martes, 16 de abril de 2019

CUENTOS DE HADAS - Alegorías de mundos internos - MORALIDAD Y TABÚ



Hay divergencias de opinión sobre la moralidad de las hadas, pero, a pesar de lo que dice Kirk sobre sus vicios, en el cuento de hadas suele predominar una moralidad estricta, basándose en el principio de que la moralidad es la mejor política. Esto puede ser un legado de los soberanos mitológicos, de quienes se esperaba una rigurosa honestidad y recibían fuertes castigos si se desviaban de la senda de la verdad y la justicia, o puede deberse al linaje de hadas del persa Peri, influenciado por la verdadera religión de los persas, la de Zoroastro, con su dualidad perfectamente definida de los poderes del bien y del mal, personificados por Ahura Mazda, Señor de la Luz, y Ahriman, Señor de las Mentiras y las Tinieblas. 

Esta dualidad y este enfrentamiento entre el bien y el mal aparece constantemente en el cuento de hadas y refleja no sólo el enfrentamiento de poderes del Mazdeísmo, sino también la lucha de los Devas contra los Asuras en la India, los Dioses contra los Titanes en Grecia y los Aesir contra los Vanir en la saga y el mito de Escandinavia. En su forma esotérica, el cuento de hadas es un género inflexible y moralista, ya sea blanco o negro. En él no cabe la ambigüedad: hay que tomar la decisión adecuada para después vivir feliz por siempre jamás o, en caso contrario, fracasar y recibir el castigo. En el ámbito esotérico, estas mismas decisiones y los enfrentamientos que llevan consigo sirven para adquirir experiencia interior y, con ella, la habilidad y comprensión necesarias para integrar y reconciliar las fuerzas conflictivas: lograr la conciliación de los opuestos y fomentar la evolución mental y espiritual.


                              Barba Azul. Por Gustavo Doré (Mary Evans Picture Library)




En los cuentos de hadas se ve también la influencia mágica del estímulo. 
La gente, sobre todo los niños, se crece y supera ante los elogios y decae y se deprime al recibir una crítica adversa. El estímulo de los cuentos de hadas no sólo incita a hacer bien las cosas, sino que da ánimos al débil para vencer al fuerte. Hay fuerzas benefactoras que están siempre dispuestas a ayudar y un estímulo final que supera todas las dificultades y triunfa sobre el mal: el patito feo, despreciado por todos, puede convertirse en un hermoso y admirado cisne. Los cuentos de hadas, aunque tienen lugar en el mundo en el que no existe la limitación del tiempo, dependen de ciertas condiciones y normas. G.K. Cherteston dijo: “Si se leen bien los cuentos de hadas, se puede notar que en todos ellos hay unas constantes del principio al fin: la idea de que la paz y la felicidad sólo pueden existir bajo ciertas condiciones. Esta idea constante, que es el núcleo fundamental de la ética es también el núcleo fundamental de los cuentos infantiles … Si no se cumple lo prometido a un gato, todo sale mal. Todo fracasa si se incumple la promesa hecha a un enano amarillo. 

A una niña se le da una caja, con la condición de que no la abra, la abre y caen sobre ella todos los males del mundo”. El tema del tabú es frecuente en el mito y en los cuentos de hadas. 
Fraser lo llama aspecto negativo de la magia, en oposición a los dijes, amuletos y objetos que ahuyentan los maleficios: “La brujería dice: actúa. El tabú dice: abstente”. Pero el tabú también surge de un miedo al peligro y aparece lo mismo en contextos religiosos que profanos. Hay varios grupos de cuentos basados en el tabú: la Habitación Prohibida, la Pregunta Prohibida, Objetos Prohibidos, Nombre Prohibido, etc. Uno de los tabúes más frecuentes es la prohibición de ver a un cónyuge encantado desnudo o bajo su verdadera apariencia física. El conocidísimo tema de Cupido y Psique lo encontramos con anterioridad en el Rig-Veda cuando la niña-hada Urvasi se casa con el mortal Pururavas. Él nunca debe permitirle que lo vea desnudo, y cuando la luz de un relámpago ilumina una noche a Pururavas y Urvasi puede verlo desnudo, se desvanece. 

