En los fragmentos aún existentes de los Oráculos Caldeos el Principio Supremo es llamado
simplemente el Padre, la Mente, la Mente del Padre o el Fuego. Sin embargo, en su comentario,
Psello sostiene que los Oráculos alaban lo Uno idéntico al Bien como el Origen de todo; prácticamente no hay duda de que en el círculo de este poeta la Deidad se consideraba « Uno y
Todo» -de acuerdo con la gran fórmula de Heráclito- o el Inefable, según algunos gnósticos de esa
época. Heráclito, que tuvo su auge alrededor del 500 a. J.C., de alguna manera ya había elaborado
una filosofía a partir de las instituciones y símbolos de la tradición mágica caldea.
Cory, en su colección de fragmentos de oráculos incluye una definición del Supremo que Eusebio
atribuyó al persa Zoroastro.
Es posible que esto haya derivado de algunos documentos helénicos
influenciados por Los Libros de los Caldeos o por Los Libros de los Medos, y puede por lo tanto,
considerarse de acuerdo con la doctrina básica de estos Oráculos. Aunque Kroll omita, justamente,
esta definición, la transcribimos a modo ilustrativo:
Él es el Primero, indestructible, eterno, ingenerabIe, impartible, completamente distinto de cualquier
otra cosa, depósito de toda belleza, insobornable, de todo lo bueno el Mejor, de todo lo
sabio el Más Sabio; Él es también el Padre de la buena regla y de la rectitud, autodidacta y natural,
perfecto y sabio, el único Descubridor de la naturaleza sagrada de la Tradición.
LA FINALIDAD DEL CONOCIMIENTO
Si bien no existe ningún extracto que hable directamente del Summum Mysterium, tenemos una
prueba más que suficiente que avala la teoría de que el término fue concebido en los Oráculos como
una expresión de algo que está más allá de las palabras. Dicha prueba es un fragmento de once líneas
que explica el supremo fin de la contemplación como sigue:
Sí, existe Eso que es la Finalidad del Conocimiento, Eso que debéis entender con la flor de la
mente. Porque no debéis voIver vuestra mente hacia dentro de Eso y comprenderlo como «algo»
comprensible, pues así no lo conoceríais. Pues hay un poder de la flor de la mente que brilla en
todas las direcciones iluminando con rayos intelectuales [lit., sectores] .
En realidad, no deberíais [afanaros] con vehemencia por comprender la Finalidad del
Conocimiento, ni siquiera con la llama extendida de la mente extendida que mide todas las cosas,
excepto la Finalidad del Conocimiento [solamente] .
En efecto, no hay necesidad de presiones para comprender Esto; pero debierais tener la visión del
alma en estado puro, apartada de cualquier otra cosa, de manera de dejar la mente vacía [de
todas las otras cosas], atentos a ese Fin, para que podáis aprehender la Finalidad del
Conocimiento; pues Esta subsiste más allá de la mente.
«Eso que es la Finalidad del Conocimiento», en general, se traduce como el Inteligible. Pero to
noêtón, para los gnósticos de esta tradición, significa la Mente que se crea a Sí Misma, que crea
su propio conocimiento. Es ambos a la vez, comienzo y final, causa y efecto de sí mismo; y, por
ende, el fin o meta de todo conocimiento.
Por lo tanto, es menester distinguirlo de todas las formas
convencionales de intelecto; la mente normal, condicionada por los opuestos, sujeto y objeto, no lo puede comprender.
En tanto lo concibamos como un objeto separado de nosotros mismos, como si
estuviéramos «entendiendo algo», tanto más lejos estaremos de él. Debe contemplarse con «la flor de
la mente», con lo mejor de la mente, es decir, en el momento en que ésta florece, crece e irradia
hacia dentro y hacia fuera un brillo intelectual que penetra en sus propias profundidades y se vuelve
uno con ellas. Sin embargo, «la flor de la mente» no es el fruto o las joyas de la mente, a pesar de
tratarse de un poder de las mentes apasionadas, pues las flores son el aspecto soleado de las cosas.
Entender con «la flor de la mente» sugiere coger, con los krateres o profundidades de la mente,
la verdadera inteligencia apasionada de la Gran Mente, al igual que las flores, con sus pétalos en
forma de cáliz, captan los rayos del sol. y por medio de éstos dar a luz dentro de uno mismo al fruto
o joyas de la Mente, cuya naturaleza es de una comprensión espiritual e inmediata, es decir, que se
refiere a los sentidos superiores de la mente o poderes del conocimiento.
El fragmento parece
constituir la instrucción de un método para iniciar a la mente en el conocimiento o verdadera gnosis
-en verdad un proceso muy sutil-. No es de esperar que la mente normal, formal y parcial pueda
hacerse una idea completa, una totalidad, como erróneamente puede imaginarse que haga en el
ámbito de la forma; en las esferas vivientes de lo inteligible no existen esas ideas limitadas definidas
por una forma o contorno; son inconmensurables. En esta simbología «llama» y «flor» significan
aproximadamente lo mismo; «llama de la mente» y «flor de la mente» sugieren el mismo evento en
los reinos mineral y vegetal, recreado en el ámbito de la mente. Ésta debe crecer desde sí misma
hacia su Sol.
La mayoría de las mentes de los hombres están, en el mejor de los casos, ardiendo apenas, sin llama;
requieren un soplo del Gran Aliento para hacerlas encender en llamas, y así extenderlas o hacerlas
poseedoras de un nuevo poder regenerativo.
La mayoría de las mentes de los hombres, o personas,
son plantas inmaduras, que todavía no han alcanzado el momento del florecimiento. Éste sólo se
logra a través del Calor del Sol. Una persona en florecimiento podría considerarse alguien que
comienza a saber cómo dar su fruto y cómo regenerarse a sí misma.En este ejercicio vital de
crecimiento interno debe evitarse el pensamiento formal. La mente ha de encontrarse vacía o
desprovista de toda idea preconcebida, pero al mismo tiempo volverse viva, atenta, transformarse en
puro sentido o capacidad para percibir grandes sensaciones. El alma debe estar en un estado de
ánimo de búsqueda, no de pregunta, es decir, sintético, no analítico. Preguntar sugiere penetrar en
algo con la mente personal; mientras que búsqueda significa abrazar y asir las ideas, «comerlas»,
«digerirlas», «absorberlas», por decirlo de alguna manera; girar alrededor y apoderarse de ellas,
cercándolas -ya no es una cuestión de sujeto y objeto separado como ocurre con la mente personal y
analizadora.
LA UNION MISTICA
La instrucción completa podría denominarse un método de yoga o unión mística (unio mystica) de la
mente real o espiritual, de la mente que se gobierna a sí misma -raja-yoga, el verdadero arte
real-. Pero no debe existir «vehemencia» (no ímpetu salvaje, para usar una frase de Patanjali en
su Yoga-sutra) en una sola dirección; debe haber expansión en toda dirección, dentro y fuera, en
silencio.
La «visión» del alma es, literalmente, el ojo del alma.
La mente debe estar vacía de todo objeto de
manera tal que pueda recibir la plenitud.
Se convierte así en el «ojo puro», el eón, todo ojo; pero no
será para percibir cosas distintas de sí misma, sino para entender la naturaleza del conocimiento -es
decir, aquello que trasciende todas las distinciones entre sujeto y objeto.
Y aunque se cree que la Realidad está «más allá de la mente» o «fuera de ella» , en verdad no es
así. Se puede decir perfectamente que se encuentra más allá o que trasciende la mente personal o
formal, o la mente separada, porque ésa es la mente que separa; pero el Inteligible y la Mente Misma
son en verdad uno. Como señala uno de los fragmentos:
Porque la Mente no está fuera de Aquello-que-la-hace-Mente; y Aquello-que-es-la-Finalidad-de-la-Mente no subsiste separado de la Mente.
Los términos con guiones representan la misma palabra griega que habitualmente se traduce como
el Inteligible. Así, el Oráculo podría cambiarse a:
«Porque el Intelecto no está fuera del Inteligible, y el Inteligible no subsiste separado del
Intelecto».
Esto hace a to noêtón el único objeto del conocimiento, pero no es ni sujeto ni objeto, sino
ambos.
