Hay un Proceso de Liberación pendiente en cada persona.
De Liberación del sufrimiento
innecesario que causa la ignorancia de desconocer lo que hay detrás del velo de .los
sueños y las ilusiones de nuestro yo de película.
Cuando el Camino no ha hecho más que empezar, las desilusiones del sueño, nos dicen
que ya ha acabado.
El dictador ignorante del Yo, que tenemos o que nos tiene todavía,
nos prometió una felicidad del tener y no del Ser, que además incumplió. Creía saber y
no supo. Fracasó, engañó.
La Verdad es la Realidad y la Realidad se ve al Despertar del sueño, de la falsedad.
Esta
verdad y esta Realidad están bajo nuestros pies. Siempre hemos viajado con ella pero
nuestro egoísmo, egolatría, egoadicción, egocentrismo nos la ha ocultado bajo nuestras
quejas, preferencias, aspiraciones, intolerancias, costumbres...
¿Alguno hubiéramos escuchado? ¿Qué clase de ayuda hubiéramos pedido o aceptado
mientras creiamos rígidamente en “Ego, Yo, mí, lo mío, para mí todo, por encima de
todo, yo soy así, hago lo que me gusta, a mi manera, lo que me da la gana, ahora
mismo...? Sabemos que no.
Aún comprendiéndolo no hubiéramos tenido fuerzas para realizarlo porque hacen falta
muchas y esas salen de un estado de necesidad desesperado.
Si hubiera llegado ya el momento de no engañarse a uno mismo con disculpas y disimulos;
si la sinceridad sale del miedo a no saber vivir, no saber seguir; si ya hemos vivido
suficientemente el engaño del mundo y del yo, y lo vemos como jaulas de las que es
indispensable y urgente liberarse, estamos en buena posición para descubrir quienes
somos en realidad, con fuerza y disponibilidad como si fuera lo último a hacer. Si no
queremos prescindir de nada sigamos sufriendo.
Este Camino al que me refiero debe ser enseñado por otro. Mientras hay apegos, hay
diferencias, oposición y conflicto que es sufrimiento. Si evitamos la causa, evitamos el
efecto.
Si todos estamos enjaulados en el Yo y este Yo es el reflejo del mundo, enfermos y encarcelados
experimentan el sufrimiento de una o dos jaulas más.
Se puede cambiar de dirección y comprender cómo ha sucedido esto y además cómo
liberarse de ello.
Es una Rebelión contra ellas y una Revolución transformadora todavía
no hecha por cada individuo, cada sujeto sin condiciones sociales a cambiar ni dependiendo
de ellas. Sólo de sí mismo.
“Se tu propia lámpara”.
No se trata de una religión; sino del adiestramiento, del entrenamiento de la atención, la
observación; la capacidad de escuchar y llevar a la Práctica instrucciones que todo el
mundo puede comprender y realizar. Desconfiar de palabras y verificar por uno mismo
nada arriesgado, todo natural. Si se acepta que se ha fracasado ya comienza el cambio
pero hay que desarrollar la mente que “Ve”. Todo lo que necesitamos para aprender el
cambio, ya lo tenemos.
“No coger nada ni dejar nada”, decía mi maestro Shuyu, un viejo sabio. Toda la experiencia sufrida es aprovechable y lo más valioso es el sufrimiento
porque “es lo único que sabemos que no es” deseable. Y todavía “no sabemos lo que sí
es”.
Vivimos esclavizados por una falta de libertad anterior a los hechos que padecemos,
incluso anterior a las palabras. Dominados por el Ego (Egoísmo) aprendiendo junto a
las palabras, los sentimientos, los hechos de nuestro alrededor, no hemos podido escoger
ni decidir nunca nada. Escogió y decidió nuestro Ego aleccionado, condicionado,
socializado.
Tener libertad, no es hacer lo que le da la gana a tu Ego, sino a ti mismo. Esto es lo que
hay que encontrar y puede practicarse en cualquier sitio, a cualquier edad, sexo, raza,
nivel de estudios, hora del día, situaciones... en cada momento de acción o de quietud.
Es bien sencillo intuir que todo el mundo pueda ser él mismo, más allá de su Ego sobrepuesto.
Todos podemos ser lo que ya somos, nuestra propia Naturaleza y no sólo nuestra
condición, el personaje, la vestimenta, el disfraz.
Podría decirse que es más posible la liberación de uno mismo cuantas más jaulas padece
ya que hay pocos intereses personales que atender y la concentración en el asunto
puede ser mayor.
Hombres y mujeres con condenas, enfermedades, jubilaciones, fracasos, graves disgustos,
merecidos o no, lo que es indispensables es que:
Padecen aislamiento y segregación, del resto de los ciudadanos.
La segregación conduce a la limitación y a la incapacitación para realizar sus deseos y
proyectos.
La incapacidad conduce a la frustración.
La frustración conduce a la represión del odio y el resentimiento.
La represión del odio y el resentimiento, conduce al sentimiento agotador y venenoso de
impotencia agresiva hacia todas las cosas y personas.
