Nos hemos reunido para aprender las enseñanzas de ADI BUDDHA. Adi Buddha significa
el primer Buddha. El Buddha que conocemos como Gautama es el quinto Buddha y el sexto
Buddha es Maitreya Buddha. Así es que al primer Buddha se le conoce como Adi Buddha. Es
decir que se da una manifestación periódica del Buddha y sus enseñanzas.
Las enseñanzas de
Buddha vienen periódicamente para iluminar a los seres humanos, para enseñar a los seres
humanos acerca de la inutilidad de la vida de deseos. La primera y principal enseñanza que el
Buddha nos enseña, es comprender y trabajar consecuentemente de manera inteligente con el
deseo. El deseo es la conexión de la consciencia humana con lo que está en el mundo objetivo. Si
no hubiera deseo no tendríamos interés en el mundo objetivo. Es la conexión entre la creación
objetiva y la conciencia humana. La consciencia se expresa a través de la mente, de los sentidos y
del cuerpo y llega hasta los objetos de los sentidos y experimenta la creación objetiva. Así que a
menos que haya deseo, la consciencia no se puede exteriorizar a través del cuerpo. Pero una vez
que deseamos algo, nos olvidamos del propósito de ese deseo. Así es que la manera inteligente
de trabajar con el deseo es la primera y principal enseñanza de Adi Buddha.
El planeta tal y como está hecho, así como también los seres del planeta tal y como están
hechos, no tenían interconexión o interacción hasta que no se formaron los sentidos. Existían lo
seres humanos, el planeta existía, pero no había interacción entre el planeta y los seres humanos
hasta que no se formaron los sentidos. Imaginaros una situación en la que no tuviéramos
sentidos: "no tenemos ojos para ver el mundo objetivo, no tenemos oídos para oír los sonidos
objetivos, no tenemos gusto en la lengua para degustar la comida que está disponible en el
planeta, no tenemos olfato que funcione a través de la nariz y tampoco tenemos tacto a través de
la piel. Imagináos a vosotros mismos en esa situación.
Que no tenéis manera de ver la objetividad,
no tenéis manera de escuchar la objetividad, no tenéis manera de oler la objetividad, no tenéis
manera de degustarla, ni tenéis manera de tocar o de sentir el contacto. No podríamos sentir los
gritos del niño si no pudiéramos oír. Así es que estamos presentes pero no podemos conectarnos
con la objetividad a través de los sentidos. Así es que estamos presentes y al mismo tiempo no
estamos presentes. Hay una buena fruta delante, pero no la podemos ver, ni sentir, ni degustar."
Pues esa era la situación durante el período de formación de la creación. Poco a poco entonces,
se produjo el desarrollo de los sentidos que se explica como la doctrina de Prochetas que está
bien descrita en el Bhagavatha, así como también en la Doctrina Secreta.
Chetas significa la consciencia. Prochetas significa la exteriorización de la conciencia.
Se
dice que son en número de once. La vista y el ojo para ver, el sonido y el oído para escuchar, el
gusto y la lengua para experimentarlo, el olfato y la nariz para experimentar ese olor, el tacto y la
piel que nos da la sensación del tacto. Estos son diez y la existencia compuesta de todos es lo que
se llama la mente inferior que es el número once. El propósito de la mente inferior es la de tomar
nota de las sensaciones exteriores. Es debido a este número once, la mente, a ella se debe que
todo lo que hay en el mundo objetivo cuando se experimenta, se desarrolle una memoria de ello y
se almacene.
Si yo toco la llama recibo la experiencia de quemarme, el contacto lo siento a través
de la piel, pero lo de quemar es experiencia de la mente y la mente almacena la memoria de que
si yo toco la llama quema, para que yo no la vuelva a tocar otra vez. De esa misma manera
comemos algo y sabemos que está dulce, la lengua conoce el gusto, pero la memoria de ese
gusto lo tiene la mente. Y lo mismo sucede con el sonido; sabemos que un sonido es bueno para
el oído y que otro no es tan bueno. Suponed que no tuviéramos memoria, entonces no
ganaríamos sabiduría con la experiencia de ninguna de las cosas que hiciéramos en la vida, no
podríamos tener memoria y actuar a través de ella.
Así es como teniendo a la mente como la
cualidad principal tenemos cinco sentidos y cinco órganos de los sentidos.
El total nos da once que
se llaman o se consideran como once partes de la conciencia exteriorizada.
