lunes, 20 de mayo de 2019

ANÁLISIS DE LA VIDA




“Todo está íntimamente ligado” hemos dicho anteriormente; sin embargo, para Einstein, el Espacio, el Tiempo, la Materia, la Energía y el Movimiento están abolidos como nociones primarias e independientes, mientras que para Henri Poincaré “las diversas partes del Cosmos” son los órganos de un mismo cuerpo. No se trata de saber si la naturaleza es UNA, porque eso es evidente, sino de saber CÓMO es UNA. . . En su Ciencia e Hipótesis, el célebre sabio francés prosigue: “Aun los que no creen en que las leyes naturales sean simples, están obligados a generalizar hasta obrar como si lo admitiesen”. Es inútil experimentar con idea preconcebida, es imposible generalizar o formular una hipótesis sin emplear la analogía, y vale más generalizar sin certeza que no generalizar nada, reservándose la libertad de rechazar más tarde una hipótesis que se hubiera reconocido falsa. Adivinar antes de demostrar es lo que aconseja el famoso matemático; de esta manera se han hecho los grandes descubrimientos. 

A su vez, E. Arnaud parte de los 3 principios: un primer aspecto (energético) llamado Espíritu-Vida, un segundo (concentración) llamado Materia y un tercer aspecto (constructivo-polarizador) el Pensamiento. Con Energía, Materia y Pensamiento, él ha construido un sistema de diferenciación, y ello desde el Ether No. 0 (Absoluto) hasta el Ether No. 7 (el Mundo Físico). Como estos tres principios: Energía, Materia e Inteligencia son la tríada habitual (cuerpo, alma, espíritu), Charles Henry, que también ha considerado este problema, ha tratado de aportar una solución matemática. Este sabio, Director del Laboratorio de la Sorbona de París, dice que la vida puede ser considerada como el resultado de un equilibrio entre fuerzas gravitantes o materiales, fuerzas biopsíquicas y fuerzas electro-magnéticas. Estas fuerzas que él designa bajo el nombre de Resonadores son susceptibles de aportar nuevas luces, no solamente en el problema de la vida, sino también en el de la supervivencia. No nos detendremos en comentar estos puntos de vista, porque con los Maharajás de Benarés, decimos: “no existe religión más elevada que la Verdad...” y su verdadero origen es la ciencia. Es cierto que la ciencia hace muchos materialistas, pero esto pondrá al estudiante en guardia contra los fariseos de todos los matices y le conducirá después hacia Dios, porque no puede ser de otra manera para el que conserva su equilibrio. 

Es necesario comprender que si cada uno tiene razón, “todas las verdades no son más que semi-verdades”. Es la razón por la cual el Maestro pide a sus discípulos olvidar las enseñanzas corrientes (plano material) para abordar la Iniciación. (Es lo que Jesús definía como “tenéis que ser como niños”). La explicación del materialista está perfectamente de acuerdo con el plano que representa (estudio físico), el espiritualista no está equivocado en sus exposiciones (puesto que juzga con su mente), y en cuanto al ocultista, él trata de unir los dos juicios en vez de destruirlos…Digamos ante todo que el término exacto de la segunda categoría sería más bien idealista, pero por temor a no ser comprendidos hemos indicado espiritualista lo cual, en realidad es mucho más elevado, puesto que es el plano al cual hay que llegar y el objetivo del Adepto. 

Existe una Ciencia Verdadera, inmutable, que es fácil de encontrar en los escritos esotéricos y sobre la cual todos los hermetistas deben basarse. Por lo tanto, sin estar “sujeto” a una “fraternidad” cualquiera, llamarse Iniciado es seguir unas leyes muy bien definidas. Las claves significan para estos Adeptos verdaderas palabras de pase universales e independientes y sobre todo, por encima de todas las “sociedades” más o menos secretas o asociaciones seudo-“iniciáticas” que puedan existir…Pero hay que confesar también que los tres representan un peligro: el materialista puede ser demasiado objetivo y negar todo; el espiritualista pierde la imparcialidad consciente de su espíritu analizándolo todo desde su punto de vista subjetivo; por último, el ocultista buscando la manera de unificar la filosofía y la ciencia se pierde a veces por los derroteros de una imaginación demasiado fértil… Se acepte o no, estas tres personas están constituidas por los mismos elementos, lo único que las diferencia son sus principios vibratorios, que al ser diferentes, les impide ver de la misma manera; pero si pudieran apelar a su SER Superior, las tres unánimemente se pondrían de acuerdo, porque todo está bajo la dependencia de una LEY UNICA. 76 

