Del MAITRI UPANISHAD
ESTE es el conocimiento de Brahman tal y como se
encuentra en todos los Upanishads y
como revela el sabio Maitri.
Los gloriosos Valakhilyas, que eran puros y buenos,
cierta vez preguntaron a Kratu Prajapati:
Dado que este cuerpo es como un carro sin consciencia,
¿quién es el Espíritu que tiene el poder de hacerlo consciente? ¿Quién conduce
el carro?
Respondió Prajapati:
Hay un Espíritu que se encuentra entre las cosas de este
mundo y, sin embargo, está por encima de las cosas de este mundo. Él es claro y
puro, en la paz de un vacío de inmensidad. Él está más allá de la vida del
cuerpo y de la mente, nunca nacido, nunca muerto, eterno, siempre UNO en su
propia grandeza. Él es el Espíritu cuyo poder otorga consciencia al cuerpo: Él
conduce el carro.
Entonces los Valakhilyas dijeron:
Maestro, ¿cómo puede este Ser puro dar consciencia al
cuerpo inconsciente? ¿Cómo puede ser el conductor del carro?
Kratu Prajapati contestó:
Al igual que el hombre dormido despierta, pero cuando se
halla dormido no sabe que va a despertar, así también una parte del Espíritu
sutil e invisible se allega al cuerpo como un mensajero sin que el cuerpo sea
consciente de su llegada.
Una parte de Consciencia Infinita se convierte en nuestra
propia consciencia finita con poderes para la discriminación y la definición, y
con falsas concepciones. Él es en verdad Prajapati y Visva, la Fuente de la
creación y lo Universal que habita en todos nosotros.
Este Espíritu es consciencia y da consciencia al cuerpo:
Él es el conductor del carro.
2.
3-5
2.
7
Maestro, nos has hablado de la grandeza del Atman, el
Espíritu, el Alma Suprema; pero ¿qué es el alma que se halla atada por la luz o
la oscuridad que resultan de las obras y que, renacida del bien y del mal, se
eleva o cae en su peregrinar, bajo el impulso de dos fuerzas contrapuestas?
Respondió Prajapati:
Existe desde luego el otro tipo de alma, compuesta de los
elementos del cuerpo, el bhutatman[71],
que se halla atada por la luz o la oscuridad que resultan de las obras y que,
renacida del bien y del mal, se eleva o cae en su peregrinar, bajo el impulso
de dos fuerzas contrapuestas.
Y he aquí la explicación:
Existen cinco elementos sutiles, tanmatras, y estos se llaman elementos. También hay cinco elementos
brutos, mahabhutas, que también se
llaman elementos. La unión de estos se denomina cuerpo humano. El alma humana
gobierna el cuerpo; pero el Alma espiritual inmortal es pura como una gota de
agua en una hoja de loto. El alma humana está sometida al poder de los tres
constituyentes y estados de la naturaleza, y de ahí que caiga en la confusión.
A causa de esta confusión, el alma no puede llegar a ser consciente del Dios
que mora dentro y cuyo poder nos da fuerza para obrar. Es así como el alma se
ve zambullida en el agitado torrente de aguas fangosas de los tres estados de
la naturaleza, volviéndose inestable y vacilante, sumida en la confusión y
llena de deseos, falta de concentración y turbada por el orgullo. Cada vez que
el alma tiene pensamientos de «yo» o de «mío», se ata al sí mismo inferior,
como un pájaro a la red de una trampa.
3.
2
«Brahman es», así habla el que ve a Brahman.
«Brahman es la puerta», así habla el hombre de austera
armonía cuyos pecados han sido lavados.
«OM es la gloria de Brahman», dice el hombre de
contemplación, siempre embebido en Brahman.
Por tanto es mediante la visión, la armonía y la
contemplación que se alcanza a Brahman.
4.
4
Al principio todo era Brahman, UNO e infinito. Él está
más allá del norte y del sur, del este y del oeste, más allá de aquello que se
encuentra por encima o por debajo. Su infinidad está en todas partes. En él no
hay ni por encima, ni a través, ni por debajo; en él no hay ni este ni oeste.
El Espíritu supremo es inmensurable, inaprensible, está
más allá de toda concepción, no nacido, más allá del razonamiento, más allá del
pensamiento. Su inmensidad es la inmensidad del espacio.
