentales que él construye, de vida efímera, que dependen de la calidad de sus deseos, por no ser buenas ni malas, superiores ni inferiores, pueden ser vitalizadas tanto por las tendencias inferiores como por las aspiraciones idealistas y todas las etapas intermedias que existen entre estos extremos. El aspirante debe cuidarse de no confundirlas con la realidad. Una ilustración cabría aquí, respecto a la facilidad con que las personas creen haber visto a alguno de los Hermanos o Maestros de Sabiduría, sin embargo, todo lo que han percibido es una forma mental de uno de Ellos, debido a que el deseo es el padre del pensamiento, son víctimas de ese tipo de percepción incorrecta, que Patanjali denomina "fantasía".
2. Las formas mentales creadas por la raza, la nación, el grupo u organización y las formas mentales grupales de cualquier tipo (desde la forma planetaria, hasta la de un grupo de pensadores), constituyen la suma total de la "Gran Ilusión". Aquí hay un indicio para el estudiante sensato.
3. Esa forma mental creada por el hombre, cuando apareció por primera vez en forma física, fue denominada el "Morador en el Umbral”.
Al ser creada por el yo personal inferior y no por el alma, es perecedera y se mantiene unida por la energía inferior del hombre. Cuando el hombre empieza a actuar como alma, la "imagen", creada por su fantasía o por reacción a la ilusión, se disipa mediante un supremo esfuerzo. Termina su existencia real cuando nada en el aspirante la nutre; la comprensión de esto permite liberarse de tal esclavitud. Este aforismo, aunque aparentemente breve y sencillo, tiene un significado muy profundo; es estudiado por los altos iniciados que están aprendiendo a conocer la naturaleza del proceso creador del planeta y se ocupan de disipar el maya planetario.
10. La pasividad (sueño) está basada en el estado pasivo de los "vrittis" (o en la no percepción de los sentidos).
Quizás sea necesario explicar la naturaleza de los "vrittis”; son esas actividades de la mente cuyo resultado es la relación consciente entre el órgano del sentido empleado y lo percibido. Aparte de cierta modificación del proceso mental o afirmación del "yo soy yo", los sentidos pueden estar activos y, no obstante, el hombre ser inconsciente de ello. Se da cuenta de que ve, gusta u oye; dice “yo veo", "yo gusto", "yo oigo".
La actividad de los "vrittis" (o las percepciones mentales que tienen relación con los cinco sentidos) le permiten conocer este hecho. Abstrayéndose de la percepción activa de los sentidos, no utilizando la conciencia "dirigida hacia afuera", sino llevándola de la periferia al centro, puede producir un estado de pasividad -la carencia de percepción que no es el samadhi del yogui ni el logro de la centralización a que aspira el estudiante de yoga, sino una especie de trance. Este aquietamiento autoimpuesto no sólo es un entorpecimiento para llegar a la yoga más elevada, sino que, en muchos casos, es excesivamente peligroso.
Los estudiantes deben recordar que la meta de la yoga es la actividad correcta de la mente y su correcto empleo, y que el estado denominado "mente en blanco" y la receptividad pasiva en la cual está interrumpida o atrofiada toda relación sensoria, no forman parte del proceso. El sueño a que se refiere el aforismo no es el adormecimiento del cuerpo, sino el de los "vrittis". Es la negación del contacto de los sentidos, sin que el sexto sentido, la mente, los haya reemplazado en su actividad.
En esta condición de sueño el hombre es propenso a las alucinaciones, impresiones erróneas, obsesiones y al engaño. Hay varios tipos de sueño, pero en este comentario sólo puede hacerse una breve enumeración:
1. El sueño común del cuerpo físico, cuando el cerebro no responde a contacto alguno de los sentidos.
2. El sueño de los vrittís, o esas modificaciones de los procesos mentales que correlacionan al hombre con su medio ambiente, a través de los sentidos y la mente.
3. El sueño del alma, que (hablando esotéricamente) abarca esa parte de la experiencia del hombre, que data desde su primera encarnación humana hasta que despierta al conocimiento del plan y se esfuerza por alinear al hombre inferior con la naturaleza y la voluntad del hombre espiritual interno.