Él la busca durante mucho tiempo, hasta que la encuentra por casualidad convertida en pájaro, bañándose con otros en un lago. Los pájaros le permiten que se una a ellos y los Gandhavas lo hacen inmortal. Aquí encontramos también la misma idea de la Doncella Cisne. Mas Müller y la escuela filológica ven en esta historia el mito de la aurora y el ocaso: Urvasi es una diosa del amanecer y Pururavas, el sol. “En la antigüedad se hablaba del sol desnudo y del amanecer como una casta criatura femenina que escondía su rostro después de haber visto a su marido”. 

Entonces, el sol sale en su busca, hasta que la encuentra de nuevo. Pero en el mito de Amor y Psique es Psique quien, después de pasar por todas las pruebas y tribulaciones de la vida, vuelve a encontrar a Amor, como símbolo del viaje del alma por el mundo, para llegar finalmente a su purificación y triunfar por medio del amor. Sin embargo, hay también muchas pruebas para demostrar que los tabúes y las costumbres tribales prohibían que la pareja se viese desnuda o permitía que las parejas casadas sólo se viesen desnudas por la noche. Tabúes de este tipo los hay en Fidji, Timboctú, Australia y entre los Yorubas, los Iroqueses y otros. En Melusina se dice que las novias desaparecen cuando se las ve desnudas, idea que se encuentra en muchos cuentos de hadas, como los holandeses.


  El motivo de la elección en El Mercader de Venecia, de Shakespeare. Ilustración de H. C. Selous. 

 El tabú recuerda también alguna forma de vida desaparecida u olvidada, como sucede en Forsaken Merman (el Hombre que fue Sirena): cuando un acontecimiento les recuerda su estado anterior, su pareja debe volver a él. Ocurre lo mismo cuando se da a novios animales una apariencia humana temporal. Una historia Ojiway habla de una novia castor, cuyos pies no debían tocar nunca el agua. 
El marido construye puentes sobre todos los ríos, pero se olvida de un pequeño arroyuelo. Cuando su esposa lo toca se convierte en un torrente impetuoso que la arrastra al lago junto con su hijo. Un cuento zulú hace referencia a un amante sobrenatural que se casa con una doncella mortal y, más tarde, se le aparece radiante de esplendor. 

Todo va bien, hasta que los amigos de la joven desafían un tabú matando a un animal prohibido, lo que hace que la novia y las doncellas del cortejo se conviertan en pájaros y desaparezcan. 
Con el tiempo, el marido las sorprende en una ocasión en que reaparecen con su apariencia humana y recupera a su esposa. Nombres Tabú Como hemos visto, los nombres tabú y los nombres secretos son la base de muchos cuentos que se oyen en todo el mundo. Muchos de ellos guardan alguna relación con el hilado y nos hablan de una muchacha, o su madre, que alardea de tener una increíble habilidad para hilar y se ve obligada a demostrarlo. Recibe ayuda sobrenatural por medio de una anciana, un duende o el Diablo, pero con la condición de que la protagonista pertenecerá a quien le ayuda, a menos que pueda conocer su nombre. Por suerte para la joven, los ayudantes hablan o cantan haciendo alarde de sus poderes y alguien que los escucha le dice su nombre. Estas historias no sólo aparecen en distintos países, sino que también hay versiones diferentes dentro del mismo. 
En Inglaterra, en el Anglia Oriental, se conoce el cuento de Tom Tit Tot. 

El duende, escondido en el bosque, canta: “Róbenme, róbenme, no. Mi nombre es Tom Tit Tot”, mientras que en una variante de Cornualles hay una niña perezosa, Duffy, que hace pacto con el Diablo diciendo: “Que hile el Diablo por mí”. El Diablo acepta la invitación bajo las condiciones de costumbre pero, por fortuna para la joven, se pone a cantar en un corro de brujas: “Duffy, mi dama, ¿Qué es lo que no sabrás tú?. Que mi nombre es Terry-top, Terrytop”. Cuando el Diablo se presenta a la protagonista, reclamando lo convenido, ésta bromea con él diciéndole que su nombre es Lucifer o Belcebú, para finalmente decirle Terry-top y, al oír esta palabra, se produce una explosión y el Diablo desaparece en una nube de fuego y humo. Todo lo que ha hilado se convierte en ceniza, con lo que su marido se queda desnudo, a excepción de la camisa y los zapatos. 

