a) La lucha entre los ángeles buenos y los malos.
b) El Pecado original. El niño y Adán. Las edades de la
vida. Origen asexuado, inocente e instintivo. Aparición de ambos sexos -y del
sentimiento-. Adquisición del conocimiento y libre albedrío. Lucifer y la
manzana. La costilla de Adán. La razón discursiva y la responsabilidad. El
Paraíso perdido. Prometeo, Epimeteo y Pandora.
c) El diablo y sus antecedentes, míticos. Obsesos,
posesos y mentecatos. Los ángeles caídos. Angeles buenos.
a)
LA LUCHA ENTRE LOS ÁNGELES BUENOS
Y LOS MALOS
Y ¿porqué siendo los ángeles substancias espirituales,
fieles reflejos de la divina gracia y encargados por Dios mismo de atender al
gobierno del género humano -como dice la doctrina católica- se han rebelado
contra su Creador y Padre, renunciando a las indudables delicias de la vida
celestial? O el espíritu divino (que es Verdad y Virtud) no inspiraba
suficientemente a estos ángeles, o no se encontraban a gusto en el cielo. El
caso es que Miguel tuvo que arrojar del cielo a Lucifer y sus huestes; éste
tentó a Eva, Eva tentó a Adán y, como consecuencia, el género humano en pleno,
pagó con la gracia, la felicidad y la ciencia infusa, la diablura de Lucifer.
¿No halló Dios en su infinita sabiduría y poder una
fórmula de arreglo para evitar que el hombre fuese víctima del pervertido
corazón de esos ángeles caídos?
¿Quién podrá contestar a esto? He aquí el grave
inconveniente de tomar las cosas al pie de la letra que mata, despreciando el
espíritu que vivifica.
Miguel, indudablemente, como inspirado por Dios, a quien
siempre permaneció fiel, arrojó del cielo a Lucifer, contando, por supuesto,
con el asentimiento del Padre y consciente (por visión espiritual) de la
catástrofe que esto iba a originar en el Paraíso terrenal. Sin embargo no se
abstuvo de tamaña resolución, Y esto hace suponer que hubo deliberado propósito
de hacer peligrar al hombre, que ninguna culpa tenía de la conspiración tramada
por los ángeles malos.
Veamos ahora lo que en realidad hay detrás de todo esto.
a)
EL PECADO ORIGINAL
Según el relato mosaico, creó Dios a Adán en cuerpo de la
tierra y espíritu inmortal[1].
Tras de un sueño profundo sacó a Eva de uno de sus costados. Vivieron así, un
tiempo, felices e inocentes hasta que un día, el ángel caído Lucifer, en forma
de serpiente, indujo a Eva a comer de la manzana, el fruto prohibido por Dios,
del árbol de la ciencia del bien y del mal. Y después de esto perdieron la
inocencia, fueron arrojados del Paraíso y sufrieron toda suerte de dolores y
desgracias terrenales. Dios puso en la puerta del Paraíso un querubín con
espada de fuego, que guardaba el camino del árbol de la vida.
El resumen del hecho recogido en este relato, conocido
con el nombre de "pecado original", es según la exégesis de los
teólogos cristianos que, el hombre primitivo perdió con ello cuatro dones preternaturales:
la felicidad, la inmortalidad, la tendencia al bien y la ciencia infusa; y un
don sobrenatural, que es la gracia divina.
Una interpretación racional del relato anterior podría
resumirse en lo siguiente: El hombre primitivo, compuesto en su origen de
cuerpo y espíritu, fue asexuado (o quizá hermafrodita) en su primera etapa.
Tras de ese sueño de la inconsciencia propia del estado de inocencia, apareció
la dualidad sexual en la especie humana sin mengua de su pureza. Más, llegó un
momento en su evolución en el que adquirió el conocimiento concreto, y esto
marcó el final de su inocencia, de su pureza instintiva y de su felicidad.
Estos hechos tan bellamente descritos en el relato de
Moisés, son de un rigor lógico y de un determinismo científico insospechados.