LO UNICO DESEABLE
El Padre es la Fuente de todas las fuentes y el Fin de todos los fines; Él es el Único Deseable,
Perfecto y Benigno, el Bueno, el Summum Bonum, como nos muestran los tres fragmentos
desconectados que se trancriben a continuación:
Porque de la Fuente Paterna no surge [o rueda] nada imperfecto.
El alma debe tener medida, ritmo, perfección para girar, circular o pulsar con este Principio Divino.
El Padre no siembra miedo sino que derrama persuasión.
El Padre controla desde dentro y no desde fuera; controla siendo, viviendo dentro y no por
contrastes.
No saber que Dios es totalmente Bueno. ¡oh, desdichados esclavos, sed sensatos!
Compárense estos fragmentos con el discurso del predicador incluido en el tratado hermético «El
Poimandrés»:
Oh, vosotros, gente, tribu nacida de la tierra, vosotros que os habéis dado a la ebriedad y al sueño ya
la ignorancia de Dios, ¡despertad ahora!
También el Oráculo cita lo siguiente:
El alma de los hombres se apretará a Dios estrechamente, con nada sujeto a la muerte; [pero]
ahora todo está ebrio, pues se glorifica en la Armonía [ es decir en las Esferas del Destino o
Sublunares] bajo cuya influencia existe la estructura mortal.
LA DIVINA TRIADA
Ningún Fragmento nos dice cómo la Divina Simpleza determina su autorrevelación.
Pero, a pesar del
escepticismo de Kroll, pienso que los comentaristas neoplatónicos no estaban errados cuando la
buscaban en el misterio de la tríada o trinidad.
La doctrina de los Oráculos, entendida como la Autodeterminación de la Suprema Mónada, podría
recuperarse del pasaje del libro de Simón La Gran Anunciación. Pienso que hoy queda ampliamente
demostrado que esta sorprendente explicación de la Gnosis fue elaborada como filosofía sobre
antecedentes de la magia caldea y en una época cuando menos contemporánea con los mismísimos orígenes del Cristianismo.
El pasaje es tan importante que merece ser citado nuevamente; pero como es de fácil acceso,
quizá sea suficiente con mencionar la referenciapara que el lector interesado lo consulte.
Siglos antes de Proclo los griegos reconocían que este dogma tripartito o triádico era de origen
preeminentemente asirio, es decir, sirio o caldeo, mientras que Hipólito, al comentar el documento
de los Naasenos, en el cual las referencias a los ritos iniciáticos son precristianos, escribe:
Y ante todo, al considerar la triple división del Hombre [la Mónada o Logos], ellos [los Nassenos]
volaron a pedir ayuda a las Iniciaciones de los Asirios; pues los Asirios fueron los primeros en
considerar el Alma triple y una a la vez.7
En el mismo documento el antiguo comentarista judío, quien era con toda probabilidad
contemporáneo de Filón en los primeros años de la Era cristiana, proporciona las primeras palabras
de un himno misterioso que proclama: «Desde Ti es el Padre y A Través de Ti la Madre»;8 y debiera
agregarse: «Hacia Ti es el Hijo».
Esto representa los principios de los tres Grandes Nombres en el
Camino del Retorno; pero en el Camino del Descenso, es decir, en la cosmogénesis o formación del
mundo, los principios cambian. Curiosamente, uno de los Oráculos dice:
Porque el Poder está Con Él, pero la Mente Procede de Él.
El Poder representa siempre el aspecto Materno [la Multiplicidad], la esposa de la Deidad (la Mente,
la Única), y el Hijo es el Resultado, el que Procede de él -la Mente manifestada-.
De aquí
que leemos que el Padre, o Mente Verdadera, se vuelve no manifestado, retirado u oculto después
de haber dado el Primer Impulso a Sí Mismo.
El Padre se retiró aunque sin acallar Su propio Fuego característico dentro de Su Poder Gnóstico.
«Su propio Fuego característico» significaría aquello que caracteriza al Único Misterio como
Padre, o creador. Él se retiró al Silencio y la Oscuridad, pero dejó Su Fuego, o Mente Ardiente, para
que hiciera funcionar toda la creación. ¿Podría esto llevar algo de luz sobre el significado del oscuro
y misterioso himno al final del libro gnóstico cristiano El segundo libro de Ieou Yo te alabo; pues Te has retirado en Ti Mismo y en la Verdad, hasta que hayas liberado el espacio de
esta Pequeña Idea [¿el cosmos manifestado?]; a pesar de todo no Te has apartado de ti
mismo.
EL NUTRITIVO SILENCIO DE DIOS
En el primer párrafo del libro de Simón La Gran Anunciación, al que nos hemos referido
anteriormente, al Gran Poder del Padre se lo llama el Silencio Incomprehensible y, como
bien se sabe, Silencio (Sige), en muchos sistemas de la Gnosis cristianizada, significaba el Syzygy, Compañero o Complemento del Inefable. Entre los pitagóricos y los gnósticos herméticos, el
Silencio también significaba la condición de la Sabiduría. Aunque no se conserva ningún verso del
Oráculo que lo explique, hay algunas frases citadas por Proclo que hablan del Silencio Paterno. Es
la Calma Divina, El Silencio Sustentador y Protector de lo Divino; es la insuperable unidad del
Padre, aquello que las palabras no pueden explicar; la mente debe estar en silencio para conocerlo, es
decir, estar «de acuerdo».
Seguramente, Proclo pensaba en estos Oráculos cuando escribió: Pues tal es la Mente en ese estado, enérgica antes que energética, [en el mundo sensible] que de ninguna manera había emanado, sino que se había quedado en los Abismos del Padre [es decir en sus
propios Abismos], y en el Altar Sagrado sostenida por los Brazos del Silencio, Sustentador y
Protector de lo Divino .
El Silencio sólo se conoce a través de la mente. Mientras las cosas son objetivas, mientras nos
pueden enseñar o hablar acerca de las cosas, éstas no pueden ser reales.
El Gran Silencio, en el aspecto mental de las cosas, corresponde al Gran Mar en el aspecto material
de las mismas, siendo este último activo y el primero inactivo. Ahora bien, la única manera de
alcanzar la sabiduría, distinta del conocimiento, es recrearse o regenerarse a sí mismo. El hombre
conoce a Dios únicamente cuando obtiene este Silencio, en el cual sólo se escuchan las palabras
creativas del verdadero Poder.
Entonces ya no concibe ideas formales en su mente, sino que
manifiesta ideas vivas en todos sus actos -pensamientos, palabras y hechos.
Proclo equipara la Paternidad con la Esencia (ousía) o con la Subsistencia (hyparxis); la
Maternidad con la Vida (zoe) o el Poder (dynamis); y la Filiación con el Funcionamiento o la
Realidad (enérgeia). Estos términos filosóficos no son, por supuesto, los usados en el Oráculo, el
cual prefiere expresiones más gráficas, simbólicas y poéticas.
EL FUEGO SANTO
De este modo, la Mente es, en potencia, el Fuego Oculto de Simón el Mago (quien, indudablemente,
conocía Los Libros de los Caldeos), y el Fuego Manifestado es la Mente en funcionamiento o Mente
Formativa. Como dice La Gran Anunciación de la tradición simoniana:
Los aspectos ocultos del Fuego están escondidos en lo manifiesto, y lo manifiesto se produce en lo
oculto...
El aspecto manifestado del Fuego tiene en sí todas las cosas que un hombre puede percibir de las
cosas visibles, o que inconscientemente no percibe; mientras que el aspecto oculto es todo aquello
que se puede concebir como inteligible, o sea lo que un hombre no llega a concebir.
Como sostiene Proclo, tanto para los Oráculos Caldeos como para Simón y Heráclito, quienes lo
llamaron Fuego Eterno, al mayor símbolo del Poder de la Deidad se lo llamó Fuego Santo. y según el
punto de vista con que se lo observaba, este Fuego era a la vez inteligible e inmaterial o sensible y
material.
LA MENTE DE LA MENTE
La ardiente Energía autocreativa del Padre se considera inteligible, es decir, determinada sólo por las
potencias vitales de la mente. Todo está en potencia u oculto a los sentidos, es el verdadero
«mundo oculto».