4. El sueño del médium común, donde el cuerpo etérico es parcialmente proyectado fuera del cuerpo físico y también separado del cuerpo astral, produciéndose una condición muy peligrosa.
5. El samadhi o sueño del yogui, producido por el hombre real que se retira científica y conscientemente de su triple envoltura inferior, a fin de actuar en niveles superiores, antes de prestar un servicio más activo en los niveles inferiores.
6. El sueño de los Nirmanakayas, un estado espiritual de concentración y enfoque tan intenso en el cuerpo átmico o espiritual, que se retira la conciencia externa, no sólo de los tres planos del esfuerzo humano, sino de las dos expresiones inferiores de la Tríada espiritual.
A los propósitos de su peculiar y específico trabajo, el Nirmanakaya "está dormido" en todos los estados, menos en el plano átmico.
11. La memoria es retención de lo conocido.
La memoria concierne a distintos tipos de comprensión, ya sean activos o latentes; se refiere a la acumulación de ciertos factores conocidos que pueden ser enumerados como:
1. Las imágenes mentales de lo tangible u objetivo, que el pensador ha conocido en el plano físico.
2. Las imágenes karna-manásicas (o de deseo-mente inferior) de deseos pasados y su satisfacción. Esta "facultad de crear imágenes" del hombre común, está basada en sus deseos (elevados o bajos, enaltecedores o degradantes, en su sentido descendente) y la satisfacción conocida de los mismos. Esto atañe a la memoria de un glotón, por ejemplo, y su imagen latente de una suculenta comida, o la de un santo ortodoxo, basada en las imágenes creadas de un beatífico cielo.
3. La actividad de la memoria, resultado del entrenamiento mental; la acumulación de datos adquiridos, consecuencia de la lectura o la enseñanza, lo cual no está basado exclusivamente en el deseo, sino en el interés intelectual.
4. Los diversos contactos que la memoria retiene y reconoce, procedentes de las percepciones de los cinco sentidos inferiores.
5. Las imágenes mentales, latentes en la facultad de recordación, la totalidad del conocimiento adquirido y de la comprensión obtenida por el empleo correcto de la mente, como sexto sentido. Estos diferentes tipos de la facultad de recordación deben ser descartados y dejados de lado totalmente y reconocidos como modificaciones de la mente, el principio pensante; por lo tanto, forman parte de la versátil naturaleza síquica, que debe ser dominada antes de que el yogui se libere de las limitaciones y de toda actividad inferior. Ésta es la meta.
6. Finalmente (no es necesario enumerar subdivisiones más intrincadas), la memoria incluye el conjunto de experiencias acumuladas por el alma en el transcurso de muchas encarnaciones y depositadas en la verdadera conciencia del alma.
12. El control de estas modificaciones del órgano interno, la mente, se logra mediante incansable esfuerzo y desapego.
1. El órgano interno es la mente. Los pensadores occidentales deben recordar que el ocultista oriental no considera a los órganos como físicos. Su razón estriba en que el cuerpo físico, en su forma densa concreta, no es considerado un principio, sino simplemente el resultado tangible de la actividad de los verdaderos principios.
Los órganos (esotéricamente hablando) son centros de actividad, como la mente, los diversos átomos permanentes y los centros de fuerza de las diversas envolturas. Todos tienen sus "sombras" o resultados objetivos y, estas emanaciones resultantes, son los órganos físicos. El cerebro, por ejemplo, es la "sombra" u órgano externo de la mente; el investigador descubrirá que el contenido de la cavidad cerebral tiene una analogía en el plano mental con los aspectos del mecanismo humano. Debe hacerse hincapié sobre esta última frase, pues contiene un indicio para quienes son capaces de aprovecharla.
2. Incansable esfuerzo significa literalmente práctica constante, incesante repetición, esfuerzo reiterado, para imponer un nuevo ritmo sobre el antiguo y extirpar hábitos y modificaciones profundamente arraigados, reemplazándolos por las impresiones del alma. El yogui o Maestro es el resultado de la paciente persistencia; su éxito es el fruto del constante esfuerzo, basado en la apreciación inteligente del trabajo a realizar y de la meta a alcanzar y no de entusiasmos esporádicos.