Al final de los mundos, todo duerme: solo Él está
despierto en la Eternidad. Entonces de su infinito espacio surgen y despiertan
nuevos mundos, un universo que es una inmensidad de pensamiento. En la
consciencia de Brahman, el universo existe, y a él retorna.
Se le ve en el resplandor del sol en el cielo, en el
brillo del fuego en la tierra, y en el fuego de la vida que quema el alimento
de vida. De ahí que se diga:
Él, que está en el sol y en el fuego y en el corazón del
hombre, es UNO. Aquel que conoce esto es uno con el UNO.
6.
17
Cuando un hombre sabio ha retirado su mente de todo lo
exterior y su espíritu de vida ha dejado plácidamente las sensaciones
interiores, descanse él en paz, libre de los movimientos de la voluntad y el
deseo. Y ya que el ser viviente llamado espíritu de vida procede de aquello que
es más grande que el espíritu de vida, abandónese el espíritu de vida a aquello
que se denomina turya, el cuarto
estado de la consciencia. Pues se ha dicho:
Existe algo más allá de nuestra mente que mora en
silencio dentro de nuestra mente. Es el misterio supremo más allá del
pensamiento. Descansen la mente y el cuerpo sutil en eso y en nada más.
6.
19
Existen dos formas de contemplación de Brahman: con
sonido y en silencio. Mediante el sonido llegamos al silencio. El sonido de
Brahman es OM. Con OM llegamos al Final: el silencio de Brahman. El Final es
inmortalidad, unión y paz.
Al igual que una araña alcanza la libertad del espacio
por medio de su propia tela, el hombre de contemplación alcanza la libertad por
medio de OM.
6.
22
El sonido de Brahman es OM. Al final del OM hay silencio.
Es un silencio gozoso.
Es el final del viaje donde el temor y el pesar ya no
tienen cabida: estable, inmóvil, no decae, es sempiterno, es inmortal. Lo
llaman el Vishnu omnipresente.
A fin de alcanzar lo más Alto, observa el sonido y el
silencio de Brahman en adoración. Pues se ha dicho:
Dios es sonido y silencio. Su nombre es OM. Busca, pues,
alcanzar la contemplación, la contemplación silenciosa en Él.
6.
23
Así como el fuego tras arder halla la paz en su lugar su
reposo, cuando los pensamientos se tornan silencio, el alma encuentra la paz en
su propia fuente.
Y cuando una mente que ansía la verdad halla la paz de su
propia fuente, cesan entonces las falsas tendencias resultado de acciones
anteriores, llevadas a cabo en el engaño de los sentidos.
Samsara,
la transmigración de la vida, tiene lugar en la propia mente. Manténgase
entonces la mente pura, pues un hombre se convierte en aquello que piensa: este
es un misterio de Eternidad.
La quietud de mente supera las acciones buenas y malas, y
en la quietud, el alma es UNA: entonces se siente el gozo de la Eternidad.
Si los hombres pensaran en Dios tanto como piensan en el
mundo, ¿quién no alcanzaría la liberación?
La mente del hombre es de dos tipos, pura o impura:
impura cuando se halla bajo las ataduras del deseo, pura cuando está libre de
deseo.
Cuando la mente está en silencio, más allá de la
debilidad o de la no-concentración, puede penetrar un mundo mucho más allá de
la mente: el más alto Fin.
La mente debería mantenerse en el corazón mientras no
alcanza el más alto Fin.
Esto es sabiduría y esto es liberación. Todo lo demás
son solo palabras.
No puede describirse con palabras el gozo del alma cuyas
impurezas son limpiadas en la contemplación profunda, el gozo del alma que es
una sola con su Atman, con su propio Espíritu. Solo quienes experimentan esta
dicha saben qué es.
Al igual que el agua que se hace una con el agua, el
fuego con el fuego y el aire con el aire, así la mente se hace una con la Mente
Infinita y alcanza la libertad final.
En verdad la mente es el origen de las ataduras y también
la fuente de la liberación. Hallarse atado a las cosas de este mundo: esas son
las ataduras. Hallarse libre de ellas: eso es la liberación.
De
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Gloria a Agni, dios del fuego, que habita en la tierra,
que recuerda este mundo.
Dale este mundo a aquel que lo adora.
Gloria a Vayu, dios del viento, que habita en el aire,
que recuerda este mundo.
Dale este mundo a aquel que lo adora.
Gloria a Aditya, dios del sol, que habita en el cielo,
que recuerda este mundo.
Dale este mundo a aquel que lo adora.
De
6. 35
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