Creemos poder citar aquí una estrofa del célebre poeta inglés Pope: “Larga cadena cuyo centro ocupa el hombre, que de argolla en argolla une el átomo con Dios, y que descendiendo a la par que se eleva crece hasta el infinito y baja hasta la nada”. De esta aserción se deduce el problema de la UNIDAD de la MATERIA. Proclamada por los griegos, por los egipcios y hasta por civilizaciones más antiguas, esta declaración no presenta hoy ya la menor duda. Dice el Abate Moreux: “No vale la pena insistir; actualmente es reconocido que la materia es una y que por lo tanto la transmutación de los elementos no es ni una paradoja ni una quimera, sino una real posibilidad, y vuelvo a mi primera idea: es simplemente maravilloso que los hombres que vivieron decenas de siglos antes que nosotros, hayan emitido semejantes conclusiones”. Sin embargo desde las teorías del sueco Arrhenius que probaron que los átomos no eran indivisibles ni formados de una sola pieza, se asestó un golpe a las teorías de los simpatizantes de la Unidad primordial. . .




El dibujo muestra una experiencia muy simple que consiste en hacer pasar corriente en una solución salina, lo cual permite ver inmediatamente las partículas positivas de la solución posarse sobre el hilo de corriente negativa, mientras que sobre el hilo positivo se forma un depósito de partículas atómicas negativas. Esta experiencia prueba con estas partículas (átomos) que hay disociación de las moléculas de la sal; en cuanto a las cargas eléctricas de dirección contraria, explican que el átomo de cloro (primeramente neutro) crece como “entidad negativa” mientras que el átomo de sodio (anteriormente neutro también) se convierte en positivo en cuanto pierde esta “entidad negativa” de la que por su parte el átomo de cloro se ha acrecentado. Por lo tanto existen partículas disociables en el átomo, las cuales son intercambiables y se convierten en iones positivos o negativos. 

No deberíamos proseguir un estudio que pertenece a un curso elemental de física; sin embargo, es conveniente que el estudiante de la Iniciación tenga algunas nociones de esto, y, antes de ir más lejos vamos a citar los elementos de atomística, para lo cual tomaremos las definiciones de Eduard Arnaud, Profesor de la Escuela Central de París, quien ha dicho muy justamente: “La verdad pertenece al Absoluto y será para siempre inexpresable e incognoscible. Descorrer el enigma total del misterioso Cosmos en el cual nuestro planeta se encuentra perdido, y que es un sueño irrealizable para nuestra humanidad, no sería más que conocer un aspecto de la Verdad, el relativo a esta grandiosa manifestación; sería conocer una obra del Arquitecto, pero no al ARQUITECTO”. 

Para representarnos un átomo, no tenemos más que ver nuestro sistema solar. En efecto, alrededor del núcleo positivo (compuesto por uno o varios protones), gravitan electrones negativos, lo cual es la exacta representación del Sol con sus planetas. A semejanza de la Tierra con su eje de rotación, los electrones giran sobre sí mismos con un balanceo. Considerando las distancias que separan el núcleo de los electrones, los electrones entre sí y sus diámetros, todo tiene relaciones y proporciones idénticas a las que reinan en el infinito grande. El estudio del átomo es una especie de astronomía liliputiense. El átomo es neutro por compensación entre la electricidad positiva de su núcleo central y la electricidad negativa de sus electrones satélites. Está compuesto de protones (granos de electricidad positiva) y de electrones (granos negativos). 

El protón tiene un diámetro 2.000 veces menor que el del átomo (su núcleo). 
El electrón es la 100 milésima parte del átomo (tiene una energía de 80 millones de caballos-vapor por segundo). 

 El positrón es la masa positiva aislada del protón (es igual a la masa negativa del electrón). El neutrón es la masa neutra aislada del protón (igual a la masa del protón). No existe más que un solo tipo de protón o electrón, pero existen 92 tipos diferentes de átomos. Por lo tanto, es únicamente por la variación de la colocación de los protones y de los electrones, que difieren los átomos y entonces forman las moléculas de las cuales pueden separarse para pasar a otras. 

