“El Zoroastrismo es la magnífica filosofía predicada hace cerca de 3.000 años por el Sabio del Irán, precursor de los Magos del Oriente que fueron a prosternarse ante la cuna de la Luz del Mundo”… Así se expresa el Reverendo Padre Marsani al inicio de su libro “Mazdeismo”. El Mazdeísmo, el Zoroastrismo, a veces llamado también Magismo o Culto del Fuego o incluso Mithraísmo, es ante todo el Bar-Din, es decir “la Buena Religiσn”. Su origen, que se había situado hacia el 6.000 antes de nuestra Era, fue rectificado luego al año 1.000 antes del advenimiento del Cristianismo, aún cuando muy a menudo se haga venir esa fecha a las proximidades del 660 antes de Jesús. El filósofo persa Zoroastro, forma griega del viejo iranio Zaratustra, nacido aproximadamente en esa época, habría comenzado su misión a la edad de 30 años. Su vida se encuentra relatada en el Avesta, que es para sus adeptos la Escritura Santa, como lo es el Corán para los Mahometanos o la Biblia para los Cristianos. La concepción de la vida que se hacía Zoroastro, era una visión simbólica de la Unidad esencial del Universo.
En su sistema la Creación entera se ha
forjado la Vía hacia una meta que no es otra que la Perfección. Ese Camino
llamado “Sendero de Asha” es la Vía de la Rectitud, mientras que la Fuente del
buen espíritu es Ahura Mazda “el Señor dotado de Toda Sabiduría”, y es en la
voluntad de hacer el bien que los adeptos deben evolucionar.
Sobre la base de su triple enseñanza: Pensamiento puro, Palabras puras,
Acciones puras, el profeta Mago del Irán levanta el majestuoso edificio del
Código Ético que habría de influir durante siglos sobre los Iranios y sobre sus
descendientes que se consideran todos, a ese mismo título, pertenecientes a la
“Buena-Religión”.
¡Resistir al Mal! , tal es el grito de guerra de los Zoroastrianos. Esa doctrina
no encara el ascetismo. Es sobre todo una filosofía de la existencia que no da
lugar a la renunciación, al ayuno, al celibato, a la mendicidad, a la vida
monástica o a las mortificaciones de la carne. Existe una “penitencia” a título
de penalidad solamente, para los “pecados” cometidos en pensamiento, en
palabra o en acto.
La base de la doctrina de Zoroastro no es simplemente el ser
bueno y huir del mal, sino sobre todo hacer el Bien y resistir al mal.
Europa conoció la religión del Irán en el siglo VI antes de nuestra Era por
intermedio de Hostanes, el Archimago que acompañaba a Jerjes durante su
expedición contra la Grecia. Más tarde, en el siglo IV a.C., Platón, Aristóteles y
Teopompo dejaron entrever que conocían la obra del Profeta-Mago del Irán. En el siglo siguiente Hermippe habla claramente de él y después un buen número
de otros pensadores lo mencionan, sea directamente o por otros escritos
nítidamente influidos por el Zoroastrismo. Finalmente, esta filosofía que se
extendió hasta el mundo transhimalayo, que se difundió entre los griegos y los
romanos cultivados e influyó en los filósofos tanto occidentales como
orientales, penetró también al judaísmo y por intermedio de éste al
cristianismo y al Islam
Naturalmente, los cristianos fueron muy influidos por esa filosofía, y el
Doctor West escribe: “Raros son los cristianos dispuestos a admitir que deben
sus nociones de la resurrección y del mundo futuro a las tradiciones de la
religión mazdeísta. Pero eso no puede ser más claro, y los autores cristianos
deben reconocer en forma unánime que las bases mismas de su religión se
deben a la influencia típica de Zoroastro, aquel Líder religioso del Este”
La
creencia en la resurrección de los cuerpos, en la vida eterna, en la remisión de
los pecados para el Alma inmortal, en la venida de un salvador...Todo eso que
desde hacía largo tiempo había transmitido el viejo Magismo predicado por
Zoroastro, fue retomado en la enseñanza del Cristianismo.
En cuanto a los Judíos, el R. P. Marsani hace notar que la nítida diferencia
que uno esta obligado a constatar entre los libros anteriores de los judíos y los
que escribieron después de haber estado en contacto con los asirios y los
persas, se debe precisamente a la influencia que recibieron de estos últimos en
esas relaciones, y que según este autor se puede verificar en los Salmos tardíos,
así como en los últimos Profetas, en el Libro de Job, e incluso en el Nuevo
Testamento, que fue redactado después de que los judíos conocieran las
tradiciones persas.
Antes de la venida de Zoroastro, la religión persa era una mezcla de
politeísmo, culto a la naturaleza y magia. Los sacerdotes se resistieron por un
momento en un intento de conservar la antigua doctrina, pero el Zoroastrismo
se instaló en Persia y luego se infiltró a través de todas las fronteras.
Monoteísmo por su culto a un Dios Único, el Zoroastrismo posee otras
“divinidades”, pero estas no son en realidad sino atributos divinos, ya que se
trata de Ángeles y espíritus, como en el cristianismo que tomó esa idea
igualmente del zoroastrismo, de manera que solamente los nombres cambiaron
de una religión a otra.
Mientras que Mithra es el ángel principal y los Amesha
Spentas las inteligencias divinas, se cuenta igualmente con la existencia de un
espíritu malo: Angra Mainyou. Hay evidentemente ceremonias especiales, como
aquella de la preparación de la planta sagrada “Haoma”, escrita a menudo
“HOM”, culto durante el cual los discípulos se velan la figura para no opacar
las llamas del Fuego Sagrado, ya que si el Zoroastrismo venera al Sol, la Luna, las estrellas y los 4 elementos, es sobre todo al Fuego que los Adeptos rinden
un culto especial.
Según el Avesta, los ARIOS (Los Nobles) eran originalmente los indígenas
del hermoso país de la Adiyana-Vaeja, la cuna de los Arios, situado en las
regiones árticas desde donde descendieron sin duda hacia la llanura de Pamir.
La teoría de los ARIOS como Raza pura nórdica ha sido sostenida también por
otras filosofías y mitos. Según la Tradición mazdeísta, las dos ramas de origen
Ario dividían el Universo en 7 Reinos, aunque no quedan sino muy pocos
vestigios de las leyendas y del culto que las dos Comunidades-hermanas
tenían en común, pues el Avesta no las menciona sino muy sumariamente.
Entre el pensamiento de esta colección y las concepciones védicas hay
numerosos paralelos, pero es preciso decir que hay igualmente otro tanto de
contrastes, lo que iba a conducir naturalmente a un cisma.