3. Desapego es lo único que, con el tiempo, permite que todas las percepciones de los sentidos ejecuten sus legítimas funciones. Por el desapego hacia esos tipos de conocimiento, con los cuales los sentidos ponen al hombre en contacto, pierden continuamente su aferramiento a él y llega el momento en que se libera y es el amo de sus sentidos y de todo contacto sensorio.
Esto no implica un estado de atrofiamiento o inutilización de los sentidos, sino que el yogui los utiliza cuando y como quiere, para acrecentar por ejemplo su eficiencia en el servicio grupal y en empresas grupales.
13. El esfuerzo incansable es empeño constante para restringir las modificaciones de la mente.
Resulta muy difícil traducir el verdadero significado de este aforismo.
La idea implicada es el esfuerzo persistente que el hombre espiritual hace para restringir las modificaciones o fluctuaciones de la mente y controlar la versátil naturaleza psíquica inferior, a fin de expresar plenamente su propia naturaleza espiritual.
Sólo así, el hombre espiritual puede vivir cada día la vida del alma en el plano físico.
Charles Johnston, al traducir este aforismo, trata de darnos este significado en las palabras: "el correcto empleo de la voluntad constituye un constante esfuerzo por mantenerse en el ser espiritual". La idea implicada es imponer a la mente (considerada como sexto sentido) las mismas restricciones a que están sujetos los cinco sentidos inferiores: la exteriorización de sus actividades es detenida, evitando que respondan a la atracción o tirón de su propio campo de conocimiento.
14. Cuando el objetivo a alcanzar es valorado suficientemente y los esfuerzos para lograrlo continúan persistentemente y sin interrupción, se asegura la estabilidad de la mente (restricción de los vrittis).
Todos los que practican el Raja Yoga deben ser primordialmente devotos. únicamente el amor intenso del alma y todo lo que implica ese conocimiento del alma, puede conducir al aspirante firmemente a su meta.
El objetivo en vista, unión con el alma y, por lo tanto, con la Superalma y con todas las almas, debe valorarse con justeza; debe juzgarse correctamente la razón para lograrlo, y desearse (o amar) ardientemente los resultados a obtener, antes de que el aspirante decida hacer el arduo esfuerzo que le proporcionará el control de las modificaciones de la mente y, en consecuencia, de toda su naturaleza inferior. Cuando esta valoración sea suficientemente exacta y el aspirante pueda persistir sin interrupción en el trabajo de controlar y subyugar, llegará el momento en que sabrá, acrecentada y conscientemente, el significado - de restringir las modificaciones.
15. Desapego es liberarse de la apetencia de los objetos deseados, ya sean terrenos o tradicionales, ahora y en lo sucesivo.
El desapego puede ser definido como "carencia de sed".
Éste es el exacto sentido oculto, porque implica la idea dual del agua, el símbolo de la existencia material y del deseo, cualidad del plano astral, cuyo símbolo también es el agua.
En forma curiosa tenemos aquí la idea de que el hombre es el "pez". Este símbolo, como sucede con todos, tiene siete significados, y dos de ellos son aplicables aquí:
1. El pez es el símbolo del aspecto Vishnu, el principio crístico, el segundo aspecto de la divinidad, el Cristo en encarnación, ya sea el Cristo cósmico (expresándose mediante un sistema solar) o el Cristo individual, el salvador potencial en cada ser humano, el "Cristo en tí esperanza es de gloria" Co. 1-27. Si el estudiante analiza lo referente al pez Avatar de Vishnu, aprenderá mucho más.
2. El pez nadando en las aguas de la materia, ampliación de la misma idea, ha sido reducido a su expresión actual más evidente, el hombre como personalidad. Donde no hay anhelo por un objeto ni deseo de renacer (consecuencia del anhelo por "expresarse en una forma" o manifestación material), se obtiene la verdadera "carencia de sed"; el hombre liberado vuelve la espalda a todos las formas de los tres mundos inferiores y se convierte en un verdadero Salvador.