Hay una línea evolutiva del ser humano, marcada por las
siguientes etapas:
a) Origen asexuado, inocente e instintivo.
b) Aparición de ambos sexos y del sentimiento.
c ) Adquisición del conocimiento y libre albedrío.
b)
Desarrollo de la razón discursiva
y de la responsabilidad.
Como
con mucha razón dijo Gratry, "el hambre es una palabra de Dios, pero una
palabra
creciente,
nunca acabada de decir, nunca conclusa (un faciamus no un simple fiat)".
En realidad a Adán le faltaba crecimiento, sentimiento y
conocimiento Es decir, el hombre primitivo vivió con las cualidades del niño.
Si es cierto, como afirma la moderna biología, que el
desarrollo ontogénica del embrión en el claustro materno, es la reproducción
del desarrollo filogénico de la especie, nada puede extrañarnos que el
desarrollo del individuo en sus primeras edades de la vida, reproduzca la
evolución del hombre primitivo en sus primeras fases de vida terrenal. El niño
es la reproducción de Adán, porqué, como él, es inocente, instintivo, feliz,
angelical e ignorante.
Examinemos ahora cada una de las etapas citadas, después
de exponer breve y sintéticamente las fases del desarrollo individual. El niño
nace completo en todos sus elementos de constitución individual: Cuerpo,
vitalidad, sentimiento, pensamiento, razón, voluntad y conciencia. Pero todos
ellos virtualmente, en potencia, en espera del desarrollo físico y psíquico.
Cada siete años queda marcado por la Naturaleza el jalón del desenvolvimiento
de cada uno de estos factores de la constitución humana, según indica el cuadro
siguiente, que nos ahorrará enojosas explicaciones:
De los 49 años a los 60 (en que comienza el decrecimiento
físico), el hombre, íntegro en el desarrollo de todo su ser, da el rendimiento
plena de su vida y recoge los frutos de sus merecimientos.
a)
Origen asexuado, inocente e instintivo.
El embrión humano, al principio bisexuado o hermafrodita, no se polariza hacia
uno u otro sexo hasta el 5º mes de la vida intrauterina. Después del nacimiento,
aun trayendo completamente manifiestos los órganos sexuales, no se despierta
el instinto sexual ni la capacidad para las funciones generativas hasta los
catorce años par término medio, en que la secreción interna de ovarios y
testículos empieza a diferenciar los caracteres de su sexo. Durante todo este
período infantil de catorce años, el niño, o la niña, ha vivido inocente,
instintiva, y con las cualidades espirituales de la gracia. Además es notorio
que antes de los 7 años se vive en una inconsciencia que, por regla general,
no permite posteriormente el recuerdo de esta edad.
Adviértase que son estas precisamente las características
de Adán hasta que apareció Eva: Inocencia, asexualidad y ciencia infusa o
instintiva. Bien se encarga de precisar Moisés que, el primer hombre era de
barro y que Jehová le insufló el espíritu[2].
Es decir que en él se manifestaba solamente un cuerpo
físico, aun no totalmente desarrollado, puesto que faltaba eficiencia
generadora a pesar de estar definida como varón; y un espíritu lleno de gracia
angélica, felicidad y tendencia al bien. Espiritualidad sin mentalidad y sin
sentimentalidad.
b)
Aparición de ambos sexos y del
sentimiento. Llega ese momento crítico de la vida infantil en que el niño se
da cuenta de que tiene ante sí una hembra y la niña apercibe que tiene ante sí
un varón. Aparece la diferenciación sexual con las oscuras pera inequívocas
llamadas del instinto. Y junto con ello, el tropel de las pasiones y de las
emociones épicas de la juventud, entremezcladas con los lirismos del amor
sexual. Sexo y sentimiento aparecen en conjunción sobre la constelación
psíquica del final de la infancia.
He aquí, en esta fase, a Adán que, tras el sueño de su
inocencia, encuentra de su lado (de su costado) a la mujer, como complemento
de su vida y de su alma. Aun son felices con el amor sin mancha guiados de la
sabiduría del sentido común infundido por Dios. La afirmación de que la mujer
fue hecha de una costilla, lado o costado del hombre, tiene más enjundia de lo
que parece.
