viernes, 3 de mayo de 2019

CUENTOS DE HADAS - Alegorías de mundos internos - LAS DONCELLAS-CISNE Y EL SIMBOLISMO DEL AGUA



La antigua creencia en la licantropía, que permite a ciertas personas, especialmente las brujas, transformarse en animales, tales como lobos, liebres y focas, se puede equiparar en el mito, la saga y el cuento de hadas, con la habilidad de las aves para transformarse en mujeres. Es un tema muy difundido, y puede encontrarse en Asia, Oriente Medio, Europa y entre los indios americanos y los esquimales. Aunque el cisne es la forma más común de encantamiento, las aves a que se atribuye esta cualidad varían según el lugar o no se especifica a qué variedad pertenecen, como en el cuento de Hassan de Bassorah de las Mil y Una Noches, donde interviene también la puerta prohibida. Hassan, desafiando el tabú, entra en un magnífico pabellón donde hay un surtidor de agua. Entonces llegaron diez pájaros que se quitaron sus mantos de plumas para bañarse y jugar en la fuente, revelándose entonces que eran diez vírgenes, doncellas cuya belleza avergonzaba al brillo de la luna. Hassan se enamora de la mayor y le roba el manto, con lo que la doncella cae bajo su dominio: no puede recuperar su apariencia de ave y se casa con él. 

Más tarde, mientras Hassan está de viaje, su madre permite a la nuera que recupere su manto de plumas y ella se aleja volando, llevándose a sus dos hijos, pero dejó un mensaje a Hassan: si la ama, puede buscarla en la Isla de Wak, las siete islas donde sólo viven vírgenes, y en las islas anteriores, morada de legiones de diablos, brujos y duendes, de donde nadie ha regresado jamás. Se suceden interminables aventuras, adversidades y tribulaciones que Hassan supera con la ayuda de una varita mágica y de una capa que lo hace invisible. Al fin regresa con su esposa e hijos para no separarse nunca jamás. En este ciclo de la Doncella-Cisne es donde encontramos con mayor frecuencia el matrimonio de un mortal con una criatura del mundo de la fantasía, sin limitarse a casamiento con aves, ya que también los hay con sirenas, focas o cualquier otro animal del elemento acuático. 

En el último caso, la captura se realiza cogiendo la piel de la foca y, en el caso de las sirenas, suele ser un bolso, un cinturón o cualquier otro objeto de su propiedad el que cae en manos del mortal. 
Nos encontramos de nuevo ante un caso de magia por simpatía, o sea, que apoderarse de algo que ha estado en estrecho contacto con una persona nos permite tenerla bajo nuestro control. Algunas veces hay un velo que se convierte en un plumaje completo cuando se usa y vuelve a transformarse en velo cuando se quita. Robar o destruir cualquiera de estos objetos puede impedir el regreso al reino de las hadas. Las características más importantes de este ciclo de cuentos son: el matrimonio de un mortal con una doncella sobrenatural de gran belleza, conquistada al adueñarse de su manto u otro objeto de su propiedad, el mortal no puede retener a la doncella y ésta regresa a su propio reino; el marido, para reconquistarla, tiene que someterse a duras pruebas y difíciles tareas. 

La mayoría de estas condiciones parecer recordar las costumbres tribales exógamas del matrimonio por captura. En muchos de estos cuentos encontramos de nuevo el poder del hierro y sus efectos adversos sobre los seres fantásticos, porque en algunos de ellos la doncella-esposa advierte que nunca se la debe tocar con algo de hierro. Es frecuente que no pueda llegar a coger su manto, a pesar de saber dónde se guarda, porque está en un arcón que tiene una cerradura y una llave de hierro. También tenemos el tabú que prohíbe que la vean desnuda, que una vez más puede proceder de antiguas costumbres matrimoniales tribales. En la historia hindú que hemos citado antes, es la esposa sobrenatural la que no debe ver a su marido desnudo, en otros casos es la esposa la que no debe ser vista en los momentos en que recupera su apariencia natural que puede ser de serpiente. 
Esto representa el dualismo simbólico de la serpiente, tanto en su aspecto masculino y fálico como en el femenino y temible de la Gran Madre: la serpiente de la creación y la serpiente de la muerte y la destrucción.
                                                 
Una Bella eduardina y la Bestia. Ilustración de Eddie J. Endrews. (Mary Evans Picture Library)

 En algunos casos, después de desafiar el tabú, la separación es definitiva por parte del marido, pero la madre regresa en espíritu para consolar y amamantar a sus hijos, como en el cuento galés de La Dama del Pantano. En la mayoría de las historias, sin embargo, el marido pasa por todo tipo de pruebas y tribulaciones, antes de recuperar a su esposa y devolverle nuevamente su apariencia humana, o la encuentra convertida en pájaro, sirena o foca y se le permite reunirse con ella en el reino de lo sobrenatural. Esto sucede en un cuento maorí, donde, al final, la esposa sobrenatural se lleva al marido para que se reúna con ella y su familia celestial en el otro mundo o, según otra versión, en el mundo subterráneo del Paraíso.

