domingo, 19 de mayo de 2019

EL GRAN ARCANO



En nuestras discusiones filosóficas nocturnas tratamos a menudo, bien sea de los grandes símbolos de este mundo, o de comentarios sobre los Textos sagrados, y para decirlo todo, los dos forman parte de la misma enseñanza: la Iniciación.



Uno de los emblemas esotéricos que, como los mandalas tibetanos, las gráficas egipcias y mayas, las pinturas asirias o las inscripciones templarias, es objeto de variadas enseñanzas en los Colegios Iniciáticos de la Gran Fraternidad Universal A título de ejemplo, damos en resumen el curso de una de estas noches: se trata de una inscripción, conocida por los ocultistas bajo el nombre de Signo del Gran Arcano (ver figura). Notamos un gran círculo que representa la protección mágica tradicional, que también es el conocimiento secreto que se denomina Corona Eclesiástica. 

La cruz de los elementos está representada dos veces (lo que está arriba es como lo de abajo), y el horizonte está muy bien delimitado: macrocosmo y microcosmo. La parte sombría demuestra nuestro universo más material, mientras no se alcance el Trono de Justicia, que es el grado al cual llega el adepto cuando puede escapar a las influencias habituales. Las líneas medianas forman la X, si se prefiere, la Cruz de San Andrés, la letra Khi, inicial de las palabras Kone, Krusos y Kronos: el oro, el crisol y el tiempo, lo que es lo triple desconocido de la Gran Obra Hermética; la Cruz de San Andrés es el jeroglífico de las radiaciones luminosas, emanadas de un centro único, reducido a su más mínima expresión. 

Las dos serpientes corresponden al activo y al pasivo, al solve y coagula, a la diseminación y a la condensación, al pingala-ida (análisisintuición), a los dos grandes principios de los luminares, a la fuerzas del día y de la noche. La espada es la vara de que habla la Biblia (en el capítulo del Éxodo, que constituye, sobre todo, la representación de Kundalini, y en cada intersección están representados los chakras (plexos, o centros neurofluídicos). Sobre el gran círculo, las cúspides marcan las cuatro estrellas reales: Aldebarán (Ojo del Toro), Régulo (el Corazón del León), Antares (el Corazón del Escorpión), y Fomalhaut (la Boca del Pez Austral), así como también las cuatro direcciones: Ascendente, Nadir, Angulo Occidental y Cenit. 

El mecanismo del G:.A:. es sumamente esotérico, a tal punto, que algunas logias, considerándolo como su emblema, no conocen de él sino un sentido relativo. A pesar de los deseos de la Orden, de aclarar todos los símbolos, en esta divulgación no les es permitido aclarar a fondo el misterio, por un motivo que conocen los Iniciados, y por la noble razón de que el profano no podría comprender ciertas explicaciones sin antes haber profundizado el sentido: demasiada luz es perjudicial. Sea como fuere, no continuamos en el terreno del esoterismo, que sería sencillamente, seguir a la letra la información dada en los capítulos indicados sobre dicho símbolo (Éxodo, Nehemías, Daniel). 

El centro, o plexo No. 1, simbolizado por la mano que sostiene el puño de la espada, es el estado de la materia, en donde hay que comprender la necesidad de una transformación, es en cierto modo el estado del que ha aceptado “ser adepto”, pero que no está considerado como grado Iniciático15; la transmutación está clara en la Biblia, en el Capítulo 4 del Éxodo; la vara está representada aquí por la espada, que simboliza también los nadis,16 con los cuales se produce la iluminación de Kundalini. Cuando el adepto ha comprendido la parábola de la transmutación de la serpiente, caracterizada por esta mano que sujeta la vara, se eleva por encima de la materia, pero esto no le confiere ningún grado, es decir, no se trata de hecho sino de un estado preparatorio al primer grado Iniciático que requiere, necesariamente, los conocimientos preliminares: astrología, yoga.17 Con la ayuda de estos conocimientos, y habiendo vislumbrado el primer misterio, el adepto, al perfeccionarse, debe alcanzar el segundo peldaño, la custodia de la espada, el punto de encuentro de las dos colas de esta serpiente. La inscripción: “Directo” (ver figura) hace entrever el sentido verdadero de este grado. 

El discípulo está ahora vinculado estrechamente a las cosas, va a comprender la importancia de la religión y de la magia, va a comprender, por fin, el primer sendero que tiene que recorrer. En el tercer grado, correspondiente al plexo Solar, el investigador toma poder sobre los elementos, rige ya ciertas circunstancias, y en el cuarto grado el Iniciado los domina: la línea mediana (Trono de Justicia) domina al Zodíaco. 

La parte sombría de la gráfica demuestra que a pesar de la elevación, el candidato no ha tratado más que con la materia, sobre un plano terrestre, en un dominio visible; ahora escapa completamente a las influencias habituales, penetra en las capas superiores, siempre por dos vías, intuitiva-razonada. El contacto con la armonía celeste previene que el Iniciado se ha convertido en verdadero Maestro, uniéndose con las fuerzas cósmicas, uniéndose al Universo, haciendo un todo con los elementos. Antes de llegar al quinto grado (punto de intersección de la Cruz Superior) la letra hebraica aleph caracteriza al hombre en el sentido de Hijo de Dios (se puede inscribir allí la estrella de cinco puntas). El célebre axioma: SABER, QUERER, OSAR, CALLAR, se identifica con cuatro chakras, que simbolizan perfectamente cada uno de estos vocablos del enigma de la Esfinge. 

