domingo, 9 de septiembre de 2018

EL PERFECCIONAMIENTO POR EL DOMINIO DE LAS FUERZAS MENTALES


 La cultura espiritual se logra por medio de la concentración, que debe ejercitarse diariamente, utilizándola en todo momento. Se ha definido la meditación diciendo que es “el cese de todo activo pensamiento externo”. Concentración es el enfoque de todo nuestro ser en determinado objeto. Por ejemplo, madre abnegada es la que ante todo y sobre todo procura por los intereses de sus hijos en todos sus aspectos; no la que piensa durante un día entero en una sola modalidad de los intereses filiales.

El pensamiento tiene potencia reproductiva, y cuando la mente se posa en una idea, queda coloreada por ésta, y todas las demás ideas, asociadas con la principal, brotan entonces de la mente. Por esta razón el místico acaba por conocer todo objeto en el que constantemente piensa con detenida contemplación; y así dijo Krishna con mucho acierto: “Piensa constantemente en mí. Confía sólo en mí, y con seguridad llegarás a mí”.
Educación del pensamiento. — Concentrad todas las fuerzas de vuestra alma en el empeño de cerrar las puertas de vuestra mente a todo pensamiento, sin permitir la entrada más que a los que prometan revelaros la irrealidad de los sentidos y de la vida corporal y la paz del mundo interior.

Reflexionad noche y día sobre la realidad de cuanto os rodea y de vuestra misma personalidad.
Los malos pensamientos no son tan nocivos como los ociosos e indiferentes, porque de los malos pensamientos podemos guardarnos una vez nos determinemos a combatirlos y vencerlos. Esta determinación robustecerá vuestra voluntad. Los pensamientos ociosos e indiferentes distraen la atención y malgastan energía.

La primera y mayor ilusión que se ha de vencer es la identificación con el cuerpo físico. Pensad que este cuerpo no es más que una casa donde habéis de vivir temporalmente, y así no volveréis a ceder a sus tentaciones. Procurad también dominar las prevalecientes flaquezas de vuestro carácter dirigiendo el pensamiento por el camino más a propósito para extinguir las pasiones. Después de los primeros esfuerzos, sentiréis un indescriptible vacío y desconsuelo en vuestro corazón; pero no os amedrentéis por ello, sino consideradlo como el suave crepúsculo precursor del naciente sol de la felicidad espiritual.
El dolor no es un mal. No os quejéis, porque lo que os parecen sufrimientos y obstáculos suelen ser en realidad los misteriosos esfuerzos de la naturaleza para ayudaros en vuestra obra si sabéis aprovecharlos.

Considerad todas las circunstancias con la gratitud de un discípulo. Toda queja es una rebelión contra la ley del progreso. Lo que hay que evitar es el dolor que todavía no ha sobrevenido. El pasado no puede mudarse ni enmendarse. Lo perteneciente a las experiencias presentes no puede ni debe evitarse; pero sí han de evitarse las preocupaciones sobre imaginarias desgracias o los temores acerca del porvenir, así como todo impulso o acción que pueda causar presente o futuro dolor a nosotros o a los demás.
Las condiciones de adelanto están dentro y no fuera, y por fortuna son independientes de las circunstancias y condiciones de la vida terrena. Por lo tanto, a todos se les depara ocasión de ir escalando cumbre tras cumbre, y cooperar así con la naturaleza en el cumplimiento de la evidente finalidad de la vida.

 H. P. Blavatsky

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