Los juegos y representaciones teatrales han acompañado siempre las festividades como símbolos
de la energía rítmica del cosmos, del ritmo del universo; también proyectan ese símbolo en el
movimiento. La representación o juego teatral es el método por el cual los poderes del universo,
o la Divinidad, crean y se expresan a través de la manifestación; por eso hablamos naturalmente
del “juego” de esas fuerzas. También expresan la exuberante energía del Creador. Hablamos del
“juego” de la luz solar, que fertiliza e ilumina, donde se da la interacción de los poderes
masculino-femenino, de las fuerzas opuestas, pero complementarias. El juego significa también
el papel que el hombre desempeña en el escenario de la vida.
Este juego del mundo manifiesto
es expresado más adecuadamente por el hinduismo y el budismo tántrico a través del juego de la
deidad creadora en la Danza de Siva, que ha creado el mundo de los fenómenos, de la mâyâ o la
ilusión. Es interesante señalar que la palabra “ilusión” deriva de la expresión latina “jugar o
representar un juego”.
Tanto las danzas como las representaciones tradicionales se rigen por reglas. En los juegos hay
movimientos o jugadas ganadoras o perdedoras, acciones y opciones que influyen en el
resultado del juego, y que son irreversibles una vez que se toman. En la danza, el movimiento
rítmico transforma el espacio en tiempo, en imitación del juego divino, y refuerza su potencia en
el plano de la emoción y la actividad.
Las danzas
Las danzas en círculo tienen carácter solar y siguen el movimiento del sol en el cielo, mientras
que las danzas fantásticas y las de espadas derivan de ritos mágicos afines y tenían el sentido de
ayudar al sol en su trayectoria. Todas estas danzas encierran también el elemento de fertilidad.
La danza en torno a un objeto, o cualquier otra ceremonia que implique una circunvolución,
encierra al objeto situado dentro del círculo en un espacio mágico protector, que también
fortalece al objeto en sí.
En las religiones monoteístas, la danza en círculo representa a los
ángeles que rodean el trono de Dios.
Las danzas en cadena simbolizan el vínculo de lo masculino y lo femenino, del cielo y la tierra.
Las danzas con cintas y cuerdas recuerdan el hilo de Ariadna, que representa el conocimiento
secreto del camino que permite entrar y salir del laberinto de la vida, esto es, el camino que
conduce al centro. Las danzas troyanas o del laberinto, la Morada de Juliano, y la Carrera del
Pastor son tan antiguas que sus orígenes se han perdido, pero es evidente que también daban
fuerza y protección al objeto que se hallaba en el centro. Si una doncella o algún ser especial
ocupaba el centro, la danza del laberinto asumía el simbolismo de una búsqueda, cuya meta era
la figura central.
se reproducía el laberinto por medio de setos, vallas y
muros, o simplemente con senderos de césped o el bosquejo de la planta de una iglesia, por
ejemplo, la catedral de Chartres. Muchos han sugerido que esta reproducción del trazado del
laberinto significaba, o bien el regreso al Paraíso y el hallazgo del Centro, o bien las pruebas,
tentaciones y obstáculos que acosan a la humanidad y deben ser superados durante el tránsito de
nuestra vida, desde el nacimiento, hasta la muerte, el tránsito del mundo profano al mundo
sagrado. Era un símbolo de la exclusión y las dificultades, y, al mismo tiempo, de la penetración
y el descubrimiento.
Los juegos
Los juegos de pelota simbolizan el poder de los dioses que lanzan globos, estrellas y meteoritos
a través de los cielos. La pelota también puede representar el sol o la luna, y los juegos de pelota
han sido relacionados con las festividades, tanto solares como lunares.
Los juguetes son sinónimo de infancia e inocencia, pero también de tentación; distraen la mente
de los aspectos más serios de la vida, fomentando la frivolidad y la disipación. Algunos juguetes
individuales tienen un significado propio. Según Bastius, el trompo tiene el mismo simbolismo
del cono, del pino, una forma espiralada y un vórtice, es decir, las grandes fuerzas generadoras.
El cristianismo agregó otro simbolismo al trompo, con el que se jugaba durante la Cuaresma: la
flagelación de Cristo.
El tambor es un atributo de todos los Dioses del Trueno: tipifica la palabra y el sonido
primordiales (el tambor "habla"), y revela la verdad. En África representa el corazón y los
poderes mágicos.
Para el budismo, es la Voz de la Ley, "el tambor del inmortal en medio de la
oscuridad del mundo", que despierta al ignorante y al perezoso. En los templos de culto
sintoísta, el tambor llama a la oración.
El tambor del shamán proviene simbólicamente del Árbol Cósmico y tiene poderes mágicos
para convocar a los espíritus. En el taoísmo, el tambor es la Voz del Cielo, y el emblema del
Chang Kou-Iao Inmortal. E1 hinduismo se acerca más al simbolismo de los dioses del trueno al
consagrar el tambor a los dioses destructores, Siva y Kâlí.
En Grecia, el tambor acompañaba a las orgías; también ocupaba un lugar importante en las
danzas guerreras y sexuales de la tribu.
Todo vuelo indica aspiración, trascendencia y liberación espiritual de las ataduras del cuerpo:
representa, asimismo, el paso de un plano a otro. Por lo tanto, las cometas participan de este
simbolismo: en Oriente cumplían un importante papel en las festividades y en ciertas
ceremonias rituales como la Fiesta del Dragón, donde revestían las formas más diversas y
elaboradas; dragones, pájaros, y otras figuras simbólicas.