Las moléculas son neutras (existen varios millares de tipos), están en movimiento perpetuo y componen todos los cuerpos: sólidos, líquidos y gaseosos. 
El Átomo más simple (Hidrógeno): 1 protón puro y 1 electrón satélite. 
El Átomo más complicado (Uranio) 92 satélites sobre órbitas diferentes. 
Para fijar mejor en la idea del profano las dimensiones moleculares, es conveniente apelar a la multiplicación. De esta manera, los 29 trillones de moléculas de hidrógeno contenidas en un centímetro cúbico darían 100 veces la vuelta a la Tierra (4 millones de kilómetros o 10 veces la distancia de la Tierra a la Luna), si las pusiéramos en línea, una al lado de otra. Un centímetro cúbico de un gas cualquiera a 0 grados y bajo presión normal, representa los 29 trillones de moléculas en cuestión. La radioactividad ha demostrado que los cuerpos se transforman desintegrándose y que por transformaciones sucesivas se llega al último átomo (Eterón). 

Esta partícula de éter permite aún un análisis que nos haría ver desaparecer la materia hasta llegar a la conclusión de que los átomos (y moléculas gaseosas) que quedan en el tubo de Crookes producen las tres clases de rayos conocidos bajo la denominación Alfa, Beta, Gama. La transmutación de los metales, está científicamente probada (¡la Alquimia rehabilitada!. . .) pero, actualmente, el oro fabricado de esta manera costaría demasiado caro. Millikan ha descubierto que la radiación cósmica puede penetrar 23m. de agua y 2m. de plomo antes de ser completamente absorbida. 

La más corta longitud de onda que se ha podido captar, tiene un potencial de 30 millones de voltios. Después obtendríamos hasta los rayos ultra Gamma que vienen del Sol (algunos sostienen que estos rayos vienen desde más allá de la Vía Láctea). Estamos aquí en la parte más profunda de la Ciencia Sublime, la cual nos hace ver por fin el acuerdo entre el científico y el hermetista para reconocer esta Unidad, primera Manifestación del Gran Arquitecto para construir y hacer evolucionar el Universo. Ahora comprendemos mejor el Infinito pequeño y el Infinito grande o la forma espiral de los torbellinos cósmicos. Esta concentración de energía, que es la del electrón, parece ser la característica de la manifestación de la energía. En medio de los 40 billones de estrellas nuestra galaxia aparece como “una molécula en este enorme cuerpo celeste”. Sin embargo, cuando queremos definir la Vida, comprobamos que constituye una Realidad, pero que la psiquis constituye otra. 

El subconsciente y el superconciente son algo muy difícil de explicar, a pesar de las teorías de los más grandes filósofos. En fin, si nuestros físicos han tratado de instruir al mundo sobre el particular, hasta ahora no han podido calificar esta manifestación superior más que como “Actividad Física. . .” Sin ir tan lejos ¿cómo la física podrá definir el pensamiento, los sentimientos, el afecto, el instinto, el equilibrio mental, la locura, etc.? Charles Henry ha establecido que la velocidad de propagación de la energía irradiada por los resonadores bio-psíquicos (átomos de vida), es aproximadamente 100 millones de veces la velocidad de gravitación calculada por Laplace, la cual se eleva ya a 30 millones de Km. por segundo. Esta inconcebible velocidad psíquica de 4.000 trillones de Km. por segundo, que excede con 16 ceros la velocidad de la Luz, es probablemente la del pensamiento, y la clase de los fenómenos instantáneos de telepatía. 

El movimiento de un miembro por la voluntad del cerebro, es muy difícil de explicar por medio de la ciencia llamada “exacta”, porque es una influencia de la energía psíquica (o espiritual) sobre la energía física (material). Descartes se ha aplicado mucho en estudiar este mecanismo, pero creemos que considera al ser humano como una vulgar maquinaria que el espíritu se limita a contemplar. . . ¿Por qué la física, habiendo implícitamente admitido que el vacío no existe, que el espacio es sólido, por qué razona como si estas premisas que ella misma ha establecido fueran falsas o no existentes? Ella admite también los principios de la radiación de los cuerpos, y, sin embargo, niega los casos psíquicos anormales (definidos de esta manera por la ciencia oficial: la telepatía, la clarividencia, etc.) tratando de interpretar la psiquis por medio de leyes inaplicables al caso, porque si el número constituye la mayor base de nuestro razonamiento desde el punto de vista material, cae por su propio peso ante la barrera que le opone el Infinito de la masa, del espacio y del tiempo.77 “La astronomía, la química, la geología, la medida del tiempo, la medida de los soles, todos estos descubrimientos, todas estas escapadas por el exterior, todas estas sorpresas captadas a la eternidad, esta constitución del Infinito que existe y que está fuera de nosotros deslumbrando la inteligencia con su radiación prodigiosa, todas estas cosas de las que parece que no tenemos el sentido: arte, ciencia, poesía, imaginación, cálculo, álgebra, son miradas a través de los barrotes de nuestra prisión”. (Potscriptum de mi vida, de Víctor Hugo). 