El universo sensible o manifestado se origina de la demiúrgica y formativa Energía de la Mente, a la
cual ahora, como arquitecta de la materia, se la llama Mente de la Mente, o Mente Hija de la Mente,
al igual que Hombre Hijo del Hombre en la gnosis caldea cristianizada.
Esto se explica en las siguientes líneas:
Porque Él [el Padre] no encierra en la materia Su Fuego trascendental -el Fuego Original, Su
Poder- valiéndose de obras sino de la energía de la Mente.
Pues es la Mente de la Mente el
Arquitecto de este [el manifestado] mundo apasionado.
«Obras» significaría actividades, objetos, criaturas, separación. Este Padre, quien está total y completamente
más allá del Mar de la Materia, no acalla Su Poder en la materia encerrándolo en cuerpos,obras, u objetos separados, sino que les da energía por medio de una cierta penetración misteriosa,
abstracta e infinita -es decir, yace como si fuera los cimientos en forma de raíces, los fundamentos
por así decirlo, el nexo con el primer Límite-. Esto, a su vez, implica que la Materia asuma los
primeros atisbos de la Masa. En el momento en que el Padre, o Mente de todas las mentes, ha
construido esta estructura o marco de trabajo para el Fuego, ha nacido la Mente de la Mente; y ésta
es la Ardiente Mente Cósmica, la cual, a través del contacto con la materia, en su primera naturaleza
esencial, genera los comienzos del Cuerpo del Mundo y de todos los cuerpos.
Ésta es la labor de la
Mente de la Mente.
Así, también encontramos al Supremo citado por Hermes en el tratado La Virgen del Mundo:
Alma de Mi Alma, y Mente Santa de Mi propia Mente.
En otro fragmento hermético se lee:
Había sólo Una Luz Gnóstica (más bien una Luz que trascendía la Luz Gnóstica). Él es para
siempre Mente de la Mente, quien hace brillar esa LUZ.
Como se lee en los Oráculos:
El Padre superó a todo en perfección, y lo entregó a Su segunda Mente, a quien nosotros, todos los
pueblos de la humanidad cantan como si fuera la primera.
El Fuego Inteligible tiene la esencia de todas las cosas en sus «chispas» o «átomos». «Superó a todo
en Perfección» parece significar que el Padre de Sí Mismo es el Complemento o Realización de cada
cosa separada. De acuerdo a un cierto sentido místico, en el universo nunca hay más de dos cosas, es
decir, una cosa en la cual uno elige pensar, y su complemento, el resto del Todo; y ese complemento
de toda imperfección es Dios.
El argumento de los gnósticos se basaba en que los pueblos adoraban el Poder Demiúrgico o
Creativo de la Deidad como su misterio más trascendente. y afirmaban que esto era realmente una
modalidad secundaria del Poder Divino comparada con el misterio de la inefable Autodeterminación
del Supremo. Seguramente existía un volumen escrito sobre este tema, con innumerables citas de
gnósticos judíos y cristianos, de Filón y los escritores herméticos y de antiguos platónicos
orientalistas como Numeno.
El Padre como Mente Absoluta o Paramâtman perfecciona todas las
cosas; pero, cuando distinguimos entre Espíritu y Materia, cuando observamos el misterio desde
nuestro estado de dualidad e imaginamos a la materia por encima y diferente del espíritu, entonces la
administración de la Materia le viene conferida a la Mente, que actúa en el tiempo y el espacio. A
esto se le llamó Mente de la Mente, Mente Hija de la Mente u Hombre Hijo del Hombre.
LA MONADA y LA DIADA
Esta Mente de la Mente se concibe como dual, es decir, que contiene en sí la idea de la Díada, en
contraste con la Mente Paterna que es la Mónada (siendo ambos términos derivados de la athesis o
gnosis pitagórica) . Esta dualidad consiste en que Él posee poder sobre ambos universos, el
inteligible y el sensible.
Los Oráculos explican esto de la siguiente manera:
La Díada reside con Él [el Padre]; pues Él tiene ambos, [ambos poderes] de dominar las
cosas inteligibles [o ideales, y también de inducir la capacidad de sentir las emociones del mundo
[formal].
Sin embargo, no hay dos Dioses, sino uno; no hay dos Mentes, sino una; no hay dos Fuegos, sino
uno; porque:
Todas las cosas tienen como Padre al Fuego Único.
De este modo, al Padre se lo llama la Mónada Paterna.
Él es la Mónada que todo lo abarca [lit. enorme] extensión y quien engendra las Dos.
EL CUERPO UNICO DE TODAS LAS COSAS
En conexión con este último verso es posible citar otros dos de muy oscuro significado:
De estos dos [la Mónada y la Díada] fluye el Cuerpo de los Tres, el primero aunque no el
primero, pues no es por esto que se miden las cosas inteligibles.
Esto parece significar que para el universo sensible, el Cuerpo de la Tríada -es decir, la Sustancia
Materna- viene primero, por ser aquello que contiene todas las cosas perceptibles; sin embargo, no
es la medida de las cosas inteligibles o ideales. Es primero como Cuerpo, como el Primer Cuerpo o
Cuerpo Primitivo, pero la Mente es anterior.
UNA VEZ MÁS ALLÁ Y DOS VECES MÁS ALLÁ
Los Oráculos también llamaban a las Tres Personas de la Tríada Sobrenatural, Una Vez Más
Allá, Dos Veces Más Allá, y Hecate. Los comentaristas interpretan estos nombres o bien como
simples sinónimos de los tres Grandes Nombres, o, de alguna manera, como el autorreflejo de la
Tríada Primitiva o la Tríada Primitiva reflejada en sí misma, es decir, en el Cuerpo Único de todas
lascosas.
Es difícil decir cuál es el significado preciso de los misteriosos nombres Una Vez Más Allá y Dos
veces Más Allá.
Si los consideramos como designaciones de la Tríada autorreflejda, podría ser que Una Vez Más
Allá se llamara así pues venía considerado como Más allá, no en el sentido de trascendente, sino
como más allá del umbral, por así decirlo, del estado puramente espiritual, o, en otras palabras,
irradiando en manifestaciones. Lo mismo es válido para Dos Veces Más Allá.
Existe un paralelismo
con la primera y segunda Mente de la Unidad Original.
Por otro lado, Hecate fue el mejor equivalente que los místicos griegos encontraron en el panteón
helénico para designar a la Madre Original o Gran Madre de la mistagogía oriental. Es decir, que
esta Trinidad reflejada se consideraría como el Tres-en-uno de la segunda Mente.
En general, los comentaristas neoplatónicos han equiparado estos términos con los nombres griegos
Kronos, Zeus y Rhea. Del mismo modo, un crítico anónimo, anterior a Proclo, sostiene que el Una
Vez Más Allá es la Mente Paterna de todo el intelecto cósmico. Hecate es el inefable Poder de esta
Mente y llena todas las cosas con luz intelectual, aparentemente sin entrar en ellas; mientras Dos
Veces Más Allá se brinda él mismo a los mundos sembrando en ellos esplendores, según lo expresan
los Oráculos. Todo esto representa un refinamiento de sutileza intelectual que no debe detenernos,
es completamente ajeno al misticismo mucho más simple de los Oráculos.
LA GRAN MADRE
Hecate es la Gran Madre o Vida del universo, la Magna Mater o Madre de los Dioses y de todas las
criaturas. Es la Esposa de la Mente y, simultáneamente, Madre y Esposa de la Mente de la Mente,
por esto se la considera centrada entre ambas. En medio de los Padres gira el centro de Hecate.
Ella es la Madre de las almas, el Aliento de la vida. Se han conservado tres versos, muy poco claros,
en relación a esta «revitalización», «aceleración» o «animación» cósmica, (psychosis), como la llama
Proclo:
De repente, de los huecos debajo de las costillas de su lado derecho estallaba y se derramaba a
chorros la Fuente del Alma Original, llenando de alma la Luz, el Fuego, el Éter, los Mundos.