En la versión escocesa el nombre es Whuppity Stoorie y la rima que se oye por casualidad es: “No sabe la damita en su hogar que Whuppity Stoorie es mi nombre y así me debiera llamar”. Una variante sueca es “La Niña que con Arcilla y Paja podía hilar Oro”, que en esta ocasión se llama Titteli Ture. Hay un cuento húngaro con el mismo tema del hilado, cuya protagonista es abandonada por su padre, que es un pobre leñador, y recogida por un enano. Aquí aparece de nuevo el tema de Cenicienta. El enano le presta la joven a la Reina, y su hijo se enamora de ella, pero el enano sólo está dispuesto a entregar a la joven si son capaces de adivinar su nombre. Se envían sirvientes para recorrer todo el campo y uno de ellos, por casualidad, oye al enano cantar: 

“El Príncipe no sabe, pobre hombre, que es Winterkoble mi nombre”. Hay un gran número de cuentos similares en otros países, con nombres como Kruzimugeli, en Austria, María Quiriquitón, en España, Gilitrutt en Islandia y el más famoso de todos ellos, el Rumplestilskin alemán, del cuento de Grimm Kinder und Hans-mérchen. En muchas historias se bromea con los nombres. Algunas versiones concluyen con un final feliz, que evita que la protagonista tenga que continuar hilando sin la ayuda sobrenatural, haciendo que en el banquete de bodas se presenten tres mujeres horribles, con grandes pulgares planos, pies enormes y deformes y labios inferiores que colgaban por debajo de la barbilla, como ejemplo de lo que sucedía a las hiladoras que están siempre humedeciendo y torciendo la hebra, mientras mueven la rueca con el pie. El Rey prohíbe a su bella novia que vuelva a hilar, por temor a que contraiga esas deformaciones.


Conjunctio: unión psíquica de opuestos. De Rosarium Philosophorum (1550) 

  El Cuarto Prohibido 

El cuarto prohibido, al igual que la puerta, es probablemente uno de los temas tabú más antiguos y de más difusión. Aparece ya muy pronto en la tradición hindú. Generalmente, el palacio o lugar donde está la entrada prohibida es un lugar lleno de tesoros y joyas. Abrir la puerta prohibida revela, como en el caso de la caja de Pandora, visiones desagradables u horribles, pero, lo mismo que de la caja sale al final la Esperanza, también estos cuentos terminan felizmente con el triunfo del héroe y la heroína, que heredan la riqueza de su anterior propietario perverso. 

En el momento de la tentación, es normalmente una mujer la que, igual que Eva, desafía el tabú, pero no siempre es así. En algunos palacios, especialmente en la tradición oriental o meso-oriental, puede haber una fuente mágica que convierte en oro todo lo que moja al salpicar. En todas las versiones el ambiente es un lugar encantado. Muchas historias basadas en tabúes pueden tener su origen en las ceremonias tribales de iniciación, en las que la mujer se mantenía estrictamente apartada, confinada en su propia habitación y sus propios ritos sexuales, ya que, en todo el mundo, las chozas de iniciación, los templos, las cuevas, o lugares santos eran espacios sagrados, en el que sólo podían entrar los iniciados, el sacerdote o el médico brujo, y podía ser muy peligroso para los demás. Ninguna mujer podía entrar a los Templos de Hércules y cualquier hombre que infringía el tabú del Templo de Minerva se convertía en Piedra.

Barba Azul 

Como cuento de hadas clásico con tema tabú, Barba Azul contiene todos los ingredientes necesarios, como un palacio encantado lleno de tesoros y espantosos acontecimientos cuando se desafía el tabú. Tenemos otras variantes en El Novio Ladrón, El Pájaro de Plumas de Grimm, el cuento sueco del Príncipe Hatt y el danés del Príncipe Lobo. La barba azul (a veces roja) identifica a su dueño como un mago o brujo con implicaciones anormales o diabólicas. 

En una versión rusa, El Zar del Bosque tiene una barba verde y en una historia de la Italia meridional la barba le llega a las rodillas. Esta asociación demoníaca se encuentra ya en antiguas variantes hindúes y tibetanas. En estos cuentos orientales, el palacio y sus riquezas simbolizan los tesoros sagrados que el iniciado debe conquistar. En los ritos de iniciación, al novicio se le somete a un período de aislamiento, durante el cual, entre otras cosas, sufre tentación ritual. Este tema de la tentación es antiguo y se encuentra en toda la Mitología mundial. Sucumbir a la tentación es el pecado de la caída del ser humano, el pecado de Eva. 

