martes, 9 de julio de 2019

El Misterio de Israel Parte II



Qesher) entre el Divino y el mundo material. 

De ese mundo ietziráhtico el hombre extrae su principio patético sobre el cual está sintonizado el Rouah (organismo sentimental del Ser). En fin, ASSYAH es el cuarto plano en el cual la Shekhina se incorpora, es el mundo de la acción. En ese grado la luz ha sido debilitada para permitir subsistir a los seres de los mundos materiales. De ese mundo assyáhtico (pronunciar aciático), el hombre extrae su principio instintivo, el cual está en relación con Nephesh (organismo físico-psíquico). Ese mundo del Assyah esta considerado como “facticio” por los Qabbalistas, es la residencia de la séphira “Malcuth” (el décimo del Arbol). El es llamado facticio (factivus), quizás porque es el plano más material, es el plano de la acción (pero también del espejismo de la vida). De esos cuatro mundos el hombre extrae cuatro vehículos que son: HAYAH u organismo espiritual, religado al Atziluth; NESCHAMAH, cuerpo religado a Beriah; ROUAH, organismo sentimental en contacto con el mundo de Ietzirah y NEPHESH cuerpo físico-psíquico que está religado al mundo de Assyah. Nephesh es según los hebreos: el alma animal, es el resultado del principio instintivo que el hombre extrae del mundo aciático (o assyáhtico). 

En el plano físico, Nephesh es asimilado con la sangre, de ahí el mandamiento varias veces repetido en la Biblia: no comer carne animal, ya que eso sería comer el alma. (Deuteronomio, XII, 23). “Guárdate de comer la sangre, ya que la sangre es el alma”. La sangre es, pues, Nephesh materializado, pero aún la acción es doble, física y psíquica, y así se prueba la exactitud del axioma repetido tantas veces, acerca de que nuestros actos en el mundo material tienen una repercusión en el mundo físico, lo cual Leibnitz define por: “el alma expresa al cuerpo y el cuerpo expresa al alma”. Es a causa del Nephesh humano alterado por el Nephesh animal (al absorber la carne cocida o no) que el hombre pierde su característica humana; se “animaliza” (retrocediendo en la línea de evolución) y no puede pretender más ser miembro del PUEBLO HUMANO (de “su” pueblo). Así, la Biblia explica (Levitico, VII-27): “Toda persona que haya comido nephesh (sangre que así contiene el alma) será separada de SU pueblo”. Para insistir sobre el hecho de que el mandamiento no está hecho únicamente para el pueblo de Israel, el capítulo XVII, versículos 10 y 11 del Levítico, insiste sobre que la regla es general, tanto para los de la casa de Israel como para los “extranjeros”. 

En efecto, Nephesh es la parte metafísica superior del animal y la porción metafísica inferior del ser humano; así pues, a pesar de estar en reinos diferentes: ellos pueden reunirse y es lo que hace su influencia recíproca. Es la unión entre lo físico y lo psíquico como Rouah lo será entre el intelecto y el Espíritu (caracterizado por Hayah). En fin Nephesh es el alma viviente. Todas las almas no forman sino una Unidad (gracias a la Shekhina), pero es en el mundo inferior que ellas se dividen. Al presente, regresemos una vez más hacia la significación de los Sephirots. Una séphira no es una virtud independiente, ni muchos menos el mismo árbol sephirótico, es un atributo completo. De la misma manera que la ciencia puede reconocer los “atributos” del absoluto en tres primeras manifestaciones: Vida-Forma-Pensamiento, en lenguaje teológico, toma la significación de la Santa Trinidad. Dios el Padre-el Hijo-el Espíritu Santo para los cristianos, lo cual es la reproducción de la vieja trilogía hindú: Brahma-Vishnu-Shiva, que uno reencuentra en casi todas las religiones. 