La mujer es un ser lateral con respecto al hombre. No
puede ni debe estar enfrente, detrás, encima o debajo. El
"enfrentarse" con el hombre la perjudica, es vano y perturba a este.
El tratar de ponerse "por encima" del hombre en cualquier actitud
vital (salva la maternidad que naturalmente la pertenece) es posición falsa, de
la cual cae irremisiblemente. El obrar "por detrás" del hombre, deshace
la confianza y el compañerismo de ambos. El colocarse "por debajo"
del hambre, como esclava, es contrario a su dignidad y si bien se mira, también
es contrario a la dignidad del hombre que siempre debe ser su protector.
El lugar de la mujer es siempre "al lado" del
hombre, por que es su complemento. La mujer, por otra parte, debe estar siempre
en el pecho del hombre, por que su lazo con él es el amor[3].
Adquisición del conocimiento y libre albedrío.
Llega el momento evolutiva en que el hombre, allá hacia los veintiún años, encuentra
cuajado el contenido cíe su mente. Se halla en posesión del conocimiento
concreto que constituye el caudal de su pensamiento. Pero aun no domina el
manejo de este caudal, por deficiencia todavía de su razón discursiva que un
día le conducirá al conocimiento abstracto, lógico o a)
filosófico[4].
El final de esta etapa que culmina hacia los 35 años, marca la definitiva
conquista de las directrices racionales de la vida personal. Un fracaso de
determinación racional en este momento (supuestas las determinantes del
Destino individual) puede originar el fracaso también de la -vida física, como
ocurrió a Mozart, Chopin, Schubert, Usandizaga, Julio Antonio, Rafael de
Urbino, Watteau, Bellini, Beardsley, etc., muertos todas entre los 30 y los 35
años, edad con mucha razón llamada "edad de los Cristos".
Adán y Eva en el Paraíso, llegaron a este momento crucial
de la adquisición mental. Fue Lucifer (literalmente "el que lleva la
luz") un ángel caído, el que, en forma de reptil (es decir, llegando sin
sentírsele) invitó a Eva a comer la manzana o sea la fruta del árbol de la
Ciencia del Bien y del Mal, por que así, según palabras de la serpiente,
"serían tanto como Dios".
El símbolo no puede ser más hermoso, más genial ni más
profunda. El árbol del bien y del mal es el conocimiento, que no es en si ni
bueno ni malo, sino según la intención con que se le adquiera o dirija.
Simbolizado en la manzana, fruto con carpelo de cinco puntas, ya que, según la
tradición arcaica (conocida evidentemente por Moisés) el número cinco ha sido
siempre símbolo de la mente o de la inteligencia, en vista de que, en la Naturaleza, toda manifestación inteligente va
determinada por el número 5, como claramente se observa en los cinco dedos de
la mano (órgano ejecutivo de la inteligencia) y los cinco sentidos corporales,
órganos adquisitivos de las imágenes originales del pensamiento.
Si el relato bíblico cita a Eva como la primera en comer
de la fruta prohibida, es por que la tónica psíquica de la mujer es la
imaginación, mientras que la del hombre es la reflexión. De aquí que la primera
esté más fácilmente dispuesta al conocimiento concreto, basado en las imágenes
suministradas por los sentidos. Además --como decía Cristóbal de Castro-,
"el hombre siente y la mujer presiente. Y este conocimiento anterior
determina en la fémina una vanguardia, la dota de un sentido espectral que le
permite, como a ciertas aves, ver en la noche".
Al comer la manzana, Adán y Eva conocieran; y entonces se
avergonzaron de que estaban desnudos. Es decir, perdieron la inocencia.
Lucifer, el tentador, como ángel que era,
representa una "substancía espiritual", (empleando el lenguaje
escolástico), una idea de Dios, infundida en la mente virgen de nuestros
primeros padres, como elemento de evolución propia, de responsabilidad y de conciencia.