Imaginaros ahora una situación en la cual no tuviéramos ni mente, ni los cinco sentidos, ni
los cinco órganos de los sentidos. No tendríamos entonces manera de contactar con la
objetividad.
Así es que los cinco sentidos y los cinco órganos de los sentidos nos los dan como
una base para la exteriorización.
El ser interior experimenta la objetividad a través de los cinco sentidos y de los cinco
órganos sensorios y el agregado, o el total de esta experiencia, se retiene como mente. Así que si
no tenemos mente, si no tenemos sentidos, el esplendor de la creación permanece pero es
incapaz de ser experimentado. De este modo, la mente, los cinco sentidos y los cinco órganos de
los sentidos forman el vehículo para experimentar la objetividad.
Al experimentar la objetividad
existe la susceptibilidad de que el hombre interior se quede atrapado en la objetividad y, también
existe la susceptibilidad, de que se olvide de su estado original. Así es que el sólo propósito de los
objetos de los sentidos y de los sentidos mismos es experimentar la objetividad pero no quedarse
atollados o atrapados por ella.
Entonces cuando se le da un énfasis excesivo a la objetividad, el ser humano se queda
atollado en ella y se olvida de su estado original de ser. Así que la enseñanza principal de Adi Buddha es aprender a exteriorizarnos e interiorizarnos.
Uno ha de ser capaz de interiorizarse tanto
como de exteriorizarse.
No es suficiente con saber salir de la casa; es también igualmente
importante saber volver a nuestra casa una vez que hemos hecho nuestro trabajo. Así que
estamos entrando en un vehículo llamado mente, sentidos y cuerpo, para experimentar la
objetividad, pero hemos de ser capaces de dejar ese vehículo cuando hemos hecho el trabajo.
Igual que abrimos la puerta y entramos en el coche, para después salir fuera y hacer cosas y, una
vez que hemos terminado el trabajo, abrimos la puerta y salimos de nuevo del coche. Esto es una
cosa de sentido común, sin embargo ese sentido común se pierde gradualmente. Sabemos cómo
entrar en el coche para ir por ahí, pero luego no salimos del coche, no abrimos la puerta para salir
de él y, entonces, no entramos en la casa.
Así que siempre estamos en el coche y siempre dando
vueltas por ahí fuera, sin saber que hay una manera se salir del coche y entrar en la casa. Así que
de una facilidad que se nos da la reducimos a una limitación o a un condicionamiento.
Vemos, experimentamos y luego volvemos, escuchamos, experimentamos y luego
volvemos, degustamos experimentamos y luego volvemos, olemos experimentamos y luego
volvemos, tocamos, experimentamos y luego volvemos.
Así es como tiene que ser. Sin embargo
también desarrollamos algo que no tiene que ser.
Vemos, experimentamos y luego volvemos,
pero llevamos en nosotros la impresión de ello y como consecuencia no podemos actuar con lo
que tenemos que hacer de inmediato. Vamos a poner un ejemplo: Un hombre ve a una mujer muy
hermosa, y también una mujer ve a un hombre muy guapo y se van a sus casas, cada uno por su
parte y el hombre no puede dormir, porque aunque la mujer no está allí presente, la memoria de la
mujer si que está presente para encargarse de que el hombre no pueda dormir. Pues eso no era
lo que se pretendía. Lo mismo en el caso de una mujer que se acuerda de un hombre guapo y se
lo lleva en sus sueños y no puede dormir. Y como no podemos dormir, entonces sentimos el
impulso de ir a ver a ese hombre o a esa mujer y nos creamos nuestras propias causas para
poder verlos. ¿No hacemos cosas de esas?. Eso es una acción extra que nos ata a la objetividad.
Y lo mismo es el caso de todos los demás sentidos. La memoria es sobre todo, más que nada,
una información, pero no ha de convertirse en un factor condicionante.
Ahí es dónde básicamente,
el ser humano, se queda atollado en lugar de experimentar la objetividad. Se nos pide que
naveguemos y que veamos la objetividad. Sin embargo soltamos amarras, navegamos sólo para
perdernos y hay otros que dicen que si navegamos morimos, así que es mejor no navegar. Esos
son los sacerdotes. Muchos sacerdotes nos dicen eso; no hagas esto, no hagas lo otro, no te
cases, no trabajes, si te casas tendrás problemas, tendrás hijos, ¿para qué casarse?. Entrar en la
objetividad lo ven como un problema y por eso no navegan en la objetividad. Eso se debe al miedo
de hundirse, por eso muchas religiones se han convertido en imprácticas e inútiles. Es inútil si uno
no puede experimentar lo que Dios ha hecho. Si se nos da un hermoso palacio donde vivir y
nosotros preferimos quedarnos en un pequeño rincón, porque nos resulta un problema ocupar
todo el edificio y limpiarlo todo: por miedo a hundirse mucha gente no vive y le da el nombre de
espiritualidad a ese tipo de vida.
