El primer sabio chino, también primer emperador y primer
iniciador de moral, fue Fo-hi, que vivió hacia el año 3.468 antes de
Jesucristo. La leyenda nos le presenta como hijo de una virgen que fue
fecundada por un resplandor celeste.
Sus enseñanzas se hallan contenidas en el libro sagrado
"Yi King" que fue base de la adivinación y la profecía. En él se
expone también una cosmogonía simbolico-filosófica basada en la existencia del
principio masculino y el principio femenino, el cielo y la tierra (espíritu y
materia) personificados en Ying y Yang. Alguna de sus frases recuerda la
cosmogonía de la Tabla esmeraldina de Hermes: "Antes de trazar los
triángulos, Fo-Hi miró al cielo, después bajó los ojos hacia la tierra
observando las particularidades y considerando los caracteres del cuerpo
humano y de todas las cosas exteriores".
La leyenda china del Dragón alado, nos expone, en el
"Yi-King", las etapas del espíritu humano ascendiendo por el sendero
iniciático.
El Dragón, símbolo del espíritu a del Verbo divino,
representado por un monstruo pavoroso, con cuerpo de serpiente, cubierto de
escamas, provisto de alas y garras terribles, capaz de vivir en el agua, en la
tierra y en el aire, nos pinta al iniciado que, por su paulatino perfeccionamiento,
va elevando su conciencia desde el plano físico a los planos superiores. Esto
se realiza en seis etapas:
1º El Dragón Escondido. - Se encuentra hundido en el fan-do
de las aguas, como el espíritu sumido en la materia.
2º El Dragón en el arrozal. - Ha salido de las aguas y se
arrastra por la tierra, atraído por los deseos materiales, pero con un cierto
espíritu investigador del mundo tangible y un anhelo por vislumbrar otro
aspecto de la vida.
3º El Dragón visible. - Se eleva sobre la cresta de las
aguas encrespadas, arrancado a la tierra y viendo el mundo en su conjunto.
4° El Dragón saltando. - Se eleva hacia el mundo celeste;
le atrae el aire, pero cae de nuevo a la tierra. "En tal momento es
comparable a un pez que sale del agua gracias al esfuerzo de la voluntad, pero
que no cuenta con los medios de desaparecer" (Yi King).
5º, El Dragón volando. - Se cierne en el aire y entra en
el reino del Espíritu, rompiendo las ligaduras que le ataban a la tierra y
sintiendo la divina llamada de las alturas.
6º El Dragón planeando. - Se cierne en el éter de los
mundos superiores sin el menor esfuerzo, como el espíritu que se une al Creador
y vive en su verdadera patria de Luz. Entra así en el seno de la conciencia
divina para no descender jamás.
Confucio (o Kong-Fu-Tseu), que vivió cinco siglos antes
de J. C., fue uno de los mejores comentadores del "Yi-King" de Fo-Hi
y el más grande moralista del Celeste Imperio, hijo de un personaje casi mítico
llamado Kong-chu-hiang-he.
Sus enseñanzas, que tienen fuerza de ley y prestancia
tradicional en la China, se basan en el culto a los antepasados, invocados
constantemente como dioses protectores del hogar. La moral asociada a la
metafísica, nos presenta al hombre íntimamente ligado a la armonía del Universo
y sujeto a sus leyes. El equilibrio maravilloso entre las cosas de la Tierra y
las del Cielo, educen un culto de agradecimiento al poder celeste (Thian) y a
su representante en la tierra, el Emperador o Shangti.
El emperador Chi-Hoang-ti, de la Dinastía Tsín, ordenó la
destrucción de todas los libros del Maestro, pero con ocasión del renacimiento
literario motivado con la Dinastía de los Han, dícese que el anciano iniciado
Fu-san, hizo el milagro de recordarlos en su mayor parte, pudiendo ser
reconstituidos de este modo y completados luego con los restos hallados en las
ruinas de la casa del Maestro.
Dice Confucio en los primeros capítulos del
"Chung-Yung": "El orden establecido por el cielo se llama
Naturaleza. Lo que es conforme a la Naturaleza se llama ley; el conocimiento de
la ley se llama instrucción. La ley no puede variar ni en el espesor de un cabello;
si variase no sería ley; por eso el sabio investiga sobre lo que no se ve y no
se oye, hasta lo más remoto. Antes de que las pasiones hayan nacido en el
alma, esta se encuentra en el estado de en medio, cuando se han levantado estas
pasiones y alcanzado una medida justa, se llama equilibrio. El medio es la
gran base de la Naturaleza. Cuando el medio y el equilibrio son perfectos, el
cielo y la tierra están tranquilos y todas las cosas evolucionan. El sabio se
mantiene invariablemente en el medio; el vulgo lo viola a causa de su
corrupción. Kung-tsé ha dicho: ¡Oh, cuan sublime cosa es el medio invariable,
pero cuan pocos saben mantenerse en él!.. . Así el emperador Chun examinaba las
respuestas más mínimas de los que le circundaban, ocultando las malas y
publicando las buenas".
"El camino de la virtud es áspero y poco transitado;
los hombres iluminados por la celeste luz son los únicos que pueden seguirle.
Todos por ignorantes y groseros que sean, pueden aprender la sencilla ciencia
de conducirse bien, pero a nadie le ha sido concedido el alcanzar la
perfección en semejante ciencia. El cielo y la tierra son grandes, en verdad,
pero el hombre encuentra en ellos imperfecciones".
Taoísmo
El Tao Te Ching es el libro sagrado del Taoísmo. Contiene
en 5000 palabras las enseñanzas de Lieh Tzu (o Lao-Tseu) que vivió en el siglo
VI antes de Jesucristo.
Tao significa literalmente camino (el sendero).