Mucho antes de la aparición de Zoroastro la religión del Irán era
“Mazdayasni”, es decir dedicada a la creencia de Mazda, el Único Dios dotado
de Toda-Sabiduría. Pero en todas partes ha sido siempre muy difícil observar
por mucho tiempo la pureza de un culto. . Cada vez que aparece la corrupción,
surge un Reformador que viene a recordar la Lección Tradicional con algunos
datos mejor adaptados al tiempo y al lugar. Habíamos visto ya en nuestros
Propósitos precedentes, cómo, la más Antigua y Pura enseñanza de los Vedas
no pudo ser soportada por mucho tiempo en la India, ya que cada vez nuevas
doctrinas vinieron a compensar las deformaciones del sistema original.
En
efecto, el Veda, el “Conocimiento Tradicional por excelencia”, dejó de ser
observado y otros métodos, aunque ligados a esa misma base, vinieron cada
vez a ofrecer al pueblo una mejor aplicación a la Edad, es decir, una aplicación
de la LEY más adecuada a las posibilidades de la época. De ahí que en épocas
regulares aparezcan esos “Avatares”, esos “Budas”, esos “Cristos”, en una
palabra, Instructores que vienen un poco a restablecer el orden. Encausados
siempre en el mismo Ideal, esos “Instructores” no vienen a abolir nada, sino al
contrario, a hacer ejecutar la Ley, ya que de todas maneras ellos tienen cierta
obligación de hacer respetar la Santa Tradición, trayendo esclarecimientos y
explicaciones más precisas y aún reajustes más en relación con el estado de
espíritu del siglo.
En igual forma, aunque la vieja religión Mazdeísta imperaba sobre el
pueblo, en ciertos períodos sufría deformaciones y perdía su autoridad.
De ahí
la venida de los Profetas (o Reformadores), los “Saoshyant”, es decir, los
“Benefactores de la Comunidad”que se sucedían cada vez para traer al pueblo
una mejor comprensión. La Literatura Avesta habla de la religión de esas
diversas épocas, bajo el nombre de Paoviyo-Tkaeshas, que significa “los
Ancianos” o aún “los primeros Iniciadores y Guías religiosos”. Entre otros se
citan: Guyomard, Hoslang, Tehmuras, Jamshild, Faridoun... Y es así que aparece finalmente el reformador Zaratustra-Spitama. En efecto, una vez más
la vieja religión tradicional del Irán había sufrido deformaciones y el culto a
Mazda estaba tomado por una multitud de supersticiones y de hábitos mal
contraídos. Reformar esa degeneración, tal fue la misión del Gran Profeta.
Pero, como ya lo habíamos dicho, es difícil situar exactamente la época, ya que
algunos tienden a situarla entre los 6.000 y 5.000 años antes de la Era Cristiana,
mientras que otros, más numerosos, oscilan para fijar las fechas en las cercanías
del año 1.000 a. C. Pero, como investigadores más serios han ofrecido pruebas
de que eso fue en realidad unos 300 años antes de Alejandro Magno,
numerosos sabios están de acuerdo para fijar la fecha del nacimiento de
Zoroastro en el curso del VII siglo antes de nuestra Era.
Un hombre piadoso y letrado del clan guerrero de Spitama, aliado a la
familia real del Antiguo Irán, había esposado a Dughdhova, hija de un
gentilhombre del país.
Ellos tuvieron cinco hijos de los cuales el tercero se
convirtió en el célebre Zaratustra.
El nombre de Zaratustra es un patronímico
que podría significar “Aquel cuyos camellos son viejos y amarillos”, pero los
traductores que se ha escogido han creído más justo considerar ese nombre
como equivalente de “Gran Sacerdote”.
No es posible detallar aquí todos los sufrimientos morales que él debió
padecer: queriendo regresar a la Religión Pura, él fue considerado hereje.
Rindiendo gracia a Mazda, el Dios-Único, y rehusando todo el panteón que se
había forjado desde hacía largo tiempo, él fue echado de todas partes. Nadie lo
tomaba en serio, ni sus parientes ni sus amigos más cercanos querían
escucharlo. Es así que durante diez años él erró a la aventura sin que sus
palabras fueran tomadas en consideración. Viendo que el pueblo le rehuía,
decidió consagrarse a los más altos y se marchó, pues, hacia la Bactriana,
donde reinaba el Rey Vishtaspa.
No era cosa fácil penetrar en el Palacio y
hacerse escuchar; pero a costa de mil esfuerzos no solamente logra ser recibido
en audiencia y denunciar las supersticiones y el culto falsamente rendido, sino
convertir al Rey, a la Reina y a casi todos los miembros de la Corte. El Gran
Doctor vio por fin su doctrina aceptada extenderse poco a poco por todo el Irán
y pasar a otros países.
Durante casi cincuenta años prosiguió su dura labor de deliberar el
Mensaje de Ahura-Mazda. El círculo de discípulos que había reunido se
extendió rápidamente: su religión estaba implantada. Murió a los 77 años
defendiéndose y dando la vida como un soldado cuando oraba en el Templo
del Fuego. Hoy día, uno no puede dejar de ver en su nacimiento una similitud
con el nacimiento de Siddhartha el Buddha, hijo del Rey Suddhodana del clan
de los Kshastriya, la clase de los guerreros de la India, y, en su muerte, una
semejanza con aquella del Mahatma Gandhi, sobrevenida igualmente en el
momento de la plegaria.
El mismo Zaratustra había sido privado de los Escritos Sagrados, después
su enseñanza ha sufrido muchas alteraciones… en una palabra, esa filosofía ha
sufrido ya desgraciadamente demasiadas vicisitudes y han sido necesarias
innumerables búsquedas para restablecer poco a poco todo el sistema. Los
sabios constataron finalmente que la teología de Zaratustra Spitama se basaba
en un monoteísmo puro y que su concepción sobre Ahura-Mazda, el Ser
Supremo, se identificaba perfectamente con la noción de Yahvé.
ASHA o la Ley de la Verdad (la Ley Moral), es empleada como uno de los
nombres de la Divinidad Suprema, pues el Creador es nombrado Asha Mazda
Ahura. MAZDA era ya el nombre de Dios para la antigua religión y fue
Zoroastro quien le agregó el adjetivo de “Ahura” (el Señor Todo Sabio), es
decir el Ser Absoluto en el plano manifestado.
