miércoles, 6 de marzo de 2019

¿Cuál es el objetivo de la espiritualidad?



Se supone que hemos de vivir la vida con alegría, pero estamos demasiado preocupados ante la vida. La naturaleza está muy desilusionada al ver que estamos preocupados. Porque la naturaleza espera que el necio humano sea feliz. Cuando realiza una ofrenda del cuerpo físico humano al morador interno, realiza la ofrenda con grandes esperanzas. Y espera que el individuo viva con felicidad y regrese a la naturaleza felizmente. Pero entonces este hace de sí mismo un infierno, prepara sus propios problemas desde su mente, y encuentra difícil vivir en este mundo, llegando a la conclusión de que todo el mundo es un granuja a menos que se pruebe lo contrario. 
Entonces la naturaleza lo siente mucho por nosotros. 

Cuando estamos preocupados por el futuro, la naturaleza se desilusiona. 
Cuando estamos preocupados por nuestros amigos y enemigos, cuando tenemos celos, cuando somos tímidos, cuando estamos enfadados, cuando somos intolerantes, cuando nos hierve la sangre a una temperatura más alta con todas nuestras pasiones bestiales, cuando nuestra hipertensión sube, y cuando nos tomamos todas las sucias medicinas en lugar de buenos alimentos; entonces, por cada uno de nosotros, la naturaleza lamenta que se nos haya dado un obsequio de tanto valor a un individuo tan indigno. Por lo menos, para no desanimar a la naturaleza, se espera de la bestia humana que sea un ser humano. Tiene que elevarse hasta la felicidad desde la infelicidad. 
Aunque no para sí mismo, sino para la naturaleza toda que le ha ofrecido tantas comodidades. 

 La naturaleza nos ha dado cielo y tierra. Nos ha dado el amanecer y el ocaso. Nos ha dado las nubes, la lluvia, los campos y los cereales. Nos ha dado la planta, el animal, y nosotros hacemos un problema de todas estas cosas. Sentimos que tenemos grandes problemas y estamos orgullosos de hacernos nuestros propios problemas, porque queremos tener el orgullo de resolverlos. 
Si queremos soltar esta falacia, una vida falsa, una vida de complejos en un castillo de naipes, se espera que sigamos el método de la espiritualidad, e intentemos pensar en el espíritu. 
Cuanto más a menudo empecéis a pensar en el espíritu, más creceréis conscientes del espíritu; y cuanto más crezcáis conscientes del espíritu, más espirituales seréis. 

Esto significa que cuanto más seáis una sustancia magnética, antes seréis un imán. 
¿Cómo practicar? Mucha gente hace una pregunta sencilla. ¿Cómo hacerme feliz? 
¿Cómo dejar de preocuparme? Mientras tanto, hay gente inteligente que escribe libros: Cómo dejar de preocuparse, y demuestran que estos libros son los libros más vendidos, porque confían en el gran número de necios que hay entre los seres humanos, de lo contrario, ¿podrían estos libros ser los más vendidos? Si escribo un libro, Cómo dejar de preocuparse, puedo hacer una fortuna suficiente para tres generaciones. Eso demuestra el número de necios que hay entre nosotros, porque no tenemos razón para preocuparnos; si alguien como Krishnamacharya escribe un libro, Cómo dejar de preocuparse, olvidamos el hecho de que no hay necesidad de preocuparse. 
Y entonces corremos a adquirir el libro e intentamos comprender Cómo dejar de preocuparse. 

La espiritualidad existe en ti, no en ningún libro. Cuando yo era estudiante, un periódico de la India publicó un anuncio. Decía: “Este es un buen remedio para matar mosquitos. Envíe diez rupias como anticipo y le remitiremos el tratamiento a pagar contra reembolso”. Enviamos el anticipo. Había una botella con un hermoso diseño con tres palitos y un papel con instrucciones, o sea, cómo matar mosquitos: “Agarra un mosquito con dos palitos, ábrele la boca con el tercer palito, ponle en la boca una gota de este remedio, y el mosquito morirá. A veces, pero raramente, alguno no se muere. ¿Qué hacer, entonces? Sitúa al mosquito en un palito y frótalo con otro palito. 