Habiendo penetrado en la Corona Eclesiástica, el discípulo ya sabe, pues ha realizado el plexo sagrado, peldaño gobernado por Saturno, que es precisamente el planeta del Saber, lo cual denota una suma de conocimiento. Ha sido menester Querer, para el investigador que alcanzó el tercer grado, que es el plexo solar, y que demanda toda la concentración de las fuerzas; es mediante este chakra que se desarrolla la voluntad. En el centro de la figura (4o. grado), en cierto modo el plexo cardíaco, el adepto debe OSAR, porque deja las esferas terrestres, y, socialmente hablando, el plano humano; se sabe que el término Osar corresponde a la constelación de Leo, y aquellos que están al corriente de los arcanos astrológicos conocen la estrecha vinculación de este signo con el plexo cardíaco. 

El centro de la cruz superior (el 5o. grado), corresponde al último vocablo, que se identifica con el signo del Escorpión. En los chakras es el plexo faríngeo, y, en astro-biología, este centro es el de la glándula tiroides; es Mercurio que tiene la palabra, que gobierna el medio de expresión oral, y es justamente aquí donde se aplica el término: Callarse. Por otra parte, todo esto no está en zonas precisas, pero debemos dar explicaciones por medio de palabras, y sabemos que las palabras son pobres en presencia del Gran Conocimiento. Las cifras dadas no son más que una apariencia relativa de grados, de medios de control para los profanos, aunque de hecho no son sino manifestaciones, y la enumeración, en su propio sentido, no puede efectuarse sino entre Iniciados. 

A fin de realizar completamente el sentido esotérico del Escorpión, (que está representado en ocultismo por un águila), el Iniciado atraviesa una zona que está en constante transformación, marcada sobre la gráfica por la deformación voluntaria del leve tradicional.18 Es, entonces, el 6o. Grado (la salida del Zodíaco), denominado en el hinduismo como abertura de Brahma; la iluminación es completa por las dos grandes vías, meditativa y razonada. Con la ayuda de la contemplación y de la ciencia, el Maestro es elevado al grado superior de las posibilidades humanas; él está además, de antemano, en conexión con las esferas etéricas, y, generalmente, su físico lo deja suponer, lleva las marcas, y su rostro deja transparentar la manifestación del estado al cual él pertenece. Carece sin embargo de otras condiciones para subir más, pero que no son de este mundo. 

Estas manifestaciones superiores se describen en el simbolismo del lotus secreto (casa sin apoyo, llama irradiante, etc.); en la gráfica que nos ocupa, la flor de lis separada del resto del símbolo, caracteriza este grado sublime de tres unidades, que es la última expresión antes de alcanzar el Substratum Divino, simbolizado asimismo en el Gran Arcano por el punto superior, el 7o. Este grado es en la Iniciación Secreta el que corresponde a los Maestres y Grandes Instructores de la Humanidad, a los Patriarcas y a los Enviados de los Planos Crísticos, Búdicos, etc., son las Encarnaciones Divinas: Avatares, Oints, Bodhisattvas, Mensajeros, etc. Evidentemente, este símbolo es todavía mucho más completo; pero como hemos dicho no se trata aquí sino de algunas explicaciones superficiales con el objeto de no revelar el secreto del Arcano. 

Durante las clases en el Colegio Iniciático se penetra más en el esoterismo, según el grado de los alumnos que allí asisten porque la Iniciación es naturalmente gradual y cada uno recibe lo que puede recibir, pero muchas enseñanzas no se pueden dar sino de labio a oído... y directamente de Maestro a Discípulo... 

Dr. SERGE RAYNAUD de la FERRIÈRE

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 15 Comprendemos aquí las diferentes manifestaciones de Maestría, los grados Iniciáticos con relación a la Dirección Superior, y no lo que distintas sectas, o asociaciones ocultas distribuyen con tanta facilidad.
16 Jefe de nadis es el poder del Omkara, forma de AUM, el cordón espinal (sushumna), subiendo al cerebro, y funcionando gracias a los 72.000 canales (los nadis), corriente que se despliega y se ramifica, penetrando en todo el cuerpo.
17 Entendemos por estas ciencias, no el conocimiento profano de la horoscopía, sino el estudio de la astrología esotérica, religiosa, evolutiva (Cosmobiología). En cuanto a los principios de la yoga, no se trata de simpatizar con una filosofía orientalista cualquiera sino de ser, al menos una hora por día, un yoghi completo, siguiendo además una permanente y rigurosa disciplina. 18 Esta transformación se llama Maniobra del Nombre Divino, y como el conocimiento de los nombres da la expresión del saber, el nombre de Dios así expresado (que a la letra es puramente convencional) corresponde a la ecuación algebraica: ax² + bx + q = 0. (a y b se aplican a "iod", o "vau", y x corresponde siempre a "he", tanto en la primera como en la segunda).

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