El taoísmo admite que el mundo en que vivimos es irreal y
todos los acontecimientos o fenómenos son un tejido de ilusiones. Solamente
es real el Ser, pero no el Uno manifestado si no el Ser potencial y no
manifestado: el Absoluto inaccesible e inefable. (Esta es la idea básica de la
religión egipcia y de la brahmánica).
Como consecuencia, Lao-Tse, sigue la moral de la inacción
que se basa en la desaparición de todo desea para llegar a la anulación de la
personalidad, y de este modo conseguir la fusión del alma individual con lo
Absoluto.
El hombre superior se refugia en una absoluta amoralidad
y deja los preceptos morales para los profanos y para los iniciados incipientes,
puesto que el bien que podemos realizar es también un hecho ilusorio.
En el Tao-Te-Ching hay narraciones de marcado sabor
confucianista. Y otras que nos revelan avanzadas ideas industriales, incluso
una de un "pájaro mecánico" (Cap. VII).
He aquí una anécdota del capítulo II. "Celebrando
T'ien un banquete, se le ocurrió dar las gracias al Todopoderoso por haber
creado el mundo con sus animales y plantas en provecho del hombre. Y un
muchacho que le escuchaba., replicóle: Te equivocas, señor; todas las
criaturas vivientes, tienen la misma categoría que nosotros, y solamente su
tamaño, fuerza o astucia, hacen que unas se impongan a otras. Ninguna nace para
servir a las demás. El hombre caza a las que cree le sirven de alimento, pero
¿cómo vamos a saber si Dios las creó para esto? Los mosquitos chupan la sangre
del hombre, y los lobos y tigres devoran su carne, pero no por esto hemos de pensar
que Dios creó al hombre para que fuese pasto de esos animales".
Lao-Tse nos dejó también el "Te", Libro de la
Virtud o Rectitud", y el "Kang-Ing o Libro de las Sanciones y
Reacciones Concordantes".
"La Virtud resplandeciente y superior alcanza el Camino.
El Camino proporciona la abundancia de todas las cosas; siendo necesario que
el Sabio espere largo tiempo y tenga paciencia".
"Desarrollando estas cualidades (paciencia,
esperanza, espíritu fiel y recto, compresión y amor a la humanidad) el Sabio
podrá alcanzar el Camino".
"Las formas de la Virtud son la única manera de ver
el Camino. El Camino es la totalidad eterna e inmutable. Dentro de él pueden
suponerse imágenes y ver seres sin nombre. Es eterno y profundo; dentro de él
se puede concebir la esencia inmutable y rígida". (Del "Tao").
"Quien sabe no habla. Quien habla no sabe. El Sabio
cierra la boca y los ojos, se tiende para pensar activamente; abre el corazón
y reúne todas las luces interiores, mezclándose al exterior vulgar. Piensa siempre
profundamente, no se acuerda ni de amigos ni de enemigos; desdeña a la vez
beneficios y pérdidas, honores e infortunio. Su ejemplo es beneficioso para
todos los hombres". (Del "Te").
"La suerte feliz o desgraciada del hombre sobre la
tierra no es inevitablemente determinada; el hombre atrae por su voluntad, al
proceder, lo favorable y lo adverso. La acción y la reacción de la acción, le
siguen como su propia sombra, dándole su valor".
Mitología china
Las doctrinas, predominantemente morales, de Fo-hi, de
Confucio y de Lao-Tseu, a veces basadas en conceptos teológicos abstractos,
no eclipsaron la antiquísima mitología china de hace .5000 años. Las
concepciones de esta no discrepan gran cosa de los principios arcaicos
tradicionales.
Existen tres grandes jerarquías o "Soberanías"
divinas, personificadas en las tres Hoangs o dragones con cara humana.
La "Soberanía del Cielo" a la que pertenece el
Ser Supremo 0 "Gran Cumbre" que "imprime el movimiento a la
materia".
La "Soberanía de la Tierra" representada por
"Kuza", el principio femenino, sentada sobre la flor de Padma
(análoga en concepto a la Bhavani indostánica y a la Rhea griega).
La "Soberanía del Hombre" que preside
"Hoang-Ti", el patriarca de la "Tierra Amarilla".
Por supuesto, antes que todas las cosas fueran hechas,
solo existía el caos, simbolizado en la divinidad de "Hoen-Tun".
Fo-hi, el primer emperador ya aludido, autor del "Yi-King" o
"Libro de las Leyes", fue considerado como el "Verbo"
encarnado, hijo de la virgen Hoa-Se (Flor deseada) fecundada por el resplandor
divino. Este fue el origen celeste de las dinastías chinas.
Hubo además otras divinidades jerarquizadas, como son, Dagón
(constructor del Universo) semejante al Elohim bíblico; TiKang (rey de las
regiones infernales); Nimifo, dios del mar; Khang-Ko, diosa de la pureza,
asimilable a la Atenea griega; Kon-in-pu-tsa, diosa de la abundancia; Tiangno,
la diosa luna; Djosia, diosa de los viajeros, y Kuif-Kiabsti, dios del reposo,
venerado en su templo de Kang-Ton donde hay multitud de camas para que reposen
los fieles.
Fueron considerados como dioses menores o
"genios" a "ChinHoan", protector de las ciudades,
"Pusa" inventor de la porcelana, "Konin" dios del hogar y
los "Jos" especie de dioses penates chinos. Había también una hueste
de genios benéficos o "Tching" y otra de genios maléficos o
"Gei", totalmente equiparables a los ángeles buenos y a los ángeles
malos de otras religiones.
En la mitología del celeste imperio, también se habló de
"Perrum", el Noé mongólico, salvado del Diluvio en una barca, y al
cual ya hemos hecho alusión en líneas precedentes.
Dr Eduardo Alfonso
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