sábado, 29 de septiembre de 2018

UNA LECCIÓN VALIOSA



(La interesante carta siguiente fue escrita por nuestra gran Maestra a un miembro. Ella participa una valiosa lección).        
O no puedo haceros ningún bien, si vos mismo no podéis-acomodaros en la atmósfera de la Teosofía, o más bien sin sentís que aún no están Ellos a vuestro alrededor. Existe una concatenación ininterrumpida de causas y efectos en la vida de todo teósofo, si no de cada, miembro de la Sociedad.
Nadie parece aún sospechar la verdadera naturaleza real de nuestra Sociedad, que no puede perecer. El Cuerpo Madre, dondequiera que tenga su asiento, es quien alimenta y nutre las sociedades del siglo veinte. Menciono la ley (de causa y efecto) en la vida de todos los teósofos que estén seriamente muertos. Ninguno de vosotros nunca ha pensado observar, estudiar y aprovechar así las lecciones contenidas en ella, la tela de vida tejida alrededor de cada uno de  vosotros, aunque sea intangible, no obstante ser un tejido plenamente visible (para aquellos que ven su obra) en ese libro siempre abierto, sagrado en la mística luz que os rodea, que vosotros podéis vislumbrar, aún cuando no se posean poderes clarividentes.
¿Por qué nunca habéis seguido (aún ayudado por vuestros poderes razonadores y por el intelecto físico, dejando solo el espiritual) esas diarias impresiones en la vida de cada uno de vosotros, esos fútiles acontecimientos de que está compuesta la vida? Porque no podéis obtener ninguna prueba mejor de la siempre invisible Presencia entre vosotros. Yo digo que habéis obtenido contacto con el  Maestro, y que antes de poder esperar seguir adelante debéis realizar lo que habéis conseguido. Yo sé que el Maestro: (sin interferir con karma) ha precipitado y,   en   otros   casos,   retardado   algunos eventos y contingencias en las vidas de todos vosotros que sois  sinceros y diligentes. No habéis puesto atención a esas casualidades  y pequeños hechos, cuya sola  ejecución  os  habría revelado una mano guiadora. La primer regla de la vida diaria de un estudiante de ocultismo es, la de nunca descuidar su atención de la más   mínima   circunstancia  que  pueda suceder, en su vida o en las de los .estudiantes  que  le  acompañan;  registrarlas y ponerlas en orden en esos registros, sea que  estén  o  no  conectadas con vuestras búsquedas espirituales, y luego unirlas comparándolas con los registros de otros y así extraer de ellas su sentido interno. Esto es lo que tenéis que hacer por lo menos una vez por semana. Es de estos totales que hallaréis el sendero de la búsqueda.
Es el fenómeno de transmisión de pensamiento y adivinación   del  mismo  aplicado   a  los hechos de la vida.
Porque una vez comparados y recopilados, esos hechos (los más triviales son a veces los más iluminativos) os revelarán perceptiblemente el curso que debéis seguir. Trabajando para si mismo ningún hombre puede alcanzarlo. Donde trabajéis en común es comparativamente fácil. Ello concentra  la atención sobre las leyes que gobiernan, los más simples hechos de la vida, cuyos hechos son guiados por el invisible Gurú, el Maestro bajo cuya guía está la Sociedad Teosófica. Llama la atención sobre las cosas que solo interfieren con el entrenamiento mental; agudiza y desarrolla la intuición, y os hace gradualmente sensitivo a los más pequeños cambios en la influencia espiritual del Gurú. Una vez que un activo estudiante ingrese en la S. T., no existen más circunstancias sin significado ni triviales en su vida, porque cada uno es un eslabón expresamente colocado en la cadena de los hechos que lo conducen a las Puertas de Oro. Cada paso, cada persona que encuentra, cada palabra que pronuncia, puede ser una palabra colocada de expreso en la sentencia diaria con el propósito de dar cierta importancia al capítulo que pertenece, y ese u otro significado kármico al volumen de la vida.
   Así pues, a pesar de la clara confesión de fe, el público en general se mofa todavía de la Sociedad Teosófica; y nosotros seguimos aún desnaturalizándola, tal como antes, siendo tan seguro como el axioma que nos enseña que este nuestro mundo es el enemigo natural de toda nueva verdad, que altere sus ideas previas, por más que se haya probado que son erróneas. En tanto exista la Sociedad, tendrá su partido espiritual, por consiguiente —sus testaferros y mártires. Pero la Sociedad Teosófica puede soportar su tiempo y esperar. Ninguna burla puede ofenderla, y la verdad debe prevalecer al fin. En la civilizada duda de Boston, en  1835, Wm. Lloyd Garrison fue arrastrado por la multitud, con una cuerda alrededor del cuello, por las calles de la gran ciudad; y,  menos  de treinta años después de  tal hecho, fue proclamado como uno de los benefactores de ese libre país que había,   finalmente,   abolido   la   esclavitud.
   Así  como Lloyd Garrison luchó contra la  esclavitud física, principalmente sostenida por el clericalismo, de igual manera la Sociedad Teosófica lucha contra la esclavitud mental, defendida solo por el  mismo  sacerdocio  de  cualquier  religión. Temis en su representación de justicia  humana  puede   aparecer   con   los ojos vendados; y la sátira más ciega y cruel aún que la misma Temis —mata algunas veces. Sin embargo, aún en su ceguera  discrimina y  se  ve  forzada  a hacer justicia, aunque tardía. En el famoso   "Venta  de  los  Filósofos"  de  Lucían, donde todas las celebridades griegas son vendidas en subasta, el grande y puro Pitágoras es presentado empujando al cínico Diógenes en sus harapos e inmundicias.   Sin   embargo   mientras   el Sabio Samiano trae 10 monedas de oro, el cínico ateniense es golpeado solo por dos óbolos.          

La Sociedad Teosófica difícilmente puede ser juzgada y apreciada durante la presente generación;  solo es en el futuro que puede esperarse  —  buenos pastores (1).
H. P. B.




(1)    De los Archivos de Adyar: Aparentemente inédito.   Tal   vez    algún    lector   de   The    Theosophist   pueda  ubicarlo

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