Ante esta imposibilidad de aludir el problema del superconsciente, hay que provocar fenómenos que conduzcan automáticamente a una nueva concepción de la Vida y sobre todo a su desarrollo espiritual. Abandonando por lo tanto el método de investigación habitual, hay que recurrir a las facultades psíquicas, y, bajo este aspecto, se ha visto repetidas veces a la metapsíquica acudir en socorro de los investigadores más serios: R. Sudre, Maxwell, Calligaris, Enrico Morcelli, Dr. Osty, Coronel Caslant, R. Desseoille, Dr. Geley, Charles Henry, Kostyleff, Ch. Richet, etc. Bergson mismo ha escrito: “no se comprende la recusación que hacen algunos verdaderos sabios a la búsqueda psíquica. . .” Hemos tenido ya la ocasión de demostrar (en nuestro Mensaje No. 1) que este filósofo se ha definido mucho más científico que muchos sabios. Inmediatamente la idea del espiritismo surge ante nosotros, porque aparece como una síntesis espontánea de los hechos parapsíquicos. Hablamos, naturalmente de los fenómenos espiritoides controlados, serios y científicos. . . Sin embargo, como no simpatizamos con ello entregamos la palabra al Doctor Albert Leprince: “La lectura del pensamiento, la telepatía, la clarividencia del pasado, la criptestesia en una palabra, existe aun cuando no haya muerte de un ser. Por lo tanto, es bastante inútil suponer la supervivencia de los muertos, puesto que otros hechos criptestésicamente existen sin que haya intervención de difuntos. 
La hipótesis de los espíritus choca con tantas inverosimilitudes, a pesar de su aparente simplicidad, que me parece imposible adoptarla. No condeno la teoría espiritista. 

Ciertamente es una teoría prematura, probablemente sea errónea”. (“Le Problème de la vie devant la Science et la Metapsychie”, pág. 176). Esta es la conclusión de un gran investigador, exprofesor del Instituto Internacional de Altos Estudios y corresponsal de la Sociedad de Medicina de París. Los adeptos del espiritismo creen no solamente que la personalidad humana sobrevive a la muerte, sino también que los espíritus de los vivos pueden ponerse en relación con el de los muertos. Esta creencia es muy antigua; existe también en todos los países. Es evidente que el miedo a la muerte y el deseo de sobrevivir han favorecido la difusión de esta doctrina. Para exponer su convicción, los espiritistas, según su origen o su religión, invocan argumentos diversos. Algunos ven en el espiritismo “la demostración experimental del catolicismo” (Gastón Mery), “la prueba sin la cual la religión cristiana se encontraría muy mal” (Myers), otros ven en él “la transformación en ciencia de la fe judaica” (Dante Lattes), otros por el contrario, “un gran peligro para la fe” (G. Raupert), y los demás, “una religión para los que no están contentos con la suya” (Colley). Lapponi ve en el espiritismo “la obra casi constante del demonio”; Rolfi distingue los casos del demonio y los de los ángeles. 

Para Drumont es “la existencia de lo sobrenatural demostrado por la ciencia”; y, para Monseñor Elie Meric: “la prueba de la agilidad y de la inteligencia penetrante de los espíritus”. Myers deduce “una concepción búdica del Cosmos” y Courier saluda “el advenimiento del espiritismo en nuestras bellas catedrales en lugar del catolicismo vetusto”!. . . No es necesario, como escribe Sudre, recurrir a los espíritus para explicar esto. Tal es también la opinión de Maeterlinck. Los mensajes de los muertos obtenidos por medio de la mesa, de la escritura automática, etc., se parecen de una manera extraordinaria a los fenómenos de desdoblamiento de la personalidad o de la conciencia, artificialmente provocados por experimentadores como Pierre Janet. 