En el Bhagavad Gita encontramos las iluminadoras palabras siguientes:
"Los poseedores de la sabiduría, unidos en la misma visión egoica, que renuncian a los frutos de sus obras, libres ya de la esclavitud del renacimiento, llegan al hogar donde no existen tristezas."
"Cuando tu alma haya ido más allá de la selva de la ilusión, ya no pensarás qué se debe enseñar o qué se ha enseñado".
"Cuando te hayas alejado de la enseñanza tradicional, tu alma se mantendrá constante y firme en la visión del alma, entonces alcanzarás la unión con el alma".
(Gita 2: 51, 52-, 53)
J. H. Woods aclara esto en su traducción del comentario de Veda Vyasa, que se incluye aquí:
“ Desapasionamiento es ser consciente que es Maestro aquel que ya no está Sediento por objetos visibles o revelados".
“ La sustancia mental (chitta) -si ya no está sedienta por objetos visibles como mujeres, alimento, bebida o poder, ni tampoco por el objeto revelado (en los Vedas), tal como: alcanzar el cielo, la desencarnación o la disolución en la materia primaria, aunque esté estando en contacto con objetos supernormales o no, por virtud de su elevación será consciente de lo inadecuado de los objetos, llega a tener conciencia de ser Maestro".
La palabra "tradicional" aleja el pensamiento del estudiante de lo que comúnmente se considera objeto de percepción sensoria, y lo lleva al mundo de las formas mentales, a la "selva de la ilusión", construida por las ideas que tiene el hombre acerca de Dios, del cielo o del infierno.
La sublimación de todo esto y su expresión más elevada, en los tres mundos, es el "devachan", meta de la mayoría de los hijos de los hombres.
La experiencia devachánica debe trasformarse, con el tiempo, en comprensión nirvánica. Será de valor que el estudiante recuerde que el cielo, objeto del deseo aspiracional, consecuencia de las enseñanzas tradicionales y de las formulaciones de los credos doctrinales, tiene para el ocultista varios significados. A fin de obtener una mayor comprensión, serán útiles las siguientes definiciones:
1. El cielo, ese estado de conciencia en el plano astral, concreción de los anhelos y deseos del aspirante por descanso, paz y felicidad. Se basa en las formas que adopta el goce".
Es una condición de gozo sensorio, y es construido particularmente por cada individuo para sí, y tan variado como personas participen de él. Para alcanzar el cielo se debe practicar el desapego. Existe la creencia de que es disfrutado por el yo inferior y por el hombre despojado sólo de su cuerpo físico, antes de pasar del cuerpo astral al plano mental.
2. El devachan, ese estado de conciencia en el plano mental, al cual pasa el alma desprovista de su cuerpo astral, actúa en su cuerpo mental o está limitada por él. Es de orden superior al cielo común; la bienaventuranza que en él se disfruta es más mental de lo que entendemos comúnmente por esa palabra; no obstante, se halla todavía en el mundo inferior de la forma y será trascendido una vez practicado el desapego.
3. El Nirvana, esa condición a la cual pasa el adepto, cuando los tres mundos inferiores ya no están "apegados" a él, en razón de sus inclinaciones o karma, y lo experimenta después que
a. ha pasado ciertas iniciaciones,
b. se ha liberado de los tres mundos y
c. ha organizado su cuerpo erístico.
Estrictamente hablando, los adeptos que han obtenido el desapego, pero han decidido sacrificarse y morar entre los hijos de los hombres, a fin de prestarles servicio y ayuda, no son técnicamente nirvánicos, sino Señores de Compasión, comprometidos a “sufrir" y someterse a ciertas condiciones, análogas (aunque no idénticas) a las que rigen a los hombres apegados aún al mundo de la forma. 16. La consumación de este desapego da por resultado el exacto conocimiento del hombre espiritual, liberado de las cualidades o gunas. El estudiante debería recordar algunos puntos cuando considere este aforismo.