Había que pasar de la inocencia a la sabiduría por el camino peligroso del
conocimiento concreto y relativo. La máquina mental del hombre se hubo puesto
en marcha gracias a la rebeldía de un ángel caído de los cielos. O lo que es lo
mismo, de un impulso superior, verdadera "categoría kantiana" que,
por "iluminación divina" -si seguimos a Plotino y a San Agustín-
había de convertir al hombre en un dios, dominador, con su inteligencia, de la Naturaleza e indagador de los secretos del Universo.
Arma de doble filo que tan pronto puede perdernos descubriendo bombas atómicas,
como redimirnos llegando a la invención de la luz eléctrica.
Efectivamente, el hombre al conocer, adquiere iniciativa,
opción y albedrío, capaces de enfrentarle con el imperativo de las leyes
naturales. Al violar estas, conoce el mal y la desgracia, con todas las
secuelas dolorosas que puedan salirle al paso durante la vida terrenal, La
maldición de Jehová al arrojarle del Paraíso, con las tremebundas palabras de
"multiplicaré tus trabajos y tus miserias.. . parirás tus hijos con
dolor... comerás el pan con el sudor de tu frente..., etc., más que un castigo resultan ser la
consecuencia natural del conocimiento incipiente; de haber perdido la sabia
dirección del instinto sin haber llegado a la razón del mismo. Pecado,
enfermedad y delito, hemos dicho anteriormente, tienen un parentesco oculto.
Todo ello, en el fondo, no supone sino una violación de la ley natural con sus
efectos lógicos de mal y de dolor, reveladores del error y advertencias para
su rectificación.
Así el conocimiento hizo perder a Adán y Eva la
felicidad, la tendencia al bien, la ciencia infusa, la gracia divina y la
inmortalidad que Dios les prometiera "si no comían de la fruta
prohibida"[5].
Es importante hacer destacar que la manifestación de la
bisexualidad y la adquisición del conocimiento son concomitantes en un momento
de la evolución humana. Tengamos en cuenta que en el ser humano no existe más
que una sola fuerza creadora manifestada ora hacia el polo negativo o sexual,
ora hacia el positivo o cerebral. Creación sexual y creación cerebral dimanan
de la misma fuente[6]. Y
cuando la etapa humana del conocimiento requirió el desarrollo del cerebro,
hubo de restarse fuerza creadora al sexo, por lo que se hizo necesaria la
conjugación o acoplamiento de la fuerza generadora de dos individuos de la
misma especie, cosa que llevó consigo necesariamente la división de la especie
en dos sexos opuestos y complementarios. (Argumento aplicable a las demás
especies animales bisexuadas, dentro de sus manifestaciones cerebrales e
inteligentes relativas. Y que futuros progresos de la biología pondrán en
claro definitivamente).
Desarrollo de la razón discursiva y de fa
responsabilidad. La etapa siguiente en el proceso de superación que supone el
conocimiento, estriba en el desarrollo de la mente abstracta, que es la que
define al ser humano y le da superioridad evidente sobre los demás seres de la
creación. La razón como facultad de elevarse desde lo particular a lo
universal, o sea de hacer abstracciones por medio del juicio, supone la madurez
intelectual del hombre y representa la palanca por medio de la cual nos
elevamos a las formas de conocimiento espiritual llamadas, fe, intuición e
inspiración.
Es precisamente en este momento cuando el conocimiento, que se
había presentado como a)
causa de dolor y de mal, puede
transformarse en sabiduría y ser un factor de redención. Bien lo apercibió la
clara mentalidad de Moisés cuando, refiriéndose a la mujer, puso en boca de
Jehová que se dirigía a la serpiente, las siguientes palabras: "su
descendiente quebrantará tu cabeza". Es decir que, finalmente, del mismo
género humano nacería quien habría de abatir al espíritu del mal. Esto
representa el conocimiento como causa de responsabilidad moral[7].