En nombre de la espiritualidad, se limitan, se limitan y se vuelven a limitar a sí mismos,
excluyéndose a sí mismos de la vida tan plena que nos rodea. Ese es un filósofo impráctico. Y hay
otro tipo que quiere experimentar, que quiere navegar y ver, y que navegando se hunde porque se
queda atollado con lo que ve, con lo que oye, con lo que toca. Así es como nos hemos hecho
esclavos del gusto, del tacto... daros cuenta cómo hoy día hasta qué punto la mayoría se ha
convertido en esclavos del tacto...Tanto que no hay persona que pueda superar el impulso de
tocar al otro género.
Al hombre le gusta tocar a la mujer y, a la mujer, le gusta tocar el hombre.
Y
ese impulso tan urgente es tan fuerte que ¿cómo no puede uno tocar?. Así es como hay una
esclavitud con respecto al tacto y una esclavitud con respecto al gusto, que tiene que ver con el
cuerpo físico denso. Dentro de los sentidos, el tacto y el gusto, son los dos sentidos más densos.
Para sentir tocamos, pero ¿qué tocamos?, la materia y también degustamos lo que és la materia;
así que el tacto y el gusto nos atan más a la materia.
Uno puede ver lo que es material, pero no tener tanto contacto como tiene con el tacto y el
gusto. Es decir yo te veo a ti y tu me ves a mi, y el contacto se produce a través de la luz. Sin
embargo, la luz es mucha consciencia y poca materia, sin embargo, un objeto que se toca con la
mano tiene más materia y menos consciencia. Lo mismo sucede con el alimento. Así que ver es
también tocar aunque es un contacto sutil, más sutil que el tacto normal que entendemos, sin
embargo a través de la vista también tocamos. Cuando olemos, ¿qué es lo que estamos oliendo?,
estamos oliendo algo que es materia. Si no hubiera materia no habría olor. ¿Podríamos
imaginarnos materia y no olor?
Si no hay materia no hay olor. Así que los cuatro sentidos actúan
directamente con la materia, de los cuales el más denso es el tacto, en orden ascendente, el
gusto, el olfato, luego la vista y luego el sonido. Estos son los cinco agentes a través de los que se
experimenta el mundo material.
Entonces cuando experimentamos se produce un contacto con lo material y
gradualmente, cuando actuamos cada vez más y más con la objetividad, es probable que nos
quedemos atascados en esa objetividad y, de esta manera, nunca regresaremos a casa. Así que
nos hacemos nuestra propia creación en la objetividad y nos quedamos atollados mediante los
cinco sentidos; bueno es una posibilidad que tenemos. Eso no quiere decir que no tengamos que
utilizar los sentidos.
Hemos de utilizar los sentidos y no crear nuestras propias telarañas.
La araña
hace su propia tela de araña y luego se queda pegada en ella. Así es que la destreza en acción es
actuar a través de los sentidos y, sin embargo, no quedarse atrapado en la objetividad.
Esa es la
destreza que se llama yoga, interactuar a través de los cinco sentidos, expresarse uno a sí mismo
a través de los cinco sentidos, experimentar a través de los cinco sentidos y sin embargo no
quedar condicionados por ello. Así es que uno no debe dejar de hacer algo por miedo a quedar
condicionado a ello. Si se nos da un buen vehículo para que viajemos y veamos el mundo y no lo
usamos porque tenemos miedo de tener un accidente, no tendremos la experiencia de lo que se
ha creado en forma de objetividad.
Así que comprender correctamente el funcionamiento de los
sentidos, es el primer paso, el paso fundamental. Estas son las cinco puertas, pues, a través de
las cuales se expresa la consciencia a sí misma. Así es que exteriorizarse, experimentar y
después volver sin tener en nosotros las impresiones relativas a esa situación. Entonces
habremos experimentado bien el propósito de la objetividad.
