domingo, 19 de mayo de 2019

UNA CUNA DE CIVILIZACIÓN ESPIRITUAL (Parte II)



Como lo hemos visto: los orígenes de un pensamiento religioso no pueden ser establecidos. 
El budismo comienza con la enseñanza de Siddharta Gautama, a pesar de que varios “Budas” lo hubieran ya precedido y de que el Maestro Sakhyamuní hubiera sido cl 25avo “Iluminado”. Por otra parte, el “Dharma” o doctrina, ya existía mucho antes del advenimiento de Gautama, pero sufría cada vez, en cierto modo, algunos arreglos. Son, pues, actitudes psicológicas sucesivas según el tiempo y el lugar. Asistimos así a una aplicación de un “budismo” un poco diferente cada vez y en diversos sitios. En efecto, además, el Budismo es más bien considerado como una Etica. 

Disciplina severa, quizás, la doctrina budista no es un dogma sino una Vía. En su conjunto, el Dharma parece haber tomado sus bases de las viejas lecciones de los Yoghis: Método para la meditación, observación filosófica, sistema medical con concepción de los “Skandas” (8), teoría de formas, etc. Pero esa Sabiduría psicológica de la Yoga ha servido de base a numerosas aspiraciones espirituales de movimientos originarios de aquí y de allá, a través de los tiempos. Es de ese viejo sistema de los Sabios del Oriente que fueron tomadas casi todas las disciplinas introducidas en la mayor parte de las “religiones”. El Budismo tiene algo más en particular con la Yoga y es la importancia dada al hombre para ganar su salvación sin la intervención de la Divinidad. 

El Buda no ha condenado ninguna divinidad, ni ningún culto; por otra parte, él quiere ignorar eso, en relación con aquello que El trae a los hombres que deben liberarse del “Samsara” (cadena de los renacimientos) Mientras que el Vedismo no veía sino la recompensa o el castigo después de la muerte, y el Brahmanismo se basaba sobre la transmigración de las almas para llegar a fundir el Atman en el Brahman, el Budismo ponía el punto en el hecho de que la Vida es mala en sí misma. No quedaba entonces a Gautama Buda sino hacer la demostración de que la vida es mucho menos buena de lo que uno se imagina. El emprendió, entonces, la tarea de trazar el verdadero sufrimiento con “Anatta” (ilusión), “Diskha” (angustia espiritual) y el “Anicca” (inevitable caducidad de todo aquello que es creado). El mecanismo opera por 3 causas del dolor, que son: el deseo, la falta de dominio de sí mismo y la ignorancia. 

El dolor es el tema principal de los discursos de Buda y cuando su discípulo Malunkyaputta se asombraba de que no se tratara del origen ni de una sobrevida, el Buda precisó: “El conocimiento de todas esas cosas no puede hacer realizar ningún paso nuevo sobre el camino de la santidad y de la paz. Aquello que sirve a éstas, es lo que yo he venido a enseñar: la Verdad sobre el sufrimiento, sus causas, su extinción”. Para Buda no hay especulación sino un carácter práctico. Hemos ya mencionado varias veces la historia del herido en la cual es inútil buscar al agresor, la naturaleza del arma, etc. Ante lo cual, El concluyó: “para el médico que cura, qué importa quién es y de dónde viene, siempre y cuando él pueda curar”. 

Una sola cosa interesa: la Identidad del Yo y del pensamiento presente. Aquello que nosotros llamamos “yo” habitualmente, no es más que una abstracción de la memoria; el único Ego valedero es aquel del momento dado. Para el no-budista: el individuo en tanto que “ego”, observa, percibe, controla el mundo que él experimenta. Para el budista: “una mano no puede asirse”: el Ego, agente abstracto y no efectivo, no puede cumplir acción ni efectuar modificaciones psicológicas. La teoría del encadenamiento causal es, quizás, la parte más importante de la enseñanza budista. Esa idea está basada sobre los Skandas que son el resultado de todas las pequeñeces, vicios, egoísmo, etc., que forman parte del Karma y que almacenados después de la muerte, engendran para la próxima existencia afinidades que deben ser satisfechas.