Si «los huecos debajo de las costillas» fuera la traducción correcta -pues parece que los griegos
no eran muy precisos, independientemente de la licencia poética de la metáfora- Hecate, la Gran
Madre, o Alma del Mundo, estaría representada por la figura de una mujer. Como hemos señalado
anteriormente, Hecate no es su nombre original (nomen barbarum), sino el mejor equivalente que los
griegos encontraron en su panteón humanizado, una sociedad bourgeoise comparada con las
majestuosas, imponentes y misteriosas Divinidades de Oriente.
De esta manera representaban a la psychosis cósmica; así, de acuerdo al tratado hermético La Virgen
del Mundo, la mezcla de las almas individuales poseía una naturaleza algo más sustancial y flexible,
como era lógico esperar.
En este tratado se lee:
No se derritió cuando se le prendió fuego (porque estaba hecho de Fuego), ni se congeló cuando una
vez trataron de congelarlo (porque estaba hecho de Aliento), sino que mantuvo la composición
especial de su mezcla, la cual era de un tipo particular, de una mixtura peculiar -cuya composición,
sabedlo, Dios llamó psychósis- y fue a partir de este coágulo que Él forjó una miríada de almas.18
Probablemente, el poeta que escribió los Oráculos tuvo la intención de poner en boca de la Gran
Madre las siguientes líneas:
Debes saber que Yo, el Alma, moro detrás de los pensamientos del Padre, haciendo vivir todas las
cosas a través del Calor.
En el misterio de la regeneración, tan pronto como tiene lugar la concepción a partir del Padre
-es decir, la implantación de la Chispa de Luz o germen del hombre espiritual-, el alma del hombre se
vuelve sensible a la pasión de la Gran Alma, de la Sola y Única Alma, y él mismo se siente pulsar en
la apasionada red de las vidas.
Con respecto a esto podría preguntarse lo siguiente: ¿Por qué la gran corriente de la vida provendría
del lado derecho de la Madre? Los fragmentos que poseemos no lo manifiestan, pero el original
presumiblemente contenía alguna descripción del Cuerpo de la Madre, ya que dice:
En el lado izquierdo de Hecate hay una Fuente de Virtud, que permanece completamente dentro,
que no emite su virginidad pura.
Por lo tanto, debemos comprender este simbolismo en un contexto mucho más vital del que las
expresiones figurativas naturalmente sugieren.
Y de ambos lados de la espalda de la Diosa pende una Naturaleza ilimitada.
Esto sugiere que la Naturaleza es la Ropa o el Manto de la Diosa Madre.
Los intérpretes bizantinos
confieren el poder de dar vida a cada miembro de la Madre; cada miembro y cada órgano eran una
fuente de vida. También eran así considerados el cabello, las sienes, la parte superior de la cabeza y los costados del cuerpo; y aún el vestido, el cinturón y los velos u otro atuendo que pudiera llevar en
la cabeza. Desconocemos si el texto original justifica esta interpretación. Kroll la considera «fraus
aperta», pero sería lícito pensar que la Madre de la Vida debe ser, naturalmente, Todo Vida. Con
relación a esta interpretación uno de los versos que aún se conservan dice:
Su cabello semeja una melena de luz de agudas cerdas.
Damascio, hablando de la corona de la Madre, sostiene que posiblemente se simbolizaba como una
corona en forma de muro o como la diadema en forma de torre de Cybele (Rhea), en cuyo caso
representaría las «Paredes de Fuego» de la tradición estoica. El cinturón, en cambio, era simbolizado
como una serpiente de fuego. Rhea es otro de los nombres que los Oráculos otorgan a La Gran
Madre, como lo demuestran los siguientes tres versos:
Rhea es, en realidad, al mismo tiempo la Fuente y el Torrente de los benditos Sabios; porque ella
es quien primero recibe los Poderes del Padre en sus incontables Senos, y derrama nacimiento [y
muerte], sobre todas las cosas que giran como una rueda.
Los «Sabios» son las Inteligencias o Pensamientos Gnósticos del Padre. Ella es la Madre de la
Génesis, la Rueda o Esfera del Reconvertirse. Según Proclo, los Oráculos la llaman «maravillosa e
imponente diosa», en el intento de definir uno de sus aspectos.
Los versos anteriores pueden compararse con otras referencias que se citan más adelante.
TODAS LAS COSAS SON TRIPLES
La aseveraciónde Hipólito de que los Asirios, es decir, los Caldeas, «fueron los primeros en
considerar el alma triple y una a la vez», aparece en varias citas de los Oráculos.
La Mente del Padre proclamó [la Palabra] que todo debía ser dividido [o cortado] en tres. Su
voluntad consintió y al instante todas las cosas fueron así divididas.
La mente del Padre pensó «tres», y obró «tres». Pensamiento y acción estuvieron de acuerdo e
inmediatamente sucedió. La siguiente sentencia que caracteriza al Pensador Primordial podría
considerarse como continuación del concepto anterior:
Él, quien gobierna todas las cosas con la Mente de lo Eterno.
Esta Triplicidad fundamental de todas las cosas es «inteligible», es decir, determinada por la
Mente.
La Mente es la Gran Medidora, Divisora y Separadora.
Filón de Alejandría escribe a propósito del Logos, o Mente o Razón de Dios:
Así, Dios habiendo agudizado su Razón -Logos, Divisor de todas las cosas- cortó la esencia
indiferenciada y sin forma de todas las cosas [en la ciencia del conocimiento: esencia o
quintaesencia], a partir de ella formó los cuatro elementos del cosmos y con ellos los animales y las
plantas.
También sabemos por Damascio que, de acuerdo a los Oráculos, la «división ideal»
(¿de todas las
cosas en tres?) era la «raíz (o fuente) de toda división» en el universo perceptible.
Esta ley se
resumiría de la siguiente manera:
En todo el cosmos brilla [o se manifiesta] una Tríada, cuyo origen es una Mónada.
Esta es la Tríada que «mide y delimita todas las cosas», desde lo más alto a lo más bajo.
Todas las cosas están servidas en las simas de la Tríada.
Este verso es muy oscuro, pero quizá los siguientes puedan dar algo de luz a la metáfora:
A partir de esta tríada el Padre mezcló todos los espíritus.
En el primer verso «simas» se traduce generalmente como «senos», y «están servidas» como
«están gobernadas»; pero esta última expresión es un término técnico que Homero utiliza cuando se
refiere a la acción de servir el vino para la libación de la gran crátera (krater) a las copas, y según
Platón, esta combinación, o mezcla o armonización de almas ocurre en la gran Crátera del Creador.
De modo que estas simas representan vórtices maternos en el espacio original.
El tres es el número de la determinación, y por lo tanto representa las condiciones esenciales de la
forma y de toda clasificación. Pero si bien, desde un punto de vista, el tres es formativo, y por ende
determinante y limitativo, desde otro, tiene la capacidad de otorgar poder. Con relación a esto uno
de los Oráculos señala:
Armar la mente y el alma con triple poder.
En el original, «triple» es un término poético que debiera traducirse «trífido»; sin embargo, si se
lo asocia a la nomenclatura pitagórica, indicaría un ángulo triple -es decir, el ángulo sólido de un
tetraedro o de una pirámide regular de cuatro caras.
LOS ABISMOS MATERNOS
A los Senos o Simas (¿remolinos, vorágines, torbellinos, eones, átomos?) también se les llama
Abismos -un término técnico que aparece con mucha frecuencia en todas las escuelas gnósticas de
la época-. El Gran Abismo de todos los abismos era el del Padre, el Abismo Paterno. Así,
podemos leer en uno de los Oráculos:
Vosotros, quienes al entender, conocéis el Abismo Paterno que trasciende el cosmos.
Este Abismo Paterno es el misterio último; pero, desde otro punto de vista, puede pensarse como el
Orden Intelegible de todas las cosas. Cuando el cosmos se considera como el orden sensible o
manifestado, se lo llama supercósmico o cosmos que trasciende; representa el Tipo Oculto,
Encubierto y Eterno de los universales o totalidades que se interpretan simultáneamente, no divididas
(desde el punto de vista sensible) aunque divididas (desde el inteligible).
En relación a esta profundidad «super-cósmica» o «transmundana» el Oráculo dice:
Es todas las cosas menos lo inteligible [todo].