En Qabbalah, Dios, el “Santo, Santo, Santo” está representado por un círculo que contiene tres “yods”, lo cual hace pensar también en el simbólico triángulo que representa al “Gran Arquitecto del Universo” en la Franc-Masonerla. Hay siempre en los “mundos” (Atzilúthico, Beriático, Ietzirático, Aciático), diez atributos cada vez. En esos atributos divinos se reconoce a los relativos y a los absolutos. Los primeros son las relaciones entre las divinas personas por la acción inmanente de la generación y de la procesión; la calificación de relativo no caracteriza suficientemente a los atributos no-absolutos. Los teólogos católicos comprenden lo que ellos llaman las propiedades (propietates), las relaciones (relationes) y las nociones (notiones), a saber, pues: la inasibilidad, la paternidad, la filiación, la aspiración (spiratio) activa y la aspiración pasiva. 

Existen, pues, cuatro propiedades, la inasibilidad, paternidad, filiación y procesión: las tres últimas son propiedades personales. Agregar a ello la aspiración activa, es poseer las “relaciones” en número de cuatro. Se comprenden bajo la denominación de atributos absolutos todas las perfecciones que son propias a la Divinidad, las que los teólogos distinguen en positivas y en negativas, en apariencia aquiescentes o inmanentes, operativas o transitivas, primitivas, derivadas, metafísicas, morales, comunicables, incomunicables, propias, metafóricas, etc... Los siete últimos “sephirots” (esplendores) comprenden todos esos atributos: uno reencuentra todo, uno re-conoce también muy claramente, en los tres esplendores supremos, los “atributos relativos” o mejor aún las cinco nociones. Los Sephirots, emanación qabbalística calificada a veces como esplendores, son Diez. Bajo los tres primeros, llamados “Supremos” (Kether-Hochmah-Binah) y que son un poco como la trilogía de la Tradición judía, vienen los otros siete atributos, como siete fuerzas secundarias que equivaldrían a los siete planetas de la astrología antigua. 

Cada uno de esos sephirots emanan de todo aquello que precede. Naturalmente todas esas emanaciones (sephirots) son inseparables de la Divinidad y constituyen la Unidad Perfecta. Una función del Nombre Divino es, por otra parte, atribuida a cada uno de los sephirots. A la primera: “Yo soy aquel que es”, a la segunda: “el abreviado del nombre “Jehová”; a la tercera: “ex-tracto de Elohim”; a la cuarta: “Dios”; a la quinta: “extensión divina”; a la 6ta.: “Jehova”; a la 7ma.: “Jehova de los poderes”; a la 8va.: “Dios de los poderosos”; a la 9na.: “Dios viviente” y a la 10ma.: “Adonai”. Todos esos atributos son inherentes a Dios. Los sephirots son un Todo indivisible y del dominio metafísico, pero uno representa a menudo esas funciones por un gráfico conocido bajo el nombre de “Arbol Qabbalístico”, o aún “Arbol Sefirótico” o “Arbol de la Vida”. 

Cada Séphira tiene ella misma sus 10 Sephirots, lo cual hace un número imponente de Arboles qabbalísticos denominados: “el Vergel” y de ahí porque los ocultistas dicen que aquel que quiere escrutar esos sublimes misterios debe instruirse en el Vergel. Pero uno dice también: “destruir las plantas” de aquel que extrae doctrinas erróneas de ese sistema. En resumen, los Sephirots son los grados situados entre el Mundo Incognoscible (Ain-Soph) y el de la Manifestación visible. Hay doce explicaciones de esos “esplendores”, que uno puede analizar sobre los diversos planos: religioso, filosófico, demonilógico, astronómico, astrológico, físico, lógico, matemático, metodológico, alquímico, político, mesiánico. Son pues, principios, doctrinas, sustancias, poderes, modos intelectuales, entidades y órganos de la divinidad. Es un esquema universal (también comprender el esquema dentro de la aceptación de las tres letras-madres del alfabeto hebráico: el “Shin”, el “Mem” y el “Aleph”: “eSqueMA”, “Sché-MA’, una llave de composición superior). Ese “Esquema” sitúa los modos operatorios mediante los cuales se efectúan a la vez en los ciclos teo-cósmicos y antropogenéticos: el nacimiento, la transmutación, los matrimonios, las filiaciones, los regresos a los Números (un esquema es como el Arquetipo de un dibujo, de una idea, de un proyecto, etc.). Los Sephirots se presentan como superposiciones en cuatro etapas: Atzilútica (emanación), Briática (creación), Ietzirática (formación) y Aciática (acción). 