Esto solo ocurre muy raramente”. Así que el individuo que intenta leer el libro Cómo dejar de preocuparse no es más listo que el que compra el remedio para mosquitos. Pero los autores confían mucho en nuestra necedad. Continúan escribiendo estos libros que lanzan a la sociedad y siguen teniendo éxito una y otra vez. Sin embargo, disponemos de un procedimiento realista, un procedimiento práctico que es una prueba sólida. Es sencillo. Es más sencillo que la vida de un individuo complicado, aunque mucha gente se siente obligada a llevar una vida complicada. 
Así que existe la necesidad de la ciencia de la espiritualidad. Tenemos que meditar sobre el espíritu. Uno de los buenos principios de la espiritualidad consiste en recordar que la espiritualidad no puede practicarse a base de meditar durante una, dos o tres horas al día. Si me siento durante una hora en mi habitación y me encierro allí, y me siento ajustado a la espiritualidad e intento concentrarme en la espiritualidad, no puedo conseguir con ello ser más espiritual. 

Cuanto más me concentro en la idea de espiritualidad, más dolor de cabeza consigo. 
Así que tenemos que seguir un camino sistemático, un camino práctico. 
Patánjali y otros autores nos muestran cómo practicar la espiritualidad. Ante todo, veamos dónde se encuentra la enfermedad, la enfermedad llamada naturaleza que se complica a sí misma, la enfermedad llamada autocondicionarse. ¿Dónde existe? Aquí se explica. 
A la primera se la llama ignorancia. Conocemos la palabra. También conocemos el sentido que le da el diccionario, pero desconocemos el tipo de ignorancia que tenemos. Este es el sentido real de ignorancia. Si lo conocemos, no podemos llamarlo ignorancia. De esto nos advierten los autores de las escrituras sagradas. 

Es ignorancia incorregible, inevitable, porque desconocemos cómo funciona en nosotros. 
Si lo sabemos, deja de ser ignorancia. Supongamos que digo que sé lo que es la ignorancia. 
Eso significa que no sé nada en absoluto. De lo contrario, ¿cómo puedo seguir llamándola ignorancia? Descubramos ahora cómo trabaja la ignorancia en nosotros. Patánjali la define así: “Ignorancia es un estado de no saber cómo conocer las cosas”. Es una frase peculiar. Conocemos muchas cosas, pero no sabemos cómo conocerlas. Sé lo que es el dinero. Sé lo que el dinero puede comprar, y sin embargo compro muchas tonterías con mi dinero. No podéis decir que no conozco el dinero. No podéis decir que no conozco el valor de la compra del dinero. Pero seguís pensando que compro cosas tontas con mi dinero. Entonces sabéis que soy un ignorante sobre el dinero. Lo mismo ocurre con nuestra mente. Sabemos lo que es la mente. Sabemos cuán valiosa es. Pero no sabemos cómo manejarnos con ella cuando no nos permite dormir, cuando nuestra mente piensa en un enemigo a lo largo de la noche, de manera que podemos tener una miserable noche de insomnio; mientras, el enemigo come bien y duerme hasta la mañana, y por la mañana nos saluda con una sonrisa. 

Así que sabemos lo que es la mente. Sabemos lo que hace. Pero no sabemos cómo manejarnos con la mente. Esto es lo que en sánscrito se llama avidya, es decir, no saber cómo conocer. Esto estará en la segunda serie de lecciones de Patánjali. Deberíamos saber cómo utilizar nuestras propias cosas. 
Sé para qué sirven los ojos. Los ojos sirven para ver cosas. Conozco la capacidad de los ojos y de la vista. Pero suponed que estoy interesado en mirar por la ventana en las casas de los demás, solo por saber en secreto cómo se comportan y cómo hablan. Sé lo que son los oídos y lo útiles que son. 
Y sin embargo, pongo las orejas en la ventana para saber de qué estáis hablando. 
Desafortunadamente, a muchos de nosotros les importa saber lo que los demás piensan de nosotros y lo que hablan de nosotros. Esta es la desafortunada naturaleza de no saber cómo conocer. Y si dos personas están hablando mal de nosotros, nosotros volvemos a pensar algo malo. Nos desanimamos enseguida. Empezamos a pensar en estos individuos. Ellos hablan mal de nosotros hasta las 10.30 de la noche, y luego comen y duermen. Pero nosotros nos sentamos en la habitación y pensamos y pensamos en estas dos personas con gran hipertensión, y por la mañana tenemos un semblante muy serio. 