En nuestra concepción moderna
estaríamos tentados a ver ahí una abstracción, pero no hay nada de eso, ya que
se trata de la Existencia Activa Viviente del Ser Eterno cuya acción gobernante,
el Universo, es manifestado para todos, pero que no es concebible sino en el
pensamiento; de ahí que sea preciso servirlo y adorarlo. En eso reposa
enteramente el método de Zaratustra y es en esa dirección que se encuentra el
Principio fundamental de la doctrina. Es la idea del LOGOS, tan bien retomada
por San Juan. El “Logos” (en el término griego: “la palabra”) es la parte del
Infinito que no puede encarnarse. El “Verbo” estaba solo en el “Comienzo”. La
“Palabra” estaba con Dios, pero la “Palabra” era también Dios y todas las cosas
fueron hechas por ella.
AHURA-MAZDA es sin Tiempo y sin Límites (zrvana, sin límites). El
mundo visible y el mundo invisible manifiestan en todas las direcciones el
amor bienhechor de Ahura-Mazda. Zoroastro lo describe bajo el nombre de
Armaïti, que significa el “Alto Pensamiento” en el sentido de la “Devoción” y
fue más tarde asimilada a la Madre Naturaleza que permite subsistir al género
humano, ya que “es de Ella que nosotros nacemos, Ella la que nos sustenta y en
su seno reposamos después de la muerte”.
La Torre de Silencio reunía a los
Zoroastrianos y aún ahí, ellos prometían obediencia a Armaïti.
El Mazdeísmo
quiere en efecto que los cadáveres sean colocados en lo alto de una edificación
especialmente preparada para ello. Son esas famosas “Torres de Silencio”
donde reposan los muertos para ser devorados por los pájaros de presa.
“Nosotros adoramos a los Yazata espirituales
que
Dispensan las mejores (recompensas)
y están llenos de Asha.”
(Gathas, Cap. II, vers. 6)
Los “Yazata”o los “Adorables” toman lugar en un rango vecino de aquel
de los Amesha Spentas.
La teología cristiana que hace intervenir en su
enseñanza las mismas nociones de la vieja religión Mazdeísta, ha hecho una
distinción idéntica entre los Arcángeles y los Ángeles. Habría un gran número
de Yazata, pero el Avesta menciona solamente cuarenta. Plutarco habla de 24
como los más eminentes, sin embargo se citan habitualmente Treinta y Tres,
comprendidos los Santos Inmortales. Las “Gathas” nombran sobre todo tres
entre ellos: Sarrosa, Atar y Ashi. Entre los otros principales Yazata, los más
notables son: Mithra, Aredvi, Sura y Anahita. Mithra es una divinidad indoaria
que vino a ocupar una posición preeminente en la teología del
Zoroastrismo una vez que hubo comenzado el último período del Avesta.
Asociado al culto más antiguo, a la vez en el Irán y en la India, Mithra se
convirtió en uno de los Yazata más populares y más en evidencia.
En la Escritura Sagrada, a menudo se citan juntos Mithra y Ahura. Esa
noción se remonta a una época anterior al Zoroastrismo y equivale al Mithra-
Varuna védico y quizás sea precisamente Varuna el más elevado de los dioses
personalizados en la India. En el “Rig-Veda”(Conocimiento Sagrado de los
Versos) se habla del Tesoro de los Arios, pueblo que entró a la India por el
norte varios miles de años antes de Jesucristo. Desde el punto de vista moral,
Mithra protege la Verdad y se encuentra asociado a Rashnu, el genio principal
de esa virtud. La Luz viene aquí como sinónimo de Verdad, así como las
Tinieblas serían el equivalente de Mentira.
Los Zoroastrianos consideran que
pronunciar una contra-verdad es el pecado más grande, mientras que el Avesta
resume colectivamente todo el mal de la Humanidad como el “Druj”, la
mentira.
Entre los espíritus tutelares relacionados con los cuatro elementos, Atar (el
fuego) recibe la más alta distinción, puesto que es “Puthro Ahurahe Mazdao”,
es decir “el Hijo de Ahura Mazda”.
Evidentemente, no se trata simplemente de
una adoración de los adeptos al elemento Fuego, ya que es preciso tomarlo
como se comprende a AGNI en la India, es decir en el sentido de atributo
divino, el cual se manifiesta a través de la “Shakti” (Fuerza-Poder) debido a la
elevación de “Kundalini”, elevación que debe ser comprendida, por otra parte,
como un desarrollo de la Energía Vital.
En sánscrito, aquello que brilla se llama también “Atharan”, es decir “lo
que tiene Atar”, lo que posee “fuego”, como cuando se habla del “fuego” de
una piedra preciosa para referirse a su brillo.
En el sentido figurativo se dice justamente “el fuego de la juventud” para dar a comprender la alegría, la
salud, el dinamismo “chispeante“. Inclusive se habla de la “llama del amor”
para caracterizar el calor del sentimiento. Por lo tanto, no se trata solamente del
Fuego, sino de la chispa divina, de la llama que esta en todo corazón humano.
El R. P. Marsani escribe aún :“En el santuario de la Iglesia Católica, la llama
sagrada indica la presencia sacramental de Dios, el Redentor, justo como en el
santuario del templo Zoroastriano la llama perpetua muestra la presencia de
Ahura-Mazda.” (1939, Biblioteca histórica) Esa identidad de las dos religiones
señalada por un autor cristiano, demuestra muy bien que ese culto del fuego, si
así se lo quiere llamar, tiene pues sus justas razones.
Por otro lado, como bien lo hace notar Max Müller: “Si se le llama ‘religión
del Fuego’ a la religión de Zoroastro, se tendría que decir lo mismo de los
hindúes, de los judíos, etc... Y como los zoroastrianos también oran
dirigiéndose al astro real, ¿por qué no llamarlos adoradores del Sol? Incluso se
les podría considerar adoradores del agua, puesto que ellos recitan oraciones
ante los lagos, las fuentes, los manantiales y al borde del mar...”
Así, el hecho
de venerar la naturaleza y glorificar todas las riquezas del Creador, no es una
“adoración” o un culto especial, sino una actitud muy normal del Ser Pensante.
Lo que diferencia al Hombre del animal, que no tiene ni el “razonamiento”
espiritual ni la “reflexión” intelectual, es justamente el hecho de “pensar”. El
Hombre debe dar gracias a la Existencia, a todo aquello que fue creado y tiene
vida, incluyendo los astros, los elementos, lo orgánico y aún lo inorgánico”.
El“Atar” zoroastriano es el Fuego, pero mucho más en su aspecto simbólico,
como todo aquello que está definido en el Atharva-Veda. En ese libro-tratado
del hinduismo se analiza profundamente la importancia de que el Sello de Dios
lleve un Sol, Sϋryashandra-masâbhyâ, ya que su principal cualidad es aquella de
aclarar el mundo.