El hombre
perdió el Paraíso terrenal, guardado por ese querubín simbólico con la espada
de fuego, que significa 1, dorada ilusión de la vida física. Pero abriósele el
camino augusto de ese Paraíso celeste al que se llega por la estrecha senda de
la razón, de la voluntad y del deber[8]
(Observación: El precedente relato mosaico del
"Pecado original" tomado al pie de la letra, resultaría de una
ingenuidad verdaderamente infantil. El designio divino perturbado por una diablura
de Lucifer que de este modo desata la indignación de Jehová contra la criatura
preferida de su creación, sería incomprensible para los que creemos en la
omnipotencia y la justicia del Creador. Por otra parte vese claramente que, el
hecho de la evolución del hombre
primitivo, llega con profunda genialidad a- la mente intuitiva de Moisés que,
después sabe exponerlo con belleza y poesía insuperables, valiéndose de su
dominio magistral sobre el mito y el símbolo).
Prometeo, Epimeteo
y Pandora. En el mito griego es Prometeo quien roba a
los dioses el "fuego celeste" del pensamiento para dársele a la
humanidad, sufriendo por ello el terrible castigo de ser encadenado sobre una
roca del Cáucaso mientras un águila le roe las entrañas. Pero además, por si
esto fuera poco, para vengar su osadía, recibe Vulcano el encargo de hacer una
mujer de arcilla, tan bella que fuese la perdición de los hombres. Y así nace
Pandora a quien los dioses ofrecen por esposa a Epimeteo, hermano de Prometeo,
al tiempo que la entregan una caja misteriosa que nunca deberá ser abierta.
Pero Pandora, al fin mujer y por consiguiente curiosa, abre la caja, desoyendo
la orden divina, y de ella salen, esparciéndose por el mundo, todos los males
que afligen a la humanidad, quedando solamente en su interior la esperanza.
El contenido de la fábula es, como se ve, análogo al del
relato mosaico. Prometeo es Lucifer. Epimeteo y Pandora constituyen la primera
pareja humana, que paga con su felicidad el robo del "fuego
celestial" (que aquí sustituye a la manzana). Y el resultado de ello es la
desdicha del género humano motivada, como en el Paraíso, por la curiosidad de
la primera mujer.
Hasta en el detalle de quedar la esperanza en la caja de
Pandora, se vislumbra la promesa- de la Redención por la Verdad[9].
a)
El diablo y sus antecedentes
míticos. Es un fenómeno frecuentísimo en la formación de las mitologías y las
religiones, el de objetivar o proyectar lo que es subjetivo. O como diría un
psicólogo freudiano, la novelación de lo subconsciente.
Este hecho responde a una realidad sistemática del alma
humana después de la muerte, como enseñan todas las tradiciones esotéricas de
los Misterios de la antigüedad. Los estados de conciencia se convierten en
sitios o lugares, que el alma percibe como panoramas externos de su propia
creación.
Así, los estados de conciencia inferiores (pasionales o
egoístas) se convierten en infiernos; las pasiones, los deseos y los vicios
objetivados, son monstruos y quimeras terroríficos; los mecanismos psíquicos de
purificación son purgatorios; y los estados de conciencia puramente mentales y
espirituales, son cielos, glorias, nirvanas, campos eliseos, paraísos, etc.,
etc.[10].
Fig. . - Relieve babilónico representando la tentación de
la primera pareja humana ante el árbol de la vida. (Tableta del Museo
Británico).
No tiene nada de particular que, de acuerdo con esta ley,
hayamos convertido nuestros deseos torcidos, nuestras bajas pasiones y
nuestras perversas intenciones, en diablos y demonios de todo género. El
diablo es la intención perversa[11].
`Este muchacho tiene el diablo en el cuerpo"
decimos gráfica y muy propiamente, cuando nos tropezamos con una criatura revoltosa.
Efectivamente, está en su interior. Y como dijo Santo Tomás, en frase ya
citada: "Cada cual tiene su demonio atormentador". En el propio
evangelio de San Marcos (XVI, 9) y en el de San Lucas (VIII, 2) se asegura que
Jesucristo
echó siete demonios del cuerpo de la Magdalena; que no
eran más que los siete pecados capitales.
Las tentaciones de que Satán hizo objeto al Divino
Maestro (como antes lo hiciera Mara al Buddha), en su triple aspecto de
placeres, honores y riquezas, aluden a las voces de la naturaleza inferior y
egoísta, que no dejan de ser oídas hasta por los más santos, aunque sean
vencidas.