¿Cómo manejar la mente? ¿Cómo manejar los ojos y los oídos, y cómo no intentar saber lo que los demás piensan de nosotros? Yo hablo aquí durante dos horas ante vosotros y tendré a Rudolf conmigo y le preguntaré: “¿Qué piensa la gente de mi conferencia?”. A esto se lo llama ignorancia. 

Imaginad que dice: “Alguien lo ha comentado y ha hecho notar que era una necedad. Algunas personas decían que su conferencia era una tontería y que era absurda”. Entonces, ¿cómo se sentirá mi cabeza? Así que esto es lo que se llama ignorancia. Otra de las cosas que Patánjali y otros nos han dado sobre la ignorancia es no conocer lo que es permanente y lo que es temporal. Atribuimos valores permanentes a cosas temporales. A veces puedo dar más importancia al dinero que a mi salud, que es más importante. Si el médico me dice que tengo que ir a Ginebra para hacerme un tratamiento, me supone unas 10.000 rupias ir de India a Ginebra y recibir ese tratamiento. Pero yo puedo pensar en utilizar esas 10.000 rupias con otro objetivo mejor, y preferir entonces la muerte al tratamiento en Ginebra. A esto se lo llama ignorancia, o sea que entre el dinero y la salud, esta tiene mayor valor. 

Así que desconocer el orden de las prioridades no es sino ignorancia. La gente va a la estación ferroviaria, espera el tren, y si hay un retraso de medio minuto, dice: “Es un despropósito. 
El tiempo va pasando, estamos perdiendo mucho tiempo”. Pero nos pasamos horas y a veces noches en la mesa comiendo, charlando y riendo. Cuando no nos sirven la comida, incluso media hora después de habernos sentado, no sentimos que sea una pérdida de tiempo. Si nos pasamos medio minuto esperando el tren, sentimos que nos pasa la vida. A esto se lo llama ignorancia. Imaginad que vuestro amigo os está hablando en la calle y vosotros tenéis trabajo que hacer. Tenéis que hacer un trabajo escrito y el amigo habla, habla y habla. Nunca le pedís que se vaya ni preferís marchar vosotros, porque con frecuencia consideráis que comportarse así es una falta de educación. 

¿Qué es una falta de educación? ¿Es posponer tus horas de trabajo o las horas de charla como vagabundos en la calle? Imaginad que empezáis a practicar la espiritualidad: justo dentro de media hora informarás a tu amigo de que tienes trabajo que hacer, le pedirás que te disculpe y te irás, en lugar de pasarte una hora o dos horas por algo sin sentido a lo que llamamos cortesía. También puedes informar a tu amigo de que estás muy ocupado e irte a casa y hacer el trabajo. Aquí es donde un occidental medio está indefenso. Un hombre indio como yo será muy áspero en estos temas. 
Puedo decir que directo. Después de media hora, el compañero de un indio informa: “Tengo unos asuntos urgentes. ¿Me disculpas si me voy?”. Si el otro sigue sonriendo y hablando, entonces este hombre le vuelve la espalda y se marcha a casa. Y esta actitud es necesaria si vamos a convertirnos en personas espirituales. Puede ser descortés, pero es espiritual. Puede ser inculto, pero no podemos exigir las dos cosas, espiritualidad y cultura. Como dice Aristóteles: “No puedes conseguir que el cielo y la tierra se reflejen en el mismo espejo. Puedes obtener un buen ángulo con la tierra, pero entonces es imposible atrapar el cielo en el espejo. O puedes tener un ángulo conveniente para el cielo donde es imposible tener el reflejo de la tierra. No puedes tener a los dos”. 

Si quieres ser espiritual, has de ser una persona directa. No tienes que insultar a nadie, pero si la otra persona no está preparada para comprender lo que dices, no tienes que perder el tiempo, porque para una persona espiritual, el tiempo es más valioso que cualquier otra cosa, ya que un día pasado nunca puede recuperarse para hacer algo que tenga valor. Tal como lo describen las escrituras sagradas, el tiempo pasa cuando vivimos y el tiempo nos hace cada vez más viejos a cada segundo y cada décima de segundo. Y no podemos estar seguros de que nuestro cuerpo o nuestra mente continuarán mañana en la misma buena forma de hoy. Haced el mejor uso del tiempo mientras sois maestros de vuestra propia constitución. Esto es lo que las escrituras sagradas nos advierten frente a la ignorancia, y sobre las necesidades y exigencias de los cinco sentidos. Nos avisan. 