“Ator” o Athor fue a menudo confundido con Athys, la divinidad iniciática
egipcia, pero sin duda ese término debe ser visto más bien como el hormo de
los alquimistas, lo que deja sobrentender de inmediato, no solamente el fuego
para calentar el crisol, sino incluso la llama sagrada que anima a los buscadores
de la Gran Trasmutación alquímica espiritual. Es también en ese sentido que el
Conde de San Germán habla del Atanor. En efecto, ese altar triangular que se
menciona en la “Santa Trinosofía”, es ciertamente un símbolo más bien que
una construcción material. La ideas de templo, altar, columna, etc… se
presentan casi siempre como un concepto emblemático, pero a menudo se trata
de una transposición que queda por hacer.
El conde de San Germán había
estudiado el Zohar, la Torah y todas las Escrituras Santas, y ciertamente
también fue muy influido por la enseñanza de Zoroastro, como todos los
Iniciados.
En realidad, el zoroastrismo reside en el hecho de una voluntad segura de
evolución por la Fe, esa llama sagrada que reside en el individuo y que no pide
otra cosa que ser animada.
Es una filosofía que recurre al trabajo de
perfeccionamiento y al espíritu de mutua ayuda en relación con los más
débiles; es el ideal de una colectividad en marcha hacia una Conciencia
Universal.
Todo zoroastriano cree que la mejor arma de que dispone para combatir al
espíritu malo, es la fórmula Ahunavar, el “Pater” de Zoroastro. El texto de esa
plegaria es el más antiguo y por eso también el más difícil de traducir. Varios
autores lo han intentado y sus distintas versiones se resumen más o menos en
ésta: “Así como existe un Señor Supremo, existe asimismo un Jefe Espiritual en
razón de su rectitud, y los dones del Buen Espíritu están destinados a quienes
trabajan para el Señor, y la fuerza de Ahura le está acordada a quien protege al
pobre.”
La filosofía mazdeana acepta la concepción según la cual el ser humano
esta constituido por tres cuerpos: el “somaticón”, el “psychicón” y el
“pneumaticón” de que habla San Pablo. Estos son los planos: material,
intelectual y espiritual de ciertas filosofías, o el cuerpo físico, la materia plástica
y la chispa divina de otras teorías. Se trata siempre de la misma base: un
cuerpo visible hecho de carne y materias formadas por la misma naturaleza;
otro cuerpo semi-visible, llamado también “el doble” o “cuerpo astral” y que es
el “cordón” que une la materia a un tercer cuerpo que es espiritual invisible y
eterno. Es a propósito de ello que Zoroastro predicaba la pureza del Alma
tanto como la del cuerpo: “Yaosdao Masilla Aipi Zanthem Vahista” (la Pureza
es lo mejor que hay desde el instante mismo en que venimos al mundo). Esa
purificación, esa depuración, esa necesidad de “blanquear” el Alma y de
“lavar” el cuerpo, plantea el problema del Libre-Arbitrio, puesto que los
zoroástricos aceptan la posibilidad de trabajar su voluntad en armonía con la
ley.
Los zoroastrianos cultivan los atributos de Spenta Armaïti: devoción
benevolente, amor y servicio social, pues para ellos la recompensa existe ya en
ésta tierra, es decir que los actos buenos se pagan inmediatamente para un
mejoramiento de esta encarnación terrestre. Ahura Mazda, el Ser Supremo, el
Señor-Todo-Sabio vela constantemente y a la vista de buenas acciones “paga al
contado”. El zoroastrismo, que enseña la Vida Eterna, plantea que el propio
Hombre es el salvador de sí mismo, el artesano de su “Cielo” o de su
“Infierno”, y la pequeña plegaria que el zoroastriano recita tres veces por día:
“Vispa Humata, Vispa Hukkta, Vispa Hvarshta”, le recuerda que son los buenos
pensamientos, las buenas palabras y las buenas acciones, los que lo conducen
al Cielo.
En cada una de las páginas del Yasna, regresa la máxima: “Aquello
que siembras, tú cosecharás...”
La religión predicada por Zoroastro es verdaderamente el Bar-Din, la “Buena Religión”, o también la Religión del Bien. Esas son, más o menos, las grandes líneas de la enseñanza de Zaratustra- Spitama. En el curso de esta pequeña exposición no hemos querido hacer demasiados comentarios personales. Sin embargo, el problema del Libre- Albedrío que acabamos de tocar, hace surgir necesariamente algunas observaciones. En efecto, esa cuestión del determinismo y la Libertad quedan siempre como la piedra de toque de la filosofía, de manera que para considerar seriamente la teoría moderna, no podemos menos que recurrir a un maestro de la psicología actual: Karl Jaspers. En su libro “Vernunft und Existenz” (“Razón y existencia”) el gran filósofo alemán expone su punto de vista sobre la situación contemporánea: “Con el más grande sistema filosófico del idealismo alemán, la filosofía occidental desde Heráclito y Parménides hasta Hegel, ha llegado a un punto extremo después del cual ya no puede sino declinar. Ese esfuerzo gigantesco para fertilizar por la razón las arenas de lo irracional, anexando al espíritu histórico lo oscuro, lo vital, el mineral mismo, y englobando todas las contradicciones en la armonía del sistema, ha hecho de su propio triunfo la suprema traición: el sentido de la realidad y su poder de morder –y de colmar a la vez- el sentimiento de que uno mismo es el hogar único de decisión - en fin, la seguridad de estar en proceso y en libertad con un ser que yo no soy y que ni siquiera sobrevuelo, todo eso que hace la pimienta de la vida humana, queda inmerso en una construcción espléndida, irrisorio palacio que uno construye pero que uno no vive. Hegel se encuentra al final de la filosofía occidental concebida como un saber universal, total, sistemático.” K. Jaspers es ciertamente muy discutido, pero hay que reconocer que su filosofía ha influido una gran parte de las concepciones modernas.