Los tres primeros Sephirots son llamados intelectuales y superiores y los otros siete son llamados de conocimiento e inferiores. Los Sephirots son en cierta forma la base del estudio de toda la Qabbalah y, al mismo tiempo, resumen mucho de los problemas teológicos de las diversas religiones. Su enseñanza, únicamente oral al principio, permanecía pues en la Tradición Iniciática en la cual las lecciones eran dadas de Maestro a discípulos y de labio a oído. De todas formas, como los gráficos ayudan a menudo a una mejor comprensión, eso fue también el origen de los Tarots, que estuvieron originalmente en uso en los Colegios Iniciáticos de antaño; esas Láminas servían al Maestro que daba así un objeto de meditación a los alumnos; se trataba de “llaves”, de símbolos que dejan transpirar toda una parte de ciencia que el adepto debe perfeccionar por sí mismo. 

Ese método es un poco el de los Sephirots igualmente, que, una vez representados, dan una posibilidad de concentración (como los yentras tibetanos). En fin, resumamos diciendo que el Ain-Soph (Absoluto), lo Incognoscible (el Todo-Nada), la Nada en tanto que “magnun inane” (nihil vocatur) se ha producido una materialización (tçimçum) y de esa concentración de energía (çimçum) se ha revelado a ella misma primeramente (mahascheba) y al contraerse así: el Infinito se limita a aquello que es el origen del Universo. De ese primer misterio, un punto de interrogación se impone: es el “MI” (¿Quién?) atributo de Jehovah que tiene como respuesta “Eleh” (éste); a ese vestido (mercabath) la Tradición lo llama Shekhina que es así la radiación de Yod-Hé-Vaw-Hé. 

Ese espléndido centelleo, especie de Aura Divina, que se manifiesta por el intermedio de diez Sephirots. Sephirots (en singular: Séphira), evoca inmediatamente la noción de número (Sepher, Sephar, sippour) y la noción, pues, de contar (saphar); esa enumeración debe ser entendida en el sentido de “Luz”: emanación divina en esencia (Esplendor). Señalemos, por otra parte, que aún del griego “sphairal” (esfera), se podría hacer derivar el vocablo que califica tan bien esas atribuciones de dominios o planos Absolutos, gracias a nuestros conocimientos actuales sobre las teorías ondulatorias, diferentes justamente por su número (frecuencia) y teniendo en cuenta también la incurvación del Espacio. La Shekhina, pues, (canalización involutiva del Ain-Soph) atraviesa diez campos de onda (sephirots) en su manifestación cós-mica y como cada séphira está constituida por una gama del ritmo septenario, esto hace un total de 70 ondulaciones. 

Ese medio de manifestación (Nethiboth) diferenciado por su amplitud y su fre-cuencia vibratoria, constituye las vías llamadas Sephirots. Es pues posible el conocimiento humano, por medio de siete sephirots, que la conciencia llegará a integrar la esencia divina, simbolizada por los tres Sephirots, llamados Superiores. En otras palabras y trans-puesto sobre un plano de fenómeno físico, podríamos ilustrar eso por la descomposición en siete colores del rayo que pasa a través do un prisma de cristal. La luz blanca, que simboliza el centelleo de Iévé, viene a imponerse a la figura del prisma y es el momento de la cuestión “?Quién?” (“MI” en hebreo); al lado opuesto se colocan los colores con su índice de refracción particular (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta) lo que sería simbolizado por la respuesta “¡Estos!” (“Eleh”). El Zohar dice (1.29 b. 20 a. 1.86): “Por MI arriba y ELEH abajo todo ha sido hecho” (hay que señalar que Elohim está compuesto de Eleh y la inversión de Mi). Es ese comienzo del mundo el que es recordado a los Judíos todos los años durante el Rosch-Hachanah. 