Los Skandas son el sistema energético, el substrato de todas las concreciones y cuya evolución consiste en Substituir a un Skanda dado con un Skanda más afinado, más sutil: es el procedimiento que consiste en aumentar progresivamente el dinamismo del centro de fuerza que se encuentra en nosotros y que constituye nuestro EGO. Es preciso, pasar del “skanda” RUPA, al “skanda” SAMSKARA, realizar en seguida el VYNANA... “Rupa” es el plano electro-magnétíco que imanta la materia bruta. “Samskara” es el plano intelectual que atrae y aglomera en forma pensada la materia plástica. “Vynana” es el plano que cristaliza la materia espiritual (El hombre que ha creado su Vynana escapa a la servidumbre de la Materia). Vynana (o Vinnana) es el Conocimiento, contrario de Avijja (en Sánscrito Avidya) que es la ignorancia, de donde proviene “Sankhara” dicen los teólogos budistas (Sankhara proviene de un verbo que quiere decir ordenar, arreglar, preparar. 
Los Budistas emplean esa palabra para expresar de una manera general el conjunto de las Cosas. 

La Antigua Tradición da tres: del cuerpo, de la palabra y del espíritu). Gautama el Buda, ha enseñado que los Cinco Skandas reaccionaban estrechamente los unos sobre los otros, sin ser ninguno estable ni más ni menos que las once combinaciones que pueden resultar de ellos. Por otra parte, ese número de asociaciones puede aún crecer, si con los Skandas se hace intervenir a los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire) y también el principio del intelecto y la noción del espacio. Tal como nosotros lo imaginamos, el Ser no existe sino en tanto que personaje determinado. Admitiendo que los fenómenos existen por sí mismos, ellos no están ligados a una substancia y eso les quita toda permanencia de fijación. El “Vinaya-Pitaka” relata las palabras de Buda a sus cinco primeros discípulos. “El cuerpo no es el Sí, la sensación no es el Sí, la percepción no es el Sí, las construcciones no son el Sí y la consciencia tampoco es el Sí. Considerando esto, el discípulo no hace ningún caso de su cuerpo ni de la sensación, ni de la percepción, ni de las cons-trucciones, ni de la conciencia. 

No haciendo caso: él permanece impasible. Siendo impasible él es liberado. En la liberación: el Conocimiento viene a la existencia: “1Yo soy liberado!”. Y, entonces, él sabe ésto: el nacimiento es destruido, la vida con Brahma es vivida, aquello que se debía hacer está hecho, y no es más cuestión de convertirse en ésto o aquello...” La Ciencia moderna viene a confirmar lo que Buda enseñaba hace 2,500 años: la impermanencia del Alma no es inestabilidad y aún mucho menos que la modificación continua de nuestro cuerpo que no es alteración general de éste. Hemos insistido suficientemente en nuestros fascículos precedentes sobre esta cuestión, valorándola por medio de explicaciones científicas y, a menudo, a la luz de la biología. No hay, pues, transmigración de las Almas, como comprenden generalmente los profanos lo expuesto por la teoría de la reencarnación. 

El “Samsara” (transmigración de los seres) es la experiencia de existencias diversas, pero no incluye el paso del Alma de un cuerpo a otro, sino que existe “alguna cosa” (eso que uno llama a menudo el Espíritu) que, habiendo animado una criatura, irá a animar otra en seguida. Sin embargo, Buda ha excluido siempre las discusiones metafísicas y es lo que ha provocado las diversas interpretaciones de su Mensaje. Si Gautama no se pronunciaba sobre ciertos problemas, eso no quiere decir forzosamente que él negara esas cosas, sino simplemente que El quería ignorarlas como algo que no era útil en su enseñanza. Los Renacimientos implican la comprensión de que el Ser que nace “de nuevo” no es forzosamente el “mismo” que uno precedente, pero tampoco que sea “otro”. 

