lunes, 9 de mayo de 2016

¿Qué es un culto?



Por Cecil A. Poole, F.R.C.


En los años que he estado asociado con la Orden Rosacruz, sé de pocas cosas que me irriten más que una referencia a la Orden (sea por escrito o en forma verbal) como un culto. El Estado de California, espe­cialmente la parte sur, se ha hecho conocer como un área donde existen muchos cultos, y como residente en este Estado deseo decir que también resiento ese concepto hasta cierto gra­do, pese a que no carece completamente de fun­damento.

Estos dos resentimientos hace poco me hicieron acudir a un diccionario, de manera de conseguir una información acerca de la palabra culto y encontrar exactamente cómo se la definía de acuerdo con una fuente autorizada. Es­taba con curiosidad debido a mi propia reacción al uso de la palabra. Quería saber por qué me encuentro resintiendo el hecho de que cualquier cosa con la cual esté asociado sea de cualquier manera clasificada como un culto.

Para un individuo que examine la palabra culto desde el punto de vista de la derivación o significado de la misma, la tendencia sería relacionarla con la palabra cultura, en vista de que cultura está compuesta de letras, las primeras cuatro, que se encuentran en la palabra culto.

Este con­cepto tiene fundamento, ya que un diccionario autorizado primero que nada me dice que las palabras culto y cultura son derivadas de una palabra de origen latino que significa arar o cultivar. Por lo tanto, las dos palabras, en un tiempo, tienen que haber estado más estrecha­mente relacionadas con el significado de lo que están ahora.

En el sentido a que me refería, considerando para mi la palabra culto como irritable, parecería que el significado de culto gradualmente ha adquirido uno que es opuesto a lo que uno quisiera considerar como cultura. En otras pala­bras, el significado de culto no está generalmen­te relacionado con el concepto de aquellos que quieren cultivar las mejores cosas de la vida.

A través del uso general, la palabra culto ha sido usada para llevar un significado opuesto. Ha sido usada como una maldición por aquellos que tienen desdén por alguna actividad o grupo.

Muchos grupos honorables han sido maldecidos, por así decirlo, al ser clasificados como un culto, y han tenido dificultad para deshacerse de esta implicación y readquirir su pasado prestigio.

Si examinamos más minuciosamente la de­finición del diccionario, encontramos que la palabra no recibe mucha atención. Se define en parte como un sistema de adoración a una dei­dad, o como los ritos religiosos. Otra tonalidad de significado es implicada donde culto se re­fiere como la evidencia de gran devoción a al­guna persona, ideas o cosa. El diccionario al que acudí continúa diciendo que en este sentido tal devoción es usualmente mirada como una novedad intelectual, infiriendo, en otras pala­bras, que las enseñanzas de un culto carecen de profundidad o fundamento.

Este significado, por lo tanto, parece referirse primariamente a actividades religiosas o a algo que tenga que ver con la religión. Debido a que este concepto es un significado aceptado de la palabra, la religión no ha sido el único sistema de pensamiento que ha sufrido. También existe un uso común de la palabra culto en cuanto a un sistema de curación. Un culto de curación usualmente está basado en la creencia que toda la enfermedad se debe a una sola y escondida causa que puede curarse por medio de un simple tratamiento. En otras palabras, usualmente se refiere a un grupo de individuos que siguen una idea fija como siendo más importante que la investigación y el estudio de otras.

Creo que probablemente el uso de la palabra que ha causado el resentimiento de aquellos que como yo no queremos ser clasificados como afiliados a un culto, se debe al hecho que un culto es generalmente considerado como un grupo que selecciona a un individuo como su portavoz o profeta. Estos seguidores van tan lejos como para creer cualquier cosa que su líder les diga o haya dicho, sin importarles el análisis, estudio, pruebas científicas o hasta los descubrimientos hechos por otros campos simi­lares.