El cuerpo quiere algo. Quiere comida, bebida, descanso, trabajo, sexo, etc. Pero tú sé el maestro y alimenta el cuerpo según la necesidad. Y si tu mente tuviera que ser el maestro, serías el esclavo y bailarías al son de la mente. Así que intenta alimentar el cuerpo con lo que sea necesario. 
Utiliza el sentido del gusto para comer para el cuerpo y no comas por el gusto. Esta es la fórmula que tienes que aplicar a cada uno de los cinco sentidos. Vuelvo a repetir lo que dijeron. Utiliza el gusto para alimentar tu cuerpo en lugar de comer por el gusto; pues el alimento es para sostener el cuerpo, y al mismo tiempo, disfrutas de su sabor. Entonces se te llama un yogui. Pero si comes por el sabor, se te llamará un “rogi” en sánscrito. Rogi significa un paciente. 

Así que cuando comemos por el gusto, también tenemos que tomar medicación. Si disfrutamos del gusto de comer para el cuerpo, somos yoguis. Lo mismo ocurre con el uso de la vista. Puedes disfrutar de la belleza del mundo. Pero comprende lo que se necesita y lo que no. Puedes escuchar buenas noticias y puedes disfrutar de buen arte, pinturas y fotos. Puedes disfrutar de buenos perfumes. 
Así que puedes hacer uso de los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y el sentido del tacto, lo que llamamos disfrutar del sexo. Hay un propósito detrás de todo. La naturaleza te ha dado la mayor felicidad de tocar a través del sexo. Es solo para atraerte y conservar la especie. Si no se nos diera esta gran atracción, los seres vivos no llevarían a cabo los deberes de la naturaleza. Especialmente a nosotros, los seres humanos, no nos importa saber que algo le resulta útil a alguien. 

Así que la naturaleza ha hecho esclavos a los seres vivos al darles la felicidad del sexo, porque la naturaleza nos utiliza mediante el acto sexual para mantener la especie, mientras nosotros somos necios al pensar que es para nuestro disfrute. Una persona espiritual recuerda esto. No es que no disfrute de la vida sexual. Pero conoce su objetivo y su importancia, y coopera con la naturaleza y experimentará el verdadero disfrute del sexo mientras otros experimentan solo la excitación y no el disfrute. Hay una gran diferencia. Tenemos muchas anormalidades y monstruosidades sexuales en nuestra sociedad porque la gente se confunde a la hora de diferenciar entre excitación y disfrute. 

Es tan ignorante como el que se abstiene de la vida sexual en nombre del pecado. Así que los padres deberían formar al estudiante de espiritualidad desde su niñez en la forma correcta de utilizar la mente, los sentidos y el cuerpo. Que el día transcurra con un propósito. Observad cómo pasa el día un verdadero hombre de negocios. Os sonreirá. Os invitará. Os ofrecerá su coche. Os llevará en su avión, solo si cree que le resultáis muy útiles. Y en el momento en que crea que no le resultáis útiles de ninguna manera, no tendrá tiempo ni de sonreír aunque vosotros le sonriáis. Disculpadme si doy estos ejemplos. Pero esto es, desafortunadamente, cierto. Deberíais tener la misma determinación, pero con una diferencia. La manera decidida de pasar el tiempo debería ser la misma entre vosotros y el hombre de comercio. La única diferencia es que vosotros deberíais ser hombres de corazón, mientras que él es un hombre de intelecto. Vuestro único propósito ha de ser la compasión por la humanidad. 