Es decir, en el Abismo las cosas no están divididas en tiempo y espacio; no hay separación
perceptible. Este no es el estado específico o estado de las especies sino el de las totalidades o
categorías. No es ni el Padre ni la Madre sino ambos. Es el estado de «inmediatamente» o «de una
vez»; y quizá esto explique el extraño término « Una Vez Más allá» -es decir, inmediatamente en el
más allá (o lo inmediato en el estado del más allá), más allá del cosmos dividido y perceptible-.
Proclo y Damascio hablan de él como de «la forma de la unicidad» y «lo indivisible»; y un verso del
Oráculo así lo describe: Aquello que no puede ser cortado; lo que mantiene unidas todas las fuentes.
Como tal se lo considera el aspecto materno de las cosas, y así lo llaman:
Fuente de [todas] las fuentes, Vientre que mantiene unidas todas las cosas.
Los comentaristas neoplatónicos comparan esto con el auto-zoom de Platón, «aquello que vive en sí
mismo», la fuente de vida para todo, «aquello que da vida a sí mismo» y, por ende, el Vientre de
todas las criaturas vivientes. De cualquier modo, los Oráculos lo consideran el Vientre de la Vida o
Madre Divina.
Ella es la Energizadora [lit., Mujer que Trabaja] y Dadora del Fuego que otorga la Vida.
«Ella llena el Seno Dador de Vida, o Vientre, de Hecate.» Según sostiene Proclo basándose en un
Oráculo, es el autoreflejo de la Madre Sobrenatural en el universo sensible:
Fluye de nuevo y nuevamente [o una y otra vez] en los vientres de las cosas.
Los «vientres de las cosas» son, literalmente, «lo que mantiene unidas las cosas».
Son reflejos de
«Aquel que mantiene unidas todas las fuentes» que se menciona más arriba. Esta expresión poética
de los Abismos Maternos y los infinitos reflejos en su propia naturaleza múltiple, fue desarrollada
por loscomentaristas neoplatónicos en la forma de una jerarquía -los Sinoques (h)- y lo que ella
proclama se define como:
La Fuerza Dadora de Vida del Fuego poseedor de absoluto poder.
Todos estos conceptos pertenecen al aspecto materno de las cosas, pero nunca se los debe sepa
rar del aspecto paterno, como es posible constatar si se analiza la misteriosa naturaleza del Eón.
EL EÓN
Desafortunadamente sólo poseemos cuatro versos sobre la doctrina del Eón que probablemente
ocupó una posición prevaleciente en el misticismo del Oráculo (por supuesto, en una forma más
simple y no como en la «super-desarro-llada eonología» de la gnosis cristianizada). Uno de los
nombres que se le dieron al Eón fue «Luz engendrada del Padre», porque Él, según expresa Proclo,
hace brillar su luz unificadora en todo.
Porque sólo Él [el Eón], cogiendo en pleno la Flor de la Mente [el Hijo] que proviene del Poder
del Padre [la Madre] , posee [ambos] el poder de entender la Mente del Padre, y de otorgar esa
Mente a todas las fuentes ya todos los principios, -ambos, el poder de comprender[remolino] y de
esperar la hora propicia oscilando en Su incansable pivote.
Proclo describe la naturaleza de este Principio Eónico (o Misterio Átmico) de acuerdo a las creencias
de los teúrgos. Pero no podemos asegurar que esta descripción se base o no en el poema que nos
interesa. Por lo tanto, transcribimos lo que dice Proclo sólo a modo ilustrativo:
Los teúrgos sostienen que Él [Duración, Tiempo sin límites, el Eón] es Dios y cantan Su divinidad a
ambos, el más viejo (que lo viejo) y el más joven (que lo joven), como un eterno girar alrededor de sí
mismo [el Huevo] y del eón; ambos concebidos como la suma total de todas las cosas numerables
que se mueven dentro del cosmos de Su Mente, y aún por sobre las cosas y más allá de todas ellas,
infinitas por Su Poder, y [nuevamente, cuando] mostrándose como envueltas en una espiral [la
Serpiente] .
El «eterno girar» representa el principio del movimiento perpetuo. En el aspecto espiral de las
cosas existe una procesión hacia lo infinito; mientras que en el aspecto esfera el comienzo y el fin
coexisten en el mismo momento. Junto a este pasaje deben considerarse otros dos, citados por
Taylor, que no tiene referencias: Dios [energizador] en el cosmos, eónico, ilimitado, joven y viejo, enroscado a modo de espiral. Pues,
de acuerdo a los Oráculos, la Eternidad [el Eón] es Causa de Vida que nunca decrece, de
Poder incansable y de Energía inagotable.
LA PRONUNCIACIÓN DEL FUEGO
En Relación a la idea del Fuego Intelectual de la Mente como el Perfecto Inteligible, Padre y
Madre en uno (que crearon la materia y la impregnaron de vida), y considerando el concepto de lo
sensible como el Descenso en la Materia, es posible citar los siguientes versos :
Entonces la Génesis de la Materia surge en una agitación multicolor. y la cascada de fuego que
fluye oscurece la [hermosa] Flor de Fuego mientras se dirige a los vientres de los mundos. Pues a
partir de entonces todas las cosas comenzaron a emitir hacia abajo sus rayos admirables.
Por lo tanto, el origen y génesis de la materia deben buscarse en el mismo Inteligible, mientras
que la doctrina de Pitágoras y Platón sostenía que el origen de la materia debía encontrarse en la
Mónada. En este contexto la Flor del Fuego representa la quintaesencia.
EL LIMITE SEPARADOR
De la misma parte del poema referimos lo siguiente:
Pues de Él surgieron ambos, los Truenos inexorables y los Senos que reciben los destellos de
Fuego del intenso Resplandor de Hecate, engendrada del Padre, y ambos rodean la Flor del Fuego
y el poderoso Aliento más allá de los polos.
Aquellos que han estudiado atentamente el Ritual Mitraico (vol. VI) se sentirán en una atmósfera
familiar cuando lean estas líneas. Los «Truenos» representan las Manifestaciones Creativas del
Padre, mientras que los «Senos» de Hecate son los vórtices receptivos del aspecto materno de las
cosas. Aún así, los tres, Padre, Madre e Hijo constituyen la Mónada. Ella es engendrada por el
Padre, y Él, el Hijo, engendrado por la Madre -así la Mónada se perpetúa dando a luz a sí misma-. El
Hijo es quien «cerca», limita o separa el Horos gnóstico o Límite, el aspecto formal de las cosas,
quien divide el Arriba y el Abajo, y determina todos los opuestos. Es la cruz, el límite subyacente del
universo, como ya se ha visto en La crucifixión gnóstica.
Sin embargo, los críticos, con su manía
de precisión intelectual, lo convirtieron en un término técnico, otorgándole un nombre especial; pero,
en general, en los Oráculos Hypezokós se usa en el sentido más simple de «separador». Proclo,
basándose aparentemente en el siguiente verso, caracteriza este Hypezokós como el
prototipo de la división, la separación de las cosas que provienen de la materia:
Como un diafragma [Hypezokós], una membrana de conocimiento, Él divide.
La naturaleza de esta separación es el conocimiento o Fuego gnóstico. Los Epicúreos llamaban a
esta separación entre lo visible e invisible, las Paredes Llameantes del Universo, y pueden
compararse con el Ángel de la espada llameante que cuida las puertas del Paraíso. Lo mismo ocurre
con el epíteto «inexorable» (ameíliktoi) aplicado a los Truenos; los comentaristas han re elaborado el
concepto transformándolo en una jerarquía de Inexorables o Implacables.
El mismo ejemplo se
encuentra en la bellísima metáfora de los tratados Gnósticos Coptos de los códigos de Askew y
Bruce. El uso más simple de esta imagen se puede observar en los dos versos que siguen a
continuación:
La Mente del Padre, vehiculizada en raros Diseños de líneas rectas, destella inflexiblemente en
surcos de Fuego implacable.