Esto ocurre también en un cuento irlandés, en el que la hija de un rey se convierte en cisne el día uno de Noviembre. El hijo del rey se entera de esto y ve a la joven convertida en cisne, rodeada de otros ciento cincuenta más, y se zambulle en el lago para convertirse también en cisne. En una variante del sudeste de la India, el héroe roba un vestido a una doncella de un grupo de doncellas divinas y le obliga a traerle la parijata divina, la flor del árbol de coral –que se ha comprometido a conseguir para conquistar la mano de otra mujer. Las doncellas cisne pueden equipararse a las Apsaras hindúes, las doncellas de las nubes.

Las walkirias tenían sus mantos de plumas de cisne y hay otros ejemplos similares en todo el mundo. El cisne y el ganso tienen a menudo simbolismo parecido, especialmente en la mitología hindú. Como todas las aves acuáticas, combinan los tres elementos de aire, agua y tierra, pudiendo, por lo tanto, evolucionar en los tres y simbolizar de esta manera la comunicación entre los diferentes reinos. En un cuento finlandés, que combina los argumentos del hermano menor despreciado (el elemento del trabajo servil) y el de la Doncella-Cisne, el padre muerto regresa y ordena a sus tres hijos que vigilen solos por la noche los gansos a la orilla del mar.

Los dos hijos mayores, atemorizados por la oscuridad, regresaron al hogar, pero el menor, que estaba relegado a un trabajo servil, se quedó y vio llegar a tres gansos que se desprendieron de sus plumas para transformarse en hermosas doncellas y bañarse en el mar. El joven se apoderó del par de alas más hermoso de los tres y no quiso devolverlas hasta que su dueña le diese palabra de matrimonio. Historias de este tipo se cuentan en muchas partes del mundo, con las doncellas encantadas bajo apariencia de palomas, patos o sirenas.

Un cuento español, El Marqués del Sol, narra la historia de tres princesas que podían volar como palomas, se quitan su plumaje y se bañan como doncellas, el héroe roba el manto de la más joven y le obliga a llevarlo al castillo del marqués, padre de la joven, donde se casan. Pertenecen también a este ciclo Los Doce Hermanos, Los Siete Cuervos y Los Siete Cisnes, de los Kinder und Haus-mérche de Grimm, y Los Cisnes Salvajes de Hans Handersen. Algunas veces la doncella-cisne sufre un encantamiento y ansía recuperar su apariencia humana, que el héroe le restituye, pero el caso más frecuente es el de un mortal que roba el manto de la transformación y retiene a la doncella contra su voluntad y mediante algún tabú.
Al ciclo de la doncella-cisne pertenece la Pesadilla, doncellas que albergan algún tipo de resentimiento por haber sido desdeñadas en sus amores o, en países de influencia cristiana, por estar sin bautizar y entran en una habitación por la noche. El ejemplo típico nos habla de un mortal, perseguido por una pesadilla, que tapona el ojo de la cerradura por la que entran, y descubre que ha atrapado a una hermosa doncella. Esconde sus ropas, con lo que consigue poder sobre ella y evitar su huída. Se casan y tienen tres hijos, pero después, cuando ella les dice que ha llegado al mundo natural como una Pesadilla, el marido se lo reprocha y ella busca su vestimenta original y, poniéndosela, desaparece. Al igual que ‘La Dama del Pantano’, regresa invisible para cuidar de sus hijos, pero su marido no podrá verla nunca más. El robo del manto para obtener control se extiende también a los lobos, como en una versión indígena americana, en la que una hija se escapa con un lobo. Su padre manda al héroe para que le haga volver. Este ve algunos niños que se han quitado sus pieles de lobo para jugar a la pelota, coge una piel y con ello domina a su dueño del modo acostumbrado. Los cuentos de las doncellas-focas que se cuentan es Escocia, Islandia y las Islas Faroe, siguen el mismo patrón y, como los cuentos de sirenas, tienen una relación primordial con el elemento agua.