Ese Jefe del Año (inicio del año judío) está simbolizado grandemente por el Carnero (Rosch, el Carnero, Jefe de fila dirigiendo el rebaño) y es innecesario insistir en que el año astronómico comienza justamente cuando el sol, en su movimiento aparente, entra al signo del Carnero, la primera porción zodiacal sobre la eclíptica. Esa ceremonia, que es celebrada a cada renovación del año religioso, contiene numerosos hechos esotéricos. En esa ocasión el Oficiante emboca el “Schofar” (trompeta hecha de un cuerno de carnero) para extraer tres sonidos (“tequi á”; “therou á”; “sche-barim”) que es la llamada a la vida de todas las cosas extraídas del Am (los 3 sonidos son correspondientes también al trigrama divino “Yod-Hé-Vaw” que simboliza una vez más las diversas trilogías). Los 3 repiques son las 3 letras: qosh-shin-resh que se expresan por la palabra qescher (ligar) que es el anagrama de scheqer (ilusión), a fin de recordar la mentira de los fenómenos materialistas (Un poco como el espejismo, la ilusión, el “maya” de los Hindúes). Para anunciar el año santo, los antiguos se servían siempre, a guisa de trompeta, de un cuerno de carnero, en hebreo “Yobel”, del cual ha nacido el término Jubileo, palabra hebrea que es sinónimo también, por extensión de: regreso del Manifestado al No-Manifestado, es la reabsorción de la multiplicidad. 

El año jubilario simboliza así el regreso de todas las cosas al Primer Principio. Es el re-inicio, sin retrogradación, sin embargo, ya que la humanidad evoluciona siguiendo la curva espiriforme. Dios no abandonó a Adán y Eva, caídos en la trampa de la serpiente tentadora (toma de contacto con el mundo fenomenal en vista de adquirir conocimientos); una ligadura (qescher) los retenía aún al mundo celeste, esa ligadura es el Espíritu (de ahí la palabra espiral) llamada también el “hilo de la gracia” (Yehida). Ese vehículo Divino (Shekhina) existe en todo y por todos y es a fin de hacer realizarlo, que durante las ceremonias del Rosch Hashanah, el oficiante de la sinagoga, aún actualmente, vuelve a extraer los 3 sonidos del cuerno del carnero simbólico. 

  Reflexiones sobre el Misterio 

Ante todo, insistamos en la necesidad de una meditación profunda en lo concerniente a la primera frase de la Biblia. Naturalmente, hablamos siempre del texto original en hebreo. Un misterio se anuncia ya en la “Creación” por sí misma, la dificultad de concebir el “Origen” es cierta, pero, además, esa primera exposición de Moisés deja lugar a un largo análisis y los más serios estudios no han podido, sin embargo, jamás determinar exactamente su significación y mucho menos estipular sobre el principio que ha querido ser expresado. La primera palabra de la Biblia es ya ella sola todo un misterio. “Baereschith”, un Principio, o “Bara-schitn”: creó seis. Puede tratarse de un enunciado que es ofrecido como un esquema de problemas o la enumeración de seis zonas producidas por la emanación creativa. Así, de inmediato, en el primer término de la Biblia, uno siente que la lectura de esa obra debe hacerse a la luz de vastos conocimientos. 

De un golpe, el Sello de Salomón es presentado detrás de la palabra, por la cual empieza el monumento esotérico que es la Santa Biblia. En efecto, lo hemos analizado ya largamente (en nuestro fascículo N0 II); los dos triángulos entrelazados que forman la estrella de David son un poderoso símbolo. Las seis puntas de esa estrella, representan bien las SEIS etapas de la Creación (hemos visto también las concordancias planetarias, numerológicas, etc...) tanto como el Septenario tradicional (el centro de ese “mandala” donde reside el Sol, que no está representado. puesto que se trata de un emblema esotérico del cual es preciso encontrar por si-mismo la Luz). 