Estos fenómenos “espiritoides” son comparables a los del hipnotismo o del magnetismo, con la diferencia de que se producen tanto espontánea como experimentalmente y parecen unidos a creencias espiritistas, conscientes o subconscientes, en los individuos y lugares donde se manifiestan. La mayor objeción que se puede hacer a esta teoría que admite como reales las entidades de ultratumba, que considera la injerencia de los espíritus y la acción de los desencarnados proviniendo de otro mundo en los asuntos humanos, es que, fenómenos análogos a los que se atribuyen a los espíritus, se producen constantemente sin que sea necesaria la intervención de los desencarnados o la presencia de las personas difuntas. Aunque el espiritismo es la parte más baja del ocultismo, hemos querido, sin embargo, mencionarle, porque las nociones preliminares en general son necesarias para adelantar sobre el camino de la Iniciación. Debe tenerse especial cuidado en no confundir espiritismo con espiritualismo. 

Los espiritistas, son las personas que buscan contactos con los espíritus, mientras que los espiritualistas son partidarios de la doctrina filosófica que admite la existencia del espíritu como realidad sustancial. Existen aun quienes tratan de encerrar en el término espiritismo tanto las prácticas mediumnímicas como el estudio del espíritu como realidad sustancial, para enseguida deturpar el significado de espiritualismo. Esta trastocación del lenguaje ha sido cometida también por ciertos estudiantes del racionalismo español decadentista. Para terminar este párrafo vamos a contar una aventura muy conocida, sucedida al Rev. Padre Trilles. Un célebre fetichista de la tribu de los Yabikú, dijo un día al Rev. P. Trilles con el que tenía mucha amistad: “Mañana es la fiesta de todos los brujos de la región y vamos a reunirnos en la meseta del Yemvi”. 

El misionero se extrañó mucho, pues este lugar se encontraba cerca de una aldea abandonada a cuatro días de marcha del sitio donde se desarrollaba esta conversación. Notando esta extrañeza en el misionero, Ngema Nzago (era el nombre del brujo) le dijo: ¿No me crees? pues bien, ven a visitarme esta noche”. La misma noche, el Rev. P. Trilles fue a la cabaña del negro a quien encontró haciendo sus preparativos. Muy escéptico, el misionero le dijo: “Puesto que para ir a tu cita tienes que pasar obligatoriamente por Nshong, en esta aldea, al pie de la meseta, tengo un catequista llamado Esaba, a quien tu conoces; dile que tengo absoluta necesidad de verle y que me traiga al mismo tiempo los cartuchos de fusil que le di a guardar”. “Tu recado será entregado Reverendo Padre, y esta misma noche Esaba tendrá su mensaje”. 

Después de esto, el brujo cayó en un sueño letárgico tras de haber gesticulado, cantado y frotado el cuerpo con un líquido rojizo de olor muy fuerte. El Rev. P. Trilles clavó un alfiler en el cuerpo del negro sin que hubiera ninguna contracción de músculos ni ningún movimiento por parte de éste. 
Para evitar todo subterfugio, el misionero permaneció la noche entera en la cabaña del negro, y, a la mañana siguiente, al despertar el brujo, el Reverendo le dijo: “No has podido hacer el recado, ¿verdad?” “Al contrario”, respondió Ngema Nzago, hablándole largamente de la reunión de los brujos. La noche del tercer día después de esta conversación, un negro llegó a la Misión con un recado para el R. P. Trilles diciéndole: “He aquí los cartuchos pedidos por el brujo”. Interrogado por el misionero, el catequista respondió: “Le oí llamarme del exterior de mi cabaña y en la oscuridad de la noche me hizo el recado que le encargaste. A la mañana siguiente me puse en marcha con los cartuchos pedidos, y aquí me tienes...” (Almanach des Missions, 1907). ¿Hubo una transmisión de pensamiento que provocó en Esaba una alucinación auditiva verídica? Si adoptamos la teoría de los resonadores de Charles-Henry, ¿hubo un desdoblamiento de la personalidad del brujo? ¿Habría que recurrir a la hipótesis de la telepatía? No haremos ningún comentario para poder terminar como hemos empezado, o sea, completamente independientes de este problema.

Dr. SERGE RAYNAUD de la FERRIÈRE
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76 El Ser humano no puede concebir la Unidad sino después de haber analizado los tres Planos de manifestación de esta Unidad; la formación de una opinión semejante se hace progresivamente por la evolución de la conciencia, debida al desarrollo de todas las facultades que solo un Colegio Iniciático puede ofrecer.

 77 Cremonese en Risanamento Médico, 1938.

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