Esa es la cuestión de la irrealidad fenomenal que Buda trataba sobre todo, pero sin pretender que el mundo sea irreal en sí, sino que él condenaba, como una vana ilusión, la visión que nosotros pretendemos tener. Ese es, pues, el tan importante problema del “Maya” (fue coincidencia” también que su madre se llamara la reina Maya) (9). El mundo no existe, no es más que una pura ilusión (Maya): he ahí el enunciado de la filosofía védica y más tarde del budismo (ya que Gautama tomó una gran parte de sus enseñanzas de los Vedas); pero esas teorías no niegan la materia en tanto que solidez, impenetrabilidad o extensión, sino solamente sostienen que esa materia no tiene realidad independiente fuera de la percepción del espíritu (Kant, Schopenhauer, Einstein; sostienen esos mismos principios sobre la relatividad de la materia). Maya es, pues, el espejismo en las diferentes esferas y el budismo puede así concluir que el mundo sensible, está vacío de toda realidad, sus reacciones sobre nuestros sentidos son, pues, igualmente vacías y nuestras ideas, nacidas de datos sensoriales, son vacías de verdad. 

De ello se desprende que nuestras voluciones, provenientes de esas ideas, son a su vez sin fundamento. La síntesis de esos diversos grupos de elementos (llamados a menudo: la conciencia) es así, un puro espejismo. Esa teoría fue recogida por los griegos con el “eidos” (10) que es el soporte substancial del mundo de la incertidumbre y del error. El Eidos, para Platón, es el Ser de razón, es decir, aquello que es el númen de Kant. En el pensamiento hindú: el mental del númen es la voluntad manásica que crea la forma (la inteligencia forma parte del Mana inferior, el dominio fenomenal) (11). En efecto, considerando bien las cosas: el fenómeno que significa “representación” es. pues, una apariencia; es entonces el mundo relativo, el reflejo del mundo Numenal, el MAYA, en cierta manera. El númen es al fenómeno lo que el absoluto es a lo relativo. El mundo numenal es la realidad supra-fenomenal. El es lo Esencial, la Cosa en sí, ese númen que es lo único existente y real, se caracteriza entre los budistas como NIRVANA.

 El Nirvana es ese plano superior que, una vez alcanzado por la Iluminación, dispensa de otras reencarnaciones (es el “Moksha” o unión con Brahma). Se le traduce a veces por realidad, pero los budistas lo com-prenden sobre todo como extinción (Nir = negación; Vá = soplo) en el sentido de rescate. Nirvana es el final de todo: liquidación de todos los deseos, del amor, del odio, del vivir, del morir, etc. (según el “Suttasangaha”). Se puede, sobre todo, comprender por Nirvana: la felicidad suprema, no hay más dualismo, es el vacío de las formas: no existe más el “yo” ni el “no-yo”. La filosofía discute siempre sobre la significación de “supresión” o “la más alta finalidad de la exis-tencia”. El Buda no se ha extendido sobre la definición del Nirvana y, ha simplemente indicado: “No-ser” es aquello que implica la liberación de los renacimientos. No se trata de un “Paraíso” que es el dominio en el cual el Karma puede aún jugar; los lugares paradisíacos no son más que lugares destinados a estancias limitadas y que no ofrecen a los que quedan, la liberación del ciclo de los renacimientos. 

En ese sentido el Nirvana (“No-Ser”) puede ser asimilado al “Ain-Soph” de la Qabbalah. De todas maneras, el pensamiento occidental no puede llegar a asir el sentido real de ese nirvana que es preciso experimentar. Es preciso entrar en la contemplación y los diversos entendimientos de ese Absoluto nirvánico serán otros tantos grados de la evolución espiritual del adepto hasta el Conocimiento Total. Naturalmente, ese Conocimiento Total es el Verdadero Saber y no la documentación intelectual; es la diferencia que hay entre los conocimientos del hombre de ciencia y la Sabiduría del Iniciado. ¿Debe repetirse una vez más?: si los Prudentes no son siempre sabios (cientificos), los sabios, todavía menos, son Prudentes. 