Que se note igualmente que la primera frase bíblica está justamente constituida por SIETE palabras: Baereschith (1), bara (2), Elohim (3), eth (4), ha-schamain (5), v’eth (6), ha-aretz (7). 
Es innecesario evidentemente hacer cualquier comentario sobre ese primer simbolismo que amerita una seria meditación. En fin, desde ahora tenemos ese misterio en el mecanismo del Sexto al Séptimo. Es la relación de ese Sello que caracteriza las SEIS direcciones fenomenales (Norte – Sur – Este - Oeste - Alto y Bajo). Es así que se define primeramente el término “Baereschith’ (el Principio originalmente expuesto) o “Bara-schith” (la emanación en las seis direcciones) (“Bara” = emanación creativa; “Schith” = seis). El número SIETE (sabbath) está caracterizado por el tiempo del “reposo” (jubileo ...). “Dios creó el mundo en seis días y al séptimo, El reposó...”. Así, uno puede comprender que el juego “sabbático” de la semana está resumido en el Sello de Salomón (estrella de seis ra-mas), tanto como en el primer término bíblico (Baereschith) (8) Todo es UNO, pero es preciso asir ya la multiplicidad que se deriva por el mecanismo de la manifestación (Dios-No-Manifestado y Dios-Manifestado = dualidad aparente que solamente uno lo comprende hoy día). También, desde el potencial puesto en acción, el Absoluto se presenta bajo tres aspectos (Vida-Forma-Pensamiento) que han constituido la base de todas las religiones (Tei-Yang-Yinn de los Taoístas, Tem-Shu-Tefnut de los egipcios, Buda-Dharma-Shanga de los budistas, etc...). 

El mismo nombre Divino (Iévé) se comprende tanto en el trigrama (Yod-Hé-Vaw), como en el tetragrama (Yod-Hé-Vaw-Hé); es lo espiritual (valor: 3) y lo material (valor: 4), las primeras formas geométricas capaces de ser representadas (triángulo y cuadrado). De ese “espiritual” en potencialidad (3) con el doble as-pecto divino (Manifestado y No-Manifestado), proviene el símbolo del Ser perfecto, caracterizado por la estrella de cinco ramas (la. cabeza, los dos brazos y las dos piernas), razón por la cual el pentagrama es usado por los magistas. La estrella de David (seis ramas) representa esa fuerza espiritual, en los dos planos (involución y evolución), con su triángulo apuntado hacia abajo y el otro triángulo apuntado hacia arriba. En fin, el sistema espiritual agregado al material (3 + 4) da el conjunto de los Mundos, simbolizado por el Septenario Tradicional. Es preciso analizar más especialmente al presente, el mecanismo sefirótico. 

El Zohar, dice: “El Santo, bendito sea, tiene dos tesoros, uno Hochmah, otro Binah, los dos grados de la esencia divina, la cual está compuesta de TRES y a la cual conducen los SIETE grados del Arbol sefirótico”. De las tres Luces (los tres Middoths Supremos) (9) que son preeminentes al decenario sefirótico, arriba del mundo de Atziluth y substancia de la Raíz de raíces, es que provienen respectivamente el Pensamiento Puro (Mahascheba-Hataôr), la Ciencia (Dââth) y el entendimiento (Schekal). Por su intermedio, las Llamas Espirituales reciben su ser, una de la otra. El Pensamiento Puro es la Primera Séphira, la Ciencia la segunda y la Inteligencia la tercera. Las Llamas Espirituales son los otros SIETE Sephirots. Si comparamos eso con las otras culturas antiguas, diremos: “El TAO ha producido el UNO, el Uno ha producido el Dos, el Dos ha producido el Tres, y el Tres ha producido el Múltiplo” (“Tao-Te-King”, L. II, C.42). 

El TAO (de los chinos) es el BRAHMA (de los Hindúes): el Absoluto UNO es ISHWARA, el Ser Universal, Principio Primero de la Manifestación. PURUSHA es la Esencia Principal y PRA-KRITI es la Substancia Principal. El TEI chino es la “norma”, la virtud emanada del UNO que da el nacimiento a todos los Seres. En el Cielo (“Tien”) está condensado YANG: la modalidad activa y en su apogeo es PURUSHA de los Hindúes, mientras que la Tierra (“Ti”) en quien está condensada YINN, la modalidad pasiva, está en su apogeo PRAKRITI entre los Hindúes. A la cabeza de los Dioses egipcios, se encuentra TEM (Amón y Rá): “¡el que está completo cuando nada está!”. 