En este caso parece referirse en particular a los Rayos de la Inteligencia Divina vehiculizados por el
Fuego creativo que representan la Siembra Divina de la sustancia primordial, al tiempo que las líneas
rectas constituyen una característica propia de la Mente. Es el Soberano del Mar que realiza el
primer surcado, por así decirlo, del Mar de la Materia, imprimiendo sobre la superficie una red de
líneas de Luz que responden a un diseño universal (como se vería el protoplasma en un microscopio
potente).
Es el primer Descendiente del Padre, y el primer Ascendiente del Hijo; sugiere la idea de
conducir y controlar. El epíteto 'raro' o 'atenuado' sugiere el concepto de tirar los hilos más finos.
Las Líneas en la Superficie representan esos hilos o líneas que, brillantes y semejantes a surcos de
Fuego, gobiernan y organizan el Mar de la Materia.
LA EMANACIÓN DE LAS IDEAS
En estrecha relación con las líneas que comienzan con «Pues de Él surgieron», se ha preservado un
fragmento más largo, de 16 líneas, que dice lo siguiente:
La Mente del Padre rebosante de lo mejor de su Voluntad, concibió Ideas que podían tomar
todaslas formas; y a partir de Una Fuente emprendieron vuelo y saltaron. Porque el Padre era
ambos, Voluntad y Fin.
El Fuego Gnóstico las diferenció distribuyéndolas en las distintas formas conocidas. Pues para el
mundo de muchas formas, el Rey dispuso un Plan [o Modelo] no sujeto a cambios. Ateniéndose a
los trazados de este Plan, que ninguna palabra puede expresar, el Mundo, satisfecho con las Ideas
que toman todas las configuraciones, creció manifestándose en formas.
Hay Una única Fuente de
estas Ideas, desde donde emanan, diferenciándose, otras, a las que nadie puede acercarse -en un
estallido alrededor de los cuerpos del Mundo- y que dan vueltas alrededor de los imponentes
Abismos [o Senos], como las abejas en los panales, emitiendo destellos todo en derredor, aquí y
allá, sin curiosidad -son los Pensamientos Gnósticos de la Fuente Paterna que cogen en su
plenitud la Flor del Fuego en la cumbre del Tiempo insomne.
Fue de esta primera Fuente del Padre, que se perfeccionó a sí misma, de donde emanaron estas
Ideas originales.
Se puede comparar este coger o recoger la Flor del Fuego con los antiguos versos gnómicos
pareados que han sido preservados por Hesiodo: Ni de los Cinco Brazos que surgen del Fuego de los Dioses que cortan lo Seco que fue Verde con la
espada llameante.
Como se ha mencionado previamente,28 pienso que Hesiodo preservó estos trozos de sabiduría
antigua a partir de fragmentos órficos que circulaban en aquellos días entre la población de Beocia,
que, a su vez, los habían obtenido de una Grecia más antigua que la de los héroes de Homero.
En
otras palabras, aquí tenemos un indicio del contacto entre la Grecia prehomérica y los caldeos.
Estas Ideas de vida o Pensamientos creativos son emanaciones (o flujos) de la Mente Divina y
constituyen la Divina Economía o Plan de la Mente Divina. Se trata de conceptos aún más
importantes que el Fuego, pues son capaces de recoger en sí mismos la esencia sutil o Flor del
Fuego. La «cumbre del tiempo insomne» es una hermosa frase a la que resulta algo complicado
asignarle un significado preciso. La «cumbre del Tiempo» es, quizá, el momento supremo, y podría
significar «momentáneamente» -no en el sentido de algo que dura sólo una pequeñísima fracción de
tiempo, sino en referencia al momento en que el Tiempo se junta con la Eternidad.
Los Pensamientos de la Mente del Padre están en la Frontera del Tiempo. Son Inteligencias de Luz y
de Vida y tienen la misma naturaleza que los Logos.
¡Pensamientos del Padre! ¡Brillo en llamas, Fuego puro!
EL
VÍNCULO DE AMOR DIVINO
Ahora analizaremos los versos que se refieren al Nacimiento del Amor (Eros), el vínculo de unión
entre todas las cosas.
Porque la Mente del Padre, la Única capaz de engendrarse a sí misma, viendo Sus [propias]
Obras, sembró en todas el Vínculo del Amor, y lo hizo con su Fuego que todo lo domina; de esta
manera todo continuará amando por tiempo indeterminado, y todas estas Tramas de la Luz
Gnóstica del Padre nunca fracasarán. Es también con este Amor que los Elementos del Cosmos se
mantienen en movimiento.
Las Obras del Padre se refieren a las Realizaciones de la Mente Divina, es decir, las Almas. La
misma idea, aunque en una escala más baja, por así decirlo, se encuentra en la Anunciación que el
Monarca de los Mundos, sentado en el Trono de la Verdad, hace a las Almas, y que aparece en el
tratado hermético La Virgen del Mundo:
Oh Almas, Amor y Necesidad serán tus Amos, ellos son los Amos y Señores después de Mí.
Una de las principales doctrinas de Heráclito era el Casamiento de los Elementos y su perpetua
transmutación. Los Elementos se casan y transforman uno en otro, como podemos ver en el mito
Mágico citado en el volumen V de los pequeños libros Los Misterios del Mithra.
La idea se resume en las siguientes líneas extraídas del Himno de Alabanza al Eón o Eternidad, en
el Papiro Mágico:
iTe saludo, Oh Tú, inamovible Principio y Fin de la Naturaleza! Te saludo, a Ti, Vórtice de la
Liturgia [o Servicio] incesante de los Elementos de la Naturaleza!
En estrecha relación con los anteriores versos del Oráculo, surgen claramente los siguientes:
Cubrió su entorno de Fuego, su compañero inseparable, con el Vínculo del Amor admirable que
surgió primero, y mezcló las Cráteras originales vertiendo en ellas la Flor de su propio Fuego.
Las Cráteras, o Krateres, son los Ardientes Crisoles en los cuales se mezclan los elementos y las
almas de las cosas.
El Mezclador no es el Amor considerado separado del Padre, sino la Mente del
Padre expresada como Amor. Así se comprueba en los siguientes versos:
Después de mezclar la Chispa del Alma con dos elementos hechos uno -Mente y Aliento DivinoÉl
agregó, como tercer elemento, Amor puro, el Maestro augusto que todo lo mantiene unido.
Es posible comparar esto con la Mezcla de Almas en el tratado La Virgen del Mundo:
Tomando aliento de su propio Aliento y mezclándolo con el Fuego Omnisciente, Él agregó
otras sustancias que no tenían poder de saber; y haciendo de los dos uno, con ciertas ocultas
Palabras de Poder, puso toda la mezcla completamente en movimiento.30
Y así se invoca este Amor Casto, Santo y Divino en el Papiro de París (1748):
Yo Te invoco a Ti, Autor Principal de toda generación, quien despliega Sus alas sobre todo el
universo; Tú el inalcanzable, Tú el inconmensurable, quien inspira el sentido creativo [lit. razón]
en todas las almas, quien une todas las cosas por el poder de Tu propio Ser.
En algún otro fragmento del mismo Papiro ( 1762) el Amor se define como:
Aquello Oculto que secretamente hace diseminar entre todas las almas el Fuego que no se
puede lograr por medio de la contemplación.
Lo que los hombres entienden como amor, en contraste con este Amor Divino, los Oráculos lo
denonominan el bochorno del Amor Verdadero. Según sostiene Proclo, al Amor Verdadero
también se lo llama Amor Profundo, y con él debemos llenar nuestras almas. En algún otro punto de
los Oráculos este Amor se une a la Fe ya la Verdad para formar una tríada, la cual es posible
comparar con otra tríada, según los siguientes versos citados por Damascio:
Virtud y Sabiduría y Certeza deliberada.
Hasta aquí hemos tratado el tema de los Poderes Divinos considerando que trascienden el universo
manifestado; pasaremos ahora al mundo formal, o economía del cosmos material, ya los Poderes
con él relacionados.
LOS SIETE FIRMAMENTOS
Como vimos anteriormente al hablar de la Gran Madre, es ella quien, como el Alma
Original, «de repente anima la Luz, el Fuego, el Eter, los Mundos».