Para Buda, hay 4 especies de preguntas (ver nuestro libro “Misticismo en el siglo XX”): aquellas que pueden recibir una respuesta definitiva (Ekamsava karaniya), aquellas de las cuales sale una división (Vibhaya vyakaraniya), aquellas de las cuales se puede responder por una contrapregunta (pratiprohavaya karaniya), y, por último, aquellas que deben ser puestas a un lado (Sthapaniva). Es así que Gautama, el Buda, ha dejado la vía libre a los interpretadores, pero ha completado, sobre todo, su enseñanza por medio de reglas prácticas. La moral búdica ve en el principio del bien y del mal algo mucho más profundo que nuestras filosofías occidentales (como ya se ha expuesto en los “Propósitos” del fascículo Nr. V). El “Dhammapada” anuncia: “Que nadie comprometa sus propias ventajas por el bien de otro, tan grande como él pueda ser. 

Si uno conoce el verdadero interés del Sí, es ese el fin que es preciso conseguir”. Ni personalismo ni egoísmo existen en el budismo, que va hasta la doctrina de la no-violencia, que fue siempre una doctrina de los hindúes en general y de los yoghis, en particular: Ahimsa (no-violencia) como en el hecho de no matar nada; esa abstención de agresividad debe ir hasta la paz interior. Así, para el budismo, los conceptos de bien y de mal son tan personales como altruistas. No hay sentimentalismo sino un des-ligamiento de las cosas y este comienza con la lección que el Buda daba sobre el desprecio del cuerpo. “Haz un pergamino de tu piel arañada; haz una pluma de tus huesos; haz tinta con tu sangre y escribe con ella las enseñanzas del Maestro”. Ese desligamiento debe llevar al Adepto al renunciamiento de las diez depravaciones: deseos que engendran los sentidos, el odio, la presunción, el enceguecimiento, la ignorancia, la opinión, la duda, la impudicia, la negligencia y la imprudencia por fracaso del buen entendimiento. 

El no llegará a ese total renunciamiento sino trabajando en sí mismo para no cometer más los 10 “pecados” corrientes: los del cuerpo (robo, homicidio y fornicación); los de la palabra (mentira, perjurio, frivolidad y calumnia); los del pensamiento (malicia, codicia y herejía). Para realizar eso, el budista practica las 8 virtudes: amor a la verdad, respeto del Sí, castidad, humildad, benevolencia caritativa, compasión, ascetismo, sumisión alegre al dolor y a todos los ascos. Puesto que no hay continuidad del alma, el adepto no encara una dicha futura y él intenta merecer el Nirvana para mejor renunciar; de ese modo el “Majhima-Nikaya” decreta: “Abandonad el bien y con mucho más razón el mal; aquel que ha alcanzado la otra ribera no tiene nada que hacer con la balsa”. 

 La esencia misma del estatuto ético es la pureza y ella es sobre todo definida por la liberación de todo deseo (lobha), de todo odio (dosa) y de toda conciencia o ignorancia (moha) Es sobre todo a esa pureza que el budista debe atarse para encontrar la Vía de la liberación y Gautama el Iluminado, enseñaba que una acción debe ser considerada como buena o mala, según el estado de pureza del espíritu. Esa moral es estrictamente personal, de ahí la comprensión del Libre Arbitrio a pesar de la intervención del “karma”. De todas maneras, como el individuo está ligado más o menos a la colectividad, se concibe un “karma colectivo” y es la razón que hace que los Boddhisattvas no podrán estar enteramente satisfechos sino cuando toda la Humanidad sea salvada. El antiguo pensamiento hindú no había medido todo el alcance de esa pureza que reside en la libertad fuera de ciertas cadenas y que es una concepción situada más allá de la moral formalista. 

Esa idea budista de “no ser contaminado” había escapado a los brahmanes, pero Buda insiste sobre tal hecho de no ser mezclado a los asuntos humanos, a fin de no ser maculado ni por el pecado ni por la práctica del bien... Se comprenderá rápidamente que en esa antigua época, no existiera un individualismo capaz de remediar un presente que no era sino un pasado fijo (concepción karmática de la época). Brahmanes (ministros de religión, clase superior), Kshatriyas (nobles), Vaisyas (mercaderes), Sudras (pertenecientes a todos los cuerpos de oficios), todos estaban encerrados en el marco de las castas y el individuo no contaba para nada: fue entonces que Buda señaló que el sólo hecho de existir era ya el comienzo del sufrimiento. En ese descubrimiento, un hecho se destaca in-mediatamente: los dioses fueron colocados aparte y los religiosos no tuvieron más razón de ser. Una nueva noción aparece entonces: aquella del Hombre Ideal. 