1. Que el hombre espiritual es la mónada.
2. Que el proceso evolutivo, llevado a su culminación, no sólo libera al alma de las limitaciones de los tres mundos, sino también al hombre espiritual, de todas las limitaciones, incluso la del alma misma. La meta es el estado amorfo, o la liberación de la manifestación objetiva y tangible. Su significado real se hace evidente a medida que el estudiante recuerda que espíritu y materia son uno en manifestación, por ejemplo, nuestros siete planos son los siete subplanos del plano cósmico inferior, el físico. En consecuencia sólo en el "momento del fin" y en la disolución del sistema solar, quedará revelado el verdadero significado del estado amorfo.
3. Los gunas son las tres cualidades de la materia; los tres efectos producidos cuando la energía macrocósmica, la vida de Dios que sobrevive independientemente de la apropiación de la forma, activa o energetiza la sustancia. Estas tres cualidades o gunas, son:
Las tres corresponden a la cualidad de cada uno de los tres aspectos que expresan la Vida una.
En tan breve comentario no es posible extenderse sobre el tema, pero se obtendrá una idea de lo que significa la culminación del desapego aplicado al macro o al microcosmos. Se han utilizado los tres gunas; se ha adquirido plena experiencia por el empleo de la forma; se ha desarrollado conciencia, percepción o comprensión, mediante el apego a un objeto o forma; se han utilizado todos los recursos, y al hombre espiritual (logoico o humano) ya no le sirven ni los necesita. Por lo tanto queda liberado de los gunas, de tomar forma, como resultado del apego, y puede entrar en un nuevo estado de conciencia, acerca del cual es inútil especular.
17. La conciencia de un objeto se obtiene concentrándose en su cuádruple naturaleza: la forma, por un examen de la misma; la cualidad (o guna), por participación discriminativa; el propósito, por inspiración (o beatitud), y el alma, por identificación.
Será evidente por lo tanto que la afirmación, "Como un hombre piensa, así es él" (Pro. 23: 7) está basada en hechos ocultos. Toda forma, de cualquier tipo, posee un alma; tal alma o principio consciente, es idéntica a la de la forma humana; idéntica en su naturaleza, aunque no en su grado de desarrollo y alcance. Esto atañe también a las grandes Vidas o Existencias superhumanas, en las cuales el hombre "vive, se mueve y tiene su ser" (Hc. 17:28) y cuyo estado de desarrollo el hombre aspira alcanzar.
Cuando el aspirante selecciona con cuidado los "objetos" sobre los cuales va a meditar, construye por su intermedio una escalera, mediante la cual llega oportunamente a lo sin objeto. A medida que su mente asume progresivamente la actitud meditativa del alma, el cerebro también va siendo subyugado por la mente, así como la mente lo es por el alma.
De esta manera el hombre inferior se identifica gradualmente con el hombre espiritual, quien es omnisciente y omnipresente. Esta actitud meditativa se alcanza por un cuádruple proceso:
1. Meditación sobre la naturaleza de una forma determinada.
A medida que cavila sobre la fórmula, comprende que es sólo el símbolo de una realidad interna, pues todo mundo objetivo tangible está construido de formas de algún tipo (humanas, subhumanas y superhumanas), las cuales expresan la vida de una legión de seres sensibles.
2. Meditación sobre la cualidad de cualquier forma particular, a fin de llegar a apreciar su energía subjetiva. Debe tenerse en cuenta que la energía de un objeto puede ser considerada como el color de ese objeto, de allí que son iluminadoras las palabras de Patanjali (1V.17) y sirven de comentario a este segundo punto, al cual se lo denomina "participación discriminadora", y por su intermedio el estudiante llega a conocer la energía en sí misma, que es una con el objeto de su meditación.
3. Meditación sobre el propósito de cualquier forma particular.
Esto implica la consideración de la idea que reside detrás de cualquier forma de manifestación o que subyace en ella, y el despliegue de energía. Esta comprensión lleva al aspirante hacia un conocimiento de esa parte del plan o propósito del Todo, factor motivador de la actividad de la forma. Así por medio de la parte se establece contacto con el Todo, y tiene lugar una expansión de conciencia, que implica beatitud o gozo.