La memoria que se deriva de la objetividad es también un buen equipo. Sin embargo las
impresiones que generamos a partir de esa situación es sobre todo humo que hace que no
tengamos claridad. Cuando hay una persona con la que interaccionamos, estamos
interaccionando sólo con la conciencia de la otra persona, porque la otra persona es también
conciencia exteriorizada a través de sus sentidos, y nosotros somos también conciencia
exteriorizada a través de nuestros sentidos.
Entonces, ¿qué es lo que está transaccionando entre
uno y otro?. Se trata de una interacción de la conciencia a través de un vehículo que tiene mentes,
sentidos y cuerpo. La conciencia se expresa a través de una forma mediante cinco canales que
son los sentidos, y se interrelaciona con otra forma. Así que la belleza de esto es que es la
conciencia la que se expresa a sí misma a través de variedades de formas, pero en lugar de ver
las formas de conciencia vemos otras cosas. Ver al otro es una ilusión, ver al otro como otro es
una ilusión, ver la conciencia en el otro es la verdad. Cuando el hermano Clemente me mira, ¿qué
es lo que está mirando a través de él?. Y ¿qué es lo que está mirando a través de mi?. Lo que
mira a través de él y lo que mira a través de mí es lo mismo. Normalmente no vemos esta verdad,
sino que la vemos en su forma sustituida. Yo sólo tengo la impresión... “Clemente me está
mirando” y Clemente tiene la impresión... “Kumar me está mirando”. Kumar y Clemente son las
etiquetas pegadas sobre la conciencia. Imaginaos dos botellas de miel. En una de ellas está
escrito Clemente y en la otra botella está escrito Kumar. Y uno tiene la impresión de que una es
Kumar y la otra es Clemente, pero en ambas botellas está la misma miel.
Así es que las
envolturas son diferentes, pero el contenido es el mismo. Cuando miramos a los ojos de un perro y
el perro mira en los nuestros, y ladra, entonces creemos que es el perro el que ladra; sin embargo
es la conciencia en forma de perro la que ladra. El mira y nosotros lo miramos. Todo ser que tiene
la capacidad de mirar, transacciona con la vista o la luz, por eso decimos: "que intercambiemos la
luz en forma de alegría". Cuando nos encontramos a nosotros mismos en el otro a través de la
mirada, quiero decir que yo me encuentro a mí mismo a través de Clemente cuando miro y, me
encuentro a mí mismo, en el perro cuando mira a través de él, o a través de un gato o de cualquier
otro ser que pueda mirar. Así es que la interacción es entre conciencia y conciencia a través de la
forma. Cuando vemos al sol, el sol también nos está viendo. Miramos al sol y el sol también nos
mira.
Y lo que se ve a través del sol y lo que nosotros vemos a través nuestro es la misma cosa.
Por eso hay una afirmación védica que dice: ”En verdad lo que yo llamo sol es yo mismo, porque
lo que miro a través de él y lo que miro a través de mí es la misma cosa, la luz".
La conciencia mira
a través del ojo, pero el ojo no puede ver lo que se ve a través del ojo. Daos cuenta de cómo es.La conciencia que mira a través del ojo, no puede ser vista por el ojo. Por eso las Sagradas
Escrituras dicen: ”Me véis, pero no me véis”. La conciencia a la que escuchamos a través del
sonido, la escuchamos a través del oído, pero el oído por si mismo no puede oír. El oído no puede
escuchar, sin embargo es la conciencia la que escucha a través de ese oído. No es cierto, si no
hubiera conciencia no existiría el oído que pudiera oír. La conciencia que experimenta el gusto a
través de la lengua, no puede ser degustada por la lengua. ¿Acaso puede degustarse uno a sí
mismo con su propia lengua?. Uno no puede degustarse a sí mismo con su lengua.
Como mucho
podemos degustar a nuestro paladar con nuestra lengua. Tocando con la lengua nuestro paladar
podemos tener el gusto de té o café o lo que hayamos bebido y comido. Así que uno no puede
gustar o probar la conciencia a través de la lengua. Sin embargo la conciencia puede degustar a
través de la lengua. Daos cuenta de cómo una es superior a la otra. Los sentidos son los vehículos
para que la conciencia experirmente, pero los sentidos no pueden experimentar la conciencia. Sin
embargo la conciencia puede experimentar mediante los sentidos. Así es que los sentidos tienen
un funcionamiento limitado y hasta ese sentido limitado que tienen hemos de utilizarlo y trabajar
con ellos.