Vosotros deberíais pasar menos tiempo con las masas de las calles, de manera que tuvierais tiempo para serles más útil. ¿Qué hubiera ocurrido si el Maestro Djwhal Khul hubiera venido y se hubiera mezclado con las multitudes? Le hubiéramos empujado de un lado a otro por el cuello de la camisa y le hubiéramos preguntado: Swamiji, ¿cómo mejorará mi salud? O bien, swamiji, ¿cómo puedo tener hijos? O bien, querido Maestro, ¿cómo puedo ser feliz? ¿Cómo puedo dejar de preocuparme? Después resulta que él se preocupa demasiado y deja de ser el Maestro Djwhal Khul. Será uno entre los muchos hombres que se preocupan en la calle. ¿Y qué hubiera sido de su programa de treinta años de dar libros a través de Alice A. Bailey? No hubiera habido tiempo, porque le habríamos empujado a la calle. Le habríamos pedido que hiciera discursos, solo para escucharlos e irnos para olvidarlo todo. 
Y él habría envejecido y muerto sin haber hecho nada de nada. 

Pero es astuto. Nunca permitió que la gente lo conociera personalmente. ¿Por qué? Para él no supone ningún glamur que le llamen swamiji o Maestro. ¿Y si no viniera a la universidad de Ginebra a dar conferencias? Habría sido difícil darlas, con mucho dolor, como un parto por cesárea. Él sabe muy bien todo esto. Las personas que son verdaderamente espirituales son muy astutas, no por nada, sino por su gran compasión por nosotros. ¿Qué hubiera ocurrido si nos hubieran privado de una página de los muchos libros que nos dio mediante Alice A. Bailey? Claro que para un hombre que nunca lee, que compra y coloca los libros en su biblioteca, no supone ninguna diferencia. Para una persona que quiere leer y ponerlo en práctica, es una gran pérdida si el Maestro no ha podido dar una de los muchos miles de páginas que ha dado. Así es como piensan las personas espirituales acerca del mundo. 

No tenemos razón al pensar que las personas espirituales no le dan valor al mundo. Conocen el valor del mundo, mientras que nosotros somos conocedores de lo mundano y no conocemos el valor del mundo porque estamos ocupados quemando nuestro tiempo y dinero, y consideramos que hacemos un gran favor al mundo si meditamos durante cinco minutos. La gente se da las manos y dice: “Estamos meditando por la paz en el mundo”. ¿Qué ocurre si diez necios no meditan por la paz en el mundo? Porque hay personas verdaderamente espirituales que viven bajo tierra, como Djwhal Khul, que dedican sus días y noches a la gente, que no tienen una vida personal propia, excepto comer para mantener el cuerpo, beber para suministrar solo agua al cuerpo, no alcohol, que van vestidos solo para no ser una molestia para otros, y que viven bajo falsos nombres como Krishnamacharya, Rudolph o John, en vez de dar al mundo sus verdaderos nombres. 

Viven de incógnito. Pero viven por nosotros y llevan una vida en la que no quieren nada para ellos. 
Si existe un gran negocio con los libros de Alice A. Bailey, recordad que ni a Djwhal Khul, ni a Alice A. Bailey, les preocupaba el negocio de los libros. ¿Qué ocurriría si Djwhal Khul quisiera tener posesión del negocio de todos los libros y controlar los millones de dólares ganados con la venta de los libros? Hemos de tener una idea de personas espirituales como esta. Así que ellos conocen la diferencia entre lo permanente y lo temporal. ¿Hay alguien en este mundo que dicte sus libros bajo el nombre de otra persona? Si existe alguien así, es solo una persona espiritual o un granuja que dicta libros falsos. Creo que sabéis que un cocinero de un hotel escribía libros falsos sobre espiritualidad y los enviaba al mundo en nombre de novelas espirituales. 

Desgraciadamente, se encontraban entre las novelas mejor vendidas, y recibía miles de cartas de los estudiantes de espiritualidad y las respondía explicando cómo abrir el tercer ojo en el plano físico con un bolígrafo o un lápiz como este. Durante mucho tiempo no fue conocido, y bajo un nombre falso iba dando libros falsos de espiritualidad. Había y sigue habiendo gente que alardean de llamarse discípulos del autor de este libro. Pero finalmente se descubrió que el cocinero había tropezado con un editor de libros y había publicado esos libros bajo el falso nombre de Lob Sang Rampa. Creo que ya conocéis la historia, el hombre fue atrapado en su engaño al público, fue arrestado y está ahora en la cárcel. Ved, ha de ser como este hombre o ha de ser una persona espiritual, como el Maestro Djwhal Khul. A otras personas solo les interesa publicar sus libros en su propio nombre, porque les gusta el dinero y la fama, que las personas espirituales saben que son temporales. ¿Qué es lo que es permanente para las personas espirituales? Es la necesidad de humanidad. 