Los comentaristas
neoplatónicos contemplan esta Luz como una mónada que abarca una tríada de estados -empírico,
etéreo e hilético (i) (es decir, de la materia prima)-. Más adelante afirman que sólo el último estado
es visible a la visión física normal, y consideran que estos cuatro elementos constituyen el cuarteto
o tétrada de todo el universo sensible. Si el verso que hemos citado fuera el único fundamento para
avalar esa precisa declaración de los comentaristas, por supuesto que implicaría, de alguna manera,
la elaboración de una filosofía a partir de una simple afirmación del poema original. Pero difícilmente
se justifica asumir que si no se cita un verso, ese verso no existe, como parece que Kroll hace
extensamente.
Los comentaristas platónicos tenían ante sí el poema completo y, como hicieron aquellos que
sistematizaron los Upanisads, trataron de desarrollar un sistema consistente a partir de las
manifestaciones místicas. También existían, con toda probabilidad, otros documentos helénicos
similares, que reflejaban algunos aspectos de los Libros de los Caldeos; y además flotaba en el aire
cierta tradición general de una filosofía caldea. Así, basándose en la profusión de metáforas de los
Oráculos, dividían el Universo Sensible en tres estados o planos -el
empírico, el etéreo y el hilético-. A estos planos o estados se refieren cuando mencionan el
misterioso septenario de las esferas en el verso:
El Padre causó la expansión de los siete firmamentos de los mundos.
Por supuesto, este Padre es la Mente de la Mente, y la expresión «causó la expansión» da la
idea de algo que se hincha desde un centro hacia los límites de un marco o borde.
El punto más
interesante es que aquellos que conocían los Oráculos y estaban en línea directa con su tradición, no
veían estos siete firmamentos o zonas como las «órbitas planetarias». Asignaban uno de estos siete
firmamentos al plano empírico, tres al etéreo, y tres al de la materia prima o sublunar. De este modo,
había una cadena o espiral de siete firmamentos que dependían del octavo (la octava) que estaba
constituida a base de Luz, la Frontera entre los mundos sensible e inteligible. Sin embargo, los siete
eran mundos corpóreos. Los tres hiléticos (es decir, los de la materia prima) pueden compararse
con los estados sólido, líquido y gaseoso de la materia física; los tres etéreos con estados similares
del éter o materia sutil; y el séptimo corresponde al atómico o empírico, o ardiente verdad o estado
de fuego y niebla. Más aún, con referencia al mundo hilético o de la materia prima, que comprende
tres esferas o estados, el Oráculo agrega:
Los centros del mundo hilético se fijan en el éter que está sobre él.
Tal vez sería como decir que el éter rodea y penetra el cosmos de la materia prima.
EL SOL VERDADERO
Con respecto al Sol, la tradición transmitió una doctrina que hoy no puede recuperarse
completamente debido a la ausencia del texto original. Sin embargo, Proclo observa que el Sol
verdadero, para distinguirlo del disco visible, es «transmundano» o «supercósmico», es decir, está
más allá de los mundos visibles a los sentidos. En otras palabras, pertenece al mundo de la Luz
propiamente dicho, el cosmos monádico y, como tal, derrama sus fuentes de Luz.
La tradición de los
Oráculos más arcanos o místicos sugiere que la totalidad del Sol -es decir, la mónada- debe considerarse en el plano transmundano, «pues allí», señala Proclo, «están el Cosmos Solar y la Luz
Total, como dicen los Oráculos de los Caldeos, y yo creo».
En alguna otra parte, Proclo habla de lo que «parece ser el circuito del Sol», y lo contrasta con la
verdadera circulación, «la cual, al proceder de algún sitio allí arriba, de un orden oculto y
supercelestial de las cosas más allá de los cielos, siembra en todos los [soles] del cosmos la adecuada
porción de luz para cada uno.» También esto parece basarse en la doctrina de los Oráculos. Así
como a la Mente Formadora se la denominó Mente de la Mente, de la misma manera, en los
Oráculos al «Sol más verdadero», se lo llamó Tiempo del Tiempo, porque mide todas las cosas con
el Tiempo -como sostiene Proclo- y, por supuesto, este Tiempo representa el Eón.
Otros nombres
que se le asignaron fueron Fuego, Canal de Fuego, y Depósito del Fuego, a los cuales podrían
agregarse muchos más, siempre relacionados con el Fuego, tal como sugiere el Ritual Mitráico.
LA LUNA
Si como hemos visto, el sol visible no es el verdadero Sol, igualmente es de suponer que la luna
visible es una imagen de la Luna verdadera reflejada en la atmósfera de la materia prima. En relación
a la Luna se conservan estos cinco trozos aislados de algunos fragmentos.
La trayectoria etérea y el ímpetu desmesurado y los torrentes [o flujos] aéreos de la Luna.
¡Oh Éter Sol, Aliento de la Luna, Líderes del Aire!
Los círculos solares y los pulsos lunares y los senos aéreos.
La melodía del Éter y del Sol, y las corrientes de la Luna y del Aire.
y el ancho Aire, y la trayectoria lunar, y la bóveda etérea del Sol.
Estas citas son demasiado incompletas como para elaborar algún comentario provechoso.
LOS ELEMENTOS
Según sostiene Proclo, a partir de los restos recuperados del poema se descubre que primero
surgió el espacio-Sol, después el espacio-Luna, y más tarde el espacio-Aire. Sin embargo, los
elementos del cosmos no eran simplemente el fuego, el aire, el agua y la tierra «Terrenales» , sino
que constituían los fundamentos de un orden superior. Olimpiodoro explica que los elementos de los
puntos más elevados de la Tierra, es decir, de las cumbres de las montañas más altas, se
consideraban pertenecientes al Agua cósmica o aire Acuoso, el cual, sucesivamente, se transformaba
en Éter (¿húmedo?), mientras que el Éter en sí constituía el Éter más remoto. En este sentido fueron
considerados los verdaderos Éteres de los Elementos, como los llama el Oráculo.39
LAS CÁSCARAS DEL HUEVO CÓSMICO
La representación esquemática del límite cósmico era una curva, pero no se sabe si ésta era
hiperbólica, parabólica o elíptica. Damascio, citando los Oráculos, habla de una figura o línea simple
-dibujada en un contorno curvo ( o convexo )- y agrega que dicha figura era frecuentemente usada
para simbolizar la periferia del cielo.4° En la mitología órfica, sin duda basada en fuentes caldeas, la
cúpula del cielo se considera formada por la parte superior de la cáscara del Gran Huevo, que se originó cuando éste se rompió en dos. El Huevo era en su mitad superior de forma esférica y en la
inferior cónica o elíptica.
Proclo afirma que, según los Oráculos, existían siete circuitos o círculos de esferas irregulares o
imperfectas y, además, una octava esfera, perfecta, cuyo único movimiento hacía girar todo el cielo
en la dirección opuesta, es decir, hacia el oeste.
LA FISIOLOGÍA DEL CUERPO CÓSMICO
En relación a esta octava esfera haremos referencia a la «progresión» de la que se habla en estos
versos:
Ambas, la trayectoria lunar y la progresión estelar. [Esta] progresión estelar no se originó del
vientre de las cosas a causa tuya.
El hombre, la mente normal del hombre, se consideraba que estaba sujeta a esferas irregulares, en
forma de huevo, no esféricas; y si existían estas esferas también habían centros y canales misteriosos
-tubos, canales, ductos, conductos-. Debido a la pérdida del texto original -sólo queda un oscuro
fragmento referido a este tema- ya no podemos descubrir qué y cuántos eran estos centros:
Y quinto, [y] en la niebla, otra ardiente compuerta, de donde el Fuego dador de Vida
desciende a los canales terrenales.
Aparentemente esto se halla en relación con la anatomía y fisiología del Gran Cuerpo. Proclo
introduce esta cita con la siguiente afirmación: «El conducto del Poder generador de vidas desciende
al centro [del cosmos], pasando a través del centro de la tierra, al igual que proclaman los Oráculos
cuando se refieren al centro de los cinco centros que se extiende recto hacia el lado opuesto».
No
queda claro cómo un centro puede entrar y pasar a través de otro centro. Sin embargo, estos canales
o centros eran claramente vías para conducir el Fuego nutritivo y alimenticio al mundo ya todo
cuanto vive en él. Presumiblemente, en los siguientes versos se hace referencia al Centro Principal
del universo:
El Centro, desde el cual todo [¿rayos?] es igual hacia la periferia.