La religión predicada por Zoroastro es verdaderamente el Bar-Din, la “Buena Religión”, o también la Religión del Bien. Esas son, más o menos, las grandes líneas de la enseñanza de Zaratustra- Spitama. En el curso de esta pequeña exposición no hemos querido hacer demasiados comentarios personales. Sin embargo, el problema del Libre- Albedrío que acabamos de tocar, hace surgir necesariamente algunas observaciones. En efecto, esa cuestión del determinismo y la Libertad quedan siempre como la piedra de toque de la filosofía, de manera que para considerar seriamente la teoría moderna, no podemos menos que recurrir a un maestro de la psicología actual: Karl Jaspers. En su libro “Vernunft und Existenz” (“Razón y existencia”) el gran filósofo alemán expone su punto de vista sobre la situación contemporánea: “Con el más grande sistema filosófico del idealismo alemán, la filosofía occidental desde Heráclito y Parménides hasta Hegel, ha llegado a un punto extremo después del cual ya no puede sino declinar. Ese esfuerzo gigantesco para fertilizar por la razón las arenas de lo irracional, anexando al espíritu histórico lo oscuro, lo vital, el mineral mismo, y englobando todas las contradicciones en la armonía del sistema, ha hecho de su propio triunfo la suprema traición: el sentido de la realidad y su poder de morder –y de colmar a la vez- el sentimiento de que uno mismo es el hogar único de decisión - en fin, la seguridad de estar en proceso y en libertad con un ser que yo no soy y que ni siquiera sobrevuelo, todo eso que hace la pimienta de la vida humana, queda inmerso en una construcción espléndida, irrisorio palacio que uno construye pero que uno no vive. Hegel se encuentra al final de la filosofía occidental concebida como un saber universal, total, sistemático.” K. Jaspers es ciertamente muy discutido, pero hay que reconocer que su filosofía ha influido una gran parte de las concepciones modernas.
Como en las
grandes épocas de la historia filosófica y religiosa, no se puede negar la crisis
de la metafísica clásica, de manera que ha llegado el momento de hacer ciertos
reajustes. Al respecto, digamos que sin considerar a este filósofo alemán como
“el” reformador de la Era, de todas maneras hay que admitir que representa
una tendencia bien anclada ya en los espíritus desde hace algunas décadas. Esa
“Filosofía de la Existencia” (Edición de Seuil, París 1947) es compartida por
numerosos Pensadores actuales que siguen esa corriente místico-intelectual
contemporánea. Traductores de las obras de Karl Jaspers son los Srs. Dufrenne
y Ricoeur (3), que ya hemos tenido la ocasión de citar en nuestro Propósito
Psicológico Nº IV, y que han sabido manifestar un modo de filosofar tan serio y
comprensible.
En el segundo volumen de su “Filosofía…”, Karl Jaspers discute sobre la
LIBERTAD: “Buscar pruebas de la libertad es una tentación, no solamente para el entendimiento que no concibe realidad definible y demostrable más que por
el modelo del objeto, sino para la existencia misma que quisiera contratar un
seguro contra la pérdida de la libertad.
El problema de la libertad se plantea
efectivamente en la angustia, como todo problema nacido del movimiento de la
conciencia absoluta en el origen, es decir en ese punto secreto de mi mismo donde
mi existencia está en cuestión” (II-621).
“Al salir de la inocencia despreocupada de una infancia envuelta en el
tejido de la familia, veo de golpe que estoy reducido a mí mismo, al mismo
tiempo que por un movimiento de revuelta adolescente, que los novelistas han
descrito a menudo, yo declaro la guerra al mundo (II- 25 y 187). Pero,
inmediatamente después de esa sedición irreflexiva, volviendo sobre mi
mismo, me pregunto si esa libertad que acabo de saborear no es ilusoria y la
posibilidad de una no-libertad me aterra hasta las raíces de mi ser” (II-188). “Tal es el
precio que la libertad toma a mis ojos y esa es verdaderamente la cuestión de
confianza que me planteo a mi mismo.
Inversamente, el precio de la libertad es
éste: sin la amenaza de la desesperación posible, no hay libertad.
Como a pesar
de mí yo no soy libre por naturaleza sino solamente cuando percibo la
posibilidad de no ser libre y de perderme, en ese instante es en plena
consciencia que yo afronto ese riesgo inevitable y mortal. Posibilidad tanto más
obsesionante, por cuanto estoy secretamente tentado a consentirla, y como la
libertad requiere de mi un enrolamiento y el repudio por escoger la riqueza
seductora y vana de los posibles me aterra también, yo me fugo delante la
libertad al mismo tiempo que la revindico. Ser libre y no ser libre son dos
perspectivas muy temibles.” (II-267)
K. Jaspers se distingue en esto de Jean- Paul Sartre, para quien el hombre
no puede no ser libre; en efecto, Sartre concluye su filosofía con la frase:
“Estamos condenados a la libertad...” Robert Campbell ha señalado muy bien
el sentido que es preciso dar aquí a la palabra “libre”: “Cuando nos dice que el
ser humano es libre, el filósofo francés entiende por eso que está arrojado ahí,
que existe sin saber por qué y sin poder evitarlo. Abandonado a sí mismo,
tendrá que hacerse siguiendo su propia iniciativa, ya que como hijo pródigo de
su creador nadie puede hacerlo por él. Para él, vivir es escogerse a cada
instante sin la menor esperanza de liberarse de esa obligación, ya que él no es
libre de cesar de ser libre.”
Pero, regresemos a nuestro filósofo alemán quien estudia “las cercanías de la
Libertad”. “Para discernir la libertad ensayemos, pues, poner de manifiesto las
formas de necesidad con las cuales ella choca como sus límites.
Descubriremos
que esos límites son también sus condiciones y asiremos por ahí, aunque
incompletos, sus primeros aspectos como, por ejemplo, que el estudio de los
límites de la libertad puede ser conducido con referencia a una fenomenología
del querer, ya que los límites de la libertad son aquellos de la voluntad.” Sin embargo, los Srs. M. Dufrenne y P. Ricoeur, insisten muy justamente
en la necesidad de replantear primero la idea tradicional de aquello que
Jaspers, siguiendo los trabajos de Klages, llama la voluntad formal. Es una
actividad situada en el más alto grado de la escala del comportamiento, ya que
está definida por la clara conciencia de la meta, la sumisión al motivo
preponderante y la elaboración reflexiva de los medios.
Esa actividad que
propone, supone, determina y enuncia reglas, obligando a un esfuerzo de
disciplina, proscribiendo el dejar pasar y la fantasía, autoriza a identificar la
voluntad con la razón; o al menos sería la racionalidad la que garantizaría
doblemente la objetividad del querer, al permitirle apoyarse sobre razones
valederas y, a la vez, que él mismo se presente como accesible a un
conocimiento objetivo. En realidad, el problema del Libre Arbitrio y del
Determinismo, permanece siempre como una importante cuestión en la base
de todos los principios filosóficos que se han sucedido a través de los tiempos.
Naturalmente, esa cuestión debe ser estudiada también bajo el aspecto de
las necesidades y tendencias de una individualidad en el seno de la
colectividad humana. Francois Picard, en “Los fenómenos sociales entre los
animales” (Ed. Colin, Paris, 1933) examina la “especificidad de la tendencia
social” y plantea el problema: “Por cierto que el hábito de agruparse y de vivir
en sociedad no se encuentra en todos los seres en general y en muchos casos se
observa la tendencia inversa hacia el aislamiento.