Hasta entonces se llamaba “Arhat”: un asceta, pero el término fue desde ese momento aplicable solamente al Sabio integral, al Santo llegado al punto culminante del desarrollo espiritual que se encontraba así totalmente liberado. Según algunos investigadores, el término vendría de una contracción de la palabra “arhati” (“ser signo de . . .“), pero para los budistas actuales el origen de “arhat” vendría de “ari” (enemigo) y “hat” (destruir); ello sería pues: aquel que ha destruido sus pasiones. A ese estado de santidad puede seguir un estadio más elevado todavía, que otorga el poder de salvar a los otros. En efecto, el Arhat puede convertirse en Boddhisattva, que puede entonces, revenir a este mundo para la salvación de la Humanidad. 

El poseerá 6 medios a su disposición: caridad, buena conducta, energía, meditación, sabiduría teórica y prudencia práctica. Pero, el Arhat gana ante todo su salvación por el éxtasis místico, dejando detrás de él: el deseo, el pensamiento, la alegría y aún el bienestar espiritual; él debe conocer también los 4 Infinitos: el del espacio, el de la conciencia, el de la región donde nada existe, en fin, el de la región donde no hay más percepción ni aún ausencia de percepción. Ese “éxtasis”, llamado a veces “trance” o “concentración”, no tiene equivalente sino en sánscrito con el término “Samadhi”, correspondiente más o menos al término griego “Synthesis”. Ese estado no da acceso directamente al Nirvana, ya que para ello el sí debe ser total y definitivamente olvidado. Mientras que en la experiencia del Samadhi, el “Sí” se encuentra suspendido (sólo el calor y los latidos del corazón indican que cl asceta vive todavía). Sin embargo, antes de llegar a ese estadío final de perfeccionamiento, el Boddhisattva debe primero practicar los diez Paramis para alcanzar el estado “Boddhi” (iluminación), que es el último fin en la búsqueda Suprema. 

Esos Paramis (Perfecciones) o cualidades requeridas (en len-gua pali) son: Dana o generosidad; Sila o buena conducta; Panna o saber; Nekkhamma, renunciación; Viriya o energía; Khanti, paciencia; Sacca o plenitud de verdad; Adhitthana o determinación; Upekkha, serenidad (ese nombre proviene del término pali compuesto de upa = justicia, o proveniente de yuttito = rectitud y de ikkha = ver o discernir, ver justo, pues, discernir parcialmente) y en fin, Metta, la bondad de amor en el sentido practicado por los Boddhisattvas, que se encuentran siempre en el olvido de ellos mismos (12). 

Estas virtudes son cultivadas con compasión (Karuna), guia-das por la razón y dominadas por el desligamiento de las ganancias de este mundo. Los Devotos deben de inmediato practicar también los tres Cariyas. Cariya es el modo de conducta, la línea de vida, además de los 10 Paramis. 
Por ejemplo: Buddhicariya, que se resume en hacer el bien con conocimiento y sin mirar a su propio desarrollo espiritual; “Natyatthacariya” cuando se trata de trabajar por el mejoramiento de su medio ambiente y, en fin, “Lokatthacariya” que consiste en trabajar por la dicha y el bien del mundo entero. Antes de proseguir más adelante con los detalles del método budista, detengámonos un instante sobre la evolución del sistema. En el siglo sexto, antes de la era cristiana, la India se pre-sentaba con una religión que había sido pura quizás, pero que se encontraba entonces, si bien no decadente, al menos con una eficacidad mediocre. 