El ha hecho todo por intermedio de SHU y TEFNUT y de los SIETE otros Dioses que emanan de él. SHU (cuyo homólogo es KHEMU) es “seco” (según el principio de la vieja alquimia), Dios del Aire y de la Luz, TEFNUT (cuyo homólogo es NEBUUT; su hijo HERKA, cuyo homólogo es HORUS) es “húmedo”, es el Shu femenino. SHU y TEFNUT tienen cada uno una mitad de una misma Alma, que completará la de OSIRIS. Se puede asimilar TEM-AMON-RA a KETHER, SHU-KHEMU a HOCHMAH y TEFNUT-NEBUUT a BINAH. Podríamos prolongar naturalmente esas comparaciones y establecer de esa manera las funciones en las diferentes religiones o filosofías. Damos dos cuadros que resumen el conjunto del estudio que hemos propuesto hasta el presente. 

  EL ARBOL ZEPHIROTICO (Las 32 Vías de la Sabiduría)



CUADRO N°1 INVOLUCIÓN DE LA TRINIDAD





CUADRO N°2 


 El CUADRO I representa el Arbol Sephirótico, analizaremos un poco más largamente el contenido, puesto que es el objeto del estudio abordado en este libreto (los primeros elementos han sido ya establecidos desde el inicio de los “PROPÓSITOS PSICOLÓGICOS” —ver todos los números anteriores). El CUADRO II, representa la Involución de la Trinidad. Las relaciones de procesión de las hipostasis no cambian, ya sea que considere la Trinidad virtual, actual o vestigial; pero, al contrario, las atribuciones se distribuyen de una Trinidad a la otra. En la primera ilustración que presenta a los 10 Sephirots, vemos TRES Columnas (Mérito – Demérito - Justo Medio), que se prestan muy bien al análisis físico (repartición cromática representada en nuestro fascículo Nr. VII), y cuyos atributos son escalonados en SIETE grados (ya comparados a los grados iniciáticos, glándulas, planetas, etc..., en nuestro fascículo II). Es un poco como un “instrumento de trabajo” que presen-tamos, pues, ese esquema de Israel, SqueMA es comprendido sobre todo como base esotérica (Shin-Mem-Aleph, las 3 letras de base de todo el alfabeto hebraico. Tierra-Agua-Fuego, las 3 columnas, etc...). Ish-Ra-El comprendido como forma iniciática (Señor-Rey-Tierra Celeste, las cualidades del Maestro, el Elegido, el Ser Perfecto). 

Así, pues, bajo el AIN-SOPH (el Incognoscible, el Sin-Fin, el Todo-Nada) en KETHER es el paso del No-Manifestado al Manifestado, que desarrolla enseguida todo el Arbol Sephirótico. Recordemos que es el valor 166,500 lo que es el total de los Valores Secretos de los SEIS números que constituyen las permutaciones de 123 (del número 666 dado al Apocalipsis XIII-18), Ain-Soph = 166; Kether = 500. Ese 166,500 en restricción (por los ceros que son, pues, sin valor) da 1,665; que es el número invertido de 5,661: el resultado del acto inicial del Demiurgo. 5,661 es el producto que el Génesis pide al inicio de la Crea-ción (Elohim = 83) (idea de crecimiento = 5) (Principio de la vida de abajo = 29)

De ese hecho : Valor secreto, VS. de 83 = 3,486
                                             5 V.S. de 29 = 2,175
                                                                    --------
                                                                      5,661

que está en relación inmediata con 166,500 por restricción después de inversión. En fin, recordemos que 575 es el resultado de la suma de va-lores de las letras llamadas dobles (Beth, Guimel, Daleth, Kaph, Phé, Resh, Tau). Su valor secreto es 165,000; que es avatar de 166,500. Recordemos ahora que sobre los lados de la Llama Central del Arbol, está la Columna de Clemencia (a la derecha), que representa a los 248 Preceptos Afirmativos y que ese número es precisamente el de Plutón; es el símbolo del Solve alquímico (expansión-que disuelve los cuerpos). La columna del Rigor (a la izquierda), que simboliza los 365 Preceptos Negativos; ese número caracteriza la Tierra, es el emblema del Coagula de los alquimistas (contracción-que fija el espíritu). 