En los años que he estado asociado a la Orden Rosacruz, he visto literatura de muchos grupos y organizaciones. Frecuentemente, esta litera­tura (por lo menos para empezar) consiste na­da más que en las opiniones de un individuo. Por lo tanto, creo que la razón por la cual el concepto de culto es ahora uno del ridículo y uno con el cual el individuo frecuentemente no quiere estar asociado, se debe al hecho que en muchos casos un culto ha sido establecido sobre las opiniones de un individuo mal informado y dado al egotismo, que rehusa tomar en consi­deración las opiniones de los demás.

Para mi, el concepto de un culto es uno de intolerancia. Sé de organizaciones que han sido fundadas y funcionan solamente adhiriéndose a las instrucciones de su líder o profeta o como éste haya sido llamado, pese a que habían evi­dencias que eran contrarias a lo que ese individuo enseñaba. En otras palabras, un culto está restringido a la interpretación individual. Lo que puede causar que un culto sea ridiculiza­do es su rechazo en tomar en consideración los descubrimientos y hechos que alguien más que su propio líder pudo haber diseñado.

Existen hoy algunas organizaciones dignas que comenzaron como lo que muy bien podríamos llamar cultos, que han ampliado sus con­ceptos y por lo tanto se han vuelto útiles y al mismo tiempo respetadas. Hay otras que de­jaron de existir porque se aferraron tan firmemente a lo que su propio líder enseñaba, que no pudieron forzarse a creer que había cual­quier otra área de verdad, excepto aquella que reconocían.

La verdad debe estar relacionada con una mente abierta. El hombre tiene que poder in­vestigar todas las fuentes de conocimiento y experiencia si ha de utilizar el conocimiento constructivamente. Es en este particular res­pecto que una organización como la Orden Rosacruz resalta en contraste a tal punto de vista limitado como el de un culto, en cuanto a como lo he definido aquí. Los Rosacruces no se subscriben solamente a las teorías y enseñanzas de un solo individuo, sino que sacan de todas las filosofías útiles y las combinan en una forma práctica que puede ser utilizada por el hombre y estimular al individuo a hacer sus propias investigaciones y llegar a sus propias conclu­siones.

Un culto, en otras palabras y hasta donde entiendo el término, tiende a moldear al indi­viduo que se vuelve parte del mismo, o sus seguidores, a encajar en una forma predeter­minada, según el molde o principio que su líder ha hecho. Una organización legítima con un propósito cultural, como es la Orden Rosacruz, funciona en exactamente una manera opuesta. Tiende a proporcionar al individuo los medios a través de los cuales pueda desarrollar su propia filosofía de vida sacando del conocimiento que los Rosacruces enseñan.

Hay muchos Rosacruces que a veces se sor­prenden cuando descubren que miembros y hasta oficiales de la organización puedan estar en desacuerdo acerca de ciertos puntos de filoso­fía. Esto, en mi estimación, es una de las prue­bas del valor de las enseñanzas Rosacruces. El concepto Rosacruz enseña que un individuo piense por sí mismo, basado en la información que ha sido provista de cuantas fuentes sea posi­ble. Un culto le enseña a una persona a ser sello de goma. Una organización tal como la Orden Rosacruz le enseña al hombre cómo pre­parar su propio sello, cómo desarrollar su pro­pia filosofía, cómo llegar a sus propias conclu­siones.  Con tal respaldo el individuo puede crecer en sus conceptos del plan universal del lugar del hombre y de la propia naturaleza interior del hombre.

Los seguidores de un culto, por otra parte, están limitados a los preceptos e ideas, y frecuentemente a los prejuicios, del individuo que estableció las guías de las cuales no se pueden desviar bajo ninguna circunstancia. Sobre esta base no es de asombrarse que resintamos el ser asociados con cualquier movimiento clasificado como un culto. Un culto limita. Un grupo verdaderamente cultural en la sociedad hace que la naturaleza del hombre evolucione, se expanda y cubra las potencialidades y practique los ideales que constituyen una útil aplicación del conocimiento y experiencia.

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