Esto parece ir en contra de la creencia en la existencia
de los ángeles malos. Y así es en efecto si los hemos de considerar como
entidades revoltosas dedicadas a perturbar el orden de Dios.
Tenemos la evidencia de que los fenómenos llamados
"diabólicos y preternaturales" tienen su origen en la propia psiquis
del hombre; lo cual facilita la lucha contra ellos, al darnos cuenta de que los
demonios residen en nosotros y de que su derrota estriba en nuestra propia
voluntad y en nuestra potencia objetiva; es decir, en la virtud de nuestra
esencia espiritual o "Cristo interior" viviente en el corazón del
hombre.
La ciencia de nuestros días conoce perfectamente todo lo
que hay detrás de esos pretendidos fenómenos demoníacos de obsesión, posesión y
mediumnidad; que si bien no han sido totalmente atisbados por la psiquiatría
positiva, si lo fueron por la Metapsíquica de la escuela de Richet y por los
estudios de Campili, Richer, Morselli, Charcot y Anaya, que han venido a
confirmar con rigor científico las creencias de la tradición esotérica[12].
La misma psicología experimental freudiana y aún las prácticas
espiritistas con sus frecuentes interpretaciones erróneas, han dado mucha luz
sobre el asunto. En resumen, todas las "influencias o posesiones
demoníacas" que no dependan de nuestros deseos y pasiones reprimidos o
desahogados, son fruto de esa "inteligencia desconocida" de que hablaba
Richet, o de esos pretendidos "espíritus" completamente
identificables con los "elementarios" de la doctrina secreta. Estos
son las formas psíquicas, perversas o angélicas, de individuos muertos,
mientras dura el proceso de "catarsis" o desintegración del alma
animal, frecuentemente atraídas a la esfera psíquica de los débiles mentales,
mentecatos o "captados por 1a mente'", y que pretenden arraigar, por
sintonización psíquica, con las almas de los vivos, que aún pueden expresarse
por medio del cuerpo y experimentar los goces de la vida material.
De aquí puede colegirse la responsabilidad de los que
hipnotizan o sumen en trance mediumnímico a otra persona, colocándola en
condiciones de inferioridad psíquica, capaz de permitir la acción posesoria de
cualquier "elementario" ávido de materialización.
La lucha contra los demonios es, por consiguiente, la
lucha contra nosotros mismos. Lucha recogida por la tradición religiosa
universal en el mito de los "ángeles caídos" y en ese otro mito paralelo
de la "guerra entre los ángeles malos y los buenos".
La contienda tremebunda entre los Pandavas y los Kuravas
indostánicos; entre los Amschaspantas y los Darvantas persas; la de los Aditis
y los Daitias en la mitología india; la de los dioses y los gigantes en la
mitología griega; la lucha de los Ases contra los Espíritus del mal en la
epopeya escandinava; la de los Siete Malignos contra las huestes de Bel en la
tradición babilónica; la del Gran Liebre contra Matchimanitu, genio del mal, en
la tradición de los indios "moscogulgas" norteamericanos; la conocida
entre las legiones de Lucifer y las de Miguel en nuestra leyenda cristiana,
son, en fin, una pintura fabulosa de esa eterna batalla que la humanidad
sostiene entre las fuerzas de su naturaleza inferior o egoísta y los poderes de
su naturaleza espiritual e inmortal que, a la postre, terminan siempre
venciendo.
En cuanto al ángel caído, sea el Lucifer cristiano, el
Set-Tifón egipcio, el Pitón griego, la Jormungander escandinava, el Bali o el
Manasaputra indostánico, el Ariman persa, el Tiamat babilónico, el Hun-came
maya-quiché, etc., casi invariablemente representado por una serpiente o
dragón, personifica el pensamiento divino infundido o "caído" en la
mente del hombre y convertido en elemento de mal o de bien (de evolución al
fin) como ya hemos visto en este mismo capítulo[13].