EL COSMOS GLOBULAR
En cualquier caso, el plan básico del universo era globular. Proclo declara que Dios, como el
Demiurgo, o artífice del mundo, hizo el cosmos en su totalidad:
Desde el Fuego, Agua, Tierra hasta el Éter que todo lo nutre.
Según se entiende, presumiblemente, que Éter es el «Éter Acuoso» o Aire, como hemos visto
anteriormente (pág. 62). Más adelante, relata cómo el Hacedor, trabajando por Sí mismo o sobre Sí
mismo, con Sus propias Manos, construyó y dio forma (j) al cosmos:
Sí, pues había una Segunda Masa de Fuego que trabajaba desde sí misma todas las cosas allí
abajo (lit., allí) , de modo tal que el Cuerpo Cósmico pudiera enrollarse en forma de pelota,
voIviéndose así claramente manifiesto y no con una apariencia de membrana.
Por supuesto, resulta muy difícil adivinar el significado de estos trozos fuera de su contexto. Sin
embargo, la apariencia membranosa del Cosmos sugiere la idea de la piel más fina o superficial, o sea, las líneas, o hilos, o marcas iniciales en la superficie de las cosas. En otras palabras, la acción
del Fuego Formador arrolla la superficie de las cosas para hacerlas tridimensionales o sólidas
( como se enrolla una hebra de lana para hacer un ovillo). La idea fundamental puede verse en otro
verso del Oráculo, donde se hace referencia al Camino del Retorno a lo largo del cual este aspecto
Extrovertido o Enmarañado debe ser revertido o desenrrollado:
No ensucies el espíritu, no conviertas lo plano en sólido.
Volveremos sobre este tema más adelante, al final de los comentarios.
La «Segunda Masa de Fuego» es, presumible mente, el Fuego sensible, o más bien el Fuego que
provoca la manifestación del mundo sensible, en contraste con el Puro Fuego Oculto (el
Inmanifestado, Inteligible o Mente Ideal del Padre). La «Segunda» es, por supuesto, la Mente de la
Mente, expresada en forma poética, en contraposición a la Mente en sí; o sea, la Mente que surge de
sí misma. La palabra traducida «Masa» (ôykos) ofrece una variedad de refinados significados en el
lenguaje filosófico griego. Así, puede referirse a espacio, dimensión, átomo, etc., y da la idea de
definir al Cuerpo de la manera más simple. El Mundo o CosmoS es, por así decirlo, el contorno de la
Mente convertida en el pensamiento del Cuerpo:
Pues es una Copia de la Mente; pero aquello que surgió [o se engendró] tiene algo del Cuerpo.
NATURALEZA Y NECESIDAD
Como hemos visto en los versos citados anteriormente, la totalidad de la Naturaleza, su crecimiento
y evolución, dependen o se originan de la Gran Madre, la Esposa de la Deidad, y de algún modo a la
Naturaleza se la identifica con el Destino y la Costumbre, según muestran los tres versos siguientes:
Pues la naturaleza que nunca se cansa, gobierna sobre los mundos y las obras; de manera
que el Cielo siga su curso por siempre, descendiendo, y el Sol, gire veloz alrededor de su
Centro, con la sabia costumbre de voIver.
Si cuando Proclo dice que Apalo quiere significar el Sol, y si «uno de los teúrgos» hace referencia
al escritor de este poema, entonces la frase «exultante en la Armonía de la Luz» debe compararse
Con la expresión más familiar «el regocijo del gigante que sigue su curso». Los Oráculos hablan de
que el Sol posee una regla dotada de tres poderes (lit. trialada) -la cual quizá signifique sobre, en y
debajo de la Tierra.
LOS PRINCIPIOS O REGLAS DEL MUNDO SENSIBLE
En los fragmentos que todavía se conservan en la actualidad es muy raro encontrar nombres griegos
para designar a los Poderes que administran el gobierno del Universo. Así, aunque Proclo refiere los
siguientes versos a Athena, nada demuestra que su nombre se mencionara en los Oráculos. Es más
probable que la frase se refiera al alma, o concretamente, al hombre recién nacido del poder
gnóstico que deja atrás su naturaleza más baja. Es posible que Proclo haya visto en esto una analogía
con el nacimiento de Athena, emergiendo, completamente armada, de la cabeza de Zeus, y que así
haya surgido la confusión. La frase dice:
Si, en efecto, completamente armada, dentro y fuera, como una diosa.
El primer epíteto deriva del Caballo de Troya que llevaba los guerreros armados dentro.
En el
misterio de la regeneración esto hacía referencia al rehacer de todos los cuerpos del hombre de acuerdo al corte y modelo del Gran Cuerpo o Cuerpo Cósmico, que a su vez se relaciona con el
aspecto materno de las cosas -la gestación del Cuerpo verdadero o Resurrección.
Son los comentaristas neoplatónicos quienes, muy probablemente, han ido agregando nombres del
panteón helénico al elaborar las simples manifestaciones del poema original, en su mayoría anónimas.
Sin embargo, está claro que, en correspondencia con lo que llamaban Fuentes (caracteres griegos), al
referirse a los Orígenes de la Luz y la Vida en el Cosmos Inteligible, había Principios, Reglas o
Soberanías (caracteres griegos) que gobernaban y ordenaban el Cosmos Sensible. Éstas se dividían
en una jerarquía de cuatro tríadas, doce en total, y según sostenían los comentaristas neoplatónicos,
coincidían con las Doce de las tradiciones caldeas acerca de las estrellas. Es probable que esto no
figurara tan explícitamente en el texto original. En relación a estos Principios se conservan los
siguientes versos:
Principios que, comprendiendo en sus mentes las Obras concebidas en la Mente del Padre, las
cubren con obras y cuerpos que los sentidos pueden percibir.
Los Principios regidores más importantes eran tres. Damascio los llama «los tres Padres» -del
cosmos manifestado, según la teoría del conocimiento- pero, en esta denominación, tal vez haya
un eco de la nomenclatura teúrgica o de la escuela mágica y no de los Oráculos mismos. De todas
maneras, él cita estos tres versos en relación a la división en tres del mundo sensible.
Entre ellos el primer Camino es el Sagrado; el del medio el Aery; y tercero hay otro que calienta la
Tierra en Fuego. Porque todas las cosas son esclavas de estos tres poderosos Principios.
Según Damascio, esto significa que existen tres Principios que se corresponden con el Cielo, la
Tierra y el Interespacio; o más bien, Un Principio expresado en tres modalidades -celeste (o
empírico), medio (o aery o etéreo) y terreno (o hilético)-. El camino celeste es, quizá, la revolución
de la Gran Esfera de estrellas fijas; el terreno se conecta al Fuego Central; y el del medio con los
movimientos de las esferas irregulares.
También es probable que el último «camino» conectado simplemente con el Aire, tenga relación con
los misteriosos «Vientos» o corrientes del Gran Aliento, como puede observarse en el simbolismo
del Ritual Mitraico.
Esta conjetura se confirma con algunas oscuras referencias que Damascio hace
cuando, usando el lenguaje de los Oráculos, habla de Tubo o Conducto conectado con los Principios
del mundo sensible, y sostiene que éste se halla subordinado a un Tubo unido a las Fuentes del
mundo inteligible.
La diferencia entre Fuente y Principio es suficientemente clara; una emana de sí misma, el otro rige
algo que no es sí mismo. Si insistimos en un significado preciso, vemos que los términos podrían ser
algo así como hysteron proteron; de todas maneras, debemos recordar que, en su mayor parte,
estamos tratando con simbolismos y metáforas poéticas. Proclo intenta diseñar una escala precisa de
los términos relacionados con esta metáfora de las Fuentes u Orígenes. Así, dice que al punto más
alto de toda cadena (o serie) se lo llama Fuente (u Origen), luego vienen los Manantiales, después los
Canales y, por último, las Corrientes. Pero probablemente esto es sólo un refinamiento de Proclo y
no algo original del Oráculo.
G.R.S. MEAD
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