Es el bienestar de la humanidad. Saben cómo tiene lugar la evolución. Cómo tienen que servir las necesidades de la humanidad según los tiempos. Esto es lo que es permanente para ellos, mientras el dinero y la autoría son permanentes para otros. Así que Patánjali nos advierte que conozcamos lo que es permanente y lo que es temporal; solo entonces se nos podrá llamar espirituales. Deberíamos tener dinero y conocer el valor del dinero, pero deberíamos ser capaces de gastarlo cuando hay un verdadero propósito. Sabéis, os voy a explicar una de las experiencias de mi vida. De tanto en tanto consultaba a un gran hombre sobre mis asuntos personales, y él me aconsejaba. Hubo una propuesta para iniciar un diario espiritual mensual en nuestra ciudad hace unos veinticinco años, y me pidieron que fuera el editor del periódico. Informé a este señor de que me habían pedido que realizara este trabajo como editor, y que iba a hacerlo. Mi guía dijo: “Sí, puedes hacerlo”. 

Luego me sumergí en la acción. Escribí cartas a cientos de mis amigos para que se unieran a nosotros como suscriptores y aceptaran una suscripción anual al periódico. Fue un éxito tremendo. Salieron tres números, y luego el diario dejó de salir. Le pregunté a mi guía qué debía hacer. Me dijo: “Has pedido a tus amigos que se unieran como suscriptores durante un año. Tienes el deber de pagarles esta cantidad”. Esto es lo que me dijo. Yo no tenía nada de dinero. Entonces le dije que me podía haber dicho que no trabajara como editor de ese diario. Y él me dijo: “Nunca me preguntaste si podías unirte al proyecto o no. Simplemente me informaste de que ibas a trabajar con ellos como editor”. Entonces yo dije: “Ok”. Esta fue su respuesta. Y luego, inmediatamente, me pidió que hiciera una relación de todo el dinero que debía pagar a mis amigos. Eran muchos miles de rupias. Al día siguiente me dio el dinero y me pidió que lo enviara rápidamente. Le pregunté: “¿Cuándo se lo he de devolver, señor?”. Me dijo: “Es mi dinero. No soy responsable ante nadie. Y ahora tú eres responsable. 

Has gastado un dinero que no es tuyo. Así que rectifica de manera que puedas ser más sabio y más práctico en una segunda ocasión”. Entonces le pregunté: “Imagine que alguien me pide que trabaje como editor en un diario espiritual. ¿Acepto o no?”. Entonces él me dijo: “¿Y si no trabajas de editor? ¿Crees que la humanidad sufrirá una pérdida? ¿Crees que la causa de la espiritualidad retrocederá durante miles de años?”. Entonces me reveló un hecho: “Espera hasta que las cosas te lleguen. 
Cuando algo te llega, puedes responder de manera apropiada. Esto es lo que te aconsejo, y de ahora en adelante, si quieres algo, se lo pides solo a una persona, es decir, a ti mismo. No pidas nada a nadie desde ahora. Todo vendrá a ti y serás un rey. Si le pides algo a alguien desde este momento, serás un mendigo”. Esto es lo que me dijo. Esto ocurrió hace veintiséis años, y desde entonces no he tenido nunca necesidad de pedir nada a nadie. Así que este es el valor que ellos atribuyen al dinero. Y yo le dije: “¿Estoy en deuda con usted por este dinero?”. Él me respondió: “Ya me dirás cuándo puedes pagarme”. Tres años después le dije que ya podía pagarle. Y entonces contestó: “¿Dónde está el dinero?”. Le mostré el dinero. Y me dijo: “Utilízalo con este propósito. Haz imprimir este libro y envíalo a los editores tal y cual, recibe la cantidad de dinero y me lo muestras”. Así lo hice. 