Todas las historias que tratan de algo prohibido, como Pandora, Psique y Orfeo en los clásicos y los tabúes en los ritos y cuentos de hadas, son advertencias contra la falta de fortaleza para resistir la tentación. Son también un aviso contra los prejuicios, cuando no se tiene ante ellos una preparación ética ni espiritual. Cuando el individuo no está bastante integrado, queda expuesto a fuerzas que tienen excesivo poder para su estado inmaduro de evolución. Esta advertencia aparece en todas las religiones orientales. En un nivel inferior, es una advertencia contra deseos absurdos, promesas irreflexivas, y la curiosidad malsana, que es siempre una manera falsa y superficial de alcanzar conocimientos. En otro nivel advierte contra el intelectualismo exagerado, el conocimiento por el conocimiento en sí mismo y, en el plano espiritual, el peligro de tratar de correr antes de saber caminar. Tanto el mito como el cuento lo recuerdan continuamente. 

Saint-Yves considera la historia de Barba Azul como un legado de las pruebas rituales a que se somete a la esposa. La costumbre de las pruebas rituales y la resolución ritual de acertijos parece remontarse a las pruebas de madures y matrimonio de las culturas antiguas. En los hombres, se ponía a prueba tanto la inteligencia como la fuerza, para las mujeres, la prueba consistía en demostraciones de inteligencia e ingenio. Guardan relación con esto algunos cuentos de hadas, como La Novia Verdadera, que con engaño ha caído en la trampa que le tiende su suegra o una hermana malvada y es reconocida por su habilidad para contestar a un acertijo, en lo que fracasa la novia falsa. Por otro lado, Husson y Lefvre, ambos de la escuela francesa, sugieren que Barba Azul es el sol que mata al amanecer que siente curiosidad por meterse en todo, ero muere según va aumentando el poder del sol. 

Contra esta teoría, en el ciclo de Barba Azul, la novia se las ingenia para escapar de la muerte y en la Mitología hindú, el barba azul Indra no es un dios solar, sino el Señor de las Tormentas y las Lluvias. Ksrappe ve en Barba Azul a la misma muerte, el Señor del Mundo Inferior: “la idea subyacente nos es familiar desde el mito de la violación de Kore y de la designación de muchachas que morían antes de su matrimonio como novias de la muerte”. Infringir un tabú suele provocar un castigo sobrenatural y, en los cuentos de hadas, todo crimen tiene su castigo. 

A menudo, el malo se ve obligado a pronunciar contra su voluntad, su propia sentencia, como hace la malvada sirvienta en La Niña Oca, la suegra maligna en Los Siete Cisnes y la madrastra en Blancanieves y los Siete Enanitos. En la Mitología aparece este motivo, entre otras características propias de los cuentos de hadas, cuando Pelleas pregunta qué hay que hacer para liberarse de alguien que podría ocasionarnos la muerte. Perseo le contesta: “Mandarlo a buscar el Vellocino de Oro”. Eso es justamente lo que hace Pelleas. El tema de las palabras irreflexivas figura también, cuando Perseo desprecia un caballo que le dan como recompensa y pide a cambio la cabeza de Gorgona: entonces tiene que cumplir su propia sugerencia imprudente.

  La Concesión de Deseos

La concesión de deseos es parte fundamental de la magia y en los cuentos de hadas hay pozos, fuentes, árboles, ropas, anillos, espadas, varitas mágicas, flautas, campanas, lámparas, velas, cajas y monederos que los conceden, la mayoría de ellos con alguna relación mitológica, como el casco de Plutón, el sombrero de Wotan y el monedero de Fortuna. El más importante de todos ellos a la hora de conceder deseos y hacer transformaciones es la varita mágica. Es el atributo de todos los magos y la gran transmisora de la fuerza sobrenatural. El deseo tiene también connotaciones religiosas, desde el momento en que acepta la eficacia de la plegaria.