Toda la actividad se concentraba sobre un universo muy limitado y la ignorancia del pueblo se encontraba bien mantenida por una parte, a causa de ese fatalismo oriental, y por la otra, debido a la superioridad religiosa que mantenía tan bien la división de las castas. Fue entonces cuando, en la frontera nepalesa (a 150 kilómetros al Norte de Benarés), se produjo un evento que había de re-volucionar toda la espiritualidad del Oriente e influir aún en las filosofías occidentales. Aquel que sería conocido más tarde no como un “Buda”, sino como El Buda, nació en Lumbini, alcanzó su iluminación en Bodh Gaya, predicó su primer Sermón en Sarnath y murió en Kushingar en el 483 antes de la era cristiana. El Profeta Asita predijo toda la vida del niño que convertiría el mundo al nuevo evangelio. Se sabe que Menandro (Milanda), príncipe Griego, se convirtió al budismo. 

Los Kuchanas, venidos del Asia Central y de la China, con- virtieron igualmente, a sus Emperadores y al Imperio Kuchana, que reemplazó en el primer siglo de la Era cristiana a los reinos Griegos, y que ha influido, en algo, sin duda, sobre la evolución filosófica de Europa. A la muerte de Buda, se levantaron discusiones a propósito de la conservación de sus cenizas; varios Reyes reclamaron el derecho, pero un Sabio liquidó las protestas al declarar que los restos del Perfecto serían divididos entre ocho (Los 8 Rayos de la Rueda de la Ley y la Noble Vía de la Virtud: vista justa, aspiraciones justas, palabras justas, acciones justas, vía justa, esfuerzo justo, atención justa y contemplación justa). Las Cenizas fueron depositadas pues, en 3 Stupas (o Pagodas). 

 Un Stupa es un santuario edificado en forma de amplia cúpula, sobre una plataforma coronada de una sombrilla estilizada (símbolo de realeza). Las Stupas (llamadas también Chortens en Asia Central) son las tumbas budistas. Esa especie de monumentos pueden llegar hasta los treinta metros de altura. La base cúbica está montada sobre varios escalones (símbolo de la tierra). Arriba de ese zócalo: una parte en forma de pastel redondo (representa el elemento agua); después un huso en “paso de tornillo” está generalmente pintado en rojo (el fuego). El conjunto se termina en una bola o especie de aceituna alargada (el elemento aire). Algunas sobresalen de las rutas en tal forma que resultan construcciones importantes (como en el Tibet, en China y aún en la India). 

En la parte cúbica hay una apertura (un postigo pintado en rojo: la ciera) por la cual se hacen pasar los conos funerarios que contienen las cenizas de los cuerpos quemados mezcladas a la tierra y a la cebada (13). Se cuenta que el Emperador Azoka dividió todavía las reli-quias de Buda y construyó para abrigarlas 84,000 nuevos Mauso-leos. Si bien varios Budas precedieron a Siddharta Gautama, sin embargo, no se encontraron realmente en la época precisa para operar la revolución espiritual que supo hacer Sakhyamuni. Pero el momento fue propicio para ese hijo del Rey Suddhodana de quien el vidente hindú había dicho: “El podrá ser Emperadcr, pero él no consentirá en reinar, ya que él seguirá la disciplina ascética y será Buda”. 

Para el espíritu hindú fue Brahma mismo quien había es-tablecido el orden y se sentía incapaz de reaccionar contra esa voluntad divina. Los Sacerdotes habían preservado bien la idea de que era del sacrificio de Purusha que habían emanado esas diversas castas: de la cabeza: los Brahmanes; del pecho: los Kshatriyas; de los muslos: los Vaisyas, y de los pies: los Sudras. Después de haber sido educado por su tía (Mahaprajapatj que se convirtió en la segunda mujer del Rey Suddhodana) y de haberse casado con su prima (Yasodhara, que tuvo un hijo de Siddharta llamado Rahula), el joven Gautama dejó su familia a los 29 años para seguir la vida de asceta y se convirtió en discípulo de Alara Kalama y Uddaka-.Ramaputta; en fin, él se retiró con sus cinco discípulos a Uruvela, pero fue en Bodh-Gaya que El se convirtió verdaderamente en un Buda. Tres meses después de su primer sermón, El poseía ya 60 discípulos, comprendido el bien-amado Ananda, su compañero de viaje, el cual se encontraría a su lado en los últimos momentos. 