La beatitud sigue siempre a la realización de la unidad de la parte con el Todo. Al meditar sobre los tattvas, las energías o principios, o sobre los tammatras, o elementos componentes de espíritu-materia, se obtiene conocimiento del propósito o plan para las manifestaciones micro o macrocósmicas, y con este conocimiento llega la beatitud. En los tres tipos de meditación tenemos la analogía de los tres aspectos: espíritu, alma y cuerpo, y es un estudio iluminador para el sensato estudiante.
4. La meditación sobre el alma, sobre el Uno que utiliza la forma, que la energetiza hasta entrar en actividad y actúa de acuerdo al plan. Siendo esta alma, una con todas las almas y con la Superalma, se subordina al plan uno y es consciente del grupo. Así, mediante estas cuatro etapas de meditación sobre un objeto, el aspirante llega a su meta, al conocimiento del alma y de los poderes de la misma.
Se identifica conscientemente con la realidad una, y lo hace en su cerebro físico. Descubre que él mismo es esa verdad, verdad oculta en cada forma y en todo reino de la naturaleza. Así obtiene oportunamente (una vez alcanzado el conocimiento del alma) el conocimiento de la Omnialma y llega a ser uno con ella.
18. Se alcanza otra etapa de samadhi, cuando, mediante el pensamiento enfocado en una sola dirección, se aquieta la actividad externa. En esta etapa la sustancia mental o chitta, responde únicamente a impresiones subjetivas.
La palabra "samadhi" está sujeta a varias interpretaciones, y se aplica a las distintas etapas de realización yogui. Esto dificulta al estudiante común el análisis de los distintos comentarios.
Quizás uno de los modos más fáciles para comprender su significado es recordar que la palabra "sama" se refiere a la facultad que posee la sustancia mental (chitta) de tomar forma o modificarse, de acuerdo con las impresiones externas. Éstas llegan a la mente por conducto de los sentidos.
Cuando el aspirante a la yoga puede controlar sus órganos de percepción sensoria, de manera que no trasmiten a la mente sus reacciones a lo percibido, se producen dos cosas:
a. El cerebro físico se tranquiliza y aquieta.
b. La sustancia, o cuerpo mental (chitta), cesa de asumir las distintas modificaciones y también se aquieta.
Ésta es una de las primeras etapas de samadhi; pero no es el samadhi del adepto, sino un estado de intensa actividad interna, en vez de externa, una actitud de concentración en un solo sentido. Sin embargo, el aspirante responde a impresiones de reinos más sutiles y a modificaciones originadas por percepciones aún más subjetivas. Se da cuenta de un nuevo campo de conocimiento, aunque todavía no sabe qué es.
Comprueba la existencia de un mundo que no puede ser conocido por medio de los cinco sentidos, pero que le será revelado por el correcto empleo del órgano de la mente. Llega a percibir lo que subyace detrás de las palabras de un aforismo posterior, tal como lo tradujo Charles Johnston, que expresa esta idea en términos particularmente claros: "El vidente es pura visión. Ve a través de la vestidura de la mente" (Libro 11. Af. 20).
El aforismo anterior trató de lo que puede denominarse meditación con simiente o con un objeto. Sugiere la etapa siguiente, meditación sin simiente o sin lo que el cerebro físico reconocería como un objeto. Sería oportuno mencionar aquí las seis etapas de meditación tratadas por Patanjali, pues proporcionan la clave de todo el proceso de desenvolvimiento, del cual se ocupa este libro:
1. Aspiración.
2. Concentración.
3. Meditación.
4. Contemplación.
5. Iluminación.
6. Inspiración.
Sería de valor observar que el estudiante empieza por aspirar a lo que está más allá de su conocimiento, y termina siendo inspirado por lo que ha tratado de conocer. La concentración (o enfoque intenso) se convierte en meditación y la meditación florece como contemplación.
19. El samadhi descrito no va más allá de los límites del mundo fenoménico; tampoco va más allá de los dioses ni de quienes se ocupan del mundo concreto.