De todas maneras, son
muchos los animales que viven juntos, pero los grupos pueden afectar
modalidades muy diferentes, desde las sociedades complejas de las abejas y las
hormigas, hasta la simple agrupación de los individuos. Ahora, ese
determinismo ¿es el mismo en la base de todas esas formas de vida social?
Para Wheeler Morton, entomologista norteamericano, autor de una obra
sobre “Las sociedades de los Insectos” (1926), el aislamiento es una tendencia
innata independiente de toda finalidad, así como hay una tendencia al
agrupamiento. Ésta es una “apetencia” tanto como el hambre, el instinto
sexual, etc...; pero se trata de una propensión continua más débil y menos
espasmódica, por consiguiente menos evidente, de ahí que en lugar de buscar
la procedencia de ese instinto, cabría preguntarse por el origen del instinto de
acoplamiento o de la sensación de hambre. Rabaud encuentra suficientemente
explicativo el término de “apetencia” y lo compara con la virtud dormitiva del
opio. Para éste autor, el fenómeno social está determinado por una “interatracción”:
asimismo, algunos animales son atraídos por otros individuos de la
mima especie, de la misma forma que son atraídos o rechazados por olores,
sensaciones visuales, térmicas, etc...
La apetencia de Wheeler o la inter-atracción de Rabaud, designan en fin de
cuentas una tendencia al acercamiento entre los seres de una misma especie.
La
comparación con el opio se aplica a los dos términos y, en último análisis, a todas las propiedades fisicoquímicas, así como a todas las manifestaciones
psíquicas. La inter-atracción puede ser puesta en evidencia en todas las
sociedades, aún en las más complejas, puesto que permanece como el factor
determinante original sin el cual no podría haber vida social. Pero no se sigue
de ello que otras causas no se puedan agregar a ésta reforzando su acción e
imprimiendo un carácter particular en cada uno de los diversos tipos de
sociedad.
Uno de los errores más extendidos, y compartido por la mayoría de los
autores que han escrito sobre las sociedades animales, es hacerlas derivar de la
familia y particularmente de la vida sexual...Por cierto, la atracción sexual no se
encuentra en la base de las sociedades y tampoco se la debe confundir con la
atracción social que tiende a acercar a los individuos fuera de toda finalidad.
Incluso al contrario, esas dos tendencias pueden revelarse antagonistas, ya que
muchas sociedades se disuelven en cuanto aparece la atracción sexual.
La
mayoría de las bandadas de pájaros se diseminan en parejas aisladas en el
momento de la reproducción, como las Utardas, los Pinzones, los Gorriones,
los Paros, etc. Así lo hacen también los Renos y otros animales entre los
mamíferos.
Pero, si no hay manera de sostener que la sociedad proviene del instinto de
atracción sexual ¿sería más justo suponer que deriva del hecho de vivir en
familia? Pues en ese caso no sería la atracción sexual, sino la educación de los
jóvenes lo que crearía la sociedad...Debido a que los seres sociales, tanto como
los insociables, deben reproducirse y criar su progenitura, se observan
naturalmente procesos familiares en el seno de las sociedades, pero no hay que
caer en la ilusión de creer que éstos hayan creado la sociedad
independientemente de una atracción recíproca preexistente.
Los efectos de
ésta se hacen sentir tanto sobre los parientes como sobre los demás individuos,
ya que ocurre muy a menudo que los miembros del grupo se reproducen entre
ellos acabando por estar todos más o menos emparentados. Pero ¿acaso los
seres solitarios no crían a sus hijos? El “Gato-que-anda-solo”, como dice
Kipling, no tiene menos cuidado de sus cachorros que la Marmota o la
Ondrata. El Pitirrojo, que es un solitario intratable ¿acaso no nutre su
empolladura con tanto amor como la Garza o el Chucas?...Por otra parte, se
encuentra sociabilidad en especies donde no hay la menor traza de vida
familiar...luego, la familia no es la primera etapa de la vida social.
Veamos de nuevo en “Comunicación y Sociedad” la concepción de K. Jaspers
sobre ese tema.
Él escribe en la ocurrencia: “Puesto que el encuentro con el otro
es un incidente contingente, parece que la comunicación pueda realizarse, en
efecto, primero al nivel del ser empírico. ¿No es ella efectiva en la sociedad
donde el hombre vive con el hombre en constante intercambio? Consideremos
entonces las relaciones humanas tal como las exploran la psicología y la sociología. Éstas se anudan en tres planos. Su primera forma es la inserción
ciega en una comunidad, del hombre que no habiendo tomado conciencia de sí
mismo no cuestiona la influencia que ha sufrido: hace lo que todos hacen, cree
lo que todos creen, piensa lo que todos piensan. Después, cuando por el
ejercicio del entendimiento este hombre ha probado su poder de pensar por sí
mismo, la relación toma una nueva forma, puesto que ya no reúne individuos
sepultados en una comunidad, sino a monadas independientes que
obedeciendo a una exigencia universal de racionalidad se comprenden en el
pensamiento y en la acción.
Esa es la República de las conciencias en general donde cada sujeto guarda
el anonimato. En fin, cuando después de ese desvío necesario hacia lo
abstracto, el hombre regresa al sentimiento de una comunidad concreta, él la
toma como una idea cuyo sentido no ha terminado de explorar y que da ella
misma un sentido a su vida.
Es entonces que la comunicación se establece al
nivel del espíritu y recibe un contenido concreto. La adhesión ciega que el
hombre daba hace un momento a la comunidad, se ha convertido en
alistamiento consciente para una finalidad que amplía indefinidamente el
horizonte de su acto. Así, cuando se convierte en miembro del Estado, es decir,
de la última instancia soberana que organiza a la sociedad, él participa en el
destino real de la humanidad y quizás sea él mismo al defender al Estado
arriesgando su vida, quien decida el sentido de ese destino. Filosofía, II,
50,51,52.)
Jaspers retoma, en su “Vernunft Und Existenz”el análisis sintético de
aquellos modos de comunicación que preludian la comunicación existencial
dibujando una triple comunidad: comunidad de las simpatías y de los intereses
vitales; comunidad de los individuos que se identifican como Seres de
entendimiento; comunidad de los miembros de un Todo que se relacionan a
éste como a su Idea.
“El deseo del Señor, es la Regla del Bien.”
Zoroastro
Regresemos ahora al Zoroastrismo, esa filosofía del buen-querer, es decir
de la voluntad puesta en acción (a pesar de la comprensión de un cierto
determinismo) hacia el fin laudable de hacer el Bien.