Lucha Pvtre Bel y
Troamat. De una escultura del Museo Británico.
Ofrenda votiva de
Nabu-beli-su Nahid-Marduk en el templo de Zida. Inspirada en la lucha entre
Osiris y Set, esta escena mitológica es el precedente de la lucha entre Apolo
y Pitón, entre Sigfredo y el Dragón, entre Ormúz y Arimfin, entre San Jorge y
la Sierpe, etc.
Fáltanos finalmente referirnos al concepto de los
"ángeles buenos", únicos que a nuestro juicio, tienen en la realidad
significación autónoma. Son los pensamientos de Dios: Criaturas o substancias
impulsadas por una emanación de la Divina Esencia, provistas de un cuerpo sutil
o etereosoma, con el que cumplen su papel peculiar en el mantenimiento del orden
universal.
Los "siete ángeles ante el trono de Dios",
representan los "modos de voluntad" del Creador en el proceso de la
Creación.
Los ángeles menores pueden ser identificados con los
"elementales" o "espíritus de 1a Naturaleza" de las
tradiciones arcaicas y cabalisticas. Su mente, incapaz de razón discursiva
propia del hombre, queda limitada a-1 pensamiento concreto que constituye el
objeto de su acción. Por esto decía San Pablo que "el hombre juzgará
hasta a los mismos ángeles" y en la leyenda coránica se ponen casi las
mismas palabras en boca de Dios, como puede verse:
Dios dijo a los ángeles: "Yo enviaré mi vicario a 1a
Tierra". "¿Enviaréis -respondieron los ángeles- un hombre que se
entregará a la iniquidad y derramará su sangre mientras nosotros cantamos en
vuestro elogio y os glorificamos?" "Yo sé ---replicó el Señor-- lo
que vosotros no sabéis".
Dios enseñó a Adán el nombre de todas las criaturas y
dijo a los ángeles, a los ojos de los cuales las expuso: "Nombrádmelas si
sois veraces".
"Alabado sea tu nombre -respondieron los celestes
espíritus-. Nosotros solo tenemos los conocimientos que nos vienen de Ti. La
ciencia y la sabiduría son tus atributos".
É1 dijo a Adán: "Nombra todos los seres
creados"; y cuando él los hubo nombrado, el Señor repuso: "¿No os he
dicho que conozco los secretes de los Cielos y de la Tierra? Vuestras acciones
públicas y los velos con que queréis ocultar los secretos, son transparentes
para mí".
"Hemos ordenado a los ángeles que adorasen a Adán y
le han adorado... etc.. . ." (Del Capítulo II: "La Vaca" del
Korán. (Versículos 28 al 32).
He aquí, para terminar, una lista de ángeles de las
principales religiones de todos los tiempos:
Indostán. Pitris, Asuras, Makaras, Dianis, Buddhas,
Rishis, Bodhisatvas, Devas, Aditis, Gandarvas.
Caldea. Higili, Anunai, Sed, Lamas, Ustures.
Persia. Archeching, Ard, Ardvisur, Amschaspantas, Pitris,
Fravarchis.
Egipto. Anubis, Bes,
Nut, Thot.
Grecia. Erinias, Euménides, Náyades, Nereidas, Ninfas,
Tritones.
Roma. Manes, Lares, Penates.
Arabia. Djinns y Ghuls.
Etruria. Dei involuti, Dei gentiles, Dei animales, Manes.
Escandinavia. Ases, Vans, Alfos, Ondinas, Hadas, Walkyrias, Nornas.
Tradiciones arcaicas, orientales. Pitris lunares,
Agniswatas, Makaras, Sukras, Lohitangas.
China. Sorts, Chin, Kuei.
Países cristianos. Serafines, Querubines, Tronos,
Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles, Ángeles. (De los
arcángeles, Miguel (¿quién como Dios?) que arrojó del cielo a Lucifer; Gabriel
(la fuerza de Dios) que anunció a María la encarnación; y Rafael (medicina de
Dios) que acompañó a Tobías.
Eslavia. Ljeshijes, Vodjanojes, Rusalkas, Koshthej.