Como derivado del trabajo con los sentidos, tenemos ciertas experiencias de tipo
sensorial, que es nuestra información referente a las experiencias anteriores. Ese es como un
banco de datos. Cada vez que tenemos una experiencia la almacenamos como datos, como
información, entonces la mente es como un banco de datos, en la que la suma de todas las
anteriores experiencias son almacenadas y recogidas. Así es como podemos traer a la memoria
las cosas de ese banco de datos. Fijaros en el ordenador, ya que nos da un buen ejemplo de esta
situación.
El ordenador nos da la información que le hemos dado anteriormente, si no le hemos
dado ninguna información previa, tampoco nos da ninguna información después. El nos da lo que
nosotros le hemos dado antes, o ¿acaso nos da alguna información que no se le haya dado
antes?. Hemos de conseguir esa información primero nosotros y luego dársela al ordenador y así,
luego, nos la podrá dar. Así que la mente es, sobre todo, un banco de memoria y de esa memoria
nos da los datos necesarios cada vez que se precisa. La mayoría de nosotros saca cosas de su
memoria y luego cree que es una información de tipo superior o una experiencia superior. Véis
que hay mucha gente que siente la presencia de los Maestros, o la presencia de los nombres de
los Maestros. La mayoría de esas personas sienten la presencia de un nombre que ya oyeron
antes. La mayoría de las personas sienten la presencia de una forma que ya han visto antes. Hay
gente que dice: ”He visto al Maestro Morya”.
Es decir que se ha visto el nombre y la figura de ese
maestro en alguna imagen o cuadro y eso ha sido guardado en el banco de la memoria de la
mente. Y de vez en cuando se refleja sobre la pantalla de la mente y entonces empezamos a tener
la impresión de que hemos visto a Morya Pero el Morya que yo he visto no es otra cosa que la
imagen que me he formado a través de otra imagen anterior. Así es que el trabajo de la mente es
tal que nos proporciona lo que le hemos dado anteriormente. Todos los fenómenos que
experimenta la gente en nombre de la espiritualidad son un truco de la mente, más allá de eso
sólo hay una cosa llamada luz y sonido que tiene la potencialidad de hacer formaciones.
La
verdadera experiencia espiritual consiste en experimentar la luz y el sonido de la existencia de uno
mismo.
Todos los demás fenómenos son una ilusión.
Cuando empezamos a ver la luz y escuchar el sonido que llevamos dentro, llegamos
mucho más lejos, nos expandimos más, y tenemos la capacidad de interrelacionarnos con los
seres de luz a quienes llamamos los Maestros de Sabiduría. De modo que no podemos vivir en un
mundo de imaginación si directamente trabajamos con la conciencia que actúa a través de las
formas. Eso también nos permite formarnos una idea completa de cuál es el propósito de los
sentidos y de su limitada utilidad para nosotros. Limitada en el sentido de que nos dan información
a través de la objetividad. Si queremos entrar en la subjetividad e informarnos de la objetividad, el
equipo que utilizamos para la objetividad ya no es válido. Porque el equipo que tenemos para salir
a la objetividad está previsto para eso, para la objetivización.
Así que ese mismo equipo no nos
puede dar los instrumentos adecuados para experimentar lo que hay dentro. No podemos entrar
con nuestro coche en nuestro dormitorio. Bueno, para ello tendríamos que hacer unas puertas
muy especiales, que no merecería la pena. Así que el coche lo dejamos fuera. Así también hemos
de dejar los sentidos fuera, para entrar dentro de nosotros.
Por eso el primer aforismo del yoga dice así: “Yoga es la suspensión de la actividad de los
sentidos”. Así es que la inutilidad de los sentidos está demostrada ya en la primera frase del yoga.
Muchos de vosotros seguro que sois estudiantes del yoga de Patanjali y dice así: "Hatha yoga. . . .
. .", que significa: “Ahora los aforismos del yoga”. Ahora significa, ahora cuando queremos
experimentarnos a nosotros mismos, es decir que ahora hemos decidido saber acerca de
nosotros mismos. Eso es lo que quiere decir ese “Ahora” con el que empieza el aforismo. Como
puede empezar un libro diciendo: "Desde ahora vamos a aprender el yoga". Qué quiere decir ese
“Ahora”.