A continuación me dijo: “Imprime el libro siguiente”. Así es como está haciendo circular el dinero que me ha dado. Así que esto es lo que se llama el dinero de los Maestros. Nosotros no podemos comprender cómo utilizan los recursos. Nunca recibió de mí esta cantidad, porque la naturaleza de los Maestros es solo la de dar, no de recibir. Pero recordad que no es un complejo para ellos. 
Si encuentran que es un buen remedio que les devuelvan el dinero, llaman a la persona y le dicen: “¿Dónde está el dinero? Dámelo. Lo quiero antes de tal fecha”. Y dan una notificación del abogado a la persona y encuentran que esta ha rectificado su comportamiento. Lo saben todo y son capaces de todo. Así es como actúan las personas espirituales. Y conocen la diferencia entre lo permanente y lo temporal. Y a continuación, la cualidad inevitable que nos prescriben para que seamos personas espirituales es la capacidad de disculpar. Sin ella, no hay espiritualidad en absoluto. 

Pero diferencian cuidadosamente entre mirar por encima, disculpar e ignorar los defectos. Ellos nunca ignorarán los defectos de nadie, porque son los verdaderos médicos de la humanidad, y si ignoran los defectos de la humanidad, ¿quién los va a curar? Una vez nos hemos ofrecido a ellos mentalmente, nos entregamos a ellos voluntariamente, entonces empieza la gran tortura en asuntos personales. 
Hasta que todo está limpio, el dolor no aminora. Solo saben curar, no hacer desaparecer el dolor. 
No tienen la costumbre de usar mata-dolores, porque tal como ellos lo entienden, lo que nosotros llamamos dolor y sufrimiento es solo un resultado de lo que hemos hecho. Y tiene un valor de rectificación, un valor de purificación y un valor de abrirnos los ojos. Por esta razón la naturaleza nos ha dado el dolor. Por esto se espera que recemos: “Que el dolor traiga la debida recompensa de luz y amor”. Deberíamos conocer el auténtico significado de las palabras que utilizamos en las plegarias e invocaciones. ¿Qué se supone que hacemos mientras hacemos una plegaria? ¿Qué se supone que hacemos mientras hacemos una invocación? ¿Qué se supone que representamos al invocar algo? 

A menos que conozcamos el verdadero significado, nos encontramos con muchos problemas y tormentos en nuestras vidas. Y neciamente, atribuimos estas cosas a la espiritualidad. Neciamente, creemos que una persona espiritual está destinada a sufrir. Pero cuando seguimos cuidadosamente los mandatos y las precauciones de los Maestros, no tenemos que sufrir absolutamente por nada. Durante mis veintiséis o treinta años de discipulado con mi Maestro, os confieso que no sufrí en ningún momento. De hecho, nos tratan como si fuéramos flores en sus manos, lo sé personalmente por experiencia. Si en algo sufrimos la espiritualidad, sufrimos por nuestra propia necedad, por nuestra idiotez y por nuestras propias faltas, no por espiritualidad. Solo esperan que recordemos nuestras responsabilidades. Suponed que invito a Rudolf y a mi amigo B. a India, a las celebraciones de la World Teacher Trust en India. Imaginad que no me ocupo de saber por dónde viven y cómo viven durante estos días en India; suponed que experimentan algunos inconvenientes en India: esto es lo que no teníamos que haber hecho como personas espirituales. Se espera que pensemos en los demás, por lo menos antes de pensar en nosotros mismos. Y en su debido momento, a medida que adquirimos confianza en la espiritualidad, nos inclinaremos a pensar en los demás, solo porque no necesitamos pensar en nosotros y porque hay gente que piensa en nosotros. 

Así es como tenemos que comportarnos. Y si en algo soy irresponsable en mi comportamiento, me veré expuesto y me pedirán que afronte la situación y rectifique hasta la profundidad de mi consciencia. Así es como las personas espirituales esperan que nos comportemos. Y una vez nos hemos entregado a alguno de los Maestros espirituales, ellos nunca evitan a nadie, porque tienen que curar. Y tienen que dejarnos con buena salud mental, del cuerpo y del alma. Esto es, en resumen, lo que es la espiritualidad, y lo que son los obstáculos que hay en el sendero de la espiritualidad. 
Mañana continuaré con el mismo tema, porque tengo que deciros algo muy importante de las escrituras sagradas sobre este tema.

Extracto de la Obra del Maestro  Ekkirala Krishnamacharya /  Mensajes Volumen IV

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