Sin embargo, el discípulo más activo fue, sin duda alguna, Sariputta (hijo de Sari) al que uno llama a veces Upatissa, él fue uno de los primeros con Moggallana en venerar a Buda. Sariputta había nacido en una familia de Brahmanes y entró desde temprano en la vida religiosa, bajo la dirección de Sanjaya (asceta muy escéptico en el género de los Cínicos Griegos); pero desde que él escuchó al Buda, dejó todo para seguirlo y no tardó él mismo en obtener la Iluminación Se le Considera como el “General de la Ley” (se le atribuye el “Sangiti-Paryana Pada”) y fue él quien organizó verdaderamente el movimiento; por otra parte, será considerado por algunos como una especie de segundo fundador. Se dice todavía por ello “Escuela de Sariputta” o “Antigua Escuela de la Sabiduría” (El insistió mucho sobre las más altas de las 5 virtudes cardinales: Sabiduría – Fe – Vigor – Presencia del Espíritu – Concentración). Pero una “Nueva Escuela de la Sabiduría” fue rápidamente organizada residiendo todo primeramente en el “Triratna” (fórmula de las 3 Joyas) (14), pero el Budismo se encontraba en plena evolución con cada uno buscando su Vía, según su propia incli-nación. Los métodos eran ya diferentes para los 3 Discípulos di-rectos del Buda: Ananda se proponía la Vía de la devoción, Sariputta aquella de la Sabiduría y Moggallana la Vía del Conocimiento para alcanzar el Magisterio.

Serge Raynaud de la Ferriere

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(8) En Budismo esos son los 5 elementos constitutivos del Ser: carácter material, la sensación, la percepción, la conformación, y la conciencia.

(9) La Reina Maya murió 5 días después de haber dado nacimiento a Gautama. Fue Mahaprajapati, hermana de la Madre de Siddharta Gautama quien educó al niño, casándose con el marido de su hermana: e1 Rey Suddhodana. El Buda volvió a ver a su tía cuando regresó, 35 años más tarde, a su ciudad natal.

 (10) Eidos en griego “idea”. Eidolón: palabra griega para definir los “simulacros” (el ‘imago” de los latinos). Es ese residuo que se encuentra en los “infiernos” a los cuales no llegan ni nuestros cuerpos, ni nuestras almas, sino una especie de simulacro, un género de ‘doble” (el Maya-Rupa sin duda). Cuerpo astral, derechos, ser mortal desincorporado, esas son parcelas que aparecen y pretenden ser individuos mientras que no son sino imágenes.

(11) Manas (lo mental) es el 3er. aspecto de la Divinidad en el Hinduismo. Existe por todo y en todo. El manas es el pensamiento divino, creador de los mundos. (Prajapati que es el primer ancestro de los hindúes, en lengua pali significa rico en posteridad; es por eso que Prajapati-Prajavati es el nombre corriente para designar: Esposa). Manu. raiz Man = pensar, proveniente de Manas razón inmanente al mundo, Pensamiento Creador.

(12) Esa gran afección es mirada como la más importante entre los 10 Paramis. Buena voluntad, benévola, fraternal, tales son las traducciones que se pueden dar a Metta (del sánscrito: Maitri). que es diferente en budismo de la palabra afecto” (Pena, afecto, en el sentido de amor carnal).

 (13) Ciertas stupas son privadas (reservadas a una sola persona>, otras son colectivas (comunes a un pueblecillo, por ejemplo). La stupa de Santchl, en el centro de la India, es una de las más antiguas. Cuatro pórticos adornan los puntos cardinales; uno de ellos cuenta en la piedra la leyenda de Visvantara., el gran príncipe hindú. Esas jatakas (leyendas de las existencias anteriores de los Budas) son muy numerosas y se encuentran inscritas en las piedras (o esculturas). En Borobodur (Java) se cuentan 1,400 tableros y 504 estatuas de Buda. Tuen-Hoang, en el Gobi, es célebre por sus grutas que contienen 1,000 Budas. (14) Aquel que desee entrar en la Comunidad pronuncia cotidianamente tres Veces: “Yo pongo mis soluciones en el Buda. yo pongo mis soluciones en el Dharma (La Ley), yo pongo mis soluciones en la Shanga (Comunidad)

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