Debería notarse que los resultados logrados en el proceso descrito en los Afs. 17 y 18, sólo conducen al aspirante al borde del reino del alma, al nuevo campo de conocimiento, del cual ha llegado a ser consciente. Está aún confinado a los tres mundos. Lo único que ha conseguido es aquietar las modificaciones del cuerpo mental, de manera que por primera vez el individuo (en el plano físico y en su cerebro físico) llega a conocer lo que está más allá de esos tres mundos, es decir, el alma, su campo de visión y conocimiento.
Todavía debe reforzar su vínculo con el alma (del cual tratan los Afs.23-28); después de haber transferido su conciencia a la del hombre real o espiritual, debe empezar a trabajar desde un nuevo ángulo o punto de vista más ventajoso.
La idea ha sido expresada por algunos traductores como la condición donde el aspirante es consciente de la "nube de cosas cognoscibles”. La nube no se ha precipitado suficientemente para que el agua descienda de las alturas celestiales al plano físico, o para que las "cosas cognoscibles” sean conocidas por el cerebro físico. Se percibe la nube como resultado de intensa concentración y del aquietamiento de las modificaciones inferiores; pero hasta que el alma o Maestro no asuma el control, el conocimiento del alma no puede afluir al cerebro físico por medio del sexto sentido, la mente.
La ciencia de la yoga es una ciencia real; sólo cuando el estudiante se acerque a ella, mediante etapas correctas, empleando métodos científicos, alcanzará el verdadero samadhi o realización.
20. Otros yoguis alcanzan samadhi y llegan a la discriminación del espíritu puro a través de la creencia, seguida de energía, memoria, meditación y correcta percepción.
Los yoguis, de los cuales ya nos hemos ocupado anteriormente, limitaban su percepción al mundo fenoménico, y por ello debe entenderse que abarcaban sólo los tres mundos: la percepción mental, la percepción astral y los sentidos físicos. Se establece contacto entre éstos y se conocen las energías que producen concreción y la fuerza motriz del pensamiento, al producir efectos en el plano físico. Sin embargo, aquí el yogui se traslada a regiones más sutiles y espirituales y es consciente de lo que el yo, en su verdadera naturaleza, percibe y conoce. Penetra en el mundo de las causas. Podríamos considerar que el primer grupo comprende a todos los que huellan el sendero del discipulado, y abarca desde el momento de entrada en el sendero de probación hasta recibir la segunda iniciación.
Él segundo grupo comprende a los discípulos de grado superior, que habiendo controlado y trasmutado la naturaleza inferior, hacen contacto con su mónada, espíritu o "Padre en el Cielo", y disciernen lo que la mónada percibe.
El primer conocimiento llega a quienes están en proceso de sintetizar los seis centros inferiores en el centro coronario, mediante la trasmutación de los cuatro inferiores en los tres superiores, y luego el cardíaco y el laríngeo en el coronario. El segundo grupo -por el conocimiento de la ley- trabaja con todos los centros trasmutados y purificados. Sabe cómo alcanzar el verdadero samadhi, o estado de abstracción oculta, en virtud de su capacidad de abstraer las energías en el Loto de mil pétalos de la cabeza, y de ahí abstraerlas por medio de los otros dos cuerpos sutiles, hasta centrarlas y enfocarlas en el cuerpo causal, el karana sarira, el loto egoico. Patanjali dice que se lleva a cabo en cinco etapas. Los estudiantes deben tener presente que estas etapas se relacionan con las actividades del alma, el conocimiento egoico, y no con las reacciones del hombre inferior y del cerebro físico.
1. Creencia.
El alma, en su propio plano, ensaya una condición análoga a la creencia del aspirante acerca del alma o aspecto crístico, pero en este caso, el objetivo es conocer aquello que el Cristo o alma trata de revelar, el espíritu o Padre en el Cielo. Primeramente el discípulo llega a conocer al ángel de Su Presencia, el ángel solar, ego o alma.
Esto es la realización del grupo anterior. Entonces más tarde hace contacto con la Presencia misma, la cual es espíritu puro, el Absoluto, el Padre del Ser. Este grupo de iniciados ha conocido el yo y el no-yo. Ahora la visión del no-yo se desvanece y desaparece, y se conoce únicamente el espíritu.