El Mazdeísmo, ese monoteísmo de la Antigüedad y, a partir de la Edad
Media, el “parsismo”, ha tenido como órgano diversas lenguas emparentadas a
las lenguas de la India que se han denominado lenguas iranias, o también
“eranias”. En efecto, Víctor Henry, Profesor de sánscrito en la Universidad de
París, especializado en lenguas indo-europeas, hace notar que el término
“Eran” o “Irán” es derivado del Zend “Airyana” que significa “País de los
Arios”. Según este autor se debería aplicar el nombre “Eran” al período
anterior a nuestra Era y normar el uso del término “Irán” para los tiempos que
siguen a ella.
El Zend” o “Avéstico”, hermano casi contemporáneo del Sánscrito, era la
lengua de la Antigua Meda, en el noroeste del Eran, que es justamente aquella
de los libros atribuidos a Zoroastro. En seguida, hacia el siglo VI antes de
nuestra Era, apareció el “viejo persa”.
El “Parsi” es la lengua Pehlvi
desembarazada de su “zavaresh”, esto es, del disfrazamiento o el procedimiento
criptográfico que consiste en escribir en semítico y pronunciar en eranio. Así,
por ejemplo, en la frase“hay 46 signos que nos fueron dados conocer en la
India”, los franceses pronuncian “quarante-six”; los ingleses dirán “forty-six”,
mientras que los alemanes pronunciarán “sechs und vierzig”. El “Pazend”
(“bajo-zend”) así como el “Parsi”, no son propiamente lenguas sino
transcripciones del Pehlvi: El origen del Pehlvi que sucede al Persa Anciano,
data del tiempo de los Sasánida. Los Partos no hablaban exactamente semíticoarameo,
sino que su lengua era el persa, o más bien el medo-persa o Pehlvi.
Finalmente, en el siglo X, aparece el persa moderno.
La primera traducción del Avesta considerada seria, fue la que emprendió
James Darmesteer, a quien se recurre siempre.
El Avestismo toma su nombre del título del canon litúrgico de esa religión.
El Magismo, del nombre de sus Grandes Sacerdotes.
El Parsismo, del nombre de sus adherentes actuales de origen persa.
El Zoroastrismo, de la forma que tomó el nombre de su fundador entre los
griegos.
Es siempre naturalmente el Mazdeísmo, nombre de la religión del Dios
Mazda, la divinidad principal, ya que los otros “dioses” no son sino sus gloriosos sirvientes. En cuanto al término moderno de “Guebres”, proviene de
la tragedia de Voltaire.
Apenas un décimo de los Mazdeanos permanecen en su país de origen
(10.000 Gabars en Persia) mientras que se cuentan más de 100.000 Parsis en el
Indostán, en Surate y sobre todo en Bombay.
Cuando se habla del brebaje sagrado del Parsismo se suelen hacer muchas
alusiones al “Haoma” (en pehlvi: “Hom”). En el Avesta se le dice “montañoso”
y sería un pájaro divino el que lo habría depositado para la salvación del
hombre. Naturalmente, se trata mucho más de una planta simbólica que de un
vegetal corriente.
Ese término pehlvi “Hom” hace pensar evidentemente en la palabra
sagrada de los tibetanos que regresa en cada mantram: AUM mani padme HUM.
En efecto el “Hom” o “Haoma” es una ambrosía espiritual, idéntica al “Soma”
de los Iniciados de la India. Sσma es el nombre de la Luna en viejo sánscrito
pero es sobre todo el néctar de los dioses, una planta misteriosa. Por otra parte
parece que esa planta habría sido importada a la India por los Sacerdotes Arios
que la habrían conocido sobre la meseta del Eran.
Haoma y Soma están
reservadas a los oficiantes que se humedecen con algunas gotas del néctar.
Se ha discutido mucho sobre la existencia real de esos productos, pero si es
cierto que esas plantas existen verdaderamente, es primeramente en un sentido
simbólico que hay que comprender su consumo. Es frecuente que el “poder”
de ciertos iniciados se atribuya a una bebida especial y el caso es generalizado
en numerosos mitos; la Sabiduría de tal Maestro provendría de que absorbería
el jugo de tal planta; los dones de tal otro Mago serían la consecuencia de beber
un líquido especial fabricado por él, etc...Todo eso da que pensar, ya que si
ciertos indígenas han podido mostrar el efecto de las plantas misteriosas, en
realidad estas no son suficientes por sí mismas para adquirir “dones”, poderes
o la Sabiduría. Evidentemente, es preciso “beber” sobre todo la enseñanza y
ese Haoma muy bien podría ser la quintaesencia del Avesta.
Los orígenes y los autores del Avesta son muy difíciles de fijar;
generalmente se atribuye a Zoroastro la autoría de ese Libro sagrado, pero él
habría compuesto a lo sumo algunos textos y aportando así únicamente su
colaboración a la Obra que ya existía ciertamente mucho antes. El “Avesta”,
que significa “la Ley”, es tanto el Código Moral como la Lección religiosa. La
tradición del Dinkart la divide en 21 grandes colecciones o “Naska”, que se
reparten en tres series de siete cada una. 1) Naskas Gáthicas, Son desarrollos y
comentarios de los himnos. 2) Naskas jurídicos. 3) Naskas manthricos o mixtos.
Hoy día el Avesta no se resume sino en un simple pequeño breviario para los
Parsis. Está compuesto de dos partes: el Avesta propiamente tal y el Khordah-
Avesta (o “pequeño Avesta”) y es este el que contiene los Yashts (cortas plegarias). Propiamente el Avesta lo constituyen los 3 Libros llamados: Yasna,
Vispered y Vendidad. Su comentario en pehlvi lleva el título de “Zend” que
significa “Conocimiento”, “interpretación”, y es así que ha nacido el empleo un
tanto abusivo de “ Zend -Avesta” para ese libro sagrado.
La literatura Avéstica se compone entonces de:
LIBROS CANÓNICOS:
1) YASNA (sacrificio) que contienen la liturgia por excelencia con sus 72
divisiones que son los “Hâiti” o “Hâ”.
2) GATHAS (Los Himnos) distribuidos en 5 Cantos.
3) VISPERED (Todos los Señores) es un texto de 24 capítulos o“Karda”
que consisten en invocaciones a todos los dioses. Es, pues, una especie de
pequeño Yasna.
4) VENDIDAD que norma la práctica del sacerdocio y contiene la
cosmogonía, el derecho civil y diferentes reglas a seguir.