La trompeta y el clarín han sido relacionados siempre con aquellos acontecimientos
caracterizados por el fausto, la pompa y la ceremonia, o donde se exalta la fama y la gloria.
Anuncian la llegada de los héroes y los miembros de la realeza, pero también convocan a la
guerra.
El balancín, el subibaja y el columpio tipifican los ritos de la fertilidad, pero también simbolizan
las vicisitudes de la vida y los ritmos del universo.
El ajedrez
El ajedrez es un juego tan antiguo que no se conoce nada sobre sus orígenes, salvo que proviene
de Oriente. Algunos sugieren que fue desarrollado por los nómades, que marcaban en el suelo
un área limitada que hacía las veces de tablero, mientras que las piezas eran simples guijarros.
Una antigua leyenda atribuye la invención del ajedrez a un filósofo y matemático de la corte de
un rey indio. Este rey, como Alejandro el Grande, no tenía más mundos que conquistar y, en El ajedrez era un juego que planteaba una lucha sin fin; por lo tanto, constituía la respuesta
adecuada para las tribulaciones del monarca. Según cuenta la leyenda, éste quedó tan
complacido por el nuevo juego que prometió al inventor concederle cualquier cosa que le
pidiera. El matemático pidió entonces un grano de arroz por el primer escaque, dos por el
segundo, y así sucesivamente, elevando al cuadrado cada uno de los números resultantes, hasta
llenar los 64 escaques del tablero.
El rey pensó que era un pedido demasiado modesto, y ordenó
al instante que se preparasen las bolsas de arroz, pero cuando los servidores calcularon
finalmente la cantidad de granos que necesitarían para satisfacer el pedido, informaron al rey
que no había tanto arroz disponible en todo el reino.
El rey tuvo que disculparse ante el filósofo,
quien riendo le contestó que no quería el arroz, pero estaba contento de haberle enseñado que
nunca se deben hacer promesas temerarias o precipitadas.
El ajedrez es llamado el juego real de la vida: simboliza el conflicto entre los poderes
espirituales, la luz y la oscuridad, los devas y los asuras, los ángeles y los demonios que luchan
perpetuamente por el dominio del mundo. El tablero a cuadros representa todas las dualidades
conocidas y complementarias del mundo de la manifestación: negativo y positivo, noche y día,
tiempo y espacio, sol y luna, etc. Los 64 escaques cuadrados son los del mandala de Siva, y se
basan en el cuádruple simbolismo del 8 X 8, que es la forma básica de un templo, una ciudad o
un monumento sagrado construido según las líneas tradicionales. Simboliza todas las
posibilidades del universo y del hombre, y, por lo tanto, implica perfección. En la India se usa
también un tablero de ajedrez circular que significa la infinitud y la Rueda de Nacimiento y
Muerte.
Cada juego representa una época, y comer las piezas equivale a un período de
no-manifestación, una "noche de Brahmâ". El movimiento de las piezas abarca todas las
posibilidades del mundo de la forma, y si bien la elección de la jugada es libre, cada movimiento
desencadena una serie de resultados ineludibles, de los cuales es responsable el que ha movido
la pieza, como ocurre con las leyes del Karma por lo tanto, en el ajedrez entran en juego la libre
voluntad, la determinación y el destino.
Cada pieza del tablero representa alguna función, habilidad o cosa existente en el mundo.
El rey
es el sol, el corazón y las fuerzas de la ley y el orden. Solo puede moverse de un escaque a otro
en cada jugada, porque está limitado por la ley de la manifestación. La Reina, Visir o Consejera,
es la luna, el espíritu, la que se Mueve a Voluntad y puede hacer cualquier movimiento, excepto
el del Caballo. Los Alfiles rigen la espiritualidad de las cosas y se mueven diagonalmente,
saltando cualquier número de escaques vacíos del mismo color: el movimiento sobre los
escaques blancos denota el sendero positivo e intelectual; sobre los escaques negros, el camino
negativo, emocional y devocional en la esfera de la búsqueda espiritual. El movimiento en
diagonal es regido por Júpiter, y tipifica el elemento femenino y existencial.
La Torre, también llamada Castillo o Carro, simboliza los gobernantes que dirigen el mundo, el
poder temporal; puede moverse en sentido vertical u horizontal sobre cualquier número de
escaques consecutivos vacíos, blancos o negros. La Torre es regida por Saturno, símbolo de la
virilidad y la masculinidad. Su movimiento en línea recta coincide con el del carro. También se
dice que la Torre es la temible ave de presa de que habla la fábula. El Caballo, con sus
movimientos en dos direcciones, participa del camino tanto intelectual como devocional, ya que
representa al iniciado, pero carece aún del poder del Espíritu. Su movimiento es comparado con
el súbito impulso de la intuición: se ha sugerido, por otra parte, que el Caballo tiene en
Occidente vinculaciones militares y caballerescas con las órdenes iniciáticas, como la de los
Templarios, y que simboliza al "vagabundo" o caballero errante. Está regido por Marte, dios de
la guerra.
Los peones son seres comunes, que tratan de triunfar en la vida; recorren el tablero de
un extremo al otro, a través de las siete etapas de iniciación, a fin de llegar al octavo escaque, al
reino de la espiritualidad, de la consumación, del Paraíso Reconquistado, meta final del iniciado.
Llegar al octavo escaque convierte al peón en Reina, que de este modo pasa a ser la que puede
Moverse a Voluntad, la que ha alcanzado la iluminación. Los peones tienen carácter masculino
y femenino a la vez, y son regidos por la pareja de amantes formada por Mercurio y Venus.
Cooper J.C
Cooper J.C
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