 He aquí al presente detalle de ese cuadro Nº. I:



Naturalmente, podremos acercar como siempre esas concordancias con otras numerosas, capaces de remitirse a los colores, a los sonidos, a los pesos atómicos, a los números de electrones, a las formas arqueométricas, etc., etc. (dadas ya en nuestros cursos de “La Magia del Saber”). 

Digamos aún, que Tiphereth es llamado a veces el Esposo o el Hijo y además que corresponde al Rey; en la concordancia china es Wang y en la egipcia es Osiris en tanto que es Señor de la Creación. Isis = Nephthys son asimiladas a la Séphira Hod; Set--Horus a Netzah; Thoth a la Séphira Yesod. Malcuth está todavía calificada de Esposa o de Hija y co-rresponde además a la Reina, (Horus en correspondencia egipcia). Su valor de 443 más una unidad = 444, es el valor de Lilith (primera mujer de Adán). Para completar las relaciones de los Sephirots con la mitología egipcia, es preciso agregar que Nut está asimilada a la Séphira Gueburah y que Seb a la Séphira Hesed (los tres superiores que han sido ya citados más arriba con Tem-Amon-Ra para KETHER, Shu-Khemu para HOCHMAII y Tefnut-Nebuut para BINAH). 

En cuanto a la distribución de los Sephirots con las atribu-ciones hindúes, hemos ya dado la lista en nuestro fascículo N9 II. He aquí, pues, los elementos de base de ese Arbol Sephirótico que es el objeto del estudio preliminar de la Qabbalah. Hemos estudiado brevemente el comienzo de la Biblia con el primero y el segundo versículo; no nos queda sino lanzar una rápida ojeada sobre el tercer versículo:
(“Vayomer Elohim iehi aor, va-iehi aor”) (Génesis 1-3) 
(Dios dice: ¡Qué la Luz sea hecha y la Luz se hizo!). Señalemos primeramente que iehi (yod-hé-yod) y va-iehi (vaw-yod-hé-yod) ya contienen las letras del nombre verdadero de Dios: Yod-Hé-Vaw-Hé. El verbo iehi expresa la extensión de la substancia primitiva y lo vemos pasar aquí del Trigrama al Tetragrama, lo cual permite inmediatamente comprender el poder de los Números que en la Tabla de Mendeleiev ha venido a concretizar la teoría de los Antiguos Finalizaremos con otro cuadro de concordancias y, con esos elementos, creemos que los estudiantes estarán en disposición de comprender mejor lo que hemos analizado hasta el presente y de asir más fácilmente las cuestiones que no dejaremos de abordar en tal sentido.




Serge Raynaud de la Ferriere

NOTAS

(8) Recordemos que el Lunes (día negativo) proviene de la Luna; el Martes (día positivo) es extraído de Marte; el Miércoles (negativo) de Mercurio; el Jueves (positivo) de Júpiter; el Viernes (negativo) de Venus; el Sábado (positivo) de Saturno y que el Domingo (neutro) está simbolizado por el Sol. 
El eterno reinicio en el Tiempo está guiado por el Sabbath (Siete), que resume las semanas de Seis (Schith) días cada vez, como para rimar las pulsaciones de una gran respiración cósmica con sus tiempos de inspiración y expiración. 

 (9) Middoth = son los atributos divinos en la Tradición Qabbalística. El Middah de los hebreos es equivalente al Matra de los Hindúes. Matra en sánscrito es la medida de los “Tres mundos”. 
El designa por ejemplo los 3 elementos que constituyen el mantram “AUM” y permite al Yoghi, por su modulación, convertirse él mismo en la medida de todas las cosas (existencia universal).

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