5) YASHTS. Es más técnico y es el elemento esencial del culto dedicado a
los Yazatas. Se han encontrado solamente 21 pedazos, pero deberían haber
normalmente 30 para las consagraciones respectivas de cada día del mes
mazdeano.
6) SIROZA del que había uno grande y otro pequeño, son las 30 breves
invocaciones para cada día del mes.
LIBROS AUXILIARES:
1) MINOKHARD (Inteligencia Divina). Es un tratado místico.
2) BUNDAHISHM. Cosmogonía, Teología, leyendas épicas de la Persia
Avéstica.
3) FARHANG (Léxico). Léxico Zend-Pehlvi, sobre las citaciones del
Avesta.
4) NIRANGISTAN. Compilación litúrgica y citas de libros perdidos.
5) ARDA VIRAF NAMAK. Cuenta la historia de Arda Viraf en los
Infiernos y describe las penas y las recompensas según los actos.
6) DINKART. Es un análisis de los 21 Naskas del Avesta primitivo.
7) DADISTANI DINIK. 92 cuestiones sobre los dogmas, la liturgia y la
interpretación jurídica.
8) SHIKAND GUMANIK. Trabajo polémico contra las religiones
extranjeras y las sectas heréticas.
9) SHAYAST-LA-SHAYAST. Tratado de casuística que toca incidentalmente
casi todas las cuestiones sobre religión.
10) SADDAR. Manual del perfecto Mazdeano.
11) El Gran RIVAYAT. Es el mismo sujeto tratado como en el Shayast-lâ-
Shayast.
12) El célebre poema persa SHAH-NAMEH; “Libro de los Reyes” de Firdûzi.
13) Hacia la misma época, el historiador árabe Albîrûni, en una obra sobre
las cronologías de los pueblos antiguos, ha consignado informaciones
preciosas sobre la liturgia, las Eras y las Fiestas sagradas de Persia.
14) En el siglo XIII, Neryosengh, un Dastϊr de la India, tradujo al sánscrito
la parte más grande del Yasna y el Khorda-Avesta.
La lista que sigue sería ya demasiado larga, pero podemos contentarnos
con esa documentación para tener una idea general de esta doctrina.
El pre-Zoroastrismo, así como su hermano, el viejo Vedismo, era politeísta,
mientras que el Mazdeísmo y el Brahmanismo, sus descendientes respectivos,
son monoteístas. Y, como un acuerdo notable, ambos se han convertido en ello
sin por eso renegar de uno solo de sus miles de dioses prehistóricos. Pero ahí
se detiene la coincidencia ya que es por dos vías muy diferentes que ellas se
han elevado a la concepción de un Dios Único.
En “Literatura de la India”, pag.
400, Víctor Henry, explica que la primera ha hecho entrar todos sus dioses,
unos en otros por vía de identificación parcial o sucesiva (5), de manera que
ellos no aparecen sino como manifestaciones de un Ser Único multiforme; el
segundo, por la vía de establecer sin más una jerarquía divina muy compleja y
minuciosamente ordenada, que hacía descender a todos los dioses, menos a
UNO, a la categoría de criaturas perfectas, sin duda, pero subalternas, de
manera que nuestras palabras “ Ángel” o “ Arcángel” son las más adecuadas
para traducir los términos honoríficos con los cuales se les designa.
El
resultado final de ese trabajo de clasificación es la teología del Avesta.
Se ha ensayado definir los orígenes míticos del Dios Supremo, pero en el
Avesta éste se ha desembarazado enteramente del mito y espiritualizado. Su
nombre completo es AHURA-MAZDA (el Señor Todo Sabio) en pehlvi es
AUHR-MAZD, y en persa ORMAZD u ORMUZD. Es generalmente bajo este
último nombre que la literatura zoroástrica menciona la divinidad que enseña
la religión a Zoroastro después de la aparición del Acángel Vohuman. Ormuzd
es evidentemente el mismo nombre de Ahura-Mazda como “Luz del Mundo”
y opuesto a AHRIMAN, el “Príncipe de las Tinieblas”. Ormuzd, el Buen-Genio
de los Persas, ocupa la primera tajada de 3.000 años de los 12 milenios del
planeta según la concepción Irania.
Esa es la creación, después viene la época
de lucha con Ahriman, la fabricación de las fuerzas del mal por Ahriman y, en fin, la guerra de los dos antagonistas “Bien” y “Mal”, para llegar a la última
época que marca la aparición de Zoroastro: el Gran-Profeta- Reformador.
Dios lleva además 129 otros nombres sagrados y 22 sobrenombres
accesorios. Basta resumir el catálogo, dice todavía V. Henry, autor de un libro
intitulado “El Parsismo” (Ed. Dujarric, París, 1905.): “Se dice que ellos
corresponden a los atributos del Dios de nuestras propias teodiceas, con la
diferencia de que si bien es el Poderoso, no es aún el TODO-Poderoso, ya que
su poder es contrariado y limitado por la acción del Espíru-Malo, ante el cual
sin embargo triunfará al final del período actual, para reinar enseguida
eternamente y sin entrabas.”
Desde hace 3000 años Ormuzd había creado el mundo espiritual y reinaba
sobre él sin división ni trastornos, cuando Ahriman hizo su irrupción. Entonces
Ormuzd creó al mundo material en seis períodos, y al hombre en último lugar,
y ello duró tres mil años. Durante ese tiempo, Ahriman estaba reducido a la
impotencia, estupefacto por el “Ahura-Vairya”, la plegaria de las 21 palabras
que Ormuzd había recitado.
Cuando despertó de su torpeza, se enfureció y procedió entonces a su
contra-creación. Este fue el largo duelo de los Dos Espíritus. Finalmente, nace
Zoroastro y las armadas del malvado comienzan a retroceder: la victoria de
Ormuzd se dibujaba cada vez más gracias a la doctrina del Gran Profeta en el
que se convertirá en definitiva. Ahriman entrará entonces en su negra tiniebla
y la Bienaventurada Luz no sufrirá más eclipses.
El año zoroástrico, que comienza el 21 de Marzo, en el equinoccio de
primavera como inicio astronómicamente verdadero, se ciñe al calendario
astrológico. En efecto, 0º del signo del Cordero, es el único punto de partida
para un Tiempo cósmico realmente aplicable a nuestra Tierra.
Los mazdeanos
completan el año de doce meses y 30 días cada uno, agregando 5 días
complementarios, cada uno de los cuales es una “Gâh”, lo que quiere decir que
está consagrado a uno de los 5 Gîhas. Cada 120 años se agrega entonces un año
de 13 meses para compensar los años bisiestos. Es un sistema más o menos
similar al empleado por las viejas civilizaciones de América Antigua, y en
particular por los Mayas.
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