  El Simbolismo del Agua y la Sirena

El vuelo simboliza los poderes sobrenaturales y la habilidad de abandonar el cuerpo, trascender sus limitaciones y convertirse en un espíritu, pero representa también la liberación del espíritu en el momento de la muerte, un poder que también se atribuye el médico-brujo cuando practica la muerte ritual y se viste con un manto de plumas para simbolizar su vuelo ascendente al otro mundo. Las aguas, por el contrario, llevan hacia abajo, al mundo submarino, lugar donde se encuentra el Paraíso, según la tradición maorí y celta. Fuentes, manantiales, pozos … pueden resultar entradas a un mundo mágico o al reino de las almas, son parte del gran poder femenino de las aguas: aguas, tanto de fertilidad como de muerte, que mantienen y destruyen. 

El vuelo se asocia con la luz y las aguas son su contrapartida líquida. Volar o sumergirse por debajo de las aguas es, en cualquier caso, pasar a reinos distintos y desconocidos. En los textos hindúes a los ríos se les llama madres, fuentes de fertilidad, y en el mito celta hay ríos-madre, habitados por los espíritus fluviales. Posteriormente, en los cuentos de hadas, estos espíritus se convierten en duendes o hadas de las aguas, pero siguen manteniendo su significado femenino de nacimiento-nutrición-muerte-y-renacimiento. La sirena, que representa la unión del principio de la Gran Madre y el agua, tiene un linaje antiguo que se remonta al mito hindú de nagá, que se casa con un mortal y funda una dinastía. Como poder acuático femenino, la sirena lleva al hombre hasta las profundidades de los sentimientos, de las emociones y del elemento irracional e intuitivo. 

El mar es el reino del inconsciente y de lo no diferenciado y alberga criaturas extrañas. La sirena del cuento de hadas suele tener un aspecto siniestro o triste, se dice que quiere tener un alma y siente una gran necesidad de tener hijos humanos. El elemento patético de la sirena queda perfectamente definido en La Sirenita de Hans Handersen. Todas las sirenas son hermosas, con largos cabellos dorados o verdes que peinan con peines de oro. El peine y el espejo son sus atributos comunes, junto con el cinturón y, algunas veces, un bolso. La posesión de cualquiera de estos objetos permite tener el control de la sirena. Las sirenas pueden ser buenas y amables o malévolas y traidoras, pero siempre tienen el don de la profecía. También tienen relación con el agua, como es natural, los peces y las ranas, ambos de un simbolismo fálico que combina con el poder femenino de las aguas. 

Tragarse un pez entero o comer uno pescado de una forma especial facilita el embarazo y hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, en los cuentos de hadas es una rana la que vaticina que la reina o la heroína tendrá el ansiado hijo o, como en El Príncipe Encantado o El Rey Rana, uno de estos animales emerge de las aguas de un pozo y se convierte en un hermoso príncipe cuando lo besa la princesa o comparte su cama. Un pez que se devuelve a las aguas después de pescado se convierte a menudo en alguien que prodiga todos los frutos de la abundancia, simbolizados por el principio femenino en su aspecto benéfico y nutricio, como en Los Niños de Oro, donde un pescador pobre coge un pez dorado que, como recompensa por devolverlo al mar, satisface todos sus deseos aunque, como corresponde a un verdadero cuento de hadas, le impone un silencio absoluto sobre el origen de sus riquezas. 

El pescador desafía el tabú y el espléndido palacio que su esposa y él han conseguido del pez desaparece y encuentran en su lugar la vieja cabaña. Ben Johnson utiliza este tabú en una de sus obras teatrales: “No digáis, os imploramos, quien os la ha otorgado ni de dónde”. Esta prohibición de revelar el origen del poder es típica de la iniciación, para mantener en secreto el conocimiento esotérico bajo amenaza de muerte. 

La rana que sale de un pozo es un tema que se repite. En las variantes de Cenicienta en Bohemia, una rana le saca las nueces que caen al pozo y llevan dentro vestidos de sol, luna y estrellas. La rana le guarda los vestidos en secreto para que los utilice en sus apariciones en la Corte. En una versión de La Bella Durmiente es una rana la que dice a la Reina, mientras se está bañando, que va a tener una hija. En El Príncipe Encantado la Princesa encuentra a la Rana saliendo del elemento acuático, símbolo de lo caótico y la incertidumbre, pero trata de ignorar este aspecto oscuro, olvidándolo primero y negándolo después. El Rey, el aspecto solar masculino, le hace cumplir su promesa irreflexiva, obligándola a afrontar y aceptar el lado oscuro para convertirlo en la luz del apuesto Príncipe.

Cooper J.C

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