Yo he leído el libro de Patanjali y comienza con esa frase. Desde ahora quiere decir,
desde el momento en que hemos decidido buscar la verdad dentro de nosotros. Es decir que no
estamos completamente satisfechos con la objetividad y vemos que hay algo más que esa
objetividad y queremos saber qué es y somos sinceros al respecto, somos sinceros con nosotros
mismos y sólo para querer saber esa verdad nos hemos preparado. A esa persona va dirigida la
instrucción del yoga. No es para las personas que aún están ocupadas con los sentidos.
El yogui
también utiliza los sentidos, pero no se queda metido de lleno en ellos.
Entonces los utiliza como
facilidad cada vez que quiere salir a la objetividad y, si no son necesarios, permanecen allí donde
están. Igual que nuestro coche permanece quieto en el garaje si no lo utilizamos ahora.
Aparcamos el coche en el garaje y entramos en la casa. Así también hemos de saber aparcar los
sentidos y utilizarlos cuando hay necesidad de hacerlo y no cuando hay un deseo de hacerlo.
Utilizarlos cuando hay necesidad es destreza, utilizarlos según nuestro deseo es
condicionamiento.
Por eso la segunda instrucción del yoga dice: “si queremos yoga, suspendamos la
actividad de los sentidos”.
El yoga es la suspensión de la actividad de los sentidos. Ese es el
segundo aforismo. Así que el segundo aforismo ya pone un límite a la actividad de los sentidos.
Cuando estamos atrapados en los sentidos, se nos describe gráficamente como una estrella de
cinco puntas con el vértice o el punto más alto hacia abajo, que es lo que se llama en las
Escrituras Sagradas con el nombre de makara. Makara en sánscrito significa cocodrilo.
Véis cómo hace el cocodrilo, agarra. No hay ningún ser en la creación que tenga tanta
capacidad de agarre como el cocodrilo. Puede haber muchos seres que viven en la tierra y que
tengan mucha capacidad de agarre, sin embargo el cocodrilo se mantiene y tiene agarre en las
aguas. El cocodrilo no tiene nada en el agua para agarrarse, pues del mismo modo que un ser
terrestre tiene agarre estando situado sobre la tierra, así lo tiene también el cocodrilo incluso en el
agua. La persona que queda atrapada en los sentidos, se dice que ha sido agarrada por el
cocodrilo de la objetividad. Así es que uno no puede escapar. Por eso se le llama makara o
cocodrilo.
La potencia sonora del sonido "ma" es 5. El sonido raíz "ma", habla del número 5, el
principio de la mente. Por eso en sánscrito el sonido inicial de la mente es "ma" como manas y en
inglés es "mind" y en español es mente. Si os dais cuenta, en todas partes este sonido es "ma", y
luego tenemos manabá o manucia, que es el sonido sánscrito que se refiere al hombre. Así es que
el hombre ("man" en inglés), es un ser que actúa con la mente. Así que el sonido "ma" está
relacionado con la naturaleza objetiva y su comprensión. La palabra madre, empieza también con
este sonido "ma". En sánscrito para la madre el sonido es "ma" y para el padre es "pa" o también
"fa". "Pa" o "fa" representa la cualidad más elevada del Sol. La cualidad de Urano es "fa" y con una
variación mínima es "pa".
Así es que tenemos padre ("father" en inglés) o papá o, como en
sánscrito, pita. ¿Véis cómo estos sonidos tienen unas raíces comunes?. Todas las lenguas en su
base tiene una raíz común.
Así es que makara es el que tiene 5 manos. Así es que hay 5 manos para la estrella de
cinco puntas y, a través de esas cinco manos, el hombre es agarrado. Por eso el hombre mortal
es un esclavo de sus sentidos, sin embargo aquel que utiliza los sentidos con el propósito de
comprender la objetividad, siguiendo la base de la necesidad y no la base del deseo, es el que no
puede ser tocado, ni condicionado por la objetividad. Esa es la persona a la que se la compara a
"una gota de rocío sobre la hoja de un loto".
La gota de rocío está sobre el pétalo del loto pero no
se queda pegada a él. Así es como uno puede quedarse, o estar en la objetividad, sin ser afectado
por ella. ¿Qué es lo que nos afecta y qué es lo que nos hace estar más allá de ese efecto?, eso es
lo que se llama deseo.
Esta es la primera y principal enseñanza tanto de Gautama Buddha, como
de Adi Buddha, el primer Buddha.
KUMAR PARVATHI
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