A un mago poderoso, un hada o una bruja les basta con desear una situación para que ésta se produzca y, cuando la magia es verdaderamente poderosa, puede transportar a las personas a sitios distantes, sin su consentimiento o contra su voluntad, y traerlas a la presencia del mago o transformarlas bajo cualquier disfraz. Al tener relación directa con la magia, la concesión de deseos encierra siempre algún peligro y ha de hacerse con suma discreción: los cuentos de hadas están llenos de ejemplos en que un deseo absurdo ha producido un desastre o provocado una situación ridícula. Hay una base moral que evita la petición de deseos egoístas que intenten moldear las cosas según nuestros caprichos infantiles o conveniencias personales, en vez de tener en cuenta las necesidades de los demás, las leyes de la naturaleza o la aceptación de las cosas tal como son.

Esta actitud la censuró Thomas Traherne, al decir: “Nunca disfrutarás del mundo plenamente hasta que consideres todo lo que hay en él tan tuyo que no puedas desearlo de otra forma”. Las hadas son rápidas para castigar cualquier infracción del código moral: la avaricia y el robo se castigan con severidad. A la inversa, la virtud recibe siempre su recompensa. La protagonista que, cuando tiene que elegir algo, escoge lo más modesto o el vestido más humilde, se ve recompensada con lo mejor, mientras que las hermanastras, que eligen con codicia lo más valioso, se quedan siempre con lo peor. Shakespeare lo pone así también en la elección que hace Porcia en El Mercader de Venecia.

También hay una analogía en la escultura bosquimana, donde la modestia y la abnegación se consideran las máximas virtudes. Cuando se trata con hadas hay que ser extremadamente cortés y estar dispuesto a prestar todo tipo de colaboración, teniendo en cuenta que se nos pueden presentar bajo la apariencia de una persona anciana, un animal o incluso un objeto inanimado que necesita ayuda. En una variante sueca del tema de Las Dos Hermanas, la madrastra empuja a su hijastra a un pozo, donde se encuentra con una valla en mal estado, un horno demasiado caliente, una vaca sin ordeñar y un manzano sobrecargado de fruta. Todos necesitan ayuda y ella atiende a todos con solicitud. Un gato colaborador dice a la heroína dónde hay un arcón de muy mal aspecto, pero lleno de tesoros y la joven regresa a su casa cargada de riquezas.

La madrastra ordena entonces a su propia hija que baje al pozo, ella se niega a prestar ayuda, es descortés y, cuando se le permite elegir entre los tres estuches escoge el más llamativo y, cuando regresa al hogar y lo abre, lo encuentra lleno de serpientes y sapos. Hay una historia hindú similar que habla de dos esposas, una buena y otra mala. La mayor, despreciada y relegada por la presencia de la menor, trata a los árboles y a los animales con respeto y un santón le concede belleza y regalos. Cuando vuelve al hogar, la esposa más joven, al ver su buena fortuna, intenta conseguir los mismos beneficios, pero es descortés y recibe el merecido castigo convirtiéndose en esclava.

El cuento europeo de Las Tres Cabezas es otro ejemplo de cómo la compasión y la generosidad reciben su recompensa y la maldad y la mezquindad sólo provocan desastres. La ingratitud siempre es castigada de diversas maneras, como en una historia del Pentamerón. Un hada adopta a la hija de un campesino y le da todo lo que quiere, pero, cuando hace su aparición un príncipe y la joven se marcha con él sin decirle una palabra de agradecimiento o dirigirle una mirada de despedida, como castigo la cara se le convierte en la de una cabra.

Para que el hada la libere del maleficio y le devuelva su apariencia anterior primero tiene que aprender bien su lección. Son innumerables los cuentos que hablan de promesas irreflexivas hechas a las hadas, al sol, a las aguas, a divinidades, a demonios, al Diablo, a enanos, brujas, monstruos marinos, sirenas o a las almas de los muertos que toman apariencia de pájaro u otro animal. 
Lo prometido, consciente o inconscientemente, es el primer hijo o el más querido y, algunas veces, “lo primero que vea al llegar a casa” o un niño que no ha nacido aún. 

Aquí puede encontrarse relaciones con los primitivos ritos de sacrificios humanos, el del primogénito o de cualquier otra víctima ofrecida al iniciarse la construcción de un nuevo templo o casa, puente, campana, etc. Pero el propósito moral de muchos cuentos, especialmente los presentados como piezas teatrales, es demostrar que el amor tiene un poder más fuerte que el encantamiento y lo conquista todo.

Cooper J.C

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