La creencia debe ser siempre la primer etapa. Primeramente la teoría, luego el experimento y finalmente el conocimiento.
2. Energía.
Una vez comprendida la teoría, se percibe la meta, entonces se inicia la actividad -esa correcta actividad y empleo de la fuerza que acercará a la meta y convertirá la teoría en realidad.
3. Memoria o correcta recordación.
Éste es un factor importante en el proceso, porque implica correcto olvido, es decir, eliminar de la conciencia del yo todas esas formas que hasta entonces han velado lo Real. Dichas formas son elegidas o creadas, por uno mismo. Esto lleva a la verdadera captación o habilidad de registrar correctamente lo que el alma ha percibido, y al poder de transferir esta correcta percepción al cerebro del hombre físico.
A esa memoria se hace referencia aquí. No se refiere específicamente al recuerdo del pasado, sino que abarca el punto de comprensión y su trasferencia al cerebro, que debe registrarlo y oportunamente recordar a voluntad.
4. Meditación.
Debe meditarse sobre lo que se ha visto y registrado en el cerebro, lo cual emanó del alma, y así entretejerlo en la trama de la vida. Por medio de la meditación las percepciones del alma llegan a ser reales para el hombre en el plano físico. Esta meditación, de orden muy elevado, viene después de la etapa contemplativa y constituye la meditación del alma a fin de eliminar el vehículo en el plano físico.
5. Correcta percepción.
La experiencia del alma y el conocimiento del espíritu, o aspecto Padre, comienza a formar parte del contenido cerebral del Adepto o Maestro. Éste conoce el plan, tal como existe en las esferas superiores, y está en contacto con el Arquetipo. Es que, si puedo expresarlo de esta manera, este tipo de yogui ha alcanzado la etapa en que puede percibir el plan, tal como existe en la mente del "Gran Arquitecto del Universo". Ha logrado la armonía con Él. El otro tipo de yogui ha llegado a la etapa donde puede estudiar los anteproyectos del gran plan y así colaborar inteligentemente en la construcción del Templo del Señor.
La percepción mencionada es de orden tan elevado, que resulta casi inconcebible para quien no es discípulo avanzado; pero, con la apreciación de las etapas y grados, el aspirante no sólo llega a la comprensión de cuál es su problema inmediato y del punto donde se encuentra, sino también a la apreciación de la belleza de todo el esquema.
21. Aquellos cuya voluntad está intensamente activa, alcanzan rápidamente la etapa de conciencia espiritual.
Esto lógicamente es así.
Cuando la voluntad, reflejada en la mente, llega a predominar en el discípulo, éste despierta ese aspecto de sí mismo que está en armonía con el aspecto voluntad del Logos, el primer aspecto o Padre. Las líneas de contacto son:
1. Mónada o Padre en el Cielo, el aspecto voluntad.
2. Atma o voluntad espiritual, el aspecto más elevado del alma.
3. El cuerpo mental o voluntad inteligente, el aspecto más elevado de la personalidad.
4. El centro coronario.
Esta línea es seguida por quienes practican el Raja Yoga, que lleva a la comprensión del espíritu y conduce al adeptado. Sin embargo, existe otra línea:
1. La mónada.
2. El Hijo o aspecto crístico.
3. El aspecto amor o aspecto sabiduría.
4. Budi o el amor espiritual, el segundo aspecto del alma.
5. El cuerpo emocional o segundo aspecto de la personalidad.
6. El centro cardíaco.
Ésta es la línea que siguen el bakti, el devoto y el santo, y lleva al conocimiento del alma y de la santidad. La primera línea es la que debe seguir nuestra raza aria. La segunda línea fue el sendero de realización para los atlantes. Si los estudiantes consideran cuidadosamente las enumeraciones que anteceden, recibirán mucha luz. Será necesario poseer una voluntad fuerte y enérgica, para estudiar el sendero de iniciación. Únicamente una voluntad de acero y una persistencia firme, constante o indesviable, llevarán al aspirante por esta senda a la clara luz del día. Continuará...
ALICE BAILEY
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