Japón. Niorais,
Dai-thos, Budhhas, Fudos, Bodhisatvas.
Etc., etc.. . . Cuya lista se haría
interminable si buceásemos al detalle en las restantes mitologías e
incluyésemos los nombres de los ángeles malos[14].
Dr Alfonso Eduardo
NOTAS
[1] "Formó pues Jehová Dios al
hombre del polvo (le la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y Yuó el
hombre en al rua viviente". ("Génesis", 2-7).
[2] Espíritu, como dijimos, viene de spiro, soplo o aliento, Ser de barro quiere decir, formado de los elementos de la tierra y el agua; como en realidad está hecho el cuerpo del hombre, constituido, como se sabe, de trece metaloides y dieciséis metales.
[3] La mujer solamente puede pretender ponerse "por encima" del hombre mediante el noble pugilato de la inteligencia en ciencia o arte, pero no por la voluntad. Que en cuanto al sentimiento está siempre por encima.
[4] Un hombre puede llegar al conocimiento concreto de que los tres ángulos de un triángulo valen dos rectos; y para comprobarlo no necesita más que medirlos. Pero un día puede, por inducción o deducción, sin necesidad de medirlos con el cuadrante, demostrarlo por medio de un juicio de carácter universal o abstracto, que no solo será verdad para el triángulo particular en cuestión, sino para todos los triángulos habidos y por haber. Entonces habrá llegado a la plenitud del conocimiento racional en este asunto.
[5] La inmortalidad a que se refiere el relato bíblico, es indudablemente la del cuerpo, puesto que el alma humana se considera de hecho como inmortal. Mas para aceptar la inmortalidad corporal, contraria a la ley natural que condena a la destrucción a toda forma material, hay que suponer una acción. sobrenatural o paranormal, o considerarla en sentido metafórico. En este caso podría explicarse por la "visión espiritual" del primer hombre, que pudiera haberle permitido la percepción de continuidad entre la vida física y la metafísica
[6] Si el cerebro es el órgano donde se manifiesta el pensamiento, no olvidemos que en la célula sexual se manifiesta el pensamiento de la especie, llevando implícita la capacidad de desarrollar por un verdadero acto de "ideoplasia ", el arquetipo de la especie y no otro.
[7] Jesucristo, cuya existencia estiman los católicos que se predice en las anteriores palabras de Jehová, dijo un día: “La Verdad os hará libres"
[8] Para Lutero y Calvino, el pecado original es la concupiscencia, que subsiste en nosotros aun después del bautismo, si bien no se nos imputa en virtud de la fe en Jesucristo.
[9] Es universal la idea mítica de una primitiva pareja humana que perdió el paraíso de la felicidad y de la inocencia hasta en tribus americanas. Pongamos por ejemplo la de los “moscogulgas” de la Florida, se piensa que el primer hombre y la primera mujer, Ataensia, fueron precipitados del cielo a la tierra “por haber perdido la inocencia. Y hasta añaden que Juoskelca el impio (Caín) inmoló al justo Tahoniscarón (Abel).
[10] Como dice Milton en "El Paraíso Perdido", "El espíritu se, sirve de morada a si mismo, y puede hacer dentro de sí un cielo del infierno y un infierno del cielo".
[11] Al diablo se le representa con rabo y con cuernos. Los cuernos simbolizan las ideas fijas u obsesiones; el rabo indica la fuerza descendente o que se dirige hacia lo inferior.
[12] P. Richer, " La grande hystére " y " Verité touchant la possesióu des religeusea de Louviera-Evreux". Campili, "II grande hipnotismo". Enrico Morselli, "II magnetismo animale, la fascinaziones e gli stati ipnotici".
[13] Satán es el "Set" (Tifón) genio del mal de los egipcios.Muchas divinidades malignas, tienen la misma raíz lingüistica que las creadoras y angélicas, como identificándolas en su origen. Así: Bel-Belzebú; Luzbel-Belial; Dios-Dia-blo; Aditis-Daitias; etc.
[14] Véanse las "Jerarquías angélicas creadoras" en nuestra obra "El origen del hombre y de las razas".
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