La impotencia conduce a un replanteamiento de su situación presente y futura, sus relaciones,
pensamientos y sentimientos.
Este replanteamiento forzado también produce sufrimiento no sólo por todo lo que se ha
perdido sino por todo lo que se imagina que va a perder.
Este nuevo sentimiento, conduce a un callejón sin salida produciéndose una necesidad
de huir del pensamiento y del recuerdo, esforzándose por concentrarse en los actos más
mínimos de cada momento, cada hora, cada día, cada lugar, cada objeto porque si se
piensa, el calendario reaparece y la vida se hace algo insufrible y vacío.
Esta concentración defensiva condena a un tipo de tranquilidad o bien-estar al menos
por ausencia de sufrimiento, descubriéndose que cuando se está concentrado en algo,
no se necesita ni echa en falta nada a menos que se rompa la concentración y se piense,
se desee, se imagine, se compare, se valore... y nos demos pena de nosotros mismos.
Este gran descubrimiento sobre la propia mente el sufrimiento y el control del sufrimiento
mediante la concentración, es sabiduría, es conocimiento sobre el funcionamiento de la mente, cosa importantísima en momentos como éstos.
Otro gran descubrimiento ligado a éste consiste en haber caído en la cuenta de que cada
uno está completamente solo para orientar con eficacia este asunto. Todo depende de
uno mismo.
Hay asuntos que se pueden intercambiar pero éste no. O controlas o sufres.
El tercer descubrimiento de enorme importancia está en caer en la cuenta y no olvidarse
de que cada vez que se pierde la concentración en lo que se está haciendo, aparecerá
el pensamiento y con él la rueda, el disco que se repetirá una y otra vez.
El cuarto descubrimiento es de la misma importancia y consiste en caer en la cuenta de
que todo ello ocurre sin moverse. Todo esto sólo con un tipo de mente que trae al presente
el pasado y el futuro imposibilitando vivir el momento presente. Sólo con la imaginación
(imagen en acción) como una película.
Resumiendo: la clave del tema está pues en ¿Cómo evitar la repetición de la película?
¿Cómo evitar el pensamiento-recuerdo-imaginación que frustra la vida y reproduce el
sufrimiento?
El maestro Buda, hace 2.500 años, observó lo mismo y se preguntó lo mismo. Meditó
sentado en el suelo unos días buscando la respuesta al sentido del sufrimiento. ¿Por qué
sufrimos tanto? ¿A dónde nos lleva esto? ¿Qué nos está queriendo decir nuestra propia
naturaleza? ¿Hay alguna manera de eliminar los sufrimiento innecesarios? ¿Es que
somos ignorantes?
El era un principe joven, lo tenía todo pero también tenía curiosidad y compasión.
Observó a los enfermos, encarcelados, ancianos,... y observó su sufrimiento.
Abandonándolo
todo, se fue a las montañas donde se iban los que buscaban algo distinto del
egoísmo y las barbaridades del mundo. Aprendió a meditar y llegó a ser un maestro en
aquella meditación pero no encontraba la respuesta a la pregunta aquella del sufrimiento.
Comenzó a cuidarse, a mantenerse sano y lleno de energía y se concentró de nuevo
más allá de lo aprendido y conocido, más allá de la Nada y hasta que un día exclamó:
¡Ah, constructor de la casa, no construirás más!
Bajo el árbol de la sabiduría tocando con la mano derecha la tierra de su origen y poniéndola
por testigo, levantó los ojos y vio la luz de la estrella de la mañana. Su mano
izquierda permanecía abierta. Desde entonces se le conoce como el Conductor de hombres.
¿Qué más se puede decir?
Si hemos comprendido un poco, comprendamos más, estudiemos, pidamos ayuda, dejemos
atrás el orgullo, seamos coherentes, firmes y decididos. Por el sufrimiento podemos
salir del sufrimiento. ¿Por la queja? no. Podemos Despertar del sueño. Toda la Naturaleza
está empujando. Todo lo que conduce (conducente) a la auténtica lucidez, está a
nuestro favor.
Lo sepamos o no para allá vamos. Compartir es mejor. Seguir el Camino
que transmitió Buda, es la esencia de la Vida. Aprendamos a vivir, no a repetir.
¿Hay vida antes de la muerte? Esto es lo importante se esté donde se esté y se “sea”
quien se “sea”. Encontremos nuestro verdadero Yo.
No se nos va a regalar sin esfuerzo
aunque sea muy fácil porque “sólo consiste en prescindir de las preferencias”.
Hay una tradición de ayuda en el Budismo Zen transmitida por su refundador, el Maestro
Dogen, en los años posteriores a la vuelta de China a Kyoto, Japón en 1227, en aquellos años inundada de miseria. El maestro Kodo Sawaki, maestro a su vez del mío Shuyu
Narita, también frecuentó las cárceles enseñando la Meditación Zazen de “sólo estar
sentados dejando caer la mente y el cuerpo”, adiestramiento cuya Práctica se explica en
este libro.
Desde hace años tengo la misma inquietud que me ha llevado a escribir esta carta.
Jesús Ubalde Merino (Soko Daido)
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